Está en la página 1de 1

Quiero un presidente (de Zoe Leonard - 1992).

Quiero una machona para presidenta, quiero una persona con sida para presidente y quiero
una marica para vicepresidenta y quiero a alguien sin seguro médico y quiero a alguien que
haya crecido en un lugar donde la tierra esté tan saturada de desperdicios tóxicos que no
tuvieron más opción que contraer leucemia. Quiero una presidenta que haya tenido un
aborto a los 16 años y quiero un candidato que no sea el menor de dos males. Quiero un
presidente que haya perdido a su último amante a causa del sida, que todavía lo vea cada
vez que se acuesta a descansar, que sostuvo a su amante en sus brazos y supo que estaba
muriendo. Quiero un presidente sin aire acondicionado, un presidente que haya esperado la
fila de una clínica, en la oficina de tránsito, en el seguro social, y que haya estado
desempleado y haya sido también despedido, sexualmente acosado y hostigado por ser
gay, y deportado. Quiero a alguien que haya pasado la noche en la cárcel y que le hayan
quemado una cruz en su jardín, y que haya sobrevivido a una violación. Quiero a alguien
que haya estado enamorado y que lo hayan lastimado, que respete el sexo, que haya
cometido errores y aprendido de ello. Quiero una mujer negra para presidenta, quiero a
alguien con mala dentadura --y con actitud--, alguien que haya probado --la asquerosa--
comida de los hospitales, alguien travestido y que haya consumido drogas y que haya
estado en terapia. Quiero a alguien que haya cometido desobediencia civil. Quiero saber
por qué esto no es posible. Quiero saber por qué empezamos a aprender en algún punto
del camino que un presidente siempre es un payaso: es siempre un Don Juan y nunca una
puta. Siempre un patrón y no un trabajador, siempre un mentiroso y un ladrón y nunca
atrapado.

También podría gustarte