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Asignatura: Didáctica de la educomunicación.

Actividad: Actividad 1.
Alumno: Israel Vacas Sánchez-Escribano.

ACTIVIDAD 1
*COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN
Como señala Kaplún, coexisten dos formas de entender el término
‘comunicación’: como “acto de informar, de transmitir, de emitir” y como “diálogo,
intercambio; relación de compartir, de hallarse en correspondencia, en reciprocidad”
(1998:60). Si nos atenemos a la primera definición, la comunicación se limitaría a una
mera “transmisión de informaciones” (Kaplún, 1998:63), que pone el foco en la
existencia de un determinado trasvase de contenidos entre un emisor y un receptor, sin
que ello signifique una interacción considerable entre ambos actores. De hecho, Osgood
sostenía que “tenemos comunicación siempre que una fuente emisora influye en otro –el
destinatario- mediante la transmisión de señales que pueden ser transferidas por el canal
que los liga” (en Kaplún, 1998:61). Por tanto, en esta concepción, se da cierta
preponderancia al papel difusor de los emisores, encarnados principalmente por los
mass media, y queda en un segundo plano la posibilidad de que el receptor o los
receptores intervengan en el proceso de comunicación. Este desequilibrio de fuerzas
acaba derivando en la preeminencia del monólogo mediático frente a una sociedad
considerada como un elemento pasivo.
Frente a esta concepción, que refleja las prácticas unidireccionales habituales en
los medios de comunicación, se levanta otra más emancipadora que pone énfasis en la
segunda acepción mencionada por Kaplún, es decir, en la comunicación como “proceso
de interacción social democrática basada en el intercambio de signos, por el cual los
seres humanos comparten voluntariamente experiencias bajo condiciones libres e
igualitarias de acceso, diálogo y participación” (Ramiro Beltrán en Kaplún, 1998:64).
Esta definición rescataría, de alguna manera, el significado original de comunicar como
acción de intercambio entre dos o más agentes que hacen partícipes a los demás de sus
conocimientos, informaciones, opiniones o sentimientos. Por consiguiente,
“comunicación implica diálogo, una forma de relación que pone a dos o más personas
en un proceso de interacción y de transformación continua” (Aparici en Pérez y
Fernández, 2003:15-17). Esta noción de comunicación sería la que ya se ha empezado a
abrir paso con las nuevas tecnologías 2.0 (wikis, blogs, foros, etc…) que permiten a los
receptores intervenir de una forma activa y participativa en el proceso de comunicación.
Gracias a esos canales de doble dirección, los receptores pueden convertirse también en
emisores y alcanzar ese estatus de emirecs identificado por Jean Cloutier.
En cuanto a la educación, una buena definición es la proporcionada por la Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, que en su preámbulo indica: “Para la
sociedad, la educación es el medio de transmitir y, al mismo tiempo, de renovar la
cultura y el acervo de conocimientos y valores que la sustentan, de extraer las máximas
posibilidades de sus fuentes de riqueza, de fomentar la convivencia democrática y el
respeto a las diferencias individuales, de promover la solidaridad y evitar la
discriminación, con el objetivo fundamental de lograr la necesaria cohesión social.
Además, la educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la
ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica, que resulta indispensable para la
constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas. Por ese motivo, una buena
educación es la mayor riqueza y el principal recurso de un país y de sus ciudadanos”.
Asignatura: Didáctica de la educomunicación.
Actividad: Actividad 1.
Alumno: Israel Vacas Sánchez-Escribano.

