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miembro inferior
PRESENTACION
Carlo Perfetti
C. Rizzello
M. A. Ligazzolo
El ejercicio terapéutico esta dirigido a la superación de la patología, portando al
paciente a adquirir un comportamiento nuevo y evolucionado, atreves de la activación
de procesos cognitivos (atención-memoria-percepción-voluntad) de los cuales deriva la
calidad misma de la recuperación.
La ejercitación terapéutica debe devolver al miembro inferior no el movimiento sino la
adaptabilidad del miembro a todas las tareas.
Entendiendo por Rehabilitación un proceso de aprendizaje en condiciones patológicas
debemos observar la patología no en modo global sino subdividida en una serie de
elementos mas pequeños que pasaran a formar el Especifico patológico.
El especifico patológico (De Giovannini, 1987) esta de hecho compuesto por una serie
de obstáculos al aprendizaje y es sobre la base de estos que son elaborados los
ejercicios terapéuticos.
Estos obstáculos son:
- Contractura antalgica;
- Rigidez post-traumatica;
- Irradiación;
- Hipotrofia muscular;
D. DE GIOVANNINI
También para las lesiones post-traumaticas como en el caso de lesiones a causa del
sistema nervioso central, el rehabilitador es llamado a afrontar y superar los elementos
que obstaculizan el (re) Aprendizaje motor (Perfetti 1986). Es necesario por ende
también en este caso, identificar un “especifico” patológico con el fin de proponer
ejercitaciones terapéuticas significativas para el restablecimiento de la función
lesionada.
Es posible esquematizar el “especifico motor” de las lesiones post-traumáticas de los
miembros inferiores como constitución de:
- Rigidez articular
- Dolor
- Contractura muscular
- Hipotrofia muscular
Rigidez articular
Por rigidez articular se entiende una condición morbosa caracterizada por la reducción
mas o menos amplia de una articulación.
Las causas de rigidez articular post-traumática en el miembro inferior son múltiples y
debidas muy frecuente a la combinación de mas factores que se manifiestan a nivel:
- Articular
- Periarticular
- Lejano a la articulación (McRae, 1981).
A nivel articular las principales causas responsables de la rigidez pueden ser (McRae,
1981):
- Organización fibrosa de una hemartrosis
- Daño directo del cartílago articular;
- Prolongada inmovilización con modificaciones de la composición estructural y
bioquímica de varios tejidos articulares (Akeson, Amiel, Woo, 1989);
- Fracturas articulares con secundarias alteraciones de relaciones anatómicas
entre los vientres musculares;
- Cuerpos móviles endoarticulares;
- Artrosis secundaria post-traumatica.
Las principales causas peri articulares (Mcrae, 1981):
- Rigidez de la capsula por daño directo con fibrosis secundaria;
- Rigidez de los ligamentos;
- Fibrosis secundaria a edema prolongado;
- Osificaciones peri articulares;
- Inmovilizaciones con alteraciones bioquímicas y estructurales de los tejidos
periarticulares;
- Fractura consolidada con perdida de las normales relaciones articulares;
- Adherencias entre tendones y la superficie osea subyacente.
a. El trauma que actúa por medio del daño directo a la red circulatoria capilar con
perdida de proteínas y edema. En el mimo tiempo se produce una mayor
facilidad a la desnaturalización del fibrogeno en fibrina, precursor de nuevo
tejido fibroso;
b. El edema que agrava la tendencia a fibrosis por la presencia de proteínas
desnaturalizadas en los tejidos extravasculares obstaculizando la regular
circulación hemática o enlenteciendo la eliminación de catabólicos toxicos;
c. La inmovilización que facilita la organización de fibras de colágeno y articulares
en un estrato denso no diferenciado (Akeson,Amiel, Woo, 1980).
El tejido supra rotuliano (espacio arriba de la rotula) puede ser invadido por tejido
fibroso con la consecuente desaparición del mecanismo de deslizamiento de la
membrana sinovial a lo largo de la superficie articular (Parrini y col., 1977; Akeson e
col., 1980) (Fig. 1).
Los receptores del dolor y los mecanoreceptores (Fig. 5) están distribuidos en varios
tejidos articulares en intima relación anatomo funcional (Tab. A)
Los receptores del grupo IV pueden ser activados a consecuencia de:
- Exposición a sustancias químicas algogenas;
- Fuerza tensiva de tipo mecánico (que alcance el nivel limite de estimulación)
(Fantini, Lingniere, 1983).
