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- DIAGNÓSTICO DE LA PERSONALIDAD. DESARROLLOS ACTUALES Y ESTRATEGIAS COMBINADAS – CAPÍTULO
1. LIC. MARÍA TERESA VECCIA.
- ENFOQUE CONCEPTUAL PSICODINÁMICO DEL DIAGNÓSTICO PSICOLÓGICO: LA NECESIDAD DE UN MARCO
TEÓRICO INTEGRADOR” – LIC. MARÍA TERESA VECCIA.
- VARIABLES INTERVINIENTES EN LA EVALUACIÓN DEL PROCESO PSICODIAGNÓSTICO – LEVIN.
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- ALGUNAS PROBLEMÁTICAS EPISTEMOLÓGICAS RELACIONADAS CON EL PSICODIAGNÓSTICO – SCHWARTZ
DE SCAFATI.
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- REVISIÓN DE LOS CONCEPTOS DE PERSONALIDAD Y PROYECCIÓN. DIFERENCIAS ENTRE TÉCNICAS PSICOMÉ-
TRICAS Y PROYECTIVAS – LIC. MARÍA TERESA VECCIA.
- EL MÉTODO PSICODIAGNÓSTICO Y EL EJERCICIO PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO” – LIC. MARÍA TERESA
VECCIA.
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La autora se propone reflexionar sobre la evaluación psicológica y su ejercicio competente, reconociendo que el proce-
der ético es un derecho y un deber. En este sentido, es tarea del psicólogo evaluador preguntarse por la utilidad de la
evaluación (si su aplicación está o no al servicio del hombre y su bienestar), dimensión ética que deberá tener en cuenta
y sobre la cual decidirá la estrategia de intervención más adecuada. Es necesario, entonces, que el proceder ético alcan-
ce a sus conductas, ya que si bien las técnicas aportan datos relativos, es el profesional quien analiza, integra y utiliza
adecuadamente, o no, esa información, por lo que, ante el riesgo de un mal uso, ellas deben estar en manos de personal
idóneamente capacitado.
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PASOS DE LA EVALUACIÓN PSICODIAGNÓSTICA:
1) Selección y aplicación de las técnicas: El psicólogo debe disponer de técnicas variadas y complementarias pa-
ra fundamentar el diagnóstico y las recomendaciones; conocer y estar familiarizado con ellas, reconociendo
sus alcances y limitaciones, sin perder de vista la utilización de baremos actualizados y afines culturalmente.
2) Análisis del material y el diagnóstico: Pone en juego la pericia del psicólogo, quien deberá apelar a su juicio
clínico (proceso de transformación de datos a través del cual los jerarquiza, ordena e integra en un todo
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coherente que le de confiabilidad a su hipótesis). Existen distintos tipos de diagnósticos, cada uno con sus
limitaciones, ya que ninguno puede dar cuenta de toda la complejidad y subjetividad del sujeto.
3) Comunicación oral y escrita de resultados: Momento de cierre del proceso. En ciertos ámbitos (forense, la-
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boral, etc.) la entrevista de devolución no se realiza, por lo que es ético que el profesional lo explicite en el
encuadre. Otra forma de comunicar los resultados es el informe escrito, donde se articulan los datos recogi-
dos con el sujeto real, por lo que las palabras que usen deben respetar y responder a su individualidad. Este
es un momento de elaboración de los datos y resultados, y no una mera transcripción de los mismos. Cada
ámbito utiliza distintos estilos.
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Si durante los distintos momentos del proceso se actúa en forma competente, la información que se brinde será con-
fiable y ética.
Los códigos de ética se fueron creando en todas las profesiones para reglamentar y organizar los principios éticos que
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rigen sus actividades, con el fin de minimizar las consideraciones subjetivas de las personas. Se trata de normas básicas a
las que todo psicólogo debería conocer y adherir para posicionarse en un obrar fundamentado. En el ámbito de la eva-
luación se han elaborado normas deontológicas (Código de ética del psicodiagnosticador y las Pautas internacionales
para el uso de los test). Psicólogos del MERCOSUR acordaron en 1997, los siguientes principios éticos generales:
La ética profesional no se agota en los códigos, sino que es una construcción abierta, integrativa y atenta a considerar
nuevas situaciones dilemáticas que puedan surgir. Comprende la competencia científica y académica del profesional,
como también su proceder responsable en cuanto a lo que haga sobre las personas, acompañada de una revisión crítica
de sus conductas y acciones. La ética profesional no puede separarse de la ética personal, además de ser una ética pú-
blica que atraviesa todos los ámbitos de nuestro quehacer.
Bleger define a la entrevista psicológica como aquella que intenta estudiar y utilizar el comportamiento del sujeto en
todo el curso de la relación que establece con el profesional, durante el tiempo que dure la misma. Dirá también que es
una relación particular que se establece entre dos o más personas, una de las cuales debe tratar de saber lo que está
pasando en la misma y actuar según ese conocimiento, y agrega que es un campo de trabajo en el que se investiga la
conducta y la personalidad del sujeto. Estas definiciones plantean 3 ejes iniciales:
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1) El comportamiento y la personalidad del sujeto.
2) El vínculo particular que se construye en ese encuentro.
3) Los roles que cada uno adquiere a partir del mismo (Entrevistador – Entrevistado).
En cuanto al último punto, no siempre se puede definir tan claramente la adjudicación de roles. Existen modelos de per-
sonalidad más avasallantes que tienden a dirigir el campo de la entrevista, como modelos con rasgos de introversión,
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que presentan dificultad para la expresión oral, y otros modelos que plantean su opocisionismo. Estas conductas pueden
ser producto de dificultades personales o bien resistencias ante la situación de ser observados y evaluados. Se plantea
al entrevistador una serie de variables que deberá sortear y sobrellevar para mantener su rol y lograr su objetivo.
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CUANDO LA TRANSFERENCIA HACE SU APARICIÓN.
3 ítems iniciales que pueden incidir en el desempeño del rol del entrevistador amateur:
al conocer más sobre los cuadros clínicos y el trabajo del síntoma, y la experiencia de haber trabajado con casos
similares y conocer las posibles reacciones y consecuencias de determinadas intervenciones, aminoran el monto
de ansiedad e incertidumbre, y posibilitan una intervención más adecuada.
3) Los puntos oscuros de su propia historia y las propias resistencias que se re-editan a la
hora de escuchar al entrevistado: Dificultades que surgen en el manejo de la entrevista, como la falta de indaga-
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ción y profundización de ciertos temas por no querer invadir terrenos de “privacidad” del sujeto o generar un
desequilibrio emocional severo, la falta de escucha, etc.
La escucha implica mantener una especial actitud de concentración, y también dejar de lado nuestras propias opiniones,
valores, etc. Por ello, existen situaciones que debemos evitar: el dejar pasar ciertas frases armadas que no son expresa-
das con total claridad (“Me quede re-caliente con la situación”) y que nos provocan una determinada imagen que quizás
no coincide con lo que el sujeto está diciendo; el hecho de rellenar frases incompletas que el otro deja con suma inten-
cionalidad. Callar y no indagar estas frases hace que la entrevista se convierta en una charla de amigos, ya que nos es-
tamos guiando por nuestro propio mundo imaginario, con sus valores y consideraciones, y no con los del sujeto, ponién-
dole un significado subjetivo a lo que dice, dejando de lado en verdad está diciendo (Ej.: “re-caliente” no representa lo
mismo para cada uno) ¿Por qué ocurre esto? Es como si se tendiera a no molestar demasiado y a sostener una especie
de imaginario en el cual el entrevistador entiende y sabe todo lo que le pasa al otro, cuando en verdad es él el estímulo
más importante, puesto que su mera presencia incide en el otro y en todo el acontecer de la entrevista. Además, hay
otros elementos en juego que afectan positiva o negativamente la entrevista, como los modelos de personalidad antes
mencionados. Aquellas conductas que se tornen resistentes, requerirán de nuestra intervención, la que deberá facilitar
al entrevistado una apertura de sus expresiones, salvándolas de autocriticas y restricciones.
La transferencia es un fenómeno que aparece en toda relación interpersonal. Es la actualización de actitudes y conduc-
tas inconscientes que corresponden a pautas establecidas en el desarrollo, en especial, en la relación interpersonal con
el medio familiar, que el entrevistado vivencia o actúa en el presente y en relación al entrevistador.
Al principio aparece como resistencia, ya que todas las fuerzas que han motivado la regresión de la libido se alzarán
contra del trabajo analítico para conservar la nueva situación, y puede aparecer como transferencia positiva (de senti-
mientos cariñosos) o negativa (de sentimientos hostiles). Bajo resistencia, el analizado repite, en vez de recordar, todo
lo que ha incorporado a su ser partiendo de las fuentes de lo reprimido: sus inhibiciones, sus tendencias inutilizables y
sus rasgos de carácter patológico. Una vez vencidas las resistencias, surgen sin esfuerzo aparente, los caminos para la
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evocación de recuerdos.
El sujeto, de acuerdo a su propia historia, despliega modalidades de conducta y de expresión, según las circunstancias y
ante quien se encuentre siendo entrevistado. Estas actitudes del sujeto tienden a poner al entrevistador en un lugar
significativo para él, por lo que aquel deberá observar dichas actitudes sin llegar a ubicarse en ese rol adscrito. Es por
ello que durante el proceso debemos mantener un nivel transferencial óptimo para facilitar que el sujeto pueda desple-
gar los principales rasgos de la estructura de su personalidad. El enojo, la desconfianza, el miedo a ser “descubiertos”
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obstaculizan y restringen la libre expresión de sus pensamientos, fantasías, sentimientos y emociones. El entrevistador
debe posibilitar que el sujeto disminuya esos pensamientos y fantasías de tinte persecutorio, para lograr mantener una
transferencia positiva que facilite el despliegue de sus pensamientos y sentimientos.
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ADENTRANDONOS AL CONCEPTO DE “CONTRATRANSFERENCIA”.
La contra-transferencia son los fenómenos que aparecen en el entrevistador a partir de la presencia del entrevistado,
quien le genera, consciente o inconscientemente, toda una serie de desencadenantes, producto de escenas, pensamien-
tos, sensaciones y sentimientos que, de no haber una adecuada percepción de ellos, el curso de la entrevista será desvir-
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tuado. Son las respuestas a las manifestaciones del sujeto, el efecto que tienen sobre él.
Desde la pre-entrevista, el entrevistador se va conformando un imaginario vinculado con lo oído, percibido y dialogado
con el entrevistado. En el comienzo de la entrevista, un cumulo de supuestos, imágenes, pensamientos y asociaciones
personales se ponen en marcha a partir del discurso del sujeto. De acuerdo a lo que éste va expresando, el entrevistador
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empieza a percibir un entrecruzamiento de sensaciones, pensamientos y actitudes que favorecerán o entorpecerán di-
cha escucha y exploración de la personalidad.
Nuestra historia personal juega un papel preponderante en la función de la escucha (Ej.: haber atravesado una situación
similar), que seguramente influenciara nuestras intervenciones futuras. Estos “puntos oscuros” pueden convertirse en
un obstáculo en la dirección de nuestro ejercicio de rol. Ello acentúa la importancia de poder pensar nuestras interven-
ciones, lo cual implica tener presente:
1) Qué preguntar, teniendo en cuenta por qué y para qué de nuestra intervención. Que queremos obtener o
producir en el otro.
2) Contemplar el momento en que se hace la intervención, preguntándose si el momento es el adecuado para
el sujeto, si lo va a poder “escuchar” y hacerse eco del mismo.
3) Evaluar los posibles desenlaces de dicha intervención, aunque muchas veces lo vemos después de hecha.
Dentro del proceso psicodiagnóstico, las intervenciones se realizan para obtener aclaraciones y ampliaciones de los da-
tos que nos van dando. Muy pocas veces se hacen señalamientos (lo cual implica poner énfasis en una parte del discurso
La atención flotante es no intentar retener especialmente nada, ya que en cuanto forzamos nuestra atención en algo,
con una cierta intensidad, comenzamos sin querer a seleccionar el material. Si nos guiamos por nuestras esperanzas,
corremos peligro de no descubrir sino lo que ya sabemos, y si nos guiamos por nuestras tendencias, falsearemos segu-
ramente la percepción (S. Freud).