Por su parte, Agustín García Matilla explica que “la educación implica favorecer
el desarrollo integral de la persona partiendo de sus propias necesidades, apoyando su
crecimiento físico y psíquico, permitiendo el ejercicio de todo un potencial de
habilidades valiosas, sirviendo a una socialización que haga consciente al individuo de
su papel en el mundo y de la necesidad de relacionarse con los demás desde la
solidaridad, el respeto y la tolerancia. La educación debería servir para motivar y alentar
a construir el deseo de aprender” (en Aparici, 2010:165).
Tampoco conviene olvidar que la educación no debe basarse, hoy por hoy, en la
mera adquisición de conocimientos. En este sentido, el Informe Delors remarca que la
educación ha de poner el acento en el ‘aprender a vivir juntos’, “desarrollando la
comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia”, y en el
‘aprender a ser’, “para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en
condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de
responsabilidad personal” (AA.VV, 1996:53-54)
Así pues, ¿en qué medida comunicación y educación pueden llegar a ayudarse?
En nuestra opinión, y teniendo en cuenta algunas de las palabras que aparecen en las dos
definiciones de educación (convivencia, solidaridad, relacionarse con los demás, etc…),
es evidente que sólo la segunda acepción de comunicación, esto es, la democrática, se
ajusta fielmente a las necesidades actuales de la educación. Y es que sería un
contrasentido pretender fomentar una educación libre, crítica y reflexiva con respecto a
la realidad, por citar algunos de los adjetivos utilizados anteriormente, desde un
paradigma que concede mayor importancia a una de las partes de la comunicación, en
este caso, a los emisores que se arrogan la responsabilidad de transmitir determinadas
informaciones. Pensemos, por ejemplo, en aquellos profesores que, aún en nuestros
tiempos, siguen enseñando de una forma unidireccional, intentando depositar los
conocimientos en torno a una materia concreta en las mentes de sus educandos pero, en
ningún modo, haciéndoles participar en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Difícilmente, como se puede inferir, los estudiantes podrán acercarse de una manera
socializada a los objetos de estudio, ya que en este modelo comunicativo lo que prima
es la voz del emisor que se constituye en conductor del proceso. Los receptores, en este
caso, se limitan a asimilar lo que les viene impuesto por la fuente autorizada de
información. En pocas palabras, no existe retroalimentación y, por ende, es
implanteable que los estudiantes puedan desarrollar su autonomía y aprender con y de
los demás.
Por ello pensamos que, sólo a partir de una comunicación democrática que
impulse la participación igualitaria de todos los agentes y, en especial, de profesores y
alumnos, se puede conseguir que la educación responda a los objetivos que se marca
hoy en día (que, como hemos dicho, no están anclados en la única función de adquirir
conocimientos). Si los estudiantes tienen voz y voto en el proceso, será más factible que
puedan ser actores de su propio aprendizaje y tengan mayor motivación por aprender a
conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos, dado que sus puntos de vista son escuchados y
considerados por el docente y por sus compañeros. A nuestro modo de ver, la educación
ha de ser un proceso bidireccional que lleve a sus actores principales a construir sus
conocimientos en mutua interacción e interdependencia. Compartimos, en este sentido,
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la opinión de Kaplún1 de que un sistema será tanto o más educativo cuanto más rica sea
la trama de interacciones comunicacionales que sepa abrir y poner a disposición de los
educandos.
*COMUNICACIÓN EDUCATIVA
Para Kaplún2, la Comunicación Educativa “ha tendido pronunciadamente a
limitar su ámbito a los media; a establecer una implícita equivalencia en virtud de la
cual, cuando enuncia ‘comunicación’, automáticamente la refiere a medios y
tecnologías de comunicación. Creemos de provecho trascender esta visión reductora;
postular que la Comunicación Educativa abarca ciertamente el campo de los media pero
no tal área sino también, y en prevalente lugar, el tipo de comunicación presente en todo
proceso educativo, sea él realizado con o sin empleo de medios. Lo cual supone
considerar a la Comunicación no como un mero instrumento mediático y tecnológico
sino ante todo como un componente pedagógico. En tanto interdisciplina y campo de
conocimiento, en la Comunicación Educativa así entendida convergen una lectura de la
Pedagogía desde la Comunicación y una lectura de la Comunicación desde la
Pedagogía”.
Por su parte, González3 destaca que “es importante aclarar que, aunque existe
una idea muy generalizada de que el campo de estudio de la Comunicación Educativa se
centra únicamente en el análisis de las relaciones que se establecen entre educación y
medios de comunicación, o sobre el uso de materiales audiovisuales en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, se asume que la Comunicación Educativa en el Aula sugiere una
reflexión a partir de teorías sociales (Teoría General de Sistemas y Teoría de la
Mediación Social), teorías comunicativas (Teoría Social de la comunicación) y Teorías
Pedagógicas y de Aprendizaje (Educación Integral, Comunicación Participativa,
Lenguaje Verbo-audiovisual, Aprendizaje Grupal y Aprendizaje Significativo) para
explicar histórica, cultural, social, comunicativa y cognitivamente el proceso
educativo”.
De todo ello inferimos que la comunicación educativa es una disciplina que
entiende que comunicación y educación son dos conceptos que están fuertemente
interrelacionados y que, en buena parte, se influyen recíprocamente tanto en la teoría
como en la práctica. De esta manera, como hemos observado previamente, una
comunicación ‘transmisiva’ y no participativa determinará una educación mucho más
centrada en el emisor y en los contenidos que pretende enseñar, del mismo modo que
una educación que se preocupe por una construcción colectiva de los conocimientos
intentará hacer uso de una comunicación de tipo participativo para lograr sus fines. Así
entendidas, comunicación y educación aparecerían como dos medios que, en función de
cómo se configuren entre sí, promoverán el desarrollo formativo de la persona en una
dirección determinada.
Por otra parte, creemos que, como sugieren los autores antes citados, el estudio
de la comunicación no debe reducirse a analizar el papel de los medios de comunicación
en la educación debido a dos razones: en primer lugar, porque éstos no son
representativos de todas las posibilidades de comunicación que se nos ofrecen (los

