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EL PRINCIPIO DE LA RENUNCIA

La vida es la forma en la que nos vemos a nosotros mismos en


relación a las cosas que nos rodean, es interesante que de las
tres religiones más extensas del mundo (la del pueblo cristiano,
judío y musulmán), todas tienen la misma respuesta para esta
pregunta: existe un Creador y nosotros, sus criaturas, hemos
sido colocados en este mundo para administrarlo.

Realmente, es un principio con «P» mayúscula. Debemos


renunciar a la actitud de ser dueños y comenzar a actuar como
administradores de lo que poseemos. capacidad de una persona
para verse a sí misma como «Administrador» en las cosas que
posee es en tomar las decisiones adecuadas para alcanzar la
prosperidad integral. En un determinado número de bienes
materiales (sean pocos o muchos) que debemos administrar.

EJEMPLO Excelentes administradores Daniela y Juan Carlos


viven en Miami, tenian una deuda de 135 mil dólares. pero se
encontraban simplemente inundados por la cantidad de pagos
mensuales a los prestamistas, en el primer análisis de su
economía familiar, Juan Carlos se dio cuenta de que si vendían
la casa, podrían pagar una buena parte de sus deudas. Pero
Daniela no estaba de acuerdo, y tenia el problema que es
“actitud”, ella estaba tan apegada a su casa, se sentia la dueña y
no administradora. … La pareja vendio la casa salieron de las
deudas y de sus aprietos económicos. Debemos de
desprendernos emocionalmente de las cosas materiales esa
sera la dirección correcta para disfrutar de lo que tenemos.

EL PRINCIPIO DE LA DE LA FELICIDAD
Muy conocido como “contentamiento” debemos de estar
contentos y a disfrutar de la vida sin importar el lugar en el que
estemos colocados en la escala social de nuestro país.

Debemos de ser felices en el nivel social en el que nos


escontremos, ganando 10 mil dólares por mes o cinco por día.
Debemos tener un profundo compromiso de hacer las cosas con
excelencia y de avanzar económicamente en la vida y disfrutar
con intensidad del lugar en el cual nos encuentremos
económicamente el día de hoy. Los problemas sobre deudas
hoy en día tienen que ver con gente insatisfecha con el nivel de
vida que tienen. Personas que pegan un «salto social»
comprando una casa o un auto más caro que el que debería
tener. Ese «salto», trae serios problemas para no ahorrar con
regularidad.

El dinero puede comprar una casa, pero no puede construir un


hogar; puede pagar por educación, pero no puede adquirir
sabiduría; puede facilitar los medios para un transplante de
corazón, pero no puede proveernos de amor. No es la pobreza
la que desintegra a las familias desde lo económico, son las
malas decisiones, las deudas acumuladas las que crean
tensiones tan altas que terminan en el rompimiento de la
relación matrimonial. La prosperidad integral, no depende de
nuestra capacidad económica. Depende de la forma en la que
elegimos vivir cada día y tiene más que ver con una actitud del
corazón que con el estado de una cuenta bancaria. Vivir en
abundancia significa extender la mano amiga a los pobres,
aprender a restaurar al caído y a sanar al herido. Significa, para
los varones, poder mirar a nuestra esposa a los ojos y decirle
honestamente «te amo». Poder llegar a ser un modelo de líder
siervo para nuestros niños. Significa dejar una marca más allá
de nuestra propia existencia. Ajusta tu nivel de vida y, en vez
de correr detrás de metas económicas, decide ser feliz. Tú eres
el único que puede hacerlo.

EL PRINCIPIO DE LA DE LA PACIENCIA

La paciencia nos protege de los males de la vida como la


vestimenta nos protege de las inclemencias del
tiempo,Leonardo Da Vinci.

Hablamos de la paciencia en movimiento y la paciencia


diligente dice en el punto de vista economica requiere salirnos
de la actitud y la cultura de nuestro alrededor para comenzar a
mirar la vida de un punto de vista diferente y la perseverancia
a través del tiempo.

Cuando tenemos la oportunidad de comprar algo o de realizar


algún negocio, miramos por lo que es más conveniente a corto
plazo: hoy tenemos, y hoy gastamos (pensamos: ¿Quién sabe
que es lo que va a ocurrir mañana con la economía del país?),
pero serán aquellos que veran sus finanzas como una carrera
de larga duración (incluso como una carrera que continuarán
corriendo a sus herederos) y los millonarios en Estados Unidos
el día de hoy son gente común y corriente que han acumulado
riquezas en una generación. En Estados Unidos (y cada vez más
en nuestros países del continente) existe una forma muy
interesante de cobrar los intereses de los préstamos realizados
por compras y es que la mayor parte de los intereses se pagan
al comienzo del préstamo. Lo interesante de este sistema
(llamado «francés» en algunos países), es que la mayor parte de
los intereses se pagan al comienzo del préstamo, en las
primeras mensualidades, se paga exclusivamente el intereses y
muy poco capital. De tal manera que al final de la vida del
préstamo realizado la cuota mensual tiene una gran cantidad
de capital y una pequeña de intereses.
Ejemplo: Una compra inteligente Ricardo Rápido, por ser
rápido, se compra la casa más grande que puede con el dinero
que tiene: la paga $101.037,55. Pedro paciente, a pesar de poder
hacer lo mismo que hizo Ricardo Rápido, decide que va a
comprar primero una casita más pequeña. La paga $66.458,12 a
los diez años, Pedro Paciente termina de pagar su casa. Esta es
la situación económica de Rápido y Paciente al final de esos 120
meses Una movida inteligente Ahora que Pedro Paciente pagó
totalmente su casa, decide venderla y comprarse la casa de sus
sueños exactamente al lado de la de Ricardo Rápido. Una meta
lograda Cinco años después, Pedro Paciente termina de pagar la
deuda de su segunda casa. Un resultado asombroso Ricardo
Rápido y Pedro Paciente después de treinta años. Recordar que
su hipoteca original era a 30 años de plazo.. Pues bien: a los
treinta años de pagar sus mensualidades hipotecarias
religiosamente, Ricardo Rápido finalmente termina de pagar su
casa y hace una fiesta. En cuanto a Pedro Paciente en el banco
alcanza la increíble suma de 239.227,24 dólares ¡en dinero
efectivo!. La enseñanza principal de esta historia tiene que ver
con la cantidad de intereses que pagaron cada uno de los
protagonistas. Ricardo Rápido, con un carácter típico de
nuestras tierras quiso tenerlo todo lo más rápido posible. Pero
eso tiene un precio. Para él, fue de $117.257,92 en intereses
hipotecarios. Pedro Paciente, por su lado, supo esperar y sufrir
por 10 años en una casa más pequeña y en un barrio con
menos «estatus» que el de Rápido, pero ese planeamiento
económico a largo plazo trajo sus beneficio.

El principio a seguir, entonces, en la nueva economía de


mercado es que, cuando hablamos del pago de intereses, el
juego se llama «El que paga pierde».

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