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Imagen divina — prisi6n de la carne: percepciones del cuerpo en el antiguo gnosticismo Michael A. Williams Introduccién Plotino, neoplaténico del siglo Ill, «parecié avergonzarse de estar dentro del cuer- po».! Plotino legs a conocer a algunos contemporaneos tardios suyos que estaban animados por un rechazo atin mayor del propio cuerpo, contemporineos quienes, en sus palabras, positivamente «odian la naturaleza del cuerpo» y «censuran al alma por su asociacién con el cuerpo».? Estos amigos de Plotino eran «gnésticos», esto es, personas convencidas de la desesperada necesidad por parte del alma de una gnosis revelada sobrenaturalmente, de un Como ha sefialado Bentley Layton, se trata de una alusién tanto a la caverna donde, en la alegoria platénica, todos los prisioneros estén encadenados hasta que consigan ver solamente sombras de realidad como a las cuevas tipicas usadas por los ladrones del momento.?* En la versién abreviada, los estadios de los cuerpos psiquico y material no se confunden en absoluto. Pero, en todo caso, la diferencia entre los dos cuerpos sélo existe en su sustancia, no en su forma. Los gnésticos orfitas, cuyo mito describe Ireneo, también nos ensefian que habia dos estadios en la adquisicién de cuerpos materiales por parte de los seres humanos primordiales. Habiendo sido arrojados fuera del Paraiso a este mundo material por un frustrado y encolerizado Ialdabaoth, los cuerpos de Adan y Eva se vuelven materiales: «En un primer momento, cuando fueron modelados en la creaci6n, los cuerpos de Adan y Eva eran giles, resplandecientes y espirituales; pero cuando fueron expulsados se volvieron més oscuros, densos y torpes.»?° Ni aqui ni en Los Hechos apécrifos de Juan encontramos ninguna muestra del cambio mencionado, sino solamente una diferente sustancia material para el cuerpo, y los posteriores efectos insidiosos. La imagen humana, encerrada dentro de su corteza de carne, esté atrapada como pensamiento en una cdrcel. La metafora 6rfico-platénica del cuerpo concebido como prisién ha servido para caracterizar a la reencarnacién como castigo.* Lo mismo ocurre en Los Hechos apécrifos de Juan en relacién a la muerte de la persona que no ha alcanzado la gnosis en una vida: los arcontes agarran su alma y «la amarran con cadenas y la arrojan (la devuelven) a la prisién».?” Hacia el final del poema de la versin extensa de Los Hechos apécrifos de Juan nos enteramos por el Revelador que baja para traer la libertad: material —esto es, su cuerpo—.! Kateng King ha llamado la atencién sobre el modo como un motivo de estas caracteristicas puede expresar cémo lo gnéstico en el cuerpo puede a menudo haberse sentido sometido a la opresin, humillacién, abuso fisico, contaminacién y explotacién por parte de las infames fuerzas que controlan el cosmos, y cémo, para escapar a esta opresién, fue necesaria una disociacién psicolégica de la persona de su propio cuerpo.” Se dice que el cuerpo material es algo con lo que los «ladrones» arcontes de Los Hechos apocrifos de Juan han «vestido» al ser humano. El cuerpo como «prenda» era una metafora ampliamente difundida durante la antigiiedad.>” Los escritores gnésticos también hacen uso a menudo de esta imagen para subrayar la disociacién de la persona con el cuerpo fisico. Debe sefialarse que la idea del cuerpo como prenda no tiene por qué sugerir necesariamente en si misma a los hombres y mujeres de la antigtiedad ninguna abrupta alienacién de uno mismo respecto a la carne. Por ejemplo, en la coleccién ampliamente leida de méximas morales generales conocidas como las Frases de Sexto (una de cuyas copias aparece entre los escritos Nag Hammadi), aunque no contiene rasgos especificamente gnésticos, encontramos la admonicién: «Di con tu mente que la prenda de tu alma es el cuerpo, y Ja encuentras pura, puesto que esté sin pecado.»™ Aqui, aunque se dice que se concibe al cuerpo como mero ropaje vestido por uno mismo, sin embargo se considera importantes a los ropajes, de ningtin modo irrelevantes para el propio sentido de bienestar, para su pureza. Las ropas deben mantenerse limpias. Encontramos una versién de la metafora en un tono mis tipicamen- te gnéstico en el famoso «Himno de la Perla» de Los Hechos de Tomas. El hijo redimido, perdido en la profundidad del olvido en un reino extranjero, es despertado de la amnesia por una carta reveladora de sus padres. Al recordar de nuevo su identidad real, se arranca la ropa que ha llevado puesta desde que llegé a esta tierra extrafia: «Y su sucia y manchada ropa le quité y dejé en su tierra.»