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siglos xvii-xx
Clima, desastres y convulsiones sociales
en España e Hispanoamérica,
siglos xvii-xx
UNIVERSIDAD DE ALICANTE
EL COLEGIO DE MICHOACÁN
Los estudios incluidos en este libro han sido debidamente examinados y valorados externamente
con el fin de garantizar su calidad científica y su publicación se efectúa en el marco de los
proyectos de investigación Oscilaciones climáticas y crisis agrarias en el Levante español
durante la Pequeña Edad del Hielo (PEH) (referencia HAR2013-44972-P), incluido en el
Programa Estatal de Fomento de la investigación científica y técnica de excelencia promovido
por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (Investigador
Principal: Armando Alberola Romá) y México y Guatemala: historia de tres plagas de langosta
y el estudio de su impacto ambiental y social (siglos xviii y xix), auspiciado por el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología mexicano (CONACYT, registro CB-222118; Investigador
principal: Luis Arrioja Díaz-Viruell). Estos estudios cuentan, asimismo, con el soporte científico
de ALARMIR (Red Internacional de Seminarios en Estudios Históricos sobre Desastres) y de
la Red Temática CONACYT de Estudios Interdisciplinarios sobre Vulnerabilidad, Construcción
Social del Riesgo y Amenazas naturales y Biológicas.
Universidad de Alicante
Publicacions de la Universitat d’Alacant
03690 San Vicente del Raspeig (Alicante, España)
publicaciones@ua.es
El Colegio de Michoacán
Centro Público de Investigación (CONACYT)
Martínez Navarrete 505 - Las Fuentes
59699 Zamora, Michoacán
publica@colmich.edu.mx
INTRODUCCIÓN ...........................................................................................9
PRIMERA PARTE
I. Aportes para un entramado categorial en formación:
vulnerabilidad, riesgo, amenaza, contextos vulnerables,
coyunturas desastrosas..........................................................................21
Rogelio Altez
II. Vulnerabilidad y capacidad de resistencia frente al desastre en la
España Mediterránea (Siglos xvi-xviii). Fuentes para su estudio ........41
Armando Alberola Romá y Cayetano Mas Galvañ
III. La prensa novohispana y sus aportes para el estudio histórico-
social de los desastres en México.........................................................61
Virginia García-Acosta
IV. Contextos semánticos y ambientes ideológicos en la investigación
histórica de los desastres: la difusión del pensamiento
sismológico en la Venezuela del siglo xix ...........................................81
Andrea Noria
SEGUNDA PARTE
V. Sequías, inundaciones y plagas de langosta: su impacto en el agro
y la mentalidad andaluza del siglo xvii ..............................................107
Milagros León Vegas
VI. Sequía y rogativas en tierras meridionales valencianas durante
el siglo xviii ........................................................................................123
Armando Alberola Romá, Eduardo Bueno Vergara y
Adrián García Torres
VII. Sequías y riadas durante la anomalía Maldá en la fachada
mediterránea española: Una aproximación al territorio del sur
alicantino, 1760-1800 .........................................................................157
Adrián García Torres
VIII. Clima y meteorología en la prensa provincial española
del reinado de Carlos IV (1792-1808)................................................179
Cayetano Mas Galvañ
IX. Desastres naturales y políticas públicas: las inundaciones en
Sevilla y las actuaciones de los poderes públicos, 1800-1860 ..........203
Jesús Solís Ruiz
TERCERA PARTE
X. Ciclones tropicales: su impacto social y económico en
las poblaciones del golfo de México. Siglos xviii y xix ....................225
Luis Juventino García Ruiz
XI. El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante
amenazas naturales: San José del Cabo, Baja California Sur,
siglos xvi al xviii ................................................................................243
Raymundo Padilla Lozoya
XII. Algunas historias de granos en medio de fluctuaciones
planetarias: México y Cartagena de Indias en 1690-1692 .................269
Thomas Calvo
XIII. Clima, plagas y desolación en la provincia de Chiapa, 1768-1772 ...295
Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell
XIV. Entre la vulnerabilidad y el riesgo. Análisis de los procesos
históricos de la península de Yucatán desde las crisis epidémicas
(Siglos xvii y xviii) .............................................................................323
María Isabel Campos Goenaga
XV. Volcanes fronterizos en América Latina y la importancia de
los Comités de Frontera en casos de desastre: Chile y Argentina
en el siglo xxi .....................................................................................345
María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda
RESUMEN
Los sacerdotes jesuitas extendieron la misión evangelizadora al otro lado del
Atlántico y alcanzó a los nativos pericúes de Baja California Sur, quienes habían desa-
rrollado una serie de prácticas de sobrevivencia que incluían el desplazamiento tem-
poral, en particular para aprovechar los recursos del entorno desértico y distanciarse
de los efectos e impactos de los huracanes; pero al asentarse los religiosos, intentaron
cambiar los modos de vida de los nativos y buscaron sedentarizarlos. El rechazo a tales
medidas tuvo consecuencias trágicas para algunos frailes y el sedentarismo determinó
el surgimiento de pueblos y de una sociedad expuesta a distintas manifestaciones natu-
rales ante las cuales fue vulnerable. En este documento se analizan las consideraciones
que determinaron su asentamiento, se expone un antiguo y dinámico proceso que se
utilizó para enfrentar amenazas y se aportan indicios para caracterizar el origen de una
sociedad históricamente vulnerable y de una vulnerabilidad histórica.
