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eS ee OTRAS OBRAS DEL AUTOR H. .NDLE P, H. RAND! EL METODO DE LA GEOGRAFIA Cuestiones epistemolégicas JONDRES - (Publicacisn dr OTKOS), 18 wy 197 Buenes Aires, Argaactnt ‘O1KOS Atociacion pars Ia promacion de ration verioriales y ambiental 1ard lor « ‘cambio a etapa de control se limita al eto precio de interfereneia Artificial de los procesos naturales o exponténeos. Como hemos ‘Visto, 8a inerferencin puede limitarse e “encauzarles" 0 bien & rettifiearios (o a una combinacisn de ambos). 1n la aplicacin e las clencias experimentales esta etapa es apenas un antieipo de un procedimiento mds claro y complejo. Fn las clenine sociales © humanas, en cambio, dsde que no hay —estrictamente hablan- dom transferencia a tecnologia, es In dltima fase de todo el mé- todo. Coneretamente, en geogratia, el planeamiento fisics,o cual quiera de los planeamientonsectoriles con base fisia, sea urbno, regional, educacional, de la salud, etc, encarna este elape do ‘ontrol del medio googrético. Més alla de ello no hay inatanda alguna de orden goneral; solamente quedarian los casos especiales, ‘amo, por ejemplo, podria ser el aspeto ingeneril dela construc cn de una repreas, dentro del gran tema geogréfico de la alte- atin ecoligic del rea afectada por un plan determinade. ‘Cartrova 11 BL TEMA DEL TIEMPO: ‘CAMBIO Y MOVIMIENTO EN EL ESPACIO GEOGRAFICO® {La preocupacién por el factor tiempo —expicitaments, en ‘geogratin— no puede decse que venga ie antiguo, pero st due {Fa se encocntrs madura come para Ir establecendo los eaminos fe su sstemetiacién, En tigar, no se trata de ls abstraccin ‘tiempo, sino més bien de tx Sriine'caht emt | fen ls realidad expacil, como movimiento, o bajo Ia forma del ‘ambi, que con aus faues aicenivns toje una suerte de historia. "En au contenido exencal, ol tema excede al de In gevgratia ‘misma. Por eso, no sin rax6n, el profesor A. F. Martin, de Is Universidad de Oxford, ha puntusizado que los gedgrafor aon, fn general, hombres bastonte préetics y no sorprende demaniad? ‘U hecko de que no ae hayan precewpato por inqxiir flofice- tnente sobre eu propio tema. Sin embargo, alunos de Tos probe ‘nas que enfrentan no aon exeluateamente geoaréfiot, sna que ‘te hall comparton por uckes otras disiptinas. Bjemplow de tales problemas aon: toe preipioe existentes en ta tara de deli= ‘nitar regione, ta valides de Tas generalizaciones, la fuerza y la ebildad deta torminolopte, el valor lgico de wuestros métodon ™. Tusto ee reconocer, por ejemplo, que el tema de tn relacion causal en geografia —uno de etoe profundos asuntos con agudas Implicacones y que A. F. Martin desarolia rigurosamente en el trabajo etado—, caso ‘cupades en au quehacer bisico que en tno, al propio tiempo que a ots Tas hava arrastrado fuers de los 7 sireulos de su competencia, canalizindolo sobre vian de conoel- imientos parcializados, en conflito con et propio espiritu de Is éencia. geogratiea. Comoquiera que sea, nada de esto. deberia ‘currir ean el tema del tempo, porque la coneeein de la geogra- fy desde esto Angulo, no interfere para nada la realidad que lla estudiay, si introduce una visa divert, es slo para con- faderio mayor perspectiva y permitir una més exacta definiein fe lo que por convencion se registra estticament, Pero, coneretamente,;dénde ve origina esta preocupacién por ‘factor tiempo? A nuestro entender nace en In pecepein del ‘cambio y se extiende en In indagacién de los origenes. Y sau, ‘éase palpablemente, nos enfrentamos con otro problema de orden ‘general que, por supuesto, es compartido por otra elenclas en ‘te cxao la bilogia—. Por st fuede preciso probar lo dicho, re- ese ene! difundido uso en que se allan Innumerables términos erivados de la investigacién biolgica ya lo eual tampoco ha secapado In geografia. Hace ya més de cuarenta aioe, Charlot Redvway Dryer excribia un enaaye titulado Genetic Geography fen el que, para definir mejor el cardcterexencialmente unitario el saber seogréfico, epee, como