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SOCIAL CORPORATIVA EN
LA EDUCACIÓN SECUNDARIA
Según la mitología romana, el dios Jano tiene dos caras que miran en
sentidos opuestos. La Responsabilidad Social Empresaria, Corporativa o
Institucional (RSE) es un concepto que, en ocasiones, también posee un rostro
jánico. En efecto, puede presentarse como una estrategia de negocios para
obtener beneficios materiales, donde las preocupaciones por el medio
ambiente, el clima laboral o la comunidad son instrumentales al rédito
económico. Pero también es posible que los programas de responsabilidad
social nazcan de un genuino interés por establecer un desarrollo sustentable
de la organización, de la comunidad local y del mundo.
2
globalmente una cultura organizacional socialmente responsable. En particular,
los debates en torno al perfil que debe adoptar la extensión universitaria es
una muestra de los procesos de revisión de las prácticas hasta ahora
habituales en el terreno de la RSE.
2.- FUNDAMENTACIÓN
3
2.1.- Visiones de Responsabilidad Social Empresaria – Institucional
Este espacio moderno se ha visto desafiado, desde fines del siglo XIX, por
una corriente teórica que ha intentado establecer una concepción mecanicista
y positivista de la economía, en la cual no hay espacio para los valores y la
ética. Pero las grandes desigualdades sociales, la alienación de trabajadores y
consumidores y el profundo daño ambiental que ha producido esta dinámica
económica de una supuesta neutralidad axiológica condujeron, en las últimas
décadas, al replanteo de ciertas cuestiones. Entre otros, los economistas y
ganadores del Premio Nóbel, Amartya Sen y Joseph Stiglitz, han recuperado la
mirada ética sobre la economía al mostrar que ningún proceso ciego puede
sustentar el desarrollo de las capacidades humanas y que las empresas -las
organizaciones en general- deben tomar conciencia de su responsabilidad
como agentes sociales con una poderosa fuerza transformadora, tanto en el
terreno económico como en el plano moral. Como aseguró Adela Cortina en
uno de los Seminarios Permanentes de la Fundación ÉTNOR 1: “La preocupación
era no solo la de elevar la moral de las empresas, sino también elevar la moral
de una sociedad a través de una institución o de una organización, que ha
estado un poco preterida en el terreno moral, pensando que las empresas no
podían ser más que inmorales, y que no podían entrar en una idea de
moralización de la sociedad. Nosotros pensábamos todo lo contrario, las
empresas son fundamentales para moralizar una sociedad y por lo tanto es
uno de los flancos por los que había que entrar” (Cortina, 1999, p.1)
1
La Fundación ÉTNOR, para la Ética de los Negocios y las organizaciones, promueve el estudio,
el desarrollo y la difusión de la Ética Económica y Empresarial, así como el respeto de los
comportamientos éticos y los valores morales en la actividad empresarial y organizativa.
4
Por lo tanto, el énfasis contemporáneo en la RSE solo puede entenderse
cabalmente a partir de este trasfondo de creencias e ideas. Pero lo original del
enfoque actual no está en los fundamentos de la perspectiva, sino en la
búsqueda de integrar la dimensión ética en los procesos de gestión y dirección,
para transformar desde dentro el carácter corporativo y establecerse como
dínamos morales. Así lo prueba la mayoría de las definiciones sobre RSE que se
establecen en el mundo. Como muestra no representativa seleccionamos
cuatro aproximaciones:
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entre el presente y el futuro, la apuesta por un desarrollo sustentable y
la noción de objetivo o proyección teleológica hacia una sociedad justa.
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búsqueda de aquello que consideran valioso. Lo más importante de esta noción
son las notas de continuidad y de florecimiento de capacidades individuales o
colectivas. El adjetivo sustentable implica que este florecimiento de los sujetos
y las instituciones no puede hacerse a cualquier costo y que debe existir un
marco normativo que guíe el proceso expansivo.
Estos cuatro rasgos de las definiciones de RSE dan cuenta de una visión
que poco a poco está ganando terreno en los procesos de gestión de las
empresas. En definitiva, se puede afirmar que las empresas socialmente
responsables son aquellas que se forjan un carácter compuesto por la
prudencia deliberativa y los valores universalistas de la ética cívica, carácter
que orienta la prosecución equilibrada de resultados en el terreno económico,
social y ambiental. Este carácter debe ser considerado como un bien común a
la organización que no puede ser reducido a términos individuales y que brinda
un trasfondo de significados a todas las prácticas institucionales. Según el
filósofo canadiense Charles Taylor, existe una diferencia entre lo convergente y
lo genuinamente común. Un asunto convergente es aquel que tiene el mismo
significado para mucha gente, pero que no es reconocido entre ellos o en el
espacio público. Pero algo es común cuando no solo existe “para mí y para ti”,
“para cada uno por separado”, sino reconocido como tal por “nosotros”. Que
poseamos una comprensión común presupone que hemos formado una unidad,
un “nosotros”, que por definición no se puede descomponer analíticamente (cf.