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Raymundo Padilla Lozoya
rayos del sol. En el paisaje conviven fauna y flora que se han adaptado para enfrentar
las prolongadas sequías. Al centro de la península es notable la elevada cordillera de
la Sierra Californiana que se extiende de norte a sur, con alturas de hasta 2,200 metros
sobre el nivel del mar y pendientes que llegan hasta el nivel cero del mar Pacífico por
el Oeste y el Mar de Cortés por el Este.
El territorio sudcaliforniano se ubica en la trayectoria de los huracanes que ascien-
den hacia el norte después de formarse en el área que los navegantes denominaron
Mar del Sur, frente a los estados de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Colima, donde
se ubica una de los zonas ciclogénicas más importantes del mundo. La península de
Baja California Sur es el territorio más afectado por tormentas tropicales en el Pacífico
oriental mexicano, y el área más expuesta a los huracanes se ubica en las coordenadas
22º53`23.15» N y 109º55`07.49» O, a 50 kilómetros al sur de la línea del Trópico de
Cáncer.2 Cada año ciclones tropicales amenazan con impactar y causar daños debido a
sus potentes efectos, entre los más destructivos, los vientos y las abundantes precipita-
ciones que producen inundaciones y flujos de escombros que descienden velozmente
desde la cordillera montañosa y activan arroyos con un caudal voluminoso. En la oro-
grafía son evidentes los registros del descenso y trayectoria de los flujos de escombros
que trazan los arroyos y desembocan en el Océano Pacífico.
Ilustración 1. Ubicación de Cabo San Lucas y San José del Cabo en la Península
de Baja California Sur
2. Luis Farfán Molina, Ricardo Prieto, Julio Martínez-Sánchez y Raymundo Padilla, «Ciclones tropicales
y su influencia en México», en Teresa Cavazos, edit., Conviviendo con la Naturaleza: El problema de
los desastres asociados a fenómenos hidrometeorológicos y climáticos en México, México, CONACYT-
CICESE-INECC-CENAPRED, 2015, pp. 50-74.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
3. Este documento contiene datos que fueron recolectados como parte de la tesis doctoral en Antropología
presentada por quien escribe, véase: Raymundo Padilla Lozoya. Estrategias adaptativas ante los ries-
gos por huracanes en Cuyutlán, Colima y San José del Cabo, Baja California Sur, tesis doctoral en
Antropología, Ciudad de México, CIESAS, 2014.
4. Existe un amplio debate conceptual y poco consenso entre las disciplinas, pero el enfoque más incluyente
y transdisciplinario acerca del estudio del riesgo, amenaza, desastre, vulnerabilidad y capacidades, lo
han propiciado las ciencias sociales y las humanidades, véase: Andrew Maskrey, comp., Los desastres
No son naturales, Bogotá, La Red, 1993; Ben Wisner, Piers Blaikie, Terry Cannon e Ian Davis, At Risk,
natural hazards, people`s vulnerability and disasters, Londres, Routledge, 1994; Hoffman, Susanna M.
y Anthony Oliver–Smith, edits., Catastrophe & Culture, The Anthropology of Disaster, Santa Fe, School
of American Research, James Currey Ltd., 2002; Greg Bankoff, Georg Frerks, Dorothea Hilhorst, edits.
Mapping vulnerability: disasters, development and people, Londres, Earthscan, 2004; Christof Mauch y
Christian Pfister, edits., Natural disasters, cultural responses, case studies toward a global environmental
history, Lanham, Lexington Books, 2009.
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Raymundo Padilla Lozoya
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
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Raymundo Padilla Lozoya
5. Se ha realizado un trabajo por sistematizar los reportes históricos de huracanes entre los años 1850 a
1950 para comparar su frecuencia con indicadores climáticos, véase Graciela Binimelis de Raga, Beatriz
Bracamontes Ceballos, Luis M. Farfán y Ricardo Romero-Centeno, «Landfalling tropical cyclones on the
Pacific coast of Mexico: 1850-2010», en Atmósfera 26 (2), 2013, pp. 209-220.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
y huracanes. Así, los nativos sobrevivieron por siglos a pesar de la escasez de lluvia,
las prolongadas sequías y los intensos huracanes que impactaban la península. Ante
lo que pudo ser amenazante, aprendieron a disminuir la exposición, y distanciándose,
lograron obtener beneficios.