1) Partiendo de la percepción que tenemos del sujeto y de los primeros avances, surgen pensamientos y sensa-
ciones basados en el cómo nos “cae”, a quien nos recuerda; sentimientos de atracción o rechazo generados
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por el sexo del sujeto, su apariencia, sus rasgos más destacados, su postura o su actitud.
2) Momentos de “distracción”, donde surgen pensamientos ajenos a lo que está diciendo el sujeto, que quizás
estén relacionados con alguna tarea pendiente, situaciones inconclusas, o algún acontecimiento.
3) Reacciones de enojo, bronca, fastidio, por el cómo nos habla y se dirige a nosotros, porque falta o no cumple
con el pago. También el sentir que no se observan avances, que no desea hacer los gráficos de una técnica, o
no amplia lo que se le pide, o no responde lo que se está buscando obtener.
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4) Reacciones del cuerpo, como cansancio, sueño, agotamiento o aburrimiento, ya sea porque nos resulte mo-
nótono, o que hable demasiado, a veces del mismo tema, o bien que el tema del que habla nos afecte de al-
guna forma. Como consecuencia puede surgir la ansiedad de que diga algo interesante o que termine pronto
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y se vaya.
5) Otras reacciones físicas o fisiológicas, como dolor de cabeza, cervical, estomacal, ganas de ir al baño, inquie-
tud, necesidad de pararse, fumar, tomar algo, bostezar, cerrar los ojos, o algún dolor agudo.
Las manifestaciones físicas deben ser consideradas cuando se presentan en algún momento determinado de la labor con
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el entrevistado.
Existen también manifestaciones contra-transferenciales positivas, en general cuando el sujeto nos dice que anda me-
jor, que lo bien que le hizo venir la última vez, y habla de las maravillas del señalamiento que le hemos hecho, nos da un
regalo o nos recomienda a alguien. Es posible que nos ataque un deseo de comunicar al sujeto aquello que creemos que
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le pasa con el fin de “sanarlo” y que él nos reconozca lo buen profesionales que somos. En estos casos, el terapeuta de-
be evaluar cuando hablar, que decir y como, respetando el timing del paciente, lo que este puede escuchar, en dirección
a la cura. En un inicio es necesario sostener un lugar de “Supuesto Saber” para que el sujeto entre en transferencia,
aunque es peligroso permanecer en ese lugar, y sobre todo, creerlo nosotros mismos. Muchos errores en este proceso
están basados en este ideal que entrelaza directamente nuestro propio narcisismo.
Según Veccia, “El proceso psicodiagnóstico es un proceso dinámico, transferencial – Contra-transferencial”, ya que en
este lazo tan particular y acotado, ambos sujetos transitan, en forma paralela al motivo de consulta, un constante fluir
de sentimientos, imágenes y pensamientos que se van generando en esa situación particular, con ese otro particular, y
en ese momento histórico particular. Es de fundamental importancia que el profesional continúe y profundice sus estu-
dios, además de que tenga su propio espacio de psicoterapia para poder trabajar los puntos cruciales de su propia histo-
ria, y llevar a cabo el trabajo de supervisión de su tarea profesional. Con el seguimiento de este “trípode”, el ejercicio del
rol profesional será más llano y su posición profesional permitirá que el entrevistado pueda ser escuchado plenamente.
INTRODUCCION.
La responsabilidad civil que rige para el profesional de la salud tiene que ver con una responsabilidad de medios y no
de resultados. En el caso del psicodiagnosticador, lo que se demanda es que haya procedido correctamente, que pueda
garantizar que sus conclusiones sean válidas y verosímiles, aquello que ocurre cuando el proceso del cual son producto
ha sido desarrollado con los parámetros de rigurosidad científica. Una “buena praxis” se refiere a deliberar acerca de
los procesos por sobre los resultados. Un psicodiagnóstico valido no solo es un acto técnico apoyado en el uso de ins-
trumentos confiables, sino que es un proceso complejo integrado por una rigurosa y adecuada utilización de éstos, su
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análisis y posterior elaboración de las conclusiones. A su vez, desde una perspectiva ética, se debe poder rendir cuentas
a uno mismo acerca del modo y las condiciones en los que se generaron las hipótesis diagnósticas.
En toda búsqueda de conocimiento existe un a priori o premisa del cual se parte. Este supuesto previo acerca de qué es
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el mundo, la realidad, y cómo se accede a ella, tiñe toda la posible investigación y exploración. Durante mucho tiempo la
verdad implicó la existencia de una idea que se correspondía con un objeto de la realidad, independientemente del mo-
do en que se accedió a ella. Si entendemos la realidad como una construcción intersubjetiva, generada y regulada por
reglas establecidas en comunidad, la verdad ya no es obvia en si misma sino que depende del universo de posibilidades
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previamente construido, el cual es relativo a una época y a un paradigma que establece ciertas condiciones para que
algo sea considerado valido. De modo que la única manera de cuestionar el carácter de verdad de una afirmación, es
explicitar los procesos de construcción de ese conocimiento a los otros que comparten esa misma realidad. Por ello es
necesario que se especifiquen los procedimientos o acuerdos por los cuales se re-definirán los hechos, los elementos de
la realidad, para transformarlos en datos asimilables a una cierta teoría.
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Por su parte, el profesional tiene la obligación de buscar cierta verosimilitud en el proceso psicodiagnóstico, cierta cre-
dibilidad en relación a la red de relaciones en la que estamos insertos, tanto el otro como nosotros mismos.
En cuanto al concepto de validez, una hipótesis será válida cuando sea producto de un método valido. Las técnicas psi-
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cométricas y proyectivas sirven para detectar la dinámica y estructura de una personalidad, pero no muestran inmedia-
tamente las características del sujeto. Las conclusiones diagnósticas no son afirmaciones irrefutables, sino elaboracio-
nes del profesional construidas con el uso de técnicas y por medio de un proceso inferencial que ha tenido en cuenta
constelaciones de observables iluminados por la teoría y la experiencia de quien los piensa.
Por todo ello, una hipótesis no puede ser verdadera, pero si verosímil y valida, en tanto haya sido producto de un proce-
so riguroso. Sobre esto último deben caer las miradas al estimar la buena praxis en psicodiagnóstico.
Pensar en el Psicodiagnóstico desde el método deductivo excluyentemente, implica que ante una hipótesis obtenida se
derivan consecuencias observables, las cuales deberían encontrarse en el material recogido a lo largo del proceso si la
hipótesis previa fuese verdadera. Si éstas no aparecieran, se descartaría tal hipótesis, en caso contrario, se corroboraría.
Algunas prescripciones de este método dicen que para alcanzar conclusiones validas, el profesional debe observar Recu-
rrencias en el material, acentuando el cuantitativismo como nodo de la objetividad. También se introdujo la noción de
Observación Participante para pensar el rol del psicólogo, aunque el resultado fue transformar al psicólogo en una va-
riable a controlar. Por último, se presenta a la Estandarización de las Variables, a partir de lo cual el psicólogo, tomando
En el marco de este método hipotético deductivo, la validez del psicodiagnóstico aparecía asegurada por las recurren-
cias, de la observación participante, la estandarización de las variables y la confiabilidad de las técnicas.
Sin embargo, estas exigencias opacan una realidad: Por más riguroso que haya sido este proceso, los datos no aparecen
inmediatamente, ni las conclusiones diagnosticas derivan de modo automático. Se ha borrado el proceso de construc-
ción de hipótesis. Es irrefutable la rigurosidad que aportan estos conceptos al proceso, pero deben desarmarse para
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poder observar ciertos implícitos naturalizados que impiden pensar en las consecuencias que acarrean en la praxis. No
es que la deducción no tenga lugar, sino que se trata de ver qué lugar ocupa. Borrado ha quedado el hecho de que para
utilizar este modo inferencial, la hipótesis debe estar dada previamente. La exclusividad de este método ha dejado a un
lado aquel aspecto fundamental que toma en cuenta la construcción del diagnóstico.
Al plantear una lógica abductiva en este proceso, se derivan consecuencias de enorme envergadura:
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1) Las recurrencias reaparecen, pero no como una expresión cuantitativa de la insistencia de una evidencia,
sino como derivación de necesidad. La abducción, por su forma lógica, concluye probables, por ello la impor-
tancia lógica de la reiteración del dato. Este razonamiento plantea que ante cierta teoría y en presencia de
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ciertos rasgos, probablemente se este frente un Caso de tal o cual estructura, personalidad, patología. Tal
procedimiento se realiza comparando un Caso Teórico Abstracto, con un Caso concreto. No solo será nece-
sario que el sujeto presente ciertas características, sino también que las mismas formen cierta configuración
en la relación que establecen unas con otras. Así, la abducción demanda no solo la presencia de indicios,
sino de relaciones y funciones específicas entre los mismos.
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2) La observación participante, si bien como concepto sirvió para reconocer la incidencia del psicólogo en los
resultados del proceso, conlleva a la ilusión de que es posible la anulación de todo impacto de la subjetivi-
dad del psicólogo por más extremas que sean las precauciones. La cuestión se adentra en una encerrona:
por un lado se dice que el psicodiagnosticador tiene efectos sobre el sujeto y que no puede hacerse nada al
respecto, y por otro, se enuncia la necesidad de dar cuenta de las características de ese sujeto de la manera
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con hipótesis teóricas que permitan, además, la comprensión de las leyes que presiden la relación entre los
distintos elementos.
- HIPOTESIS DIAGNOSTICAS: Primero fueron presuntivas, y si bien nunca van a ser verdades absolutas, están
respaldadas por la evidencia empírica y la articulación teórica. El momento óptimo para que el psicólogo ob-
jetivice sus conclusiones es el de la justificación de sus hipótesis.
3) En el caso de la estandarización de las variables, si bien se rescató la importancia de regular las condiciones
de administración de las técnicas a fines de la comparación con otros sujetos, una descuidada interpretación
de esta prescripción contribuyó a la creencia de que se controla algunas variables y se miden otras. De esta
manera, en ciertas ocasiones se confunde a los indicadores de la variable con la variable misma, como cuan-
do se piensa al CI no como un número que estima una dimensión de la inteligencia, sino que es el valor de la
inteligencia misma. Estos valores no son en sí mismo la variable.
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configuración y desarrollo del proceso.
El diagnostico psicológico es un proceso porque supone la inclusión comprehensiva de una serie de fases, de diversas
fuentes informativas y de muestras diferentes de conducta, con una especial atención a las interacciones que se produ-
cen entre distintos sistemas relacionales. En este proceso, el profesional se enfrenta a una gran cantidad de variables
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diferentes que interactúan entre sí, que no solo debe registrar, sino también integrar y elaborar para que alcancen una
significación psicológica, ya que solo así podrá captar, conceptualmente, el funcionamiento del evaluado. Se trata de
conceptualizar (intentar aprehender lo que está ocurriendo y su significado psicológico) y no de acumular informaciones
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parciales (listado de características del sujeto). La aplicación de técnicas o la clasificación de los sujetos son tareas que se
subordinan a otros objetivos, como describir el funcionamiento psicológico o diseñar una intervención. Se deben llevar a
cabo al menos 3 pasos de transformación o traducción de los datos hasta llegar a convertirlos en conceptos operativos:
1) Transformación de las conductas del sujeto (verbales o no, graficas, de resolución de problemas u observa-
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Para efectuar el salto de lo empírico a lo conceptual, se debe tomar conciencia del nivel de amplitud y diversidad que
alcanza el conjunto de las numerosas variables y de las casi infinitas interacciones que se juegan durante el proceso.
- Grado de motivación.
- Antecedentes anamnésicos.
- Características de la personalidad.
- Nivel socio-cultural.
- Tipo y grado de patología.
- Edad y sexo.
Dificultades personales del técnico que pueden interferir en el tipo de relación que establece con el evaluado (miedos,
ansiedades, etc.). Existen algunos trucos técnicos (abrumar a los sujetos con test, utilizar un lenguaje incomprensible o
intentar encajar la situación del evaluado en esquemas preconcebidos) que pueden entenderse como evasivas en las
que se refugia el profesional porque se siente demasiado vulnerable ante el cuerpo a cuerpo de esta relación interper-
- Nivel de expectativas
- Refuerzos y condicionamiento verbal durante las entrevistas
- Nivel de formación
- Estatus profesional
- Características de su personalidad
- Particularidades físicas, como raza, sexo, edad.
