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La gracia de Dios.

Muchas veces hablamos de la gracia de Dios, sin embargo, en muchas ocasiones no la podemos entender, y a decir verdad
hablar de ella es un poco complicado de entender. Tratare de ser lo más claro posible para poder comprenderla y abarcar
todos los aspectos que incluyen la gracia.

Perdón

La
Dios
graci Ser
humano

a
culpa

¿Quién es Dios?
¿Quién creó a Dios? ¿De dónde viene Dios?

El ateísta Bertrand Russel en su libro “Why I am Not a Christian” (Por qué no soy un cristiano) escribió, que si es verdad
que todas las cosas necesitan de una causa, entonces Dios debe necesitar también una causa. La conclusión es que si Dios
necesitaba una causa, entonces Dios no era Dios (y si Dios no es Dios, entonces obviamente Dios no existe). Esta fue
básicamente una manera ligeramente más sofisticada de la infantil pregunta, “¿Quién hizo a Dios?”. Aun un niño sabe que
las cosas no vienen de la nada, así que, si Dios es “algo”, entonces Él también debe tener una causa, ¿correcto?

La pregunta es astuta, porque se basa en la falsa suposición de que Dios viene de alguna parte y entonces pregunta dónde
puede ser eso. La respuesta es que esta pregunta ni siquiera tiene sentido. Es como preguntar “¿A qué huele el azul?”. El
azul no está en la categoría de las cosas que tienen olor, así que la pregunta en sí misma es defectuosa. De la misma
manera, Dios no está en la categoría de las cosas que son creadas, o llegan a existir. Dios no tiene causa ni procedencia de
creación – Él simplemente existe.

¿Cómo sabemos esto? Bien, sabemos que de la nada, nada procede. Así que, si alguna vez hubo un tiempo en que no
existía absolutamente nada, entonces nada hubiera podido existir. Pero las cosas existen. Por lo tanto, puesto que nunca
pudo haber habido absolutamente nada, algo tuvo que haber existido siempre. Aquello que ha existido siempre es a quien
llamamos Dios. Dios es el Ser no causado que hizo que todo lo demás llegara a existir. Dios es el Creador no creado que
creó el universo y todo lo que hay en él.
¿Quién es Dios? – La Definición

Es de suma importancia entender correctamente a Dios. Para empezar, una buena manera de resumir la
definición de lo que es Dios es “el Ser Supremo; el Creador y Gobernador de todo lo que hay, el Auto-existente
que es perfecto en poder, bondad y sabiduría.”

¿Quién es Dios? – Su Naturaleza

Sabemos que ciertas cosas acerca de Dios son verdad por una razón; en Su misericordia, Él ha condescendido a
revelarnos algunas de Sus cualidades. Dios es espíritu, por naturaleza intangible (Juan 4:24). Dios es Uno, pero
existe en tres Personas – Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo (Mateo 3:16-17). Dios es infinito (1
Timoteo 1:17), incomparable (2 Samuel 7:22), e inmutable (Malaquías 3:6). Dios existe en todas partes (Salmo
139:7-12), sabe todas las cosas (Mateo 11:21), y tiene todo el poder y la autoridad (Efesios 1; Apocalipsis 19:6).

¿Quién es Dios? – Su Carácter

Estas son algunas de las características de Dios como se revelan en la Biblia: Dios es justo (Hechos 17:31), amoroso
(Efesios 2:4-5), veraz (Juan 14:6), y santo (1 Juan 1:5). Dios muestra compasión (2 Corintios 1:3), misericordia
(Romanos 9:15), y gracia (Romanos 5:17). Dios juzga el pecado (Salmo 5:5) pero también ofrece el perdón (Salmo
130:4).

¿Quién es el ser humano?

Dios ha creado a los seres humanos diferentes de todos los demás seres creados. Los humanos tienen un cuerpo físico un
componente espiritual: un alma y espíritu. Parte de este aspecto inmaterial es que tienen intelecto, emoción y voluntad.
Los seres humanos son creados a imagen de Dios (Génesis 1:27). Los seres humanos son diferentes de los ángeles, que no
tienen cuerpo físico.

Ser humano significa llevar la imagen de Dios. No somos divinos, pero reflejamos la divinidad. Dios tiene una mente,
emociones y voluntad. Como portadores de la imagen, nosotros también tenemos intelecto, emociones y voluntad.
Poseemos creatividad, inventando, fabricando, combinando, haciendo música y creando todo tipo de obras de arte.

Ser humano significa ser moralmente responsable. Tenemos la capacidad de discernir lo que está bien y lo que está mal.
Nuestro padre Adán tenía libre albedrío y fue considerado responsable de la elección moral que hizo para obedecer o
desobedecer a su Creador; desafortunadamente, eligió desobedecer a Dios (Génesis 2:16-17).