Los exploradores españoles intentaron recurrentemente asentarse en el territo-
rio peninsular, lo que no lograron con facilidad, porque padecieron el desierto y la
insuficiencia de alimentos. Algunos historiadores han documentado que «entre 1533
y 1680, todos los intentos por establecerse fallaron por falta de agua y debido a que
todas las provisiones tenían que importarse a través de un mar plagado de peligrosas
corrientes y vientos. Lo único que podía ser predecible en esta península era la escasez
de lluvia» (Álvarez, 2012: 45). Sin embargo, además del desierto, los exploradores en
sus recorridos identificaron modestos refugios construidos por los nativos. La crónica
del sacerdote jesuita Juan de Ugarte a su llegada (circa 1697) a la Baja California
describe que «se encontraron muchos abrigos de el sureste muy poblado de gente
plaiana, y en una parte tenían poblasón en forma concaseria de palmas».6 Se infiere
6. «Manuscrito que contiene Relación que hace el padre Juan de Ugarte al padre procurador José de
Echeverría sobre el descubrimiento del Golfo de California o Mar Lauretano a bordo de la balandra «El
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Raymundo Padilla Lozoya
que el término «plaiana», fue utilizado por el fraile para referirse a la población que
vivía en la playa cuando ellos arribaron.7 Lo más notable en la descripción es que los
nativos ya construían refugios con palmas, y se infiere que serían una respuesta para
protegerse de los rayos del sol. Este tipo de refugios fueron observados por los frailes
iniciadores de la labor misional en la Baja California: Ugarte, Salvatierra y Píccolo a
fines del siglo xvii. Acerca de los nativos existen diversas representaciones que han
sido perpetuadas por la memoria sudcaliforniana, entre ellas las ilustraciones número
3 y 4 de este documento.
Los españoles convivieron de manera distante de los nativos desde 1535 hasta
1697, porque hasta entonces les fue posible ingeniar una respuesta efectiva para
enfrentar las extremas condiciones medioambientales. La primera misión exitosa fue
fundada en Loreto, Baja California Sur, en el año de 1697, cerca de un abundante
cuerpo de agua y frente a un mar muy sereno. Desde entonces los ibéricos y los nativos
peninsulares se fueron relacionando gradualmente, aprendiendo uno del otro, lo bené-
fico y también lo perjudicial. Así surgieron entre ellos las percepciones del «otro» y la
utilidad que cada uno le daba al espacio físico.
Para algunos frailes la California representaba un lugar de oportunidades, pero
para otros era un sitio amenazante e inhóspito, por decir lo menos; al respecto, el fraile
Juan Jacobo Baegert opinó del territorio que
todo lo concerniente a la California es tan poca cosa, que no vale la pena alzar la pluma
para escribir algo sobre ella; de miserables matorrales, inútiles zarzales y estériles peñas-
cos; de casas de piedra y lodo, sin agua ni madera; de un puñado de gente que en nada se
distinguen de las bestias, si no fuera por su estatura y capacidad de raciocinio ¿qué gran
cosa puedo decir?8
La percepción que cada viajero tenía del paisaje americano comenzaba a formarse
desde antes de la travesía ultramarina. Su mente se alimentada con todo tipo de ima-
ginarios propios de esa época, acerca de los mares, la flora, la fauna, las tierras, los
monstruos, espíritus y las amenazas. El trópico representaba diversas oportunidades
de éxito y la «tropicalidad» las peores desgracias según la percepción de los extranje-
ros. El especialista en desastres Omar Darío Cardona coincide con el historiador Greg
Bankoff en que «los conceptos de tropicalidad, desarrollo y vulnerabilidad –respecti-
Triunfo de la Cruz», construida en California: San Pablo», 12 enero 1722, Biblioteca Nacional de México
(BNM en adelante), Fondo Reservado, Colección Archivo Franciscano (exp. 4/53.1, ff. 1-16v.), f. 28.
7. Fray Eusebio Francisco Kino llegó a La Paz en el año de 1683, duró tres años y los nativos lo expulsaron
a San Bruno, lugar inhóspito. Ahí lo abandonaron los españoles. Luego, en 1696 por gestiones de Kino
se aprobó formar una cadena de misiones al sur de la Baja California y para ello se encomendó la labor a
los frailes José María Salvatierra y Francisco María Pícolo. Kino se quedó en Sonora por el levantamiento
de indios. A Salvatierra y Píccolo los acompañó Ugarte en la labor misional al sur de la península. Acerca
de estas precisiones véase Robert R. Álvarez Familia: Migración y adaptación en Baja y Alta California,
1800-1975, Mexicali, UABC-Instituto Sudcaliforniano de Cultura, 2012, pp. 47-48.