En el primer caso, el aumento de sustancias químicas (acido láctico, iones K+, quinina,
histamina etc.) en los tejidos articulares y peri articulares son generalmente debidos a:
- Presencia de derrame extrarticular (o edema) no re absorbido;
- Derrame hemático intra-articular;
- Aumento del contenido de liquido sinovial intrarticular que rodea aspectos
inflamatorios a causa de una sinovitis reactiva (post-traumatica, post-
intervención quirurgica) (Pentimalli, Postacchini, 1978).
Fig. 5 – Nervio articular con los mecanoreceptores (A) y nociceptores (B) en intima
relación anatómica (y funcional) entre ellos.
Se puede hipotetizar como tal actividad “anormal” pueda al menos en parte ser
responsable, en el caso del hombre, de la formación de la contractura muscular que
será descripta mas adelante.
En el segundo caso, la estimulación mecánica de los receptores del dolor es secundaria
a las alteraciones anatomopatologicas de los tejidos periarticulares (a su vez
responsables de la rigidez) y de las variaciones de las presiones intrarticulares.
Hay que recordar que el liquido sinovial contenido en cada cavidad articular, esta en
equilibrio con el espacio intersticial (de los tejidos peri articulares) no solo del punto de
vista bioquímico, sino también presorio (Fantini, Ligniere, 1983).
Dentro de cada articulación hay una particular presión determinada por las
características físico químicas y de la cantidad del liquido sinovial, de la integridad
anatómica y funcional de la membrana sinovial y de los otros tejidos peri articulares y
por ultimo por la fase de la actividad articular (movimiento lento o veloz, reposo, etc).
Tal presión es mantenida dentro de los propios valores fisiológicos por medio de un
complicado juego de producción y reabsorción del liquido sinovial, que involucra no
solo a la membrana sinovial que es el principal filtro, sino también la cama linfática y
micro circulatoria hemático articular (Levi, 1978; Pentimalli, Postacchini, 1978;Randelli,
Tagliabue, 1978).
Levick (1978) ha demostrado que la presión intrarticular en la rodilla de los conejos se
enfrenta a modificaciones sufriendo incrementos notables, durante la actividad
articular, con modalidad diversa según si el movimiento sucede por evocación refleja
(Fig7), pasiva (Fig. 8) o voluntaria.
Fig. 7 – Modificación de la presión intrarticular en la rodilla (conejo) evocada por vía
refleja estimulando el tendón de Aquiles homolateral.
Contractura muscular
En una fase inicial todavía la contractura muscular es útil al organismo en cuanto pone
rápidamente en reposo una articulación dolorida, con el fin de que la noxa patógena
sea alejada y los procesos plásticos de reparación-neoformacion tisular puedan
suceder.
Respecto a esto ha sido demostrado como la presión intrarticular existente en la
rodilla semiflexionada por defensa antalgica a consecuencia de un trauma contusivo,
sea la mínima posible, por lo tanto la menos excitante en relación a los propios algo-
mecanoreceptores.
La perduración de la contractura y sobre todo si es esforzada en la actividad funcional,
el esquema motor del paciente puede ser profundamdnte perturbado.
En el caso de la contractura de la musculatura satélite de la rodilla, se puede tener
además una excesiva oscilación del baricentro del cuerpo, la inversión de la rotación
de las cinturas y del tronco, la circunduccion del miembro o la inversión del apoyo del
pie al suelo (Viel, Plas, 1975).
Eso comporta una marcha antieconómica, con compensaciones, potencialmente
peligrosas por la integridad de las otras articulaciones no involucradas directamente de
los resultados del trauma.
Es posible además que, en consecuencia de la continua pero alteradas informaciones
que el paciente recibe durante la ejecución de tareas motoras aun simples, se creen
condiciones para un esquema motor patológico adquirido determinando
modificaciones permanentes a nivel del sistema nervioso central (Merzenich, Kaas,
1983).
Estas modificaciones centrales podrían explicar la duración del comportamiento
patológico aun cuando, después de un cierto periodo de tiempo, sean superados los
elementos del especifico motor.
Hipotrofia muscular
Del punto de vista funcional la rodilla puede ser considerada una articulación
intermedia: representa de hecho el enlace entre la función prevalente de dirección de
la cadera y aquella del pie que es sobretodo el de adaptarse a las características del
suelo. En la marcha las funciones de la rodilla se desarrollan en la dinámica de la
flexión y es en esta tarea que la rodilla desarrolla su función de enlace.