supreme argumento, a la in- Aisctibe integridad de los proceso, no aélo en ol expacio, tino f través del tempo. Pero més que el de genética, el concepto de evolucién ha ‘contado —y ain euenta— con numeroaon adeptos, a efectos de ‘esignar una sucesién de fenémence geogrificon igados entre si. Al respect, no esti de mis reflexionar, como lo hace Jan 0. M. Broek, geéerafo halandés radia en los Estados Unides,acerea {eos pelizros que entrata el emplee indixcriminado de ert con- ‘eptos,basados en no muy riguresas analogas, aunque abonados ‘or neceslades de conceptuaizacén. Devarrolio —escrive Brock, en eu significado stencil, se ‘reftere al ereimionto orgénico. Aunque timamente ol concept de regiones geoprfcas como organtemas ha encontrado so certo timero de adherentes, parece, no cbtante.-. que eualawier de- ‘eciin basada on este crude comparacién ex completamente t:0- ‘asa. Agregando mia adelante: wna conc com ta biologi puede fansiderar wn organivmo como sea unidad bien definide y, de ‘ata-manera, hacer wna distineién entre le realiacion de posi 18 Tidades inherentes y tas inftuencas ombientales que disterban et ‘roceno de desarrollo Con la cencaa sociales (y en esta categoria ‘rupone a la geogratie humana) el easo x diferente, no alo porave ‘Lmujeto no ae halla nen completamente defnido en of mismo, tino porque cada cambio ee finalmente el resultado de influencias externas. ‘No por azar seguramant, Licien Févore, al comentar la bra ‘éstuma de Mare Bloch —on historlador qu, como diria Fernand ‘Braudel, tenia presente of lwgar—, dice escueta pero elocventemen tes No hard mds que we obsercacion: wi wna sola vec, alvo errr, ‘aparece en et Ko la palabra ecelucin™. Y es que Bloch tenia ideas bien claraa al respeto, por eso explicitamente habia exerito que a folo estudio de ln actividad humana amenaca el mismo fervor: confundir wna filiaetin con ana ezplcacién”, como una _Fespuestalapidarin a aquellos historiadores que, durante una cier~ ta épocs,anteponian la palabra origencs al titulo de aus trabajos, ‘como si el mero etudlo de las fases inicales de un proceso bas- tara como exhaustiva expliencién. El plantesmiento retrospectivo es algo quo, de todas maneras, ‘se In enencin dela geografia si a vaces —aparte de engendrat fsvelins dudonas analogias— se ha expresado como un ane de ‘explicar simplemente todo, no es menos cleo que, como dice Brock en el lbro citado, cba “ezplicacion” puede ser, dexpuds do todo, nae més que otra descripton, especticamente, ta de certas ‘orrelaciones. De abi, pues, que la geogratiahistsiea ~erono= Tieamente un primer enfoque que sistematiza la vision retro pectisn (5 con ello la dimensién temporal) de la geografis—, al Teconstruir pasajes y pautan de oeupacién del suelo, correspon~ dient» épocas prelérta, Impica un recorrdo por la coordenada ‘el tempo, sin dividir Jo que le relidad tree junto, podriamos iecir, parafrateando a Vidal de ls Blache, y constituyendo, en el “fonds, tra manera, acato In inca distinta, de perfeecionar la deseripcion en tiempo presente. ‘Mas lle del prosente condicionado —lo geografia no puede ‘er eatrctamente contempordnee, escribe Preston James "— Dlanteamiento historieo-georrdtica exige de quien lo splica requi= ‘tos de vueloe imaginacion que superan y enriquecen las ténicas de consatar una escena meramente perceptible por los sentidos. fn eripeiin de lo aparentementeestitico; y sun sin intentar la re- ipreduceiin del movimiento mismo (Ia analogia evolutiva) 0 la simple constatacign del cambio por contrastes —mejor aim: por ‘ecuencias— incorpora un dinamisme al saber geogritico que te- ne insoopechadas ramificaciones. La eposielén entre paitaje na tural y peisaje cultural, por ejemplo, no puede descubrirse en la realidad, de una manera pesiva y sin conflictos. Sélo el remontar ‘rocesos coneretos now da in modida de la interdependencia de ‘estas dos abstracciones. Un rasgo cultura, por notable que sea, ‘no puede frecuentemente suponere superpueito de una forma ‘aba, deka sola ver, «ln naturaleza