8. Rafael López Green, «Desaparición de los aborígenes», en Tribuna de Los Cabos, San José del Cabo,
Tribuna de Los Cabos, 2003, p. 10.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
Fuente: Biblioteca Digital de la Real Academia de la Historia (BDRAH en adelante), en Mapas de América,
materia Atlas, sección, Cartografía y artes, período 1778, en: http://bibliotecadigital.rah.es/dgbrah/es/con-
sulta/resultados_ocr.cmd
vamente desde el siglo 17 y hasta principios del 20, durante la posguerra y a finales del
siglo 20– forman parte de un mismo discurso cultural occidental, que se ha referido a
amplias regiones del mundo de una misma forma generalizante y de manera denigran-
te, como regiones dominadas por las enfermedades, golpeadas por la pobreza y pro-
pensas a desastres respectivamente».9 Los extranjeros viajaban hacia Baja California
Sur con todo un imaginario que se nutría de los temores y de las complicaciones que
padecían en alta mar ante los amenazantes eventos hidrometeorológicos, incluso algu-
nos les eran desconocidos físicamente. Desde la travesía, los exploradores y misione-
ros peninsulares se exponían a la amenaza de los huracanes y en el mar junto con sus
embarcaciones eran vulnerables ante los intensos vientos y el oleaje violento.10
9. Omar Darío Cardona, «The need for rethinking the concepts of vulnerability and risk from a holistic
perspective: a necessary review and criticism for effective risk management», en Greg Bankoff, George
Frerks y Dorothea Hilhorst, edits., Mapping vulnerability: disasters, development and people, Londres,
Earthscan, 2004, pp. 37-51, p. 33.
10. Acerca de este tema véase Padilla Lozoya, Raymundo «Desastres en México y Filipinas: cicatrices his-
tóricas que unen a nuestras culturas», en Thomas Calvo y Paulina Machuca (eds.), México y Filipinas:
culturas y memorias sobre el Pacífico, Zamora, El Colegio de Michoacán, Ateneo de Manila University
Press, 2015.
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Raymundo Padilla Lozoya
11. Elino Villanueva González, El ciclón Liza, historia de los huracanes en BCS, La Paz, Universidad
Autónoma de Baja California Sur, 2004, p. 30.
12. No es tema de este documento caracterizar cada reporte de evento hidrometeorológico y estudiar cada
caso requiere de un estudio particular. La escala Saffir-Simpson caracteriza con cierta precisión los
impactos del viento en cada categoría de tormenta tropical. Se debe considerar que las afectaciones
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
Fecha Manifestación
1697 octubre 12 a 29 Aguacerón
1702 octubre 28 Borrasca feroz
1703 Borrasca
1707 Tormenta
1709 Tormenta
1713 Borrasca
1717 Terrible huracán
1721 Borrasca
1722 Tormenta o tempestad
1723 Furioso huracán
1744 noviembre Lluvias
1759 Temporal
1767 noviembre Borrasca con vientos contrarios
también dependen de otros factores como el tipo de materiales, ubicación de la vivienda, orientación,
entorno inmediato y altura; además influyen las condiciones propias de los vientos, tales como direc-
ción, constancia, elevación y sentido, lo cual dificulta reconstruir a cada evento con base en vestigios
históricos. Acerca de los impactos ante la intensidad de los vientos véase: http://www.nhc.noaa.gov/
aboutsshws.php
13. Elino Villanueva González, El ciclón Liza, p. 49.
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Raymundo Padilla Lozoya
14. Ibídem.
15. Hubert Bancroft, History of the north mexican states, p. 438.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
sacerdote fray Juan de Ugarte plasmó en su diario manuscrito las impresiones que tuvo
tras el encuentro en alta mar con una tormenta muy notable debido a un fenómeno
físico que atrajo de manera especial su atención y lo explicó desde su particular pers-
pectiva simbólica:
[…] la segunda noche, por el lado nordeste se formó una tormenta que así la llamaron
el piloto y los marineros y antes de las oraciones y antes que nos entrase la tormenta sobre
la misma cruz de la grímpola se puso una luz tan clara como el día antecedente, gritaron los
marineros todos buen viaje, con mucha alegría rezando después en voz alta un padre nues-
tro y un Ave María, decían que San Telmo en las tormentas o tempestades se aparece en las
gavias cuando ya se acaba el tiempo y que esta luz venía antes que el tiempo empezase y
duraba las horas que durara la tormenta, a mi se me ofreciose como sucedido tres noches
continuadas, y siempre se ponía sobre la cruz.16
La tormenta de 1722 fue significativa para el fraile por el brillo producido con la
electrostática que se presenció sobre una cruz, como se lee en el documento que descri-
be las características del fenómeno. El religioso encontró en ello señales divinas como
lo hicieron los españoles y jesuitas que lo acompañaban hacia la península buscando
buenos augurios que los motivaran para continuar con su propósito evangelizador.
Fuente: Fragmento del «Manuscrito que contiene Relación que hace el padre Juan de Ugarte, 12 enero 1722,
Biblioteca Nacional de México (BNM en adelante), Fondo Reservado, Colección Archivo Franciscano (exp.
4/53.1, ff. 1-16v.), f.28.
16. «Manuscrito que contiene Relación que hace el padre Juan de Ugarte al padre procurador José de
Echeverría sobre el descubrimiento del Golfo de California o Mar Lauretano a bordo de la balandra
«El Triunfo de la Cruz», construida en California: San Pablo», 12 enero 1722, Biblioteca Nacional de
México (BNM en adelante), Fondo Reservado, Colección Archivo Franciscano (exp. 4/53.1, ff. 1-16v.),
f.29-30.