Es notable que en la deambulación sobre terreno plano la rodilla utiliza solo una parte
de la articulación, de 0º a 60º, por lo cual el significado funcional de los otros grados
articulares que deben igualmente ser recuperados mediante ejercicios, en búsqueda
de tareas diversas:
- Pararse o sentarse de una silla normal requiere una libertad articulatoria mayor
a 90º,
- Recoger objetos del suelo requiere, según la estrategia usada, una libertad
desde los 90º a los 160º;
- El sentarse y el pararse desde el suelo tienen la necesidad de la articulación
completa: 160º.
Estas excusiones articulares deben ser analizadas en relación a la excursión articulares
de la cadera y el pie. La función de enlace de la rodilla debe ser analizada con fines
rehabilitadores sea de un punto de vista articular como muscular.
Del punto de vista articular son significativos el control dinámico de la posición del
centro de gravedad y la modificación de la distancia del suelo al baricentro en
previsión de tareas desarrolladas por los miembros superiores o del miembro inferior
no portante. Del punto de vista muscular, asume notable importancia el equilibrio
dinámico entre el aparato flexor y aquel extensor con los diferentes componentes
rotatorios. Ambos grupos musculares operan contemporáneamente un control activo
durante las distintas fases del paso.
Estudios electromiograficos han demostrado, por ejemplo, que el cuádriceps y el
tríceps sural actúan conjuntamente para asegurar la estabilidad de la rodilla y que los
isquio-crurales no son antagonistas de la extensión del la rodilla, sino que entran en
función también en este trabajo (Viel e Plas, 1975).
Ocurre además considerar, en la programación del ejercicio terapéutico, que la
actividad de un musculo o de un grupo muscular no es solamente aquella de modificar
una situación articular, sino sobretodo aquella de controlar la misma articulación en
función de la actividad desarrollada de las otras partes del cuerpo.
En patología se acredita la escasa funcionalidad de la rodilla exclusivamente a la
hipotrofia del cuádriceps; algunos autores se limitan a proponer el refuerzo de este
musculo como si fuese el único musculo que actúa sobre esta articulación,
descuidando la importancia del equilibrio dinámico que en cada acción se instaura
entre todos los músculos del miembro inferior.
La ausencia de este trabajo muscular dinámico conlleva a una rodilla rígida en
extensión durante las diferentes fases de la marcha, mientras en la deambulación
normal se presenta en extensión solo entre el 0º y los 15º, en el momento de contacto
del talón al suelo.
English e coll 1984 estudiaron la complejidad del trabajo muscular, detectando
electromiograficamente dentro del mismo vientre muscular subunidades que se
contraen en las diversas fases de la tarea desarrollada.
Existirían dentro del mismo vientre muscular agrupaciones de unidades motoras que
se contraerían con relación temporal y de intensidad diversa en relación a los diversos
trabajos a los cuales los músculos son llamados a hacer frente.
Durante la deambulación el cuádriceps no es solamente extensor de la pierna sobre el
muslo, como cuando sucede cuando el miembro esta en carga, sino que esta activo
sobretodo como controlador de los distintos grados de flexión bajo carga.
Estas observaciones no pueden ser descuidadas en la elaboración del ejercicio
terapéutico si se considera que el trabajo del rehabilitador no es aquel de reconstruir
un genérico sistema funcional, o de enseñar de alguna manera a caminar al paciente,
sino aquel de recuperar al máximo la adaptabilidad del sistema afectado en la
patología, es decir la capacidad de organizar actos comportamentales completos en
sus referentes espaciales, temporales y de intensidad.
La patología traumática de la rodilla no determina la perdida del sistema funcional de
la marcha, sino una limitación mas o menos amplia de su adaptabilidad.
La falta de adaptabilidad y la necesidad de hacer igualmente frente a la tarea, lleva a la
activación de compensaciones que resultan diversas según si la rodilla presente
limitaciones en flexión o en extensión.
En la deambulación, por ejemplo, el recurso a compensaciones ha sido necesario por
no efectuarse determinadas situaciones:
- Rotación de la pelvis entorno al eje vertical: esta rotación se efectúa alrededor
de la cabeza femoral portante que hace de perno (Fig. 1);
- La basculación de la pelvis con descenso del lado no portante (fig. 2);
- La flexión de la rodilla durante la fase de apoyo (al momento del contacto del
talón con el suelo la rodilla esta en extensión completa, después se flexiona
inmediatamente de 15º a 20º cuando el antepie llega al suelo. En la fase central
se extiende ligeramente, al momento del despegue del talón se flexiona hasta
los 60º) (Fig. 3);
- Los movimientos coordinados entre cadera, rodilla y tobillo (Fig. 4);
- La rotación opuesta de las dos cinturas, escapular y pélvica (Fig. 5).