virgen; lant de laa veces ‘eta superposilén se ha operado por capes grads y acaso Imperceptibles. Sélo ndvertida ln importancia de los procesos ¥ ‘edidos ésos en el tiempo, puede Finalmente completarse una ids estricta descripelin geogréfen. Pero asi como el edgrafohistrico, al consderar esencal el, factor tiempo, debe aprender Ia téenica de tratarlo con un certo arte, también ha de decirse que en el otro polo de su disciplina aparece —neta inctante— la posblidad aplcativa de su que- hacer. Si, como dijo Lord Justice Scott: el planeamiento ex el arte el val ia geopreia esta eencia, entances la geogratia ists- ea, la geogratin del movimiento ¥ toda acepetin dindmica de ‘i, son svanzadan ciontifcas hacia wn campo de précticas con feretas. La confeciin de pronética, como tares especies, Ia ‘revisin, son como formas de acelin que encuentran bases reales fn Ia movida, tanto como en la mutabiidad de fon hechos. NO Duden queda Hibradas la intullén a la fantasia mas 0 menos {ental mi mucho menos al céeulo grosere. Toda tendenciavigente ‘lo puede ser definida en movimiento, de donde se sigue que actor tiempo constituye —otra ver— la direeién rectora de Is Investigacion general para el planeamient Para planear en el espacio es indispensable conocer no sélo tes son los limites de rea sobre In cul se trabaa, sino, igual: mente, cules son los paaos dentro de Ios que las medidas a tomar vam a tener vigeneia: esto pues, no puede determinarse, salvo en Inge « una comprensin, més o menos exacta, dl ritmo et que ‘ranscurren tos cambios actualmente y a las probabiidaden de ees osc eta te te ‘que altoren la frecuencia de las transformaciones. Como ejemplo directo podemos traer a colacién el caso especial de ln aplienbili- dad, a esto objeto, que tienen las cartas lageronas 0 similares, one se expresa con prevsién ol movimiento de blenes 0 pertonas Pues bien, ln posesion de datos somejantes —de ser posible, com- (parables de fase en fase pretrita— nos brinda una pauta dal empo del cambio; ¥ conodiendola tal cual, ;qu6 geberafo podria ‘no vislumbrar la clara ocasin de sugerit un modesto prondetico? ‘alvin al factor tiempo en general menester es econooer ‘que sus manifestaciones se expresan en diferentes ecalas crano- pias, Existen procenoe brever y continuos que, aalvadas as distancia de una puramente comparativa snelogia, tienen algo de mutacin, Pero también existen transformacionee cuyos eom- ‘ponentes operan imperceptible y diacontinuamente, a lo largo de ‘ilstados procesos, de tal manera que, aunque no literalment, se puede compararios con la evolucin, Amos fenémenos, de une ‘misma evencia, se presentan, no obstante, como diferentes, en ra- in de que determinan excalas de modiein que van desde un micro- tiempo s un macrotiempo. No en vano puede hablarse de tiempo eoligio, antropoigico,caltural 0 arqueoligico,slendo cada uno tn divers alstems de parcelario en periodes; ast también la geo- ‘erat, no meno, tene sus propin escalas y sus propias modal dades. An ms, en ela se dan tan diversas condiciones procesles tue podriamos dace que erica en cuestin de slatemas como date. Por ejemplo: el movimiento de la Tierra alrededor del Sal y sobre sf misma nos da ciclo ettacionales 7 diarion ‘dentro del ciclo anus! nos da sus propins pastas temporaes 4a vegetacin (en parte condicionsda por el clima) también nos suminisra diferentes formas de tiempo relative, et. ‘La geogratia humana, no mene, nos habla de géneros de vida clones periéiens, de horaris solares. de ‘ustran y ab cual habria que unit, en eapecal, le Importancla a ‘del tuctor tempo en In geogratia del transporte, aspecto de Ia ‘eatin sobre e cual volveremas. ‘Otro campo de ncein, para quien tenga interés de determina precitamente la participaclon del factor tempo en geografia ut- buns, ete que le induce a A.G. Ogilvie a exerbir: Uno quisiera ‘er capas de earvctorizer las cudades on relacibn al movimiento Imumano que tiene lugar dentro de elias, con tdrminge mds ezactos (que loa meros adjtisos delat guian de