Análisis de la interacción.
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Los conceptos psicoanalíticos de transferencia y contra-transferencia se aplican a la situación diagnóstica. Se trata de las
apreciaciones subjetivas (Cc. o Icc) que influyen en la captación de los mutuos mensajes y, con frecuencia, de las falsas
representaciones de la realidad interpersonal, que pueden ser positivas o negativas. Estos intercambios conllevan dis-
torsiones que proceden tanto del sujeto como del evaluador. Por otra parte, según la teoría de la comunicación existen
dos formas básicas de transmitir un mensaje individual: una verbal, con signos lingüísticos (tono de voz, ritmo, pausas,
giros sintácticos) y otra no verbal, con signos paralingüísticos (posturas, gestos, movimientos corporales, expresiones
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faciales). Un mensaje es congruente cuando los dos canales refuerzan su significado, e incongruente si uno de ellos con-
tradice al otro. Tanto evaluado como evaluador pueden tener dificultados sus procesos comunicativos y presentar dis-
funciones en este campo, siendo más graves las de este último. Ejemplos:
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1) La negación o rechazo de la escucha, que no permite captar las peculiaridades del interlocutor y bloquea la
trasmisión significativa. Los sujetos ponen en marcha estrategias defensivas o protectoras para no incorporar
más información de la que pueden. Debe tenerse en cuenta el nivel socio-educativo e intelectual, o la resonan-
cia emocional que los mensajes del evaluador estén provocando en él.
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2) La fragmentación de los mensajes: Incorporación parcial de información, recogiendo algunos aspectos e igno-
rando otros. Se estrecha el campo de la percepción y se pierde la visión global, que afecta al scdo. del msj.
3) La dificultad para crear una atmosfera propicia para que se produzca una comunicación fluida (logro de un
buen rapport). Que se pueda producir una especial apertura en el otro, personalmente significativa.
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Los estilos de comunicación del evaluador pueden obstaculizar o facilitar el trasvase de información significativa. Puede
ocurrir que trabaje con prisa, excesiva sobrecarga, o con un sujeto difícil, y por ello que su capacidad para trasmitir una
actitud de escucha atenta a los dos niveles (verbal - no verbal) resulte estorbada.
Las características del material pueden influir en el nivel de ejecución que el sujeto consiga:
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La adecuación o no de las pruebas a las características del individuo y a su motivo de demanda, pueden facilitar su com-
prensión, o hacer farragosos, repetitivos, o improcedentes los datos acumulados.
Discriminación entre datos esenciales y accesorios: influencia de las teorías y técnicas utilizadas.
Consiste en reducir o simplificar los datos para poder realizar con ellos una síntesis significativa sin despreciar o perder
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elementos básicos. Al seleccionar la información, existe la tendencia a registrar como significativos aquellos datos que
así son considerados por la propia orientación teórica, y a despreciar otros que no aparecen connotados como tales. Ello
produce sesgos en el procesamiento de los datos, por ello se debe tener en cuenta la influencia que ejerce, siempre sutil
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y desapercibida, en la selección de los puntos clave, para evitar una simplificación excesiva que puede contaminar las
conclusiones, y para contrastar cada dato con otras fuentes informativas.
- Los objetivos.
- La selección de información relevante.
- Las actitudes reciprocas.
- El grado de cooperación del sujeto.
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El evaluado no tiene la misma actitud cuando es el quien solicita ayuda que cuando, por ejemplo, es examinado por mo-
tivos judiciales. El rol del psicólogo, los objetivos y la información a seleccionar, también varían según el ámbito institu-
cional, de hecho, una misma conducta puede tener distintos significados según el contexto en que surja.
Variables ecológicas.
Entre las variables derivadas del contexto, también están las que remiten al ambiente físico:
- La iluminación.
- El nivel de ruido.
- La hora del examen.
- La adecuación del mobiliario a las características del sujeto.
- El tiempo disponible.
Estos elementos pueden modular la relación interpersonal, y con ello, el nivel cuantitativo y cualitativo de los intercam-
bios, que luego puede afectar a la lectura interpretativa de los datos.
Tanto evaluador como evaluado viven en una sociedad particular, en un momento histórico concreto, y forman parte de
un determinado estrato socio-cultural que determina, a su vez, los marcos de referencia o modos de relación entre sus
miembros. Por otra parte, por medio del proceso de socialización han adquirido creencias, prejuicios, estereotipos y
actitudes socialmente determinados, que influyen en la forma de interpretar los hechos y elaborar los juicios. Todos
estos “productos sociales” intervienen o actúan como variables mediadoras en el estilo personal de procesar la informa-
ción. Por ejemplo, cuando se diagnostica a un sujeto de un grupo socio-cultural muy diferente al del evaluador, este se
encuentra más limitado para llegar a una conceptualización ajustada del funcionamiento de aquel.
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A lo largo del proceso deben integrarse varios tipos de informaciones:
- Datos derivados de la observación directa del comportamiento, realizadas por el evaluador u otras personas
(Ej.: familiares).
- Datos derivados de la propia interacción y estilos comunicativos a los largo de la entrevista.
- Datos derivados de las técnicas.
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- Elaboraciones, inferencias y juicios que surgen de los contrastes a los que se somete la información, incluida
la que proviene del marco teórico de referencia.
El origen de los errores deriva de varios aspectos del proceso. Las sucesivas validaciones cruzadas entre los diferentes
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tipos de datos limitan en gran medida el margen de incertidumbre, pero nunca lo eliminan por completo.
1) Sesgos en la información que aporta el sujeto: Esta puede presentar desajustes y distorsiones, deliberados o
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no, ya que la misma no puede corroborarse por observación directa. Cuanto menos cuantificable y preciso
sea el dato, hay más posibilidades de que se produzcan deformaciones o elaboraciones personales (cons-
cientes o no) y se desfiguren los hechos. Por ello hay que intentar contrastar los datos que se consideren re-
levantes a través de varias vías, para discriminar solo aquellos que resulten confirmados, y poder disminuir
el error de las estimaciones subjetivas del sujeto. Es posible realizar observaciones directas en las escuelas,
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hospital y otras instituciones, aunque ello consume mucho tiempo y requiere una cuidadosa definición de
las conductas a observar, además, la presencia del observador puede alterar la situación, de forma que la
conducta del sujeto se vea modificada.
2) Uso inadecuado de los instrumentos de medida psicológica: Si bien fueron construidos con la idea de neutra-
lizar los errores, pueden presentar algunas inadecuaciones, sobre todo si se utilizan de un modo aislado,
concreto y rutinario. La articulación de estos instrumentos con otras fuentes de información es la vía princi-
pal para reducir tales errores.
3) Escaso esfuerzo en la validación de hipótesis: Las hipótesis derivan de la combinación y elaboración de todos
los datos. En este proceso tiene gran influencia la orientación teórica del evaluador y, en general, se produce
una clasificación del problema que plantea el sujeto. Si estas clasificaciones son prematuras o se convierten
en etiquetas diagnosticas, se producirá un fenómeno de cierre que bloqueara el proceso de validación de la
hipótesis al obstaculizar la continuidad de los contrastes sucesivos, y sin completarse la revisión de todas las
fuentes de datos. No solo aumentara el riesgo de error grosero en la clasificación del sujeto, sino que tam-
bién se limitaran las posibilidades de establecer un pronóstico y planificar una intervención. Por ello, el mar-
gen de incertidumbre se reducirá de manera proporcional al esfuerzo que se invierta en el contraste y la va-
lidación de las informaciones procedentes de distintas fuentes.
La evaluación es un proceso de generación y confirmación de hipótesis, un conjunto de estrategias mediantes las cuales
se va cotejando la información procedente de distintas fuentes, realizando validaciones cruzadas y elevando a la catego-
ría de conclusiones, solo aquellos aspectos que resulten confirmados por un cumulo de datos convergentes.
El diagnostico es un proceso de toma de decisiones donde el evaluador debe decidir en función de las características de
cada caso:
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- Como evaluarlos
- A que personas del entorno del sujeto tener en cuenta como significativas
- Como planificar la intervención mas adecuada, si fuera necesaria.
Decidir si indicar o no un tratamiento psicológico y planificarlo, es uno de los objetivos básicos y una de las tareas mas
complicadas. El test es solo un instrumento cuya información se debe integrar y contrastar con la de las demás fuentes
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informativas, aunque el énfasis debe ponerse siempre en la conceptualización de los problemas y no en resultados dis-
persos de técnicas, porque cualquiera de ellas, aisladamente, es insuficiente para lograr dicha conceptualización.
Calculo de probabilidades.
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El proceso diagnostico consiste también en la obtención de una serie de conclusiones, cotejadas a través del calculo de
probabilidades. A tal fin se confrontan dos amplias bases de datos:
- Fenomenológica: descripción del modo particular de experiencia y conducta del sujeto, y su relación con el
entorno. Se orienta a recoger sus características individuales y propugnar una visión holística.
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- Sintomatológica o de criterios: Selección de los aspectos más significativos para ganar mayor rigor y preci-
sión, a expensas de una mayor simplificación reductiva.
Ambas vías son complementarias si se entiende al psicodiagnóstico como un proceso dialectico, con una parte retros-
pectiva y otra predictiva o anticipatoria.
La evaluación psicológica recopila información sobre los comportamientos, funcionamientos cognitivos, estados emo-
cionales y estilos relacionales de una persona. Esta información se integra, contrasta, selecciona y procesa en sucesivos
pasos hasta convertirla en una descripción significativa del funcionamiento psicológico del sujeto. El producto final pue-
de cubrir distintos objetivos como:
El evaluador debe tomar una serie de decisiones, en función de la información disponible, entre ellas:
Definición final de evaluación psicológica: “encuentro interpersonal que se realiza mediante un proceso modulado por
OM
numerosas variables y sus interacciones, a lo largo del cual el técnico va transformando progresivamente los datos
empíricos hasta llegar a una análisis conceptual que permita una planificación de la intervención”.
Así se ha pasado de un concepto estático y clasificatorio a una visión procesual, dinámica, interactiva y proveedora de
elementos para diseñar intervenciones encaminadas a producir cambios.
.C
1 – DIREFENCIAS Y CONEXIONES ENTRE EVALUACION E INTERVENCION.
DD
Las diferencias entre ambos procesos son:
En cuanto a sus conexiones, el sujeto parece reaccionar a las variables interpersonales movilizadas durante el PD, y en
bastantes ocasiones, éstas actúan como disparadores o estímulos interactivos para la puesta en marcha de sus propios
recursos que, consecuentemente, le ayudan a buscar por sí mismos nuevas formas de abordaje para sus dificultades.
Con frecuencia, la evaluación actúa como experiencia emocional correctora o como primer escalón de la intervención
psicológica o preventiva en niños. Se trata de dos procesos diferentes pero complementarios, ya que el diagnóstico es
FI
un sistema que da validez a la intervención, a la vez que esta última aporta datos que validan la evaluación, sobre todo
los aspectos pronósticos y evolutivos que surgieron en el PD y que serán confirmados o refutados por el seguimiento
continuado del sujeto. El diagnóstico es una necesidad y un requisito antes de la intervención, y después de ella, como
vía de comprobación de la efectividad de la misma. Pasos encaminados para el abordaje de los problemas clínicos:
- Establecer, mediante PD, la línea de base o situación de la que parte el sujeto y diseñar, en función de ello,
el tipo de intervención más ajustada.
- Aplicar la intervención durante el tiempo que se considere necesario.
- Realizar al final de la intervención un nuevo PD para valorar sus resultados a partir de la comparación con la
línea de base.
La situación diagnóstica se caracteriza por ofrecer un encuadre específico, prefijado y constante para todos los sujetos.
Tal encuentro debe enmarcarse en un encuadre específico, donde los roles están bien definidos y según los cuales:
Elementos adaptables (Aquellos que pueden variar a fin de ajustarse las características del evaluado).
OM
- El número de personas implicadas.
- El número de entrevistas necesarias.
- El tipo de pruebas a aplicar.
