Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
201657355
Las relaciones entre estos dos Estados a lo largo del siglo XX tuvieron bastantes
limitantes como la geografía, los objetivos en común, y el más importante la relación
con Estados Unidos. Antes del inicio de la Guerra Fría, las relaciones entre ambos
Estados tenían simplemente un carácter simbólico, ambos reconocían un supuesto
objetivo similar con la revuelta socialista y los ideales revolucionarios mexicanos.
Conforme la Unión Soviética fue creciendo como Estado su interés nacional cambió
completamente. Tras la muerte de Lenin, los siguientes mandatarios soviéticos no
estaban completamente interesados en llevar al socialismo a todo el mundo. Cuando
finaliza la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética ya tenía otros intereses, la URSS
comenzó a ver a Estados Unidos y al sistema capitalista como una amenaza para la
supervivencia del régimen. La Unión Soviética tuvo una nueva política de expansionismo
ideológico. Por otro lado, México decidió tener una política aislacionista para no
involucrase en el conflicto conocido como la Guerra Fría. No obstante, el imperialismo
norteamericano molestaba a extractos izquierdista de la población mexicana. México
tuvo que mostrar una política autónoma, para ello los acercamientos a la Unión
Soviética y a los países socialistas serían de vital importancia para mantener una
estabilidad interna.
Las relaciones entre México y la Unión Soviética comenzaron a inicios del siglo
XX, gracias a los ideales revolucionarios que compartían ambas naciones.
Inmediatamente que los Soviets emitieron el decreto de paz en toda Rusia en 1917,
declararon su vínculo ideológico que mantenían con el movimiento revolucionario
mexicano, especialmente con el gobierno de Venustiano Carranza por promulgar la
Constitución de 1917. En 1919 el Partido Comunista Mexicano fue creado, y en 1924 se
dio inicio formal a la relación entre ambos Estados. México fue la primera nación del
hemisferio en intercambiar embajadores con la Unión Soviética. El entonces
Comisionario del Pueblo para Asuntos Exteriores soviético, Gueorgui Chicherin, vio a
México como un puente para ingresar a América. La creación del Partido Comunista
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355
Los agentes aseguraban que en la capital se encontraban todo tipos de espías que eran
conocidos y tolerados por el gobierno mexicano. La CIA llegó a México en 1947 con el
objetivo de vigilar la embajada soviética, conocida por ser el centro de operaciones de
espionaje de América Latina (Iber, 2014). México aceptó la presencia de la CIA y otras
agencias de inteligencia de manera habilidosa, por un lado ofrecía a los norteamericanos
vigilancia a los soviéticos, y viceversa. “La postura permisiva planteada por los
gobiernos del PRI solamente fue una extensión de sus prácticas domesticas basadas en
mantener el disenso dentro de límites prescritos” (Iber, 2014). Los antagonistas de la
Guerra Fría podían mantener sus redes de espionaje pacíficamente, para que no
existiera necesidad de interferir en el gobierno.
La inteligencia soviética llegó antes que la norteamericana, e incluso trabajó por
un tiempo conjuntamente con los espías nazis, con quienes financiaban propaganda
política. En noviembre de 1940, los soviéticos completaron su principal objetivo en
México, el asesinato de Trotsky. Posteriormente, realizaron operaciones fallidas para
sacar al asesino de la cárcel. La constante cooperación nazi-soviética fue ayudada por
Emilio Azcárraga quien otorgó financiamiento a las juventudes hitlerianas en México, y a
las especias soviéticas, que trabajaban afuera del cabaret Waikiki en avenida Reforma
(Iber, 2014). La inteligencia norteamericana se enfocó a descifrar las comunicaciones
entre Moscú y la Ciudad de México. Dichos documentos fueron hechos públicos años
más tarde, en un catalogó conocido como lo Venona decrypts. En ellos, se muestras las
dos principales razones del espionaje soviético en México, una era saldar la deuda con el
asesino de Trotsky, liberándolo de la prisión, la segunda era el conducto que significaba
México para facilitar el espionaje soviético a Estados Unidos.
