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SEMINARIO DE INTEGRACIÓN DE DERECHO CONSTITUCIONAL

DOCENTE : Dra. Betzabé Marciani Burgos

ALUMNO : Pablo César Badajoz Siles

Lima – 2011

Caso: ¿Derechos de los extranjeros o derechos del ciudadano? Sobre


la universalidad de los derechos en la era de la globalización
Antecedentes:
Los casos propuestos en el material de lecturas hacen referencia, básicamente,
a dos sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional español. A
continuación, reseñaré brevemente lo tratado en cada sentencia.
Primera Sentencia (1980)

1. La primera sentencia es respecto de un Recurso de Amparo interpuesto


contra la sentencia de Magistratura de Trabajo de Barcelona, que
declaraba la nulidad del contrato de trabajo por carecer, el trabajador
hispanoamericano, de la respectiva autorización de residencia.

2. El demandante (uruguayo) solicitaba se declarase nulo el despedido que


había sufrido, y, consecuentemente, su readmisión laboral. Asimismo,
alegó que la normativa en vigor excluía la necesidad de permiso de
trabajo y de residencia, para que los hispanoamericanos puedan trabajar
en España.

3. El Tribunal establece que en su fundamento 3, que cuando el artículo 14


de la Constitución española proclama el principio de igualdad, lo hace
con referencia exclusiva a “los españoles”, serán estos quienes “sean
iguales ante la ley”, sin que existe prescripción alguna que extienda tal
igualdad a los extranjeros. Asimismo, indica que esta diferencia de trato
es admisible constitucionalmente.

4. Por otro lado, también señala que hay derechos que pertenecen a la
persona en cuanto tal y no como ciudadano; indicando así que se
diferenciaría entre derechos de la persona como tal (vida, integridad
física y moral, intimidad, liberta ideológica, etc.) y derechos de
ciudadanía; respecto de estos últimos sí se permitirá un tratamiento
desigual.

5. En el fundamento 4 considera que existen derechos que corresponden


por igual a extranjeros y ciudadanos, que no pertenecen en modo alguno
a los extranjeros (establecidos en el art. 23° de la Constitución
española), y otros que pertenecerán o no a los extranjeros según lo
establezcan los tratados y la leyes.

6. Concluye que no hay ley ni tratado que establezca igualdad de trato


entre nacionales y extranjeros para el acceso a un puesto de trabajo, y
que la Constitución sólo reconoce el derecho al trabajo para los
españoles.

7. Según el Tribunal, las razones por las que no es exigible la igualdad de


trato entre extranjeros y españoles, en materia de acceso a un puesto
de trabajo, es porque: a) no hay diferencia alguna a favor de los
extranjeros, y b) no existe tratado, entre España y Uruguay, que así lo
exija, y tampoco que establezca la exclusión de la autorización de
residencia para celebrar contratos laborales. Concluye también que la
interpretación de las instancias judiciales de la exigencia de la
autorización de residencia para celebrar contratos laborales no se opone
a la Constitución.

8. Finalmente, señala que la desigualdad en relación a los españoles, se


fundamenta en que nada exige que deba existir la igualdad de trato.

Segunda Sentencia (2000)

1. La segunda sentencia del Tribunal, hace referencia a un recurso de


inconstitucionalidad interpuesto contra leyes orgánicas de España, cuyas
disposiciones vulneraban, según el demandante los derechos a la asistencia
jurídica, las libertades de reunión y manifestación, la libertad de asociación,
la libertad de sindicación y el derecho de huelga.

2. Este recurso se basaba en que las leyes citadas hacían depender la


titularidad y el ejercicio de tales derechos de la autorización de estancia o
residencia en España. En cuanto al derecho de huelga, además, lo hacían
depender de la autorización para trabajar.

3. El Tribunal falló respecto al derecho a la asistencia jurídica y respecto al


derecho de sindicación y huelga, ya que en anteriores sentencias había
declarado la inconstitucionalidad de las referidas disposiciones normativas
en tanto afectaban las libertades de reunión y manifestación, y la libertad
de asociación.

