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Con Fleming empezó la historia de los antibióticos, unos medicamentos que han salvado la vida a
millones de personas a lo largo de la historia. Gracias a estos fármacos, hoy en día somos capaces
de tratar prácticamente todas aquellas enfermedades provocadas por bacterias, haciendo que nos
curemos de muchas infecciones en cuestión de días.
Hoy veremos los antibióticos más utilizados actualmente en la práctica clínica, detallando para qué
enfermedades son útiles y cuáles son las bacterias contra las que nos proteges.
¿Qué es un antibiótico?
Un antibiótico es un compuesto químico producido por algunos seres vivos (como por ejemplo la
penicilina, que es producida por algunas especies de hongos) u obtenido a través de derivados
sintéticos y que funcionan como fármacos que matan o bien inhiben el crecimiento de las
bacterias, los microorganismos sensibles a ellos. Cada uno de los antibióticos que se utilizan en
medicina va enfocado a tratar una infección por una bacteria o grupo de bacterias concretas.
Algunos son muy específicos y otros son capaces de afectar a varias especies distintas. De ahí que
haya algunos de amplio espectro, es decir, aquellos que afectan a muchas especies bacterianas
diferentes. Son medicamentos que solo pueden obtenerse con receta médica, pues deben ser
consumidos con cuidado. Si la enfermedad es de origen vírico, estos antibióticos no harán nada,
por lo que no tiene sentido consumirlos. Además, se está observando que las bacterias se
empiezan a hacer resistentes a los antibióticos, por lo que es importante no hacer un mal uso de
ellos. Los antibióticos pueden administrarse tanto por vía oral (mediante comprimidos) como por
vía intravenosa (por inyección), e incluso de forma tópica (administración de pomadas sobre la
piel). La vía elegida dependerá de la naturaleza de la enfermedad que quiere tratarse.
Los antibióticos tienen diferentes efectos sobre las bacterias. Dependiendo de la bacteria que se
quiera combatir, se deberá elegir un antibiótico que esté diseñado para afectar a alguna de las
estructuras propias o a los procesos fisiológicos de esta especie.
Cada especie bacteriana o grupo de especies tiene unas características únicas, por lo que los
antibióticos tienen como “diana” alguna de estas propiedades. Dependiendo de cómo es la
bacteria, unos antibióticos funcionarán y otros no, pues no todos cumplen con los requisitos para
afectarla.
Así, hay antibióticos que lo que hacen es dañar la pared celular, una estructura que envuelve a las
bacterias y que las protege, por lo que estos fármacos consiguen debilitarlas, haciendo que
pierdan el contenido intracelular y acaben muriendo.
Otros, en cambio, afectan a la membrana celular, haciendo que la bacteria pierda la única
protección e inevitablemente muera. También hay antibióticos que dañan el material genético de
la bacteria, inhiben la síntesis de proteínas, dañan orgánulos celulares… Todo esto conduce a una
muerte o a una detención del crecimiento de la población de patógenos.
Pese a no dañar directamente a nuestras células, hay que tener en cuenta que, como cualquier
otro medicamento, tiene posibles efectos adversos. La ingesta de un antibiótico puede
provocarnos distintos síntomas, los cuales son perfectamente normales y, excepto casos concretos
en los que se es alérgico a ellos, no tienen por qué ser graves.
El dolor de cabeza, la diarrea, erupciones cutáneas, náuseas, mareos, malestar general, etc, son
algunos de los efectos secundarios más comunes.
Como más específico y concreto sea lo que hace el antibiótico, menor será el repertorio de
bacterias contra las que puede luchar. Pero, en cambio, si ataca a procesos o características que
muchas especies bacterianas comparten, más infecciones podrá combatir.
Pese a que, como veremos, hay enfermedades que pueden ser tratadas por diferentes
antibióticos, el médico elegirá uno u otro después de valorar la gravedad de la infección, el estado
de salud de la persona, los posibles efectos adversos que vaya a tener el antibiótico y la efectividad
de este.
De todos los antibióticos que existen, a continuación presentamos una lista con algunos de los más
utilizados actualmente, detallando tanto su mecanismo de acción como las enfermedades para las
que están recomendados.
