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Los origenes = 1 - Con las quimeras, ilusiones y mitos se mezclaron a veces visiones terrorificas de grifos y monstruos espantables. Como en todo suefio, se entrecruzaron en el gueno del conquistador los afanes de grandeza y de placer con los temores mas pavorosos [...] la verdad se entreteje a cada paso con fa leyenda, con la tradicidn, aooree creencia. Y més que nada con la creencia religiosa [...] La primera vision “le América es la visibn de un suefio. El conquistador es siempre, en mayor 0 veenor medida, un alicinado que combina las experiencias y afanes cotidianos nom fos recuerdos y fantasfas del pasado. [..] América es en cierto sentido un cH . mundo nuevo, enteramente nuevo ¢ irreducible. En otro sentido es también una nueva Europa. Angel Rosenblat. La primera visién de América Enel siglo XV surcaron los mares los portugueses, viajeros habilfsimos e incansa- bles, y los espafioles, quienes también aspiraron al descubrimiento de nuevas ru- tas marftimas. En este contexto de expansién y de conquista, la reina de Castilla, Isabel II, financié la expe Tutas maritimas Y comerciales hacia ¢! Viaje Colén legd ala isla de Guanahani en las Bahamas, el 12 de octubre de 1492, n del genovés al Colénpn busca de nuevas ent Comoe sabido, en su primer iblica Dominicana. asenté en La Espafiola, actual Re seguidamente descubrid y s¢ A tain de estos primeros descubrimientos, Espafia y Portugal se disputaron el gobierno de las tierras americanas descubiertas y por descubrir. Dicha contienda se resolvié por la via diplomética, el Tratado de Tordesillas, en 1494, traza una linea divisoria a 370 leguas al oeste de las islas de Azores y Cabo Verde, entonces se attibuye a Espafia el territorio situado al oeste de dicha Iinea'. Como conse- cuencia de esta division politico-geografica se produce también una division ee 1, En 1493, una bula de Alejandro VI, la Inter Cetera, habia trazado la linea divisoria a cien millas al occidente de estas islas, dondndole a Espafia y Portugal los territorios conquistados y por conquistar. ide a Portugal los derechos comerciales y coloniales en AL Asimismo, conee 31 Escaneado con CamScanner cas por Espafia hablarfan castellano y las lingifstica, ya que las cerras descubier descubiertas por Portugal, portugués. ose da ala par de la expansién politica del ja en el Prélogo de su Gramética, “la 9 de 1492 es crucial para la historia del” ancia en relacign con la extensién La expanggplinghstica del castellan reino de' Como lo sefiala Neb aes companera del Imperio”. Este afi porque retine hechos de gran import I, la politica, la ciencia y la lengua. lengu espafiol territorial nto de los espafoles, cabe sefalar y se da inicio a la explora- lo coto de los'portugueses. o antecedente a los viajes de descubrimie gue en 1402 culmina la conquista de las Islas Canarias én por el Atlintico, que hasta ese momento habia sid Los stibditos de la corona de Castilla en los afios previos al descubrimiento se la reconquista’ de los territorios bajo el domi- lado la exploracién de nuevas rutas consideraron im- Com habfan concentrado en [a lucha por nio drabe, razén por la cual habian dejado de hacia el Oriente; sin embargo, al lograr liberar sus territorioss Jc expansién. Es en este momento que América es portante abrir vias marftimas d cambiard radicalmente el panorama del mundo descubierta casi por azar, hecho que europeo pero, sobre todo, el del naciente estado espafiol. En 1492 se habia formado un gran Estado nacional cuyo centro ecCass)pues fueron los soberanos de este reino quienes finalmente lograron la expulsién de los moros de su tiltimo reducto en tiertas de Granada‘. Variados acontecimientos de cardcter politico favorecerdn la unidad del reino de Espafia y traerén consigé la expulsién de judios y moriscos’. Estos hechos propician la unificacién religiosa del reino, quizds més importante que la unificacién politica; aello se afiade que la devocién religiosa extrema es reforzada por el espiritu triunfalista de la Recon- 2, Sellevds cabo entonces Ia expulsién de los moros de Granada con lx capitulacién del rey Boabdil l 2 de enero de 1492, después de casi ocho siglos de dominacién mustlmana, 3. Ee ee habfa comenzado con el matrimonio de Fernando ee Aragén ¢ Isabel de Castilla, en 4, El enlace entre los Reyes Catblicos une dos reinos: Castilla, por una parte. y Aragon, Caralufia y Mallorea, por otra, Este enlace ser4 el punto de partida para el nacimviento de wn gm imperio y el 5. aaa de un proceso de unificacidn de la mayor potencia imperial de los siglos XVI y XVII ee comunidad fuertemente lgada a Ia industria y al manejo del dinero, son expulsados en ; los moriscas lo son, igualmente, en 1506, Ambas expulsiones traerén como consecuencia un conjunto de repercusiones econémicas negativas que serin el punco de partida pars el endeudamienco ue, posteriormente, asfixiaré a la corona espafola. 2 Escaneado con CamScanner ~ quiatay luego por el descubrimiento y la conquista de América, Espatia inicia en 1492 una nueva cruzada, mucho més riesgosa y fructifera que la reconquista. Los + gbditos del imperio espafiol vendran al Niiévo Mundo, en nombre de un Rey todopaderoso y de su Dios, a imponer su religign y su modo de vida, al mismo tiempo que a trabajar por su provecho y gloria. F = Una Espafia triunfadora, en un’ momento estelar de su historia, es la que llega a ~ainética, una poblacién optimista sorprendida por la novedad y entregada a la fabulacién de un nuevo mundo que le era desconocido. Es asi como un grupo relativamente pequefio de hombres, con.afinidad de ideales y de cultura, echard por tierra imperios poderosos, de poblacién numerosa y con culturas desarrolla- das, Las dimensiones de la empresa conquistadora y colonizadora superaran las ~ posibilidades del ‘naciente imperio espafiol. La corona de Castilla no podrd, sola, con esta tarea;.raz6n por la cual, con el tiempo, los reyes, comprometidos econé- micamente con la banca europea y en nuevas empresas bélicas, se verin obligados a recurrir a la colaboracién de financistas extranjetos. De esta forma, la riqueza americana deberd ser compartida y posteriormente enajenada a otros estados. En este perfodo decisivo tienen lugar una serie de acontecimientos relacionados con la expansién del espafiol hacia las nuevas tierras, mero de ellos edicién en 1492 de la primera gramédtica de una lengavulgar de origen latino, Gramatica de Antonio de Nebrija. En este texto, Nebrija & tn Tos que eGastellano difiere del latin, reprueba el forzado latinismo y hasta se atreve a utilizar terminologia castellana en su exposicién sobre la lengua. Este libro, a pesar de su poca difusién, adquiriré con el tiempo un gran valor simbéli- co. El proceso lingiiistico de unificacién y difusién de la lengua de Castilla coin- cide con el momento de la empresa conquistadora y el surgimiento del Estado nacional espaiiol. El castellano se convierte en la lengua comin del naciente im- la Perio y se impone sobre otras Ienguas que ocupan el territorio del estado espafiol: Detengémonos ahora en los origenes de la lengua castellana, Esta variedad es originaria de un rincén de la zona cantébrica y se caracterizé por una serie de innovaciones frente a sus vecinos (el leonés, al oeste y el aragonés, al este). Sus — 1a ercerbaciin del espiritu religioso trajo como consecuencia la instauracién en 1478 de la Santa {nawiticion, tribunal supremo que velaré par el mantenimienco de a fey a extensidn de la doetina aoa todos los territorios descubiertos. La religién se convierte en el fin supremo del Estado Pafial lo que contribuye al crecimiento de la intolerancia religiosa. a3 Escaneado con CamScanner hablantes iniciales eran pastores y campesinos, conocidos por su temperamento luchador y hasta por su rusticidad. Como consecuencia de los importantes cam- bios sefialados anteriormente se produce, en lo sociolingiifstico, también un vira- je en la valoracién del castellano que, de ser un dialecto rustico, pasa a ser una lengua prestigiosa y esto sera determinante para la historia del espafiol que pasa a’ América. El reino de Castilla extiende sus dominios hacia el sur, el este y el oeste de la peninsula, Esta expansidn territorial acarrea consecuengemente la expansion lingiiistica. A juicio de Lapesa (1980:194) los avances en abanico de esta expan- sidn castellana serfan los responsables del crecimiento del area lingiifstico-cultu- ral, lo cual “quebré la originaria continuidad geogréfica de las lenguas peninsulares” al romper el “primitivo nexo que unia antes los romances del Oeste con los del Oriente hispanico”. Como era de esperarse el dialecto castellano se convierte por la extensién territorial del reino de Castilla en la lengua de toda la peninsula. Se usaré en todas las regiones y en todos los grupos sociales. Segiin Juan de Valdés, entre la gente noble lo habla todo el mundo, pero también lo hace la gente vulgar. Carlos V, cuya lengua materna era el flamenco, elogia el castellano porque es tan noble que merece ser sabida y entenidida de toda la gente cristiana (Obediente 2000: 261). De tal modo, es muy posible que esta variedad haya constituido desde ese mo- mento inicial el ideal lingtifstico a seguir, no por imposicién, sino porque hablarla puede Haber significado un beneficio para la identidad cultural y, por ende, social de sus hablantes. Para la época del descubrimiento y atin hoy, el espafiol coexisce con otras lenguas en la Peninsula Ibérica como el catalén, el gallego y el vasco. Frente a todos los dialectos histéricos peninsulares (mozirabe, gallego, ascur-leonés, navarto-arago- nés, catalén), el castellano presentaba una serie de rasgos que lo diferenciaban de__ aquellos otros. Se ha dicho que el castellano era la mas innovadora e incluso la més “vulgar” de las variedades derivadas del latin (Garcia Mouton 1999)... ‘Ademis de los cambios socioculturales antes mencionados, como son el paso de una variedad ristica a una variedad urbana, el paso de una variedad baja a una variedad alta y su estandarizacién, y consecuentemente su difusién como lengua de cultura, el castellano ha de seguir su modifieacidn interna, alejindose atin mas de la fuente original. Como con ccuencia de In expansién lingiiistica, surgen va- riantes innovadoras como el andaluz, el extremefio y el murciano que son las llamadas hablas meridionales, tambin dialectos del castellano, muy importantes para la formacién del espafiol de América, como veremos mé 34 is adelante. Poste- Escaneado con CamScanner ndaluz, ejercid también destacada influencia | canario, dialecto del a tn algunas regiones del nuevo mundo. riormente, € adores y colonizadores _ ; egional de los conquistadores estén estrechs Jo sociales y culturales, sino también del Nuevo Mundo, y en iol que se desa- ~~ Conquist El origen social y la procedencia r nados con nuestras raices, no sd caracteristicas de la poblacién inicial ican los indicios tempranos sobre el espa si bien hay que conceder todo su valor a estas buisquedas histéricas por considerarlas indispensables, hay que guardarse de in- terpretar tales datos con base en una concepcién estética de la lengua. Asi parece “efalarlo con fino humér e ironia Amado Alonso (1976:10 [1953]), cuando de- cla que fue “...como si la tripulacién descubridora hubiera puesto en Ia Isabela 0 en la Espafiola un huevo lingtifstico, hubiera escondido un dia en la tierra una invasora semilla lingtiistica que desde alli se hubiera ido extendiendo y multipli- cando hasta cubrir las islas y los dos continentes». - mente relacio: oo. lingtifsticas. En las su manera de hablai, rad — qrollé en América: En este sentido, Como se'sabe, la lengua es cambiante y depende muchas véces de las actitudes sociales que se generan dentro de las mismas comunidades de habla. Individuo y comunidad estén ligados en su funcionamiento lingiistico, pero pueden diferen- ciarse en su actuacidn, de modo que a veces los individuos cambian su manera de hablar pero el patrdn lingiistico de la comunidad se mantiene constante; 0 bien, - se dan cambios generacionales en los cuales algunos individuos preservan sus modelos, pero la comunidad cambia; o finalmente pueden darse modificaciones conjuntas de individuos y de comunidades (Labov 2001:76). En este capitulo veremos algunos di istori i i i . na gunos de los factores histéricos y sociolégicos que se han considerado = sandamentales para lr-descripciény explicacién-del espafiol-de América teemos que las i : que las conclusiones sobre las razones que han Ilevado a la manera de habl i lar de los americanos de hoy deberdn esperar, por una parte las descripciones ree sci i p isas de las distintas variedades; y, por otra, la explicacién de sus caracteristi- as, to i mando en cuenta, tanto los factores internos, como los factores externos que determinan el cambio lingiiistico. Tres i c 0: i . ; nterrogantes se han planteado en relacién con los ‘onquistadores y los pi bladores del nuevo mundo: la primera’conci: vel a : mea nue o mundo: la primera’concierne a su nivel social y cultural y a su ey A : ¢lacién con la formacién del espafiol de América; Ja segunda, a su procedencia ila ‘ i regional; y la ¥ Ja cercera, a su manera de pensar y de representar la realidad Escaneado con CamScanner Con respecto al ntimero de habitantes, se ha sefialado que, durante los primeros afios del siglo XVI, la poblacién de Espafia no legaba a los 7 millones de perso- nas, de los cuales los campesinos constitu‘an el 82%, los artesanos y jornaleros el ° 12%, las clases medias el 4% y la aristocracia y altas-dignidades eclesidsticas ape- nas un poco més del 1,5%. Sin embargo, este sector minoritario de la poblacién * detentaba casi la totalidad de la riqueza. El clero, en todos sus estamentos, cons- titufa el 10% de esa poblacién (cf. Sobrequés 1957: 417-418, en Guria Lacroix 1979: 39-49). Nivel social y cultural El primer foco de atencién de este apartado esté dirigido al nivel social y cultural de los conquistadores. Este interés se debe a la discusién suscitada a partir de la polémica sobre la leyenda negra y su contraria, la leyenda dorada, que sostenfan la maldad o la bondad, los méritos o los desméritos, la hidalgufa o la plebeyez de quienes vinieron de Europa a poblar este continente. Evidentemente que esta polémica tiene fundamentos ideoldgicos, pero no deja de tener interés desde el punto de vista lingiistico. Hoy, la polémica ha sido zanjada, y autores como Lépez Morales (1998: 44) afirman que lo més asombroso de la conquista es que los conquistadores eran una abrumadora minoria en las tierras americanas donde la mayorfa era la poblacién indigena. Se sabe, por ejemplo, que el ejército de Hernan. ,, Cortés era apenas de 400 personas, el de Pizarro, de unos 160 soldados. En este | perfodo inicial, las mujeres espafiolas eran menos numerosas. Dice el autor “La { mujer espafiola fue la gran ausente en la América del siglo XVI y atin en los siglos 1 sucesivos...” (Lopez Morales, 1998: 40). Sobre el tema del nivel social y cultural se han manejado planteamientos diver- gentes que van desde la raigambre noble de estos hombres, hasta la condicién de Presidiarios que venian a América en busca de su libertad. Diversos autores plan- tean asi una distinta estratificacién social para los conquistadores. Algunos teéri- Cos suponen que el mayor grupo pertenecia al nivel alto, otros, al nivel bajo y los més realistas consideran que constitufan un reflejo integral de la sociedad espafio- la de la época. Para Angel Rosenblat (1990: 43), la conquista fue efectuada mayormente por el secror alto de la poblacién y, en este sentido, afirma que “haya sido mayor o menor la proporcién de hidalgos en Jos contingentes conquistadores y pobladores del siglo XVI, su importancia es de todos modos incuestionable”. E] autor explica: 36 Escaneado con CamScanner la sociedad hispano- La proporcién de hidalgos era evidentemente alta en z ensar que el 15% americana, por los menos hasta 1570, nos inclinamos & P ; ; " : as aoeelamente, Habia, ademds, na buena proporcién de funcionarios osy una gran cantidad de cléri- Puede afirmarse en lineas gene- apro: «ales, procedentes de Sectores altos y medi gos, de nivel culcural mis bien elevado [.