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Raymundo Padilla Lozoya
Según la fuente, el fenómeno fue frecuente y se presentó por tres noches conse-
cutivas sobre la cruz. La intensidad de los vientos de las tormentas detonaba un evento
simbólico para los religiosos en el mar, pero por el contrario podía ser una amenaza
para los frailes refugiados en las vulnerables misiones y viviendas, como se muestra
en el siguiente párrafo.
Las mayores afectaciones de los huracanes de 1722, registradas por los frailes,
provienen de reportes realizados en tierra firme, donde empezaban a construir edificios
de adobe que en ese momento no resultaron tan resistentes ante los vientos intensos.
El fraile italiano María Nápoli padeció los efectos de un fenómeno que adjetivó como
«furioso huracán». Los efectos fueron tan severos, que los nativos optaron por refu-
giarse en el templo, pero la intensidad de los vientos derrumbó los muros y maderos
del techo, colapsando la construcción y matando a varios indígenas, otros quedaron
heridos y muchos asustados. Como respuesta, los nativos se enojaron y se rebelaron
contra el misionero, pero éste les explicó que no fue su culpa porque él no les pidió
que se metieran y tampoco estaba presente cuando ocurrió la tragedia, según lo docu-
menta el historiador Elino Villanueva.17 A pesar de su enojo, los nativos acompañaron
al religioso mientras bendecía los cuerpos de los muertos. Aún cuando los templos y
viviendas construidos con materiales resistentes como el adobe resultaban ser vulne-
rables ante los vientos intensos de los huracanes, los frailes siguieron utilizando ese
material y su respuesta incluyó probar con distintos elementos como fibras de cactus,
paja y ante la ausencia de agua mezclaban con savia de cactus o con sangre de bovinos
y otros animales. Para el exterior de los muros utilizaron cal y encima savia de cactus
para impermeabilizar el enjarre.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
18. «Carta del padre José de Echeverría al marqués de Villapuente sobre su visita a las misiones de San José
y Santiago, en California», 12 julio de 1730, BNM, Fondo Reservado, Colección Archivo Franciscano,
Loreto de Californias, (exp. 4/55.2, ff. 1v.-2v.), f. 3.
19. Nota: una legua en el sistema español equivalía a 4 kilómetros de distancia.
20. «Carta del padre José de Echeverría al marqués de Villapuente sobre su visita a las misiones de San José
y Santiago, en California», 12 julio de 1730, BNM, Fondo Reservado, Colección Archivo Franciscano,
Loreto de Californias, (exp. 4/55.2, ff. 1v.-2v.), f. 3.
21. Ibídem.
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Raymundo Padilla Lozoya
En un principio, como respuesta ante las condiciones climáticas, los frailes cons-
truyeron una casa de palma y carrizo, y el sacerdote identificó lo que a su experiencia
le pareció una buena tierra, segura y libre de avenidas o inundaciones e ideal para la
labranza. Antes de construir el templo de la misión consideró el entorno como propicio
para la producción de alimentos por medio de sembradíos. Condiciones similares con-
vencieron a otros sacerdotes españoles que se asentaron cerca de las fuentes de agua
y de la playa con tal de advertir el arribo de los galeones, acudir al avituallamiento de
los viajeros y alertar ante la presencia de los piratas. La ubicación de la mayoría de las
misiones ilustra la distancia que procuraban los frailes para asentar las capillas, en su
mayoría cercanas a la franja de playa duna.
Es notable un patrón en los asentamientos de las misiones, puesto que la mayoría
fueron ubicadas cerca de arroyos, considerando el acceso al agua para sembradíos y
uso cotidiano. Se infiere que la protección de inundaciones no fue una preocupación
generalizada para los frailes, debido a ello las crónicas dan cuenta de frecuentes des-
bordamientos de arroyos, colapso de viviendas, arrastre de nativos y españoles.
Las misiones construidas por los jesuitas fueron vulnerables ante las inundaciones
porque las asentaron en sitios expuestos a los desbordamientos de arroyos y en áreas
cercanas al descenso de flujos de escombros. El desconocimiento del territorio per-
mitió que otros extranjeros ubicaran sus viviendas a corta distancia de las misiones y
gradualmente se formaron poblados, incrementó el caserío y en todas las localidades
padecieron frecuentes inundaciones durante su historia. En algunas la respuesta ante
inundaciones fue la reubicación, pero aún así el escaso nivel del terreno junto a la tra-
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
Fuente: Google Earth, 2016. Ubicación de las misiones de Loreto, San Javier, San Luis Gonzaga, La Paz,
Todos Santos, Santiago y San José del Cabo, asentadas muy cerca del cauce de arroyos y cuerpos de agua
con potencial para desbordarse e inundar.
yectoria de avenidas súbitas las hizo propensas a las crecidas. Los frailes promovieron
la construcción de viviendas más resistentes a los amenazantes vientos por medio del
uso de rocas en los cimientos, muros de adobe y madera en los techos. Véase imagen 1.
Sin embargo, los frailes también eran vulnerables a los conflictos sociales y los nativos
se convirtieron en una amenaza para algunos de los sacerdotes.
