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Capitulo IL 2 LA HISTORIA DE LA SALVACION COMO MISTERIO DE GRACIA 1 sepifornis usere igus paterae desterae lucite provisstm Paris ‘sermons dian gutura (timo Vest Creator Spirit) TEPER PRP BEPRPEMHONNNHIHIMH Sumario 1. Laeleccién de Israel y las promesas de la Alianza 2. Launcién mesiénica de Jesucristo 3. La efusion del Espiritu sobre la Iglesia 4, La conversion segin san Pablo 5. La nueva vida segin san Juan Introducci6n Como ya hemos dicho, no es suficiente buscar la palabra «gracia» en la Sagrada Escritura para alcanzar la verdadera nocién de gracia. En rea- lidad, como sefiala san Pablo, toda la salvacién obrada por Cristo es un ‘misterio de gracia. Hay que contemplarlo con esa amplitud: con la elec- cién y promesas de Israel, su realizacién en Cristo, su celebracién en los, sacramentos y su aplicacion a cada cristiano, Porque la gracia no es otra = =~ cosa que el efecto de la salvacién de Jesucristo en nuestra vida personal. Tenemos que repasar, por tanto, la historia de la salvacién, que es el argumento religioso de la Biblia, Nos interesalfijarnos especialmente en ‘un aspecto, que es la uncién con el Espiritii Santo: prometida para el pueblo de Dios, realiza Ta Iglesia en Pente- costés. Esa «uncién» o «bautismo» con el Espiritu es la clave para enten- der los distintos aspectos de la gracia. Porque, como hemos visto, en la EF 46 La gracia de Dios Nueva Alianza, la gracia 0 el don que recibimos es, antes que nada, el Es- piritu Santo, Y de esto depende todo lo demas. Dice san Basilio: «En cuanto al plan de salvacién de los hombres, realizado por el gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, segtin la bondad de Dios, gquién podira negar que ese plan se cumple por Ia gracia del Espiritu Santo? (De Spir. ‘XVI, 39); y san Simedn el Nuevo Tedlogo: «Esta era la finalidad y destino de toda Ja obra de nuestra salvacién realizada por Cristo: que los ereyentes reclbieran el Esptritu Santo» (Catequesis, VD. 1. LA ELECCION DE ISRAEL Y LAS PROMESAS DE LA ALIANZA La historia de la salvacion La historia de la salvacién es una historia de benevolencia y de gracia de Dios. Nos interesa recordar breve y esquematicamente susie/apas para entender la l6gica de ese proceso de donacién y de gracia. En cada etapa, Dios quiere establecer una relacién con los hombres (liana): los lige y llama (eleccién 0 vocacién) y les da sus dones (gracias)-Pohemos las tres etapas una detrés de otra, para destacar los paralelismos. Luezo estudiaremos con mas detenimiento la Nueva Alianza. A) El Dios revelado por el Antiguo Testamento, anvehies €s)un Dios ‘personal, creador y bueno; que gobierna sabiamente el mundo y todos, ‘sus acontecimientos; qui esta lleno de misericordia. Por pura benevolen- cia, Dios ha escogido a Israel para establecer un pacto (Alianza) y revelar sus promesas de salvacién para «todas las naciones» (Gn 12, 3; 23, 18; eft Jn 4, 2; Ana 9, 11-12; Hoh 15, 17). Le ha otorgado varios dones y gracias: lo ha convertido en su pueblo; le ha enviado hombres escogidos para que hablaran y obraran en su nombre y le ha dado sus promesas y sti Ley, 2) Desde la vocacin de Abraham, Dios convirtié a Israel en 6} Pueblo ele Desde entonces, sobre la tierra hay un pueblo gobernado por Dios. Israel tiéne él dion de haber sido clegido para ser el instrumento de Dios en la historia, para manifesta su misericordia-ngalizar su salvacién, b) Dios le ha enviadd ‘hombres,escogidos (los Profetas, los Jueces, los Reyes), ungidos y bendecidos consas dott para’ hablar en su nombre y conduciio. Cada ungido de Dios es un don, un regalo que Dios hace a Israel ¥en cada uno se ba realizado una vocacion y deccion dvinas. ©) Al renovar solernnemente Ja Alianza ef las teofantas del Sinai, Dios conce- dié a su Pueblo 1d Ley (la Tord); la escritura sanita y fundacional de Israel (los, cinco libros de ld Biblia'que forman el Pentateuco). Contiene el origen del ‘mundo y el origen de Israel; conserva el recuerdo de las misericordias de Dios y ient Im recoge las ley rara Dios. Es B)Enla serle fiel. Nc lidades, que anuncian w 34; Bz 11,1! Dios y entr Antigua, Se Mesias y Ia Elpueblo ele misericordia b) Para r sungido con « sobre las gr: como Moisé: todos los que Como el Expire de suncioa det N pueblo, pare grabada en | Dios. C)LaN diencia y ar de la Nuev: Iglesia pare des ddones ic Mesias pro) concentran a) La leg alos Apésto envia para 3 pueblo escog hristoria, has b) Jestis sacerdote, P Padre; que n vida, predic: HEEB HERP PPR RFP MMP HMRI HHMRPRHH epee epenereey La historia de a salvacién como misteria de gracia a recoge las leyes rituales, evicas y morales por las que Israel debe regirse y hon- rar Dios. La Ley es, para Israel, un gran don que ha recibido de Dios. B) En la Alianza, Dios hizo unas promesas, e Israel se comprometié a serle fiel. No fue siempre asf. Ante la experiencia de los fracasos ¢ infid lidades, que muestran las limitaciones de la Antigua Alianza, los{Profetas anuncian una renovacién radical de Israel y una Nueva Alianza OF 31, 31 34; Ez 11, 19-20; 18, 31; 36, 24-27). Mantienen y amplfan las promesas de Dios y entrevén Ja Nueva Alianza proyectando las caracteristicas de la Antigua. ‘Se prometeh entonces tres grandes dones: un Reino de Dios, un Mesias y la efusi6n del Espiritu de Dios. sino de Dios:\ Dios mismo, directamente, reinaré sobre su pueblo; {quiere reafirmar para siempre el reino de Israel y congregar a todas las naciones. El pueblo elegido quedars transformado en este Reino de Dios. Ser un reino de misericordia y de bondad, ) Para realizar el reino, Dios enviar un |Mes(as] escogido, amado de Dios y ungido con el Espiritu de Dios. Seré et Pastor de su pueblo. Y esta prefigurado sobre las grandes figuras de Israel: ser sacerdote como Melquisedec, profeta ‘como Moisés y rey como David. Sera el Ungido por excelencia, mucho més que todos Jos que ha habido en la historia de Israel. ©) Como sefal de'la Nueva Alianza, en los tiempos mesidnicos, se derramard el Espira dé Didspara renovar el pueblo elegido. En cierto modo se extiende la ‘unéi6n del Mesfas sobre todo el pueblo. Era necesario cambiar el corazon del pueblo, para que fuera fiel a la voluntad de Dios. El Espiritu sera la nueva ley ‘grabada en los corazones, que movers interiormente a cumplir Ia voluntad de Dios. ©) La Nueva Alianza se realiza con la entrega de Jesuctisto por obe- diencia y amor al Padre. Su muerte en la cruz es el sacrificio fundacional de la Nueva Alianza. Tras su resurreccién, Cristo entrega su Espiritu a la Iglesia para extender la salvaci6n de Dios a todos los hombres. Los gran- des dongside la Nueva Alianza son: la legada del Reino de Dios, con el Mesias prometido y la efusi6n del Espiritu Santo. En el Espfritu Santo se concentran la promesas de la Nueva Alianza (Le 24, 49; Heh 1, 4) 8) La legada del Reino de Dios, Jesucristo lo anuncia en su predicacién; elige alos Apéstoles como fundamento; derrama sobre ellos su Espiritu Santo; y los envia para anunciar la buena nueva del Reino a todos los hombres. La Iglesia, pueblo escogido por Dios, es el sacramento de ese Reino, presente y activo en la historia, hasta el final de los tiempos. b) Jestis se manifiesta como el Mestas prometido, el Ungido por Dios. Fs el sacerdote, profeta y rey de la Nueva Alianza. Pero, ademis, es el Hijo amado det Padre; gue nos introduce en su intimidad. Toda Ia misién del Hijo, Encarnacién, licacién, pasién, muerte y resurrecci6n, es un gran don para nosotros. 