~] == Fales, que la base del espaiiol americano es la que hablaban los sectores me- 7 diosy superiores de la Peninsula. Es escasfima la proporcion de campesinos sa la gente de los diversos oficios. En cionarios y clétigos era extraordina- En la formacién del espaitol de hidalgos y en toda la primera époea y tambign esca -eambio la cantidad de hidalgos, de fun riamente grande, y alin mayor.st influencia. americano hay que tener en cuenta no solo [a alta proporcién de gente culta sino también la hidalguizaci6n general [...] ya en la misma iveste conquistadora, y atin mas al consticuirse la sociedad hispanoamerica- riba, una hidalguizacion na, se produjo una nivelacién igualadora hacia ar general... (Rosenblat 1990: 46), Para Montes Giraldo (1995: 148) no resulta convincente la tesis de Rosenblat, 2 su juicio, la idea de un ascenso a la clase noble no implica que estos nuevos hidal- gos hubieran adoptado el modo de hablar de la aristocracia: Por su parte, Bertil Malmberg considera que la conquist fue fundamentalmence una empresa popular: la uniformidad lingiifstica no supuso que los emigrantes en su mayoria analfabetos comenzaran a hablar al modo culto de los libros. La uniformi- dad se hizo a un nivel muy popular, pasando asi a América una serie de fend- menos conocidos en el espafiol popular medieval... (Malmberg 1966: 46) ‘Amado Alonso, en una visién ms abarcadora, plantea que la conquista fue efec: tuada por casi todos los sectores de la poblacién peninsular de entonces. Asi quiere contrarrestar Ia idea generalizada de que solamente habia venido gente de clase baja y prisioneros, Para este autor, también es muy posible que no hayan = : enido campesinos ya que por naturaleza estaban mds apegados a sus tierras eal j6 de E ra r rica y rl ; | pueblo que se desgajé de Espafia para poblar a América y construir en ella ta ira est mpuesto de riisticos, vi , s, clérigos, lla tal cultura estaba coi sto de risticos, villanos, artesanos, cléri hidalgos caballeros y nobles, aproximadamente en la mism: ‘ vcidn que a misma proporcién que el pueblo edé en Espafia. Quizds menos en los extremos: de los no- P que qued » Qui: n los extremos: de los n 7 0: bles titulados y los ruisticos labradores, mas dificiles de arrancar de su tern i near di u- fio. Pero, fuera de eso, la composicién demografica no debié dif te eso, posici mografi id diferir sens blemente ertvel elemento espafiol de la colonia y en e a la ‘Amado Alonso 1976: 15). fF Escaneado con CamScanner Lépez Morales (1998: 45) sefiala que los conquistadores proventan de diferen- jos hijos mds jévenes de la nobleza, los segundones as, hijos de familias veni- tes capas sociales, a sabe! que no eran los herederos de las fortunas de sus fami das a menos, pequefios grupos de prisioneros a quienes se les conmutaba le pena para que se establecieran en los territorios recién conquistados. Segiin este: autor, venia gente de todas las profesiones, desde tenderos, barberos, carnice- ros, plateros, canteros, maestros de obra hasta funcionarios y representantes del imperio y de la iglesia. AdemAs, con la fundacién de los Virreinatos comienzan a llegar nobles, dignidades eclesiésticas, administradores, mayordomos, aboga- dos, escritores y artistas. Es pertinente considerar el contraste que se manifiesta entre la situacién de aque- los que vienen al nuevo continente con respecto a quienes se quedan en la Penin- sula, ya que los nuevos pobladores adquieren un nivel socioecondmico més alto en América que en Espafia. Esto tiene varias explicaciones: i) La primera es que la situacién econdmica de quienes vienen a América es realmente mejor que la de Jos que se quedan en la Peninsula. En este sentido, Lopez Morales comenta: “La riqueza de los triunfadores de América contrastaba con la pobreza de Espafia, y asi lo hacian constar: ‘Me han dicho que Espafia est perdida'en pobreza’; ...antes de que os carguéis de hijos en esa tierra tan miserable os pase a estas partés, espe- cialmente donde yo estoy, que es en la ciudad de México, donde yo os podré favorecer” (Lépez Morales, 1998: 47); ii) La segunda razén para suponer un pro- ceso de hidalguizacién es la actitud que asumen los conquistadores al llegar a América, ellos se sienten nobles, no quieren hacer oficios manuales y hasta trans- forman su manera de hablar, lo que se observa por ejemplo, en la extensién a todos los niveles del uso de vos como forma de tratamiento. Procedencia regional El dialecto de origen de los inmigrantes que vinieron a estas tierras en las diferen- tes etapas de su'conquista y poblamiento, ha sido otro de los temas discutidos por quienes han estudiado el desarrollo de la lengua espafiola en América, La idea més generalizada es que los individuos debian traer la manera de hablar de su regién de origen. Esta premisa es muy importante, pero hay que manejarla también con cautela ya que, como vimos, tanto los individuos como las comunidades pueden experimentar cambios en su habla. Especificamente, en cuanto a la procedencia regional de los conquistadores y pobladores, hoy espietemtOMedo que'en la etapa inicial de la colonizacién el mayor contingenyfG de andaluces) aunque vinicron 38 Escaneado con CamScanner también, sobre todo en. as etapas subsiguientes, pobladores del resto de las regio- Por esta razén, el espafiol americano estaré marcado por las carac- nes espafiolas. 1 rerfsticas de las vcariedades del sur de Espesit-principalmente-debandahieEsta case ind modificando, por una parte, en la medida en que los influencia lingiiisti —~ giversos territories del n fy arta, de acuerdo con In mayor o menor relacién existente entre el territorio evo continente reciban grupos de otras regiones, y, por ~americano Espafia en los inicios de la colonizacién fue algo distinto del que se hablaria afios 1a metr6poli. Es bien conocido que el espafiol hablado en la Nueva mks tarde, cuando el territorio de México tuvo relaciones estrechisimas con la mreteépoli en exzén de su carderer de capital virrinal en este perfodo, se abando- wa, por ejemplo, el 2257 se adopran los nuevos usos peninsulares Imaginario’ Aparcindonos un poco de la pregunta sobre quiénes eran, detengdmonos ahora en lo que piensan estos primeros conquistadores y colonizadores sobre el mundo que encuentran. El hombre americano y su entorno constituyeron el centro de ecneibn y el principal tema de debates y controversias de los europeos durante Ios siglos XVI y XVIL_ Asi, desde los documentos iniciales: los diarios y cartas ci binas, nuestra geografia y sus habitantes fueron descritos con gran minu- Sjosidad pero con poca objecividad. Igualmente, en las paginas de los primeros cenrae ce expresa una vision apasionada y, en consecuencia, cambianre de la vreiided americana, wnas veces idilica y otras veces terrible hasta la monstruosix val Sue testimonios han de oscilar entre Ta Mula magnificadora y Ia vision Spocaliptica. Por otra part, excoseronisas, muchos de ells eligiosos, interpre= ron lag descubrimientos, las conquistas y los poblamientos, a la luz de las ideas ___que habjan tecibido de los textos biblieos y de la imagineria medieval. Légica- mente, extos hombres no podian tener otro marco de referencia para describir. lo _ novedoso de estas tierras que la comparacién con su propio entorno cultural, con su propia realidad. Asi, la primera visién de nuestro territorio ha de surgir.de un hombre anclado entre dos ¢pocas: apegado, por una parte, ala tradicién medie- val, lo cual se evidencia en la supremacfa que le concede a los valores religiosos, en el temor a Dios y en la fidelidad y en el servicio a sus monarcas; por otra parte, —__ 7. Esta seecién esti basada en Chumaceiro (1995). Escaneado con CamScanner moderno en su deseo de aventura, en su interés por acumular bienes materiales y gloria personal. En este sentido, Picén Salas (1990: 42) sefiala que Ni los conquistadores son todavia hombres de la Edad Media [...] ni son enteramente del Renacimiento. Son hombres de frontera, que ejemplarizan el paso de una edad a otta [...] Medieval es [...] su desprecio por la técnica econémica y la organizada empresa mercantil. Renacentista es el plus ultra que sirve de ensefia a sus naves, aquella desazén, aquella hambre de més conocimientos’y més espacio... De esta forma, América se muestra a esos primeros expedicionarios no sdlo como una oportunidad para adquirir dinero, poder y gloria, sino como un‘territorio propicio para realizar ese deseo del hombre renacentista de aventurarse en lo des- conocido y develarlo. La conquista convierte a estos hombres en protagonistas de una experiencia inédita y, al mismo tiempo, hace posible que las aventuras que hasta ese momento sdlo habfan vivido vicariamente, de manera literaria, en las fuentes de la mitologia clisica, en los libros de caballerias y en los relatos fabulados sobre las Cruzadas y los viajes al Oriente se transformen en experiencias reales. Por otra parte, la vivencia de lo americano, descomunal pero personal y directa, no sélo transforma a estos aldeanos peninsulares en protagonistas de la historia que ellos mismos inician sino que los obliga a desechar la idea de un mundo nico ¢ inmutable. Por ejemplo, a los ojos de Colén, América llega a equipararse con el jardin del Edén: : Esta gente [...] son todos de muy linda estatura, altos de cuerpos e de muy lindos gestos, los cabellos muy largos ¢ llanos: ¢ traen las cabegas atadas con unos pafiuelos labrados [...] hermosos. [...] La color desta gente es mas blarica que otra que aya visto en las Yndias. Todos trayan al pescuego ya los bracos algo a la guisa de estas tierras. Y muchos trayan piegas de oro —~-bajo-colgado al pescueso [:..] Llamiéalli'a este lugar Jardines: porque ast conforman por el nombre, Procuré mucho de saber dénde cogfan aquel oro, y todos me asefalaban una tierra frontera dellos, al Poniente, [...] mas todos me dezfan que no fuese all4 porque alli comfan los hombres, y entendi entonges que dezian que eran hombres caatbales... (Colén [1498] £71¥,14-37) . Esta cita es el primer testimonio que recoge la historia sobre el territorio venezo- lano y sus habitantes en 1498, En agosto de este afio, Coldn arriba a las costas de Paria y, poco después, el Almirante describe para sus reyes, de manera fantasiosa y 40 Escaneado con CamScanner exaltadora, el Paraiso Terrenal y el camino a El Dorado que aseev7% haber encon- trado en estos documentos no muchas veces en in! parajes. Sin embargo, esta visign idilica inicial sera efimera, pues muy posteriores muestran cémo este paraiso llega a tornarse fierno y'el camino de El Dorado, en paso hacia Ja muerte. De nda gente” ha de transformarse en seres infrahumanos y hasta en ancropéfagos. Ast, la imagen del indigena americano y de su mundo, @ partir de los textos colombinos ys especialmente, en las crénicas de los primeros historiadores, ha alternado entre esos dos polos de valoracién antagénica. Ja misma maneta, esa “li quistadores a través de Ia visién del 1 sus viajes. Estos hombres vie- ue los lleva a saquear los Podemos vislumbrar el imaginario de Jos con: mundo de Colén y de quienes los acompaiian e nen atraidos por Varias quimeras: Ia quimera del oro, q en busca de ese metal; la segunda es la de Ia eterna juven- territorios american! ‘¢ americana en busca de esas tud, que los.incita a enfrentar la naturaleza salva) las bebian el vigor de Jos veinte afios. Final- aguas curativas que daban a quienes igiosa, creen encontrar en estas tie- mente, en un despliege de imaginacién prodi tras seres extraordinarios, como gigantes, monstruos, mujeres bells y fuertes que vivian solas, sin necesidad de hombres. Asi las descri- be, por ejemplo, el Padre, Carvajal (en Rosenblat 1969: 31) “Estas mujeres son muy altas y blancas, y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabera, y son muy membrudas, y andan desnudas, en cueros, tapadas sus vergiienzas, con sus arco yflechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez pero también amazonas, ‘adios”. También creen ver gigantes, como ejemplo de ello tenemos la siguiente descripcisi Un dia, subitamente, vimos en la costa del puerto a un hombre con estatura de gigante, desnudo, que bailaba, cantaba y se echaba polvo sobre la cabe- za... Bra tan grande, que le llegabamos ala cintura, y bien dispuesto... Esta- __-ba vestido-con-pieles de animales..-En los pies llevaba abarcas de 1a misma_ piel... (Rosenblat, 1990: 117). La lengua Lo que sabemos de la Jengua de los primeros colonos americanos no es mucho esté marcado ademas por las enormes dificultades metodolégicas que su estudio cones Laoralidad, como se sabe, dificilmente puede inferirse de la escritu allfradica el principal escollo, También es cierto que han sido numerosas y seucioses has investigaci : estigaciones que, tanto 2 partir de fuentes documentales como de lo: s textos 4) Escaneado con CamScanner normativos de la época, (las gramaticas y reflexiones sobre la lengua) se han dedi cado a este estudio. En cuanto a las dos fuentes anteriormente mencionadas, do- cumentales y normativas, esté claro que las segundas nos indican més el ideal de lengua que la lengua que verdaderamente se hablaba. En este sentido, estamos de acuerdo con Frago (1993) en que més fidedignas son las fuentes documentales que las gramaticas. Pero la brecha entre la escritura y la oralidad, en el caso de la lengua de los prime- ros colonizadores, es insalvable. Cabe recordar que, para la época, poca gente sabia escribir; ni siquiera todos los frailes estaban alfaberizados; segin la noticia que tenemos de un obispo, en Asuncién, en 1678: "De mis elérigos raro es el que sabe gramética y muchos las que ni leer saben” (citado en Fontanella 1992: 51). Tampoco estaba unificada la ortografia, pues presentaba grandes oscilaciones. Sin embargo, hay elementos que nos permiten saber cudl era el estado de la lengua en una determinada época. Si bien, una dificultad para el conocimiento del ‘estado de la lengua oral de ese momento es el hecho de que tengamos que remitirnos a la escritura, son precisamente los “errores” de los escribanos, los que nos permicen conocer las particularidades del habla. Estos detalles, que han marcado la incur- sign de la oralidad en la escritura, se han llamado Lapsus edlami. Frago (1993: 20) hace especial referencia a este hecho en el siguiente texto: Todo el mundo sabe, sin embargo, que para el hablante existe un nexo men” tal entre letra y sonido, de modo que si la equivalencia aprendida se quiebra, el lapsus célami tiene ya motivos mas que suficientes para aflorary el fildlogo, sj afina sus armas interpretativas, podré encontrar en él claves muy concre- tas para la reconstruccién histérica. Otra dificultad para el conocimiento de la lengua de esta gente radica en que los ___ documentos que se conservan, que son muchos, no son siempre idéneos para la recuperacién de Ia oralidad. Se trata de documentos oficiales, y ciertamente tam- bign de docushentos privados, més cercanos estos iltimos a un estilo informal y porlo tanto a la lengua cotidiana. El problema es que a menudo las cartas priva- das también servian para las funciones oficiales como, pot ejemplo, servir de tes- timonio para la obrencién de un permiso de viaje, De ello da fe el texto de este marido que le escribe a su mujer que se encuentra en Sevilla: ...serd negesario que agais vna ynformacion por quanto no soys de las proybidas y hesto se a de azer dellante de vn alcalde hordinario y [...] hansi mismo areis una ynformacion como soys mi muger ¢ que benis a mi mando Escaneado con CamScanner de que con la carta se podra dat fe y hazer vna ynformagion de todos juntos e benir como muger...* salvando las dificultades, hagamos ahora un breve resumen de las caracterfsticas dela lengua castellana dela época del descubrimiento y conquista de América. La ~~ trar su base lingiifstica en la lengua castellana de los siglos XVJ al XVIII, es decir, mayorfa de los estudiosos del origen del espafiol de América coinciden en encon- de {a llamada Espafia Imperial. * Ajuicio de Lapesa (1983: 186-194), en la lengua que llega al nuevo continente en = Ighios de los primeros descubridores se evidencian los siguientes aspectos: La penetraci6n de la cultura clésica se extiende ¢ intensifica durante la poca de los Reyes Catélicos (1474-1516), pero a la admiracién extremosa y exa- gérada por el mundo grecolatino le sucede un verdadero deseo de conoci- mientos y una admiracién por lo natural (affn renacentista). Los escritores no pretenden ya forzar la lengua en busca de una imitacién obligada de los poetas latinos. Se adquiete solider, se abandona el exceso y la afectacién (cambia el gusto y el estilo en el tratamiento literario). La prosa revela notable facilidad y luides; el periodo oracional es complejo, repartido con exagerada simetrfa. Abundan los sinénimos innecesarios: “a muerte que tu me dieres, aungue por causa de temor la rehuse, por razén de obedecer la consiento, aviendo por morir en tu obediencia que vivir en tu desamor...” (Carcel de amor de Diego de San Pedro 1492) Domina el verbo al final de las oraciones: en dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotasse, ¢ fazer a mi inmerito tanta merced que verte aleanzasse, ¢ en tan conveniente lugar que mi secreto dolo manifestar- Nee pudiesse...” (la Celestina. F De Rojas 1492-1499) El lésico es Vico y expresivo, salpicado derlatinismos-—— En la sintaxis, resaltan construcciones latinas de infinitivo o participios de presente: “tanto es més noble el dante que el recibiente”, “no creo ir comigo, él que contigo queda”. Los rasgos cultistas y latinizantes no se cultivan con tanta fuerza como hasta entonces. La prosa inicia el camino hacia una expre- Carta dé Agostino a su mujer, Ana de Santiago, en Sevilla (Borburata, 23 enero 1564). Docunrentos para [a hinoria lingistica de Hispanoamnérica, Sighos XVI a XVII, Ul, Rojas Mayer, E.(ed). 1999: fols. 1-7. 