A pocos años de fundada la primera misión de San José del Cabo, los indígenas
pericúes se rebelaron ante las disposiciones de los frailes y asesinaron al sacerdote
Nicolás Tamaral, encargado de la evangelización, cerca del año de 1734.22 Existen
diversas versiones de su ejecución, pero coinciden en que este asesinato convenció a
los españoles de reubicar la misión y trasladarla al bordo de la playa, donde se ubica
22. En el MHNCSL una anotación indica la fecha de arribo del fraile Tamaral y su muerte de la siguiente
manera «el padre Nicolás Tamaral (1730-1734)». Sin embargo líneas más adelante se señala que «la
rebelión de 1730 causó el martirio del Padre Tamaral el 3 de octubre de aquel año y el abandono temporal
de la misión». Evidentemente existe una incoherencia en la fecha de muerte del fraile Nicolás Tamaral.
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Raymundo Padilla Lozoya
Fuente: Fotografía captada por Raymundo Padilla Lozoya, el 16 de febrero de 2011. Según el informante
Francisco Márquez Ceseña, las piedras notables en la imagen pertenecieron a los cimientos de la misión de
San José, la cual estuvo asentada donde actualmente se ubica su terreno. Otros informantes coincidieron
en la ubicación de la histórica construcción, pero es necesaria una detallada investigación para constatar la
veracidad del dato.
hasta hoy, en el centro administrativo, social y político de la ciudad de San José del
Cabo.
El nuevo asentamiento de la misión de San José del Cabo también fue edificado
a un lado del arroyo San José y del entonces amplio estero que contaba con abundante
diversidad natural, la cual facilitó la sobrevivencia de los españoles como lo hace un
oasis en el desierto. Debieron considerar la posibilidad de huir por mar en caso de ser
amenazados nuevamente por los pericúes y procuraron evitar el mismo destino que
padeció el sacerdote Nicolás Tamaral.
Para reducir el riesgo por sequía el estero fue indispensable. La historia de San
José del Cabo está ligada a la diversidad natural del estero, el cual redujo algunas
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
vulnerabilidades, como quedarse sin agua y sin comida ante la escasez de lluvias. En
el estero convivían una amplia diversidad de aves y pequeños mamíferos, pero había
peces, cangrejos, lagartos, «camarones azules, árboles centenarios de mezquite, palo
fierro, tezos, guamúchiles, tamarindos, palo blanco, arbustos, peces. Se obtenía además
leña para el fuego».23 (Wilkes, 2005: 12-13). También se le conocía como el Estero de
las Palmas de San José del Cabo Añuití, por su abundancia de palmas y otras plantas
silvestres. La buena tierra, libre de avenidas e ideal para la labranza, que refería el
sacerdote José de Echeverría permitió que el pueblo de San José se desarrollara de
manera muy lenta, pero constante, durante el siglo xviii. Además fueron construidas
diversas viviendas en torno a la plaza principal del pueblo fundado por españoles y
otros extranjeros comerciantes que producían distinta mercancía y la exportaban, al
tiempo que también importaban múltiples productos al contar con un puerto activo
durante los siglos xvi al xviii. Así, los frailes contribuyeron en el asentamiento y la
conformación de una sociedad que aprendió a enfrentar la amenaza de las sequías, pero
no la amenaza de los huracanes.
Existe poca evidencia disponible para comprobar plenamente las razones cultura-
les que influían en la movilidad de los nativos pericúes, por ello solamente es deducible
que la recolección para sobrevivir determinaba sus asentamientos temporales y las
migraciones.24 Sin embargo, el pueblo de San José del Cabo es un claro ejemplo de que
las amenazas naturales no determinaron el tipo y el lugar de asentamiento; fueron el
acceso al agua para enfrentar la sequía, la cercanía con el mar, el puerto para comerciar
y las disposiciones de los religiosos las que influyeron en las razones fundamentales
del asentamiento definitivo de San José del Cabo. En este mismo sentido, la tesis del
arquitecto Amos Rapoport propuso que «el efecto de la localización no es físico sino
cultural, ya que el lugar ideal depende de las metas, ideales y valores de un pueblo o de
un período y la elección de –un buen sitio– sea lago, río, montaña o costa depende de
su definición cultural».25 Así, los frailes buscaron una tierra ideal para labranza que les
permitiera producir alimentos para sobrevivir y mostrar el éxito de la misión con los
nativos sedentarizados, no un lugar distante de la costa y de los huracanes que aún eran
una amenaza debido a la exposición del asentamientos ante los efectos e impactos. Sin
embargo, la presencia de los colonizadores trajo consigo una amenaza más mortal para
los indígenas, quienes no estaban preparados para enfrentarla y resultaron ser altamen-
te vulnerables, como se leerá en el siguiente apartado.
23. Wilkes Richie, María Faustina, «El San Lucas que yo conocí, parte III», en Tribuna de Los Cabos, San
José del Cabo, Tribuna de Los Cabos, 2005, 12.
24. En este sentido, el antropólogo Fernando Briones Gamboa ha citado que el trabajo del arqueólogo
William Sanders hace evidente que «el gran patrón de los asentamientos prehispánicos es la subsisten-
cia». Nota tomada durante el IV Congreso Nacional de Ciencias Sociales, celebrado en febrero de 2012
en el Colegio de San Ildefonso en la Ciudad de México.
