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Oración de liberación para después de la Comunión

Cristo Jesús, Salvador deseado y esperado de la historia, de mi historia, que


hoy vienes a habitar en mi, con tu cuerpo y con tu sangre ven a caminar por mi
vida. Camina por mi pasado, por mi presente y por mi futuro.

Tu, que caminaste por caminos, senderos y calles de pueblos y ciudades,


camina hoy por mí y bendíceme en tu amor.

Tu, que sanaste a los leprosos, cura la lepra espiritual que se produjo en mí,
ante aquellos pecados que, por ser soberbio, débil o ignorante me sumieron en la
enfermedad. Clama en tu cruz todos mis pecados y unge mis heridas con tu
bendita sangre.

Tu, que sanaste al sordo mudo, cúrame y libérame del espíritu de sordera,
que no me deja percibir tu amor y escuchar tu voz en mi interior, discernir tu
voluntad y escuchar el clamor de los hermanos que sufren.

Tu, que devolviste la vista a los ciegos, libérame del espíritu de ceguera que
no permite verte en mí constantemente, y vivir en alabanzas por tu inigualable
belleza.

Tu, que liberaste al epiléptico, libérame hoy del espíritu de epilepsia y


mudez, que me impide comunicarme en profundidad, y expresar tu Palabra con
sabiduría, prudencia, claridad, afecto y firmeza.

Tu, que sanaste a los paralíticos, libérame del espíritu de parálisis, que me
deja postrado largo tiempo, haciéndome perder la virtud de la alegría, y no sé
hacia donde dirigirme para hacer tu voluntad.

Tu, que resucitaste a los muertos, resucita, caminante santo, las áreas de mi
historia de mi vida, que están marchitas, agonizantes o muertas.

Tu que liberaste a los oprimidos por el mal, libérame de toda fuerza o


cercanía del espíritu del mal, y cólmame de tu santo y dulce Espíritu, para que,
por tu gloria, brillen los dones y carismas que me diste.

Envíame a tus santos arcángeles y ángeles (San Gabriel, San Rafael y San
Miguel y toda la milicia celestial de Dios), instrumento de tu paz para que me
guíen a lo largo del camino. AMEN.-

(Te recomiendo realizar, con espíritu de fe, cada día esta oración,
deteniéndote en aquel punto donde necesitas una mayor intervención de Dios.)

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