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Daniela Villullas García 2º IB

¿De qué manera consigue Camilo José Cela evitar la censura propia del régimen franquista en
su obra La Familia de Pascual Duarte?

Actualmente no vivimos en una época en la que parte de lo que hacemos y decimos en nuestra
esfera pública es susceptible de ser duramente censurado, por comunicar ideas morales o
religiosas que no sean afines al Estado. Pero históricamente encontramos numerosos casos en
los que las producciones artísticas han sido restringidas, evitando la transmisión de críticas o ideas
más allá de nuestra zona de confort. Es una constante histórica hispánica la restricción del arte
por diversos motivos; bien sea por el gobernante y sus convicciones políticas o por la Inquisición
y sus normas morales, que obligaron a Goya a declarar por La maja desnuda y La maja vestida, y
a su propietario Godoy a ser privado de ellas. El franquismo no fue menos y desde el año 1939,
en el cual el bando nacionalista se alzó como vencedor de la Guerra Civil, las producciones de
Postguerra se vieron restringidas en su contenido y vocabulario. Un gran ejemplo es lo ocurrido
con la novela durante los años 50 y 60 en España, una etapa de consolidación e implantación del
Régimen franquista. La novela fue aún más controlada que la poesía por los censores 1, puesto
que su campo de alcance era mayor, al contrario de la poesía a la que presuponían de menos
éxito y alcance entre la multitud en su mayoría analfabeta.
En este contexto desgarrador y de pobreza, de perdidas por la guerra; surge la novela La Familia
de Pascual Duarte publicada en 1942 por Camilo José Cela. Una obra en la que la dureza de las
condiciones de vida de la época son transferidas a la esfera de lo personal, el malestar social a la
desgraciada vida de Pascual Duarte, protagonista de una novela clasificada como el referente del
tremendismo. Según Martínez Cachero2, “podría ser definida como un desquiciamiento de la
realidad en un sentido violento, o a la sistemática presentación de hechos desagradables e incluso
repulsivos: criminales, tarados físicos o psíquicamente, prostitutas–en cuanto a personajes;
desgarro, crudeza, complacencia en lo soez en lo que respecta al lenguaje empleado“.
El argumento gira en torno a la vida de Pascual Duarte. Su familia, la cual encarna instintos
primitivos, consolida su personalidad y provoca una serie de desafortunados acontecimientos que
finalizan con la ejecución del protagonista tras cometer diversos asesinatos. Es un alegato y una
crítica directa a la miseria moral y económica que traspasa España tras la guerra haciendo una
trasposición histórica. Lo más curioso de esto es su trabajo como censor; tal y como afirma el hijo
del autor: “A mí siempre me había producido una especie de estupor el hecho de cómo se podía
ser censor con Franco y escribir La Familia de Pascual Duarte a la vez". Es claro que la voz crítica
de Camilo José Cela en su novela contrasta con el trabajo que ejerció como censor del régimen,
para pequeños periódicos, informes y publicaciones. Pero sus novelas tampoco quedan absueltas
de las restricciones morales y religiosas. La Familia de Pascual Duarte, a pesar de su éxito sufrió
problemas con la Iglesia, lo que concluyó en la prohibición de la segunda edición. Así mismo
sucedió con La Colmena, su otra obra maestra. Es por ello de gran interés el análisis de los
mecanismos para evitar la censura que el propio autor pudo utilizar durante la producción de sus
obras, centrándonos en La Familia de Pascual Duarte. ¿Es posible que su trabajo como censor le
permitiera conocer mecanismos literarios capaces de evadir la censura, y estos fueran usados en
su obra?

