Está en la página 1de 3

RETIROS ESPIRITUALES

MI DISPOSICIÓN INICIAL
PARA VIVIR
LOS RETIROS ESPIRITUALES

Hoy inicias la vivencia de unos días especiales. Dios te ha invitado, te espera con los brazos abiertos
de Padre que te ama.
Días en los que Dios te dará una gracia especial: poder hacer un alto en el camino de tu vida, y realizar
los Retiros Espirituales.
Necesitas este tiempo para ti, si quieres dar luego a los demás, un tiempo más noble y más valioso.
Un retiro es un encuentro con el Dios de la vida, con el Dios de mi vida. Es un tiempo para re-crear
esta verdad que está impresa al comienzo de toda vida cristiana y que nosotros hemos renovado por
la Profesión Religiosa: DIOS ES EL SEÑOR DE MI VIDA.
Recordemos que, si estamos aquí estos días, es que Dios nos llamó al encuentro. ¿Podemos
imaginarnos que nos ha estado esperando?
El primer tiempo de unos días de Retiros Espirituales es muy importante, lo necesitamos para
ordenarnos, escuchar lo que traemos en el corazón y organizar lo que vamos a vivir durante esta
experiencia.
Una tarea fundamental es despertar el anhelo de Dios: disponer el corazón a acogerlo, advertir su
cercanía, su amor, avivar nuestra conciencia de que El está presente y alegrarnos de esa presencia
suya y del tiempo que tenemos por delante.
Empieza el retiro dispuesta a renovarte de raíz, decidida a terminar completamente nueva.
Un retiro espiritual en su esencia es un encuentro con el Señor, en actitud de silencio, escucha y
oración. Momentos personales de encuentro a solas con Dios.
Con frecuencia llegamos a los Ejercicios o Retiros Espirituales pensando en nosotras mismas, quizás
incluso, un poco hechas a la idea que será un nuevo examen interno de nuestras vidas. Si éste es tu
caso, seguramente te aliviará saber que el centro de los retiros no eres tú, sino Jesús.
Ciertamente, los retiros suponen examinar nuestra vida a la luz de Jesús, porque la contemplación de
Jesús es el corazón del retiro.
Por esto, la mejor recomendación es dejar “tu yo” en un rincón cómodo de la habitación, para
dedicarte desde ahora, solamente a orar y contemplar a Jesús.
Un texto de la Carta a los hebreos nos ayuda a mantenernos en este empeño: “corramos con fortaleza
la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe. (Hb 12, 1-2).

Y estás aquí, eso es lo valioso; no importa cómo estés: aunque sea triste, cansada o enferma...
desalentada, desmotivada…… o también alegre, con ánimo, llena de esperanza; estás lista para
empezar y decidida a todo, incluso a la conversión total.

1
Orando: Pido insistentemente al Señor me conceda las disposiciones necesarias para hacer estos
Retiros y su ayuda para aprovechar al máximo esta experiencia.

Disponiéndome:
- Busco el lugar más adecuado que me permita sintonizar con el Señor.
- Tomo una postura físicamente cómoda para orar.
- Hago un ejercicio de silencio que me recupere la paz interior y me permita tener “la casa
sosegada”.
- Me centro y me concentro en todo mi ser para estar como discípula a los pies del Maestro y
escuchar su voz.

Entrando en contacto con mi interioridad


Ponte delante del Maestro de Galilea tal cual eres, sin máscaras, sin maquillaje, sin cirugías ni
cosméticos.
Hago el ejercicio de entrar en contacto con mi interioridad, con todo lo que en este momento de
mi vida invade mi corazón: alegrías, tristezas, angustias, preocupaciones, anhelos, ilusiones,
sueños, esperanzas, etc.

Me pregunto:

❖ ¿Qué traigo en mi mochila?:


- ¿Estancamiento espiritual?
- ¿Falta de paz y de armonía entre mis deseos y mi realidad?
- Superficialidad, sentimientos que no puedo controlar: de tristeza, de miedo…
- ¿Alguna preocupación que me inquieta?
- ¿Alguna tensión que me hiere?
- ¿Dudas, zozobras, angustias?

- O al revés: ¿paz, alegría, ansias de jugármela toda por Jesucristo y su causa, ganas de servir sin
condiciones?

❖ ¿Cómo he crecido o decrecido desde los Retiros del año anterior?

❖ ¿Qué disposiciones necesito para vivir estos Retiros?

Indudablemente estos días serán días de oración, meditación, reflexión, contemplación, escuchando
la Palabra, escuchando a Madre Caridad, a la realidad que vivimos en nuestra propia vida, en
nuestras Fraternidades, en nuestra Congregación, en la Iglesia, en el mundo.

❖ Dialogo con el Señor, lo que en estos días quiero lograr con su gracia.

2
Pído con insistencia al Señor que me ayude a descubrir cómo transformar estos días en un verdadero
“tiempo de gracia”, para mi, mu Fraternidad, las personas a quienes he sido enviada.
Hago mías las palabras del salmista: “Señor, muéstrame tus deseos” (Salmo 119, 26b)
En este tiempo nuevo que se despliega ante mí, me dispongo para reconocer y acoger el paso de Dios
que me sale nuevamente al encuentro.
El tiempo es una creación de Dios. El tiempo en la Biblia es un movimiento impregnado de la acción
creadora de Dios. Dios se deja encontrar dentro del tiempo, o mejor aún, lo crea para revelarse en él,
esto me invita a descubrir a Dios que se nos transparenta en la historia cotidiana de cada día.
Puedo detenerme a meditar algunas palabras de San Pablo respecto al tiempo de Dios:
2Cor 6, 1b-2: “Los exhortamos a que no reciban en vano la gracia de Dios. Pues El mismo dice: En
el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te ayudé. Ahora es el tiempo favorable, ahora
es el tiempo de salvación”
Ef 5, 15 – 17: “Pongan pues atención en comportarse no como necios, sino como sabios,
aprovechando el momento presente, porque corren malos tiempos. Por lo mismo, no sean irreflexivos;
antes bien, traten de descubrir la voluntad del Señor”.

¿Qué sentimientos despiertan en mí estos textos de San Pablo?


¿A qué me siento realmente invitada?
¿Cómo puedo hacer para que este “tiempo de gracia” no sea en vano?

♰ Agradezco a Dios su invitación a estos Retiros Espirituales

Me tomo unos minutos para revisar cómo me sentí haciendo


este ejercicio de inicio de Retiros Espirituales.

También podría gustarte