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Después que Judas traicionó a Jesús, los sacerdotes arrestaron a Jesús.

Al siguiente día le
preguntaron a Jesús, “¿Eres el Hijo de Dios?” Jesús les respondió: “Están correctos a decir
que eso soy yo.” Cuando oyeron eso, llevaron a Jesús a Pilato (el gobernador) para ser
sentenciado por los crímenes de no haber pagado impuestos de blasfemia. Pilato
cuestionó a Jesús, pero no halló falta en lo que dijo y trató de liberarlo. Sin embargo, la
gente quería crucificarlo gritando muchas veces “Crucifícalo” por eso cargó su cruz hasta
ser resucitado, pero la historia termina muy feliz, ya que al tercer día de su muerte
resucito y se convirtió en el rey de los judíos.

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