viaje, tale como “activa” 0 “somnolienta”. Ast, pues, or ejemplo, Bradford y Benarés sxcede ‘que vom similares em ndmoro de hablantes pero diferentes ex lz ‘mayoria de las restantes calidade, inclyendo lor movimientoe nternoe, Sin embargo, et tarca dificltova poder deccribir eato ‘iferencin de wna manera sucinta’, Porgoe toda configuracién ‘de In modalided ritmica de una ciudad —o de une repién— Im- ‘lca el andlisis no sci do los elementos euyo movimiento ws ac- ‘uslmente perceptible, sino de aquellos euya acciin se manifesta tor acumlacin; vale decir que In suma de movimientos impon- erables hoy, también se manifiest por persistencia y contri Daye & dar, 4 un éres, earacteristicas de peculiar dinamismo... 6 de inereia. Asimiamo es necesario dstingur entre ln velocidad ¥ la varledad y viqueza de los elementos en juego, porque un Timitado repertorio de fenémenos repetidos no es lo mismo que ‘una vasta gama de movimlentos diferentes, En ol primer caso, In acelin puede engendrar monotonia y tener un interés restrin- ‘ido; en el segundo, en cambio, cada transformaciin puede tener ‘un contenido pleno de significados. ‘Veamos shora eudles serian ls componentes bisicas en que se divide el factor tiempo en si mismo y que acuerdan a la geogra- fia una dimensién miltipe, més allé de la triimensional de 1a Antigtedad. En este sentido, para Derwent Whittlesey, tres son ‘ag manifesiaclones del tiempo en geografla, a saber: 1) fz ve- locidad, que subraya el lugar comin, no exento de verdad, de que dn funcign della el mundo so “achia”; 2) eb ritmo (“paso” 0 tempo") promeio de recorride-tipo (mde lento en el delta dal in, donde hay numerosas embarcaciones de cansh puentes lect ‘dion y beiletae que en Central Towa, donde Pada autamotores wpuentes fjoe von te norma)"; 3) ta frecuencia, que origina coineidencias —accidentales 0 fortuitas—, 0 bien, por el conten. }rio, origina movimientor en enltzade raceién ‘Como ejemplo mis rocorrdo de fendmenos donde la frecuencia ‘=o timing, que es el término usado por Whittesey— hace wu m= " pacto, tenemos el eato dela hora de afluencia en el érea central "de una ciudad cualquiera, cuando la sincronizaciin de low hora ‘ios de trataje, del mayor caudal de transit peatonal y automotor, ‘Wapertara ycierre dels comercios (al atardecer, la inicaeion de los de entretenimiento), el cumplimiesto de horarios ‘e almentacion y hasta otros hechos, com Ia aparicin de ls edi tlones de tos peridicos, confluyen sobre un sector de espacio tiempo muy Umitado Areas restringidas y periodos breves—, Drovocando, a su ver, una serie de consecvencas que, sa tener fn consideracign ln simultaneldad, no podrian ser definides ea- balmente. ‘Whittlesey va mis lejos en sus reflexiones acerca de ln neo sida de incorporar la noelén de tiempo, ms intimamente al que- ‘hacer del gefurato y la leva, como lo hemos hecho ants, al campo ela geogratia hstérica, eriticando el angllosamiento en que ért ‘ene cunndo elvida el sentido dinémico de wrelacién con el tempo, ‘Asi seala que hay una geogratiahistéria, que es hitérica en dos sentides: porque empce tdenicas dela hitoriogrfia y presenta ‘materiales de anticuario in vez que omit la neceeera seouencia temporal que vineula los eventon y que ex la ehispa vital de la Wistoria". Al respects, digamos que, sendo acertada In obseres ‘idm que antecede, es posible arumentar, todavia més, en el sen- to de que neato con el pretexto de evr lon proceson in extenso ichos geigrafon histériens terminaron dominadas por In tom ‘en evouelonista y ambientalista, dejando intacto el campo de la ‘eeograta histéren como generalizacén, trasladada retroapetiva- ‘mente eno} tiempo, en una forma en que, analgicamente, ocurre ‘ot a limatologia oe geogratin agraria, constituides on base ‘8 n eleto eaudal de Informacion meteorlégieno a la sumatoria ‘de los prdctens agricolax videntemente, sl vamos a incorporar la ‘olin de tempo para perder ln mds wstancial ain de expaco, que ‘e bdalen para la geoprata, el canje no parece favorable. De all ‘qe