De acuerdo a Patrick Iber (2014), la inteligencia soviética trabajó con
personalidades de la vida política de México, uno de ellos fue Vicente Lombardo
Toledano, el líder obrero que empoderó la Confederación de Trabajadores de México.
Lombardo fue reclutado como activo de la inteligencia soviética para conseguir procesar
documentos de viajes a otros agentes para entrar a Estados Unidos. Posteriormente,
Miguel Alemán optó por tener un poco de control y de información sobre las actividades
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355
México todavía conservaba cierta independencia que abría las posibilidades para
negociaciones futuras. Aunado a esto, la visita a dos países socialistas servía para
apaciguar y tranquilizar los grupos izquierdistas en México, quienes eran los principales
promotores de las huelgas.
A pesar de que López Mateos se diferenció de sus predecesores al dejar atrás la
política aislacionista de la década de los cincuenta, él también estaba consiente que la
dependencia económica al país vecino no sería favorable para México, puesto que a
nivel internacional representaría la alineación a un bloque y el cierre de posibles
oportunidades para negociar y comerciar con el bloque socialista. Por esta razón, López
Mateos recibe al primer vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS. Anastas
Mikoyan, en 1959, con motivo de una exposición industrial, así como para favorecer el
comercio soviético-latinoamericano.
La Unión Soviética vio la visita del vicepresidente Mikoyan como una posibilidad
de intensificar su presencia en México y Latinoamérica. Una de sus metas en este
contexto era proyectar una imagen de prestigio a la industria soviética y a la perspectiva
de desarrollo socialista, mostrando que la Unión Soviética era una gran potencia digna
de reconocimiento y admiración (Cárdenas, 1993). Los soviéticos deseaban mostrar a
los mexicanos y latinoamericanos que el socialismo fue la clave del desarrollo de la
Unión Soviética, y que les permitió pasar de una Rusia zarista, retrasada industrialmente
y analfabeta, a una nueva nación grande y fuerte. Por lo contrario, la visita de Mikoyan
fue mal vista por la prensa, debido a que en su discurso menciono que las dos naciones
están unidas por su vínculo antiimperialista, varios periódicos reaccionaron
negativamente al considerarlo un intento de involucrar a México en conflictos inútiles y
malentendidos con nuestro principal aliado, Estados Unidos (Cárdenas, 1993).
Cabe destacar que durante este período el comercio entre ambos Estados era
desalentador y los pocos intercambios comerciales eran inconsistentes. La URSS estaba
interesada principalmente en el petróleo mexicano. La visita de Mikoyan marcó un
intento para fomentar los lazos económicos, pero fueron derrumbados debido a la
burocracia del Ministerio Soviético de Comercio Exterior (Cárdenas, 1993). El único
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355
producto mexicano que se intentó exportar fue el café, sin embargo la URSS no apoyó
la iniciativa, puesto que el café mexicano aumentaría el saldo pasivo que se registraba
en el comercio bilateral. Del mismo modo, se intentó crear un acuerdo con la empresa
paraestatal petrolera para intercambio de tecnología, sin embargo el documento no fue
ratificado. Las relaciones entre México y la Unión Soviética continuaron para mostrar la
autonomía del país. El gobierno mexicano envió en 1963 a una Delegación del Congreso
de la Unión a la URSS con el mismo objetivo de reforzar los vínculos comerciales
(Cárdenas y Sizonenko, 1981), a pesar de ello la visita no tuvo gran relevancia para el
gobierno mexicano. El comercio con la Unión Soviética era limitado por la distancia
física, los límites de Estados Unidos, y la baja competitividad de los productos soviéticos.
Ejemplo de ello es la carente importación de productos soviéticos.
