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ANÁLISIS DE CASOS: TRASTORNOS DE ANSIEDAD

Para cada caso identifique:

Diagnóstico desde la CIE10

Criterios diagnósticos que cumple el paciente de acuerdo con el DSM-5

Mencione situaciones que consideren relevantes con relación al inicio y mantenimiento de los
síntomas

Caso 1

La paciente es una alumna de escuela secundaria de 17 años.

Motivo de consulta: Durante los últimos seis meses, la paciente comenzó a tenerle tanto terror a
la escuela que se la derivó a un servicio de psiquiatría para la consulta externa. Cada vez que la
profesora le hacía una pregunta en la clase, se le confundía todo. Su corazón comenzaba a latir
más fuerte y se mareaba tanto que tenía la sensación de que se iba a desmayar. Dejó de participar
en el coro de la escuela . Durante cuatro meses antes de la derivación no había podido reunirse
con otros estudiantes para almorzar en la cantina porque se sentía terriblemente ansiosa.
Temblaba de arriba abajo y tenía tanto miedo de perder el control de su de su vejiga, que en
ocasiones anteriores había tenido que irse en la mitad del almuerzo. Los últimos dos meses se
había sentido progresivamente infeliz y perdió todo interés en la escuela. Se sentía muy cansada,
especialmente a la mañana y le costaba mucho concentrarse. Su nivel en la escuela decreció
mucho. Dormía poco y se despertaba por lo menos dos horas antes de lo que necesitaba para
levantarse. Nunca tuvo gran apetito pero los últimos meses éste se había deteriorado mas aun.
Sentía que su futuro era deprimente y varias veces deseó estar muerta. Su momento más feliz
era la tarde cuando habían pasado los problemas diarios y estaba sola en su habitación.

Antecedentes: La paciente nació y creció en un pequeño pueblo donde su padre era albañil. Vive
con sus padres y tiene cuatro hermanos y hermanas menores. Tiene dormitorio propio. Describió
la relación de sus padres como armoniosa, aunque su padre solía estar enojado de vez en cuando
con su esposa porque era demasiado sobreprotectora con la paciente. La niña se desarrolló
normalmente durante su infancia y se mostró feliz y sociable hasta los 14 años. Desde ese
entonces, pareció cambiar. Se volvió progresivamente tímida y preocupada por saber lo que los
demás pensaban de ella. Siempre se sintió como si se estuviera escondiendo de los otros. Se
sentía inferior, no tenía confianza en sí misma y tenía miedo de actuar de forma rara o tonta. A los
15 años comenzó a asistir a una escuela secundaria en un pueblo vecino y logró resultados
razonables hasta cinco meses antes de ser derivada al servicio de consulta externa. Desde el
comienzo de la escuela secundaria se sentía incómoda cuando debía estar con otros estudiantes.
Nunca pudo hacer amigos íntimos. Siempre fue de pequeña estatura para su edad y nunca comió
muy bien. A los 15 años recibió un tratamiento con hormonas porque sus menstruaciones eran
irregulares. De acuerdo a su mamá, una de sus tías también era muy nerviosa y tímida y fue
internada en un servicio psiquiátrico por depresión.

Datos actuales: La paciente era de contextura frágil y pequeña. Al principio del examen se sonrojó
y estaba tensa, se mostraba tímida y reticente. Más tarde, sin embargo, se volvió más segura y
relajada. Impresionaba como anhedónica, pero no deprimida. No había sentimientos de reproche
personal, inhibición psicomotriz, ni signos de pensamiento desordenado o características
psicóticas. No se observaron intentos de tomar ventaja, llamar la atención de forma neurótica o
tendencia a dramatizar. Admitió, aunque dubitativamente, que sus temores eran excesivos.

Caso 2

El Sr López, un hombre de negocios de 51 años de edad, acude a una consulta de psiquiatría


diciendo que es incapaz de viajar en avión. Su única hija acaba de dar a luz, y aunque deseaba con
todas sus fuerzas conocer a su primera nieta, se sentía incapaz de subirse a un avión para ir a
verla.