ranulte sabi el consejo del etado geografo norteamerieanos Cronolipien en el ordenamiento, pero especial en el tratamiento, ‘Silo ant xe hace verdadera geografia histérea ™. [No ae non exapa que uno puede caer en la tentacién, al cone slderar este tema, de pretender formular, més allé de ciertas Correlaciones na Teorla General del Tiempo en Geogratia, una fexpecie de docrina permanente ¥ genérica sobre ln ineidencia del ‘movimiento y del cambio sobre el espacio geogratico; estos, algo fst como lo que et Ia fiailogia Is cinica Mas para no incurrir todavia en tamafia osadia, que para nuestras fuersas es mis se- Auetora que prictica, no es preciso recordar otra yer los riesgos fave tracn aparejadas las analgias con lo orgénico; basta y sobra to perder de vista qve lo Inielal en geograflaexté en la deseripeion yen In comprenaidn, antes que en laexplicacign. .No dijo Goethe Alguna ver que mds importante que el porgué es el emo? Que nos ‘rvamos de la coordenade tiempo para caracterizar mejor una re fxn no puede ser prtexto para perderse en una terisacién © un Duro método abstracto y ageogratic, donde lo croncégico pre- fomine sobre io regional. sto seria invertit los terminos recomen- lados por Whittesey o, en el mejor de los easos, spresurar una ‘eneralizacién cuando in no estamot en povesién de suficientes levidenciasexpectias. ‘ds sensato parece ser concentrarse en las hasta ahora in- ‘ontablesy no agotadasposiildades de estar Wo temporal, bajo 1a forma del movimiento yen sus manifestaciones del cambio expe cial, como un medio més de perfeccionar Ia ciencia madre de la seogrufia. Porque si el movimiento y ol cambio descito por él ‘tin determinados por dos coordenadas —espacio y tiempo—; ‘se sgwe que, conoida tna de ell, em ent caso el tiempo, puede ‘eseubrirse la inedgnita espacio bajo otra faz. Lo que, dicho es ‘érminee menos abstracts, indica que, conocidos los fenémenos ‘de movimiento y de cambio, en su ordenamiento croligico, «8 ‘posible definir un area —lo estritamente geogritico— por me fios que han de revelar peeulinridades que, de otro modo, habria ‘pando inadvertdaa, El movimiento, en especial, constituye como kina herramionta de trabajo para perfeccionar la investigaciin seorrifica regional, en ln que, desde Is traslacién de personas '¥ conae, «un ritmo incluso vertigingso, hast ls process de cam bio cau! imperceptibes, dan indies que, apart de etra considers- “ ‘ayudan a vial mejor i realidad espacial, En sntei: el movimiento, enmareado dentro de términos eonocidos de “define una dimensidn distinta del paisaj y de ls ocupacion uel. Sn "Nuestra cautel frente a ta posibildad de expecular sstems- sobre la generaliacion del factor tiempo on geogratis “dedicha, aunque en clerta forma confirmada por William fen su reciente obra Theoretical Geography”. Decimos des- ‘porque en ella hay un eabozo serio de formular lo que st lenomina una Teoria General del Movimiento, y axregamos a porgue, pose a eer acaso trabajo mis expeifio en firecciin, de Tee que hoy puoden hallarse todavia es poco fl aporte material que suministra y més pobre ain In probanzs Talor de sus conceptrlizaciones. Ademés, fuera del aporte ‘Stn poco de prestado-- que Bunge incorpora a la geografia ‘que en rigor proviene de mentalidades econémicas no estrieta- “ente compenetradan con la problematicn evencial de ln gouratia. “poco es el haber de eonocimientos postivos para intentar genera- Tisaciones, que 20 nos ocurren todavia un poco intultivas. Para ‘Bunge, de todas maneras, le tooria det movimiento, aa{ como Ia tori del tupar contrat, constituye el melo de la geogratia tes ea descublerta hasta la fecha, i blen debe agregar Ioego: ls torte del movimiento ex més vasta, pero no eo ton devarrollada como Ta teoria del Lager Contral; para concuir con este apasionante {icles Lao dos teoras estan obviamente relacionadas por bus cuer~ ‘pon y os de eaperar que ex unidad quede extbleida elpin dia”. ‘Mientras tal cosa ocurra, nuestra visin del problema nos ‘eva t inalatir sobre ous bases de