Taylor, p.189). El carácter socialmente responsable de una organización no es
cuestión de asunciones individuales, sino que debe impregnar la cultura
institucional y debe ser considerado como un bien corporativo que es parte de
la identidad colectiva. Para ser más gráfico, ninguna práctica empresarial
aislada es socialmente responsable si no existe un carácter global, un bien
común irreductible, que enmarque y brinde sentido a todas las actividades.
Al mismo tiempo, las empresas no pueden ser más éticas que las
personas que las integran. En realidad, las capacidades colectivas de las
organizaciones pueden trascender la suma de las individualidades, pero no
alienarse de ellas. Hay una interacción virtuosa cuando el carácter prudencial
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de las organizaciones potencia la identidad de los sujetos que la componen y
viceversa. Como afirma Ricardo Young, presidente del consejo deliberativo del
Instituto Ethos (Brasil), “no existe empresa socialmente responsable sin que
sus líderes lo sean. Ser un gestor socialmente responsable es diferente a ser
un administrador tradicional. Sin embargo, ese nuevo perfil de gestor, todavía
es una rareza en el universo corporativo actual. Los ejecutivos han tenido, en
su mayoría, una formación en administración clásica, que [...] prioriza una
optimización del lucro de los accionistas, lo contrario de lo que se espera de
aquellos que deben liderar a las empresas socialmente responsables desde
aquí hacia adelante” (Young, 2004).
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proyección de sus estudiantes como futuros profesionales insertos en la
dinámica empresarial y organizacional. Así lo expresan, por ejemplo, las
conclusiones del foro “¿Cuál debe ser la participación de la Universidad como
promotora y moderadora ética en su accionar con las organizaciones de la
sociedad civil para el desarrollo del Capital Social y la Empresa Social?”
organizado por la Red Universitaria de Ética y Desarrollo Social en octubre de
2004 y en el cual participaron 15 centros latinoamericanos incluyendo a la
Universidad de la República. En el documento final, luego de un recuento de
los retos, las posibles soluciones y los programas existentes, se sostiene que la
responsabilidad social universitaria debe observarse en: a) el manejo
transparente y eficaz de las estrategias de recursos que administren, para el
desarrollo del capital y la empresa social; b) la formación de los estudiantes y
profesionales como líderes reflexivos capaces de moderar como mediadores
entre la universidad y la empresa social, fortaleciendo las garantías éticas; y c)
el aporte reflexivo, dinámico e inteligente de las universidades a la superación
de las inequidades, discriminación, explotación y manipulación producidas por
el capitalismo neoliberal.
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trabajos publicados por la Universidad de los Andes (Colombia) señalan que el
objetivo central de las políticas de RSU debe ser la formación de personas
éticas, comprometidas, socialmente responsables y académicamente fuertes.
Para ellos, algunas líneas de trabajo concreto implican establecer clases de
ética, programas de prácticas profesionales, grupos de investigación y
propuestas de voluntariado y desarrollo comunitario (ctp.uniandes.edu.co).
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Por ejemplo, la distancia reflexiva que se ejercita en el terreno
universitario no se da con la misma sistematicidad en las instituciones de
educación secundaria. Esto no quiere decir que no exista un debate sobre la
naturaleza de los procesos formativos en los colegios y liceos –hipótesis
descabellada-, sino que la implementación o revitalización de la
Responsabilidad Social Educativa no está siendo pensada consistentemente
como una muestra cabal del carácter prudencial de las instituciones, con
incidencia tanto en las acciones presentes como en el desarrollo de la
estructura ética de los alumnos que las integran. Existen centros de educación
secundaria socialmente responsables, e instancias más o menos articuladas
donde pensar la realidad educativa, sus dilemas y sus posibles soluciones. Pero
no hay un abordaje temático general de la Responsabilidad Social de la
Educación Secundaria (RSES). Un primer paso para lograrlo es analizar los
pasos de aquellos liceos o colegios que están llevando a la práctica proyectos
socialmente responsables. Es posible transformar la RSES en tema de agenda
pública, a partir de mostrar lo que con otro nombre ya se está haciendo.
