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\\ Hacia una conciencia ~, — del «nosotros conyugal». Intuiciones recientes y sugerencias para un futuro J. Sitvio Borex G, (177-194) INTRODUCCION a conciencia de solidaridad que hoy se convierte en un signo caracteistco de nuestra €poca la podtiamos representar con la ima- gen de ondas en un lago, que usa A. Toffler * al analizar la evolu- cin de la familia; son ondas que comienzan en un nticleo y desde alli se desplazan en circulos concéntricos hasta la perifeia. Sirva jgualmente esta imagen para representa lo que intuimos como punto de partida valido para una conciencia soldaria y lo que pretende- ‘mos sugeric como tarea a realizar. Ta cultura tradicional cre6 un modelo de vida y de relaciones sociales en los que prevaleci el autositarismo, la dependencia, el individualismo; un tal tipo de sociedad contsibuyé a formar una conciencia individualista; asi se comprende por qué una lucha de 1€ un predominio del varén sobre la mujer, del fuerte ¢ incluso nos explicamos por qué la sociedad se es- tructuré en una forma verticalista o piramidal. Desde hace algiin tiempo sentimos aires de tenovacién a todo nivel; es el fenémeno del cambio que entra de lleno en el campo idualista se siente interpelada muy que descubsimos que el hombre no es una isla, no |. Modernamente estamos descubtiendo que el hombre "A. Tomar, La teers ole, Barcelona 1984, 19. 153. 177 | | | es una relacién y por lo mismo comprendemos que es un set emi _aentemente social. Hoy definimos al hombre como eun-ser con el otto» .., como aun ser para el otro» ... La vocacién del hombre no se agota en si mismo; es una vocacién de alteridad, de reciprocie dad, de complementariedad, de solidatidad. Concebimos al hom- bre como «un ser en relacién, Desde esta perspectiva nos explicanjos por qué comienza hoy a difundirse una cantidad de publicaciones sobre el tema. Sentimos la necesidad de repenser el tema de la concieacia mo- ral, no ya en sus lineas generales, més atin, a nivel de la pareja matrimonial: zes posible que la pareja de esposos supere cl nivel de conciencia individualista y se proyecte a una nueva situacién de onciencia reciproca> o conciencia de «nosotros conyugals? El camino para llegar a esta econciencia de parcjav ha sido largo ¥ conflictivo; nos detendremos a indicar algunos hitos de este pro- sefalaremos como pasos de una determinada sicuaciéa 1, DESDE UNA CONCIENCIA COMPETITIVA A UNA CONCIENCIA DE RE- cIPROcIDAD «Dentro de una estructura de dominio es imposible ef encuen- twos, decia F. Chigpaz *. Esta sentencia es ya una in histérica vivida por las parejas durante sighs, y es a la a de una nueva perspectiva, como anotaba Puebla en.su documento: «la ley del amor conyugal es comunién y partici- pacién, no dominaci6ns * ¥ dominio del varén sobre la mujer, lo que hemos conocido con el mote de «machismov: el eandrocenttis- mo» * ha sido caracteristica general de la sociedad, y Ia reflexion 2 F. Chmpaz, Le rencontre de Pautve, LV, 10 > Pusata, 1. 582. 1972) 50. * ConcaLiuw, 3 (1984) Nimero monogrific sone le revoluciénsecual, W. Reset, La révolition sexuelle. Pour une antonomsiecaractrile de lon tis 1970, 5M. T. VAN LUNEN-CHENNU-R. GIMELLIN, Donna ¢ teologis, Brescia 1988, BR. ScHOSSU, fn memoria di Lei Una rcotracionefominia delle srignicrisiane, Torino 1990 178 en Jo que toca al matrimonio y a la familia, se ha interesado en analizatlo desde diversas perspectiva: filosica, teol6gica, sociolé- gica, etc. Boca caractersti do en medio de ell ‘ de rivalidad. Esta’conciencia compettiva pretend