25. Amos Rapoport, Vivienda y cultura, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A., 1972, p. 44.
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Año 1796 1797 1798 1799 1800 1801 1802 1803 1804 1806 1808 1814
Población 70 77 81 78 78 77 83 88 83 92 109 47
Con base en los censos de frailes recopilados por Jackson, se observa que en cor-
tos períodos la cantidad de población superó el ciento y la migración comercial produ-
cía fluctuaciones en el número de pobladores, al igual que la mortalidad de extranjeros
y de nativos debido a diversas enfermedades. La mayor parte de las afectaciones demo-
gráficas a los indígenas se debió a su vulnerabilidad ante enfermedades epidémicas,
véase cuadro 3. El descenso poblacional asociado a las epidemias fue catastrófico para
la vida humana y para el desarrollo cultural de los nativos, aunque también afectó a
los extranjeros, pero eran menos vulnerables y su inmunidad les permitió enfrentar de
mejor manera la misma amenaza.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
26. Robert H. Jackson, «Epidemic disease and population decline in the Baja California missions, 1697-
1834», en Southern California Quarterly, vol. 63, no. 4, 1981, p. 319.
27. Robert H. Jackson, «Epidemic disease and population, p. 320.
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frailes subieron a censar el número de indios, pero encontraron en las cuevas los restos
de familias completas y los cadáveres de niños o individuos que fueron abandonados
a su suerte. Algunos nativos morían de inanición por miedo a salir y contagiarse, se
tiraban al mar o se incendiaban para no proliferar contagios. Aún así las epidemias
llegaron hasta los lugares más distantes. La migración no fue una solución, ni siquiera
para los españoles que por temor a la amenaza iban de un lugar a otro buscando escapar
de las epidemias y en su movilidad las diseminaban.
Según el historiador Jackson en la década de 1760, el franciscano Francisco Palou
escribió las consecuencias de la migración hacia la distante orilla de la península de
San José del Cabo, de la siguiente manera:
...en las dos ciudades de Santiago y San José [del Cabo], era grande el caos para todos
los que habían sido trasladados de Todos Santos a Santiago pues murieron, así como tam-
bién algunos de los nativos del último lugar nombrado. Lo mismo sucedió en la misión de
San José [del Cabo] donde todos los de San [Francisco] Xavier murieron, quedando sólo
una de las doce familias que se habían trasladado allí.28
Los pueblos quedaron casi deshabitados con este desastre que destrozó el desa-
rrollo comercial que se venía gestando. Nadie estaba a salvo, ni los nativos, ni los
extranjeros, ni los laicos, ni los frailes. La amenaza de la epidemia se generalizó y vul-
neró todo el tejido social. Se ha documentado en la historia local que en San José del
Cabo, «en mayo de 1769 [una] epidemia de fiebre […] causó la muerte de la mayoría
de la población indígena; así como la del padre Fray Juan Morán».29 De esta manera
se hizo evidente que la protección simbólica era inadecuada para enfrentar la amena-
za de las epidemias, por ello muchos migraron y huyeron porque ante el desastre el
éxodo siempre ha sido una opción. A muchos extranjeros no les importó en el siglo
xviii abandonar el pueblo de San José del Cabo que ya se vislumbraba prometedor.
(Véase ilustración 8).
Las epidemias produjeron el desplazamiento de poblaciones, impactaron en las
actividades comerciales y se sumaron a las desgracias de los jesuitas quienes además
fueron expulsados de México en el año de 1767 por órdenes reales. Después de que
los jesuitas fueron expulsados, arribaron al sur de la península los frailes dominicos
en 1774 y para entonces «las epidemias habían devastado por completo a los pueblos
pericú y guaycura y a la mayoría de los cochimí».30 Algunos extranjeros que estaban
asentados en San José del Cabo eran inmunes a las epidemias. Ellos recibían productos
que importaban por medio de la Nao de China, la cual desde el siglo xvii hizo escala
en San José del Cabo, hasta el año de 1776, cuando cambió destino al nuevo puerto
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
Ilustración 8. San José del Cabo en 1767, representación del jesuita Ignacio
Tirsch
Fuente: Rodríguez, 2002: 30. En la imagen son notables algunas construcciones de piedra y adobe, con
techos al parecer de zacate o palma. El arroyo nutre con agua los sembradíos y los separa del asentamiento
principal constituido por menos de 10 viviendas y el templo de la misión. Contaban con un granero cerca de
los campos sembrados.
31. Magaña Mancillas, Mario Alberto, Indios, soldados y rancheros, doblamiento, memoria e identidades
en el área central de las Californias (1769-1870), La Paz, Gobierno del Estado de Baja California Sur-
Instituto Sudcaliforniano de Cultura-El Colegio de Michoacán-Conaculta, 2010, p. 558.