43 Escaneado con CamScanner sign més natural, asi junto al perfodo largo y enrevesado, aparece la frase corta, que incluye refranes y méximas de la sabiduria popular. + Lalirica se aleja de la moda alegérico-mitolégica de influencia latina. Los poetas se expresan con libertad, tanto en el tema como en la expresién for- mal, Asimismo, se da acogida a los tépicos de inspiracién popular, se cultiva Ja glosa y se vuelve a las fuentes del romancero. + Se unifica lingifsticamente el-Centro de la Peninsula. Decaen el leonés y el aragonés. El castellano, como lengua literaria, se intensifica en las regiones catalanas y gallegas que hasta entonces habjan cultivado extensamente la creacién literaria en su propia lengua. Este proceso de unificacién lingitistica y diferenciacién frente a la lengua latina coincide con el momento histérico del descubrimiento y la conquista. + Elconcepto de arte y regulacién gramatical destinado-antes sélo ala ensefian- za del latin, se aplica a la lengua vulgar (Gramatica de Nebrija, 1492). Ya no basta la practicay el buen sentido, es necesario crear normas que unifiquen los usos y faciliten la ensefianza de la nueva lengua oficial, extendiéndola a los nuevos territorios conquistados (“la lengua compafera del Imperio”). En cuanto al sistema fonoldgico, este perfodo esté marcado por un reajuste en el consonantismo castellano manifestado por importantes cambios que se consoli- dan en esta época?. Obediente (2000:266) resume dichos cambios de la manera siguiente"; : we a) _pérdida del fonema /h/. Es decir, el fonema que representaba antiguamente la letra dejé de pronunciarse. | b) instalacién definitiva de la confusién de /b/ y /v/. Lo que en la lengua me- ___dieval constitufa una oposicién, por ejemplo, cabevs. cave, dejé de serlo. ¢) reestructuracién de los fonemas sibilantes del sistema medieval dando como resultadg dos nuevos elementos: el fonema interdental /@/ (el correspon- 9. En esta seecién sefialamos resumidamente algunos de los cambios sefialados por Obediente (2000: 266), Para mayor detalle, recomendamos la lectura del eapftulo “La Espafia Imperial”, en este libro. Ademés, es indudablemente necesario para una profundizacién sobre el cema, recurrir a los clésicos como Menéndez Pidal (1973) y Lapesa (1980). 10. Para el desarrollo de cada uno de los puntos siguientes, ver Obediente (2000: 267-278) 44 Escaneado con CamScanner dente ala zeta del norte de Espatia) y el fonema velar Jx/ (representado por la letra tal como se pronuncia en esa misma regidn). “a: - lene Los procesos antes indicad s¢ llevaron a eabo en la Espasa del norte, no asien el jempo lo represen- ars en esta zona, en efecto, siguid pronunciindose por mucho t ~ tado por la letra cho, que vino a confundirse con el nuevo eleme y lo mis significatvo, las hablas meridionales no desembocaro J terdenral sino que se quedaron con un Unico segmento sibilante /s/. Queda en- rances escindido el sistema consondntico espafiol en dos grandes modalidades: la ste tiltimo uso corresponde al llamado nto velar nortefio, n en el] elemento ~ nortefia con /0/ y la meridional sin ella; seseo. Y fue esta modalidad, la del sur, la que se trasplanté y se arraigé en América. ©. Por su parte, Moreno de Alba (1995: 16) explica el proceso de reajuste del siste- ma fonoldgico de la siguiente forma: _-c los tleimos ajustes en el inventario de los fonemas del espafiol se conclu- yeron en la segunda mitad del siglo XVI [...] 1~ las fricativas prepalatales sonora y sorda, escritas x, go j, se convierten en una velar fricativa sorda, 2) las sibilantes africadas dentoalveolares escrita dixo > dijo, muger > mujer sonoray sorda, escritas 2 ¢respectivamente, se convirtieron, en Castilla, en vaterdentales fricativas sordas © 2 y, en amplias zonas de Andalucia, se legaron a articular o bien predorsoalveolares ambas 0 bien interdentales las dos, 3) la alveolar fricativa sibilante sonora, escrta s, se ensordeci6; 4) los ——_fomeimas bilabiales sonoros, fricativo y oclusivo, escritos vy 4, pasaron a ser aldfonos en distribucién complementaria, de un solo fonema bilabial sonoro. En cuanto a la morfosintaxis de la época, se documenta la aparicién de diversos sufijos de diminutivo; junto 2 -illo encontramos -uelo, -ico ¢ -ito. Ademias, se incrementa y se afianza el superlativo en--isimo y aparece la forma quienes como —plural- de quien relative (que era invariable); asimismo, la forma amalgamada medieval gelo se convierte en se /o. El aspecto més importante para la caracteriza- cidn del espafol de estas tierras se produce por la reestructuracién de las formas Pronominales de segunda persona, surge asi un nuevo sistema en el que alternan bi = vos ~ vuestra ered > sated. De igual forma, se delimian los verbos ser y eta; el primero para indicat permanencia, ye segundo para indicar transitoriedad eee Los verbos aver y tener, que significaban ‘obtener’ y ‘poseer’ con ae y que se usaban como transitivos con sentido de posesién, se van lo para ocupar cada uno un uso particular; sever quedé como el inico transitivo indi i orirazo indicador de pose: i i sién y aver (convertido ee e en haber, timolégicas) como auxiliar. por tizones 5 45 Escaneado con CamScanner Para terminar este breve recuento, recordemos que los conquistadores eran de diversa procedencia regional y social, de modo que al castellano que acabamos de describir brevemente, s¢ afiade Ja confluencia de otros dialectos y lenguas de la que también daran su aporte. En el capitulo siguiente veremos las polé- peninsula asi como también las micas suscitadas en torno al contacto de estas variedades, discusiones originadas a raiz del contacto del espafiol con Jas lenguas autéctonas de América. Escaneado con CamScanner Las teorias « la lengua fosilizada Las teorlas del sustrato + Las teorias andalucistas + -Koinizacién y estandarizacién Escaneado con CamScanner Las teorias Jo verdaderamente admirable no es que América hays desarrollado Jar o de las peninsulares, odalidad 0 modalidades diferentes de la peninsul una m tan cercana a ambos lados del * sino que en general la lengua se haya mantenido a eee oe cuatro siglos y medio de historia, EJ fundamento positive que leh & evado americano de evolucién es el modo americano de vida. ‘Amado Alonso. Estudios lingitisticos. Temas hispanoamericanos Los estudios sistemdticos sobre el espafiol de América se inician en propiedad a finales del siglo XIX. En esta época estaban ain en boga las teorfas sobre las razones que contribuyeron a la fragmentacién del latin, entre ellas el aislamiento sticas territorial y como su consecuencia, la diferenciacién de las variedades ling que dieron origen a las lenguas romances. Por la novedad de estas teorfas y porque se trataba de situaciones en apariencia similares, se quisieron utilizar los mismos ctiterios explicativos en el estudio del espafiol de América que, por ser también una lengua trasplantada y difundida por extensos territorios, cotria el peligro de fragmentarse. Mas tarde, a lo largo de todo el siglo XX se sustentaron diversas teorfas sobre la formacién y la caracterizacién del espafiol americano. En las paginas que siguen se presenta un resumen de las mas importantes ideas que han servido para explicar la realidad lingiifstica de Hispanoamérica '. La lengua fosilizada Algunos estudiosos opinaron que la base lingiiistica del actual espafiol de Améri- ca estaba en la lengua castellana precldsica. Esta idea es inexacta por dos razones: la primera, de orden histérico, se debe a que si bien el descubrimiento tuvo lugar finales del siglo XV, el verdadero proceso de poblacién se realizé alo largo delos Hablar de la base linglfstica del es pafiol americana es rendirle ei seminales Bseudios Lingtisticor, ticano es rendirle cributo a Amado Alonso quien, en su , en sus titula ast una seeei 7 asf una seccién del capftulo “Algunas cuestiones fndamansa! Escaneado con CamScanner siglos XVI y XVIL, por tal razén, mal podria imponerse en América un estado. anterior de la lengua que el de la hablada por los conquistadores; la segunda, de orden.tedrico, porque cuando decimos lengua clésica decimos escritura y no oralidad, Por ello, Amado Alonso rebatié fuertemente la teorfa del espafiol anteclisico (1976 [1953]: 10) al sefialar lo siguiente: ...Dos etrores 0 confusiones son los responsables: el primero es de orden teérico-lingtifstico, la confusién tan general entre “lengua” y “lengua litera- ria”, confusién combatida y aéometida con todas armas desde hace medio siglo, pero que, al parecer, es inmortal. Lengua clésica es solamente la de las obras literarias que tengamos por clisicas, la cual, como todo lenguaje litera- rio, es especial, una elevacién del idioma por elaboracién artistica. El idio- ma hablado por la gente, por los aguadores y los obispos, por los oidores y los soldados, por los catedréticos y los bedeles, no es ni puede ser nunca clisico, y, por lo tanto, nunca puede ser anteclasico 0 posclasico. El segundo error es de orden histéricolingtiistico, y es el pensar (qué maravillosa preci- sidn!) que el espafiol que hoy se habla en Ia extensa América es un derivado concretamente del idioma que en 1492 trajeron los compafieros de Cristé- bal Coldn en la “Pinta”, la “Nifia” y la “Santa Marfa” ... ‘A partir de la cita anterior, puede afirmarse que la base lingtiistica del espatiol de ‘América est en la variedad hablada en el siglo XVI, cuando tienen lugar grandes cambios en el sistema fonolégico, y no en la del siglo XV. A partir de la llamada” etapa insular que se desarrolla principalmente en La Espafiola, st fijardn también elementos nuevos tales como indigenismos (matz, canoa, ajt, batata, hamaca), marinerismos (botar, halar, largarse) y ottos cambios seménticos de palabras espa- fiolas existentes (quebrada, estancia)? Como apoyo ala concepcién estaticista de la lengua antes expuesta, se han plan- teado en relacion con el espaiiol de América do 58 aspectos fundamentales: i) la semejanza del espafiol americano con el judeo-espafol y ii) el supuesto conserva- durismo y el cardcter arcaizante de las variedades americanas. 3) Enel mismo afo del descubrimiento, los Reyes Catélicos expulsaron a los judios de Espafa; con base en este hecho, algunos estudiosos han plateado gue la lengua de este grupo se habria fosilizado al salir del territorio espafol pe T Quebrada, de sbertra entze montahas a ‘aroyo orachuelo'yetencia de ‘casa de habitaién' 2 ‘css o hacienda de eampo'- Escaneado con CamScanner como una manera de conservar las tadiciones religiosas y corresponderfa, a pesar del tiempo transcurrido, Jonos espafio “aslengua de los judios espaftoles (llamada a partir de iol») experiment6 cambios a lo largo del tiempo frié las influencias de ottas variedades aun estadio paralelo al de la lengua trafda por los primeros col Jes, Sin-embargo, no puede dejar de sefialar- ise que en [a diaspora, este momento judeoespai como cualquier otra lengua y sul sdiométicas que coexistian con ella en tierras extrafas\ ge ha ealificado a ciertas formas del espatiol de América como arcaizantes ipor el hecho de haber eaido en desuso en la peninsula 0 porque algunas de por gsreucturas se han desvalorizado socialmente y han pasado a set conside- vadas vulgares. Para Lope Blanch (1992: 133), tan inexacta caracterizacién proviene del error de identifcar el dialecro castellano con Ja lengua espafio- “lc Excendiéndose sobre esta idea, este linguista opina: Que el espafiol de América sea muy conservador - esencialmente estatico - es opinién que no puede sostenerse seriamente Para saber si el espafiol de América es 0 no conservador, serfa necesario completar una larga y compleja serie de investigaciones que todavia no se han cumplido y apenas si se han iniciado. Serta preciso, en primer lugar, determinar cémo era el espafial transplantado al Nuevo Mundo en el siglo XVI, cudles eran las estructuras fonética, morfosintéctica y léxica del siste- ~ ina castellano. A continuacién habria que detectar puntualmente todas las sanovaciones, rodos.los cambios que se han producido desde el momento del eransplante de la lengua, en las hablas de América, por un lado, y en las : de Espafa, por otro. Y determina, por tltimo, dénde han sido més cuan- tiosas tales transformaciones, si en Espafia o en América (Lope Blanch 1992: 320-321). b = 3. Sobre la didspora judie, Hastin (1995:118) afirma que estos grupos “salieron de Espafa hace entre ses Y casi cuatro silos [.~] desde las primeras emigraciones a riz de los diseurbios ancijudios de oly hasta cuando, ya encrado el siglo XVII, salieron los tltimoseriprojudfos o marranos hispanoportiguests para fuera ya de Espafia,retotnar abiertamente al juda(smo, La lengua de estos €x marranos, salidos de Espafia hasta mis de un siglo después dela expulsign de 1492, era ya evidentemente el espafiol moder- cere rrenee ellos la lengua de los sefardles sslidos de Espafia como judios era todavia el espaftol preclésico en sus distineas modslidades peninsulares", 4. Interesante es, sin embargo, para algunas variedades americanas, la forma del prev persona singular del judeoespaiol anrastes,cantasen, con «final (en vex de amare, canteste), Dies Obediente en nota “tal como actualmente lo estd haciendo el habla de varios dialectos del espafiol” (Obediente 2000: 510). ro de Ia segunda 51 Escaneado con CamScanner Mas adelante, el mismo autor afirma: ... no seria imposible que el espaftol de América hubiera terminado por ser arcaizante, de acuerdo con la tesis de su fuerte conservadurismo. Pero ;lo es en realidad? Quienes asi lo piensan incurren en un grave error de método que consiste en considerar “arcaica” 0 “vulgar” toda forma que haya caido en desuso en la norma actual castellana 0 que en ella haya descendido a la categorfa de vulgar, identificando asi, muy impropiamente, el dialecto caste- llano de nuestro tiempo con la lengua espaiiola... (Lope Blanch 1992: 333) De forma enfitica, Lope Blanch pone en entredicho el supuesto arcaismo del espafiol de América y escribe lo siguient Los conceptos de arcaismo y de vulgarismo son conceptos relatives, no ab- solutos ni objetivos. Cualquier hecho lingiifstico no es ni vulgar ni exquisito en si mismo, ello depende del prestigio que posea dentro de la norma corres- pondience [...] En la norma hispénica (del sistema lingtiistico que es la len- gua espafiola) tan vulgares como las formas pior o cuete serin las formas cansao, azto, aksoluto, por la sencilla razén de que esa norma exige escribir peor o cohete, y cansado, acto o absoluto. Y tan vilidas y actuales serén en ellas formas como recibirse, liviano, o el vuelto, cuanto estafeta, aftitarse 0 estanco, puesto que todas ellas estan vivas en normas lingiiisticas actuales de alto prestigio. Sélo formas como mur, fiuzia, ayuso, matarlo has, desque, endenantes, etc. son verdaderos arcafsmos 0 vulgarismos, dado que han sido olvidados 0 rechazados por todas las normas lingiifsticas actuales de prestigio (Lope Blanch 1992: 333-334) Los arcaismos, algunas veces eran formas “vulgares” muy difundidas en su época, quizds més que las de la norma. Porello se explica que se.expandieran por Améri- cacon gran intensidad. Por ejemplo, Frago y Franco (2001: 18) sostienen, a pro- pésito de escrebir que “perfectamente puede ser uno de tantos usos antaiio gene- rales 0 muy extendidos que, socioculturalmente depreciados en el curso de la variacién lingiilstica, y que sin embargo han conseguido pervivir hasta hoy. El factor de Ja tradicién es de gran peso en el espafiol de América y ha de tenerse muy presente a la hora de valorar muchos de sus usos actuales”. Por esta razén, no deberfa hablarse de arcafsmo sin tomar también en cuenta la diferenciacién diastratica y estil{stica. nisima informacién De los arcaismos léxicos y discursivos se podrd obtener muc ; lengua contirien- tanto sobre el origen como sobre Ja evolucién del espaiiol como I 52 . Escaneado con CamScanner ence, es comparar este tipo de Atldntico con Ja norma escrita porque se traaria dela comparacion de realidades disimiles. i vador del espafiol de América no tal. Lo que no deberfa hacerse, metodoldgicam “= caracteristicas del espafiol hablado en este lado del delespafiol peninsular, Por todo lo expuesto, Ja idea del caricter conser parece estar bien fundada. Al respecto, "Amado Alonso (1976 (1953): 12) afirma: Lo pasado y caducado né'se cuenta por la distancia temporal, sino por su o vivo. No perduran en Amé- condicidn de no pertenecer al sistema lingtistic vica, ni menos son su base, ni la pronunciacién del siglo XV (cambiada en el CVD), ni las formas verbales, ni las palabras, ni las formas sintdcticas que en Espafia quedaron obsoletas en el siglo XVI. Las teorias del sustrato 5 La teoria indigenista o del sustrato postulaba que en la configuracion de las dis- tintas variedades del espafiol american hubo una fuerte influencia de las lenguas indigenas que se hablaban en los distintos territorios cuando se impuso la lengua de los conquistadores y colonizadores. A juicio de algunos autores, esta influencia fue decisiva para explicar la base lingiiistica de nuestro espafol. El primer intento de explicar la particular formacién y lo caracteristico del espa- fol americano por su base indigena, se debe al trabajo del aleman Rodolfo Lenz => ((1893]1905-1910), quien estudié el espafiol de Chile especialmente en lo relati- yo ala pronunciacién y la entonacién. Este autor consideré que la variedad chile- na del espafiol tenia un fuerte influjo de la Lengua indigena araucana y llega inclu- so a sefialar que esta variedad es “principalmente espafiol con sonidos araucanos”. Lenz describe y compara los sistemas fonolégicos de las dos lenguas y encuentra {un conjunto de rasgos fonolégicos / fonéticos que diferencian el espafol de Chile del de otras regiones. Segtin Moreno de Alba (1995: 60), esta tesis fue rechazada por Américo Castro, acogida en Europa por Meyer-Liibke y aceptada parcial- mente por Max L, Wagner, mientras que Cuervo y Menéndex Pidal se mostraron escépticos en relacién con la importancia adjudicada al sustrato. espanol de América, considerd también la influencia indigena como determinante en la caractes 's variedades americanas y, con bas este planteamiento, rizacién de las variedades am: y, con base en este pl: mi realiz6 su clasificacién del espafiol americano en cinco zonas dialectales. En dicha tales. Ey di di, clasificacié: ente, el factor determinante es la a rat n, Logicams i strato, . . minante es | s la lengua del su: de cada * es “un fonema muy grato para los chilenos” y su realizacién es quizés un poco més fuerte en esa regién, no es extrafio al espafiol (Alonso 1976: 293). Tampoco la pronunciacién padre>pagre>paire es privativa de Chile, sino que se da también en Uruguay, Argentina, México, etc. (Alonso 1973: 293-295). También, a juicio de este autor, hay que poser un profundo conocimiento de las distintas variedades ——americanas actuales para poder caracterizarlas y contrastarlas. En el mismo sentido, Fontanella (1992) opina que resulta injustificable atribuirle al sustrato indigena, de manera general, un importante influjo en la formacién y éaracterizacién de las dis- tintas variedades americanas. Por su parte, Lope Blanch (1967, 1986) y Bertil Malmberg (1964, 1966) toman posicién a favor de una consideracién moderada de la influencia del sustrato con 5. Se llama sustrato al conjunto de elementos lingiisticos que pasan a una lengua procedentes de otra antes de que ésta desaparezca (cf. Obediente 2000: 10). 