justificarse con argumentos tomiados de una biologia elemental que consideraba al var6n como tinico detentor de la vida humana. Ya este modo de filosoia tradicional reforzaré con nuevas terminada exégesis de algunos textos del 5.23 eporque el matido es cabeza de la muj tener en pie el androcentrismo. : Esta mentalidad androcéntricalleg6 a pensar en un Dios mascu- lino, como aparece en muchas de nuesttas lenguas; sobre esta base androcéntrica organiz6 la sociedad una division de funciones para el var6n, para la mujer, con una clara preferencia de funciones més dignas y nobles para él que para ella. Fs lo que encontramas en scteristicas psicolégicas el sexo masculino de telaciones preponderancemente efuncionales», en Jas que prevalecia ela funciéns, el trabajo, y no la persona humana. ‘A este tipo de relaciones funcionales, modelo claramente ma- chista, se sobrepone hoy otro modelo, el modelo de sla relacién éntica», como la llama C., Scarpellini ’, en la que se destaca el valor de la persona misma, y no ya la funcidn que desempefia; mientras ante el otro, por la no intercambiabilidad y la preacupacién desin- teresada. Ia familia evoluciona en una forma un tanto desconcertante; ya no pensamos en la familia pattatcal, tal vez menos en la familia B, SHORTER, Neisance de la famille modeme, Patis 1977, 70-97; P. BEL aA, Socalgie de la familia contery °C. Scare, La famiglia: delle sopravivenz alla creat 1983, 29-38, nuclear; es la familia «ercera ola» como la llama A. Toffler, la que hoy se esté imponiendo. Ya no es un tipo énico, es muleifor. ime 0, Tibal”alde a 7 u 8 mods dines de fam i it los que a riginas cas noma es us pin oginase dese ls modems ies En este paso de una cultura de la competividad a la compl nuy.norable la ha obrado-fa ina se ha hecho un fuerte ataque iderado como fruto de una «cultura al y excluyente del varén, se 0 frente de lucha y de reflexi6n: es el movi- ia toda al estructura socal tradicional, Dios masculino, sobre la autori- basada sobre la concep 1A. Toman, ac °°. Tanmautr, Unventare le coppia, Assisi 1973, 148-1 "J. Garo, Le fails ane ls nein fronton dele rpg , 113-133: antfemminismo come facto della cultura dellunor Motion, Tin gro dio. Le donna ou Dia Brea E. J. MoLtann, Diew Homme et femme, Pass ono, now dar Une msicoar abe la es beak rie Baxlona 1987, 15.176 ion 6. Cawpanant, Pte ANNI, Pere politico © immagine pater, Milano Families pareaion, en AAW Feige trteriona, 180 dad del varén, y con una explicita marginaci6n de la mujer. Este enfrentamiento ha provocado otro fenémeno como es cla crisis de [a figura patemnas que se revela en un clato marginamiento del jefe del hogar ". Surge en esta coyuntura un conflicto que normalmen- te se formula en términos disyuntivos ": 0 machismo o feminismo. Este conflicro hace parte de otros conflictos mas amplios, como es idad, ancoridad-obediencia, lo uno- petspectiva podemos comprender por qué se hace necesario superar Ia situaci6n competitiva para dar paso a una nueva, la acogida de la altetidad y de la reciprocida portante: Ia conciencia competitiva hist6ricamente se ha traducido en tres binomios: masculinidad-paternidad, paternidad-autoridad, auoridad-comunidad; la conciencia de reciprocidad se expresa di- ‘versamente con otros binomios: amor- encuentro-comunidad. Bl lector que existe entre los términos de los binomios enunciados. 