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objetivos del segundo tipo. El más importante de todos es la consolidación de
un carácter ético prudencial.
El Instituto Juan XXIII nace a mediados del siglo XX. El padre Daniel Sturla
sdb, actual director del colegio, narra su historia de la siguiente manera:
“En 1964, en un Uruguay y un mundo que vivían transformaciones muy
profundas, en una Iglesia que estaba en plena celebración del Concilio
Vaticano II, la Congregación Salesiana en el Uruguay dio un paso adelante en
su servicio a los jóvenes, respondiendo a una necesidad que se sentía desde
hacía años: contar con un “preparatorios”, como se decía entonces, es decir,
con un nuevo instituto preuniversitario católico. Con mucho esfuerzo, con
sacrificios económicos, como una apuesta difícil pero necesaria, se funda el
Instituto Juan XXIII. Varias Congregaciones religiosas que tenían liceos hasta 4º
año estaban también interesadas en el proyecto. Se trataba de continuar la
formación católica de los jóvenes preparándolos así para la Universidad,
mientras se intentaba además la fundación de la Universidad Católica, lo que
recién se pudo cristalizar 20 años más tarde.
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el 4º año en el Juan. En los 80 y 90 la propuesta pastoral se diversifica. Hacia
el 2000, la propuesta académica se ve enriquecida por la renovación de los
laboratorios, los nuevos salones de prácticos y de la biblioteca.
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compartido sobre la calidad educativo-pastoral y su evaluación continua, el
PEPS es, por tanto, un elemento constitutivo de la CEP, la cual es al mismo
tiempo, sujeto de la acción” (Dicasterio de la Pastoral Juvenil Salesiana, p. 26).
Es importante notar que el sujeto de la acción pedagógica es la comunidad
educativa (integrada por salesianos, educadores, padres y alumnos) y que es la
comunidad quien posee un carácter responsable irreductible a la suma de sus
miembros individuales pero que, al mismo tiempo, los anima a todos por igual.
Este carácter se vive en el ambiente educativo que atraviesa cada una de las
áreas y de las tareas que se realizan en las casas salesianas.
El documento que presenta las líneas generales del PEPS del Instituto
Juan XXIII para el período 2007-2012 hace un detallado análisis sobre el
objetivo general y la intencionalidad educativa que lo impulsa y le da cohesión.
Transcribiremos partes del citado documento e intentaremos vincularlas a los
rasgos de la RSE y RSU que analizamos en las secciones anteriores. La
responsabilidad social de una institución formativa se muestra en su proyecto
educativo y en las prácticas habituales que lo traducen. Ser socialmente
responsable implica, en primer lugar, acompañar el desarrollo de la estructura
ética de sus alumnos para que puedan luego ser promotores de RSE en sus
ámbitos laborales. El Objetivo General del PEPS en el Instituto Juan XXIII
presenta rasgos asociados a esta doble dimensión de la RSE en la educación.
Dice en su formulación actual:
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fusión de horizontes temporales que traduce la tensión entre presente y futuro
que está presente en toda organización socialmente responsable. La doble
dimensión de la RSES se articula en el concepto de proyecto de vida, que
indica una inacabada construcción de carácter prudencial y una apuesta por el
protagonismo del joven en esta forja ética. No se puede ser responsable si no
se es protagonista. No hay responsabilidad sin autonomía.
Padre 1:
“Me da la impresión que todos los actos de fe que dan cuenta
del diseño educativo del Juan XXIII, están basados en el
análisis crítico y reflexivo. Y reflexivo, no irreflexivo. Es
reflexivo, que a mí personalmente y a mi señora nos ha
parecido siempre el soplo vital de la educación concebida en
términos científicos. El habilitar la creación de pensamiento, el
pensar por sí y dependiendo además ese pensamiento de su
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finalidad, hacia los demás, hacia la comunidad, ya no sólo
como incremento personal de riqueza egoísta sino también,
respecto al grupo social. Me parece muy interesante y me
parece también que no era solamente un discurso sino que se
llevó a la práctica. La prueba que hicimos dio sus resultados
porque luego de transcurrido los dos años, nos dimos cuenta
cómo se enriquecieron nuestros hijos en términos
comunitarios, y al mismo tiempo, sin perder su individualidad.