1
Personas de gran reconocimiento durante el Régimen que se encargaban de que las producciones
artísticas siguieran la estética promovida por la falange, en la cual debían cumplirse tres aspectos: el
moral (sexo), el político (no crítica a las instituciones) y el religioso (los valores cristianos).
2
(García, 2019)
Es claro que la Ficción de Cela está plagada de prejuicios que se implantaron en España tras la
guerra (ej. la estética falangista, la hombría, la fuerza frente a la inteligencia…). Asimismo, el
conocimiento referencial que Cela tiene del mundo lo obliga a ajustarse a una serie de normas
estéticas concretas; normas que deben ser respetadas en el transcurso de su creación, siendo
obligado a autocensurarse. Si pretende publicar su obra deberá desempeñar, previamente, la labor
de censor con su propio escrito y así reducir el número de tachaduras durante la revisión para
lograr su publicación. Inmerso en esta situación sociopolítica e histórica, Cela, quiera o no, traslada
a su obra toda la información alojada en el contexto en que vive. Como explica Gómez Redondo:
“la ficción se trata de la representación del mundo que cada escritor va formulando en función de
múltiples aspectos (educativos, sociológicos, culturales) que se ponen en juego en el momento de
configurar la realidad textual.” 3
En este contexto, Cela utiliza diversas técnicas para sortear la censura. Alude a técnicas clásicas
como la del manuscrito encontrado, fingiendo que un supuesto transcriptor copia literalmente una
obra que ha hallado en un lugar perdido, ejerciendo el propio transcriptor como censor a su vez.
Esta ha sido utilizada ya en otras ocasiones, como en el Quijote por Cervantes, pero en este caso
su función no correspondía a incrementar la verosimilitud novelesca, sino a evitar las tachaduras
posteriores. El texto sería, además, unas memorias de Pascual, y tal y como explica Gómez
Redondo: “Cela asume plenamente el papel de «transcriptor» determinando, eso sí, unas pautas
de recepción. Precisamente, esa función de «transcribir» es la que permite distanciarse del estilo
(por lo general, desmañado) de la novela y aparentar supuestas correcciones.”
También usa la inserción del juego de narradores, promueve una multiplicidad de perspectivas
entre las que se encuentran: un Guardia Civil, representante del orden, un transcriptor
representante de los censores, la voz arrepentida del propio delincuente y un eclesiástico que
representa la importancia que el sector católico cobró en el período franquista. Todas estas voces
adquieren importancia en diversos momentos de la historia. La ficción está totalmente narrada por
un narrador principal, Pascual Duarte, quien vive los hechos y cuenta su historia. La producción
literaria, por tanto, se podría haber desarrollado sin estos narradores secundarios que adquieren
importancia únicamente en los prólogos y epílogos de la novela. Ellos añaden como contenido
literario, un final cerrado a la historia de la vida de Pascual Duarte; y una contextualización que
dota de mayor sentido y veracidad para el lector. Este contenido es innecesario, teniendo en
cuenta que el mayor peso de la historia lo carga Pascual Duarte como narrador de su vida. Por
ello, no es curioso el planteamiento de que estas voces representantes de diferentes sectores
correspondan a una técnica de evasión de la censura, transformando el mensaje crítico de la obra.
Cada voz describe a Pascual de una manera:
El transcriptor considera que sus escritos son demasiado crudos por lo que cree necesario eliminar
varios pasajes de la novela, con objeto de suavizarla para los ojos del sensible lector: “Quiero dejar
bien patente desde el primer momento, que en la obra que hoy presento al curioso lector no me
pertenece sino la transcripción; no he corregido ni añadido ni una tilde, porque he querido respetar
el relato hasta en su estilo. He preferido, en algunos pasajes demasiado crudos de la obra, usar
de la tijera y cortar por lo sano [...] presenta, en cambio, la ventaja de evitar el que recaiga la vista
en intimidades incluso repugnantes, sobre las que —repito— me pareció más conveniente la poda
que el pulido.”4 La crudeza era uno de los tópicos que, como el de la dolce vita, no agradaba a
muchos censores. De ahí que el transcriptor, una de las 4 perspectivas que inserta el autor, finja
cortar pasajes crudos, que es lo mismo que habría hecho un censor real. De esta forma, se finge
que la obra podría haber sido mucho peor de no haberse cortado parte de lo que, originalmente,

