Está en la página 1de 1

OH tú, redonda, que lo caliente de dos manos

en el vuelo, arriba, ofrendas sin cuidado como


algo propio, lo que de los objetos se evade,
demasiado ingrávido para ellos, muy poco

como cosa, y sin embargo aún bastante cosa


para no deslizarse de súbito en nosotros,
invisible de todo lo que afuera se alínea:
eso se desliza en ti, tú, entre caída y vuelo

todavía indecisa: tú que, cuando te elevas,


como si te hubiese levantado a ti misma,
te liberas y sustraes al lanzamiento, y te inclinas
y te detienes, y de pronto a los jugadores
muestras desde arriba nueva jugada,
ordenándolo como en un paso de danza,

para luego, esperada y anhelada por todos,


rápida, sencilla, natural, sin artificio,
recaer en el cáliz de las manos en alto.

Rainer Maria Rilke. Trad. de Jaime Ferreiro Alemparte

También podría gustarte