Y eso sobre la base de la identidad personal, precisamente por
ser flexibles, por ser críticos, por no tomar las cosas por que
sí”2.
Padre 1:
“Creo que [mis hijos] aprendieron a reafirmar su sentido de
justicia. Son personas muy rectas, pero vinculados con la
experiencia de una enseñanza que les indicó no solo que había
que ser así, sino por qué había que hacerlo. Eso no tiene
precio. Por ejemplo, en nuestra comunidad de educación
pública, hay una especie de prejuicio hacia los colegios
privados, como que hay ciudadanos de primera y ciudadanos
de segunda. Por el contrario, mis hijos aprendieron aquí a
interrelacionarse con gente de probable abolengo o linaje o
como se le quiera llamar, con igualdad. Esto es la justicia en
plan de la igualdad, no de la diferenciación. La Constitución
dice “por talentos y virtudes”. Bueno, eso que es una proclama
jurídica en la Constitución, ellos lo actuaron acá. Vieron que así
era. Que las únicas diferencias eran talentos y virtudes. Y eso
a mí me congratuló. A cada cual lo que le corresponde y que
sean virtudes y talentos los que diferencian a la gente”.
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estructurante del colectivo político y de los individuos que lo integran. En este
sentido, los valores que se expresan en el comentario del objetivo general del
PEPS son parte de esta ética cívica que sostiene el marco normativo amplio de
la institución. Aunque su fundamento, en este caso, provenga de una vertiente
religiosa, los valores son reconocidos como dignos de perseguirse en nuestra
sociedad. También se expresa la tensión dialéctica entre actualidad y futuro,
entre dimensión utópica y concreción política, entre sentido de justicia y
resistencia al cambio en lo cotidiano.
Ex alumno 1:
“Creo que el Juan me ha aportado una forma de hacer o de ver
las cosas, conjuntamente con mi familia, conjuntamente con
mis otras oportunidades o mis otros regalos de la vida y eso de
alguna manera he intentado llevarlo adonde trabajo hoy, en
donde invierto gran parte de mi vida. Una de las cosas que
ahora venía pensando era en las “convivencias” del Juan. Es
algo que a todos nos ha marcado mucho. En la empresa no le
llamo “convivencia”, le llamo “olimpíadas”, pero hay
convivencias del Juan todos los años. Hacemos las mismas
cosas que hacen ustedes aquí pero en la empresa. Corremos y
nos embadurnamos la cara con harina, y jugamos al voleibol y
hacemos el show del teatro y de alguna manera eso marca
una experiencia personal pero que hace al trabajo en equipo,
hace a la solidaridad, hace conocer a las personas más allá del
que tengo sentado al lado mío haciendo un trabajo específico.
Encontrar qué persona hay detrás, qué intereses tiene, qué
problemas, qué alegrías, qué necesidades. Y eso de alguna
manera lo aprendí acá y hoy es uno de mis intereses
principales como profesional. Aunque parezca un poco raro.
Uno puede ser muy bueno en informática o muy buen
profesional pero de alguna manera marca la diferencia la
forma de hacer. Y eso es lo que he tratado de volcar en mi
vida profesional. Creo que hay un aporte muy grande del Juan.
Yo tengo muchísimo que agradecer al Juan. A los profesores
que marcando la exigencia, la rigurosidad y lo importante que
es ser muy bueno. Porque el ser muy bueno marca la
diferencia, no por ser mejor, sino porque estoy dando todo lo
que puedo de mí. Y eso lo aprendí acá, también3”.
3
Testimonio recogido en la mesa redonda “¿Qué te aportó el Juan para que hoy, comprometido
en un lugar específico de acción, intentes vivir como un agente de cambio?, organizada con
motivo de la celebración de los 40 años del Juan XXIII. Quien realiza el testimonio es la ingeniera
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3.2.4.- A los futuros profesionales:
Como propuesta institucional, acompañamos a nuestros
jóvenes para que se inserten en la sociedad como futuros
profesionales. Es bueno remarcar que el concepto
“profesional” tiene aquí un sentido amplio. No sólo designa
cierto tipo de estudios sino una actitud concreta que tiene las
siguientes notas: la confianza para elegir una carrera o
profesión, la preparación intelectual y humana para llevarla
adelante y la madurez para ejercerla. Es por eso que en el Juan
creamos un clima donde los jóvenes pueden cultivar la
libertad de decidir junto con la responsabilidad que
conlleva asumir opciones (Comunidad Educativo Pastoral del
Juan XXIII, p.48).
