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Marción y el marcionismo: Como dijimos anteriormente, Marción fue el primer hereje

o heresiarca que dividió la iglesia incipiente en el siglo II de nuestra era.


Antes de Marción, la iglesia era una, tanto la griega como la latina, es decir, en
todo el imperio romano había unificación de griegos y romanos en la iglesia.
Marción fue uno de los pocos herejes en que tanto la iglesia de habla griega como
de habla latina se unió para combatir a Marción. Muerto el apóstol Juan, el
último de los apóstoles del Señor, aproximadamente en el año 100 d.C. o antes, la
iglesia quedó sin apóstoles, y solo tenía presbíteros, diáconos y obispos.
O sea, solo ancianos y diáconos. Los presbíteros y obispos (pastores) entran en la
categoría de ancianos. El impacto del cisma de Marción fue tremendo, tanto así
que la iglesia nunca pudo recuperarse de este golpe, y hasta el día de hoy sufre
los embates del marcionismo en todos aquellos que en vez de predicar solo
son motivadores y psicólogos.

Marción y el marcionismo: Marción nació en Sinope, actual Turquía, en el año 85


d.C. en la provincia norteña del Ponto en la costa del Mar Negro.
Marción era hijo de un obispo del Ponto, y acumuló una considerable fortuna debido
a sus actividades como naviero. Era un hombre inteligente, capaz,
duro, inflexible, vanidoso, rico y ambicioso. Aunque el monacato (la vida asceta y
monástica) aún no había surgido en la iglesia como algo establecido
estructuralmente, la vida casta y asceta (abstención de los placeres sanos de la
vida) siempre ha existido desde los albores de la humanidad, pero más
visto en el paganismo que en el judaísmo y cristianismo. Sin embargo, Marción en su
juventud profesó llevar una vida de castidad y ascetismo, pero,
a pesar de sus intenciones, cayó en el pecado con una doncella. En consecuencia su
padre, el obispo, lo expulsó de la Iglesia. Él le suplicó a su padre
la reconciliación, es decir, ser admitido a la penitencia eclesiástica, pero el
obispo se mantuvo firme en su negativa. Al no poder resistir las burlas
y desprecios de sus compatriotas, secretamente dejó Sínope y viajó a Roma.

Marción y el marcionismo: Marción llega a Roma cerca del año 140 d.C. o poco antes,
y trató de ser admitido a la Iglesia Romana pero fue rechazado,
alegando que no podían admitir a uno que había sido expulsado por su propio obispo
sin previa autorización de esa autoridad. Como Marción era adinerado
por tener barcos y flotas navieras, y además, al parecer había sido ordenado
obispo, trató de sobornar a la iglesia en Roma otorgándole doscientos mil
sestercios. Era una gran suma de dinero. Pero cuando la iglesia de Roma lo
excomulgó por sus herejías lo despidieron con todo y su dinero. Esta ruptura
con la iglesia de Roma ocurrió en el año 144 d.C.

Marción y el marcionismo: Las razones por las que fue excomulgado fueron muchas y
muy graves. Durante casi un siglo después de su muerte,
fue el hereje más reconocido de la iglesia, con la oposición de Policarpo, que lo
llamó “el primogénito de Satanás”. Después de su excomunión,
viajó por el mundo como misionero con su peculiar versión del cristianismo y ganó
muchos conversos. Según Tertuliano, Marción plantó iglesias
como "las avispas hacen nidos". La iglesia de Marción era rigurosa, exigente, bien
organizada, y durante aproximadamente un siglo fue bastante exitosa.

Marción y el marcionismo: Sabemos que la primera herejía que la iglesia combatió


fue el legalismo. Y fue el apóstol Pablo el mayor exponente y oponente
del legalismo judío en el siglo I. La segunda herejía a combatir por parte de la
iglesia fue el gnosticismo. Y fue el apóstol Juan el mayor exponente
y oponente de esta herejía a la que llamó ser el mismo espíritu del Anticristo. Por
tanto, es más terrible esta herejía ya que de ella es que
surge el Anticristo. Para Juan, el gnosticismo era el mismo espíritu del
Anticristo. Y del gnosticismo se desprenden muchas otras herejías.

Marción y el marcionismo: Si el gnosticismo estaba ya imperante en el tiempo de


Juan el apóstol, para el tiempo de Marción era la moda y la norma que
regía a los griegos y romanos, y por ende, dentro de la iglesia en los apóstatas.
De manera que no es de extrañar que Marción haya sido 100% gnóstico.
Una vez escuché a alguien decir que el apóstol Pablo era o fue gnóstico,
seguramente, pero la Biblia no lo dice. Pablo, como buen judío griego seguramente
tuvo influencia helena, o sea, griega, sin embargo, aún con todo Pablo se declara
100% judío, hebreo de hebreos, 100% israelita. Esto lo digo porque
Marción también creía que Pablo era gnóstico y por eso era un gran admirador del
apóstol Pablo.