- Dificultades del sujeto que puedan lentificar la ejecución o exigir otras modificaciones.
.C
El rango de variación es casi siempre estimable y comunicable a los sujetos de antemano. A su vez, crear una situación
estandarizada que permite observar las variaciones interindividuales en cuanto a las modalidades de adaptación de cada
sujeto a la misma.
DD
Aclaraciones básicas (Aspectos que el psicólogo debe asegurarse de que queden suficientemente explicados)
3 – OBJETIVOS DIAGNOSTICOS.
Los objetivos de la evaluación deben ser enunciados. Este encuentro se compone de una serie de fases o etapas:
FI
Preguntas previas.
Antes de iniciarse la evaluación psicológica habrá que preguntarse si es o no necesaria, que utilidad puede reportar al
sujeto, y que fines se persiguen con su puesta en marcha. Si no se es capaz de responder a estas preguntas, mejor no
realizarlo. Si se pueden contestar, se inicia el proceso intentando alcanzar una serie de objetivos jerarquizados:
El PD es un sistema relativamente rápido de conocer las líneas generales del funcionamiento psíquico de un sujeto, con
garantías de que las conclusiones alcancen niveles aceptables de fiabilidad y validez gracias a los sucesivos contrastes a
los que se someten los datos. A pesar de que es individual, debe contemplar siempre los contextos inmediatos con los
que el sujeto interactúa, por lo que debe integrar toda la gama de informaciones que permitan identificar y definir:
El diagnóstico es incompleto si solo registra los conflictos, deficiencias o disfunciones del sujeto, puesto que su función
solo sería clasificatoria y estática. Se debe incluir también una descripción de los recursos adaptativos potenciales en los
que se va a apoyar la intervención o tratamiento ulterior. Otro objetivo principal es lograr la colaboración activa del
sujeto en el proceso, un compromiso de su parte que sostenga la relación y evite un abandono prematuro. El PD provee
OM
los elementos necesarios para el diseño de una intervención lo más ajustada a las características del sujeto, ya que los
resultados serán más útiles si aportan una síntesis de sus puntos débiles y fuertes, pues eso ofrece (en el ámbito clínico):
.C
La conjunción de los aspectos disfuncionales y adaptativos permite definir y comprender mejor:
La elaboración de toda la información sirve también para planificar el tipo de intervención, ya que permite conocer con
bastante exactitud, y con ello tomas decisiones ajustadas acerca de:
- Los recursos que habrá que movilizar para lograr un cambio significativo.
- Los indicadores pronósticos.
Objetivos secundarios.
El PD representa una situación interactiva peculiar, donde el sujeto no se siente juzgado, sino escuchado y aceptado con
todas sus dificultades y donde se le devuelve una descripción de su funcionamiento psicológico que le resulta útil para
aumentar su capacidad de reflexión y autoconocimiento. Aunque no todos los sujetos presentan el mismo grado de re-
ceptividad, es frecuente que éste sirva de inicio para el cambio o signifique un punto de inflexión de la modalidad perso-
nal de acercamiento a los propios problemas. El solo hecho de solicitar una evaluación representa un movimiento adap-
tativo, desde el reconocimiento de la existencia de dificultades y hacia la búsqueda de soluciones diferentes.
Se puede producir a través de muchas de las actividades que se solicitan habitualmente al evaluado durante el PD para
recopilar información. Tales actividades ayudan, indirecta y simultáneamente, a incrementar su capacidad de observa-
ción y análisis de las situaciones. Así parecen funcionar:
OM
3) Recopilación de informaciones con valor pronostico.
Se produce usualmente mediante el registro, a través de la actuación del sujeto durante todo el PD, de una serie de in-
formaciones cualitativas que representan indicadores de motivación y de pronóstico favorable, ambos relacionados con
las posibilidades de cambio de cada sujeto
.C
1- Indicadores de motivación: En función del nivel de esfuerzo para aportar datos y del grado de implicación per-
sonal en el PD que presente el sujeto evaluado, se podrán derivar hipótesis prospectivas, favorables o desfavo-
DD
rables, registrando la aparición de: conductas cooperativas (Auto-registros, respeto a las citas, recuperación de
recuerdos), respuestas ajustadas a las demandas de cada momento (Adecuación a las distintas tareas) y la re-
ceptibilidad para comprender el “feed-back” relacional (Pasaje de una reserva inicial a una mayor fluidez). Estos
registros permiten obtener conclusiones sobre la necesidad o no de intervención. No son aspectos fácilmente
identificables ya que se inscriben en la interacción con el evaluador y pertenecen a la comunicación analógica.
LA
2- Indicadores de Pronóstico favorable: Elementos cuya presencia continuada y conjunta a lo largo del PD permite
interpretarlos como indicadores de pronóstico favorable. Su aparición se relaciona con la existencia de recursos
adaptativos, con una alta motivación para iniciar procesos de cambio, por lo cual se los conoce como “potencial
de modificabilidad” de un sujeto y/o sistema. Su ausencia conjunta apunta a la hipótesis de un pronóstico desfa-
FI
vorable. Pertenecen a la comunicación tanto digital como analógica, y se pueden destacar los siguientes:
- Respeto por el encuadre y grado de colaboración en el proceso (Capacidad de ajuste a exigencias externas)
- Buen nivel de desarrollo intelectual (A más desarrollo intelectual, mejor pronóstico).
- Responsabilidad afectiva o capacidad para registrar y expresar emociones.
El PD en este contexto es un proceso multifacético que incluye el diseño de las adaptaciones del curriculum ordinario que
cada niño requiere, para que sus peculiaridades puedan ser atendidas lo mejor posible durante la escolarización.
Objetivos particulares:
3) Identificación de sujetos con necesidades educativas especiales: Objetivo preventivo de detectar disfunciones
OM
incipientes o potenciales. Trata de discriminar alumnos que van a requerir servicios escolares adicionales como:
- Apoyos temporales.
- Adaptaciones del currículum ordinario.
- Enseñanza especializada
- Necesidad de derivación a servicios extra-escolares por problemas de visión, audición, psicológicos, etc.
.C
En contexto el clínico, los sujetos acuden cuando ya se ha detectado algún tipo de problema, y al profesional solo le co-
rresponde delimitar, definir y valorar ese problema, pero no puede diagnosticar antes de que acudan a la consulta. En el
contexto pedagógico, como toda población infantil asiste obligatoriamente a la escuela, es un ámbito privilegiado para
DD
identificar de manera precoz a quienes pueden requerir apoyos especiales o derivaciones a otros servicios. Este proce-
dimiento se realiza en dos fases. En la primera, se aplican las pruebas colectivas para examinar, en poco tiempo, gran
número de sujetos y hacer una discriminación gruesa. En la segunda, se evalúa a cada sujeto que haya alcanzado valores
extremos, para confirmar, matizar o enriquecer la información obtenida. Los errores más frecuentes son:
a) Identificaciones falsas: Niños con dificultades que no son detectados a tiempo (“falsos negativos”). Niños a
LA
los que se les asigna una limitación o trastorno, cuando su bajo rendimiento está motivado por déficits insti-
tucionales (Métodos pedagógicos inadecuados; Historia escolar previa ineficaz; Conflictos profesor-familia).
Estos son “falsos positivos”
b) Errores en la evaluación: identificaciones que no afinan lo suficiente o que confunden unos problemas con
FI
El en ámbito clínico, los aspectos teóricos y los objetivos prácticos son indisociables, por lo que requiere de una última
fase: Elaboración de una síntesis significativa de las conclusiones y su comunicación. Esta comunicación debe darse al
sujeto o derivante, para responder a los motivos de la evaluación. Incluye la descripción, comprensión, pronóstico y
orientación/propuesta de intervención. Si no se va a intervenir, bastará con comparar e integrar las informaciones, a
fines de contrastar las hipótesis y llegar a postulados con niveles aceptables de probabilidad. Si se va a programar una
OM
intervención, se utilizará el procedimiento experimental de evaluación-intervención-reevaluación, conectando los aspec-
tos evaluativos e interventivos.
Este proceso comprende una serie etapas diferentes y sucesivas que dan sentido a todo el conjunto. Las mismas permi-
ten observar al sujeto diacrónicamente, en distintas situaciones o momentos, lo cual aumenta la recolección de conduc-
.C
tas, respuestas y actitudes ante distintos estímulos interactivos, permitiendo el contraste entre estos diferentes momen-
tos y la diversidad de estímulos. Existen 3 fases básicas:
DD
- Entrevista inicial.
- Entrevistas de aplicación de pruebas psicológicas.
- Entrevista de comunicación de resultados, confección de informe escrito.
No se puede pasar a una fase siguiente si no se cumplen los objetivos de la anterior. Las informaciones recogidas en
LA
cada etapa retroalimentan o revierten a las obtenidas en las demás. Según cada caso, se puede alargar, acortar o elimi-
nar la fase de aplicación de test, aunque la primera y última son imprescindibles.
CAMBIOS CONCEPTUALES
FI
Actualmente se observa un cambio en el enfoque tradicional que daba absoluta prioridad a la aplicación de técnicas. Ello
se debe a los avances teóricos y a los cambios en el rol del psicólogo. Se ha pasado del registro de los aspectos patológi-
cos, al interés por una descripción global e integrada de los sujetos (dando la misma prioridad a la detección de los re-
cursos adaptativos en los que se apoyará la intervención), por ende, de una postura clasificatoria y estática, a una más
dinámica y encaminada a producir cambios. Observar la conducta del sujeto en las distintas fases favorece a la identifi-
cación de sus recursos adaptativos y de los factores pronósticos, ya que los cambios que se observen están en relación
con la flexibilidad y capacidad de acomodación de cada sujeto a las variaciones de los estímulos ambientales.
2- Entrevista.
Según el Diccionario de la Real Academia Española (1992), la entrevista implica un intercambio presencial entre dos o
más personas y una direccionalidad o propósito planteado de antemano, con la consecuente expectativa de resolución
por parte de los actores involucrados. Ocampo señala que en la entrevista existe un común acuerdo entre las partes
(consentimiento recíproco implícito) por el cual una de ellas puede preguntar y la otra responder. Esta se desarrolla en
base a una estructuración constante entre dos roles: el de Entrevistador y el de Entrevistado. Tiene un aspecto dialógico
(el habla de la entrevista) y una modalidad presencia (requiere de la participación real de las partes).
OM
La eficacia del diagnóstico depende exclusivamente de la observación clínica y la escucha de los fenómenos convocados
por la presencia de los actores en el encuentro. Si bien el psicólogo practica la entrevista en los diferentes campos de su
disciplina, no lo hace de igual manera en cada uno de ellos (En una entrevista laboral se indagan los aspectos “adaptati-
vos” del sujeto, mientras que en la consulta clínica el tema a desarrollar será lo que anda mal, lo “des-adaptativo”).
3- Diagnóstico.
.C
La entrevista psicológica adquiere diferentes características según los objetivos y el contexto donde se desarrolla. Si el
objetivo es el diagnóstico de la personalidad pueden plantearse los siguientes propósitos:
DD
- Conocer el padecimiento actual del consultante.
- Relacionarlo y contextuarlo con el momento vital que atraviesa el sujeto. Reconstruir con él la historia de su pa-
decimiento.
- Tener una visión probable de lo que podrá ocurrir en los primeros momentos de la terapia.
LA
Estos objetivos están al servicio de la investigación de la “dinámica” de la personalidad del entrevistado, que según el
Psicoanálisis, implica la consideración de los fenómenos psíquicos como resultado del conflicto y la oposición entre fuer-
zas de origen pulsional. La “estructura” de la personalidad, en cambio, se refiere a la organización más profunda y esta-
ble de sus componentes metapsicológicos. Inferimos la organización profunda de la personalidad a partir de la observa-
FI
ción y registro de los datos concretos y los indicadores relevantes, en el desarrollo de la interacción con el entrevistado.
El término "diagnóstico" designó en sus orígenes al acto de reconocer y discernir, y configuró un campo significativo en
cuanto al modo de conocer que consiste en separar y discriminar las notas de lo cognoscible. Diagnosticar era “discernir,
esto es, conocer racionalmente de modo lúcido y perspicaz, penetrando en lo cognoscible, y enjuiciarlo diciendo algo”.