El miedo a volar, había comenzado hace 3 años, cuando viajaba en un avión que tuvo que aterrizar
en medio de una ventisca. Llevaba sin vlar 2 años y dijo que había llorado al despegar y al aterrizar.
Había ido con su esposa a un aeropuerto en otra ocasión, 1 año antes para acudir a la boda de su
hija. A pesar de haber bebido una cantidad considerable de alcohol, el sr López entró entró en
pánico y se negó a subir al avión. Después de aquel intento fallido, tendía a presentar mucha
ansiedad incluso ante la idea de volar, ansiedad que le había llevado a rechazar una promoción
laboral y una oferta de trabajo en el exterior porque en ambos casos habría tenido que viajar.

El sr López, refirió tristeza y remordimiento desde que había surgido esta limitación, aunque negó
tener los demás síntomas neurovegetativos propios de la depresión. Había aumentado su
consumo de alcohol a 3 vasos de vino por la noche para poder “desconectar”. Negó tener
antecdentes familiares psiquiátricos.

Explicó que no sentía ansiedad en ninguna otra situación, añadiendo que en el trabajo, los
compañeros lo consideraban un hombre de empresa enérgico y eficaz, capaz de hablar en público
fácilemnte ante cientos de personas. Al preguntarle en concreto, dijo que siendo niño la idea de
que pudiera atacarlo un animal salvaje lo tenía “petrificado”

Este temor le había impedido ir con la familia a acampar e incluso dar paseos por el campo. De
adulto ya no le preocupaba esto, pues vivía en una gran ciudad e iba de vacaciones en tren a zonas
urbanas.

Caso 3

María Greco, mujer soltera de 23 años de edad, es derivada por su cardiólogo para evaluación
psiquiátrica. En los 2 meses previos, había acuido a la sala de urgencias en 4 ocasiones por
presentar palpitaciones, disnea, sudoración, temblores y miedo con sensación de muerte
inminente. Todos estos episodios se iniciaron rápidamente. Los síntomas alcanzaron máximos en
cuestión de minutos, dejándola exhausta y plenamente convencida de haber sufrido un infarto de
miocardio. Las evaluaciones médicas realizadas justo después de estos episodios fueron normales:
exploración física, constantes vitales, análisis clínicos, pruebas toxicológicas y electrocardiogramas

La paciente refirió que había tenido en total 5 crisis en los últimos 3 meses, surgiendo el pánico en
el trabajo, en casa y mientras conducía el coche. Acabó teniendo miedo constante a que se
produjeran nuevas crisis, lo que la había llevado a tomarse muchos días de permiso del trabajo y a
evitar ejercicio físico, tomar café y conducir. La calidad del sueño había disminuido, igual que el
estado de ánimo. Evitaba las relaciones sociales. No la tranquilizaban ni amigos ni médicos,
creyendo que las pruebas eran negativas porque se habían realizado después de desaparecer los
síntomas. Seguía sospechando que pasaba algo en el corazón, y que al no tener un diagnóstico
certero, acabaría mueriendo. Después de sufrir una crisis de pánico mientras dormía, en plena
noche, aceptó ver un psiquiatra.

La sra, refirió que carecía de antecedentes psiquiátricos, excepción hecha de un problema de


ansiedad en la niñez que le habían diagnosticado como “fobia escolar”

La madre de la paciente se había suicidado por sobredosis 4 años antes, a raíz de una depresión
mayor recurrente. En el momento de la evaluación, la paciente vivía con su padre y dos hermanos
menores. La paciente tenía el bachillerato, trabajaba de operadora telefónica y no tenía pareja.

Al hacer la exploración mental, la paciente parecía como una joven de aspecto ansioso,
colaboradora y cohrente. Explicó no estar deprimida, pero parecía preocupada e inquieta ante la
idea de tener una cardiopatía.