6. Fonema /é/. Escaneado con CamScanner excepcién de las zonas que posean una fuerte densidad de poblacién indigena y en aquellas donde se hablan de manera permanente las lenguas autéctonas, como son los casos de México y Paraguay. Angef Rosenblat (1964,1967), por su parte, sustenta una posi : es evidente en el plano léxico y fonético de esas variedades del espaiiol de América que se hablan en las zonas donde se asentaron las culturas indigenas m4s numerosas y desarrolladas del continente. cién mucho Menos moderada, a su juicio la influencia del sustrato En la actualidad, gran ntimero de los rasgos inicialmente adjudicados a las in- fluencias del sustrato se consideran como producto de las tendencias naturales de Ja propia lengua espafiola; incluso sé afirma que, en la mayorfa de los casos, se corresponden con fenémenis similares atestiguados en Espafia. Para Lope Blanch, Ia excesiva relévancia otorgada a la influencia del sustrato es la consecuencia de opiniones impiesionistas sin fundamento en la realidad lingiifstica. En relacién con este tema que suscité en el pasado tanta polémica, podemos concluir dicien- do, con Moreno de Alba (1995: 86) que “no debe verse influencia del sustrato en fenédmenos que pueden tener su explicacién en el propio sistema lingiifstico”. Las teorfas andalucistas Ha sido extensamente debatido si el espafiol de América es la continuacién de un. —- dialecto peninsular especifico, o sies el resultado de una mezcla de dialectos pe- ninsulares, o si por el contrario, es una modalidad propia del nuevo continente. Estas interrogantes dieron origen a una dlgida la polémica sobre el andalucismo entre Pedro Henriquez Urefia y Max Leopold Wagner. Es légico suponer que en razén de su carécter de lengua transplantada, elespafiol de América pueda tener algunas caracteristicas originadas en-los dialectos peninsulares hablados por los colonos que participaron en los procesos de conquista y colonizacién. En tal sen- ido; se-han-contrapuestos dos tendencias, por una parte, la de aquellos que con- ceden preponderancia numérica y por lo tanto li isticara-los colonos.andaluces ¥; porla otra, la de quienes le asignan mayor peso a la influencia de los expedicio- narios provenientes de otras regiones de la peninsula, La tesis andalucista’ se basa en la notable semejanza de rasgos fonéticos y léxicos existentes entre extensas zonas de América y Andalucta, especialmente en las 4reas ee earea re Lae re 7. Esta tesis Ia sostienen entte otros: Boyd Bowman (1964, 1968), Canfield (1960), De Granda (1994), Lapess (1964), Menéndez Pidal (1958) Wagner (1949) y Zamora Vicente (1967). Escaneado con CamScanner costeras. Para quienes sostienen esta tesis, no puede ponerse en duda la influencia determinante de esta regién de la peninsula en la primera época de la conquista, cuando se establecen los primeros centros de poblacién. Hay que tener en cuenta, ademis, en relacién con este aspecto, que Sevilla y Cadiz monopolizaron las rela. ciones comerciales con el Nuevo Mundo y que las Islas Canarias constieuyeron una parada obligatoria en la travesfa hacia América. Entre los rasgos que, han sido considerados como de origen andaluz destacan: el seseo, el yeismo, la aspiracién de /s/ y de /x/, la neutralizacién de /-t/ /-I/, la velarizacién de /-n/ y la pérdida de la /-d-/ intervocdlica, Igualmente, la incorpo- racién de algunas voces tales como: jalar fletar, abordar, amarrar, tritvesta, rancho, estadia, rumbo, zafar, embarcar, limosnero, guito, excarpin, etc. Como parte la polémica antes mencionada entre Henriquez Urefiay Max Leopold ‘Wagner (1927), este iltimo defiende en una serie de articulos la opinién segiin la cual los dialectos de Extremadura, Andalucta y Canarias influyeron de forma de- terminante en el espafiol de América, especialmente en las zonas costeras pobla- das tempranamente por espaiioles del Sur. A su juicio, los fenémenos tipicamente andaluces y extremefios como el yeismo, el seseo y la conservacién de la h aspira- da se dan en América, predominantemente en las tierras bajas. Este autor, mds que la influencia andaluza, defiende el influjo del espafiol meridional aun cuando admite que habria regiones que habrian quedado sin tal influencia. Por su parte; Henriquez Urefia, principal opositor de la teoria andalucista, no niega las simili, tudes entre Andalucia y América pero sefiala que éstas no se deben a la influencia de los pobladores meridionales sino a un desarrollo paralelo de ciertos fenémenos lingtifsticos en ambas orillas del Atlintico. A su juicio, el yeismo ests documenta: do antes en América que en Espatia y el seseo es, en América, producto de un proceso autéctono independiente Cabe destacar que hoy la posicién antiandalucista ya no encuentra cabida entre los estudiosos del tema, Es posible que entre quienes sustentaron esta ceorfa pesa- tala preocupacién por la fragmentacién del espaiiol, dado que a su modo de ver ‘a identidad americana deberie presuponer la unidad lingifstica. Diego Caaldn (1958), también andalucista, al considerar la difusién del ceceo sevillano y la de otros rasgos como aspiracién y pérdida de -s, neutralizacién de al Il, y pérdida de /-d/ acuta In expresién espariel axléntico, referida a las co- nexiones linguistics entre América y los puertos atlinticos de Espafa, Catalin habla de un diasistema que comprende el sur de Espana, las islas Canarias y el 56 Escaneado con CamScanner Caribe. La influencia canaria seria una prolongacién de la variedad andaluza del astellano que se manifiesta, entre otros, en rasgos léxicos (cf. Lipski 1994: 36). La tesis antiandalucista® cuestiona el andalucismo del espafiol americano, al afirmar que los rasgos similares se desarrollan de manera independiente y no siempre para- lela entre las dos orillas del Atldntico. Més allé de la polémica andalucista, se sefia- "==7 lan como predominantes en la primera etapa de la conquista las regiones de Anda- —- Jucfa, Castilla la Vieja, Extremadura, Castilla la Nueva, Leén y Canarias; posterior- “mente se incorporarfan las otras regiones. Para Alonso (1976 [1953]:12-14), la ver- dadera base esté en una nivelacién realizada por todos los expedicionarios en sus oleadas sucesivas durante todo el siglo XVI; ahf empezaria realmente lo americano. Sia los materiales peninsulares con que se hizo la nivelacién se quiere lainar base lingiifstica del espaiiol americano, la base ¢s el castellano = espafiol, traido por los castellanos como forma (casi) tinica, y por los regionales como forma variante informadora de su regién respectiva. Los andaluces, fuera de toda duda, fueron factores activos y muy importantes en la formacién de la base americana, pero poquisimo ~ en proporcién ala totalidad del espafiol americano ~ .., (Alénso.1976 [1953]: 45). Los estudios mas recientes inclinan la balanza a favor de las hablas meridionales. Peter Boyd-Bowman estudia el Archivo General de Indias para el perfodo 1493- 1600 y elabora una lista de pasajeros de mds de 56.000 personas que vinieron a = América en esta etapa. Sus cifras indican que en la empresa americana participé gente de todas las regiones espafiolas pero que hay una clara preponderancia de los andaluces. El trabajo de Boyd Bowman (1964) comprueba, a través de las cédulas de embarque, que el 40% de los pobladores procedia de Andalucfa y la mitad de ellos de Sevilla y Huelva. Igualmente, sefiala este autor la importancia ~del largo periodo previo al embarque y de la misma travesia de aproximadamente 40 dias. En esta etapa es cuando la lengua de los futuros pobladores de América se vio sometida a una primera forma de nivelacién?, Frago (1999) ha seftalado la presencia de los rasgos que se consideran como meri- dionales en documentos del siglo XIII. Este hecho evidencia que, ya para la é del descubrimiento, esos rasgos estan lo suficientemente extendidoe como para haber podido pasar a América. Para este autor se trata de un fenémeno ae 57 Escaneado con CamScanner que es consecuencia del contacto interdialectal que trajo consigo la emigracién, sobre todo la del Sur durante los siglos XVI al XVIII y a propésito afirma: “el andaluz condicioné enormemente la configuracién del ¢*pafiol americano tanto en su vertiente fonética como en la del léxico ...” . En este mismo sentido, Frago sostiene que ' Boyd-Bowman sobradamente probé el papel de los andaluces en la coloni- zacién americana y su peso demogrifico en la emigracién transatléntica ha sido corroborado por otros historiadores, de manera que pierden el tiempo Jos lingtiistas que sin demasiado conocimiento de causa intentan relativizarlo: la huella dejada por las gentes de Andalucia en América es perfectamente visible en la arquitectura, en el arte sacro, en la organizacién cofradiera, en la gastronomia y, por supuesto, en la lengua. El planteamiento demogréfico le hizo sospechar a Boyd-Bowman consecuencias lingiiisticas que la docu- mentacién se ha encargado de corroborar después sobradamente (Frago y Franco 2001: 21). Otra de las polémicas en torno al tema del andalucismo del espafiol americano fue la que se suscité en relacién con la época en Ja que se produjeron en el espafiol Jos cambios lingiifsticos. La corriente representada por Henrfquez Urefia habia sostenido que estos cambios eran independientes y se habfan desarrollado en pa- ralelo en los dos continentes. Sin embargo, de acuerdo con investigaciones de tipo documental, se ha determinado que las principales caracteristicas del espafiol americano, de acuerdo con las afirmaciones de Lapesa (1964) y Frago (1999), ya estaban presentes durante el siglo XVI, y quizds antes, al menos en la parte occi- dental de Andalucia, el Sur de Extremadura y las Canarias. Frago (1994 y 1999, citado en Obediente 2000) sostiene, en efecto, que no solamente se hab/an gene- _talizado en la regién los cambios caracteristicos del sur de Espafia, sino que alli 2 otros dialectos peninsulares. La también se habfan arraigado elementos léxicos d existencia de una intensa actividad mercantil entre América y Andalucia que ha- brfa favorecido el ingreso de palabras andaluzas en el Iéxico americano, as{ como también la incorporacién de indigenismos en e! espafiol meridional. Asimismo, sostiene que estas hablas son las responsables, en gran parte, del fonetismo del espafiol hablado en América!®, 10. Los cambios fonéticos. como por ejemplo el reajuste de las sibilantes, se habia producido antes del descubrimiento, y en todo el Ambito castellano ala vex, aunque con algunas particularidades regio- nales, la de Andalucia la mas marcada (Prago y Franco (2001: 12-13). 58 Escaneado con CamScanner Koinizacién y estandarizacién La formacién del espafiol americano se ha-concebido como un proceso complejo s etapas de kainizacién y estandarizacién. Una hoiné, palabra que marcado por la = en griego significa ‘comun’ _ tales como dialectos regionales y literarids (Siegel, 1985, citado por Fontanella, 1992:43). En la koinizacién ‘se produce una nueva variedad en cuya formacién confluyen, a su ver, distintos dialectos como consecuencia de la reduccién y sim- plificacién de algunos rasgos y con el posible predominio de algunos de ellos. La nueva variedad se convierte en la forma nativa de las nuevas generaciones. Para , es el.resultado de la mezcla de subsistemas lingilisticos, algunos especialistas, este seria el caso del espafiol de América, = Quienes sostienen Ia teoria de la koiné (Guitarte, 1980; Fontanella de Weinberg 1992; Granda 1994) dan una nueva visién del problema de los origenes y de la formacién del Espafiol de América. Estos autores han postulado la existencia de un dialecto (algunos hablan de lengua) formado a partir de variedades diversas; una koing americana precedida en su formacién por distintas etapas de nivelacién lingtifstica, a saber: a) etapa peninsular previa al embarque para América, general- mente desarrollada en Huelva, Sevilla y Cédiz; b) un perfodo de travesta y obliga- da convivencia de aproximadamente cuarenta dias de navegacién; ¢) una etapa antillana, que tiene lugar especialmente en la isla La Espafiola (actual Santo Do- = mingo) como paso obligado de las expediciones de conquista y colonizacién ha- cia el interior del Nuevo Continente. En el mismo sentido, Granda (1991, 1994) para explicar los procesos del arraigamiento del castellano en el nuevo mundo sugiere seguir las etapas de colonizacién planteadas por Boyd Bowman''. La primera etapa de formacién de la koiné abarca el periodo comprendido entre 1492 y 1600, la fecha de su finalizacién diferirfa para cada zona. No parece haber acuerdo entre los lingtiistas, ni sobre el tiempo que duré el proceso de formacién de la koiné, ni sobre cuales fueron las influencias dialectales que prevalecieron, tampo: que pi co hay consenso sobre como fue la evolucién de dicha koiné en el continente"*. 11, Bstas etapas son: 4) la etapa antillana: cemprana 1492 - 1508; tardia 1508 - 15193 y i) la etapa de la conguiita de iera firme: 1519 «1550, partir dela cual seinicia la diferenciacisn del expafiol americano 12. Hay que decir también que, cuando hablamos de diferentes momentos en la colonizacién, est0 no siempre indica que los colonizadores extuvieran recién llegados a América. Se da el eato de zonas de colonizacién cardia, como los Andes venezolanos, a donde llegaron colonizadores que ya habian estado en Peri, por ejemplo, muy entrado el siglo XVI (Osorio 2001), con amplia experiencia americans, Esto puede medirse en el hecho de que, ala zona, llegan palabras de origen quechua o ndhuatl 59 Escaneado con CamScanner Entre los mecanismos involucrados en la koinizacién, se conciben la simplifica- cién y la reduccién (Fontanella 1992, Granda 1994). Sanchez Méndez (2003: 103) explica de una manera muy clara estos procesos: La nivelacién de toda koiné se resuelve siempre mediante la accién de estos dos procesos simulténeos y paralelos. La simplificacién de estructuras hace referencia a la simplificacién de los distintos sistemas 0 rasgos lingiifsticos que, por ser excesivamente marcados 0 complejos, son reemplazados por otros mas naturales que son susceptibles de funcionar de modo més econé- mico en la koiné resultante (Granda 1989). La reduccién de la complejidad cuantitativa originaria consiste en aumentar la regularidad de los patrones bésicos a la vez que disminuye la marcabilidad. Es ficil comprobar que la mayor parte de los meridionalismos, tanto fonéticos como morfosintécticos que triunfaron en las primeras koinés americanas suponen bien una reduc- cién de complejidades fonoldgicas (seseo, yeismo, etc.) o bien morfosintacticas (empleo exclusivo de ustedes por vosotros). Finalizado el proceso de koinizacién, se inicia el de la nativizacién, etapa previa a la estandarizacién, A juicio de Sanchez Méndez (2003:104): “Tras su empleo [de la koiné] como lingua franca, la segunda generacién de descendientes ya no habla la variedad dialectal de la anterior generacién, sino que su tinica modalidad lingiistica sera el espafiol koing, con lo que tendrfamos a los primeros hablantes nativos de las incipientes variedades americanas”. . Posteriormente, los autores postulan un proceso de estandarizacién'®, entendido como de seleccién de rasgos y Ia creacién de un habla urbana que se impone a toda la comunidad. Este proceso se habria dado, segtin Fontanella (1992), en distintas etapas y en grados diferentes. La estandarizacién terminaria para Granda ~(1994) con la independencia y se centraria, no en procesos lingiiisticos paralelos, sino en evoluciones divergentes. En palabras de Sanchez Méndez (2003:105) En América la estandarizacién de las variedades se cumplié en mayor 0 me- nor grado dependiendo de gran numero de factores que actuaron en cada 13, Se considera variedad estindar como Ia forma codificada de un idioma que es aceptada y sirve de | modelo a una comunidad relativamente grande (Fonranella 1992: 48). Escaneado con CamScanner i incorporacion. mayorla de las veces en una incor madas en la etapa anterior, de rasgos Y igiosa que emanaba de la metrépoli istié la rea y, en todo caso, consisti a las distintas coinés espafiolas, | caracterfsticas propias de la norma presti fori y de las cortes vi rreinales: Para Fontanella (1992), sillevaramos a un gréfico las diferentes gramaticas ameri- canas del proceso de estandarizacién en un continuo, México, por ejemplo, estarfa en unextremo de dicho continuo, Paraguay en el otro, y en situaciones intermedias = Argentina o Venezuela, pues se traté de procesos regionales con diferentes condi- = ciones sociales, politiéas, culturales y econémicas. Esta autora explica lo siguiente: De tal modo, en los casos de una estandarizacién profunda y temprana como México, se frend en gran parte el desarrollo de rasgos considerados “vulga- res"... En cambio, en el caso de zonas con condiciones socioculturales que motivaron‘una muy baja o nula estandarizacién a lo largo de la casi totali- dad de su historia, como Paraguay, por el contrario, se observa un amplio desarrollo de aquellos rasgos. Por tiltimo, un tercer tipo lo constituyen aquellas regiones en las que un marcado cambio en esas condiciones determiné una estandarizacién tardia, pero profunda, tal como ocurrié en la regién bonae- rense. En este caso, hubo un retroceso de gran parte de lof rasgos menciona- dos, aunque otros perduraron y pasaron a formar parte de la variedad esténdar regional. (Fontanella, 1992:54). ~ Algunos autores como Rivarola (1996, citado por Quesada Pacheco 2000), han criticado la teoria de la koinizacién. Dicho autor argumenta que si este proceso no se dio en la Peninsula Ibérica, no se entiende por qué se dio en América: ee 3 eS aa Sstiene también que el solo predominio de la inmigracién andaluza no explica ea , on Ur sf mismo el arraigo y la resistencia de los rasgos del sistema meric 1 determinadas regiones - “ Conviene recordar que cuando h: ¢spafiol y no de una lengua nueva 5 Y que ademds tampoco se trata de una lengua ialectal. En n de la Jen- ied @ lengua con su natural variacién di e ‘mos que el tema que nos ocupa es la determinacié, Mponerse en América y el Proceso de su ar Ri q rola (1996, citado por Quesada Pacheco 2000) América, taigamiento, Escaneado con CamScanner presentados en la colonizacién"*, Cabria reconocer, en este particular, la existen- cia de tempranos procesos diglésicos!