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Dimensión económica del territorio

Gandarilla Henzan Luciana

Universidad Autónoma Gabriel René Moreno

Facultad de Ciencias del Hábitat, Diseño y Arte

HTT101 – Teoría del Territorio

Lic. Cris-Ven H. Salazar

Janine Brisely Gutierrez

12 de abril de 2022
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Es importante tomar en cuenta que el territorio se encuentra no sólo determinado

por factores políticos y sociales, sino también por factores de índole económica. El flujo

y funcionamiento económico particular de un territorio, define características y aspectos

de su estructura.

Es así que, según Sosa (2012: 49) "el territorio puede entenderse como un

ámbito o un escenario específico de producción, intercambio, distribución y consumo",

el cual, independientemente de las características del contexto social, así como su

configuración económica, se sostiene y hace uso de un sistema de producción

determinado, el cual repercute en los procesos de transformación y apropiación de

dicho territorio.

De esta manera, el modelo económico proporciona y determina diversas

estructuras dentro del territorio, tales como: propiedad privada, estatal, comunal o

colectiva, sobre los diversos medios de producción y recursos, entre otros aspectos

(Sosa, 2012: 50), lo que provoca desarrollo, la modificación y transformación de

territorios. Un ejemplo dentro del ámbito histórico es la colonización de los españoles

luego de su llegada al continente americano.

De esta manera, las estructuras y modelos económicos, terminan por configurar

el territorio, tales como una actividad económica determinada o la configuración de una

estructura productiva particular (Sosa, 2012: 51). Cabe recalcar que, a pesar de que

ciertas características predominan en la economía de un territorio, dependiendo de éste

también existe diversidad dentro de la estructura y el movimiento económico del

mismo.
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Por otro lado, es importante mencionar que estas características, dependen

también de la relación con los mercados exteriores al territorio. De esta manera, su

relación con el mercado nacional será diferente que, con el mercado global, de acuerdo

a las diferencias que existen en términos de la producción y consumo de diversos

productos.

Asimismo, existen formas menores de economías, en estados, podría decirse

"informales", la cuales proporcionan un equilibrio dentro de los márgenes de la

economía del territorio y que, cuyos ciertos procesos terminan por repercutir en la

configuración de límites territoriales, entre otros.

En este aspecto, los territorios rurales en especial, proporcionan nuevas y

diversas formas de relaciones económicas, los cuales se desarrollan en un contexto

heterogéneo del territorio. Así, todo esto puede verse originado por diferentes factores,

como ser los cambios producto de la industrialización, la tercerización o informalidad en

la economía, el desarrollo de proyectos urbanísticos, la expansión de agronegocios,

que generan inclusiones al mismo tiempo que exclusiones y hasta segregaciones sub-

territoriales o entre territorios al interior de delimitaciones nacionales (Sosa, 2012: 53).

De esta manera, se determina que un territorio puede contener en sí un modelo

económico heterogéneo, con diversos sistemas de producción, y características

diferentes, a la igual manera que en la configuración social y política. Asimismo, estos

sistemas generan influencia en el desarrollo del proceso económico de los territorios,

tanto regionales, como nacionales y globales; siendo así todos los factores y las

diferentes formas de procesos económicos, tanto capitalistas como no, clave para la

estructuración del trabajo en un territorio determinado.


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Por otro lado, hay que tomar en cuenta el papel importante que toma la

propiedad, ya que esta proporciona limitación, exclusividad e incluso acceso a ciertos

recursos; de esto desembocan diversos modos de apropiación, tales como el libre

acceso a un espacio sin restricciones, la propiedad privada, la propiedad comunal

controlada y regulada por una comunidad y la propiedad estatal, controlada por el

estado (Sosa, 2012: 55). Es así como, estas formas de apropiación permiten la

aparición de diferencias sociales, que condicionan el acceso a los recursos propios del

territorio y la distribución de poder en cuanto al proceso económico.

Entonces, este factor determina que, existe una relación social de acuerdo a la

propiedad sobre los medios de producción existentes en un territorio, significando que,

los propietarios de un territorio determinado, controlan el proceso productivo que se

desarrolla en él y quienes intervienen en el mismo (Sosa, 2012: 55). De esta situación

nacen diversos tipos de relaciones, ya sean cooperativas o no.