4. En cuanto al derecho de huelga, señaló que la calidad de trabajador se


verifica objetivamente, independientemente de la legalidad o ilegalidad de
su situación. Los derechos del trabajador no se atribuyen a la persona en
razón de su nacionalidad o situación administrativa, sino únicamente por el
hecho de ser trabajador. De acuerdo a este razonamiento, declaró la
inconstitucionalidad de las disposiciones normativas bajo análisis.

5. En cuanto a la vulneración del derecho de asistencia jurídica por la


disposición normativa que establece que el acto administrativo que
determine la expulsión del extranjero será ejecutada de manera inmediata;
el Tribunal concluyó que ante esta situación los extranjeros sí disponen de
las garantías esenciales del procedimiento administrativo, como el derecho
de audiencia y el derecho a una resolución motivada y recurrible.
Quedando, de esta manera, el control judicial de la respectiva decisión
administrativa.

Desarrollo temático

La impresión que nos queda de la lectura de ambas sentencias es una


sensación de total incongruencia en las decisiones, siendo que las materias
sobre las que versan son las mismas, a saber: derechos fundamentales
(específicamente sociales, derecho al trabajo), y lo que podríamos denominar
“derechos ciudadanos”.
1. Es clara la protección que la segunda sentencia otorgó al ejercicio de
derechos laborales como la huelga, lo que implica la protección de su
presupuesto, el derecho al trabajo. La segunda sentencia concluyó que
la situación de trabajador no dependía de la ilegalidad o legalidad
(situación administrativa) en la que se encuentre, sino de que
fácticamente se encuentre en una relación laboral. Esto quiere decir
que, para el ejercicio y protección de derechos laborales, no importará si
el trabajador extranjero ha obtenido la autorización de residencia como
requisito para celebrar contratos laborales, sino que tendrá que
verificarse los elementos de una relación laboral (prestación personal de
servicios retribuidos por cuenta ajena, y bajo subordinación). La falta del
permiso de residencia no implicará la nulidad del contrato de trabajo,
sino que importará la objetividad de la relación laboral.

2. La primera sentencia analizada estableció que había derechos cuya


titularidad era de la persona por ser tal, y que había otros derechos cuya
titularidad era únicamente de los nacionales, de los ciudadanos.
Respecto de los derechos de los ciudadanos, sí era admisible,
constitucionalmente, la diferencia de trato.
Entre estos derechos de los ciudadanos (españoles) estaba el derecho al
trabajo, reconocido solo a los ciudadanos. Asimismo, señaló que no
había ley o tratado que establezca la igualdad de trato respecto al
ejercicio de dicho derecho, o que exceptúe a los extranjeros de contar
con la autorización de residencia para celebrar contratos de trabajo.
Finalmente, concluyó que no hay nada que exija la igualdad de trato
entre españoles y extranjeros, en lo referente al ejercicio del derecho al
trabajo.

3. Considero que respecto a la segunda sentencia, el Tribunal español no


presentó razones para concluir que no era exigible la igualdad de trato, y
que para el ejercicio del derecho al trabajo (acceso a un puesto de
trabajo) se requería de autorización de residencia.

Señalar como argumento que “no existe ley o tratado que exija la
igualdad de trato entre extranjeros y ciudadanos”, es hacer depender el
principio-derecho de igualdad a lo que establezcan las disposiciones
normativas, es privilegiar la norma a los valores constitucionales que se
hayan recogido y reconocido en el ordenamiento jurídico.

Que le Constitución únicamente reconozca el derecho al trabajo para los


españoles hace ver la profunda desprotección que cualquier persona
puede sufrir en su situación de extranjera.
No habrá protección de su derecho al trabajo por el hecho de ser
persona, sino únicamente si ella llega a ser ciudadano del Estado. Es
decir, la protección de su derecho fundamental depende de un proceso
administrativo que concluya favorablemente en declararlo como
ciudadano, como residente.
Tal dependencia no es admisible, toda vez que el ejercicio y protección
del derecho al trabajo quedaría subordinado a la decisión estatal.
Reflejando así que más importante es la preservación de las condiciones
y políticas estatales, en desmedro del ejercicio y garantía de los
derechos fundamentales.