2. DE LA COMPLENENTARIEDAD A LA UNIDAD ‘patie son como la piedra de toque, la clave para rede hoy en la en ka filosofia del personalismo y dentro de la misma cuando se aplican la realidad mattimonial La sociedad, fuertemente resentida del individualismo, de la Iu- cha de clases, de la rivalidad y comy jere reeuperase en esta segunda mitad del siglo, al menos en lo que respecta la vida de la pareja matrimonial: hablar de recuperacion significa "A. MITSCHERLICH, Verso una socett senza padre, Milano 1977, 8. Parva, Dallsperenza alla morale. Il problema “eperienza” in to: logia morale, Palermo 1985, 30-42. 'S, PRIVITERA, ax, 2431 y 32-42 © BH. Kuwitr, La Erica de la sociedad compeitioa, Madsid 1976. 181 \\ Concreténdonos ala pareja conyugal,enconts s: desde divesas penpeciva (les, pscl6gice Leeson a, teol6gica..) se intenta retraducir el binomio alterided-recptocided con otra expresin que va més alld de lo que los términos puedan suger: La espresn aludida aparece formulads en forma disioca ote aus, pl fond hay una sini parca. Me , como una unidad que se proyecta al futuro sobre la base de un fuerte sentimiento de rec proca pertenencia **, Modernamente los autores entienden la sexua- lidad como eun lenguaje interpersonal» *; el amor humano ene e pos0s tiene tn cauce de expresin que es la misma condicién sexual siendo la semualidad un lenguaje, debemos entendet este lenguaje como tuna comunicacién que converge en un didlogo, lamads-respuesta; el mismo cuerpo sexuado de la persona humana ya es una primer predisposicién para este dislogo; a partir de esta predisp poral se intuye el sentido de la alteridad, de la reciprocidad, de la complementariedad que manifiesta la condicién sexual. Es a parti del estudio moderno sobre Ia sexualidad como el cuerpo humano ha cobrado particular importancia en nuestro tiem- cor cuerpo *, ¢ incluso ya se habla de una «teologia del cuerpo __ Un rercer intento de fundamentacién cs la reflexi6n biblicoreo. Jogica moderna, Tal vez sea éste el campo menos explorado en rela- cin al tema de la conciencia conyugal, pero los elementos que to- caremos de paso dan pie para hablar de una fundamentacién Juan Pablo Il en las Catequesis de los miércoles (1979-1982) centr6 su reflexién sobre algunos pasajes de la §. Escricura que ha- cen referencia al matrimonio, como Gén. cap. 1-2, Efes. 5,21-33 y 1 Cor. 7,5. : , Mt Dlg 36, 35-40, sie damore, ronaltt ex sf i A Mats Bale, A i Ma, langage de la sali en logit Se ue interna. tional de sexlogie, Toulouse, sept. 1975, Tou ere “'V, MetcHioins, Corpo e pesona, Genova 1987. I 19; S:Smsan, it Cope ale els contenpornee, Brel 83 C Roccuta, Prima teloia dale crore one, Pr sna tol cman ce ha get di vita, Roma 198 188, La soledad que azota al primer hombre en el paraiso (Gén. 2,20) s un detalle que nos descubre In dimensin social del hombre; cl hombre sintis Ia angustia de Ja soledad como una amenaza de muerte y entonces viene Yavé en su auxilio eporque no esté bien que el hombre esté guien que le esté a lado, hagimosle un aliado), que es cin que dan los exegefs ala palabra eayuds» que los LXX y poste- riormente S. Agustin ® usaron, Cuando Yavé presenta al primer hombre la primera mujer, el varén no pudo menos que lanzar un grito (el primer grito ? 2) de entusiasmo ante la presencia de su compaftera: cesta vez si que es carne de mi carne y hueso de mis huesos» (Gén. 2,23). Los exegetas ven en esta expresién el descubrimiento que hace el varén en la mujer de una connaturalidad profunda, una como justficacién de acuerdos interpersonales, como la complementariedad de una rela- cin, como el logro de una totalidad a partir de partes esenciales * Tos vocablos biblicos is (ardn) - issab (mujer) han pretendido Jos autores hacerlos derivar de una misma raz, significando dos di- mensiones del ser humano: