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HNA.

MARTHA ANTÓN
Martes 17 de mayo

TEMA GENERAL: RAZONES POR AL QUE DEBEMOS DE ORAR MAS

SEPTIMA RAZON:
7. La oración debe ser persistente.
La Biblia no nos enseña a orar casualmente, sino de manera insistente y con fe
(Mateo 7:7-8 “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”).
a. Pedid… buscad… llamad: Vemos una intensidad progresiva que pasa de pedid a
buscad a llamad. Jesús nos llama a tener intensidad, pasión y persistencia en la
oración. El hecho de que Jesús volvió al tema de la oración
–ya tratada con cierta profundidad en Mateo 6:5-15– demuestra la importancia de la
oración.

COMENTARIOS:
i. En esta descripción triple de la oración como pedid, buscad y llamad vemos
diferentes aspectos de la oración y diferentes aspectos de su recompensa.
La oración es como el pedir en que hacemos nuestras peticiones conocidas a
Dios,
y todo aquel que pide, recibe. El recibir es la recompensa de pedir.
La oración es como el buscar en que buscamos a Dios, su palabra, y su
voluntad; y el que busca, halla. El hallar es la recompensa de buscar.
La oración es como el llamar hasta que se abra la puerta, y buscamos la entrada
al gran palacio celestial de nuestro Gran Rey. El entrar por la puerta abierta a Su
palacio es la recompensa por llamar, y es la mejor recompensa de todas.

ii. “Pedid con confianza y humildad. Buscad con cuidado y aplicación. Llamad con
seriedad y perseverancia”. (Clarke)

iii. La idea de llamar también implica sentimos resistencia. Después de todo, si la


puerta ya estuviera abierta, no habría necesidad de tocar o llamar. Sin embargo,
Jesús nos anima: “Aun cuando sientas que la puerta está cerrada y debes tocar, hazlo
y continúa haciéndolo, y se te abrirá”.

iv. Sin embargo, la imagen de llamar a la puerta también implica que hay una puerta
que si puede ser abierta. “Sus puertas están diseñadas a abrirse: fueron hechas con
el propósito de entrada; y así el bendito evangelio de Dios está hecho a propósito para
que entres a la vida y la paz. Sería inútil tocar a una pared, pero sabiamente puedes
tocar a una puerta, ya que está destinada a abrirse”. (Spurgeon)
v. Venimos a la puerta de Dios y todo lo que debemos hacer es llamad. Si la puerta
estuviera con llave contra nosotros, necesitaríamos las herramientas de un ladrón
para entrar, pero eso no es necesario; todo lo que tenemos que hacer es llamar, y aun
si no tengo las habilidades de un ladrón, puedo llamar, ¡Sé lo suficiente para hacer
eso!

vi. “Cualquier hombre sin educación puede llamar a la puerta si eso es todo lo que se
requiere de él…Un hombre puede llamar a la puerta sin ser un filósofo. Un hombre
tonto puede llamar a la puerta. Un ciego puede llamar a la puerta. Con una mano
paralizada un hombre puede llamar a la puerta…La manera de abrir las puertas del
cielo es asombrosamente simplificada para aquellos que son lo suficientemente
humildes de seguir la dirección del Espíritu Santo, y pedir, buscar y llamar con fe. Dios
no ha provisto una salvación que solo puede ser entendida por hombres cultos…está
destinada para los ignorantes, de corto entendimiento, y los moribundos, al igual que
para otros, por lo tanto, debe ser tan simple como llamar a la puerta”. (Spurgeon)

b. Pedid, y se os dará:
Dios promete una respuesta para aquellos que lo buscan con diligencia. Muchas de
nuestras oraciones sin pasión no son respondidas por una buena razón, porque es
como si le pidiéramos a Dios que le tome importancia a algo que nos importa poco o
nada.

Comentarios
i. Dios valora la persistencia y pasión en la oración porque demuestran que
compartimos Su corazón. Demuestra que nos importan las cosas que le importan a Él.
La oración persistente no supera la reticencia obstinada de Dios; le da gloria a Él,
expresa dependencia de Él y alinea nuestro corazón más con el suyo.

ii. “Ningún alma puede orar en vano que ore como se indica arriba. La verdad y
fidelidad del Señor Jesús están comprometidas para su éxito. Se os dará, hallaréis, se
os abrirá. Estas palabras son tan fuertemente vinculantes del lado de Dios, como no
matarás es del lado del hombre. Trae contigo la palabra de Cristo y el sacrificio de
Cristo, y ninguna de las bendiciones del cielo se te podrá negar”. (Clarke)

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