Por otro lado, el Tribunal señala que “nada exige que deba existir igual
de trato”. ¿Realmente nada exige que deba haber igualdad de trato? ¿Y
los derechos fundamentales? ¿Acaso no son razón suficiente para que
haya igualdad de trato?
Considero que los derechos fundamentales no son razón suficiente para
que haya igualdad de trato, ya que, al no ser estos absolutos, se tendrá
que ver en el caso concreto cuando la diferenciación de trato pueda
darse, siempre a la luz de la Constitución y del respeto de los demás
derechos. Por ello, los derechos fundamentales, y las circunstancias
específicas del caso, serán razones que fundaran la igualdad de trato o
no.

4. Ahora bien, en el caso propuesto ¿habría razón alguna para admitir un


trato desigual?
Ciertamente, la posibilidad de acceso a un puesto de trabajo, en un
mundo tan globalizado y competitivo como en el que vivimos, es difícil.
En ese sentido, los propios Estados podrían imponer mayores filtros y
limitaciones para que un extranjero ingrese a él en busca de trabajo,
pudiendo ello perjudicar a sus propios nacionales quienes también están
en búsqueda de trabajo.
Así las cosas, una política de Estado limitativa de que los extranjeros
puedan celebrar contratos de trabajo, podría parecer, en principio,
admisible; teniendo en cuenta que el Estado tiene el deber de velar por
el bienestar de sus nacionales, entre ellos, la promoción de puestos de
trabajo.
Digo en principio porque tales medidas no pueden vulnerar derechos
fundamentales de otras personas, así sean extranjeras que ingresan en
dicho Estado en busca de trabajo.

Justamente se propende a dejar atrás la ciudadanía como sinónimo de


exclusión, y considerarla ahora como inclusión en el disfrute de los
derechos fundamentales1, permitiendo el ejercicio de los derechos
fundamentales de extranjeros y ciudadanos en igualdad de condiciones.
Considero que el Estado debería establecer los mismos requisitos de
acceso a un puesto de trabajo, tanto para extranjeros como para sus
ciudadanos. Estos extranjeros también podrán contribuir en el bienestar
común del país, el cual es otro de los objetivos del Estado2.

1
VITALE, Ermanno. “Ciudadanía, ¿último privilegio? En: Garantismo, Estudios sobre el
pensamiento jurídico de Luigi Ferrajoli. Carbonell y Salazar (comp.) Madrid: Trota,
2005, p. 464.
2
DE LUCAS, Javier. “De inmigrantes a ciudadanos. ¿Un proyecto imposible?” En: Atlas
de la Inmigración Marroquí en España. LÓPEZ GARCÍA y BERRIANE (comp.). Taller de
Estudios Internacionales Mediterráneos – Universidad Autónoma de Madrid, 2004, p.
394.
Según Vitale “(…) los derechos fundamentales son aquellos derechos
subjetivos (…) que corresponden universalmente a todos los seres
humanos en su calidad de personas, ciudadanos o capaces de actuar
(…)”3

En este sentido, tanto extranjeros cuanto ciudadanos gozan de los


mismos derechos. Así, considero que lla intervención del Estado deberá
ser en la medida que establezca condiciones equitativas para
extranjeros y ciudadanos en cuanto al ejercicio de derechos
fundamentales, como el derecho al trabajo, reflejado en la accesibilidad
a los puestos de trabajo.

Bibliografía
VITALE, Ermanno. “Ciudadanía, ¿último privilegio? En: Garantismo,
Estudios sobre el pensamiento jurídico de Luigi Ferrajoli. Carbonell y
Salazar (comp.) Madrid: Trota, 2005.

DE LUCAS, Javier. “De inmigrantes a ciudadanos. ¿Un proyecto


imposible?” En: Atlas de la Inmigración Marroquí en España. LÓPEZ
GARCÍA y BERRIANE (comp.). Taller de Estudios Internacionales
Mediterráneos – Universidad Autónoma de Madrid, 2004

3
VITALE, Ermanno. “Ciudadanía, ¿último privilegio? En: Garantismo, Estudios sobre el
pensamiento jurídico de Luigi Ferrajoli. Carbonell y Salazar (comp.) Madrid: Trota,
2005, p. 471.

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