48 1a gracia de Dios ©) FL Espiritu Santo, que Cristo tiene en plenitud, es prometido y dado en Pentecostés. Cristo es quien «bautiza con el Espiritu Santo» a sus diseipulos. El Espiritu Santo es la realidad interior del Reino y el principio de comunidn de la Telesia, con dos efectos: 1) uno personal e interior en cada hombre, que lo une con Dios; 1o insertaen la Iglesia, lo remueva e incorpora a Cristo, lo santifica inte- riormente y lo converte en hijo de Dios; 2) otro social, porque el Espiritu Santo vivifica y unifica a la Iglesia, ayudéndole a conservar y transmitir su mensaje, santificando los sacramentos y fomentando la caridad. El Espiritu Santo es el don prometido, el contenido de las promesas. La nocién de «Espiritu» (ruah) en la Sagrada Eseritura Para entender con més fuerza lo que se dice sobre el Espiritu Santo, conviene que nos detengamos en lo que significa en la Biblia esta pala- bra: «espfritus (ruah), que se suele emplear en femenino. Para la Biblia, todos los seres vivos (en particular, el hombre) estan animados por una vitalidad 0 aliento vital (ruah) que viene de Dios. De Fi depende que las cosas vivan 0 mueran. En su significado original, la palabrivuahisignifica el vientb y también soplo (Sal 104/103, 4; Bx 10, 13.19; 14, 21; Gn 8, 1). Pero se utiliza también para hablar dela vitalidad o aliento vital de los seres vivos y también del hombre. Toda Ia vi- talidad del mundo procede de Dios, muy especialmente, la de los animales y la del hombre. En todo lo vivo alienta un espiritu que, en definitiva, viene de Dios. Por eso, la mente hebrea se representa con facilidad la imagen de Dios que «s0- pla» y hace vivir todas las cosas: «Escondes tu rostro y se aniquilan, les retiras ta ruah y expiran y a su polvo retornan:; envias tu ruah y renuevas la faz de la tie rra/sielo (adamah)» (Sal 104 (103), 29-30). Los profetas se burlan de los idolos seftalando que no tienen «ruah» (Ir 10, 14;51, 17; Ha 2, 19), no tenen nada den- tro, carecen de vitalidad. En la mente de Israel, siempre permanece viva la escena de la crea~ cién del hombre (Gn 2, 7), cuando Dios, alentando en una masa de barro que habia moldeado, Io convirtié en un «ser vivo». El hombre tiene den- tro el aliento vital (ruah) dado por Dios. En|Génesi 2, 7), Dios infunde su aliento (niskoat) vital, haciendo vivir al hhombre (adaiaY que habia formado del suelo (adamah) y convirtiéndolo en un ser viviente (nepheshhayyal). Aunque propiamente se usa la palabra nishmat (aliento), se entiende que son equivalentes, asi, por ejemplo, en el libro de Job: «Me hizo el ruah de Dios, el aliento (nismat) del todopoderoso me dio la vida» (26 33, 4; cfr 34, 14-15). Por comparacién, cuando la Biblia habla del Ruah-Yahvéh, es decir, del Espiritu (0 vitalidad) del mismo Dios, parece que alude a la vitalidad interior de Di vina; en el Nu ‘San Pablo, «todo lo sonde: ‘timo del hombs die conoceo f bido el espiritu one en parale Dios, com el gus = Ese mism: st inicio. Y es les participes «Al princip Se cera sobre de su boca, los viene», edesct 13,1) sobre reyes de su pu Jos dones y pod = Ademas,c “corazones del nemos en cuc jugar de un « animado por Esta sera ‘ensuinteriory ‘pueblo. Ya not diciendo ‘conos “ejaré con agua Findiré en vosc “dra y os daré w ‘os conduzcais + 24.27; 19-20; 1 ‘mete al nuevo ) Todo esto s sia, guta, rey, s ‘plenitud: «Rep: ‘gencia, espiritu 11,3). ee tne La historia de a salvacién como misterio de gracia 0 interior de Dios. En el Antiguo Testamento aparece como una fuerza di- -vina; en el Nuevo se revela como una Persona de la Trinidad. San Fabid catiende que el Espiritu Santo pertenece ala intimidl de Dios «todo lo sondea hasta las profunddades de Dios en efecto, zqugn eonoceTo in timo del hombre sino el exprta del hombre que est en él del mismo modo, na. die conoc lo tntimo de Dios sino el Espiritu de Dios: y nosoros no hemos rec bldo el expiit del mundo, sino el Espiritu que viene de Dios 1 Co 2, 1012). Pone en paral la funcion que cumple el Espirit de Dios Rua Yalveh) en Dios comel que cumple el esti rua) del hombre en el hombre Ese mismo