Marción y el marcionismo: Marción fue un gran adepto de Pablo, y como griego, no


entendía que el cristianismo mantuviera una conexión judía. Consideraba
que la Versión bíblica de los Setenta no era auténtica y carecía de autoridad.
Influido por las enseñanzas de los gnósticos, en concreto por la de Cerdón,
de quien se dice que fue discípulo junto con Valentín en Roma, concibió una nueva
forma de entender el cristianismo.

Marción y el marcionismo: La base de la doctrina gnóstica es el dualismo. El


dualismo es una tergiversación de la creación y la naturaleza. Es una manera
desviada de ver la creación desde un punto de vista dual y equipararlos en igualdad
y en oposición. El bien y el mal, la luz y las tinieblas,
el espíritu y la carne, blanco y negro, la castidad y el matrimonio, etc. De la
misma forma, para el gnosticismo existen dos dioses: uno bueno y uno malo.
Ahí fue que Marción se dio de cuenta, que el Dios Jehová del Antiguo Testamento
parecía ser el dios malo que enseñaba el gnosticismo.

Marción y el marcionismo: Los errores teológicos de Marción tuvieron una raíz


principal: él se negaba a creer que el Dios del Antiguo Testamento
fuera el mismo que el Padre del Señor Jesucristo. Marción simplemente no podía
creer en un Dios lleno de ira, así que tiró el Antiguo Testamento
y creó su propia versión del Evangelio de Lucas y versiones editadas selectivamente
de las epístolas de Pablo. Cuando terminó con todo su trabajo
de corte y pegado, Marción tenía el cristianismo que quería: un Dios de bondad y
nada más; un mensaje de inspiración y una Biblia que eliminaba las
partes incómodas sobre la ira de Dios y el infierno.

Marción y el marcionismo: Para él, había una contradicción fundamental entre la ley
y el amor, la justicia y la gracia. Marción pensaba que el
verdadero cristianismo era defectuoso por las incompatibilidades en el corazón de
su enseñanza. Su solución fue radical: lo que había que hacer
era una reafirmación de la fe, y para Marción esa reafirmación debía centrarse en
lo que para él era el evangelio esencial, es decir, el amor,
la misericordia y la compasión que se muestran en la vida y en las enseñanzas de
Jesús. Para él, esto era todo lo necesario, era el plan para
una humanidad nueva y pura. Según Marción, no había otra base verdaderamente
cristiana para la fe o la moralidad.

Marción y el marcionismo: Marción rechazó de plano el Antiguo Testamento, pues


éste hablaba de un Dios sangriento y vengativo, responsable de los
males y las guerras, y propuso que el Dios Creador no era el mismo que el Dios
Padre de Cristo. Rechazó el uso del miedo a Dios para imponer la
obediencia. Se apoyaba sólo en el amor como sostén de la ética. Escribió un primer
canon, en el que incluía únicamente los escritos de Pablo,
dejando solo algunas epístolas como auténticas (quitó la epístola a los Hebreos y
las epístolas pastorales) y el Evangelio según San Lucas
(sin los dos primeros capítulos). Después de este canon, el cristianismo ortodoxo
se dio cuenta de que era necesario organizar la maraña de
escritos que se habían producido desde el origen del cristianismo y publicó su
propio canon, que llegó a ser lo que hoy conocemos como el Nuevo Testamento.

Marción y el marcionismo: Lo que Marción no podía soportar era la nota de juicio


que acompañaba a la predicación del mensaje cristiano, las advertencias
que venían con la enseñanza de la ley, el llamado a la obediencia y la amenaza del
infierno. Para Marción, la imagen de Dios dada en el monte Sinaí,
cuya presencia se manifiesta en truenos y relámpagos y con personas que se encogen
de miedo, es simplemente inadmisible. Un Dios que hace temblar
a su pueblo con temor y con el cual tienen miedo de comunicarse, no podría ser el
Dios y Padre del Señor Jesucristo. Según él lo veía, era necesario
purgar el cristianismo de su tiempo para que el evangelio puro pudiera ser recibido
en toda su simplicidad radical y apelar al corazón.

Marción y el marcionismo: Marción torció las palabras de Jesús en Mateo 5:17 para
declarar, “No vine a cumplir la ley y los profetas, sino a destruirlos”.
Dentro del punto de vista de Marción, el cristianismo no tiene conexión alguna con
el pasado, ya sea con lo judío o el mundo pagano, sino que cayó de
manera abrupta y mágica desde el cielo. De igual manera Jesús, ni nació ni murió.
Su cuerpo era un fantasma para revelar al buen Dios, y su muerte fue
una ilusión. Este Cristo no era el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento; era
una manifestación totalmente nueva e imprevista del buen Dios
del dualismo gnóstico griego. Debido a que el resto de los apóstoles eran
judaizantes corruptos del cristianismo puro, Cristo llamó a Pablo como el apóstol
a predicar la verdad de Marción, su extremo antinomianismo y anti-judaísmo.

