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Marción y el marcionismo: Marción llega a Roma cerca del año 140 d.C. o poco antes,
y trató de ser admitido a la Iglesia Romana pero fue rechazado,
alegando que no podían admitir a uno que había sido expulsado por su propio obispo
sin previa autorización de esa autoridad. Como Marción era adinerado
por tener barcos y flotas navieras, y además, al parecer había sido ordenado
obispo, trató de sobornar a la iglesia en Roma otorgándole doscientos mil
sestercios. Era una gran suma de dinero. Pero cuando la iglesia de Roma lo
excomulgó por sus herejías lo despidieron con todo y su dinero. Esta ruptura
con la iglesia de Roma ocurrió en el año 144 d.C.
Marción y el marcionismo: Las razones por las que fue excomulgado fueron muchas y
muy graves. Durante casi un siglo después de su muerte,
fue el hereje más reconocido de la iglesia, con la oposición de Policarpo, que lo
llamó “el primogénito de Satanás”. Después de su excomunión,
viajó por el mundo como misionero con su peculiar versión del cristianismo y ganó
muchos conversos. Según Tertuliano, Marción plantó iglesias
como "las avispas hacen nidos". La iglesia de Marción era rigurosa, exigente, bien
organizada, y durante aproximadamente un siglo fue bastante exitosa.
Marción y el marcionismo: Para él, había una contradicción fundamental entre la ley
y el amor, la justicia y la gracia. Marción pensaba que el
verdadero cristianismo era defectuoso por las incompatibilidades en el corazón de
su enseñanza. Su solución fue radical: lo que había que hacer
era una reafirmación de la fe, y para Marción esa reafirmación debía centrarse en
lo que para él era el evangelio esencial, es decir, el amor,
la misericordia y la compasión que se muestran en la vida y en las enseñanzas de
Jesús. Para él, esto era todo lo necesario, era el plan para
una humanidad nueva y pura. Según Marción, no había otra base verdaderamente
cristiana para la fe o la moralidad.
Marción y el marcionismo: Marción torció las palabras de Jesús en Mateo 5:17 para
declarar, “No vine a cumplir la ley y los profetas, sino a destruirlos”.
Dentro del punto de vista de Marción, el cristianismo no tiene conexión alguna con
el pasado, ya sea con lo judío o el mundo pagano, sino que cayó de
manera abrupta y mágica desde el cielo. De igual manera Jesús, ni nació ni murió.
Su cuerpo era un fantasma para revelar al buen Dios, y su muerte fue
una ilusión. Este Cristo no era el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento; era
una manifestación totalmente nueva e imprevista del buen Dios
del dualismo gnóstico griego. Debido a que el resto de los apóstoles eran
judaizantes corruptos del cristianismo puro, Cristo llamó a Pablo como el apóstol
a predicar la verdad de Marción, su extremo antinomianismo y anti-judaísmo.
Marción y el marcionismo: ¿El marcionismo sigue vivo hoy? Evidentemente que sí. La
idea de adaptar e incluso refundar el cristianismo para un nuevo tiempo,
en tonos más suaves y complacientes, con mensajes centrados solamente en las
enseñanzas sobre el amor de Jesús más que en su muerte llena de dolor y
sacrificio, siempre serán populares. Aquellos que solo predican de amor, cuyos
sermones son terapéuticos y centrados en lo que el hombre puede lograr,
que poco predican del infierno o del pecado, que no enseñan toda la Biblia sino
solamente sus partes favoritas, y que definitivamente no quieren molestar
a nadie con su mensaje, es probable que encuentren en Marción y su doctrina un gran
eco de su entendimiento del evangelio. Algunos errores nunca mueren
del todo, y algunas cosas nuevas no son tan nuevas.
Marción y el marcionismo: ¿Qué nos enseña la vida de Marción? Muchas cosas. Marción
hizo que la igelsia creara un credo, el credo apostólico, como
respuesta a su herejía. También hizo que la iglesia redactara el canon del Nuevo
Testamento que tenemos hoy, como respuesta al canon primitivo de
Marción. Eso se lo debemos a Marción. Tal vez el padre de Marción no debió haber
sido tan duro con él por haber seducido a una virgen y caer en
fornicación. Yo pienso que fue más grave su herejía que su fornicación, total él
podía casarse con ella y remediar la situación, pero su herejía
afectó la salvación de muchos. Nos enseña que no debemos utilizar nuestro dinero
para caprichos propios e intereses personales dañinos. Nos enseña
a no ser arrogantes, ambiciosos ni codiciosos, sino a ser humildes, cautos, sumisos
al Espíritu. Es triste que el hijo de un pastor haya sido el primer
hereje en la iglesia y que le haya hecho tanto daño tan solo por la arrogancia.
Este es el Credo Apostólico con el que la iglesia rebatió a Marción: Creo en Dios
Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido del Espíritu Santo
y nació de María Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado. Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde allí ha de
venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo,
La santa Iglesia universal, la comunión de los santos, El perdón de los pecados, la
resurrección de los muertos, y la vida eterna.
Condenamos la herejía de Marción el gnóstico y la de sus seguidores.
Amén.