La autonomía de la política exterior de López Mateos también se vio reflejada en
sus decisiones multilaterales, ejemplo de ello fue la postura mexicana hacia la
revolución cubana en la OEA. México prefería actuar bajo principios de política exterior
que dejaran satisfecha la opinión pública interna. Ademas, el multilateralismo le
brindaba a México independencia en su toma de decisiones, por el hecho de no tratarse
de una relación bilateral, donde sus decisiones pueden ser catalogadas como contrarias
a un régimen en específico, en cambio el multilateralismo proponía una decisión
conjunta. La autonomía en la política exterior tuvo muy pocos efectos negativos en la
relación con Estados Unidos, ya que dicho Estado comprendía que públicamente era
estratégico para México apelar a sus principios, pero en privado México tenía una
postura diferente, Estados Unidos sabía que tenía asegurado el completo apoyo de
México. Dicha relación especial entre los dos países cambiaría debido a la Crisis de los
misiles en Cuba, que llevó la relación especial a una nueva etapa.
La administración de López Mateos también mantuvo la tolerancia al espionaje
soviético hasta cierto punto, dado que México tuvo que expulsar a dos diplomáticos por
promover revueltas sociales. En 1959, en el contexto del conflicto ferrocarrilero dirigido
por Demetrio Vallejo, las investigaciones mexicanas descubrieron el involucramiento de
dos soviéticos, Nikolai Remizov, agregado militar, y Nikolai Axionov, segundo secretario
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355
interesante señalar que los soviéticos guardaban cierta reserva sobre la sinceridad de
Luis Echeverría, ya que en 1971, (…), había expulsado a cinco diplomáticos soviéticos”
(Cárdenas, 1993, p.229). La expulsión de los diplomáticos representó el fin de la
tolerancia al espionaje por parte del gobierno mexicano. Entre los diplomáticos
expulsados se encontraba Diakonov, expulsado anteriormente de otros países
Latinoamericanos y autor de un intento de golpe de Estado en Brasil (Cárdenas, 1993).
La URSS nuevamente no reaccionó negativamente a la expulsión, realmente los intentos
de esparcir la ideología socialista en México cada vez se convertían más imposibles,
puesto que la izquierda mexicana se encontraba debilitada. Aunado a ello, las
intervenciones soviéticas en Afganistán y Checoslovaquia dañaron la opinión pública de
la URSS.
Echeverría fue el presidente mexicano que realizó la mayor cantidad de acuerdos
con el régimen soviético entre ellos se encuentran un Convenio Comercial (1973),
Convenio de Cooperación Científica y Tecnológica (1975), Convenio de Cooperación
Económica y Tecnológica (1976). Dichos convenios demostraron el interés del
presidente de mostrar autonomía en su política exterior, además fueron beneficiados
por el período de distención. Del mismo modo, Echeverría buscaba mantener relaciones
favorables con la Unión Soviética y por ello durante su gobierno nombra a dos
destacados embajadores mexicano en la URSS. Los embajadores fueron Flores Olea y
Antonio Carrillo Flores, el primero simpatizante comunista y el segundo con vasta
experiencia e inteligencia (Cárdenas, 1993). Dichos nombramientos demuestran que el
gobierno de Echeverría, a diferencia de los anteriores, tomó en cuenta a la Unión
Soviética como un potencial socio comercial que podría ayudar a solucionar los
problemas económicos del país. Tras finalizar el sexenio de Echeverría, llegó López
Portillo a la presidencia. La política exterior de su gobierno continuó con el activismo
iniciado en el sexenio anterior. Algunos ejemplos del activismo durante su sexenio son la
propuesta de un Plan Mundial de Energéticos, el Acuerdo de San José, y la participación
de México como sede del Diálogo Norte-Sur en 1981. Dicho activismo internacional y
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355
posible aliado en caso de que el gobierno revolucionario idealizado llegara al poder. Sin
embargo, la época revolucionaria mexicana, a diferencia de la rusa, sólo mantuvo una
situación caótica en el país, la necesidad primordial de México era la creación de una
Constitución que pusiera orden al país. A pesar de que Carranza promulgó una en 1917,
el desorden en el país continuó. Posteriormente en la década de los veinte, los
gobiernos mexicanos estaban más interesados en obtener la aprobación de Estados
Unidos, mientras la Unión Soviética aún continuaba formando su nuevo régimen. Las
relaciones entre ambos países eran difíciles de lograr, iniciando por la incompatibilidad
de objetivos. México nunca compartió ideales socialista, como la Unión Soviética
pensaba. La transición de régimen en México obedecía ambiciones personales, una de
las razones por las que la Revolución fue bastante conflictiva.