*® La historia puede ser interpre- 137 IMAGEN DIVINA ~ PRISION DE LA CARNE tada como una alegoria a la bajada del alma hasta el cuerpo y de su ascensién desde él. Pero aqui la ropa corporal no es algo que uno pueda mantener puro en un sentido estricto. Como hemos sefialado, las metéforas del cuerpo como «prisién» o «ropaje» no son caracteristicas de los gnésticos de la antigiiedad. Reciben su matiz. especificamente gnéstico solamente de su contexto dentro de la devaluacién gnéstica mitolégica de la existencia material. Y, por cuanto uno esta convencido de que el cuerpo humano ha sido moldeado seguramente por malévolos arcontes, su descripcién como una «prisién» conlleva un pathos no suficientemente igualado cuando contemporineos no gnésticos se refieren a la misma cosa. El cuerpo y las bestias ‘Como ya hemos indicado, a veces se dice del ser humano creado que ha sido modelado no sélo a imagen del Ser Humano Divino, sino también a semejanza de los arcontes. Y, como Hlegamos a saber por algunos de estos textos, los arcontes presentan la apariencia de bestias. Las circunstancias de la emanacién del Demiurgo Ialdabaoth determinan que no herede el semblante del Ser Humano Perfecto. En Los Hechos apécrifos de Juan se nos muestra bajo la forma de un leén con cabeza de serpiente,?* y en otros textos adopta también rasgos leoninos.” No nos sorprendemos cuando esta progenie arc6ntica del Demiurgo toma también apariencias teriomérficas.°* Creemos reconocer su inferioridad en esta mirada hacia su propia criatura, cuyo cuerpo tiene una forma humana. Este punto de vista se adopta al menos explicitamente en un texto, Sobre el Origen del Mundo, donde se nos dice que cuando los arcontes crearon a Adan y Eva, después de haber sido arrojados por sus propios actos fuera del reino divino, «miraron a sus creadores, que tenian formas de bestias (therion), y los despreciaron».” Sin embargo, los cuerpos de estos mismos seres humanos pueden también presentar algiin parecido con sus creadores animales. El mismo autor gnéstico habia dicho que el cuerpo fisico del ser humano estaba formado por los siete arcontes, y que «sti cuerpo es como el cuerpo de ellos, su apariencia como la del ser humano que se les apareci6».*° El autor no es muy explicito aqui a la hora de explicar en qué consiste este parecido del cuerpo humano con los cuerpos animales de los arcontes. Sin embargo, seguramente no necesita- mos mirar muy lejos para encontrar una sugerencia sobre las probables implicaciones. 138 MICHAEL A. WILLIAMS de una figura humana cuya imagen resplandeciente, como ocurria en Los Hechos apécrifos de Juan, fue revelada desde los ciclos. Pero el ser humano creado no podia permanecer erecto, s6lo era capaz de arrastrarse como un gusano, hasta que se le infundié desde lo alto un destello de vida.” En la Hipéstasis de los Arcontes, los arcontes insuflan un alma en su ser humano creado, pero no son capaces de hacer que la criatura se levante del suelo, a pesar de su feroz persistencia «como gusano se enrolla», en una tentativa «por capturar aquel parecido que se les mostré en las aguas».°° Y en el tratado Sobre el Origen del Mundo, el jefe arconte esta tan asustado que el Ser Humano debe entrar en la imitacién moldeada (plasma) que los arcontes han fabricado cy llega a ejercer dominio sobre ella», que no le proporciona alma, sino que, por el contrario, lo abandona durante cuarenta dias, dejéndolo sobre el suelo como un feto sin vida.