Caso 4

La paciente es una mujer de 33 años. Es casada y trabaja como secretaria en el estudio de


abogacía de su esposo.

Motivo de consulta: visitó una clínica especializada en ansiedad, después de leer en una revista un
artículo sobre la hipocondría. Durante los años previos se había sometido a numerosos exámenes
médicos porque creía que estaba teniendo una afección cardíaca.

El problema comenzó después de dar a luz a su único hijo. Durante una clase de gimnasia post-
parto de pronto notó un incremento en los latidos de su corazón. Sentía puntadas fuertes en su
pecho y tenía dificultad para respirar. Comenzó a transpirar y temblar, se sintió mareada, sentía
un hormigueo en su brazo izquierdo y temío morir de un ataque al corazón. Inmediatamente dejó
al bebé en la clase y fue a la sala de urgencias para que la atiendan. Se le hizo un
electrocardiograma pero no se le detectaron anormalidades. Desde entonces tiene crisis de ese
tipo durante 15-30 minutos alrededor de cuatro veces por mes. Solía pedir ayuda y buscó consejo
médico. Durante diez años ha tenido demasiados exámenes médicos, cada uno asegurándole que
no tenía ninguna enfermedad física. Después de las primeras crisis, comenzó a tener miedo de
tener una lejos de su casa o estando en lugares donde no se puede conseguir asistencia médica.
La paciente sólo sale de su casa si lleva su teléfono celular, lo que le permite comunicarse con el
servicio de emergencia si fuera necesario. Aún de esa manera evita lugares aglomerados,
shoppings y cines donde no podría escapar rápidamente. Los ataques han continuado pero
ocurren en los lugares donde ella más teme. Reconoce que tanto los síntomas como su manera de
evitarlos son poco razonables y excesivos pero de todas maneras han dominado su vida. Se siente
medianamente deprimida, inquieta y tiene dificultad para dormir. Se siente insegura y también
tiene dificultad para concentrarse. Inicialmente la paciente fue tratada con una variedad de beta
bloqueantes para el “eretismo cardíaco". Su médico de familia le prescribió diazepam, y ha
tomado 5mg tres veces por día durante los últimos ocho años pero con escaso resultado.
Antecedentes: La paciente creció en una gran ciudad . Su padre era empleado público y su madre
era maestra. Tenía un hermano dos años menor, ingeniero. Dejó la escuela secundaria para asistir
a un instituto para secretarias y más tarde trabajó como secretaria en una firma de abogados. A
los 22 años se casó con un abogado diez años mayor que ella, y al año siguiente tuvo un hijo.
Debido a sus crisis dejó su trabajo de tiempo completo y comenzó a trabajar medio día para su
marido. Tienen buenos ingresos y tienen un buen nivel de vida.

La paciente se describió a sí misma como de “tipo tranquila, pero nerviosa” y aunque a veces se
sentía tensa y aprensiva en situaciones inusuales. Siempre fue tímida, sensible a las críticas y
reacia a las relaciones con otras personas, a menos que las conociera bien.

Desde su infancia tuvo temor a las situaciones de riesgo y como resultado desarrolló miedo a
viajar en aviones y tuvo dificultad para conseguir su licencia para conducir. Siempre ha sido
insegura y tiene tendencia a sentirse inferior a otras personas. Su humor ha sido inestable y con
tendencia a reacciones depresivas cuando tiene que enfrentar decepciones o críticas. Su padre fue
descripto como introvertido y con poco humor, pero no tuvo contacto con servicios psiquiátricos.
Una de sus hermanas fue internada en una sala de psiquiatría por “nervios”, los que posiblemente
representaban episodios de depresión.

En su infancia la paciente era considerada como de constitución débil. Parecía resfriarse a menudo
y tuvo gripe varias veces. Tuvo licencia por enfermedad en repetidas ocasiones por malestares
pasajeros, dolores de estómago, o dolores por tensión en su cuello y espalda. Los exámenes
médicos nunca encontraron ningún tipo de perturbación somática. Su único embarazo fue sin
complicaciones excepto por una leve pre-eclampsia algo antes del parto, y que fue tratada con
éxito. Su presión arterial es normal y no se detectó ningún mal funcionamiento cardíaco.

