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El salario patriarcal.

Existe una división histórica entre trabajo doméstico no pago como del extradoméstico pagado de forma
siempre más baja.

Las mujeres han producido y criado a la fuerza de trabajo. Pero el capitalismo las desconoce, las
invisibiliza.

Si el trabajo de cocinar, hacer compras, cuidar, limpiar, criar, debiera pagarse, no habría beneficio para el
capital.

Es una división sexual del trabajo forzosa, que permite que haya una acumulación de capital a costa del
sometimiento del trabajo reproductivo realizado por mujeres y sujetos feminizados.

Hay una frase que dice: “Le dicen amor, pero es trabajo no pago”.

El salario patriarcal produce desigualdad y sirve para que los hombres se conviertan en los patrones
dentro de las casas y además, la violencia doméstica se naturaliza porque es parte del disciplinamiento del
trabajo doméstico y que frente a la pérdida de poder de los varones en el ámbito laboral y al mayor deseo
de autonomía de las mujeres, recrudece su violencia en los hogares.

Como hombre reconozco que he ido a pocas movilizaciones feministas. Acompañé en la calle a la sanción
de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo.

Creo que todavía existe una división histórica entre trabajo doméstico no pago como del extradoméstico
pagado de forma siempre más baja.

Las mujeres han producido y criado a la fuerza de trabajo. Si el trabajo de cocinar, hacer compras, cuidar,
limpiar, criar, debiera pagarse, habría menos ganancias para el capital y por eso se obturan las
reinvindicaciones feministas.

Es una división sexual del trabajo forzosa, que permite que haya una acumulación de capital a costa del
sometimiento del trabajo reproductivo realizado por mujeres y sujetos feminizados.

Hay una frase que dice: “Le dicen amor, pero es trabajo no pago”.

El salario patriarcal produce desigualdad y sirve para que los hombres se conviertan en los patrones
dentro de las casas y además, la violencia doméstica se naturaliza porque es parte del disciplinamiento del
trabajo doméstico y que frente a la pérdida de poder de los varones en el ámbito laboral y al mayor deseo
de autonomía de las mujeres, recrudece la violencia varonil en los hogares.

Falta todavía bastante para que la lucha del movimiento feminista en Argentina sea eficaz para obtener
muchos más logros importantísimos para la igualdad de oportunidades, para la igualdad de
procedimientos y para la igualdad de resultados.

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