Dentro de la psicología, el diagnostico se consideró una mala herencia de la Psiquiatría, ya que remite a una cosificación
del conocimiento, una manera arbitraria de encasillar a las personas. Realizar un diagnóstico supone siempre partir de
una cierta clasificación de signos, con los que luego se edificarán categorías. Estas categorías son esquemas abstractos,
que pretenden alcanzar un valor universal para que se entiendan los especialistas y para operar con propósitos sanita-
rios relacionados con políticas institucionales. Pero estos ordenamientos son inadecuados si se aborda el problema asis-
tencial, porque no dan cuenta de las formas de enfermar de cada paciente en particular. Aplicar aquí categorías tiene
pues un límite, ya que el propio proceso de personalización es abierto y cambiante. Por otro lado, no se puede prescin-
dir de que existe un diagnosticador que las aplica y de que la relación entre diagnosticador y diagnosticado desarrollada
en un medio cultural que los determina, interviene en el reconocimiento de las configuraciones de signos.
4- Pronóstico.
La tarea diagnóstica conlleva un “para qué”. Diagnosticar un paciente nos permite saber cuál es el abordaje terapéutico
apropiado para él, teniendo en cuenta su situación, o bien tomar la decisión de no realizar un tratamiento. Si bien diag-
nosticar supone partir siempre de una clasificación de signos, debe también incluir una consideración del funcionamien-
to total de la organización psíquica del entrevistado que permita pronosticar sus posibilidades de cambio. Para ello,
aquellos “índices o indicadores” que se han separado en un primer momento, deberán volver a reunirse e integrarse
para dar cuenta de las conductas y comportamientos del entrevistado, no solo de aquellas consideradas como “desvia-
OM
das” de la norma sino también de las que se ciñen a ella.
Esto permite trabajar la “hipótesis pronóstica” tomando en cuenta los recursos del Yo (cognitivos, afectivos, del relacio-
namiento interpersonal), y las posibilidades de cambio psíquico condicionadas por su historia y su estructura. Pronosti-
car no es pues, adivinar, es abrir lo diagnosticado en tanto reconstrucción de las huellas de lo vivido, desde el presente y
de cara al futuro. El estudio de la personalidad con fines diagnósticos y pronósticos, para la indicación de un tratamien-
.C
to, debe ofrecernos: (1) La descripción de la conducta normal y habitual junto con la más desviada o anormal. Pero a ello
debe agregarse (2) la explicación de los objetivos y consecuencias de dichas conductas. Se requiere comprender los sig-
nificados contextuales de las conductas, (3) no solo de las limitaciones del paciente, sino también sus posibilidades de
cambio. (4) Debe haber un marco teórico de referencias que sea capaz de explicar la cohesión entre los distintos aspec-
DD
tos de la conducta del paciente, lo cual significa partir de un modelo de la personalidad.
1- La consideración de la entrevista como un instrumento propio del método clínico que debe ser combinado con
otros instrumentos (pruebas psicológicas) para alcanzar un diagnóstico objetivo de la personalidad.
2- La entrevista como parte de un proceso PD que se desarrolla en etapas sobre la base del vínculo construido en-
FI
tre el entrevistador y el entrevistado, en un contexto situacional específico: la “situación proyectiva”, que admite la
inclusión de otros intermediarios técnicos.
Para Rapaport, una buena práctica clínica debe utilizar tanto los métodos clínicos (Entrevista), que aportan una muestra
amplia de la conducta pero no sistemática, y las técnicas, que obtienen una muestra estrecha pero sistemática. Olvidar
las limitaciones de los test en post de una búsqueda de objetividad, puede llevar al auto-engaño de pensar que las rela-
ciones entre los datos obtenidos por medio de los test existen realmente en la psique estudiada. La comprensión psico-
lógica es la que debe plantear primero que es lo psicológicamente significativo y estadísticamente contestable.
Según Bleger, la entrevista constituye un campo específico de conocimiento en el que juegan fuerzas en conflicto (diná-
mica) propias de la historia del entrevistado y de la relación inaugurada con el entrevistador. Se refiere a los fenómenos
transferenciales, la actualización de pautas de conducta interpersonal, sentimientos e ideas inconscientes, que se esta-
blecieron en el curso de su desarrollo y que el entrevistado vivencia y actúa en relación al entrevistador. De acuerdo a
ellos, le asigna roles al entrevistador y se comporta en función de los mismos. Por su parte, el entrevistador reacciona
frente a dichas manifestaciones: estos son los fenómenos contra-transferenciales que constituyen el efecto que las an-
tedichas manifestaciones tienen sobre su propia organización de la personalidad.
a) Un momento inicial con técnica directiva para la presentación mutua, aclaración del encuadre, registro de los
datos de filiación, etc.
b) Un segundo momento más libre, para que el entrevistado exprese su motivo de consulta.
OM
c) Un momento final una vez agotado el discurso espontáneo del paciente, en el que se direccionaban las pregun-
tas, y/o los pedidos de aclaración o desarrollos sobre temas inconclusos, de acuerdo a una guía temática que explo-
raba el funcionamiento de la personalidad por áreas.
Esta entrevista inicial permite formular hipótesis a partir de la auto-presentación del consultante en respuesta a la con-
signa inicial: “Hábleme de usted/vos”, y del estudio cualitativo de las respuestas a la exploración llevada a cabo en base
.C
a una “guía temática” establecida de antemano. El estudio se centra en el Motivo de Consulta (manifiesto y latente). El
objetivo es la apreciación del manejo de las ansiedades y defensas puestas en juego al tener que estructurar o configu-
rar el campo de la entrevista, y la capacidad del entrevistado de establecer una “alianza de trabajo” necesaria para llevar
adelante el proceso. Este modelo de ED apunta a describir, comprender y explicar la dinámica intrasubjetiva. A partir de
DD
sus primeras hipótesis, formuladas con los indicadores registrados en la primera entrevista, el psicólogo diseña su estra-
tegia y planifica la batería de técnicas auxiliares que incluirá en cada caso y de acuerdo a la demanda. La entrevista, den-
tro de esta consideración es un paso previo a la implementación de técnicas, pero el peso de la garantía científica del
diagnóstico no recae tanto en ella sino en la integración llevada a cabo entre ella y los resultados de los test, a partir de
la implementación de una estrategia combinada.
LA
Cronbach, considera a la Entrevista y a las Técnicas Proyectivas como instrumentos de “banda ancha”, por la gran ampli-
tud y diversidad de datos que permiten recoger en poco tiempo. En cambio, los test de “banda estrecha” como los cues-
tionarios y escalas, permiten medir rasgos concretos y específicos, y por lo tanto es más fácil adecuarlos a los criterios
psicométricos de validez y confiabilidad. Existen múltiples instrumentos para evaluar y predecir los desórdenes de la
personalidad a través de la estadística siguiendo los criterios del DSM 4. En nuestro país podemos mencionar a la EDIJ.
Pero es preciso recordar que la validez no puede ser establecida con independencia de los siguientes criterios:
Es válido todo método que detecte lo que se pretende investigar. Pero si lo que perseguimos es describir, comprender y
explicar la dinámica y estructura de la personalidad del entrevistado de acuerdo a la Psicología Psicoanalítica, los hechos
no son de observación simple sino que están determinados por la teoría, por lo tanto, para que el método sea válido,
deberá ser consistente tanto con los hechos observados como con la teoría en la que pretende apoyarse. Recordemos
En nuestro medio, Liberman fue el primero en advertir la necesidad de abordar de modo más sistemático el estudio de
las entrevistas previas al tratamiento, diferenciando entre la etapa diagnostica y la terapéutica. Plantea que el objetivo
de las entrevistas iniciales es la formulación de las hipótesis diagnósticas y las predictivas, de modo de tener una visión
probable de lo que podría ocurrir en los primeros momentos de la terapia. Es conveniente tener por lo menos dos en-
trevistas previas, porque en la primera el paciente suele venir con una expectativa armada, y frente al impacto de ver
frustrada dicha expectativa se empobrece su repertorio habitual de respuestas frente a los estímulos originados en la
entrevista.
OM
En síntesis, la validez de una ED aumenta con la aplicación de una secuencia y la posibilidad de establecer cotejos entre
distintas secuencias de una misma unidad, así corno entre distintas unidades. En el caso específico de la metodología PD
disponemos de una o más entrevistas iniciales; entrevistas con inclusión de test y técnicas psicométricas y proyectivas; y
entrevistas de cierre y síntesis al final del proceso. En todas ellas se aplica el método de recurrencias y convergencias
entre indicadores con la finalidad de basar las hipótesis en suficiente evidencia.
En cuanto a la confiabilidad de un instrumento, ésta consiste en el grado de identidad entre las distintos resultados al
.C
aplicarlo un mismo investigador (o varios diferentes) en repetidas ocasiones sobre un mismo sujeto o situación. La con-
fiabilidad será alta si los resultados logrados son coincidentes o si los investigadores pueden dar cuenta de las diferen-
cias en forma consistente. El problema radica en el sesgo causado por la visión propia de cada entrevistador.
DD
En este sentido, los test psicométricos y los cuestionarios, por su carácter extrínseco, serían más confiables pero menos
válidos por su distancia con los hechos clínicos. Las Técnicas Proyectivas aumentan en algunos casos la validez pero re-
sultan menos confiables. Y la observación clínica directa resulta de alta validez clínica pero de confiabilidad relativa, por
ello se requiere mayor esfuerzo por dotarla de instrumentos conceptuales que la vuelvan más confiable. La modalidad
LA
de entrevistar y los objetivos que con ella se persiguen, dependen del contexto y la demanda que da lugar a la evalua-
ción.
7- Encuadre de la entrevista
FI
El encuadre de la entrevista varía según si el ámbito es privado o Institucional. Existen al menos 3 variables del encuadre
que adoptan características diferentes en cada uno de estos ámbitos:
Un consultorio privado ofrecerá un marco de mayor intimidad. Una ambientación con pocos muebles y unas luces te-
nues no perturbadoras, serán suficientes. Todo ello con el fin de moderarlos estímulos que coadyuvan para que sea el
paciente quien estructure el campo de la entrevista. Deberán evitarse todo tipo de interrupciones, llamadas telefónicas,
teléfonos celulares, etc.
La institución pública (Hospital) mostrará un encuadre más plástico. El paciente deberá atravesar diversos lugares, reco-
rrer la institución y tratar probablemente con empleados administrativos antes de llegar al consultorio del Psicólogo.
Generalmente los consultorios están pegados unos a otros y a veces separados sólo por tabiques delgados, con lo cual la
intimidad ofrecida será menor. Además pueden ocurrir interrupciones.
Una Entrevista psicológica clínica es una situación de campo en la que influyen múltiples factores.
Lo ideal serían entrevistas iniciales de alrededor de una hora a una hora y media, ya que es mucha la información a re-
cabar y el trabajo de observación. La duración estimativa de las entrevistas, incluso las iniciales, deben comunicarse al
entrevistado desde el inicio para que él disponga de las prevenciones necesarias. Cuando se trata de un PD con inclusión
OM
de pruebas psicológicas deberá explicitarse la posibilidad de que dicho tiempo se vea aumentado. Cuanto más explícito
es el encuadre mayor es la posibilidad de investigar la variable dependiente y la adaptabilidad del consultante al mismo.
En las instituciones esto no siempre es posible dada la gran cantidad de personas que generalmente acuden, por lo que
los profesionales deben organizarse previamente en cuanto a estas cuestiones.
La frecuencia de las entrevistas diagnósticas no debe ser inferior a una por semana, ya que es necesario valorar los cam-
bios en el entrevistado durante un lapso razonable de tiempo. Tampoco conviene estirar el lapso entre uno y otra ya que
.C
así se perdería el hilo conductor del discurso y se vería afectado el desarrollo del vínculo recién iniciado. En el caso de la
consulta privada los horarios pueden ser arreglados con mayor flexibilidad por parte del profesional, no así en la institu-
ción, ya que allí una ausencia o demora por ejemplo, perjudica a varias personas a la vez.