Ser humano significa ser pecador, al menos por ahora. Desafortunadamente, todos somos pecadores (Romanos 3:23;
5:12). Hemos quebrantado las leyes de Dios y hemos seguido nuestro propio camino (Isaías 53:6; 1 Juan 3:4). Nuestro
pecado nos ha separado de nuestro Creador y nos ha causado la muerte espiritual (Efesios 2:1-10).
¿Qué es el pecado?
El pecado es descrito en la Biblia como la trasgresión a la ley de Dios (1 Juan 3:4) y la rebelión contra Dios (Deuteronomio
9:7; Josué 1:18). El pecado tuvo su origen con Lucifer, el “Lucero, hijo de la mañana”, el más hermoso y poderoso de los
ángeles. No contento con ser todo esto, el deseó ser semejante al Dios altísimo, y esa fue su caída y el inicio del pecado
(Isaías 14:12-15). Cambiado su nombre a Satanás, él trajo el pecado a la raza humana en el Jardín del Edén, donde tentó a
Adán y Eva con la misma seducción - “...seréis como Dios...”. Génesis 3 describe la rebelión de Adán y Eva contra Dios y
contra Sus mandamientos. A partir de ese momento, el pecado ha pasado a través de todas las generaciones de la raza
humana, y nosotros como descendientes de Adán, hemos heredado el pecado de él. Romanos 5:12 nos dice que a través
de Adán, el pecado entró al mundo y, por lo tanto la muerte pasó a todos los hombres, porque “la paga del pecado es
muerte...” (Romanos 6:23).

A través de Adán, la heredada inclinación al pecado entró en la raza humana y los seres humanos se volvieron pecadores
por naturaleza. Cuando Adán pecó, su naturaleza interior fue transformada por su pecado de rebelión, acarreándole la
muerte espiritual y la depravación, la cual pasaría a todos aquellos que fueran después de él. Somos pecadores, no porque
pecamos; por el contrario, pecamos porque somos pecadores. Esta es la condición conocida como la herencia del pecado.
Así como heredamos características físicas de nuestros padres, así también heredamos nuestra naturaleza pecaminosa de
Adán. El rey David lamentaba esta condición de la naturaleza humana caída en el Salmo 51:5 “He aquí, en maldad he sido
formado, y en pecado me concibió mi madre”.

El único castigo justo por este pecado es la muerte (Romanos 6:23), no sólo la muerte física sino la muerte eterna
(Apocalipsis 20:11-15).

¿Está hambriento? No físicamente hambriento, ¿pero tiene usted un deseo de algo más en la vida? ¿Hay algo profundo en
su interior, que parece nunca estar satisfecho? ¿Alguna vez ha sentido, como que le han cerrado la puerta de la vida? ¿Ha
intentado abrir muchas puertas, solamente para encontrar que detrás de ellas todo está vacío y sin sentido? ¿Está
buscando una entrada a una vida plena? ¿Se ha preguntado qué sucede después de la vida? ¿Está cansado de vivir su vida
por las cosas que solamente corrompen y corroen? ¿Alguna vez duda de que la vida tenga algún significado?

La razón por la que nos sentimos hambrientos es porque estamos separados de Dios. La Biblia nos dice que todos hemos
pecado, y por tanto estamos separados de Dios (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23). El vacío que sentimos en nuestros
corazones es por la ausencia de Dios en nuestra vida. Fuimos creados para tener una relación con Dios. A causa de nuestro
pecado, estamos separados de esa relación. Aún peor, nuestro pecado puede hacer que quedemos separados de Dios por
toda la eternidad — en esta vida y en la que viene (Romanos 6:23; Juan 3:36).

¿Cómo se puede resolver este problema? ¡Jesús es el camino! Jesús, por nosotros, fue hecho pecado (2 Corintios 5:21).
Jesús murió en nuestro lugar (Romanos 5:8), tomando el castigo que merecíamos. Tres días después, Jesús resucitó,
demostrando Su victoria sobre el pecado y la muerte (Romanos 6:4-5). ¿Por qué lo hizo? Dios mismo contestó esa
pregunta, "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:13). Jesús murió a fin de
que nosotros pudiéramos vivir. Si ponemos nuestra fe en Jesús, confiando en Su muerte como el pago por nuestros
pecados, entonces todos nuestros pecados son perdonados y lavados. Y así nuestra hambre espiritual será satisfecha.
Tendremos acceso a una vida plena. Sabremos que tendremos vida después de morir – ¡una vida resucitada con Jesús en
el cielo por la eternidad!
La salvación es la obra de Dios. Él da la gracia que necesitamos. Nuestra "gracia salvadora" es Cristo mismo. Su obra en la
cruz es lo que nos salva, no nuestro propio mérito.

Es fácil pensar que por nuestra fe, estamos contribuyendo de alguna manera a nuestra salvación. Después de todo, el
mérito de Cristo debe aplicarse a nosotros por la fe, y parece que nuestra fe viene de nosotros mismos. Pero Romanos
3:10-12 dice que ninguno de nosotros busca a Dios. Y en Efesios 2:8 dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto [la fe] no de vosotros, pues es don de Dios".

Comprendiendo estos aspectos que involucran la Gracia.

¿Cómo la podríamos definir con nuestras propias palabras?

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