Ex alumno 1:
“El Juan me dio una formación, mis bases profesionales para
entrar a Facultad. Tres o cuatro años luego de entrar a
Facultad empecé a valorar este rasgo con un peso importante,
empecé a valorar a mis docentes. Y sobre todas las cosas,
empecé a valorar, cómo, de alguna manera, se van integrando
en la persona una cantidad de valores y formas de hacer las
cosas que hace que uno llegue a liderar, como en mi caso una
organización, y que tenga como objetivos principales en ese
liderazgo aportar esos valores también en la organización. Hoy
soy directora de una empresa que de alguna manera es líder
también en tecnología en el Uruguay y en Sudamérica, y
exitosa si se quiere decir, desde el punto de vista empresarial.
Pero desde mi punto de vista, también es exitosa en una
cantidad de temas que aportan a cómo se hacen las cosas.
Apuntan a que las 100 o 150 personas que están en la
empresa, son de alguna manera una familia, que tienen el
objetivo, sí de la empresa, pero también tienen el objetivo de
vivir una vida profesional con valores un poco diferentes,
tienen como objetivo ayudarse entre compañeros y no pisarse.
Tienen como objetivo disfrutar lo que hacen. Vivir las ocho
horas de trabajo con un objetivo un poco diferente, o un poco
más altruista que solo ganar dinero y ser exitosos, como
comúnmente se entiende “ser exitosos”.
Carina Santo, que cursó en el Juan XIII entre 1978 – 1979. En el momento de la exposición era
directora del área consultoría de Artech, una empresa centrada en la generación de software.
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siendo amparados por un ambiente institucional que exige en la misma medida
que brinda oportunidades. Es digno de notar que la formación propuesta por el
Juan XXIII no implica una asunción acrítica de ciertos rasgos éticos, sino la
conformación de una capacidad reflexiva que conduce a una indagación en la
identidad recibida y asumida, al tiempo que permite distanciarse de ella para
valorar, resignificar o desechar algunas de sus características. La
responsabilidad que intenta cultivarse en el Juan XXIII marca un hiato entre el
bienestar personal y las decisiones vitales. Permite desarrollar, gracias a una
constante apuesta por vincularse con la comunidad, la faceta del compromiso,
como contracara de un clima cultural que muchas veces está tentado a
profundizar la dimensión del egoísmo. La profesionalidad no es solo cuestión
de conocimiento técnico sino también de sabiduría práctica –de la prudencia
aristotélica- aplicada a los vaivenes de la vida organizacional o empresarial.
Padre 2:
“En ese aspecto la veo bastante comprometida a [su hija
mayor], también porque ya trabaja en Facultad y en un área
que me parece que la preocupa. Ella tiene siempre la voluntad
de que las cosas estén bien hechas y de enseñar. Trabaja en el
área de seguridad de laboratorios y tiene por suerte un buen
grupo de trabajo. Se ve que el jefe tiene un montón de
inquietudes también en el ámbito social, por las cosas que
comenta, por las actividades que hacen. Me da la impresión
que en el ámbito de ella, tiene presente eso de ser agente de
cambio. Tampoco el cambio por el cambio, sino hacer las
cosas bien, ser responsable, dar ejemplo de honestidad4.
Ex alumno 2:
[En relación a la nueva fábrica ecológica que están
construyendo y los costos de inversión] “Podríamos haber
4
Testimonio recogido en el proceso de evaluación del PEPS 1999-2005. Ambos padres son ex
alumnos del Juan XXIII. Viven hace 25 años en la ciudad de Trinidad. La hija mayor pertenece a la
generación 1998. Está terminando la carrera de Ingeniería en Alimentos, trabaja en una
importante bodega de Canelones y es docente del Juan XXIII. En el momento de la entrevista a
sus padres, trabajaba en la Facultad de Química de la Universidad de la República. La segunda
hija egresó en el 2000 y es licenciada en Comunicación por la Universidad de la República. La
tercera hija egresó en el 2002.