una manera qui no fan nove- dona, pero reemos, ala medida de nuestra posbilidades, Por elo, faungae ex iit dividir, concentrar la atencion en ls parte, si no fe pierde el ventido del Yodo (que e# matriz en gengrafia), penaa- mos qué toda utlinacin del cancepto de tiempo o de movimiento, fen gevgratin, » vélida el tiene una vineulackin primariaments ealistn con el espacio, antes que nada. ‘Preston Jemes lo ba hecho, entre otros, cuando al definir el concen de regién Jo basa en el de ln generalizcion geogréfic, yt conceder que existen muchos sistemas de generalist cit, ambitn, el caso de le epidn cinétin que podria baxorse en fend- ( ene ome load try, derlasaniont iter lar conde terme ere ene a ide ees ator i ea rao iran perf aertaoray ines a ies tee Sinqda mac porns se emt et tee Siesdiionalcomnar; wine me escmae heaos ee orn sen gs tae tamper St Dodane, i pee no tance Sa eee Ido us gu num pelo near ne przaar,Sne ine ge umes cninsin: Ew funn soa ‘eine y dence ere agar oe, wan eos 4 cacy, foro eat a te tint dee aoe ‘einen nt te un, pots te tre deste 5 mint srry ns apie ins 3 Ie dai, som coed chan fra de tnlectin tén rents Pts ptr een, trctn ss det, onto smo Se ce ence ‘restr Mn de sy ln ton fea et een en rn a ars ‘olden deo cnt Hen sun praia laut in este ta ing as fais pre crear de much arn cece pee iment es or lo ames pig: La pompctee oes Svc omporal enmei us cones ee ‘oc arf onc tessa seo, ‘one a aremet tos rncin contonporncs Bcc ‘ei ee nao uw rte eS, ome te eet eps y sce een ede ‘mind agar don sete ts eta tambon ee nc se somes de siecaa ne tours dee werent rtd nats enero neronentndne spr pds yr he ease hrs manere gw vinnie We ova ee: Anas ne eit lores pcts be os {Sito en ola e tm ara ener Sronanes tres frou de ogi spec Pot i nn, trative autre de nen nets ‘ce pune seiar une major lane ede ‘da que facta l shastecimient. En camblo, si se refiere a toe ‘raslados personales, puede permitir una mayor descentralzacia. Estos dos caso juegan reciprocamente, al punto que una centrali- aacion del sbusto puede desvirtuarse por la extesiva dispersiin el consumider y, «lx vex, « una menor velocidad, un abasto lo ‘alata y detcoordinad, ocasiona perjuleios bien conocides a una Doblacién densitieads, De alt la nunca muy ponderada relevancia ‘gue tiene el manejo del factor tiempo on la planificacin, pues, toms instrument, Ia veloldad no es un bien en si mismo —acaso fe un bien-medio--, sino que eta Higada al expaci, no como abe- traccin, sino precsamente en funelén de aquello a cuyo servicio se pone! en esto caso la superficie terrestre. ‘Una mayor fluids en lo medios de transporte urbanos, por otra part, siguitica por consgulente un mayor aprovechamiento Gel eepacio, contorme al cul, tesricamente, no seria precio incre- Imentar en forma perentoria la eapacidad de las ealzidas. Sucede fmpero que tal atmento de flider atrae un mayor nimero de Yehfealos, compensando ast el tefrio shorro de espacio, para de- femboca® en una situacién de saturaciin semejante ala dads como ‘punto de partis, Pero hay mds an; un mayor caudal del trénito Implica inevitablemente una necesidad de mayor ordenamlento, ‘as tenicas que ae adecian & exe fin suelen interferir por supaesto, de alin modo, en Ia fides —quetedriamente podria ver igual 0 mayor de los desplazamientos. Aqui hace su aparicin el ritmo, Dorgue toda aceleracién implica un aumento de ondas més cortat exactas, De tal manera, n melida que las calles se eongetionan, fl ritmo de sealinacién debe hacerse mis breve, pues de otra forma las interferenelas transveraals terlan Incontables, , a 18 ‘er, eta aceleracion tiene un tope, puesto que la aceleracin de fos ‘Yehiealos también tene un tope —no absoluto pero s{ de fecto— ‘Pla respuerta del conductor tambien so halla condicionada por st ‘ropla naturalosa. De manera que, cumplidas todas las tntativas td euplir con la velocidad Ia falta de espacio, de nuevo el problema reeresa al terreno de lo tangible como base de una solucin, st no ‘ompleta, al menos neceaaria. El espacio