DD
➢ Honorarios
El costo de las ED o de un PD debería ser mayor. En primer lugar porque generalmente el profesional debe trabajar con
una mayor exigencia que en una sesión de psicoterapia: invertirá más horas de trabajo a posteriori para la interpretación
de los datos e indicadores obtenidos, y deberá elevar un informe diagnóstico fundamentado en muy breve tiempo. La
LA
mayor dedicación en el tiempo profesional supone por supuesto que se quita tiempo para otras tareas. Por otro lado, al
comienzo desconocemos el grado de compromiso y motivación de los consultantes, por lo tanto la dedicación implica
mayor riesgo. Hasta aquí lo ideal cuando del profesional independiente se trata. La realidad indica que muchas veces el
psicólogo fija sus honorarios de acuerdo a la demanda y sacrifica en aras de ejercer su profesión la valoración correcta
FI
Además, las instituciones, pobladas de recursos humanos ad-honorem han ido devaluando progresivamente el trabajo
profesional. La necesidad de acumular experiencia y práctica ha hecho que los propios profesionales terminaran por
considerar natural aquello que constituye una expoliación de su quehacer.
En los hospitales y centros públicos de atención, el arancel lo fija y lo cobra la institución quien además sostiene un staff
mínimo de profesionales rentados y una gran mayoría de recursos humanos gratuitos a los que se les paga con el solo
reconocimiento de su concurrencia.
Para operar con mayor eficacia existe un mecanismo llamado “disociación instrumental” que significa que se identifica
parcialmente con el entrevistado, comprende su situación empáticamente. Pero a la vez se mantiene como observador
del consultante, de sí mismo y del vínculo que se va construyendo entre ambos, con el fin de mantener el ejercicio de rol
que es una de las variables fijas del encuadre.
Este proceso es en parte activo: observa-escucha, elabora síntesis, construye hipótesis provisionales, formula nuevas
preguntas para comprobar las hipótesis, modificarlas o desecharlas. Y en parte pasivo ya que deja evolucionar y desple-
gar el discurso, tolera la ansiedad, mantiene una actitud receptiva. El concepto de escucha debe ser considerado en un
sentido diferente a una mera actitud pasiva, ya que ella debe permitir la intervención oportuna del psicólogo. No deci-
mos o devolvemos todo al entrevistado sino sólo aquello que creemos le servirá para favorecer su proceso elaborativo.
De acuerdo a nuestra experiencia y marco teórico diríamos que en el PD la atención del entrevistador se concentra en:
OM
- El contenido y la forma manifiesta del discurso: Lo que dice, cómo lo dice, su conducta, lo que expresa gestual-
mente.
- El contenido latente que subyace al texto manifiesto: Corresponde a las fantasías inconscientes de relaciones de
objeto.
- La interacción entre ambos.
-
.C
9- Perfil del experto
Un experto integrado es aquel que puede ejercer el libre albedrío, es decir, que a la capacitación correspondiente puede
DD
agregar una síntesis de modalidad conveniente para su propia organización de personalidad, e imprimirla al desarrollo
del proceso de entrevistar. Existen una serie de habilidades personales para la ejecución de la ED que pueden ser apren-
didas, entre ellas, habilidades comunicacionales y capacidad de establecer un buen rapport. También deben considerar-
se los aspectos de contenido, es decir, que se investiga, los temas a considerar en cada entrevistado, y en relación a cada
situación de demanda particular, para lo cual son necesarios conocimientos y una formación extensa y capacitada.
LA
Las tareas de diagnóstico y psicoterapia no son excluyentes y es deseable que un buen psicólogo clínico reciba entrena-
miento en ambas. Es posible que aquel que se dedica solo al PD pierda de vista cual es el objetivo de realizar el PD. No se
trata de realizar una mera clasificación, sino de planificar nuevas intervenciones para ayudar al paciente a comprenderse
a sí mismo y a elaborar los recursos que le permitan enfrentar los obligatorios conflictos de la vida.
FI
La flexibilidad en los procesos de pensamiento y empatía resultan indispensables para este perfil profesional, la rapidez
de las síntesis y la capacidad de análisis, la habilidad verbal para registrar el código particular del examinado y usar me-
táforas, analogías, expresiones y giros verbales que tornen comprensibles sus señalamientos, su actitud atenta pero no
reconcentrada o evasiva, permite al entrevistado ir experimentando la confianza básica y el rapport necesarios.
El entrevistador debe brindar una imagen de estabilidad. Las primeras entrevistas son siempre exploratorias en un doble
sentido: el/los entrevistado/s exploran también cómo somos, quieren descubrir nuestros códigos, qué aprobamos y qué
no, cuales son nuestros valores, etc.
a- Psicoterapia personal.
b- Conocimientos y formación teórica-práctica actualizada y constante.
c- Training especializado.
d- Práctica en investigación con los distintos modelos de instrumento.
A las habilidades generales mencionadas, se agrega el conocimiento del propio perfil (De sus características personales).
El perfil personal incluye variables tales como los modos o funciones de la comunicación que se manifestarían a través
de diferentes dimensiones. Las de mayor relevancia para la tarea PD son:
➢ Función Instruccional: Acciones que fijan los alcances y límites de la relación establecida con el paciente, la dis-
tancia entre ellos y los intercambios considerados legítimos dentro de esa relación. Sus dimensiones relevantes son:
Rigidez versus flexibilidad; Asimetría marcada versus asimetría moderada.
➢ Función Atencional: Función de escucha, para la que el autor contempla las siguientes dimensiones: activa versus
receptiva; concentrada versus abierta.
OM
1. Función Operativa: son las acciones llevadas a cabo para cumplir con el plan de tareas. El estilo personal
influye en el cumplimiento de las mismas de manera diversa: directivo versus persuasivo; lógico (literal)
versus retórico (figurado).
2. Función de compromiso vincular, abierta en dos direcciones: El compromiso interpersonal, que se mani-
.C
fiesta en dos extremos (Proximidad versus Distancia) y el compromiso intrapersonal, que se trata del com-
promiso que el profesional experimenta con su trabajo en relación con el resto de las áreas de su vida, y
puede describirse como focalizado versus extendido. En el primer caso el profesional involucra pocos aspec-
tos de su vida personal en términos de tiempo, relaciones familiares y personales, expectativas económicas
DD
y de prestigio personal, etc.
➢ La entrevista diagnostica: Sus principales objetivos son la categorización, clasificación o valoración, que permita
tomar decisiones.
➢ La entrevista de orientación: Puede ser la única intervención y sus características estarán determinadas por el
contexto o la clase de orientación focalizada en las necesidades del consultante.
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➢ La entrevista terapéutica: El objetivo es la aplicación del tratamiento y se lleva a cabo mediante un proceso de
entrevistas.
➢ La entrevista de investigación: Funciona para la recogida de información, contexto en el que se efectúan obser-
vaciones, o introducen tratamientos experimentales sometiendo a control simultáneo variables del comportamien-
En la “evaluación o diagnostico” se ha adoptado con mayor frecuencia la entrevista libre (Psicoanálisis) o la entrevista
semi-dirigida (PD). La semi-dirección supone momentos de mayor y menor estructuración y tácticas específicas, pero no
llega a ser un interrogatorio con preguntas cerradas. Las preguntas e intervenciones son semi-estructuradas, mantienen
un nivel bastante amplio de generalidad o ambigüedad.
La primera fase de la exploración comienza con el contacto previo telefónico, el pedido de consulta, y la primera exposi-
ción del motivo de consulta. Esta primera exploración se centra en los aspectos verbales y no verbales del discurso del
entrevistado: cómo es, cómo se presenta, su vestimenta, gestos, mirada, silencios. Por dónde empieza su auto-
presentación, en quién la centra, en sí mismo o en otros. Si habla de su presente o de su pasado qué temáticas aborda y
cómo lo hace. Si relata síntomas, vivencias, con qué lenguaje, si busca ser comprendido por el entrevistador, si empieza
OM
el entrevistado para prever sus posibilidades de cambio psíquico y su accesibilidad terapéutica. A partir de las interven-
ciones del entrevistador puede evaluarse la capacidad terapéutica del entrevistado: la forma en que los entrevistados
reciben nuestras hipótesis y lo que hacen con ellas, el interés que puedan movilizar por los fenómenos relacionales y
emocionales, los giros favorables en la relación de objeto a lo largo de la entrevista son indicadores de su capacidad para
aprovechar la experiencia, evolucionar, tolerar la ansiedad, de la elasticidad o rigidez de sus defensas, de su estructura,
etc. Todo lo cual orienta en el pronóstico.
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Un error frecuente es que le profesional aplique rutinariamente técnicas de entrevista sin considerar el carácter diferen-
te de cada consulta. Ningún esquema rígido es positivo en la Entrevista. La entrevista debe ser lo suficientemente abier-
ta y libre como para que el otro pueda mostrarse y verse, y lo suficientemente cerrada y dirigida como para no perder
DD
los límites del encuadre y los propósitos de la misma.
La pregunta del entrevistador, si está bien instrumentada puede ser un puente en la relación que se busca establecer
con el Entrevistado.
Las técnicas auxiliares deben ingresar solamente cuando se requiera precisar alguna información que la propia entrevis-
ta no alcanza a aclarar, y siempre teniendo en cuenta que ingresan en la fase de apertura de nuevos datos.
Recomendaciones: Respecto del registro, es conveniente escribir libremente todo lo ocurrido en ella con lenguaje senci-
llo y correlacionar esta producción con los otros registros obtenidos a fin de:
OM
flictos. Síntomas. Características de personalidad.
Luego de organizar los datos, conceptuar de acuerdo al marco teórico referencial correlacionando el resultado con los
datos anteriores y viendo dónde aparecen ambigüedades, proyecciones parciales, datos insuficientes o poco claros, etc.
Resulta indispensable también tratar de diferenciar los distintos niveles de profundidad de las interferencias que se han
podido establecer. La propuesta es poder elaborar un informe para sí mismo que permita establecer correlaciones empí-
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ricas y objetivas evitando la sola intuición como parámetro.
Combina la modalidad del examen tradicional con una entrevista orientada psicoanalíticamente.
➢ Fase Inicial
Se trata de la investigación de los síntomas, dejando a cargo del paciente la descripción de sus sufrimientos o problemas.
En esta primera etapa explora la prueba de realidad y la conciencia de enfermedad. Se interroga sobre los motivos de
consulta, dificultades, problemas. Si se tiene información de otras fuentes se lo hace saber al paciente en forma indirec-
ta pidiéndole aclaración sobre éstos temas. El objetivo es evaluar la conciencia de enfermedad, la necesidad real o mani-
fiesta de tratamiento, las expectativas reales o fantaseadas de tratamiento, las posibles reacciones del paciente frente a
una recomendación terapéutica.
➢ Fase Media
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En la segunda fase la consigna es: “Ahora me gustaría saber más de usted como persona, la forma en que se percibe
usted mismo, y cómo piensa que lo perciben los demás” Explorando los rasgos de carácter y sus posibles patologías.
Los pacientes con organización neurótica conservan la prueba de Realidad, tienen una identidad integrada, y mecanis-
mos de defensa centrados en la represión. No tienen conductas, afectos o pensamientos bizarros (psicosis) tienen un
sensorio normal memoria conservada y un nivel de inteligencia acorde (no hay síndrome cerebral orgánico). Son fácil-
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mente comprendidos, pueden hablar extensamente de sus dificultades, responder a las variaciones sutiles del interroga-
torio, y proveer información adecuada para que el examinador tenga una imagen completa de ellos. Desde este momen-
to comienzan a investigarse los rasgos patológicos del carácter. En esta etapa se pretende conocer más al paciente como
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persona: cómo se percibe y cómo siente que lo ven los otros significativos. No se espera una total armonía pero sí una
integración subjetiva adecuada. Se evalúa la integración de la identidad del Self, y del Self y los objetos. Se valora la difu-
sión de la identidad y el tipo de relaciones objetales predominantes (criterio histórico-longitudinal) para clarificar el pro-
ceso. El grado o capacidad para la introspección emocional del paciente. Se explora la interacción entrevistador-
entrevistado. Las defensas elevadas se infieren de los temas discutidos. Las primitivas del aspecto interaccional con el
LA
terapeuta.
En la tercera etapa aborda la investigación de los vínculos que estableció y establece el entrevistado con su entorno
FI
humano, los otros significativos: “Me gustaría que me diga algo sobre las personas más importantes en su vida”.