1. Ampicilina
Es útil para tratar infecciones del oído, respiratorias, gastrointestinales, de la piel, de la boca, del
aparato urinario, del sistema neurológico y septicemias. Es muy utilizado precisamente por la
variedad de enfermedades causadas por bacterias y porque no solo inhibe el crecimiento, sino que
las mata.
2. Amoxicilina
La amoxicilina es un antibiótico similar a la ampicilina, pues su mecanismo de acción se basa en lo
mismo. Impide la síntesis de la pared bacteriana, por lo que mata a las bacterias responsables de
la infección. También es de amplio espectro.
Es útil para tratar muchas enfermedades distintas: infecciones de oído, de garganta, de nariz, del
aparato respiratorio (bronquitis y neumonía), del sistema urinario, de la piel, de los dientes, del
estómago (infección por “Helicobacter pylori”), del corazón, etc.
3. Penicilina
La penicilina fue el primer antibiótico descubierto y a día de hoy se sigue utilizando con
frecuencia. Se trata también de un bactericida que bloquea la síntesis y reparación de la pared
bacteriana, por lo que es de amplio espectro.
4. Tetraciclina
La tetraciclina es un antibiótico bacteriostático, es decir, no mata a las bacterias (como sí hacen los
bactericidas) pero inhibe su crecimiento. Su mecanismo de acción consiste en detener la síntesis
de proteínas, por lo que no pueden desarrollarse ni reproducirse. No sirven para todas las
bacterias, pero sí para aquellas Gram +, uno de los dos grupos en los que se dividen las especies
bacterianas.
Es útil para tratar infecciones causadas por bacterias como “Bacillus”, “Listeria”, “Staphylococcus”,
“Streptococcus”, etc. Por lo tanto, pueden tratarse infecciones dentales, respiratorias,
gastrointestinales, de la piel, brucelosis, tifus, otitis, que estén causadas por bacterias de este tipo.
5. Estreptomicina
Las enfermedades que suelen ser tratadas con este antibiótico son: brucelosis, gonorrea,
infecciones gastrointestinales, endocarditis, peste, tuberculosis… También tiende a utilizarse para
reducir la flora intestinal de una persona que va a someterse a una intervención quirúrgica.
6. Piperacilina
7. Ticarcilina
La ticarcilina es útil para tratar infecciones causadas por estas bacterias, siendo las enfermedades
respiratorias, las urinarias y las gastrointestinales las más frecuentes.
8. Oxacilina
La oxacilina se administra con frecuencia después de una intervención quirúrgica, pues es útil para
prevenir infecciones durante el postoperatorio, especialmente si se ha realizado una neurocirugía.
También se usa para tratar enfermedades respiratorias, del oído, renales, óseas, del aparato
urinario, de la piel, etc, causadas por estas bacterias.
9. Azitromicina
La azitromicina es un antibiótico bactericida que daña los ribosomas, por lo que no tiene lugar la
síntesis de proteínas, las cuales son imprescindibles para la bacteria, que acaba muriendo. Se trata
de un antibiótico de amplio espectro.
Es útil para tratar infecciones por parte de estafilococos, estreptococos, “Listeria”, “Clostridium”,
clamidia, “Mycobacterium”, “Mycoplasma”, “Treponema” y muchas otras especies bacterianas
distintas.
10. Gentamicina
https://medicoplus.com/medicina-general/antibioticos-mas-utilizados
https://www.veritasint.com/blog/es/antibioticos-mas-comunes-y-como-usarlos-de-forma-
correcta/
https://www.msdmanuals.com/es-pe/hogar/infecciones/antibi%C3%B3ticos/introducci%C3%B3n-
a-los-antibi%C3%B3ticos
https://www.cdc.gov/antibiotic-use/sp/should-know.html
https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/conditions/treatments/Paginas/The-
History-of-Antibiotics.aspx
https://kidshealth.org/es/parents/antibiotic-overuse.html
https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/antibioticos#efectos-secundarios
Los antibióticos son fármacos que se utilizan para combatir las infecciones causadas por
bacterias.
El primer antibiótico y el más conocido es la Penicilina, descubierta por Alexander Fleming
en 1928.
Constituyen uno de los grandes avances de la Medicina, aunque su uso inadecuado provoca
efectos no deseados que, en ocasiones pueden ser muy graves.