1
http://chasqui.comunica.org/kaplun64.htm
2
http://chasqui.comunica.org/kaplun64.htm
3
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n13/metod13.html
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medios tradicionales normalmente practican una comunicación dominadora) y, en


segundo, porque más importante que el impacto de los medios de comunicación en la
escuela es el uso que se haga de ellos. En la mano del educador está la decisión de
ejercitar una comunicación más o menos innovadora y considerada con la voz de los
estudiantes. De él dependerá, en último lugar, si los medios de comunicación que se
emplean en el ámbito educativo siguen una línea monologante o dialógica. Y es que,
hasta los medios que promueven un aprendizaje más democrático, como pueden ser los
wikis, pueden transformarse, en función de la resolución que tome el docente, en
simples tablones de anuncios en donde impera la información brindada por él.
En definitiva, una verdadera Comunicación Educativa tratará de desmitificar la
importancia que asignamos a los mass media y poner en valor la clase de comunicación
que resulta aconsejable en las aulas. Teniendo en cuenta lo que hemos dicho en el punto
anterior, la Comunicación Educativa que se debería cultivar en los centros de enseñanza
–pero no la única que existe- es la que concibe a los docentes como facilitadores,
mediadores del proceso, y a los educandos como protagonistas de su propio aprendizaje.

*EDUCOMUNICACIÓN.
Como señala el profesor Aparici, “la educomunicación nos presenta una filosofía
y una práctica de la educación y la comunicación basadas en el diálogo y en la
participación que no requieren sólo de tecnologías sino de un cambio de actitudes y de
concepciones pedagógicas y comunicativas” (2010:17). Por su parte, para Agustín
García Matilla4, la educomunicación “aspira a dotar a toda persona de las competencias
expresivas imprescindibles para su normal desenvolvimiento comunicativo y para el
desarrollo de su creatividad. Asimismo, ofrece los instrumentos para: comprender la
producción social de comunicación, saber valorar cómo funcionan las estructuras de
poder, cuáles son las técnicas y los elementos expresivos que los medios manejan y
poder apreciar los mensajes con suficiente distanciamiento crítico, minimizando los
riesgos de manipulación.
Entendemos, por tanto, que la educomunicación es, como su nombre indica, la
integración de dos esferas del conocimiento que comparten más semejanzas que
disimilitudes. Para Martínez-Salanova5, de hecho, la educación y la comunicación
“tienen como principal meta lograr ciudadanos responsables y participativos, con
capacidad crítica, creadores en común de soluciones de los problemas, que cuestionen la
información que reciben, que informen, opinen, se procuren sus propias fuentes de
información y que las comparen con la que genera el poder mediático”. Una formación
interdisciplinar que, tras lo que hemos ido definiendo, halla su pleno sentido dentro de
la concepción participativa y democrática de la Comunicación Educativa. Y es que,
¿qué mejor que incentivar un espíritu crítico de los mensajes que nos llegan a través de
nuestro entorno cotidiano que desde la perspectiva que posibilita que los estudiantes se
conviertan en productores de información y conocimientos? De lo contrario, no se
predicaría con el ejemplo brindado por la propia educomunicación.

