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¿Quién es ella?

Ella es actriz

-verdad inapelable-

No finge, aunque a veces dudo,

espectador en primera fila.

¿Cómo hablar de ella?

-¿Desde dónde agarrar la poesía?-

En momentos como este

lamento no ser un buen poeta.

Torpe como soy, diría, en mi mejor intento:

La poesía trae tinte naranja en el cabello

Y es actriz

Y finge, aunque a veces dudo.

¡Mentira!

Ella es auténtica.

Ella no puede ser poesía:

esa es una vieja idea romántica

tan anticuada como Bécquer.

¿Quién es ella, entonces? ¿Quién lo sabe? ¿A quién pregunto?

-La poesía excede sus propios límites verbales.

No en ella, eso es ridículo. Pero sí en sí misma.

O mejor, allá misma de ella.-

La poesía no es una serpiente que se muerde la cola.


En esto ambas coinciden: sus palabras me devuelven las mías.

O eso creo.

Ella es mi más cercana creencia.

Ella necesita un poeta que la cante en su belleza.

Yo, en cambio, la gritaría en su fealdad.

Me gusta como es

Me gusta con intensidad

Me gusta en su peso

Me gusta en la estridencia de su risa

Me gusta como es, intensamente

Me gustan los lunares que rodean su boca

Me gusta

Me gusta como es

La poesía nada tiene que ver con los caprichos. Ella sí.

Debo explicarme.

-¿Dónde está la poesía en todo esto?-

Quizá en la sinceridad de mi intento

por evocarla.

O simplemente no hay poesía.

Y solo estoy yo

Y mis palabras torpes

Y ella

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