Esta fase comprende un aspecto sincrónico ligado a la integración de las relaciones objetales vs. desintegración (difusión
de la identidad). Y un aspecto diacrónico que profundidad en la naturaleza y desarrollo de las relaciones de objeto.
Después de la tercera fase se aborda la investigación de puntos adicionales. Su pregunta es: “¿qué piensa usted que yo
debería haberle preguntado y no lo he hecho todavía?”. Esta es la fase de terminación. Aquí el paciente puede dar nue-
va información que considere importante o bien, aportar mayores reflexiones sobre temas ya explorados.
En este diseño interviene la consideración sistemática de la variable transferencial en el “aquí y ahora” de la interacción
entre entrevistado y entrevistador. Se proponen claramente ciertas intervenciones:
Finalmente evaluará en todo momento la capacidad del entrevistado para la introspección o insight. El proceso de toma
de decisión debe compartirse con el paciente. En la presencia recíproca de entrevistado y entrevistador, se produce el
fenómeno de la transferencia. El origen de las manifestaciones transferenciales es inconsciente y no es controlable.
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El método PD consiste en una sucesión de entrevistas semi-dirigidas. En las fases de apertura y cierre el diálogo entre
entrevistador y entrevistado se lleva a cabo sin intermediarios, mientras que en el desarrollo de las etapas medias la
técnica se adaptará al uso de instrumentos auxiliares combinados. En ambos casos el estímulo más importante es el
psicólogo quién deberá observar la interacción y observarse él mismo en ella, para poder registrar y conocer las mani-
festaciones transferenciales.
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“ENFOQUE CONCEPTUAL PSICODINÁMICO DEL DIAGNÓSTICO PSICOLÓGICO: LA NECESIDAD
DD
DE UN MARCO TEÓRICO INTEGRADOR” – LIC. VECCIA
El PD es un método científico (y no una teoría) aplicado al estudio de la personalidad. Sin embargo usa procedimientos
semejantes a los que se emplean en la construcción de teorías: recopilación y evaluación de datos, formulación y con-
trastación de hipótesis, definición de conceptos y variables. Habitualmente los psicólogos utilizan diferentes técnicas de
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exploración mezclando modelos diversos según cual sea el objetivo o las características de cada situación. La integración
de los datos dependerá de la articulación de los modelos y teorías de la personalidad aplicadas.
El concepto de modelo
FI
El modelo es un constructo en el que se encuentran representados tanto los datos empíricos como los postulados teóri-
cos que les sirven de contexto. Según Bleger, el modelo no es un objeto a representar, sino un resultado que representa
tanto a la teoría (Sistema de referencia) como a los datos empíricos (Sistema referido). Un ejemplo es el modelo de la
personalidad de Freud (Yo, Ello y Superyó), construido a partir de la experiencia y a la vez tomando distancia de ella. El
modelo sólo da cuenta de un sector limitado del fenómeno que se estudia. En PD debe aclararse con qué modelo de la
➢ Los modelos centrados en la persona (personologicistas), que atienden a los factores individuales de índole bio-
lógica, emocional o psicoafectiva, cognitiva, etc. como determinantes de la conducta.
➢ Los modelos centrados en variables situacionales (situacionalistas), que consideran el ambiente o contexto co-
mo determinantes de la conducta.
Dentro de los modelos centrados en la persona, se agrupa al modelo de los rasgos, al psicoanalítico y al fenomenológico.
Los aportes de éstos modelos al PD se concentran en lo que el sujeto es o tiene (Carácter, personalidad, etc.) en contra-
posición a lo que el sujeto hace (Conducta manifiesta). Para ellos, la conducta es solo un signo de la estructura y dinámi-
ca de la personalidad que subyace a lo observable y que la evaluación debe interpretar.
Los modelos situacionalistas e interaccionistas discuten que la personalidad determine al comportamiento. Sin embargo,
los situacionalistas extremos han tenido que ir aceptando idea de que las personas perciben y anticipan de modo diver-
so el ambiente en el que se desarrollan (Personalización del ambiente). Los interaccionistas tuvieron serias dificultades a
OM
la hora de aislar y recortar variables, debido a la complejidad y amplitud de los factores que entrarían en interacción.
El momento actual pone el desafío de hallar enfoques integradores con vistas a la asunción de un esquema referencial
teórico y operativo que permita a los psicólogos desarrollar sus prácticas ampliando la visión del sujeto como persona
integrada y total. La labor del profesional se empobrece tanto si parte de una afiliación teórica dogmática y excluyente
como si adopta una posición ecléctica, desesperándose por buscar resultados y conciliar teorías que solucionen la de-
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manda.
El modelo psicodinámico y el PD
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Según Maganto y Ávila Espada, en el “modelo psicodinámico” convergen modelos teóricos explicativos de base psicoa-
nalítica, aunque ésta no es la única teoría que da cuenta de su quehacer clínico, ni sus técnicas son las mismas del tra-
tamiento psicoanalítico convencional, por lo que dicha convergencia ha quedado bien reflejada en la expresión de
“orientación psicoanalítica”. Entre los presupuestos conceptuales que este modelo comparte con el Psicoanálisis sólo
enumeraremos algunos:
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1. Una relación entre entrevistado y entrevistador con un encuadre explícito e implícito determinado que lo dife-
rencia de la labor terapéutica a la vez que constituye un puente o preparación para la misma.
2. El establecimiento de dicha relación parte de una demanda que puede provenir de distintas áreas de aplicación
de la Psicología.
3. Se desarrolla como un proceso que comprende fases o etapas.
4. Este método se aplica para la descripción, comprensión y explicación de la personalidad de un individuo o grupo.
Pero no se trata de un individuo a-contextuado sino que toma en cuenta conocimientos e informaciones provenien-
tes de otros contextos en los que se desarrolla el individuo (escolar, instituciones de salud mental, familiar, laboral,
etc.).
Un PD de enfoque psicodinámico implica a los términos de dinámica y estructura de la personalidad. Por dinámica se
entiende a la presencia de conflictos entre tendencias o motivaciones contrapuestas, que pueden ser tanto intra como
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inter-sistémicos. La estructura, en cambio, refiere a los elementos que componen una organización psíquica y a las pau-
tas o leyes de funcionamiento que relacionan los distintos elementos entre sí. El estudio de los conflictos entre motiva-
ciones y deseos conscientes e inconscientes en una personalidad dada, debe articularse con el procesamiento particular
de aquellos, que estará determinado por las leyes de funcionamiento de la estructura.
El enfoque conceptual psicodinámico, llamado también Psicología de Orientación Psicoanalítica, propone la pluralidad
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metodológica y acepta el uso de técnicas cuantitativas y cualitativas, la inclusión de herramientas estadísticas y el traba-
jo con otras disciplinas tales como las neurociencias, las teorías cognitivas, la teoría del procesamiento de la informa-
ción, la etología, etc.
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Los siguientes factores serían de interés común al enfoque psicodinámico y a otros enfoques psicoanalíticos:
➢ La causalidad de los fenómenos psíquicos que implica la búsqueda del origen de los trastornos y el porqué de
los síntomas o las fallas en la integración de la identidad
➢ La consideración de la transferencia como la actualización de los vínculos inter-subjetivos más significativos en
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Dentro de los presupuestos conceptuales de este enfoque, está la necesidad de atender al trastorno o al síntoma en
relación a las causas que lo motivaron. Las nociones de síntoma y de inconsciente están fuertemente ligadas en la teoría
psicoanalítica. Al modelo psicodinámico le interesa trabajar con el doble registro de lo manifiesto y lo latente, atendien-
do a su permanente interacción: La queja manifiesta y el deseo inconsciente que la sostiene. El concepto de síntoma
lleva implícito el de causalidad, se trata de conocer el origen del trastorno para erradicarlo o modificarlo.
El diagnóstico que caracteriza al modelo psicodinámico de la personalidad es ideográfico: se ocupa del estudio en pro-
fundidad de un solo individuo para sólo desde allí interesarse por lo nomotético. El foco de atención es siempre la singu-
laridad e idiosincrasia del sujeto.
La tarea diagnóstica se entiende en tres sentidos: uno referido al diagnóstico formal, en el que se responde a una clasifi-
cación nosológica de acuerdo al manual en uso; otro, más amplio, que corresponde a la formulación diagnóstica (conclu-
siones sobre las causas de un problema); el tercer sentido refiere al proceso diagnóstico, que son los procedimientos
que utilizan los psicólogos para obtener los datos, las fuentes de los mismos, los modos en que los profesionales los
combinan e integran y las inferencias que se deducen de ellos.
➢ La existencia de una demanda personal, esto es, una representación más o menos clara o conciencia del males-
tar y sufrimiento.
➢ Que el sujeto se sienta involucrado o implicado en el problema del cual se queja.
➢ Deseo de cambio y expectativas en torno a recibir ayuda.
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Las técnicas psicométricas y proyectivas: características y modelos implicados.
Ambas técnicas encaran la evaluación de la personalidad dentro del enfoque centrado en la persona. La mayoría de los
modelos en evaluación parten de la entrevista, siendo ésta el instrumento inicial y fundamental para la estrategia diag-
nostica.
La evaluación psicológica centrada en los rasgos busca la cuantificación de estas dimensiones (atributos, capacidades,
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factores de carácter, etc.) de la personalidad con la finalidad de resaltar las diferencias individuales en relación a cómo
se distribuyen en la población. Se trata de los aspectos psicológicos comparables en la personalidad de los sujetos. Los
desarrollos de la psicometría y sus formulaciones teóricas corresponden a este modelo y entienden que la conducta es
DD
función de variables internas del organismo. A pesar de sus limitaciones, el modelo de los rasgos provee de una instancia
inicial descriptiva de acercamiento a la personalidad del entrevistado que es fácil y rápida, y en general bien recibida por
los consultantes. Pero, según parece, la conducta humana tiene más inconsistencias que consistencias, y aquellas exis-
ten en función de su historia particular y del contexto general en el que se desarrolla.
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El modelo psicodinámico se basa fundamentalmente en el psicoanálisis, aunque no excluye otras teorías explicativas del
quehacer clínico.
Son técnicas estandarizadas cuyos estímulos (palabras, frases, láminas con diversas figuras, preguntas, dibujos o cons-
trucciones) se caracterizan por su alta ambigüedad, es decir, por presentar muy pocas pautas culturales y un campo in-
estructurado o de escasa estructuración, frente al cual reacciona la personalidad total del entrevistado adjudicándoles
sus propios significados, creencias, valores, conocimientos, sentimientos, conflictos, etc. Se las ha considerado como
instrumentos de banda ancha por la amplia y variada información que recogen, diferenciándose de las técnicas psicomé-
Se basan en un concepto de proyección derivado pero no equivalente al de la teoría psicoanalítica, que se acercaría más
al de externalización siendo los propios sujetos los que interpretan los estímulos y le adjudican una forma o Gestalt par-
ticular. Los conceptos de proyección y percepción se relacionan en estas técnicas con el de personalidad.
Para Ávila Espada, las TP servirían en realidad como reactivos de entrevistas instrumentalizadas útiles para propiciar la
asociación libre, el lenguaje simbólico, y el conocimiento del mundo interno del sujeto. Serían instrumentos dirigidos a
generar hipótesis más que para contrastarlas. Se trata de técnicas cualitativas y no cuantitativas, por lo tanto la exage-
rada búsqueda de psicometrización de las mismas podría alterar su verdadero aporte: no debemos pedirles que den
cuenta de aquello para lo que no han sido creadas.
1. Entrevista Inicial Semi-dirigida: Permite un paneo amplio y general de los significados que el sujeto atribuye a su
situación y a sus síntomas.
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2. A partir de los resultados de la entrevista inicial, el profesional decide aplicar técnicas que le permitan inferir el
tipo de ansiedad que el sujeto presenta (si es un estado transitorio o un rasgo de su estructura) y la intensidad de su
depresión clínica. Comenzará por este tipo de técnicas además porque ha observado recelo y reticencia en el entre-
vistado toda vez que ella lo ha interrogado sobre aspectos diferentes a la crisis vivida.