Marción y el marcionismo: Mientras que la iglesia oficialmente denunciaba la


apostasía de Marción (su propio padre lo ex comulgaba) y afirmaba el
monoteísmo, la autoridad de las Escrituras Hebreas, y la deidad, humanidad, muerte
expiatoria y resurrección de Jesús, un extremo antinomianismo se
regó por toda la iglesia, sembrando las semillas de una abundante cosecha, primero
fobia a los judíos, después anti-judaísmo y finalmente anti-
semitismo, una cosecha que continua hasta el día de hoy.

Marción y el marcionismo: Marción negaba la resurrección del cuerpo, “porque la


carne y la sangre no heredarán el Reino de Dios”, y negaba la
segunda venida de Cristo para juzgar a los vivos y a los muertos, pues el Dios
bueno, siendo todo bondad, no castiga a aquéllos que lo rechazan;
Él simplemente se los deja al demiurgo, quien los echará al fuego eterno. Respecto
a la disciplina, el punto principal de diferencia consiste en
su rechazo del matrimonio, es decir, Marción bautizaba solamente a los que no
estaban casados: vírgenes, viudas, célibes y eunucos; todos los demás
permanecían catecúmenos.

Marción y el marcionismo: Marción es considerado como el mayor peligro que sufrió


el cristianismo primitivo, porque estaba muy organizado y disponía de
mucho dinero para predicar sus enseñanzas. El nombre de Marción aparece
prominentemente en la discusión de dos importantes asuntos: el del Credo de los
Apóstoles y el del Canon del Nuevo Testamento. El Credo de los Apóstoles fue
redactado en la Iglesia Romana en oposición al marcionismo. Al final del
credo de losapóstoles originalmente había una condena hacia Marción y su herejía.
La iglesia decidió redactar el canon del Nuevo Testamento fue para
combatir a Marción.

Marción y el marcionismo: Tertuliano menciona que al final de su vida Marción se


convirtió y prometió hacer que sus seguidores volvieran a la ortodoxia,
tarea que le fue impedida por la muerte. Después de su muerte se extendieron
ampliamente sus ideas tanto hacia el Este como hacia el Oeste.
En Oriente su influencia puede detectarse hasta el siglo X. Marción había prometido
retractarse de todo su error y hacer que todos sus seguidores
volvieran a la unidad de la iglesia incipiente. Hizo lo primero, recapacitar él,
pero no pudo hacer lo segundo porque le llegó la muerte de repente.
Total, ya el daño estaba hecho.

Marción y el marcionismo: ¿El marcionismo sigue vivo hoy? Evidentemente que sí. La
idea de adaptar e incluso refundar el cristianismo para un nuevo tiempo,
en tonos más suaves y complacientes, con mensajes centrados solamente en las
enseñanzas sobre el amor de Jesús más que en su muerte llena de dolor y
sacrificio, siempre serán populares. Aquellos que solo predican de amor, cuyos
sermones son terapéuticos y centrados en lo que el hombre puede lograr,
que poco predican del infierno o del pecado, que no enseñan toda la Biblia sino
solamente sus partes favoritas, y que definitivamente no quieren molestar
a nadie con su mensaje, es probable que encuentren en Marción y su doctrina un gran
eco de su entendimiento del evangelio. Algunos errores nunca mueren
del todo, y algunas cosas nuevas no son tan nuevas.

Marción y el marcionismo: ¿Qué nos enseña la vida de Marción? Muchas cosas. Marción
hizo que la igelsia creara un credo, el credo apostólico, como
respuesta a su herejía. También hizo que la iglesia redactara el canon del Nuevo
Testamento que tenemos hoy, como respuesta al canon primitivo de
Marción. Eso se lo debemos a Marción. Tal vez el padre de Marción no debió haber
sido tan duro con él por haber seducido a una virgen y caer en
fornicación. Yo pienso que fue más grave su herejía que su fornicación, total él
podía casarse con ella y remediar la situación, pero su herejía
afectó la salvación de muchos. Nos enseña que no debemos utilizar nuestro dinero
para caprichos propios e intereses personales dañinos. Nos enseña
a no ser arrogantes, ambiciosos ni codiciosos, sino a ser humildes, cautos, sumisos
al Espíritu. Es triste que el hijo de un pastor haya sido el primer
hereje en la iglesia y que le haya hecho tanto daño tan solo por la arrogancia.

Este es el Credo Apostólico con el que la iglesia rebatió a Marción: Creo en Dios
Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido del Espíritu Santo
y nació de María Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado. Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde allí ha de
venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo,
La santa Iglesia universal, la comunión de los santos, El perdón de los pecados, la
resurrección de los muertos, y la vida eterna.
Condenamos la herejía de Marción el gnóstico y la de sus seguidores.
Amén.

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