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empezado a hacer chantadas... la curtiembre que trabajaba en
el lugar contaminó todo. Nosotros compramos, tiramos todos
los galpones, hicimos galpones todos nuevos. Y la verdad
tenemos un proyecto de una empresa argentina y el apoyo del
LATU, para hacer la primera curtiembre lanar cien por ciento
ecológica. O sea, nosotros nos proponemos tomar el agua de
un tajamar, hacer los cueros, agregarle cromo y el resto de
productos que hay que ponerle al cuero y que al final, cuando
se termine el proceso, se pueda tomar el agua. Este proceso
implica mucha plata. Y los que han hecho plata la han hecho
porque no han realizado ninguna de esas cosas. La planta
nueva que estamos haciendo está así porque es a lo que
apuntamos. Una propuesta ecológica. La planta de tratamiento
vale tanto como la curtiembre. Y tenés que tener operarios por
dieciséis horas, es decir ocho y ocho, para poder tener la
curtiembre. O sea, es una empresa aparte de la curtiembre.
Eso respecto al medio ambiente que para nosotros es
fundamental. Yo podría haber comprado alguna curtiembre
vieja de la rambla y tirar directo al colector como hace la
mayoría […] y lleno el océano de cromo y qué me importa. Se
tiran millones por día. Y no es así. Nosotros tenemos la
curtiembre parada, tenemos costos altísimos5”.
5
Testimonio recogido en el proceso de evaluación del PEPS 1999-2005. Hizo quinto y sexto en el
Juan, y egresó en la generación 2001, opción Derecho. Son cuatro hermanos varones, todos han
venido al Juan XXIII. Inició la carrera en Relaciones Internacionales en la ORT (en horario
nocturno), cursó un semestre y abandonó con la intención de retomar. Desde que estaba en
sexto año trabaja en la empresa familiar, lo que le dificulta por cuestiones horarias, continuar
con los estudios. Fue animador en el Colegio San Francisco de Sales (Maturana) y colaboró
económicamente con el Oratorio de Aires Puros.
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3.3.- Prácticas habituales del Juan XXIII forjadoras de RSE
En primer lugar, nos remitimos a profundizar en los aportes que realizan los
“Talleres Educativos Salesianos” (en adelante, TES). Estos Talleres tienen las
siguientes características:
1) se ofrecen a todos los estudiantes del Instituto;
2) están ubicados en el contexto del horario académico;
3) se conforman grupos de 10 a 15 estudiantes – dividiendo la clase
correspondiente en tres talleres que tienen lugar simultáneamente, con tres
temáticas diferentes -, de acuerdo a una elección realizada a principio de año
entre talleres básicos y talleres opcionales;
4) los talleres básicos revisten un carácter de obligatoriedad para los
jóvenes estudiantes, ya que participan de ellos en algún momento del año; los
talleres opcionales, en cambio, se eligen de un amplio espectro de temas, de
acuerdo a los intereses de los jóvenes;
5) dan lugar al intercambio, la reflexión, la discusión, sobre realidades del
mundo contemporáneo; este encuentro se orienta según la convicción
institucional de “formar agentes de cambio en la sociedad”, tal como se
consigna en el objetivo general;
6) cada temática abarca dos meses y se evalúa al final de dicho período
mediante algún trabajo académico, con su correspondiente defensa oral
posterior;
Este diseño curricular está planteado desde 1992 y constituye una de las
apuestas más fuertes del Instituto, implicando una opción de política
educativa: decidir cuáles son las temáticas a plantear y con qué abordajes,
decidir qué educadores están en cada uno de esos talleres (la cantidad, su
formación previa, su apuesta a la formación permanente), decidir qué
infraestructura es necesaria, etc.
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Ya el nombre del taller marca una orientación: profundizar en el
conocimiento y en el compromiso con la realidad social. Se trata de un espacio
que intenta provocar las primeras reflexiones de jóvenes de 16 y 17 años sobre
la dinámica de nuestra sociedad abordando situaciones diversas: pobreza,
adicciones, embarazo adolescente, desempleo, discriminaciones de diverso
origen (racial, económico, cultural)... Se apuesta, con intencionalidad
pedagógica, a abrir los primeros horizontes en la participación y
responsabilidad de las propias opciones, valorando cómo ellas impactan en la
sociedad.
El punto más alto de esta experiencia tiene lugar cuando se debe plantear
el trabajo académico a ser presentado como evaluación final del bimestre. El
mismo consiste en la realización de un incipiente trabajo de campo, en el que
los jóvenes estudiantes conforman grupos de dos a tres integrantes y se
acercan a profesionales, instituciones, u otras fuentes de información
relevantes para la temática abordada. Profundizan en ella, indagan en su
complejidad, aprecian cómo se vincula con otras situaciones y/o problemáticas
sociales, y ensayan algunas posibles respuestas.