> en los que las funciones de la lengua alta habrian sido cumplidas por el castellano y las de la lengua baja por las demas lenguas vernéculas de la peninsula y las lenguas autéctonas americanas, segiin cada caso", ‘Ahora bien, en lo que respecta al proceso de normalizacién segiin el cual “...una variedad de una lengua pasa a ser aceptada por toda la comunidad lingiifstica como una norma supradialectal - la forma ‘mejor’ de la lengua - que se sitia por encima de los dialectos regionales y sociales” (Ferguson 1968: 32, en Fasold 1996: 371), podemos precisar que en la conformacién del espafiol de América parecen haber prevalecido las variedades meridionales. En cuanto a los rasgos que se han considerado en el estudio de la koiné americana encontramos, por una parte, los que caracterizan a los dialectos donde Ja distan- cia entre la oralidad y escritura son mayores, llamados también radicales (cf. Zamora y Guitart 1982). Estos rasgos, como ha sido comprobado (Granda.1994, Frago 1999), se originaron en la Peninsula antes del descubrimiento, de modo que mal pueden considerarse pruebas de nivelacién americana. Otros, sefialados por Granda (1994) como son la utilizacién exclusiva de ustedes, la preservacién del modelo acentual héyamos, tongamos, el mantenimiento del sistema etimolégico de cliticos de tercera persona y, muy posiblemente, la reformulacién simplificadora del subsistema de posesivos, bien merecen un estudio aparte. De lo que no hay duda es de que haya habido luego procesos de variacién y cambio, como es normal en todas las lenguas con mecanismos de simplificacién y reduccién, procesos pro- pios del contacto lingiifstico en los que no podemos entrar en deralle”. 14, Seria absurdo pensar por ejemplo que hubiera habido una “nivelacién” con el galle constatar que hay una influencia del gallego y del portugués sobre el espafol. 15, Ladiglosia es un tipo de bilingiismo, en el que una de las das lenguas presenta un estatuto sociopolitico inferior. Ala lengua superior se le lama lengua alta ya la inferior, lengua baja. Funciones dela lengua alta son, por ejemplo, el uso en el gobierno, la educacién y ta religién; de la lengua baja, el uso hogarefio. 16. Haciendo una proyeccién hasta nuestro tiempo puede verse cémo a oficializacin del castellano se dio inds profundamente en América, dado que el peso conferido a lenguas diferentes de la castellana es mayor en la Peninsula que el que se ororga a las lenguas indigenas americanas, lo cual no deja de ser simbélico. 17. Remitimos a la obra de Silva Corvalin (1996), Elizaincin (1992), para casos particulares de contacto en el continente y ala amplisima bibliografia sobre el tema de los contactos que no podemos revisar qu 3 distinto es 62 Escaneado con CamScanner = Lo que sf hay que tomai = des en que se dan; de este prestigio gozaron, al menos en la época inicial de la e conquista y la colonizacién, las hablas andaluzas, consideradas extensiones del castellano (Rivarola 1996, Quesada Pacheco). Mas tarde, a causa de los aconteci- mientos de la pen{nsula, como el traslado de la capital desde Toledo a Madrid, asf =. como por la instauracién de la Real Academia, regresé la norma hacia la variedad ren cuentaes el prestigio de dichos rasgos y de las varieda- de Castilla la Vieja. Es importante recordar también, en relacién con la estandarizacién, entendida como ¢cultivo de la lengua, como la accién normalizadora que ejercieron desde-un principio los gramaticos tanto en Espafia como en Amé- rica, al ocuparse de fijar y difundir las ‘normas de una lengua que se expandia aceleradamente antes de cumplir su ciclo de desarrollo interno. ". Granda (1994) hace una importante acotacién en torno al problema que nos ocup @s decir, la acomodacién lingiiistica que puede producitse cuando los hablantes inmersos en una situacién de habla tienen modalidades idiométicas diferentes pero quieren acercarse a la variedad,“prestigiosa” usada por sus interlocutores. Lo interesante es que, en esta concepcidn, el énfasis se desplaza desde el producto: la lengua misma, hacia el proceso de interaccién, en otras palabras, se deja de privilegiar el cédigo lingtiistico ‘para destacar el proceso de interaccién en el que estén envueltos los hablantes. Es allf donde debe buscarse el miicleo de esta discusién, en los process sociales y politicos que llevan de la im- posicién de la lengua a la de la(s) norma(s) que surgieron en América. El proble- ma radica en la construccién de relaciones sociales de identidad y diferencia y en la creacién de estereotipos culturales sobre los hablantes y los grupos sociales; en otras palabras, en lo que hoy se denomina como ideologias lingifsticas (Woolard 1998). Estos procesos estén intimamente relacionados con la construccién de las identidades nacionales en todo el territorio hispanohablante de la época, en el viejo y en el nuevo mundo. Escaneado con CamScanner Los contactos - a el descubrimiento.de América no sélo es esencial para nosotros hoy en dia porque es un encuentro extéemo y ejemplar: al lado de ese valor paradigmético tiene otro mas de causalidad directa. Cierto es que la historia del globo esta hecha de conquistas y dé derrotas, de colonizaciones y de descubrimientos de los : otros; pero el descubrimiento de América es lo que anuncia y funda nuestra identidad presente; aun si toda fecha que permite separar dos épocas es arbitra- ria, no hay ninguna que convenga mas para marcar el comienzo de la era - ; moderna que el afio de 1492... Todorov La conquista de América. La cuestién del otro. (1987:15) Hay que considerar que el contacto lingifstico no es extrafio a la mayoria de los hablantes de la poblacién mundial porque las lenguias normalmente estén en con- - {acto con otras lenguas: tina amplia parte de la poblacién mundial usa mas de una lengua en su comunicacién diaria. Sabemos también que el sistema lingiiistico es =" dindmico y que no es perfecto, de-modo que esté en constante cambio y que = generalmente los elementos del sistema tienen en s{ mismos las causas del cam- = bio: Pero ademas de esto y segiin las nuevas teorfas'en el estudio del contacto ~ debe tenerse en cuenta la situacién sociolingiiistica de los hablantes. Weinreich (1974: 17) estudia las situaciones de contacto entre lenguas y explica ~ sus diferentes manifestaciones: se-dird-que-dos o-mds lenguas-estén_en contacto si.son_usadas alter: mente por las mismas personas. Los individuos que usan las lenguas, son por lo tanto, el punto de contacto. La costumbre de usar alternativamente dos lenguas ser4 llamada bilingitismo [...] Los casos de desviacién con respecto a las normas de cualquiera de las dos lenguas que ocurren en el habla de los individuos [...] como resultado de contactos, seran denominados fendmenos de interferencia, [Este ultimo tér- mino] implica el reajuste de patrones que resulta de la introduccién de ele- mentos extranjeros en los campos mds altamente estructurados de la lengua. 1, Come la de Thomason y Kaufman de los aos 80, Ver sobre este tema Weinreich 1974 y Sala 1998. 67 Escaneado con CamScanner darse en aquellos aspectos de las Jenguas involucradas que més se parecen. El contacto se ha tomado como un promotor externo muy poderoso del cambio lingiifstico y este es uno de los grandes problemas con que nos enfrentamos en el estudio del espaol de América. Los trabajos de Jakobson (1938), Thomason y Kaufman (1988) y Silva Corvalén (1996) muestran que los sistemas lingiiisticos no son permeables a las transferencias de elementos que no corresponden a sus estructuras internas 0 a las tendencias de su desarrollo. Thomason y Kaufmann (1988) indican, sin embargo, que “es la historia sociolingiiistica de los hablantes y no la estructura de su lengua lo que determina primariamente el resultado lingiistico del contacto de las lenguas” (Thomason y Kaufmann 1988: 35). Silva Corvalin (1996: 6) insiste en que, aun en las situaciones de contacto intenso y de fuerte presién cultural, los hablantes de la lengua en retirada simplifican o sobregeneralizan las reglas gramaticales pero no introducen elementos de su len- gua que pudieran causar cambios radicales en la nueva. De estas ideas podemos inferir que el conocimiento de las situaciones de contacto? actual entre las lenguas indigenas con el espafiol puede Ilevarnos a conocer con mayor profundidad cudl fue la influencia de estas lenguas en el espafiol americano del primer encuentro, en el sentido propuesto por Labov (2001) de usar el presente para explicar el pasado. En cuanto a las lenguas indigenas que estan hoy en contacto con el espafiol, habré mayor interferencia, probablemente, en los aquellos aspectos en que los sistemas lingiiisticos se asemejen mas. Dicha interferencia se sentird con mayor fuerza en las zonas geogrificas donde convivan grandes contingentes de hablantes de lenguas indigenas con grupos de hispanohablantes. El espafiol en las Indias La llegada de los europeos a América plantea el comple'o problema del encuentro de dos mundos con desarrollos y culturas radicalmence distintas. La diversidad cultural americana se evidencia en el hecho de que para el momento del descubri- miento habfa en suelo americano, por una parte, pueblos con un desarrollo cultu- ral y tecnolégico que, en algunas esferas superaba al europeo de aquel entonces, y por la otra, poblaciones que atin vivian en la etapa paleolitica y que se vieron a 2. “Seg Calvo ‘Pérez (2000:10) “estudiar lenguas en contacto es tanto como determinar el punto de encuentro de las desviaciones sobre la norma central que proporcions el andlisis nuclear de las lenguas consideradas por separado”, Escaneado con CamScanner Serre sr 5 45a ntadas, obligadas a saltar de las formas mas primitivas de desarrollo a las m4s adelai impuestas por el hombre del viejo mundo. oe our . ow" e érica. El contacto es uno de los temas principales de discusién en el espafiol de pie : i : A igenas?, ‘Ahora bien, ze6mo fue el proceso de contacto de los espafioles con Jos in ig ! é alti: a i uencia zeuiles y cémo fueron las lenguas de estos tiltimos?, y jcudl ha sido la in de las lenguas indigenas sobre el espafiol? No hay unanimidad en cuanto a las cifras de la poblacién americana para el mo- mento de la llegada de los euiéopeos. Por ejemplo, Malmberg (1966) da una cifra aproximada de 11 millones; Rosenblat (1964), de 13 2 15 millones; Galeano (1975), de més de 70 millones. En todo caso, en lo que sf hay acuerdo es en que esta poblacién se redujo drésticamente antes de finalizar el siglo XVI y ques en algunas 20fias como las Antillas y el Caribe, précticamente desaparecié a raft del Ademés, hay que tomar en cuenta otros procesos como el mestizaje, la transculturacién y la absorcién del indigena dentro del ambito social y cultural del conquistador. exterminio piovocado voluntaria o involuntariamente por los europeos. La poblacién indigena en la actualidad es de aproximadamente 30 millones. De estos hablantes mas del 75% esté en situacién de bilingilismo, es decir, que ade- mds de la Jengua autéctona hablan también el espafiol. En algunos paises se pue- de hablar de multilingtiismo en relacién con la poblacién aborigen pues en un mismo estado coexisten diferentes naciones, étnica y lingiiisticamente diferen- ciadas. Entre los territorios multilingiies figuran México (50 lenguas, pertene- cientes a 10 troncos lingiiisticos, como el yuto-azteca, el maya, el otomanque, el mixe-zoque, entre otros.), Guatemala (21 lenguas del tronco maya; ademés se habla caribe y xinca), Colombia (aproximadamente 70 lenguas, de los troncos arahuaco, chibcha, tucano y quechua, entre otros), Pert (66 lenguas, de los tron- cos quechua, arahuaco, panotacana, j otros) y Bolivia (35 lenguas, de los troncos aymara, quechua, jaqi, arahuaco, panotac ina y tupi guaran{), ~~ La gran variedad de lenguas indigenas en América fue atestiguada por Antonio Tovar en su Catdlogo de lenguas de la América del Sur donde establece la existencia de aproximadamente unas 900 lenguas distintas sélo para esta zona del continen- te. Otros autores estiman que, para el siglo XVI, existfan en América unas 173 familias lingiiisticas con més de 2000 lenguas y dialectos distintos. Esta multipli cidad muestra un cuadro lingtiistico heterogéneo y fraccionado. Cat i que, en el territorio americano, una posible unifi ‘ Cabe agregar cacidn lingtiistica con base en las lenguas indigenas imperiales: néhual_y quechua, fue incerrumpida por la llegad a de los espaiioles. Escaneado con CamScanner cuenta la lengua o las lenguas amerindias que hayan estado presentes en dicho terricorio hasta el momento de la conquista y colonizacién. Ast, se podré hablar del taino y del arahuaco como sustrato del espafiol de Las Antillas pero nunca del néhuatl el cual tendré cardcter de sustrato solamente en México. En el siglo XVI habia, pues, un infimo miicleo de espafioles peninsulares que hablaban su castellano peninsular y un grueso de la poblacién que rena el caste- llano como lengua aprendida. Pero toda lengua aprendida se habla con habitos lingtifsticos -entonacién y base fonética - de la lengua materna, Esos elementos de la lengua conquistada que pasan a la de la poblacién general constituyen lo que llamamos hoy el substrato lingiiistico (Rosenblat 1989, 255)... En estrecha relacién con el concepto de sustrato se habla también de adstrato, es el caso de extensas regiones de América en las que hay una influencia sostenida y permanente entre la lengua indigena y el espafiol. Este tipo de situacién llega a su maxima expresién en algunas comunidades bilingties de México, Paraguay y Pert. Los estudiosos del espaitol americano han considerado le influencia de las lenguas indigenas de manera muy distinta. Algunos la han valorado ampliamente, otros, por el contrario, la han circunscrito a ciertas éreas dialectales, 0 la han restringido sélo a determinados niveles de lengua. Para Zamora Muné (1976:124) hay factores que determinaron el mayor o menor influjo de las lenguas indfgenas en la caracterizacién del espafiol americano de las distintas regiones, estos son: i) el desarrollo cronoldgico y espacial de la conquis- ta, es decir, el momento mas temprano 0 més tardio en que los espafioles entraron en contacto con sus hablantesy i) la importancia econdmica para los conquista- dores de los pueblos hablantes de esas lenguas. Este mismo autor también conce- de importancia a otros factores como son la novedad y el nivel de las culturas, Las lenguas indigenas regionales van a favorecer la diferenciacién dialectal hispano-—- americana y le,van a dar carécter propio al habla de las distintas comunidades, La presencia de estas lenguas en el espaiiol americano se da fundamentalmente en el plano léxico, los indigenismos se producen con mayor fuerza en aquellas éreas de la realidad que eran desconocidas para los europeos, estas voces sirvieron para llenar las Legunas lingitisticasy cultwrales; una vex lenado un vacto, y generalizado el uso, era raro que se sustituyera un indigenismo por otro (Zamora Muné 1976: 112). Por tal razén, los indigenismos nos permiten hoy caracterizar las distintas variedades americanas, Estas lenguas aborigenes de América, como es obvio, sdlo pudieron influir en el espafiol general en el nivel Iéxico, pues se trata del mas superficial de la estructura 74 Escaneado con CamScanner - lingiifstica. Ninguin fendmeno fonolégico o fonético, morfoldgico o sintéctico del espafiol peninsular puede atribuirse a las lenguas amerindias, s{ en cambio = Greta cantidad de voces que [6 vinieron’a entiquecer (Moreno de Alba 1995: 54) Las principales dreas y lenguas indfgenas de América son las siguientes: Islas del Caribe: arahuaco, taino y cafibe. i Costa norte de Venezuela y Colombia: caribe y arahuaco. Tierra firme de Centroamérica: cuna y chibcha. “Norte de Mesoamérica y sureste de México: maya y quiché. México central y occidental: ndhuatl. Norte y’centro de los Andes: quechua, chibcha y aymara. Rio de la Plata y afluentes: tupi- guarani. Suroeste de América (Chile): mapuche. En relacién con la influencia de las lenguas indigenas en el espafiol, hay que sefialar que no existen més alld de los rasgos Ié Esto se explica por la g rasgos lingiiisticos generalizados producto de su influencia, sticos que estin extendidos en todo el espafiol de América. ran diversidad de lenguas indigenas de la América preco- lombina, Lopez Morales (1998: 78) corrobora este planteamiento: pecta a aspectos gramaticales y fonol6gicos, ha pervivido ciera En Jo que res] dos los fenémenos que se han estudiado son -sin duda- el confusion. To producto de tra bilingiies con lim nsferencias de las gramaticas indigenas al espafiol de sujetos itada competencia en espafiol; son el producto de lenguas en contacto. Es Jo que sucede, por ejemplo, con el tan citado fendmeno de reduccidn del sistema vocdlico espaiiol a tres puntos /i a uf por influjo del quechua. Conviene subrayar que es fendmeno que se da'en hablantes bilin-——-— giies del alciplano ecuatoriano y peruano, nada que haya permeado el espa- fiol general de esas zonas ni el de los hablantes bilingiies equilibrados. Al margen del vocabulacio, las influencias indigenas no aciertan a explicar nin- guno de los fendmenos del espaiiol americano, Para comprender Ia influencia de las lenguas indigenas en los distintos planos lingifsticos del espafiol de las diferentes regiones de América hay que tener Pre- sence que estas lenguas in fluyeron en distintos niveles y en diferentes momentos. De una forma general se han clasificado como sigue: 78 Escaneado con CamScanner i. Ienguas del primer contacto: taino (lengua de origen arahuaco que se hablé en [a Isla de Santo Domingo), caribe y arahuaco. ii, lenguas generales, que se hablaban én vastos territorios y que extendieron su rea de influencia después'de la conquista: ndhuatl y quechua. iii, lenguas regionales (desaparecidas o vigentes). ji La influencia de las lenguas indigenas seré mas marcada e iré més allé del plano \éxico (fonético y morfosintactico) en aquellas zonas del continente en las que se da una,telacién de adstrato yen las cuales hay una situacién sostenida de interferencia lingtifstica, como pot ejemplo en zonas de Bolivia, México y Pert. En el caso de Venezuela, Rosenblat (1989, 258) sefala lo siguiente: - La influericia indigena se manifiesta sin duda en la entonacién regional. Es un hecho-de la lingiifstica general que toda la poblacién nueva adquiere la lengua conquistadora con su propia entonacién. La poblacién indigena y mestiza de los siglos XVI y XVII hablé sin duda el espafiol con la tonada peculiar de sus antepasadds indios. Esa tonada se fue atenuando en algunas regiones y se mantuvo mas fuerte en otras [...]