Con la llegada de Lázaro Cárdenas a México, el país comenzó a sufrir
transformaciones y una transición de poder tranquila, además ahora el control del país
ya no estaría atad a una figura o persona. En cambio el poder estaría en partido político,
el PRI. El régimen mantenido por dicho partido manejó de forma bastante hábil la
postura de México tanto en la Segunda Guerra Mundial como en la Guerra Fría. Este
último período fue donde se llevó a cabo la división ideológica que imposibilitaba a
México relacionarse libremente con algún bloque. El régimen del PRI habilidosamente
declaró neutralidad ideológica para no cerrarse oportunidades con ningún Estado, y del
mismo modo para asegurar estabilidad del país. Aunque en privado mantenía una
relación estrecha con Estados Unidos.
La Unión Soviética estaba consiente que México de ningún modo podía alinearse
al socialismo por razones de dependencia económica y geográfica. México solo podía
servir como un punto de reunión de los agentes soviéticos para impartir propaganda en
los demás Estados de América Latina. El interés soviético hacia México era estratégico,
más no político ni económico. Para México los intereses hacia la Unión Soviética eran
escasos debido a la distancia geografía y al propio vecindario geográfico, Estados
Unidos de ninguna manera aceptaría una relación estrecha entre los dos regímenes. Por
ende, las relaciones Unión Soviética debían ser limitadas y poco concurridas. México
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355
Referencias bibliográficas:
1. Alperóvich, M. (1995). La revolución mexicana en la interpretación soviética del
periodo de la "guerra fría". Historia Mexicana, 44(4), 677-690. Recuperado de
http://www.jstor.org/stable/25138969
2. Cárdenas, L. & Sizonenko, A., (1981), RELACIONES MEXICANO-SOVIÉTICAS 1917-
1980. Ciudad de México, México: Secretaria de Relaciones Exteriores.
3. Cárdenas, H. (1993), Historia de las relaciones entre México y Rusia. Ciudad de
México, México: Fondo de Cultura Económica, Pp. 215-244.
4. Desjeans, M., & Clement, P. (1987). Soviet Policy toward Central America.
Proceedings of the Academy of Political Science, 36(4), 223-234.
doi:10.2307/1173845
5. Elizondo, H. (1988). Las relaciones México-URSS. Foro Internacional, 28(4 (112)),
760-769. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/27738286
6. Iber, P. (2014, 1 de abril). Paraíso de espías. La Ciudad de México y la Guerra Fría.
Nexos. Recuperado de: https://www.nexos.com.mx/?p=20004
7. Leonov, N. (1999). LA INTELIGENCIA SOVIÉTICA EN AMÉRICA LATINA DURANTE LA
GUERRA FRÍA. Estudios Públicos, 73. Recuperado de:
https//www.cepchile.cl/cep/site/artic/2016/asocfile/201603/rev73_leonov.pdf
8. Light, M. (1991). Soviet Policy in the Third World. International Affairs (Royal
Institute of International Affairs 1944-), 67(2), 263-280. doi:10.2307/2620830
9. Loaeza, S. (2013). ESTADOS UNIDOS Y LA CONTENCIÓN DEL COMUNISMO EN
AMÉRICA LATINA Y EN MÉXICO. Foro Internacional, 53(1(211)), 5-56.
Recuperado de http://www.jstor.org/stable/23608358
10. Meyer, L. (2010). RELACIONES MÉXICO-ESTADOS UNIDOS. ARQUITECTURA Y
MONTAJE DE LAS PAUTAS DE LA GUERRA FRÍA, 1945-1964. Foro Internacional,
50(2 (200)), 202-242. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/29764875
11. Monteon, H. (Co.), (1985), MÉXICO EN LA GRAN GUERRA PATRIA DEL PUEBLO
SOVIÉTICO. Ciudad de México, México: Editorial Nuestro Tiempo.
Sección: 001 Juan Carlos Pérez Cuba
201657355