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COMPRAVENTA
NOVIEMBRE, 2021
Similitudes entre el contrato de compraventa y el contrato de arrendamiento
Los requisitos para obligarse según el artículo 1502 del CC, son:
Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad, es
necesario: 1o.) Que sea legalmente capaz. 2o.) que consienta en dicho acto o
declaración y su consentimiento no adolezca de vicio. 3o.) que recaiga sobre un
objeto lícito. 4o.) que tenga una causa lícita.
Es necesario la capacidad de obrar. En el caso de menores emancipados. El menor
emancipado no podrá enajenar bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o
industriales u objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus padres. Si se
celebra un contrato con una persona sin capacidad de obrar o la venta de un
bienmueble por un menor emancipado sería un contrato anulable. Pueden ser
objetos del contrato tanto bienes materiales muebles o inmuebles, bienes
inmateriales y derechos. Para que sea válido debe ser determinado o determinable
sin necesidad de un nuevo acuerdo, estar dentro del comercio y ser posible. En
compra venta de una cosa futura la obligación de las partes nace en el momento que
exista el objeto. Y en caso de que no esté el objeto no podrán reclamar salvo
acuerdo de lo contrario
El principio básico del contrato es que debe ser ejecutado de buena fe; esta buena fe
se debe traducir en la buena fe en la ejecución de las obligaciones creadas por el
contrato. El contrato es conformado por un acreedor y un deudor; el cual debe obrar
de buena fe para ejecutar sus obligaciones y no perjudicar al acreedor. De esta
forma, además de la voluntad de las partes para celebrar el contrato y de su
compromiso de obrar de buena fe, el contrato se celebra para permitir la satisfacción
de una necesidad del acreedor mediante la ejecución de la obligación del deudor.
Esto es precisamente la obligación. (Sarmiento y Florez, 2002).
Por otro lado, la palabra obligación comprende aquellos deberes impuestos por el
derecho, que consisten en dar, hacer, o no hacer algo, una persona a favor de otra.
De lo mismo se desprende que las obligaciones deben cumplirse exactamente como
han sido contraídas, el deudor debe ser responsable de cumplir o ejecutar la
obligación que contrajo; de no ser así, es decir, en caso de que el deudor no ejecute
o incumpla la obligación contractual y perjudique al acreedor y el deudor tenga la
voluntad de perjudicar al acreedor aceptando el daño causado por su
comportamiento; el acreedor tiene derecho a la indemnización por dalos y
perjuicios; esta indemnización es subsidiaria de la obligación principal, ya que,
aquella remplaza la prestación que es objeto de esta. Se debe aclarar, que el acreedor
debe quedar satisfecho o quedar exento, así, se le debe reparar no solo los daños
causados por la inejecución total o parcial de la obligación principal, sino también
los que haya sufrido por el retardo en el cumplimiento de dicha obligación y hasta el
pago de la indemnización que lo reemplaza. De igual forma, se podría hablar de
responsabilidad contractual cuando hay inejecución o retardo de la obligación por
parte del deudor y le es imputable por haber cometido dolo o culpa, teniendo así que
indemnizar los perjuicios causados al acreedor (Arnau, 2009).
Por otro lado, se pueden enumerar como requisitos del contrato los siguientes:
consentimiento de los contratantes; objeto del contrato; y, la causa del contrato. (Ha
de tener una causa legítima para tener validez legal). De no cumplirse estos
requisitos se podría caer en la resolución o nulidad del contrato; la resolución trata
de un negocio válidamente celebrado que pierde su eficacia entre las partes por un
hecho posterior a su ejecución, esté contemplado o no en el contrato. La nulidad es
la situación por la cual el contrato ha de considerarse como no celebrado. Las
consecuencias de la nulidad del contrato pueden ser que el contrato nulo no puede
ser objeto de convalidación (no se puede modificar el contrato para que sea válido)
(Garcés, 2014).
Ahora bien, los efectos de los contratos se producen entre las partes contratantes,
que quedan obligadas en los términos previstos por los pactos que hayan
establecido; pero incluso, aunque no se hubiesen estipulado una serie de cuestiones,
que según su naturaleza deben sobreentenderse conforme la buena fe, al uso y a la
ley, las partes quedan obligadas por ellos.
Si el contrato hubiese sido ejecutado total o parcialmente, se repondrán las cosas al
estado que tenían anteriormente. Como se mencionó anteriormente, la
responsabilidad contractual es básicamente el incumplimiento de una obligación
nacida de un contrato. Así, el deudor ha incumplido la obligación adquirida en el
contrato y esta le es imputable por el acreedor a excepción de que se trata de caso
fortuito o fuerza mayor. En este sentido, la responsabilidad contractual depende de
que se cumplan tres elementos: hecho ilícito, culpa y daño (Irisarri, 2000).
Bibliografía