*! En este texto, el alzamiento de Adan hacia la postura erecta se produce en dos etapas: en primer lugar un hilito es enviado desde una figura de la Sabiduria lamada «Sabiduria-Vida» (Sophia-Zoe), que es el origen del movimiento de Adin sobre la tierra, y en un segundo momento la enseiianza de la Vida (=Eva) permite a Adin levantarse del suelo. El rasgo que une a estas tradiciones gnésticas es el tema de que la habilidad para ponerse en pie es una caracteristica humana que los arcontes no fueron capaces de imitar cuando crearon su propio ser humano. El cuerpo creado sélo entra en posesién de esta habilidad especificamente humana merced a un don divino. Evidentemente otros gnésticos vieron el mismo rasgo divino en la postura enhiesta del hombre, aunque no siempre llevan esta caracteristica hasta el motivo especificamente 140 MICHAEL A. WILLIAMS mitico de la incapacidad de los arcontes para conseguir que el humano creado se ponga en pie. Segtin Hipélito, el gnéstico Naasene enseiié que el primer ser humano de carne y hueso hecho por los arcontes en un principio «permanecié sin aliento, inmévil, firme, como una estatua, siendo una imagen del de arriba, el Humano Adamas cuyas alabanzas pregonan los cdnticos».*? En este caso, Ia inicial perfecta quietud del protoplasma, su estabilidad estatuaria, es seguramente considerada positivamente y la pérdida de esta quietud es una pérdida de uno de los grandes parecidos entre el protoplasma y el celeste Adamas. Cuando los arcontes desean esclavizar esta imagen de Adamas, la dotan de un alma y la llevan a la vida y al movimiento, de modo que «sufra y sea castigada».> Si damos crédito a las palabras de Hipélito, la fuente naasene en la que se inspiran era una tentativa de mostrar, entre otras cosas, cémo las verdades esotéricas de la ensefianza de la secta podian ya encontrarse en los mitos y ritos de varios cultos helenistico-romanos. Asi, los samotracios rinden homenaje al primitivo Ser Humano Adamas: en su templo dos estatuas de hombres desnudos se alzaban erectas, con las manos levantadas hacia lo alto, dirigidas a los cielos y con el falo erecto. Ambas estatuas son «imagenes del primitivo ser Humano y del ser humano espiritual que ha vuelto a nacer».** La postura erecta se menciona repetidas veces en la literatura helenistico-romana como un rasgo distintivamente humano que permite a los seres humanos mirar hacia arriba y contemplar el movimiento arménico de los cielos.’* Ahora los escritores gnésticos, como los autores de Los Hechos apécrifos de Juan o de los demas tratados mencionados, dificilmente podian haber encontrado algo més noble sobre la contempla- cién de cualquier orden celeste. Lo que ellos parecen haber advertido no era ante todo el «caos» de la Creacién sino su orden.* Sin embargo, parecen encontrar en la postura erecta del ser humano creado un rasgo importante. Por supuesto, también vieron en el , que, segiin él, fue compuesto por Simén Magus, pero que, probablemente, slo se remonta a los simonitas tardios.® Puesto que se dice que Dios formé a los seres humanos en el Jardin, entonces el Jardin es la matriz humana; el Edén es la placenta; el «rio que fluia fuera del Edén para regar el Jardin» (Génesis 2.10) es el ombligo, que esta dividido en cuatro canales —dos arterias y dos venas, etc.—. Pero los cuatro rios del Edén también son interpretados como una alegoria de los cuatro sentidos que posee el niflo no alumbrado en la matriz. Recientemente se ha levantado una cierta controversia entre los estudiosos sobre la credibilidad que debe prestarse a todos los detalles de los testimonios de Hipélito sobre la ensefanza de estas sectas gnésticas, puesto que hay indicios de que estos testimonios 142 MICHAEL A. WILLIAMS se orientan sospechosamente en algunos puntos hacia la homogeneizaci6n, y a veces pueden estar mas cerca —se sostiene— de tendenciosas paréfrasis de fuentes gnésticas que de una cita exacta.*' Pero la extensién y diversidad de las especulaciones atribuidas aqui a los gnésticos sobre la significacién alegérica de la anatomia humana hacen improbable que se trate enteramente de una invencién. Los testimonios de otras fuentes gndsticas también alientan este juicio. Por ejemplo, en la mitologia que crean sobre el invisible y verdadero Dios y sobre la primordial elaboracién de los aspectos eternos de la divinidad, 0 «aeons», los gnésticos valentinia- nos tienden a organizar los iniciales estadios del mito segiin modelos numéricos que reflejan la influencia de la filosofia pitagérica. Asi, la fuente primordial de todas las cosas deben ser encontrada en la pareja Profundidad-Silencio. Profundidad deposité un pri- mer pensamiento como esperma en la matriz de Silencio, y de esta unién fueron coneebidos Intelecto y Verdad. Este Tetrad se multiplicé para engendrar un Ogdoad, que produjo a su vez un Decad y después un Duodecad. La Ogdoad mas Decad mis Duodecad da lugar a los treinta