32. Robert H. Jackson, «Epidemic disease and population, p. 323.
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COMENTARIOS FINALES
A lo largo del documento se ha procurado plantear las condiciones particulares en
que se presentaron ciertas manifestaciones naturales en la península de Baja California
Sur y la manera como fueron amenazantes para los nativos pericúes y también para los
extranjeros que decidieron asentarse en ese territorio. Considerando esas relaciones
entre naturaleza y sociedad se han mostrado los efectos e impactos físicos y sociales de
las amenazas, las respuestas civiles y la manera como la exposición de los asentamien-
tos perpetuó ciertas vulnerabilidades.
Como parte de las respuestas, se expusieron las prácticas que los indígenas uti-
lizaron para enfrentar los huracanes y la manera como fueron sedentarizados por los
frailes jesuitas y luego su tragedia ante las recurrentes epidemias. Intentaron enfrentar
las enfermedades epidémicas, pero fracasaron y casi fueron extintos. Con ellos tam-
bién desapareció gran parte del conocimiento y la evidencia de otras relaciones entre
los nativos y la naturaleza.
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El surgimiento de una sociedad vulnerable y sus respuestas ante amenazas naturales: San José del Cabo...
De la misma manera se mostró cómo fue surgiendo otra sociedad novohispana que
implementó diferentes respuestas para enfrentar las condiciones del medio ambiente,
en parte impulsados por la misión religiosa y en parte por las posibilidades comercia-
les del territorio. Para los españoles y religiosos, el factor principal que incidió en la
vulnerabilidad ante huracanes fue la exposición a los efectos intensos de los huracanes.
Construyeron edificaciones y viviendas con muros resistentes a los vientos, pero con
techos de zacate y palma que fueron afectados o destruidos ocasionalmente. Para los
españoles fue posible trascender a pesar de condiciones muy adversas y aún siendo una
sociedad vulnerable ante las amenazas que representaban el desierto, los nativos, los
huracanes y las epidemias.
Los vestigios evidencian que desde el siglo xviii, hasta el día hoy, los habitantes
de la península de Baja California Sur han sido vulnerables ante los efectos e impactos
de los huracanes. Baste recordar que el 13 de septiembre del año 2014, en la zona ciclo-
génica del Golfo de Tehuantepec se formó el huracán Odile, categoría 3 en la escala de
Saffir-Simpson, subió paralelo al litoral mexicano e ingresó a tierra el 15 de septiem-
bre sobre Cabo San Lucas, luego siguió una trayectoria hacia el norte por el centro de
la península. Durante este fenómeno murieron 6 personas en Baja California Sur, se
contabilizaron afectaciones en 10, 978 viviendas y 923 escuelas, fueron evacuados 38
mil turistas y se estimó el daño total en 24 mil millones de pesos, es decir, casi mil 298
millones de dólares.36 Odile detonó un desastre que evidenció una vez más las condi-
ciones de vulnerabilidad históricas que han perdurado en la sociedad sudcaliforniana.
Nuevamente el desastre mostró la vulnerabilidades que subyacen en lo que algunos
denominan desarrollo, el cual resulta inequitativo, pues fortalece a unos cuantos y des-
protege a otros, que son las víctimas de la tragedia.
Este desastre detonado por el huracán Odile desveló las vulnerabilidades de la
sociedad sudcaliforniana contemporánea ante los huracanes, mostró que las respuestas
preparativas preventivas de desastres aún son insuficientes para reducir la exposición,
mitigar los daños a los bienes materiales y para garantizar la sobrevivencia de todos
los seres humanos. Hizo notable que persisten factores que limitan la conformación
de una cultura preventiva de desastres, porque aún cuando el número de muertos fue
reducido, el costo económico del desastre fue muy alto y tendrá una repercusión de
largo plazo en el desarrollo de muchos individuos y comunidades. El estudio de la
sociedad sudcaliforniana permitió observar que la relación con una amenaza natural no
incide de manera automática en el desarrollo de una respuesta estratégica efectiva para
enfrentarla y evitar los desastres, se requiere de una voluntad social o política especial.
De lo contrario, una sociedad acepta los frecuentes desastres con cierta naturalidad,
perpetuando una vulnerabilidad histórica ante una amenaza como los huracanes.
Así, la vulnerabilidad histórica o crónica se hace evidente en sociedades que han
padecido desastres ante una misma amenaza o varias. En la sociedad sudcaliforniana
36. David Muriá Vila, coord., El huracán Odile y sus efectos en la infraestructura del sur de la península de
Baja California, Ciudad de México, Instituto de Ingeniería de la UNAM – Academia de Ingeniería, 2015.
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fue posible reducir la vulnerabilidad ante las sequías por escasez de lluvia y las enfer-
medades epidémicas entre algunos grupos sociales, pero se perpetuó la vulnerabilidad
ante huracanes, como una condición histórica y característica de esa sociedad. Por ello
deben analizarse todos los factores que inciden en la construcción social de los ries-
gos que permiten que un huracán detone un desastre, y enfocar en ellos una serie de
respuestas que mejoren las capacidades preparativas y preventivas de toda la sociedad
para evitar la reproducción de la vulnerabilidad histórica y de futuros desastres.
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