Datos actuales: La paciente no parecía deprimida, pero estaba tensa y hablaba muy rápido como si
tuviera alguna urgencia. Describía sus problemas vívidamente, en forma espontánea, y parecía
querer lograr la ayuda del facultativo. Impresionaba como inteligente y no se detectaron síntomas
psicóticos.

El examen físico, incluyendo la evaluación neurológica, no revelaron ningún problema somático.


Los ECG, EEG y exámenes serológicos dieron resultados normales y no se detectaron
anormalidades de la función tiroidea.

Caso 5

Yan, un hombre casado, de 30 años, propietario de una compañía inversora, acude a centro de
salud mental porque «está al borde de un colapso nervioso». Comenta que siempre ha sido una
persona "dada a preocuparse por todo», pero no hasta el punto de que su vida se viese afectada
de una forma tan perturbadora. No obstante, durante el año pasado ha ido experimentando un
sentimiento creciente de agitación interna y de ”estar con los nervios de punta” la mayor parte del
tiempo. Durante los 6 últimos meses ha sufrido a menudo problemas gastrointestinales y diarreas,
y también ha disminuido su capacidad de concentración en el trabajo. Su esposa, una mujer de
unos 25 años atractiva y de buena familia, le acompaña a la clínica y explica que su marido, al
acostarse, da vueltas y más vueltas en la cama y sólo puede dormirse a las 2 o las 3 de la
madrugada; además, añade que se levanta con mucha frecuencia a orinar. La esposa se queja de
que Yan se ha vuelto cada vez más irritable en los últimos 6-8 meses y que, a menudo, habla a
gritos incluso con su hijita de 5 años.

Yan es el mayor y único hijo varón de una familia de 4 hermanos, y proviene de una familia
influyente y muy tradicional. Su padre, abuelo y otros hombres de la familia estudiaron en la
Universidad Ivy League del Nordeste del país. Yan se vio obligado a seguir la tradición pero temía
que sus capacidades académicas no estuviesen a la altura del centro, aunque estaba entre el 10%
de los mejores alumnos de su curso de graduación. Una vez aceptado en la prestigiosa
universidad, empezó a sentir la presión de tener que hacerlo todo extremadamente bien. A pesar
de experimentar una ansiedad tremenda la víspera de los exámenes se graduó con buena nota.
Mientras estudiaba empezó a salir con su mujer y recuerda que solía preocuparse durante días por
sí había escogido el restaurante correcto para la cita, si había seleccionado flores adecuadas, o si
su coche, que había sido reparado recientemente, no se iría a estropear aquella ocasión. Aunque
se preocupaba mucho por si algo no iba a salir bien nunca tuvo dificultades para relacionarse con
chicas. Se describe a sí mismo como una persona extravertida. Tres años antes de esta evaluación,
los padres de Yan se separaron y la empresa familiar de inversiones estuvo muy cerca de la
quiebra. Aunque había conseguido poner de nuevo a flote la empresa y «pisar otra vez tierra
firme», fue incapaz de controlar su nerviosismo y tensión. Por la noche, se tiende en cama y
permanece despierto mirando el techo, preocupado por diversos asuntos cotidianos, lo que le
deparará el futuro a él y a su familia, y si la compañía acabará quebrando. Pensar que el negocio se
hunda y no tener un seguro de Enfermedad para tratamiento de las alergias de su hija le produce
fuertes trastornos gástricos. Por este motivo fue a visitar a un internista y a un gastroenterólogo,
pero los resultados de las pruebas fueron normales, y se le comentó que sus síntomas estaban
«relacionados con la ansiedad». Suele calmarse a veces bebiendo una o dos cervezas, pero afirma
que no tiene problemas con el- alcohol. Se siente triste, pero no refiere sentimientos de
minusvalía o ideación suicida.

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