aeons primordiales, el Triacontad. Los valentinianos gustaban de sefialar dos vias mediante las cuales este modelo numérico y otros rasgos del mito valentiniano eran codificados en escritura y lanzados con obstinada persistencia ante el exegeta, una vez que ellos supieron buscarlas. Y al menos un valentiniano, Marco, sefial6 que el c6digo estaba escrito en el mismo cuerpo humano: «El hombre formado a imagen del poder celestial tiene dentro de si el poder de una fuente. Esta esta situada en la regién del cerebro. Desde alli arrancan cuatro facultades, segiin la imagen del Tetrad celestial, y éstas son llamadas vista, ofdo, olfato y gusto. El Ogdoad se designa a través del hombre del siguiente modo: tiene dos orejas, el mismo néimero de ojos, dos ventanillas en las narices y un doble gusto, uno para lo que es amargo y otro para lo que es dulce... El hombre completo contiene la imagen total del Triacontad del modo siguiente: en sus manos soporta, mediante los dedos, el Decad; en todo su cuerpo, que esti dividido en doce miembros, (sostiene) el Duodecad, para la parte (Marcosiana) fuera del cuerpo, justo como ellos dividen en los cielos el cuerpo de verdad... El Ogdoad, siendo indecible ¢ invisible, es concebido como oculto en las visceras.»® Es ante todo la anatomia sexual lo que la simbologia del mito gnéstico presenta mas a menudo ante nosotros. Una famosa maxima gnéstica valentiniana advirtié que si, por una parte, el bautismo coincide con el momento en el que el hombre sobrepasa el 143 IMAGEN DIVINA ~ PRISION DE LA CARNE obligado campo del Destino, no se concibe precisamente por otra como purificacién liberadora, sino como conocimiento de la respuesta a las siguientes preguntas: «Quié- nes somos?» «¢En qué nos hemos convertido?» «:Dénde estabamos?» «; Ad6nde hemos sido arrojados?» «:Qué es el nacimiento?» <¢Qué es el renacimiento?» Nacimiento y renacimiento —gnosis implica una comprensién del misterio de ambos—. No cabe duda de que estos sentimientos dan cuenta del hecho de que una de las imagenes anatémicas recurrentes del gnosticismo es la de la matriz femenina, y la de los rasgos de la matriz tal y como habitualmente los entiende la literatura médica del momento.‘ Por ejemplo, algunas escuelas de medicina antigua ensefiaron que tanto los hombres como las mujeres producen semen. No obstante, la semilla femenina era débil e incapaz por si sola de producir un feto perfecto.“ Abortos, o la expulsion del titero de excrecencias tumorosas relacionadas con abortos fetales, eran considerados a menudo solamente como excre- cencias de la semilla de la mujer, carentes de la plenitud que proporciona 1a semilla masculina. La fealdad de tales abortos incit6 a veces a que se los describiera como cosas inhumanas y monstruosas. Los mitos gnésticos que dan cuenta del origen de la creacién material mediante la descripcién de la tentativa de Sabiduria solamente en el momento dela concepcién, el resultante «aborto» (parecido al animal y llamado Ialdabaoth, segn algunos gnésticos), y la creacin del mundo por parte de este ser deforme e inhumano, se inspiran claramente en especulaciones sobre Ia significacién espiritual del conoci- miento médico del momento sobre la anatomia femenina. ‘Al margen de lo que nos evoque la renuncia de los gnésticos a sus cuerpos, 0 su desprecio de la carne, no podremos ignorar hasta qué punto se mostraron intrigados respecto a su propia anatomia y cudntas veces parecieron convencidos de que algunas verdades, tanto placenteras como molestas, sobre su origen y destino podian ser rastrea- das dentro de la forma y funciones de esta anatomia corporal. Conclusién La mitologia gnéstica acerca del origen del cuerpo articul6, por una parte, una de las més brutales devaluaciones simbélicas del cuerpo que jamas se ha producido en la historia de las religiones, y, por otra parte, irénicamente, alenté la conviccién de que la forma humana es en cierto modo el reflejo del mundo divino. El cuerpo humano creado 144 MICHAEL A. WILLIAMS no es la obra del Dios transcendente y benefactor, como creyeron los contemporaneos judios y cristianos, y como Platén sugirié en términos que los escritores judios y cristianos hicieron suyos. Por el contrario, fue la obra bruta de los piratas arcénticos que literalmente

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