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Tema 8. : La novela española de 1975 hasta la actualidad.

Tendencias, autores y obras


principales.

Con la llegada de la Democracia, hacia mediados de los setenta, y en los ochenta entra en
crisis la fiebre experimental y se vuelve a una novela más tradicional. Se detecta un cansancio
de la búsqueda de originalidad. Los experimentos anteriores se emplean solo
moderadamente. Es un tiempo de eclecticismo, de gran variedad de estilos de novela.

En el año 1975, con la muerte de Franco, se inicia en España un periodo de transición que
llevaría al nacimiento del sistema democrático aún hoy vigente. Como una de las facetas de
ese cambio, vino el restablecimiento de las libertades, y destacadamente la de expresión, se
cortó definitivamente la censura que aún limitaba a los creadores.

En las décadas que siguieron, ese proceso se completó con una mejora de la economía y las
condiciones de vida de la población y, fundamentalmente, con la incorporación de España a
Europa en todos los sentidos. Culturalmente, el aislamiento, que desde los años sesenta ya
había ido suavizándose, desapareció totalmente, y España se incorporó plenamente al discurrir
internacional.

En la narración, este periodo se abre cuando los autores más rigurosos están volcados en el
cultivo de la novela experimental (o vanguardista, o estructural, como también dio en
llamarse), que, desde la ya lejana Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos, había ido
ganando adeptos. Hasta entrados los años 80, puede considerarse muy viva esta orientación.

En general, los nuevos novelistas que se dan a conocer en los últimos veinticinco años del
siglo XX enlazan con la renovación iniciada en los sesenta y siguen siendo muy sensibles a la
influencia de las literaturas europea e hispanoamericana.

Los elementos más notables de la narrativa reciente son los de la narrativa tradicional:
argumento comprensible, personajes definidos y estructura simple y lineal. Además de esta,
las características generales son las siguientes: Un sentimiento de desencanto, tras los anhelos
de transformación del mundo se ve que sigue dominando un régimen capitalista que genera
desigualdades sociales, lo que produce un desencanto con los movimientos sociales y
revolucionarios. Menos actitud crítica ante los problemas colectivos. Desciende el
compromiso político de muchos autores. Tono humorístico en muchas creaciones como
muestra del escepticismo y el desencanto. El carácter aglutinador: se acogen prácticamente
todas las tendencias. La individualidad: cada novelista quiere tener un estilo propio, por ello
no se les puede agrupar en una sola tendencia.

A la hora de estudiar los autores y obras no resulta fácil discernir en la nueva narrativa unas
corrientes o escuelas definidas, pero sí es posible identificar ciertas Tendencias temáticas. Las
más relevantes son estas:

-Novela policíaca y de intriga. En 1975 se publica “La verdad sobre el caso Savolta” de
Eduardo Mendoza que introduce recursos como la mezcla de materiales narrativos, el
desorden cronológico, la parodia y la variedad de registros estilísticos. Se trata de una novela
negra que trata el tema de los enfrentamientos entre obreros y patronal a comienzos de siglo.
Después de esta novela, el subgénero resurge con especial fuerza. Entre sus cultivadores
destacan Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective
privado Pepe Carvalho. A esta tendencia pertenecen también algunas novelas de Antonio
Muñoz Molina: El invierno en Lisboa.

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Novela histórica. Se basa en la gran tradición de novela histórica española (podemos
mencionar las novelas de Galdós) Encuadran un personaje ficticio en un episodio real de la
historia de España. Destacan El hereje (1998), de Miguel Delibes, así como la saga
protagonizada por el capitán Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte ambientada en el Siglo de
Oro. En los últimos años son frecuentes las novelas históricas contextualizadas en épocas
cercanas, especialmente en la Guerra Civil, como Soldados de Salamina (2001), de Javier
Cercas.

Novela de la reflexión íntima. Este tipo de narrativa se centra en la búsqueda personal y la


reflexión sobre la propia existencia, tienen un componente lírico por su lenguaje muy cuidado
y expresión de los sentimientos de un narrador que es casi un “yo lírico”. Obras
representativas de esta tendencia son Mortal y rosa (1975) de Francisco Umbral, en la que le
autor hace una larga y profunda reflexión sobre la vida y la muerte. En La lluvia amarilla
(1988), Julio Llamazares narra el abandono de los pueblos a través de un largo y emocionado
monólogo.

Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso


social son los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa
Montero, con Te trataré como a una reina (1981), defensa de la condición femenina.

Novela culturalista. Es paralela a la poesía culturalista ya estudiada. Se ocupa de analizar y


explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas.
Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe.

Novela de los jóvenes: los autores más jóvenes han hecho una novela que trata los
problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura, donde se
tratan temas como el consumo de drogas y la música alternativa. Destaca Historias del
Kronen, de José Ángel Mañas.

Aún falta la perspectiva de unos años para valorar con verdadero criterio la producción
novelística de finales del siglo XX. Lo que está claro es que los autores, en la búsqueda de su
propia personalidad individual, han creado una novelística que ha tenido buena acogida de
público y en bastantes ocasiones gran calidad literaria.

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