Espfritu de Diosiact mn su inicio. Y especialmente en los liombres escogidos por Dios, hi les participes en alguna medida de dones y fuerzas que vienen de Dios. «Al principio, cre6 Dios el cielo y la tierra (..);y el rush del Senor (Elohim) se cemfa sobre las aguass (Gn 1, 1-2); eLa palabra del Sefior hizo el Cielo; el ruah de su boca, los ejércitos» (Sal 33, 6). El mismo Espiritu Santo o Espiritu de Dios viene», «desciende» (Ez 11, 5) 0 Dios «pones (Is 42, 1), sinfunde» o «derrama» (713, 1) sobre los hombres que elige: los guias de Israel (Moisés, los Jueces), los reyes de su pueblo (sobre todo, David) y los Profetas de su Alianza. Asi reciben Jos dones y poderes necesarios para cumplir su misin, Ademés, como hemos visto, ese Espiritu es el contenido de las prome- Nueva EI nuevo pueblo se va a formar cambiando los orazones del antiguo. Dentro de la pobreza de nuestras palabras, si te- nemos en cuenta Ia antropologfa hebrea, esto viene a significar que, en lugar de un eruahe o vitalidad normal, el nuevo Pueblo de Dios va a ser animado por el mismo Espiritu de Dios. «Esta ser la Alianza que yo pacte con la casa de Israel (...: pondré mi Ley en su interior y la escribiré sobre sus corazones, y yo seré su Dios y ellos sersin mi pueblo. Ya no tendran que adoctrinar més uno a su projimo y otre a suhermano diciendo ‘conoced a Yahvéh’, porque todos me conocerdny Ur 31, 33:34)«Os ro- ciaré con agua pura y quedaréis purificados; (...) os daré it Corazén nuevo, in- fundiré en vosotros un espiritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazén de pie dra y os daré un corazén de came; infundiré mi Espiritu en vosotros y haré que (0 condutzeais segtin mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas# (Ez 36), 24.27; 19-20; 18, 31),-Lo-que se habja dado a unos pocos elegidos, ahora ‘mete al nuevo puebld (13, 1), por eso sera un pueblo profético y regio. ‘Todo esto se compendia en cl Mesfas prometido, que va a ser, por antonoma- sia, euta, rey, sacerdote y profeta de Israel, va a recibir el Espirit de Yahvéh en plenitud: «Reposaré sobre Fl el Espiritu de Yahweh, espiritu de sabiduriae inteli- gencia, espfritu de consejo y fortaleza, espiritu de ciencia y temor de Yahvéh» (Is 11,3) = 50 La gracia de Dios Todas las promesas confluyen en el Mesfas, que se llama «Ungido» por haber recibido al Espiritu de Dios (Hch 13, 23.32). Si tenemos pre- sente lo que significa, alcanzaremos una nueva luz. Si, como sucede en el ‘Nuevo Testamento, se dice de él que ha recibido de Dios la plenitud (cfr. Jn 1, 14-16; Col 2, 9-10; 1, 19), entenderemos que es también Hijo de Dios. Pues es propio de los hijos recibir la vida y naturaleza de sus pa- dres. En el Nuevo Testamento, Jestis se revela, efectivamente, como el Hijo, al tiempo que revela a Dios como Padre y habla del Espiritu Santo como la tercera Persona de la Trinidad. No tenemos otro vocabulario para hablar de Dios que el que se nos ha dado, y, aunque somos conscientes de sus limites, también podemos ase- gurar la verdad que expresa. De Io que hemos dicho se deduce la fuerza que tienen las expresiones de san Pablo cuando se refieren a la regenera- cién que el Espiritu Santo causa en nosotros. Y las de san Juan, cuando habla de la nueva vida que recibimos. O cuando el Credo Nicenoconstan- ‘tinopolitano (que habitualmente usamos en la hiturgia) afirma que el Ks- piritu Santo es «Sefior y dador de vida» 2. LA UNCION MESIANICA DE JESUCRISTO El Nuevo Testamento confiesa que Jestis dé Nazaret es el Mesias Hijo de Dios (Mc 1, 1), lleno del Espfritu, tal como habfan anunciado los profetas (Le 4, 14; Mr 12, 17-18). Como Hijo, esta unido con el Espiritu Santo desde toda la eternidad (cfr: Jn 5, 26; 17, 5.24), pero ademas, en cuanto hombre, recibe la uncién del Espiritu Santo, que lo convierte en Mesfas.

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