En la marcha con una rodilla rígida en extensión, no pueden verificarse las situaciones
fisiológicas de arriba descritas, por lo cual son activadas compensaciones como:
- Acentuación de la rotación de la pelvis en torno al eje vertical por aumento del
largo del miembro;
- Elevación de la pelvis del lado no portante por falta de acortamiento del
miembro en la fase oscilante;
- Falta de flexión dinámica durante la pase de apoyo, con consecuente aumento
del desplazamiento en sentido vertical del centro de gravedad;
- Falta de movimientos coordinados entre las articulaciones del miembro
inferior;
- Con el avance de la tibia, después del apoyo del talón, se produce tambien el
avance de todo el tronco, con consecuente rotación homolateral de las dos
cinturas.
El tratamienot rehabilitador puede ser esquemáticamente dividido en tres
fases:
- La primer fase prevé ejercicios sin carga;
- En la segunda fase los ejercicios son caracterizados por la programación de la
carga parcial
- En la ultima fase es completado el control de la carga sobre la rodilla, en la
diversas situaciones estáticas y dinámicas.
En la marcha con una rodilla rígida en flexión se verifican las siguientes
compensaciones:
- Aumento de la rotación de la pelvis entrono a eje vertical por acortamiento del
miembro oscilante y falta de contacto del talón;
- Acentuación del fenómeno de basculación de la pelvis;
- Falta de flexión dinámica durante la fase de apoyo y consecuente perdida del
rol de amortiguación de la rodilla;
- Ausencia de la coordinación entre cadera, rodilla y tobillo;
- Rotación homolateral de las cinturas.
Ejercicio n. 1
Ejercicio n. 1a
Una ejercitación análoga puede ser realizada también con el paciente en posición
prona; se permite así al terapista guiar la articulación a una mayor flexión (Fig. 7).
En esta posición no se busca un refuerzo muscular de los flexores de la pierna sobre el
muslo, como se podría pensar de la posición en cuanto la acción de estos músculos es
mas notables como rotadores y no como flexores.
Las acciones de los músculos flexores del muslo como rotadores de la rodilla será
evaluada en otros ejercicios.
Ejercicio n. 2
Ejercicio n. 3
El subsidio (Fig. 10) utilizado en el ejercicio precedente puede ser realizado mas
complejo por la trayectoria curvilínea a seguir con el talón. Se puede así asociar a la
ejecución de la flexo-extensión la activación de componentes rotatorios.
Si se quiere subrayar la importancia de los componentes rotatorios de los músculos
actuantes sobre la rodilla, varias veces incluidos por varios autores (Viel, Mann,
Kapandji), pero olvidados en rehabilitación.
Sobre esta ejercitación base se pueden realizar variantes con el objetivo de hacer aun
mas compleja la tarea.
Ejercicio n. 4a
La ejecución de la trayectoria puede ser guiada por el talón puesto sobre una esponja
de diferentes resistencias.
El desplazamiento de la esponja, con su rozamiento, requiere un reclutamiento mayor,
que debe ser programado por el terapista sobre la base dela estructura lesionada (Fig.
11).
Ejercicio n. 4b
La misma trayectoria puede ser realizada con un subsidio constituido por una
semiesfera, puesta debajo de las diferentes áreas de la planta del pie (Fig. 12-13).
La tarea de realizar la trayectoria, desplazando el subsidio, es manteniendo el pie en
equilibrio sobre el mismo, requiere un reclutamiento mas refinado.
Respecto al ejercicio precedente, de hecho, además del componente rotatorio,
tenemos la activación programada de los componentes presorios y direccionales del
movimiento.
El paciente para realizar correctamente la tarea, debe adecuar las contracciones
musculares no solo a la dirección de la trayectoria, sino también a la entidad de la
prisión a imprimir al subsidio y a la dirección del pie sobre sobre el mismo para
obtener el desplazamiento.
Ejercicio n. 4c
La misma trayectoria sobre el plano inclinado, pueden ser realizado con un subsidio
móvil con un resorte central (Fig.14).
El subsidio es puesto debajo de la cara plantar, así el paciente no solo debe dar una
correcta presión, sino que debe orientarla en una precisa dirección que permita el
mantenimiento del equilibrio del subsidio móvil.