puede teatarse de inf ‘dade modos, pro permancceensiinalterable yes el més seguro ‘punto de purtida y de retorn para toda eapeculacion sobre el factor tiempo en geoerata a — Un elo de interucciin, tal como el elemplificado, es rico en ‘nigentionenteérieas, y aqu se impone una ver més la comparacién ‘on Jo que estudian otras eiencias, pues aunque las analogias no sean riguroses, nj sean totalmente aptas para sacar conclusiones, ‘aento ayuden a comprender mejor los procesos. Desde el principio del menor esfuerso, estudiado a partir del lenguaje por George ‘Kingsley Zipf, hasta el segundo teorema de ta termodindmice (fentropia), todo tiene una necesaria relaciin con nuestro tema. ‘La bdaqueda de cansles fis en Ia conducta humana y en el com- ‘ortamiento de los agentes naturales —y desde luego en la interre- ‘acién de una y otra— ex el leitmotiv de numerosas especulaciones ‘en las que no entraremos, pero que no podemos menos de dejar ‘onsignadas, En el fondo se trata de formularleyes, ai no totals, futuro histrio, ‘agrogando que la organizaciin absorbe al eaor, necesaria y Dro ‘aenicamente, asi como el dia absorbe a la noche. Y como sega Ja entropin los procesos van del orden al desorden, ex posible omprener eb vento ico qu arbi x ui elemple i ogo aes eee cemrenegeasaes sgrogur que la aparente posiilitacin de wna mayor deacentaliz ‘in de a pblacién, emergente del aumento de fluder en los tras- Jas, no podria cumplirseen la realidad con el rigor de la formu Iacién matemética. En un problema que ineuye tan directamente ‘al hombre, el perfecconamiento de lot modios de transporte con el finde lograr una mayor velocidad noes garantia de un aprovecha> miento sin confictos. Bxisten aspectos de la euestién tales como J necesidad de cubrir tramos de puerta a puerta —que ningin transporte colectivo podria satisfac completamente, gonerén- dove trasbordos, empalmes, combinaciones, experaa y hasta una sderta dosis de descoordinacén previsble que alo el transporte {individual podria superar. He aqui quo en este muy hipatétio caso ‘ropezariames de nuevo con cl inevitable factor expacil, dite rmente capaz de absorber un volumen de despazamnentos tal como fl que supone la posesiin de un vehiculo —eualqulera que sate fuese— por cada habitante y de ordenar un trimalt (que nessa: Hamente debera de ser aéreo) coya compedad seria algo as ‘amo la hipérbole de Ia presion demografien. Intuida en trmines (stile ya ea motivo de Jostieaa prenenpcin; uno mala onceida en la imagen dun conjunto multimllonario de mo- Minit! Ete tipo de diequiscin nos conduce por lat rutaa do. la lenealeion gon tees no ta fila come pode 40. ‘ree empero, nos ect cles non lan lap ntermedian para Tlegar a eos eiadoe finales, Una visin wtpticn del problema ‘iomplifiado —y que ex en cierto modo, com un eericio pata la Iimaginacin dei movimiento pada ser In Se sna dona en ave Jon ndiduoe enon rigidon sun detios por controlee en- ‘talon y coordinadoes, al ver sin desplzar ms volumen que el is propio suerpos. Como aulra que sea, etd bien claro gue ‘s( como Ia apni Gl eapacl terrstre no segura ai un ‘rden aun plan espontaneo por a sola tampoco el dominio del de lon movimientos pareve eccmotec In probleméticn de lot tem- rs invertdas,de lon enpaconnecesarion dela correla entre ‘on yotron ‘a conalderalon del factor tiempo nos ha evado, est visto, 1 terreno deaconocido det malana. A la ys, no se peda Mallat totociones heen en el ordenamienta del eapacio sin concer as Imanifetaciones elon fctores conearrenten, on ao largo do Periods inmeditasoediaton. Lo inneito¥ relativo, pr obvi, arece mds relevante, mis lindo sl ftaro, pero al Joe caso io praite también en el futuro inmediato, De coalgsir forma, tan grvitacn no ce marifeta alo por mt bien relation in seconein tempor, ano en ase In solder y envaizamiento due pose. Estos ton los hechor que tata de deinda I geonratia. Nitéren por el metodo de cortes en el tempo “ny sos en que ol conocimiento de hechoslejanos onl tiempo da pastas mas profunds y por lo tanto mas