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Por otro lado, ya en 6to. año (tercer y último año de Bachillerato y de toda
la educación media), se ofrece un taller denominado “Educación y trabajo”. En
una modalidad similar en lo que respecta a su ubicación en el diseño curricular,
este taller corresponde a un aspecto específico de la realidad social. El
fundamento pedagógico, es que los jóvenes cercanos a entrar a la universidad
o al mundo laboral puedan formarse una composición de lugar de esta arista
de la vida social.
Aunque haya transcurrido tan solo un año, éste es muy significativo en esta
etapa juvenil de la vida. Por ello, las búsquedas, los planteos y los
discernimientos éticos que se va proponiendo un joven de 6to. año difiere
sustancialmente de los de uno de 5to. En “Educación y trabajo”, además de
considerar la relación entre la educación y el trabajo, se dialoga sobre el papel
del conocimiento en nuestras sociedades contemporáneas. Así, se analiza
cómo se comunica dicho conocimiento, el compromiso social que asumen las
universidades con la sociedad de su tiempo, se plantea qué intereses operan
en torno a dicho conocimiento (económicos, de prestigio académico y/o social,
de hegemonía cultural) y se discute sobre las distintas dimensiones
antropológicas que se involucran en el trabajo: la realización personal y
colectiva, el emprendimiento en conjunto tras un objetivo en común, el
derecho a aportar a la transformación social desde el trabajo, el trabajo en
equipo, la toma permanente de decisiones y la justicia que se pone en juego en
las relaciones laborales. Se trata de jóvenes que comienzan a delinear su
eventual perfil profesional y su “lugar en el mundo”, empezando también a
preguntarse en profundidad por el sentido vital de las cosas y de las
actividades en que están envueltos.
23
3.3.2.- La Jornada Mundial del Voluntariado
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En el Juan XXIII fue teniendo lugar un proceso gradual en torno a la JMV. En
el primer año, participaron jóvenes que pertenecían a grupos asociativos del
Instituto, vinculados al servicio y al compromiso social. En los años siguientes,
se incorporaron jóvenes vinculados a otros espacios asociativos (deportes,
talleres de expresión cultural), para aportar su esfuerzo. En el 2007,
participaron de la JMV jóvenes estudiantes del Instituto que integran todos los
grupos asociativos (unos 450 en total, del conjunto de 770 estudiantes del
Instituto), además de todos los jóvenes que sin estar en dichos grupos
manifestaron su inquietud por participar de la JMV. Con el tiempo, la actividad
pasó a estar entre las convocatorias permanentes en su calendario anual,
abarcando diferentes niveles de interés, acción y compromiso. Actualmente,
unos 150 jóvenes estudiantes del Juan XXIII participan en ella.
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1) por un lado, se realiza una tarea explícita de apoyo a la comunidad;
2) por el otro, se suman nuevos elementos para el discernimiento ético, en
una perspectiva de responsabilidad social.
Durante las 22 semanas que dura esta experiencia, los jóvenes son
acompañados por un Coordinador Institucional (un educador del Instituto), un
consejero senior (designado por DESEM, se encuentra trabajando en una
“empresa madrina” de la empresa juvenil, “empresa madrina” que forma parte
de los apoyos a DESEM), un consejero junior (jóvenes que ya realizaron este
Programa, sugeridos por el Instituto y confirmados por DESEM), un consejero
universitario (joven que cursa estudios universitarios, preferentemente en
ramas vinculadas a la economía, designado por DESEM).
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1) ampliaba el perfil de grupos asociativos que se ofrecían hasta entonces
en 4to. año, sustancialmente más restringido que en 5to. y en 6to. año;
2) podía constituirse en un espacio de aprendizaje relevante para jóvenes
con inquietudes académicas y profesionales vinculadas al mundo de la
empresa;
3) planteaba el desafío de articular el desarrollo del Programa con la
reflexión ética que se deseaba proponer y profundizar, de modo que el
aprendizaje promoviera la formación de “agentes de cambio” en jóvenes que
en el futuro posiblemente orientaran su desempeño profesional hacia cargos
empresariales.
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Además, varias asambleas anuales de accionistas han decidido donar su
rentabilidad a diferentes obras sociales que conforman el llamado “Sector
Social” de la presencia salesiana en la zona del Cordón, barrio céntrico de
Montevideo.