. Es posible también que la firmeza del consonantismo andino y el cardcter silbante de'su sse deba a una lejana influencia de las lenguas indigenas. Las lenguas de los Andes ameri- canos manifiestan una notable riqueza consondntica -en contraste con la : pobreza vocilica- sobre todo de consonantes implosivas. Al referirse a la topografia como elemento diferenciador en América, Rosenblat aborda el tema de la influencia de las lenguas indigenas sobre el fonetismo del espafol hablado en el continente americano. Partiendo de dos supuestos este autor sefiala: i) que el contacto interlingiifstico es uno-de-los factores més activos de la evolucién_lingilistica y que éste debe ser considerado como una accién que se opera dentro del marco del sistema; ii) que las categorias dé Henriquez Urefia son lingiiisticamente sustentables como cate- gorias de distincién dialectal basadas en rasgos de pronunciacién (cf. Obediente 1997: 41) Rosenblat. Se basa en Ja constatacién de que, en la América Hispana, en las tierras bajas se relaja el consonantismo, sobre todo el implosivo, mientras que, por el contrario, en las tierras altas se refuerza el mismo y “se adopran implosivas nuevas, fonemas y grupos consonnticos extrafios a la lengua” (Rosenblat 1997: 126). La idea de Rosenblat es que si bien la relajacién consondntica se puede explicar como “prolongacién o cumplimiento gradual de viejas tendencias del castellano, extremadas en su variedad meridional” (pag. 133), en cambio el 7 Escaneado con CamScanner refuerzo consondntico de las tierras altas “marcha decididamente contra Ja co- rriente castellana”; afirma asimismo que “una amplia tendencia de esta naturaleza no parece que pueda explicarse por el juego endégeno del sistema sino por la intervencién de una influencia extrafia. Esa influencia no vemos que pueda ser otra que el cardcter del consonantismo de las lenguas indigenas de la meseta ame- ricana” (Rosenblat 1997: 147)*. Malmberg (1966) sostiene que nuestro conocimiento de los dialectos espafioles de la €poca de la conquista es demasiado vago para atribuir las caracteristicas del espa- fiol americano a influencias externas, Analiza varios fenémenos fonéticos, entre ellos, la ausencia de la distincién /6/ /s/; ausencia de la distincién /A/_/y/; ausencia de la distincién entre velares y fricativas fiui / hui; palatalizacién de j; velarizacién de n final. Este autor llega a la conclusién de que no hay tendencias lingiiisticas extra- fias al sistema espajiol y que ningtin fenémeno de origen indigena esté extendido de manera general y uniforme en todo el territorio hispanoamericano. .. Para Frago y Franco (2001), por su parte, el contacto de las lenguas indigenas en el espafiol parece ser responsable de la conservacién de la oposicién /AI » ly! con distintas realizaciones fénicas para estos fonemas en todo el territorio de los An- des, sobre todo en el dominio paraguayo, donde, segtin estos autores, “los sustratos quechua-aimara y guaran{ seguramente han supuesto una eficaz fuerza para la retencién del par fonematico del espafiol” (Frago y Franco 2001: 29), aunque también es posible que la responsabilidad de la conservac n de este rasgo se dé por apego a la tradicién. Las comunidades indigenas serian, para estos autores, tesponsables de la conservacién de este rasgo en sus zonas, como una forma identificadora y separadora, ala vez, de las regiones en las que se dio la nivelacién. En cuantoa la morfologia, sefiala Rosenblar (1989: 259) que sdlo en el sistema de -~sufijos podria encontrarse quizds alguna influencia, sobre todo en los sufijos -oco ¥-e¢o que se encuentran en voces venezolanas como zaperoco, patuleco, marruneco, tufieco, etc. Escaneado con CamScanner Los indigenismos en Ia diferenciacién léxica del espafiol de América La mayor influencia de las lenguas indigenas se.da en el plano léxico; el influjo en es de la lengua esté limitado al habla de aquellas regiones con nu- Jos otros nivel aun cuando nunea llega a alcanzar el grado de impor- merosa poblacién indigena, tancia que le atribuyd Lenz. También, segtin Moreno de Alba (1995), los indigenismos entran solamente en el nivel éxico, el més superficial de los niveles. A su juicio, no se pueden atribuir fenémenos sintacticos o fonéticos a la influen- cia indigena. El influjo de las lenguas indigenas en el nivel del léxico debe ser dividida y carac- terizada, sefialando a qué tipo de lengua del primer contacto (general o regional) pertenecen los indigenismos y en qué momento se incorporaron al espafiol de laf ignan, como es de suponer, diferentes campos distintas areas’ Los indigenismos de de la realidad. Sui difusién fue mayor o menor de acuerdo con el dominio al que pertenecfan tanto en el rea hispdnica, como en otras lenguas. Mientras que las voces referidas a costumbres localistas quedaron rezagas en el ambito familiar, otras viajaron junto con sus referentes a distintas latitudes. Segdin Morifiigo (1964:.219), Aparte de los nombres de fauna y flora los espafioles incorporaron a su habla nombres de algunos alimentos, ceremonias, objetos de la vida material en general y denominaciones referentes a la organizacién social, pero como estas voces en su mayor parte se referfan a la vida de los indios, 0 a la vida americana en particular, si se propagaron por toda América, no llegaron a - popularizarse en Espafia, popularizacién que la vida diferente hacfa imposi- ble, y en muchos casos no Ilegaron siquiera a ser conocidas. Los indigenismos léxicos entran pronto en el espafiol. A los primeros expedicio- narios y conquistadores se les impuso una.realidad desconocida, y por lo tanto, innominada; por ello, ante la necesidad de nombrar lo que los rodeaba, en mu- chos casos tuvieron que recurrira las lenguas nativase incorporara su-vocabulario—— Préstamos de las lenguas indigenas, especialmente de aquellas con las que tuvie- ron el primer contacto. Este hecho hizo que voces oriundas de las Antillas se difundieran por todo el continente y se incorporaran, desde este primer momen- to, al espaitol peninsular. Morfftigo (1964: 217) sefiala al respecto: El proceso de penetracién de los indigenismos americanos en el Iéxico espa- fol empieza, como se sabe, con el primer viaje de Colén, y hasta el presente no ha terminado, Como todd hecho nacido del choque de dos mundos muy diferentes no sdlo desde el punto de vista cultural, sino también desde Escaneado con CamScanner el de la naturaleza del mundo fisico, el proceso ha sido muy complejo, mu- cho més complejo atin que los otros de la misma especie conocidos del mundo antiguo, porque el choque fue de la mayor violencia imaginable, para euro- peos y americanos, ya que ambos vivian sin la menor sospecha de la existen- cia del otto, sin la menor vislumbre de lo que el mundo del otro podfa ser. Segiin Zamora (1976), estas voces indigenas son simbolos que adquieren presti- gio, el prestigio de la experiencia. Al usar este léxico, el conquistador mostraba que verdaderamente era un veterano en la experiencia americana. Es en ese senti- do que este autor interpreta el texto de Gonzalo Fernéndez de Oviedo: si algunos vocablos extrafios e barbaros agut se hallasen la causa es la novedad de que se tractan, 0 se pongan a la cuenta de mi romance... Sin embargo, los cronistas no solamen- te importan léxico sino que designan las realidades americanas con nombres espa- files. De esta manera, llamardn lagarto al caimén, lednal puma, pavoal guajolote, cuervo al zopilote, etc. A pesar de su cardcter simbélico, cabe sefialar que la litera- tura colonial no se caracteriza por el uso de indigenismos; es hacia el siglo XIX, durante la independencia, cuando se encuentran en cierta poesfa, como por ejem- plo, en la de Andrés Bello. Como parte de los movimientos literatios en boga, en los primeros afios del siglo XX los indigenismos Ilegaron a la literatura universal. Asimismo, entraron en otras lenguas a través del espafiol, aunque hay indigenismos que entraron en nuestra lengua por influencia del portugués y del francés’. Capitulo aparte merecen los topénimos que en toda Hispanoamérica son indica- tivos de la influencia indigena y muestras de identidad. Algunos nombres indige- nas de lugar, para citar solamente una muestra venezolana, son los siguientes: Amacuro, Apure, Avagua, Barinas; Carabobo, Gudrico, Tachiva, Teques, Yaracuy, Zulia y, en la regién andina venezolana, Muchuchies, Mucujiin, Mucubajt Como se sefialé anteriormente, una de las tres soluciones que el europeo tiene para designar la nueva realidad que América le oftece es el préstamo de palabras de origen indigena, modificindolas para adaprarlas al sistema morfolégico y fonolégico del. espafiol. Estos indigenismos Iéxicos ocupan un lugar importante en nuestro vocabulario cotidiano. Ellos son causantes de diferenciacién dialectal di cés: tapir, tuedh, y colibri 7. Estas son, del portugués: anand, copaiba, pinata, tapioca, siburén, y del francés: tap ye (Frago y Franco 2001: 65, nota 12. 80 Escaneado con CamScanner ntas regiones del continente, Hay que sefialar que, con mucha fre- : a las diferencias cronolégicas en el desarrollo de la conquista y ron varias soluciones para designar una sola realidad. * entre las disti cuencia y debido = de la colonizacién, se aplica Un ejemplo de esto es la serie de palabras que designan a la misma ave: pave, ‘ade tierra, chompipe, guajolote y pisco. En este sentido, Kany (1969:4) da un ~ gallin —- jnceresante ejempl Hubo numerosos objetos que recibieron multiples nombres segtin las dis- » intas denominaciones locales. Por ejemplo, el aura tenia docenas de nombres, = entre ellos zopilote (México, Centro-América), zamuro (Venezuela, Colom- bia), urubtt (Rio de la Plata), carancho (Rio de la Plata) y jote (Chile). Sise hace un estudio de los indigenismos en el espafiol, tendremos cuatro realidas ~~ des que considetar: Indigenismos generales en el espaiiol de todas las regiones. Corresponden a este grupo aquellas voces, con origen en las lenguas del primer contacto 0 en las lenguas generales y que hoy son parte del léxico en todos los dialectos del espafiol, este es el caso de aguacate, canoa, chocolate, cacique, chicle, hamaca, huracdn, jicara, nigua, tomate, tiza, etc. ‘Aun cuando un gran ntimero de voces indigenas pasé al espafiol de la Penin- ‘ula, muchas se quedaron en el ambito de la lengua utilizada en distintas re- giones de América. Estas voces bien pueden proceder de las lenguas generales ode las regionales, asi por ejemplo bohio, mani, ajt, papa. En ale osasac han difundido ecentemente pci ala nedges poputes hanna televisin, ls peliculas y las novelas que se han distribuido por toda Hispano- américa, por ejempl chamaco, charro, cuate, guajire, macanudo, exc. Hay un gran ntimero'de voces cuyorempleo no se ha extendido més alld de la region’ de- donde son originarias-y;-por-tanto,-son-caracterizadoras del habla de dichas regiones. Angel Rosenblat afirma en este sentido que “la | mayor riqueta de voces indigenas no esté en el habla general, sing en i regional o local”. , En las zonas bilingiies, el ntimero de indigenismos y su utilizacién en | comunicacién es mucho mayor. En estas regiones ain no ha do el enriquecimiento léxico por la via de los préstamos de | ; es el caso de Yucatin y Guatemala (lengua may: ado el las lenguas locales, tal a), de la regién andi = guas quechua y aymara), y del Paraguay (guarani). a region andina (len- Escaneado con CamScanner Cabe destacar que en Ia actualidad las zonas bilingiies y aquellas en las que domina casi exclusivamente la lengua indigena se extienden sin continuidad por vastos te- rritorios de América: el sur de México, Guatemala, Honduras’y el Salvador; en partes de la costa del Pacifico desde Colombia al Pert, las sierras y altiplanos de los Andes, las selvas del Orinoco, el Amazonas y sus afluentes; el Chaco y Paraguay. De acuerdo con un trabajo realizado por Zamora Munné (1976), los préstamos lingiiisticos procedentes de las lenguas indigenas provienen de nueve lenguas amerindias: a) el caribe, b) el caribe’o cumanagoto, c) el arawako-taino; d) el cuna-chibcha (Panama), que son las denominadas lenguas del primer contacto, e) el chiriguano (lengua tupi-guarani), f) el mapuche; g) el néhuatl; h) el quiche y i) - el quechua. . oe Las lenguas del primer contacto, y las [lamadas generales, son evidentemente las que mayor numero de préstamos daran al espafiol. Asi, de los 229 indigenismos que Zamora Munné documenta, 201 pertenecen a estas lenguas. En este caso, las lenguas del primer contacto contribuyen con un 37,75% y las lenguas generales lo haran con el 51,75%; las otras lenguas representadas pot el quiché, el mapuche y el chiriguano, aparecen en proporcién muchisimo menor, un 11,50 % del total. Nahuatl 41,25 % Taino 30,00 % Quechua 10,50 % Quiché 5,75 % Cumanagoto 2,75 % Caribe 2,25 % | Mapuche 175% Cuna 0,75.