4
http://www.uhu.es/cine.educacion/didactica/0016educomunicacion.htm
5
http://www.uhu.es/cine.educacion/didactica/0016educomunicacion.htm
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Actividad: Actividad 1.
Alumno: Israel Vacas Sánchez-Escribano.

En cierta manera, se puede afirmar que ésta viene a ser el reflejo de esa
comunicación democrática que menciona Kaplún, aunque no afecta solamente a lo
pedagógico, a la forma de enseñar, sino también a los contenidos que se pretenden
analizar. Así, como bien remarca García Matilla, la educomunicación supera la mirada
técnica que, con frecuencia, ha sido la predominante en la aproximación educativa al
campo de la comunicación. Un ejemplo evidente de este tratamiento parcial de la
realidad de los medios de comunicación lo tenemos en los libros de texto de educación
secundaria que, en su gran mayoría, abordan los mass media como simples instrumentos
de comunicación con los que la ciudadanía se mantiene informada6.
A diferencia de esta visión claramente limitada, la educomunicación se propone
articular un examen de la comunicación mucho más integrador, que tiene en cuenta
tanto la tecnología como lo que hace el ser humano y las corporaciones empresariales,
públicas y privadas, con ella. De este modo, la educomunicación no se preocupa sólo
por cómo se emiten los mensajes mediáticos, sino que también se pregunta por quiénes
los emiten y por qué lo hacen. Esta profundización reflexiva es, sin duda, una de sus
grandes aportaciones, más válida aún si cabe habida cuenta del papel que juegan hoy los
medios de comunicación. Dado que éstos ostentan un gran poder en la sociedad actual y
no están, en la mayoría de los casos, libres de intereses, resulta fundamental que los
estudiantes aprendan por medio de un proceso de conocimiento colectivo y compartido
la forma en que estas instituciones que a todos nos parecen tan familiares reflejan,
representan y construyen la realidad de acuerdo a unas determinadas inclinaciones
ideológicas y económicas.
Por último, nos gustaría enfatizar que, conjuntamente con la mirada penetrante
que ejecuta sobre los medios de comunicación, incluido por supuesto internet, la
educomunicación también está justificada por la importancia que ha adquirido la
competencia comunicativa en esta sociedad de la información en que nos encontramos.
Teniendo en cuenta que nos inscribimos en un momento en que cada vez se estimula
más el trabajo en equipo, la colaboración o las habilidades para llegar a un público
determinado, la educomunicación se presenta como una alternativa perfecta, ya que
facilita que los alumnos puedan desarrollar esas facetas dialógicamente y en interacción
con los compañeros y con los docentes durante ese proceso de descubrimiento.

*TECNOLOGÍA EDUCATIVA
Éste es un término que, como otros, ha sufrido variaciones a lo largo del tiempo.
En un primer momento, por Tecnología Educativa, se entendió, tal y como definía
Munroe7, la “aplicación en la escuela de materiales como los siguientes: a) cine mudo o
sonoro, b) periódicos escolares, c) imágenes fijas, que pueden ser vistas directamente o
proyectadas, vistas en forma de diapositivas o filmina, d) materiales de museo, e)
láminas, mapas y gráficos”. Sin embargo, esta concepción un tanto reducida, por cuanto
concibe que la tecnología educativa produce por sí misma resultados educativos sin
necesidad de una gran mediación por parte de los docentes, posteriormente quedó
6
Una muestra válida de lo que decimos es el monográfico sobre la radio publicado por el Ministerio de
Educación de España: http://recursos.cnice.mec.es/media/radio/index.html
7
http://peremarques.pangea.org/tec.htm
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superada por otras que tomaban en consideración que las tecnologías están gobernadas
por los seres humanos y se insertan en un ámbito, como el educativo, que está sometido
a la influencia de diferentes condicionantes: la metodología del profesor, los recursos
con que cuenta el centro de enseñanza, la mayor o menor predisposición de los
estudiantes, etc…Así, la UNESCO8 conceptualizó la tecnología educativa como "el
modo sistemático de concebir, aplicar y evaluar el conjunto de procesos de enseñanza y
aprendizaje teniendo en cuenta a la vez los recursos técnicos y humanos y las
interacciones entre ellos, como forma de obtener una más efectiva educación”.

