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EL NACIONALISMO 163 el objetivo ultimo de todo poder estatal: la voluntad subjetiva de sentirse miembro de un Estado-naci6n. La identificacién de la persona con la colectividad estatal, el sentimiento de pertenencia que hace que las personas sientan como propios los €xi- tos o fracasos de la comunidad en la que se integran, es fundamental para que pue- da afirmarse que el Estado no es inicamente un artificio creado por el derecho, sino también que es, 0 quiere llegar a ser, una comunidad, una naci6n. Este es el signi- ficado que quieren dar al concepto de «nacién» los Estados para identificar por igual a todos y cada uno de los miembros que integran la comunidad estatal por encima de sus diferencias étnicas, religiosas, culturales, lingiiisticas, etc. En el mismo mo- mento que se afiade a la obligatoriedad establecida por derecho la voluntad de per- tenencia, el Estado se convierte en nacién. V. EL NACIONALISMO Y LA RELACION ENTRE LAS TRES ACEPCIONES DEL CONCEPTO NACION EI nacionalismo crea la nacién y el nacionalismo puede impedir que un Estado se convierta plenamente en naci6n. Es el nacionalismo el que crea la nacién norte- americana, alemana, francesa o italiana; son los nacionalismos los que dificultan la realizaci6n plena de la nacién britanica o espaiiola. Puede considerarse que aque- los Estados —sea la India, Gran Bretajia, Espafia 0 Bélgica— en los que existe mas de una conciencia nacional son naci6n juridica, pero no son una naci6n en su sig- nificado pleno, puesto que les falta el elemento clave de la identidad subjetiva com- partida. El nacionalismo estatal busca una identidad tinica, comin o superior, de to- dos los ciudadanos con el Estado-nacién. Un ciudadano de California, Cerdefia 0 Baviera tiene que sentirse norteamericano, italiano o alemén para que pueda ha- blarse efectivamente de nacién. En cualquier caso, el Estado intenta impulsar esta identidad nacional al compatibilizarla con diferentes formas de organizacién terri- torial. El federalismo, el regionalismo o la autonomia politica permiten integrar den- tro de un unico Estado-nacién una pluralidad de comunidades culturales, pero la contrapartida es la creaci6n de una comunidad cultural comin y, sobre todo, la generaci6n de una nueva conciencia nacional de la que se sienten participes to- dos los ciudadanos. Desde esta perspectiva, todos los Estados son unitarios, pues- to que todos impulsan la unificacién mediante el surgimiento de una nueva co- munidad de cultura para que se cumpla la afirmacién de Renan mencionada anteriormente: una agregacién de hombres crea una conciencia moral que se de- nomina «nacién» El problema nacional, la cuestién de las nacionalidades, surge cuando en un Estado-naci6n determinado existe mas de una «conciencia moral». No se produce conflicto nacional por el mero hecho de que en un Estado exista mas de una cul- tura nacional, sino porque en tal Estado sdlo se admite un nacionalismo, el esta- tal-nacional. Los nacionalismos son incompatibles y excluyentes entre ellos. La resoluci6n del conflicto nacional en Espaiia no es inimaginable por la vfa del pac- to confederal, federal 0 autonémico o por la via de la integracién europea, pero tampoco lo es por la via de la separaci6n si los nacionalismos sin Estado no en- cuentran una salida a sus objetivos. La desproporcién puede convertir en tan int-

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