% Chiriguano 0,50 % Indeterminadas 4,50 % Cuadro 2. Porcentaje de indigenismos correspondiente a cada una de las lenguas indigenas (Tomado de Zamora Munné: 1976: 98) Escaneado con CamScanner Desde los primeros atios de Ia conquista, el espaftol que se habla en el Nuevo Mundo comienza a adquirit subsistema lingiifstico capaz d vida, Dentro de la nueva realidad, los indigenismos no sélo sirven para nombrar Ie desconocido, sino que inclusive llegan a sustituir vocablos espafioles en aque- — jfos casosen que, o bien el hablante se siente como americano, 0 bien la situacién ee mericana, Ejemplos de ello son las siguientes voces que anoramos.con su fecha | espattol: milpas de trigo (Guatemala 1552) y contco en lugar de caracteristicas propias. Se desarrolla asi un nuevo Jc expresar las diferencias de ambiente y formas de de ingreso al huerta “conucos y sementeras” (1590). Aleuinos érminos de origen indigena son los siguientes (Tovar 1964): ARAHUACO/ TAINO: ajf,-afién, barbacoa, batata, bohio, cabuya, cacique, canibal, caoba, cazabe, cayo, conuco, comején, enagua, guacamayor guajifo, guandbana, guayaba, guayacén, hamaca, iguana, jagiiey, jején, macana, maiz, mangle, maraca, nigua, pita, yuca. . Carise/ GUARANt: arepa, anand, bahareque, batea, butaca, caimén, curare, fotuto, huracdn, loro, mandioca, manati, mant, micura, maraca, fiandit, piragua, tucdn, tuna, Na&uuatt: achiote, aguacate, atole, azteca, cacahuete, cacao, coyote, cuate, chicle, chile, chocolate, elote, guacal, guacamayo, guajolote, hule, jfcara, metate, milpa, mole, nopal, petaca, perate, pulque, quetzal, tamal, tomate, zapote, zopilote. QuecHua: alpaca, cancha, carpa, caucho, coca, céndor, chacra, chirimoya, choclo, guano, guanaco, guagua, inca, llama, mate, fiapa, paca, palta, pam- pa, papa, poroto, puma, quena, quina, vicufia. ‘Araucano: chamal, gaucho, huata, poncho, tapioca, tapir. Hay-que-destacar, nuevamente, que el desarrollo cronolégico de la conquista, la novedad y el nivel de las culturas indigenas determinaron la proporcién en que estas. lenguas autdctonas ayudaron a aumentar y enriquecer el léxico del espafiol. Por otra parte, hay que decir que no todos los indigenismos logran la misma expansién, en algunos casos, su difusién va a realizarse a través de los mismos conquistadores y de la lengua espafiola. Muchas de estas voces van a quedar limitadas a ciertas regiones donde su uso seré un rasgo de diferenciacién. Son estas formas, que no Hlegan a hacerse generales, las que producen la diferenciacién regional hispanoamericana. En cuanto a las clases de palabras a las que pertenecen, ¢stos indigenismos son en su gran mayorfa sustantivos, algunos adjetivos y muy pocos verbo 83 Escaneado con CamScanner —_[piache), morich En apariencia, los indigenismos parecen ser muy abundantes; sin embargo, algunas de estas voces han perdido su vitalidad y sdlo quedan resefiadas en los diccionarios especializados como el de Lisandro Alvarado en Venezuela con 1.700 indigenismos,- el de Rodolfo Lenz en Chile con 2.500, el de Robledo con 1.500 aztequismos y el de Benvenutto en Pert con 2.500 vocablos indigenas. Muchas otras voces queda- ron reducidas a regiones geogréficamente limitadas, por tanto, su uso es solamente regional y por eso no son americanismos generales, Hay que tener presente que en numerosas ocasiones los diccionarios presentan voces indigenas que no se dan en la realidad 0 que tienen una difusién minima. En resumen, podemos decir que las lenguas indigenas son una fuente importante de léxico para el espafiol de América y que una parte de este Iéxico ingresa también al espafiol general. Estas voces se dan en [a literatura como parte del proceso de formacién de las literaturas nacionales. Sin embargo, el caudal de indigenismos de los diccionarios no puede ser considera- do en general como un reflejo fiel de la lengua, porque muchos de ellos forman parte del vocabulario pasivo de Jos hablantes. Otro proceso de gran importancia que indica la vitalidad de estos vocablos indige- nas dentro de la lengua de los conquistadores es la derivacién. Durante el siglo XVI, sectearon nuevas palabras, afiadiendo sufijos castellanos a voces indigenas. Ejemplo de esto son: conuguero, cacicazgo, arcabucero, maizalejo, petaguita, petaguilla, mai zal. En todos los casos, estas voces siguen las reglas morfoldgicas del espafol, En Venezuela, encontramos, entre otras, ls siguientes voces indigenas: apamate, araguaney, anaguato, arepa, avipo (budate), bachaco, bucare, butaca, eachapa, cachicamo, cachube (ombligo), eayapa, caraote, carato, carte, eatuche (guandba. 0), ehaguaramo, chuchube(pajaro de los médanos),ceiba, cura (aguacate), guano, guariche, uayabs, joiote, mamey mapanare, mapuey, matieco (hijo menor) mojén eumo, paraulara, parcha, payara, pinche o cana (medida de capacidad), zamuro (Rosenblat 1987: XV). El contacto entre el espafiol y las lenguas indigenas se mantiene hoy en dia en diferentes regiones, En Argentina en la zona del Rio de la Plata y en el norte de este mismo pais, con el quechua y otros grupos menores; en Paraguay se da con el Buaranf, en Bolivia con el aymara y quechua; en Colombia hay huellas del chibcha ¥ del quechua, aunque hoy quedan escasas zonas de bilingiiismo. Podriamos afadir en Colombia la influencia del wayuu, que se da también en Venezuela, donde ade- tnds hay zonas de contacto con las lenguas amazénicas. En México y América Cen- ‘sal esté Ia zona de influencia del néhusel y el maya quechua, mientras que en el 4 Escaneado con CamScanner (Cuba, Puerto Rico y Republica Dominicana) es més importance la desaparecié muy tempranamente. Caribe insular influencia africana pues la poblacién indigi En la zona andina, (segtin Rivarola 1995 en Frago y Franco 2004) es importantisimo hasta hoy el contacto con el quechua desde el comienzo de la colonia, el contacto se da también con el aymara y otras lenguas amazénicas. En Pert ha habido una politica lingiiistica que ha favorecido el bilingiiismo en situacién de equilibrio social,-con el objeto de reconocer el valor de estas lenguas en las funciones que cumplen (Frago y Franco 2001: 200). En-cuanto a la influencia de las lenguas indigenas en México, Lope Blanch (1972: 22) afirma: . En la diferenciacién del espafiol mexicano puede haber influido de manera determinante, el peculiar sustrato indigena, néhuatl o maya especialmente, sobre el que se deposité Ja lengua castellana. Sin embargo, considero que resulta arriesgado otorgar demasiada importancia a esa fuerza del sustrato. Si bien en el terreno léxico su influencia es inniegable -aunque ya decadente y aunque afecta sdlo a la capa més superficial del idioma-, en el dominio de lo gramatical apenas se ha dejado sentir. El sufijo de origen nahuatl -eco --, suele aducirse como una prueba de la profunda influencia ejercida por la lengua néhuatl sobre el espafiol de México. Hay que diferenciar lo que es la influencia de las lenguas indigenas en el espafiol, de la interferencia lingiifstica que se produce en las zonas de bilingitismo existen- tes en Hispanoamérica. Todavia faltan, seguramente, estudios sobre las interlenguas de estas regiones. En este orden de ideas, hay que destacar que el bilingiiismo se convierte en un problema en Hispanoamérica solamente cuando se trata de deci- dir cual serd Ja lengua de'la educacié En general, existe la intencién de acogerse a las recomendaciones de las Naciones Unidas que prevén la ensefianza de la len . f 2 ene ca materna indigena en los primeros afios. La dificultad para la conservacién de as lenguas indigenas se da, generalmente, por falta de recursos econémicos y técnicos ya que muchas veces falta el apoyo docente y diddctico giles, libros de primera ensefianza, ‘ de la poblacién. oa! ; maestros bilin- Icclonarios y gramacticas que estén al alcance Escaneado con CamScanner América y Africa Los que llamamos criollos y naturales de San Thomé, con la comunicacién que con tan bérbaras naciones han tenido el tiempo que han residido en San Thomé las entienden casi todas con un género de lenguaje muy corrupto y revesado de la portuguesa que llaman lengua de San Thomé, al modo que ahora nosotros entendemos y hablamos con todo género de negros y naciones con nuestra lengua espafiola corrupta, como comunmente hablan todos los negros. (Sandoval, De instauranda Aethiopum Salute, 1542) La influencia de las lenguas africanas en el espafiol americano tiene dos origenes: en primer lugar, el de los préstamos, es decir, los términos africanos adoptados por los hispanohablantes, peninsulares o criollos; el segundo est conformado por los rastros que han dejado los africanos y sus descendientes en su proceso de aprendizaje de la lengua europea. Estos rastros estén muchas veces en las lenguas criollas, los cuales constituyeron un fértil campo de estudios para los investigado- res del espafiol americano La trata y la esclavitud en el Caribe La presencia de los africanos en la Peninsula Ibérica data de las primeras décadas del siglo XV; los afticanos del norte habjan vivido en Espafa y Portugal més de mil afios ances de la exploracién del Nuevo Mundo. Los del drea subsahariania llegaron a tierras europeas hacia 1420, cuando comienzan las exploraciones por- tuguesas con Enrique el Navegante, monarca portugués que abrié nuevas rutas de navegacién comercial. Se sefiala que hacia 1455 habian pasado mas de 1000 afti- canos por afio a la Peninsula Ibéricas por eso, cuando se descubre el Nuevo Mun- do, la idea de utilizar fuerza de trabajo africana no constituyé una novedad. dé Guitiea” coincide, en general, con la decadencia de los grandes reinos africanos, arruina- dos por las incursiones de los moros, provenientes del norte del continente. Estas luchas fueron después estimuladas por los esclavistas que abastecian, a los dos bandos en pugna, de la pélvora y Jas armas necesarias para sus combates, a cam- bio de esclavos que luego vendian en el Nuevo Mundo’, 8. Los pueblos dela costa occidental africans del siglo XVI estaban lejos de scr las sociedades primitivas Yy miserables que algunos textos nos han mostrado. Algunas pobluciones, incluso, habian creado sus formas autéctonas de arquitectura y claborads métodos propios para la confeccién de tejidos y la eria Escaneado con CamScanner ~-—meno de contac! Para comienzos del XVI, el gobierno espafol autoriza la importacién de esclavos a ‘América. Sin embargo, seré Portugal la nac ‘este feror comercio con seres, humanos ya que, en 1494, el Tratado de Tordesillas, , encargada de iniciar y evar adelante basado en una bula papal, establece la linea de demarcacién entre Espafia y Portu- gal, dividiendo los derechos coloniales y comerciales de cada nacién,y otorgindole alos portugueses la posesién de los territorios afticanos, De manera tal, que Portu- gal obtiene la supremacia sobre el comercio esclavista y, posteriormente, con la construccién de la fortaleza de Elmina consolida su control en Ia zona. La hegemo- nia dé los lusicanos se extiende hasta 1640, cuando los holandeses ¢ ingleses entran también en el negocio de la trata. Los tiltimos cargamentos de africanos llegaron hacia 1880, fecha en que fue abolida la esclavitud en Brasil y Cuba. Sin embargo, esta ley no.se hizo efectiva sino algunos afios més tarde. : La Ilegada de“africanos en grandes cantidades a América esté, por lo tanto, inti- mamente ligada al fendmeno de la esclavitud y se'relaciona estrechamente con el régimen econémico de la colonia, es decir, con la necesidad de obtener mano de obra poco costosa para la explotacién de los nuevos territorios. De esta manera, la esclavitud se convertird en la institucién éconémica bisica que generar, en corto plazo, Ia prosperidad de las colonias y el enriquecimiento temporal de la metrépoli. Este desarrollo en el continente american trajo como consecuencia el deterioro de Jas culturas afticanas, la reduccién de la poblacién de este origen, su dispersién en las nuevas tierras con la consecuente deculturacién. Cientos de miles de negros africanos llegan a América entre los siglos XVI y XVIII para suplit la mano de obra indigena en las empresas de explotacién de los territorios americanos. La explotacién econémica de América se hizo con numerosos grupos de pobla- cidn negra africana, de distinta procedencia y cultura, Durante casi cuatro siglos (XVI al XIX) se generd en las costas dél continente americano un enorme fend- éxnico y lingiiistico ya que los africanos se vieron obligados a relacionarse con la poblacién blanca ¢ indigenia, = de animales (ovejas y cabras). Trabajaban la madera, el bronee y fundian el hierro antes del contacto con los europeos. Muchas de estas comunidades poscian rits religiosos y sistemas econdmicos com. plejos. Sin embargo, los europeos, al observar estas culruras con base en su sistema de valores y_ de desarrollo, detectan muchos vacios y por tal razén las tildan de primitivas; asi por ejemplo se sefiala que estos pueblos no conocian, para ese momento, ni In rued ni el arado ¢, incluso, no lograron crear formas sistemviticas de escritura a7 Escaneado con CamScanner Africa en América ‘Asi como anteriormente nos decuvimos en las caracterfsticas y las formas de ha- blar de los conquistadores, hagamos lo mismo en relacién con los pobladores que vinieron a América como esclavos. Se estima que durante el perfodo colonial los afticanos (1.5 millones) sobrepasaban en ntimero a los europeos; sin embargo, sus lenguas no prevalecieron en América debido a la situacién desventajosa que ocuparon sus hablantes desde antes.de su Ilegada a este continente. En efecto, debido a que en América la afticanidad ha estado ligada histéricamente a Ia escla- vitud, al racismo y a la marginalidad, esta poblacién, por lo general, ha ocupado desde entonces la escala més baja en la sociedad, Este hecho ha traido-como con- secuencia el poco conocimiento sobre la influencia que pueden haber tenido las lenguas afticanas en el espafiol. No se conoce con exactitud la cantidad de esclavos Ilevados a América en esos casi cuatrocientos afios de trata. Las estadisticas sobie la esclavitud va- rian drasticamente: las cifras van desde cilculos muy conservadores - un millén de entradas legales y otras tantas de “mala entrada”, como se llamaba a los de contrabando- hasta Jas mds alucinantes que puedan imaginarse. Los estudios de disponibilidad de transporte trasatlntico en esos siglos afirman, sin embargo, que no pudieron ser mas de nueve millones los que llegaron a las nuevas tierras... (Lépez Morales, 1998: 80). La mayor parte de los esclavos que vienen al Nuevo Mundo provienen de la costa occidental de Africa, entre el Senegal y Angola. Al principio, los esclavos tienen que ser transportados a Sevilla y embarcados de alli hasta América. Luego, la corona espafiola autoriza tres puertos americanos para recibir esclavos: Veracruz (México), Cartagena de Indias (Colombia) y Portobelo (Panamé). Més tarde, se incorporarén también La Habana y varios puertos en las costas de Venezuela. Al__ “establecerse la ruta entre México y las Filipinas, se extendid el comercio de escla- vos a algunos puertos del Pacifico. Al final, se abren los puertos de Buenos Aires y Montevideo a la importacién de africanos. Cabe recordar que los esclavos po- dian venir de Africa directamente, pero también, indirectamente, procedentes de otras colonias como Brasil, Curagao, Barbados y Jamaica (cf. Lipski, 1996:112). La trata negrera para América se inicié realmente en 1518 con el primer carga mento de negros Ilegado directamente de Africa; aun cuando, ya desde 1501, habia venido poblacién negra, (no esclava) e, incluso marineros afticanos libres. Los esclavos son de origen diverso, debido a razones que sélo pueden buscars¢ en el comercio y en las caracteristicas de la trata. Los hay de origen sudanés, entre 85 Escaneado con CamScanner de origen guineo-sudanés, como los carabalies, y de icanos, hra- ellos jelofes, mandingas, fulas, biafaras y ganges: yorubas y los gombas, los ewes ¥ : ngolos y mozambiques. Encre los afti ntacto con las lenguas europeas, PO Jos minas y los fanti, los origen bantt, como los congos, a bia algunos que ya habian tenido col espafiol y 2 los que se les llamaba Jadinos, l derivadas del latin. Por contraste, se llamaba bozalesa los que nunca hab/a Fie cn contacto con las lenguas europeas. Tal denominacién proviene de la palabra “ bozo’s ‘vello que apunta antes de nacet la barbd’ (of Corominas). Por lo tanto, s¢ “ ytiliaé este término, en su sentido derivado, para designar a aquel ‘que atin tiene boz0’, que es inexperto. Es posible también que estos grupos de africanos hubie- ran aprendido, entre otras variedades, tambien las lenguas criollas que se habla- ban en la zona y que pueden haber influido, por ejemplo, en las variedades popu- © Jares;“tainto del espaiiol del Caribe, como del portugués. rrugués 0 por su conocimiento de,estas lenguas n esta- - A lo largo del proceso, se producen cambios en los modos de importacién de = sclavos, lo que repercute también en el sistema esclavista mismo y, probable- mente, en lo’ niveles de contacto lingtifstico que se dan con el pueblo africano. El primer sistema de importacién es la licencia, un proceso segiin el cual un indivi- = duo compra al gobierno la autorizacién de importar cierto ntimero de esclavos. Mas tarde, aparece el sistema del asiento, en que el asentista se compromete @ traer una cantidad determinada de esélavos por un tiempo especifico, que se €x- tendfa generalmente a unos treinta afios. El primer sistema es de dimensiones menores; el segundo corresponde ya al concepto de factorfas, es decir, a la impor- tacién de esclavos a gran escala. “La poblacién de origen afticano se asenté fundamentalmente en las Antillas, las costas del Golfo de México, las costas del Caribe, Panama y las regiones costeras del Pacifico de Colombia y Ecuador. ~ En Venezuela, aunque la importacién de esclavos comienza antes, hay un‘incre- mento en el siglo XVIII (Megenney 1999: 35) debido a los esfuerzos que realizan los duefios de hatos y haciendas para acelerar la entrada de mano de obra no _ asalariada, ademas del florecimiento de ciertas factorias africanas. Los africanos eran necesarios para el progreso de la economia en Venezuela, segiin Megenney (1999: 35, citando a Acosta Saignes 1984: 342) y ellos y sus descendientes forma- ron, para la época, el 50% de la poblacién del pais. . Su importancia, pues, no puede menoscabarse, a pesar de la existencia d ; , = le una sociedad de castas © apartheid colonial. Estos pardos han de hab. de} er deja- Escaneado con CamScanner do sus huellas en la totalidad de la sociedad ya que nadie vive aislado de sus vecinos aun cuando existan barreras socio-raciales o diastriticas (Megenney 1999: 36). Seguin Megenney (1999: 40), en Venezuela se pueden identificar cuatro Areas principales de actividad esclavisca: las éreas donde se encontraban las plantaciones de cacao y de aziicar que requerian de mano de obra esclava. Estas areas se en- cuentran en alturas desde 0 metros hasta 500 metros sobre el nivel del mar y son: a) _ lacosta del Caribe, desde la peninsula de Paraguana hasta el Golfo de Paria b) Ios valles centrales, i.e, Tay, Aragua y el interior de Barlovento c) el Estado Yaracuy d) el sureste y sur del Lago de Maracaibo Hoy en dia, segiin el mismo autor, las concentraciones de poblacién de gente de color han permanecido en el érea de Barlovento, en los valles centrales y en el sureste del Lago de Maracaibo, pues en las demés regiones esta poblacién o bien se ha ido absorbiendo dentro de la poblacién blanca, o bien se ha esparcido a otros sectores del pais (Megenney 1999:40). Las lenguas africanas y su influencia en el espaiiol de América La influencia africana en América Latina esté presente en el arte, la musica, la comida, la religin, la medicina y otros procesos