Finalmente, Pere Marquès9, en un intento de integrar algunas de las


descripciones anteriores, define la Tecnología Educativa como “la teoría y la práctica
del diseño y desarrollo, selección y utilización, evaluación y gestión de los recursos
tecnológicos aplicados a los entornos educativos”. Por tanto, siguiendo esta última
aproximación, la Tecnología Educativa recorrería todas las etapas necesarias para la
aplicación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.

A pesar de toda la evolución que ha experimentado el término, lamentablemente


vemos que aún tiene un largo camino por recorrer en nuestros días, ya que no siempre
las nuevas tecnologías están implementadas en el ámbito educativo de una manera
sólida y eficaz. Actualmente, lo que detectamos en el caso de la enseñanza española es
que, frente al planteamiento de Marquès, lo que se impone es una visión
instrumentalista, que viene a considerar la tecnología como una fuente de aprendizaje
por sí misma o, al menos, como un indicador claro de que la enseñanza se encuentra
actualizada. Sin embargo, consideramos que, más allá de los beneficios inherentes que
puedan traer los ordenadores, la conexión a internet o las pizarras digitales, lo que
determina su validez en el día a día es si estos recursos tecnológicos han sido previstos
de antemano e implementados en la estrategia pedagógica (metodología, actividades,
evaluación, etc…) que han de poner en práctica los docentes. Y es que, como en el caso
de la comunicación educativa, son los educadores quienes tienen la última palabra sobre
la mayor o menor aplicación de estas nuevas tecnologías en la práctica didáctica. De su
interés y esfuerzo por implicarlas en el proceso educativo dependerá que las TIC sean
transformadoras y no meros instrumentos. Como ya comentábamos antes, de poco
servirá que un centro cuente con una gran provisión de ordenadores si los responsables
de la enseñanza no tratan de sacar partido de estas herramientas de una forma
innovadora.

Por tanto, podemos inferir que el aprovechamiento de la Tecnología Educativa


estará relacionado con la forma de aprendizaje que se lleve a cabo en las aulas. Si, por
ejemplo, los docentes confían en los métodos constructivistas y conceden un papel
activo a sus alumnos en la formación colectiva de conocimientos, es posible que las
nuevas tecnologías, y en especial, aquellas que favorecen el diálogo (wikis, blogs,
foros), puedan convertirse en unos buenos recursos para canalizar y fomentar la
reflexión, el trabajo colaborativo, la creatividad o el debate grupal. Incluso, desde el
punto de vista de la educomunicación, pueden llegar a ser soportes excelentes para

8
http://peremarques.pangea.org/tec.htm
9
http://peremarques.pangea.org/tec.htm
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Actividad: Actividad 1.
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favorecer el pensamiento acerca de los mensajes que nos transmiten a través de ellos.
Empero, si los profesores responden a una teoría distinta como la conductista, en donde
se pone más énfasis en los contenidos que en el proceso de aprendizaje, lo más probable
es que las TIC sean infrautilizadas y reducidas a meros artefactos que sirven a los
propósitos exclusivos de los docentes. Desafortunadamente, lo habitual, aún en nuestros
días, es que muchos profesores utilicen la tecnología de esta forma, como algo puntual y
no tanto como algo fundamental en la realización de un cambio didáctico más
democrático. La Tecnología Educativa comparte, así pues, una suerte muy similar a la
de la teoría del aprendizaje constructivista, que, pese a sus indudables ventajas, sigue
estando a veces por detrás del modelo bancario o transmisivo en la práctica. En
definitiva, en la medida en que la enseñanza sea liberadora, la tecnología educativa lo
será también y podrá ayudar más profundamente en los procesos de enseñanza-
aprendizaje.

*TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN


Según Pere Marquès10, las tecnologías de información y comunicación
constituyen el “conjunto de avances tecnológicos que nos proporcionan la informática,
las telecomunicaciones y las tecnologías audiovisuales, que comprenden los desarrollos
relacionados con los ordenadores, Internet, la telefonía, los ‘mass media’, las
aplicaciones multimedia y la realidad virtual. Estas tecnologías básicamente nos
proporcionan información, herramientas para su proceso y canales de comunicación”.
(2000). Por su parte, Gómez11 llega un poco más lejos en su aproximación y destaca,
además de que “las tecnologías constituyen un medio como jamás haya existido que
ofrece un acceso instantáneo a la información”, el hecho de que “para que estas
tecnologías estén verdaderamente al servicio de la enseñanza y del aprendizaje y
contribuyan a la formación de los ciudadanos y los trabajadores que necesita esta
sociedad, tal penetración tecnológica debe estar acompañada de una evolución
pedagógica. Las nuevas tecnologías exigen un cambio de rol en el profesor y en el
alumno”.
Como ya habíamos anticipado a colación de la Tecnología Educativa, que
vendría a ser el marco en el que se encuadran las TIC, el perfil teórico-práctico del
proceso de enseñanza determinará el mejor o peor uso que se hagan de los medios
tecnológicos. En este sentido, el hecho de utilizar TIC no garantiza, en ningún caso, que
la didáctica sea mucho más enriquecedora y motivante. Antes al contrario. En la red
tenemos suficientes muestras de que recursos tan proclives a una socialización del
aprendizaje como los blogs o los wikis pueden derivar en simples contenedores donde
los contenidos vienen impuestos por el docente y rechazan, más que alimentan,
cualquier atisbo de interactividad por parte de los educandos. Por tanto, es preciso que,
sin negar las posibilidades bidireccionales que nos aportan las innovaciones
tecnológicas, tengamos cierta mesura a la hora de pronosticar su capacidad de mejora de
la enseñanza.
Otra cuestión importante que se nos plantea es saber hasta qué punto las TIC
pueden convertirse en ejes del aprendizaje. Con ellas, al igual que con otros factores que

10
http://peremarques.pangea.org/tic.htm
11
http://boj.pntic.mec.es/jgomez46/ticedu.htm
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afectan al quehacer diario de los docentes, se corre el riesgo de que los contenidos
curriculares queden en un segundo plano y puedan resultar demasiado simplificados
dadas las ataduras que a veces imponen las nuevas tecnologías. Por ejemplo, en el
campo de Lengua y Literatura, es difícil que un medio tecnológico supere el
conocimiento que podemos adquirir de una obra literaria a través de su lectura, de su
estudio o de la consulta de otras fuentes bibliográficas. Por eso, creemos que las TIC,
como ayuda al aprendizaje, deben ser un recurso pero no puede ser la solución para
algunos de los problemas educativos.
Como afirma Correa, “el dilema para el día de mañana de confinar en nuestro
armario de turno los ordenadores, programas multimedia, vídeos digitales, pantallas
TFT, algún que otro cable de fibra óptica…porque en realidad no vamos a saber muy
bien lo que hacer con ellos”. (2002:100)

Bibliografía

AA. VV. La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión


Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors.
Madrid: Santillana, 1996.

Aparici, R. Educomunicación: Más allá del 2.0. Madrid: UNED, 2010.

Correa, R.I. y Fernández, M.L. Educación y tecnologías: Miradas intemporales desde


la organización escolar. Comunicar, marzo, número 18. Año 2002. pp. 96-100

Kaplún, M. Una pedagogía de la comunicación. Madrid: Ediciones de la Torre, 1998.

Pérez, C. y Fernández, J.I. Contra la afonía: Breviario urgente para recuperar el


lenguaje robado. Gijón: Las otras caras del planeta, 2003.

Artículos online

La educomunicación
http://www.uhu.es/cine.educacion/didactica/0016educomunicacion.htm
[Última consulta el 14 de marzo]
La gestión cultural ante los nuevos desafíos
http://chasqui.comunica.org/kaplun64.htm [Última consulta el 15 de marzo]
La tecnología educativa: conceptualización, líneas de investigación
Asignatura: Didáctica de la educomunicación.
Actividad: Actividad 1.
Alumno: Israel Vacas Sánchez-Escribano.

http://peremarques.pangea.org/tec.htm [Última consulta el 15 de marzo]


Las TIC en educación http://boj.pntic.mec.es/jgomez46/ticedu.htm [Última consulta el
16 de marzo]
Las TIC y sus aportaciones a la sociedad http://peremarques.pangea.org/tic.htm [Última
consulta el 16 de marzo]
Ley Orgánica de Educación http://www.madrid.org/dat_capital/loe/loe.htm [Última
consulta el 15 de marzo]
Metodología para la construcción de un modelo de comunicación educativa en el aula
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n13/metod13.html [Última consulta el 14
de marzo]

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