lo fuerte, lo débil Un texto pasticularmente significativo es Gén. 2,24: «serin los dos una sola cameo, Segtin M. Gilbert es la forma como el yavisa quiso expresar unidad original, anterior al momento en que Yavé quité la costilla al varén; queria el autor sagrado de cat la connacuralidad entre vat6n y mujer y la unidad conyug: Un elemento que debemos destacar es el futuro del verbo: «serén», smpo esti haciendo clara alusi6n al proceso di- iento de la pareja humana en su tarea de integra- cién, de complementacién, Cito elemento es el sentido de «cares en la pericopa. G. Yon Rad en su comentario al libro del Génesis alude a rs interpretacio- ‘nes, complementarias ¢ interdependientes: came como estructura del hombre en su condicion de fragilidad, el acto sexual ye som bomologe (Gen. 2,18), rresponde. Lexi tame et du No- sen allié qui De Menove, Une ade se de Gen, 2, 18:24 dans ls éeris de "Ancien Testament, wean Testament, RTL. 329.352 5 CEM. Guuert, Une sede cuir (Gen, 2, 24), NRT. 100 (1978) 66-89. CE A. Marnod, Levelt sesuale nella bibbia, Storia edottrina, Casale JL. SKA, Je ois bi Bib. 65 (1984) 235-2 Cf. M. Gn, oc. + CEG. VON Rab, La Gente, Genéve 1968, 83. 189 M, Gilbere ve en la expresin «una sola carne> una referencia a ela unidad conyugal, a pero con matices diferentes, como los encontramos en S. Juan. De todas formas, lo menos que podemos deducir es que los autores sagrados pretenden subrayar fuertemeate una unidad muy special, un amor muy particular, y este énfasis en Ja unidad, en ‘el amor, nos da pie para pensar en la unidad de las conciencias como fruto de un amor que une profundamente. Schnackenburg, 20-23) dice que it de la comunidad y el Padre esti en «la unidad divina ha calado, ha de los discipulos por cuanto Jests esté en ell Jess» * Tas intuiciones, que la filosofia, la psicologia, la antropologia la misma reflexi6n biblica nos oftecen para afirmar como una fea- lad eminentemente humana Ia conciencia del «nosotros conyu- gals, 0 de «persona conyugals, son muchas y muy explicitas; ls expresiones que hacen los autores son muy variadas pero todas apun- tan a esta realidad, as perspectivas de fururo, que podemos llamar UTOPIAS (en el buen sentido de la palabra), las planteamos en una doble direc- tién: como una toma de conciencia y como una pedagogéa pars Ja formacién de la conciencia conjugal. Ciertamente el hecho de teflesionar sobre «la conciencia conya- gals abre unas perspecivas: se supra el egofsmo que ha caracte SCHNACKENBURG, oc, 309. 309. 19 i tizado la visin individualista de la conciencia cuando se tome con- ciencia del sentido de reciproca pertenencia y corcesponsabilidad yo soy responsable de lo que ti llegues a set y td eres responsable de lo que yo llegue a sr; se comprendeta cl forma de ser» *, como «nueva identidads ®; en una dimensién mas profunda entenderemos que de verdad la pareja humana es esacra- ~foento de la Trinidad» cuando logren crear esta coaciencia dé lt ‘ad, de reciprocidad y de comunién; la creacién yugals seré como el modelo de la auté sonal en que se ralizaré de verdad una del «nosotros con- generacin, re-creacién de un «nosotros» que de verdad revela a cividad humana, a conyugal goza de una autonomia, Ya desc mos paginas ats cOmo los documentos del Magisterio aluden fe. cuatemente ala conciencia de los esposos y padts de familia, te tamente formada, y la reconocen una autoridad, una tesponsebil dad. Sobre esta formacién de la concienciaconyugal reflerionae. mos en el apartado siguiente 4, (COMO FORMAR ESTA

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