culturales. También toca el len- guaje, pero hay que recordar que la influencia lingiiistica de ese origen estuvo dificultada por multiples razones, entre las cuales, cabe destacar: la procedencia _tan diversa de los esclavos, la_multiplicidad y diferenciacién de sus lengua, las tivalidades étnicas que contribuyeron, como vimos antes, precisamente a la trata esclavista, y a la deculturacién propiciada por el sistema mismo de la esclavitud que evité que losiesclavos hicieran causa comtin. Ademés de la herencia patrimonial europea y de los frutos del contacto con las poblaciones indigenas de los dos continentes americanos, el espafol en- tré en contacto con las lenguas africanas, habladas por decenas de miles de africanos que constituyeron la mano de obra esclavizada del desarrollo colo- nial. [...] Las posibles aportaciones africanas al espaftol de América estn intimamente ligadas a la trégica historia de la esclavitud, al racismo y a la marginacién, y a la busqueda de las naciones emergentes de su propia iden- Escaneado con CamScanner Es tidad, reivindicada normalmente sobre unas raices europeas y excluyendo a Africa. (Lipski, 1996: 110). Por lo.antes expuesto, creentios que el contacto afro-americano tiene dos caras. Una, la de los espafiles y criollos ante las lenguas de los esclavos, la otra, la de los esclavos y sus descendientes en su aprendizaje del espafiol. La primera garantiza Ia incorporacién a la lengua espafiola del léxico africano; la segunda, a nuestro modo de ver, es posiblemente’ responsable de Ja incorporacién de rasgos morfosintécticos y quizas fonéticos, derivados de las interlenguas que se dieron en el proceso de adquisicién de la lengua imperial. Es precisamente esta segunda cara del contacto sobre la que-mis se ha discutido, y sobre la que menos se sabe, debido fundamentalmente a las caracteristicas mismas del sistema social y econd- mico que représenté la trata de esclavos. En las investigaciones sobre la influencia afticana en el espafiol, hay dos tenden- cias representadas por: i) quienes minimizan la influencia africana en el espafiol, donde se encuentran estudiosos como: Malmberg (1966), Lépez Morales (1971) y li) quienes afirman la existencia de esta influencia, En este viltimo caso, cabe mencionar algunos trabajos significativos como los de: Ortiz, (1924), Cabrera (1970) y Perl (1989) en Cuba; Alvarez Nazario (1974) en Puerto Rico; Castella- nos & Castellanos (1988), Granda (1994), Friedemann & Patiiio Roselli (1983) y Schwegler (1991, 1992), en Colombia; Megenney (1999) y Alvarez (1987), en Venezuela. Las lenguas que entran en contacto con el espafiol son, probablemente, las del oeste africano®. Asi dice Lipski: Aunque a Hispanoamérica Ilegaron cientos de lenguas africanas, slo un puriado consiguié hacer contribuciones duraderas a la emergente lengua afro hispanica. Entre las lenguas-africanas-mds-sobresalientes-estan —el quicongo, el quimbundu / umbundi, el yoruba, el calabar, el igbo, el efé/ fon, y el acano, todas habladas por grupos importantes del Africa Occiden- tal (Lipski 1996: 114) Pero el sistema esclavista contribuyé a la deculturacién de estos contingentes hu- Manos, porque lo que interesaba era precisamente su fuerza laboral y no sus ca- racteristicas culturales. De este modo, por ejemplo, se median los esclavos no por 9. Ente ellas las de los grupos kikongo, kimbundo, yorub: fc los grupos kikongo, kimbundo, yoruba, efik, igbo, ewe, fon y akan; ver Acosta Saignes (1956, 1967) : mane 1 Escaneado con CamScanner unidad, sino por su altura, Asi, una pieza de Indias era un metro ochenta (1.80 m) de negra, lo que podia llenarse o bien con un hombre alto 0 con una mujer con un nifio. Por otra parte, cuando se alojaba a los esclavos en las factorias, no se propi- ciaba ni la conservacién de sus culturas, ni Ja de sus idiomas. Los rasgos cultura- les, como el vestido y la alimentacién, se trataban de erradicar répidamente. El uso de ropas uniformes manufacturadas para el trabajo no conservaba las ricas tradiciones africanas del vestido. La alimentacién se hacfa con base en los cultivos masivos de la regién no en los de la tradicién culinaria de Africa”®. Con certeza, puede afirmarse que no hubo ningtin interés en la conservacién de las lenguas, en primer lugar, porque un contacto prolongado entre gente de una misma regién podia fomentar las insurrecciones y, en segundo lugar, porque el imperio espafiol queria colonizar y en este sentido, la difusin del espafiol consti- tufa una ventaja. Las lenguas afticanas pueden haberse usado en el territorio americano; tal es el caso del yoruba y el kikongo en Cuba. Hoy éstas lenguas se encuentran solamente en algunas practicas religiosas, y apenas son comprendidas por los iniciados en esa materia. En este sentido, es muy interesante la opinién de Schwegler (1998 276) de que en las practicas religiosas no solamente hay rasgos africanos, sino también pseudo-africanismos, es decir, palabras afticanizantes de origen extra- afticano que sirven para embellecer y autenticar sus cantos. Como los testimonios sobre el habla de los esclavos africanos son escasos, algunos estudiosos han recurrido a la imagen -un tanto caricaturesca- que se tenfa de los negros ladinos en Ia literatura espafiola, como fuente para conocer su forma de hablar. El valor de estos textos es dar testimonio de la pronunciacién de los africa- fos que para la época vivian en la Peninsula. En la literatura, los negros se describen a través de personajes como bufones, bailarines, etc., que se encuentran en las co- medias de Lope de Rueda, y luego en el XVII en Calderdn, Lope de Vega, Géngora, Sor Juana Inés de la Cruz, etc. El habla de los negros, tal y como se presenta en estos textos, tiene las siguientes caractertsticas: * falta de concordancia sustantivo-adjetivo y sujeto-verbo * falta de preposiciones + falta de /s/ final ——_—_ 10, Aunque en la cocina latinoamericana quizds queden algunos rasgos de a comida aftieana, la prolifera ién de posts y dulees en el Caribe se debe quizis al cultvo de la eafa de azdear por los esclavos, ” Escaneado con CamScanner + /d/ intervocalica se convierte en r + confusién de /I/ y /r/ + nasalizacién general > | + yariacién en la copula ser /estar >sar La falta de articulos y preposiciones, el uso de los verbos ser'y estar en infinicivoy ~ la confusién de estos verbos y la conjugacién incipiente se documentan en ' texto Entremés de los negros de Simén Aguado (S. XVI) (citado en Lipski 1994: 100), que transcribimos a continuacién. Se observa igualmente el uso del verbo sar (uh hibrido de ser y estar), también la epéntesis en disiparates, cosiquillas, dioso, la falta de articulos, el uso hipercorrecto de preposiciones, etc. : Siolo mio, siolo mio, no hay para qué vuesa [merced] se venga tan colecicos, que, ‘aunque negro; samo honraro y no sufrimo cosiquillas, aunque sean del mismo demofios, y si me pluga, voto an dioso que da ocasién a que haga un disiparates, y eso tocino mejor seré para barrigas por de dentro que por de fueras. En otro texto, también literario, de Luis Quifiones de Benavente, fechado en 1874 (en Lipski 1994: 99), se observan otros cambios consondnticos, como rotacismo (>t) y lambdacismo (r>I); yeismo y seseo. A continuacién citamos un fragmento del mismo: sPor qué le pienza que dise, yevada de tanta pena: sin colol anda ra nifia? iBarrabas yeve la puelca! Si eya comfa calbon, __sal, senisa, yeso, tierra y otlas muchas polquerias, a ecdmo ha de estal golda y flezca? Comiela, :Pléguete Clisto! Pala poder extar buena, Vaca, tosino, calnero, Bayina, peldiz, coneja, Paromino, ganso, pavo, Poyos y poyas sin clestas, Escaneado con CamScanner capon de leche, chorisos, solomiyos y moyejas, salchichones, longanisas, y culabetes de peyas. Esta imagen, reflejada en la literatura espafiola, de la forma de hablar de los africanos esclavos esté ciertamente plagada de estereotipos con fines jocosos y hasta burlescos; su utilizacién en este tipo de texto no garantiza que estos rasgos sean_afticanos y no propios del habla popular. En cuanto a la influencia que tuvieron estas lenguas en el espafiol de América, ha habido numerosas discusiones. Hay qué considerar que, aunque el niimero de esclavos fue muy alto, la desventajosa posicién socioeconémica y cultural en que ellos se encontraban, y en que todavia hoy se encuentran muchos de sus descen- dientes, no fueron garantfa de la libre y continua comunicacién que hubiera po- dido favorecer un contacto més importante desde el punto de vista lingiifstico. Sobre esta materia, muy acertadamente Frago (1999: 197) establece: No tiene mucho sentido reiterarse en lo obvio. Efectivamente, las lenguas africanas limitada accién ejercieron sobre el espafiol, fuera de los enclaves donde el cimarronaje redundara en hablas auténticamente mezcladas 0 crio- llas, y ello en casos en que el palenque o cumbe probablemente serfa lugar de predominio de un grupo africano sobre otros minoritarios, Por otra parte, ha habido gran dificultad para estudiar esta influencia, debido tanto a las caracteristicas mismas de la trata (que ocasioné la dispersién y mezcla de los africanos, y por lo tanto la dispersién de sus lenguas), como al poco presti- gio de las manifestaciones culturales de estas etnias durante épocas anteriores. También hay que tener en cuenta Ia falta de interés que hubo siempre por lo “africana; esto hace que-hoy sepanros-muy-poco-acerca-de-la azarosa vida de estas _ Jenguas en nuestro continente, Sobre la influencia de las lenguas afticanas en la fonética del espafiol, no hay acuerdo. Esto se debe, en primer lugar, al desconocimiento que se tiene, atin hoy, de dichas lenguas; por otra parte, a que algunos de estos fendmenos han sido documentados en las variantes meridionales del castellano de antes de la época de Ja conquista. Entre los rasgos fonético-fonoldgicos que han sido considerados como resultado de la influencia de las lenguas afticanas, estén: el paso de /ily /tf! a Ip / Escaneado con CamScanner llamar>fiamar, chato>fiatos la confusién de /-l/ /-r / y el debilitamiento de /-s/. Obediente (2000: 426) sefiala sobre los casos de influencia africana que “es de - todo punto inexacto consideratlos todos como resultado de tal influencia, y mu- | cho menos atin los de tipo fonético...”. By relacién con”el nivel morfosintéctico, hay algunos posibles ejemplos de | nterferencia de las lenguas afticanas en el espafiol americano, En la mosfologia, las reduplicaciones, tales como mere-mere, ‘amenaza’; panga-panga, ‘tonto, la no-transposicién del sujeto en las frases interrogativas ;Qué ti quieres?, las cons- trucciones analiticas ‘del tipo hijo macho /hija hembra, y la doble negacién yo no 5 quiero nohan sido consideradas como de posible influencia africana’. Al respecto afirma Schwegler (1998: 235) = En el caso’ concreto de la doble negacién aftocaribefia del tipo no sé dénde estd la calle (llamada]” San Pedvo” no (sin pausa entre el no final y el resto de la frase), hemos podido mostrar, por ejemplo, que ésa debe estar relacionada genéticamente con patrones de negacién idénticos que se han conservado con regularidad en el criollo palenquero. El “descubrimiento” de tales cons- trucciones gramaticales, muy comunes en ciertas partes del Caribe (p.ej. Reptiblica Dominicana) pero totalmente inexistentes en el espafiol peninsu- lar moderno o pretérito [...], favorecen la idea de que de hecho el antiguo afroespafiol caribefio se asemejaba al palenquero moderno. El Iéxico de origen africano El contacto del espafiol que se estaba formando en América con las distintas len- guas afticanas, como resultado de la introduccién de poblacién esclava de ese origen en extensas zonas del Nuevo Mundo, trajo como consecuencia la penetra- cin de un conjunto de voces afticanas en nuestra lengua. En general se ha acep- tado el hecho de que el-aporte-de-la-poblacién de origen afticano al espafiol de América se da fundamentalmente en el nivel del léxico y consiste en los llamados afronegrismos, aquellas voces de este origen que se incorporaron a la lengua de algunas regiones. Hay léxico africano en los dialectos espafioles desde el Caribe hasta el Cono Sur y es éste, sin duda, evidenciar mds facilmente. el nivel en el cual la influencia se puede ——_—__ 11, Ambas en el espafiol de Venezuela, 12, Al respecto véase Granda (1994), Lipski (1994). - . Escaneado con CamScanner Para Alvarez (1987) el estudio del léxico afronegroide en el espafiol enfrenta esco- llos pricticamente insalvables: por una parte, las dificultades generadas por la misma trata esclavista, que buscaba la dispersién y la mezcla de los afticanos para fines econémicos y de dominacién y que ocasioné, ademds, de la dispersion de las etnias, la desaparicién de sus lenguas; por otra parte, el hecho de que los afticanos ocuparan el espacio social mas bajo trajo como consecuencia que durante afios hubiera muy poco interés en el estudio de su influencia lingiistica. Cabe destacar que la pluralidad de lenguas y culturas de los africanos en América, as{ como las condiciones de vida que les'impusieron la trata y la esclavitud contri- buyeron a que la influencia de estos grupos en el espafiol no haya sido, més pro- funda e importante, Quizés, al igual de lo que sucedié con los indigenismos, hayan sido los espafioles los primeros en utilizar los aftonegrismos en su lengua. Frago (1999: 184) sefiala cémo . voces como fiame y banana Hlegaron a las Indias en el acervo léxico de algunos espafioles, aunque en el arraigo del primer término pudiera colabo- rar eficazmente la poblacién de origen africano, igual que en la expansién del segundo, con la probable ayuda de brasilefios y franceses. Los aftonegrismos refieren, en la mayorfa de los casos, a elementos de la alimen- tacién, la vida diaria, Ia cultura, 0 sobre las caracteristicas fisicas de la poblacién esclava. De manera que es de extrafiar que los espafioles se hubieran servido en primera instancia de estas voces para designar estas realidades ajenas a sus cos- tumbres y a su cultura. La mayor cantidad de afticanismos léxicos, ldgicamente, se encontrard en aquellas zonas donde este tipo de poblacién ha tenido un mayor peso demogréfico, asi sucede en las islas de las Antillas y las costas del Caribe. Algunas de estas voces son las siguientes, de acuerdo con Alvarez 1987": Banana /o'musa paradistaca’; bemba ‘boca de labios gruesos’; bombo/a ‘tam- ——— bor’; burtindanga ‘mezcla de cosas inuitilés, porqueria’, cachimbo ‘ombligo; 13, Frago critiea la incorporacién de vocablos tales como burundanga, Lomba, guarapo, sambia_y mon- dongo, etc. al cervo de voces afroamericanas. Esta ultima vor la considera como “orraigada y general ‘estirpe espafiola” (Frago 1999: 199). No estamos en capacidad de discutirlo sin conocer las lenguas africanas con las que tuvieron contacto los espaioles y criollos; lo que no hay que olvidar ¢s la presen- cia de esclavos africanos en la peninsula desde époeas muy tempranas, y la plasticidad y dinamismo sin igual que ha mostrado la lengua espafiola para adaptarse a las situaciones més dispares. Corominas escribe en relacién con “mondongo”: "La etimologia de estas palabras es bastante segura; la de mon- dongo mucho menos”. Escaneado con CamScanner pipa de fumar, pequefio ingenio de azticar; dedo que se chupan los nifios’ ; conga ‘baile de salén’; dengue'fiebre tropical’; guarapo ‘bebida a base del jugo de Ia cafia de azticar’; mandinga ~ ‘demonio; gentilicio’; marimba ‘instru- mento musical’; milonga*‘expresién musical del Rio de la Plata; mondongo ‘gentilicio africanc’, ‘sopa de panza con verduras’, fame, ‘tubérculo comesti- ble’; guilombo ‘sitio alejado; campamento de esclavos fugitivos; burdel’; tamunango ‘tambor’; zambumbia ‘hetvido de pocos ingredientes; zumbi ‘cambur’, zaperoco’. - Las investigaciones sobre la influencia africana en el espafiol tienen, ademés de las ya sefialadas limitaciones, otras dificultades. Una de ellas es que se han estableci- do etimologfas sin relacionar la fonética con el significado de la palabra. La sola _semejanza fonética no indica necesariamente una relacién entre dos voces, pues éstas podrian pertenecer a campos diferentes, sin que pueda demostrarse tampo- co la ocurrencia de un cambio seméntico. Por ejemplo, en Alvarez (1987)"4, en un trabajo realizado sobre Venezuela, donde se utiliza el sistema Hallig- Wartburg de ordenacién del mundo, sefiala cémo en las lenguas europeas, las fiestas y creencias y la religién se encuentran separadas en campos distintos, mientras no lo estan en las culturas afrocaribefias. Un ejemplo es la voz calepuya‘tambor, baile de tambor’, se ha dicho que viene de culoepuya, por la posicién que toma el cuerpo al tocar el tambor; sin embargo, hay una etimologia més cercana dada la existencia de la voz mende kule como ‘ceremonia religiosa a la muerte de un conyuge’. Cabrera trae también la voz kale como ‘cir- culos que se trazan en el suelo mientras se ejecutan los ritos de la iniciacién; como se sabe, el tambor es un instrumento ritual en estas culturas. _ Encuanto a calembe ‘ropa vieja’, Alvarez Nazario (1961) relaciona el origen de la _ Vou calembe con ‘calenda, danza; sin “€mbargo encontramos que en la lengua ___luganda existe también. la-palabra-kalenge ‘ruedo-de-un-vestido”-y-calemba- ‘pafiue-—— lo, bufanda’. Estos étimos, ademés de acercarse a la forma de la voz calembe, Uenen la ventaja de pertenecer también al campo del vestido; entonces, por haber ceincidencia tanto en la forma como en el significado, preferimos la segunda etimologia. Escaneado con CamScanner

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