3
(García, 2019)
4
(Cela, 1942, págs. 99-100)
se decía en ella. El propio Pascual, en su prólogo, se muestra arrepentido por sus crímenes: “Más
cerca ya de la otra vida, estoy más resignado. Que Dios se haya dignado darme su perdón”5
De esta manera se genera la primera contraposición de perspectivas: el transcriptor considera que
Pascual es inmoral, pero este pretende parecer manso. A esto se añade la suma de perspectivas
del eclesiástico y del guardia civil. El primero considera que el relato de Pascual atenta contra el
alma; el segundo, que el pobre Pascual padecía una enfermedad psicológica. Es entonces cuando
el mismo delincuente parece responder a la pregunta de cuál es el castigo para enmendar su alma,
el encierro en la cárcel. Careciendo de libertad, no podrá obrar mal. De ello se sobreentiende que
la libertad, no es beneficiosa y solo la reclusión puede enmendar las malas conductas, idea que,
sin duda, agradaría al sector falangista y a los censores de la época.
También es innegable que la publicación de la obra de Cela no responden únicamente a recursos
para sortear la censura; como dice G. G. Brown: “Cela, quien, por el motivo que sea, siempre ha
conseguido publicar cosas que el censor no toleraría en otros escritores», mas actualmente es
sabido que mucha censura fue evitada debido a su propio trabajo como censor, que le permitieron
conocer las artimañas y trucos para esconder críticas en complejas construcciones estéticas y a
la amistad mutua que mantenía con muchos de los censores de la época, siendo Cela un personaje
estimado y querido en las altas cúpulas falangistas.
En conclusión, pese a la apariencia demasiado crítica y cruda de La familia de Pascual Duarte
como para ser publicada en la España de la primera mitad del siglo XX; Cela consigue sortear la
censura con ese mensaje interno que transmite la novela en un principio a su lector: la libertad es
negativa. Y gracias a ese juego de narradores y sus respectivas perspectivas, se ve la novela
como una obra ya censurada y corregida y apta para salir a la luz, puesto que todo lo allí escrito
por Pascual Duarte es demonizado. Además, las figuras del eclesiástico y el agente de la
seguridad dan mayor aceptabilidad a la obra, pues son personajes con un potente estatus en la
estética falangista y aportan su punto de vista sobre el caso de Pascual Duarte, un claro criminal.
Se podría decir por tanto que es una novela que, gracias a sus prólogos y epílogos, y a la técnica
de la novela encontrada, ejerce una función educativa sobre la moral del pueblo, enseñando
aquello que no es apto ni aceptable durante el régimen y como acaba la vida de todo aquel que
sigue este camino. Todo ello favorece, en definitiva, al sorteo de la censura, que es finalmente
completado con favores del resto de censores. Esto añadido a su propia experiencia, son las
razones que permiten la publicación de esta obra tremendista en un contexto inimaginable.

5
(Cela, 1942, pág. 102)
Bibliografía
Álvarez, A. A. (11 de Mayo de 2016). eldiario.es. Recuperado el 3 de Enero de 2022, de
https://www.eldiario.es/cultura/libros/censor-censurado-camilo-jose-cela_1_4002270.html
Castaño, M. (1 de Septiembre de 2019). AEDA. Recuperado el 3 de Enero de 2022, de
Asociación de Profesionales de la Narración Oral en España:
https://www.narracionoral.es/index.php/es/documentos/articulos-y-entrevistas/articulos-
seleccionados/1585-historia-del-arte-y-censura
Cela, C. J. (1942). La Casa de Pascual Duarte. Barcelona : Destino.
Del pergamino a la web. (17 de Octubre de 2015). Recuperado el 3 de Enero de 2022, de
https://delpergaminoalaweb.wordpress.com/2015/10/17/la-familia-de-pascual-duarte/
García, C. M. (11 de Marzo de 2019). El efecto Medici. Recuperado el 3 de Enero de 2022, de
https://elefectomedici.es/wp-content/uploads/2019/03/Mecanismos-del-Pascual-contra-
la-censura-4.pdf

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