La Congregación Salesiana fue fundada por San Juan Bosco a mediados del
siglo XIX en Italia y está presente en el Cordón desde 1889, cuando fundaron el
colegio de educación primaria “Sagrado Corazón”. Dicha institución se cerró,
fundándose en 1964 el Instituto Preuniversitario Juan XXIII. En los años 1977 y
1978, varios ex alumnos de este Instituto, junto a religiosos salesianos,
iniciaron diversas tareas de compromiso en varios puntos de la ciudad,
expresando su voluntad de aportar sus esfuerzos por la transformación de la
sociedad.
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Se realizaron reuniones con familias del barrio, junto a profesionales de la
Intendencia Municipal de Montevideo. En estas reuniones se plantearon
cuestiones vinculadas al desarraigo de una zona, la inserción en una nueva
zona, la solidaridad y la cooperación entre las familias. También se planteó la
conformación de una comisión de fomento para expresar demandas y
necesidades, el conocimiento de sus derechos y de sus obligaciones y la
creación de espacios de participación comunitaria.
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Estos ex alumnos, asumen este compromiso social en el “Sector Social” y
su pertenencia a grupos asociativos, en parte por el aporte recibido en su
formación anterior, en el Instituto Juan XXIII. Se puede afirmar esto en la
medida que al Instituto llegan jóvenes de unos 75 liceos distintos cada año,
dado que solo es Preuniversitario (abarca 4to., 5to. y 6to. de liceo). Si bien los
hay procedentes de otros centros salesianos, la amplia mayoría se acerca
desde otros puntos de partida. Este aporte se evidencia, por ejemplo, a través
de la alusión a los dos talleres de los “Talleres Educativos Salesianos” –
“Realidad y compromiso social” y “Educación y trabajo”-, a la Jornada Mundial
del Voluntariado y al Programa “Empresas Juveniles” de DESEM.
Los jóvenes estudiantes del Juan XXIII que pertenecen a estos grupos de
compromiso social, son aproximadamente 120 cada año lectivo, en el conjunto
de los tres niveles (4to., 5to. y 6to.). Si bien cuantitativamente son sólo un
sexto del total, su movimiento y acción tienen un fuerte impacto institucional
que llega a todos los estudiantes. Los jóvenes de estos grupos comparten de
manera espontánea sus experiencias en contextos barriales sustancialmente
distintos a los de sus compañeros de clase, la preparación de los materiales de
30
la recreación, la obtención de los ingredientes para la merienda compartida
con los niños, etcétera.
31
conciencia -en la Educación Secundaria- de la importancia de la
Responsabilidad Social. Nos centramos en aquellas características vinculadas a
las áreas de los principios éticos y del apoyo a la comunidad, porque creemos
que estas dimensiones son las que cohesionan y dan sentido a cualquier
programa global de RSE. Son supra-dimensiones que si no se articulan, se
promocionan y se encarnan genuinamente, desnaturalizan todo intento de ser
y presentarse como responsables frente al resto de la sociedad.
Sin duda, un estudio acabado debería detallar las políticas de recursos
humanos, de protección ambiental y de marketing que lleva adelante la
institución como indicadores de la seriedad con que asumen estos procesos.
Pero la principal política de RSE en un colegio debe ser el fomento de un
ámbito propicio para la forja del carácter prudencial de sus alumnos. Un clima
educativo, unos programas, unas relaciones efectivas, unas actividades de
directa vinculación con la comunidad que permitan al alumno enfrentarse a la
realidad social, a la dignidad y fragilidad del otro y asumir la responsabilidad
que le compete en la construcción de un mundo sustentable para todos. Para
comprender que la economía no es un ámbito axiológicamente neutro, para
aceptar que las empresas son actores con una irreductible dimensión ética,
para desarrollar programas de responsabilidad corporativa no sólo por
presiones externas sino por imperativos internos, es necesario contar con
personas que hayan fortalecido su estructura moral y su interpretación no
reduccionista del mundo a través de procesos educativos adecuados. En este
sentido, las características indicadas del Instituto Juan XXIII sirven como
muestra de un posible camino en el terreno de responsabilidad social. Sobre su
ejemplo y sobre los de otras instituciones educativas, debe erigirse un diálogo
germinal respecto a la RSE. La consideración no instrumental de la ética
empresarial y organizativa lo requiere.
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5.- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Sitios web
Conill, Jesús, (1998). “Economía y Ética. El fantasma de la ética a los 150 años
del Manifiesto Comunista” en Temas para el debate, Nº 42, pp. 49-51.
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Dicasterio de Pastoral Juvenil, (1998). La Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro
fundamental de referencia, CCS, Madrid.
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Índice
2 – Fundamentación
3 – Estudio de caso
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