Todo esto genera diferencias en la satisfacción de necesidades de la población,

así como proporcionar el marco para las relaciones que se desarrollan dentro del

proceso productivo laboral y dentro del cual se entienden diversas dinámicas

económicas, como también el manejo del capital, e inversiones, entre otros.

Estos factores afectan a las posibilidades de implementación de estrategias de

desarrollo del territorio, debido a que repercuten en los procesos de apropiación

económica y también la configuración social del territorio.


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De esta manera, existen muy variadas dinámicas de producción dentro de cada

territorio, como aquellos que giran en torno al comercio y cuyas actividades

económicas se encuentran afectadas por el acceso a espacios de tierra, en los cuales

existe la apropiación y creación de identidad de los comerciantes; que permiten una

mayor libertad en el comercio.

Además, las actividades económicas se ven normalmente complementadas por

otras de la misma índole, generalmente en condiciones de desigualdad para los actores

territoriales, a menos que éstos correspondan a segmentos integrantes del poder

económico nacional o a encadenamientos económicos principales (Sosa, 2012: 58).

En este sentido, la configuración económica del territorio; tanto formal como

informal; se ve determinada por la relación de éste con el mercado, así como la

producción, distribución y consumo de ciertos productos, ya sea de manera local,

regional, nacional o global. Esto repercute en la distribución de los espacios destinados

para la producción y las actividades económicas, dentro de un territorio, así como el

establecimiento de áreas de producción agrícola, industrias, entre otros. También cabe

resaltar la existencia de territorios marginalizados, o pequeños, que, al fin y al cabo,

también forman parte de la construcción del territorio.

Por otro lado, debido al continuo crecimiento de relaciones económicas y la

aparición de flujos que circulan con facilidad entre frontera y frontera, se está

produciendo un proceso de desterritorialización a medida que las economías se

fortalecen; aunque, independientemente de este proceso, el capital de un territorio

determinado, sigue dependiendo de él, así como el sistema productivo, el mercado

local y la división del trabajo.


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Es así que, debido a este proceso de desterritorialización, las barreras y/o

fronteras entre territorios, mayor es la sensibilidad del capital a las variaciones del lugar

dentro del espacio, y mayor el incentivo para que los lugares se diferencien a fin de

hacerse atractivos para el capital (Harvey, 2004: 327). Asimismo, en ámbitos de

competencia, se toma atención sobre este aspecto, debido a que la disminución de

ciertas barreras espaciales permite la explotación de las menores diferenciaciones

espaciales con buenos resultados (Sosa, 2012: 62).

El territorio tiene ciertas características inherentes, las cuales le proporcionan

otras dentro del marco económico, como ser: privilegiada o marginal, entre otros, las

cuales tendrán su efecto en costos y fluidez de dinámicas; así como su posición dentro

de los mercados en los que es actor.

Entre otras características económica que el territorio presenta, también existen

cadenas entre los procesos de producción, distribución y consumo entre varios

territorios, lo que permite la potenciación de los mismos, expandiendo sus posibilidades

económicas; asimismo, afecta también la relación de dependencia con otros territorios

en diversas escalas, lo que repercute en la posibilidad de un territorio en actuar dentro

del mercado.

También es importante recalcar que las políticas macroeconómicas,

naturalmente generan un impacto en el proceso de configuración económica del

territorio en todos sus aspectos.

En conclusión, el territorio, observado desde el punto de vista económico, es un

espacio donde se desarrollan y se ejecutan procesos y estrategias de producción,


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distribución y consumo de diversos productos, y cuyo desempeño se encuentra sujeto

a diversas características económicas, así como por la relación de dicho territorio con

el mercado en el que se desenvuelve.


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Referencias bibliográficas

- Velásquez, M. E. S. & Universidad Rafael Landivar (Guatemala). Instituto de

Investigaciones y Gerencia Política. (2012). ¿Cómo entender el territorio? (1.a

ed., Vol. 4). Alianza Editorial.

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