El programa de Lingüística y Literatura en concordancia con
lo asumido por la Universidad de Cartagena en el PEI busca integrar la docencia, investigación y extensión para así alcanzar los objetivos y metas propuestas. Así mismo, dado las características de la licenciatura se asume un modelo pedagógico contextualizado, investigativo e interdisciplinario.
Lo contextualizado implica establecer unas relaciones de inseparabilidad entre la
lógica de las realidades académicas de la sociedad del conocimiento con las lógicas del mundo de la vida que es el mundo de las problemáticas sociales, económicas, políticas y culturales, convirtiendo estas en el centro de las preocupaciones educativas en el programa. Lo investigativo significa que las preocupaciones formativas se resuelven mediante el ejercicio de la investigación, de tal forma que tanto el aprender como el enseñar implican investigar. Lo interdisciplinario nos lleva a comprender que el modelo concibe que existen otros ordenamientos entre la relación conocimiento y contexto, los cuales exigen “mirar” el mundo de la formación, de la ciencia y de la investigación con los ojos de la complejidad, la multiplicidad de perspectivas, la articulación y la totalidad.
En el modelo asumido, las “metas” de formación u objetivos de formación - unas
de las dimensiones del modelo pedagógico- se convierten en pretextos para retar cognitiva, meta cognitiva, actitudinal y metodológicamente a los estudiantes en la perspectiva de movilizar la totalidad de su ser, su saber y su saber hacer en el marco de unas responsabilidades personales y sociales. En este sentido, se asume que tales “metas” constituyen un ejercicio de formación integral, por cuanto en el programa esta formación se acepta, desde la perspectiva del desarrollo humano integral.
En la relación docente–estudiante, el modelo requiere el establecimiento de otras
formas de actuación en las cuales el vínculo pedagógico, mediado por el saber, se desarrolla como reciprocidad, interactividad y concertación generando unas relaciones circulares entre docentes y estudiantes, donde el rol del primero consiste en acompañar e impulsar los desarrollos y compromisos formativos de los segundos, mediante la construcción de escenarios investigativos de aprendizaje, a partir de las metas u objetivos de formación y las competencias planteadas en el programa.
En estas condiciones, las prácticas investigativas constituyen el dispositivo
pedagógico fundamental del trabajo educativo, por cuanto son el ámbito donde se conjugan, alrededor de ejes temáticos y problemas del contexto, (asumidos como núcleos problemáticos adscritos a las líneas de investigación del programa) las diferentes categorías, conceptos, métodos, teorías, actitudes y formas de investigar propias de las diversas disciplinas y/o cursos que sustentan los procesos formativos del xxxxx. Como se podrá observar, en el modelo se interceptan las naturalezas epistemológicas de las disciplinas o saberes del programa, la docencia pertinente a tales epistemologías, la investigación y la proyección social alrededor de problemas concretos y específicos del mundo de la vida.
Comprendiendo que el aprendizaje jalona el desarrollo, el modelo pedagógico
reivindica la necesidad de construir una ecología universitaria que tenga en cuenta los conocimientos previos de los estudiantes, sus competencias cognitivas, comunicativas, éticas, estéticas, sus intereses y voluntad de saber, en la medida en que los reconocimientos de esas dimensiones permiten comprometer significativamente a nuestros estudiantes en nuevos y mejores desarrollos en los horizontes del desarrollo humano integral.
A partir de lo expuesto, el modelo pedagógico inspira una propuesta y acciones
de evaluación que no tienen un espacio especial y específico en el tiempo, sino que en cada instante de las dimensiones del modelo se materializan los eventos evaluativos así como en la totalidad de las interrelaciones que se establecen entre las mismas, de tal forma que la evaluación constituye un “instante” transversal que permea la universalidad del ejercicio curricular y formativo, lo que implica aceptarla como un escenario fundamentalmente de aprendizaje.