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Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”
IV DOMINGO DE PASCUA
II clase, blanco
EPÍSTOLA
Lección de la carta del Apóstol Santiago
Santiago 1, 17-21
Carísimos: Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba,
procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni
sombra de mutación. Por propia iniciativa nos engendró con la
palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus
criaturas. Tened esto presente, mis queridos hermanos: que toda
persona sea pronta para escuchar, lenta para hablar y lenta a la ira,
pues la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere. Por
eso, desechad toda inmundicia y la carga de mal que os sobra y
acoged con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en
vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio según San Juan
Juan 16, 5-14
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Ahora me voy al
que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde
vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado
el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo
me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.
En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará
convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una
condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia,
porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque
el príncipe de este mundo está condenado. Muchas cosas me
quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora;
cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la
verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará
de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me
glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
NOTA DEL EDITOR
El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”
Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.
Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”