El desplazamiento de este subsidio a lo largo de la trayectoria curvilínea, requiere una
regulación apropiada de la contracción muscular en sus componentes presorios y
direccionales.
Ejercicio n. 5
Ejercicio n. 6
La tarea puede ser complejizada poniendo debajo del pie un subsidio móvil constituido
por una tabla fijada por una semiesfera. Se pide recorrer la trayectoria con este
subsidio móvil manteniéndolo horizontal (Fig.19).
El sujeto debe ser capaz de modificar la dirección de la presión dentro del pie de
manera tal de poder controlar la horizontalidad del subsidio con el fin de desarrollar la
tarea exigida.
Ejercicio n. 6d
El mismo ejercicio puede ser posteriormente enriquecido por otro subsidio móvil
constituido por tos tablas con resortes centrales (Ver ejercicio n. 4c) (Fig. 20).
En este caso el paciente, además de la dirección de la presión deberá controlar con
mayor precisión la intensidad de la presión ejercitada.
Ejercicio n. 7
El mismo subsidio utilizado en los ejerció precedentes puede ser utilizado para requerir
una flexión de la rodilla superior a los 90º asociada a una extensión de la cadera.
El paciente es puesto en posición erecta con el plano inclinado colocado
posteriormente al miembro lesionado.
La tarea consiste en el alcanzar un sector prestablecido de la trayectoria con el talón,
adecuando la flexión de la rodilla (Fig 21).
Ejercicio n. 8
Este ejercicio es realizado en estación erecta, con el paciente entre las paralelas.
La carga esta dada exclusivamente sobre el miembro sano mientras el miembro
lesionado debe hacer desplazar una tabla con eje central sobre rodillos con el subsidio
utilizado en el ejercicio n. 5 (Fig. 23a,b,c).
El ejercicio requiere combinar la flexión de la cadera con la dorsiflexion del tobillo y la
extensión de la rodilla, reconstruyendo una relación entre cadera y tobillo según el
grado articular de la rodilla.
El ejercicio recorre la fase del paso; desde el despegue a la llegada del talón.
Se obtiene de hecho una variación de presión dentro del pie según el grado de flexión
de la rodilla.
En la fase de despegue del talón de la tabla se tiene un consecuente aumento de la
flexión de la rodilla y de la presión a nivel del antepie; esto ultimo permite el
desplazamiento hacia adelante de la tabla con gradual extensión de la rodilla y
aumento de la presión debajo del talón.
LA SEGUNDA FASE
Ejercicio n. 10
El paciente aprende a graduar la carga apoyándose con las manos sobre la paralela. El
ejercicio prevé la utilización de un subsidio constituido por un plano inclinado variable
(ver ejercicio n. 3) (Fig. 24).
La tarea consiste en seguir con el miembro sano la trayectoria trazada sobre el plano
inclinado. La carga sobre el miembro lesionado es prestablecida sobre la base de la
patología y es gradualmente aumentada pidiéndole al paciente un menor sostén de las
paralelas.
El paciente deberá programar la flexión de la rodilla lesionada en carga en relación a la
tarea desarrollada con el otro miembro. Particular atención debe ser puesta en evitar
que el paciente compense eventualmente con limitaciones de la flexión dinámica de la
rodilla lesionada, con la elevación del talón.
Ejercicio n. 11
El ejercicio terapéutico en la tercera fase con carga completa, propone los siguientes
objetivos:
- Recuperar la movilidad articular completa;
- La recuperación de la capacidad de transferir la carga en un modo adecuado a
la situación, sea del punto de vista cualitativo como cuantitativo;
- La recuperación completa del reclutamiento muscular.
Ejercicio n. 12
Ejercicios n. 12a
En esta variante se pone al miembro lesionado sobre una tabla con perno central o
una tabla con altura variable (Fig. 27).
La tarea consiste en realizar la trayectoria manteniendo la tabla horizontal, pidiéndole
al paciente un mayor nivel de complejidad de control dinámico, no solo de la rodilla,
sino también del pie.
Ejercicio n. 13
En este ejercicio se utiliza la trayectoria puesta sobre un plano inclinado que puede ser
recorrido sea en la subida como en la bajada (Fig. 29).
El miembro a rehabilitar esta en carga completa sobre un plano elevado respecto a la
trayectoria a recorrer. La entidad de la flexión de la rodilla lesionada puede ser
programada variando la altura del apoyo y/o variando la inclinación del plano que
contiene la trayectoria
Ejercicio n. 15