fudamenta- ies pr-lgn st hu dicho que en general ce nds lo quo! Hombre tonerea que logue dove. Saco con treciencla ue un pro" tems weridcao uy atv eu el tempo y hoy eparentemente dete ido, como puede ser an ctastro fondo, opera com maVoe ‘igencn areal ftaro qe una serie de fendmenos de carter Inds lemativo, pero ms superficalen Sin embargo, suele er un ugar comin entre los planitieadores —a contraro senaw de ague= lon historindares abnorbidos por In temdtiea de ls origenes, ya ‘meneionade— pensar que las Unicasvigentes son las dtimas fase eon proctss, es decir, ls mis recintes, Esta afirmacién es dsl frivla sl consideramos que nadie, honestamente, puede seal fon ol dodo —y menos antes de conocer a fondo extor procesor— Inasta dénde se trata de historia viva y dénde empieza la historia ‘muerta, No lo existe un reptide slapamiento de fenémenos ¥ 4e periods en la geogratia histiiea, sino que, més ain, abe pre- iguntarse, como lohace HC. Darby al reeriaeal Land Uiiiation Survey, diriido por L. Dudley Stamp, en Is époes de los afios ‘teeinta'y considersrio de valor hietrico: {Cudndo —entera 0 par- Flalmente- coed de ser yeoprafia para convertire en geoprafia Iistirien? no e laberente al material”. {Y no podriamos deci lo Inismo de ls geografia del movimento, equiparando genérieamente 1 concepto de histrico al de todo lo que transcurre en el tiempo, fen un microtiempo, por asi decilo? Es més, aportes como los que Inacen la geopratia del movimiento Ia hatrica son imprescing bles para restitir el viejo eepritu de integracién que predominabs, fen le antigua geopratia clalce. Por ello Carl Saver ha podido fscrbir: Le pegra(ia moderna cla expresién renovate dela més ‘antigua geogrefta, aregand mda adelante: Loo objetoe que exis- ten junton en el paint, existen en interelacign. Botamos weguros dde que elos conatituyen wa realidad, como 1m total que 10 s¢ ‘tzpresa en te coneiderociin de Tan partes contitativas eeparada- ‘mente: queef ren tiene forma, extrucure yfunciény, por lo tanto, Dosictn en wn sistema Que estdsujeto a dearrollo, cambio y com- ‘letaniento, Sin este vietin de lw realidad y de la relacién area, fevinten slo disciplines eopeciaes, no geografia como genereimente fe la entiende, La sitvactn er avdlopa con le de Ta historia, que puede ser divi entre a economia, gobierno, a nil, ese nero eaado exo ve hac read ya no tr”. Sihenesquerdopuntalitar ete spect dea costin, antes econ rae nox oa cad tw de Tenvera transforma, lr princpeseencale corren el Hage Ae er tereverndn, «vee nvlunaramentey en otras alo aes como una conecveci de a nvedad por Ia neve mma. El tema del interecin en seografia que es comon s at dos rientaciones defines en tan vo como Eatrabin, pero ve ens Sarna de den mado bien dation ena georatn de movimiento fen hice ‘Verdes que le metdslogin de que hoy dapoemos ex sresivamente ms ey varad, pero no debe hacernos a? Gon ave la relied —por eta rain sa totalmente otra. (Cartrouo 111 GEOGRAFIA: ESPACIO LOCACIONAL ‘0 ESPACIO ECOLOGICO? vty ee a ‘i'freoiar su carers al tarminara."Parn decidir a aber” Seacrest Puan rod fyemades 1a geonratia y ol plapeamlento fisico tenen en comin ol [iam campo de invstigacin y de acid. No steel momento Ge entrar a dstinguir aus mates diferencan. Ese campo se Io once por esc, ¥ por sopcial todo ln que om coceriete & Gus oiplinas,£s verdad sin embargo, que no puede menconase Inaba espacio eaperendo que tenga en resonanca en usa gran tintigriminaa sudienca, non dina que corr, el vlgo en st Srayorinyensard en ol espacio exraterestre (del cual le habla arm, augue isstentemente, lon medion de comuniecin obu- Tio) Nowtro tenemos que eonformarncy con una versin menos Gumi y mie media come esl espci que cure la superficie tervetre Te eiacioreogréfco, aunque dfinido en ss sleances fini. os, dsta mucho de eer concda exhaustivamente en us intin- flop aspetescunitatvon Como sna manera de contibuit as ‘Sclorecimionto hemes pensado que vale I pena proponer e ex %

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