3. Con el objetivo de situar los resultados obtenidos quiere saber cuál es la estructura de personalidad del entrevis-
tado y cuáles son los conflictos que dominan su vida afectiva, la amplitud y cualidad de sus relaciones interpersona-
.C
les, sus motivaciones e intereses, sus valores, etc. Para ello administrará algunas pruebas gráficas (el HTP-P, la técni-
ca del dibujo de la Familia Actual y Prospectiva, el Rorschach y el TRO).
4. Finalmente, concertará una última entrevista en la que irá retomando todas las comprensiones que fue constru-
yendo sobre su entrevistado y que ha ido comunicándole parcialmente, con el objetivo de contrastar sus hipótesis y
DD
observar si como producto de sus intervenciones el paciente pudo ampliar la conciencia de su propio malestar im-
plicándose en la crisis padecida y comenzando a relacionarla con sus desencadenantes y con la historia vivida, con
los significados que ha atribuido a sus éxitos y sus fracasos. Además esta instancia le permitirá observar si se ha
modificado la relación establecida con ella y si se ha ampliado la expresión de sus fantasías y afectos contradicto-
rios.
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5. Después de despedir al paciente, comenzará a redactar el informe que enviará al Psiquiatra, tratando de funda-
mentar en él cómo el estrés asociado a la situación laboral se relaciona con la crisis en la personalidad de su consul-
tante. Brindará un panorama de los aspectos funcionales y disfuncionales de su personalidad y orientará respecto
de la mejor ayuda posible que pueda recibir.
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CO” - LEVIN
INTRODUCCION.
Existe una multiplicidad de factores que inciden en la evaluación del material, que agrupamos en 4 grandes aspectos:
En cuanto al objetivo de las técnicas, deben ser conocidos por el experto, así podrá replantearse no solo las áreas a ex-
plorar, sino también si éstas son apropiadas para las capacidades del sujeto. Más allá de la elección de las técnicas, se
debe tener en cuenta la actitud de sujeto hacia ellas y sus intereses personales (En el área forense es posible que los
sujetos se quieran mostrar sus mejores rasgos, por ejemplo, para obtener la tenencia de un hijo).
ACERCA DE LA INTERPRETACION.
Para el Psicoanálisis, la interpretación es “Una deducción, por medio de la investigación analítica, del sentido latente
OM
existente en las manifestaciones verbales y de comportamiento de un sujeto. Saca a la luz las modalidades del conflicto
defensivo y apunta al deseo que se formula en toda producción del inconsciente. En la cura, es la comunicación hecha al
sujeto con miras de hacerle accesible este sentido latente”.
Mientras que para Baranger “Todo material es susceptible de una multiplicidad de interpretaciones según el sistema de
referencias utilizado” por lo que esta es solo una opción, una lectura posible, para Levy la interpretación consiste en
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“poner en juego un nuevo marco de referencia, un nuevo sistema de lenguaje, una nueva teoría. Como resultado de ello
se generan declaraciones específicas sobre la situación”.
DD
Entendemos la existencia de dos ejes fundamentales:
1- Las características del entrevistador: Su formación y sus propios rasgos son influyentes en la elaboración de la
Hipótesis Diagnóstica. En cuanto al rol del psicólogo, la apertura a su propia y discriminada experiencia interna,
su capacidad empática, el manejo de la contra-transferencia y su sensibilidad para captar indicios sugerentes en
el material clínico, hacen a su habilidad para hacer juicios acerca de la experiencia de otros.
LA
2- El análisis del material específico: Se debe tener presente que un indicador no siempre nos lleva a enunciar de-
terminada inferencia, ya que muchas personas pueden llegar a fallar al momento de tener que reproducir gráfi-
cos. Además, un indicador puede referir más de un significado posible.
Una vez realizadas las interpretaciones, se debe reorganizar y categorizar las interpretaciones para la confección de la
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hipótesis diagnostica.
1) En el análisis del material debe haber suficiente evidencia para su interpretación: Es sumamente importante tener
presente las capacidades del sujeto, su nivel cultural, y la transmisión de consignas, ya que son datos son esenciales al
momento de elaborar una hipótesis, e inclusive para el momento anterior a la elaboración de estrategias de abordaje e
implementación de técnicas. Además, un solo indicador no puede ser el constructor de una hipótesis. Debe haber una
serie de indicadores que confluyan y reafirmen la persistencia de una inferencia.
2) La profundidad de la interpretación que se realice debe corresponderse al material que se encuentra disponible: Las
técnicas proyectivas nos permiten acercarnos a la concepción de rasgos de la estructura de la personalidad, no a estra-
tos profundos del psiquismo (Ej.: Afirmar que hay una tendencia sádica o tendencias homosexuales).
3) Cuando sea posible, la forma manifiesta de las tendencias interpretadas deben ser especificadas: El comportamiento
manifiesto es sobre-determinado (Resulta de numerosos determinantes que interactúan). Por ello no es suficiente la
observación de una sola pauta o indicador, ya que existe una multiplicidad de factores que se encuentran afectando
directa o indirectamente su producción y el propio momento de la elaboración de hipótesis. La validación puede alcan-
OM
de formación reactiva debe ser tomada en forma patológica o negativa, ni tampoco toda manifestación neurótica es
necesariamente índice de alteración psíquica de gravedad. Debemos tratar de esclarecer porque vías y en que exten-
sión, una cierta tendencia facilita o entorpece sus esfuerzos adaptativos. Sin el correcto estudio de todas las manifesta-
ciones conductuales que logra mantener y desplegar el sujeto, el informe carecería de significación y validez conceptual.
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Juicio clínico: Son los pasos a seguir en la elaboración de hipótesis clínicas. Es un proceso de transformación de datos;
son formulaciones avaladas por los conocimientos científicos específicos del entrevistador. Para ello, el psicólogo selec-
DD
ciona, jerarquiza, ordena, compara, relaciona, busca recurrencias e integra los observables obtenidos. A través de un
estudio profundo de las variables intervinientes se construye una serie de hipótesis que pueden llegar a ser corrobora-
das o no a lo largo del proceso PD. En la elaboración de juicios clínicos podemos reconocer la incidencia de 3 variables:
1- El modelo teórico: Indispensable para poder personalizar la orientación interpretativa del trabajo. Existen dife-
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rentes marcos teóricos y, sus conceptualizaciones y modalidades de abordaje muchas veces son contrapuestas.
2- Su experiencia clínica: Es indispensable el aprendizaje a través de la supervisión de los casos, junto a un constan-
te perfeccionamiento profesional, y sobre todo, a través de la propia psicoterapia, ya que aquello que no tene-
mos esclarecidos nosotros mismos, se transforma en un obstáculo en la escucha y en la intervención clínica.
3- Sus propias características de personalidad: Variables que se nos ponen en juego en el marco de una entrevista
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que nos pueden llevar a errores y omisiones de las que no nos percatamos. Por ello es necesario un exhaustivo
trabajo de introspección, clarificación y elaboración de la propia organización psíquica.
Un mismo material puede ser abordado desde diferentes enfoques, no obstante, lo que verdaderamente sufrirá varia-
ción en el campo de la interpretación, tiene más que ver con la calidad y profundidad del material obtenido por medio
de la capacidad y los conocimientos del psicólogo, que por las características mismas del sujeto.
El diagnóstico plantea un problema epistemológico, ya que al diagnosticar se pretende dar cuanta de un “saber” sobre
una realidad, supuesta a la Teoría que la significa. Realizar un diagnóstico es poner en juego una teoría por medio de los
diferentes métodos que las distintas orientaciones condicionan. Lo que nos interesa aquí es la articulación entre la Teo-
ría y la práctica, como así también lo tipos de técnicas que se utilizan. En PD se plantea un problema de articulación, ya
que dicho proceso pretende integrar Teorías que presentan encuadres distintos y divergentes, dado que sus objetivos
1- Todo diagnóstico es una manera de poner en juego una Teoría, cualesquiera sean las técnicas que se utilicen.
En el proceso diagnóstico se parte de una teoría para encontrar e interpretar los datos. La técnica permite bajar a la
clínica la Teoría, y solo sirve para conectar la Teoría con la práctica. Por ejemplo, la Teoría que determina la existencia
del inconsciente a su vez nos proporciona los indicadores y la forma en la que estos se manifiestan. Pero si no hubiera
“Teoría del inconsciente” ¿Habría inconsciente? Estas cuestiones se relacionan con la problemática de la realidad, y las
respuestas se asumen desde dos posiciones:
a) Cuando es “si”, toda actividad investigativa se dirige a descubrir ese algo que es considerado pre-existente a la
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Teoría que lo explica. El observable o indicador solo tiene un significado posible, otorgando cuadros descriptivos.
b) Cuando es “no”, la Teoría es generadora de realidad, y esta solo adquiere la consistencia que la misma le otorga,
por lo que no han nada que buscar. La Teoría construye y otorga sentidos, en tanto el observable se significa
desde y en la Teoría, obteniéndose construcciones interpretativas.
Dar una respuesta a este interrogante es una toma de posición respecto a la consistencia de la realidad.
2- Según se obtengan o elaboren los datos, serán muy distintos los resultados o “lecturas” que de ellos se hagan.
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Podemos precisar una cuestión metodológica de “todos los días” y que corresponde a dos formas distintas de obtener
los datos, que se asientan en principios diferentes:
DD
a) En la primera, el método de recolección es de tipo probabilístico y remite a las T. psicométricas. Los cuadros clí-
nicos se construyen o delimitan a partir de un número definido de rasgos, siendo cada uno de ellos necesario
para determinar ese cuadro. En las T. proyectivas, el sujeto casi nunca presenta el conjunto de características
que “debería tener” para pertenecer a algún cuadro. En este caso, el diagnosticador tratará de ajustar la situa-
ción diagnosticando por el mayor parecido o cantidad de indicadores. Este ajuste se complica cuando el signo o
síntoma aparece por fuera del lugar esperado y así es como los investigadores terminan creando entidades in-
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termedias, multiplicando las caracterizaciones posibles que muchas veces se superponen y crean confusión.
b) Esta orientación metodológica, más adecuada para el tratamiento de datos, se podría conceptualizar como Es-
tructural-interpretativa, y se funda en una “lectura interpretativa” donde cada signo tiene un sentido en relación
a la estructura de cada sujeto, y se lee por medio de ciertos indicadores provenientes de la teoría. Esta lectura se
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definirá por una red de relaciones y no por un conjunto de elementos solidariamente unívocos. Los síntomas
tendrán múltiples sentidos según las redes de relaciones que integren. Un observable como “negación” puede
formar parte tanto de una estrategia obsesiva como histérica, por lo que no se remite unívocamente a un cua-
dro, sino a una significación contextuada y condicionada por la estructura que lo pone en movimiento.
3- Diagnosticar es ocuparse de la diferencia, pero según la composición nosográfica en la que este se sostenga, la
misma nos hablara de estructuras continuas.
Las categorías nosográficas, al ser estructuras delimitadas, oscurecen a la discontinuidad de las estructuras psíquicas, ya
que una construcción particular es incompatible con el pasaje de una estructura a otra. El sostenimiento de la continui-
dad pertenece a la recolección de un sentido cuantitativo, mientras que el discernimiento cualitativo o interpretativo es
patrimonio de la concepción estructural del sujeto (T. proyectivas)
¿Qué podemos proponer para sostener la co-implicancia de ambos tipos de elaboración de datos? En principio se trata
de saber usar ambos tipos de elaboraciones en una articulación coherente, lo que implica el siguiente proceso:
OM
“REVISIÓN DE LOS CONCEPTOS DE PERSONALIDAD Y PROYECCIÓN. DIFERENCIAS
ENTRE TÉCNICAS PSICOMÉTRICAS Y PROYECTIVAS”. LIC. VECCIA
El método PD tiene como objetivo la descripción, comprensión y explicación de la personalidad del consultante. Las Téc-
nicas proyectivas son auxiliares o complementos útiles de la entrevista diagnóstica cuando se aborda el estudio de la
personalidad.
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En torno al concepto de personalidad.
El término “personalidad” alude a una cualidad supuesta en las personas, señala una serie de características acerca de
DD
cómo son y cómo se comportan, aquello que las particulariza, lo que las hace diferentes unas de otras. Y también alude
a una unidad, una condición global y única de la expresión subjetiva.
Históricamente la Psicología ha oscilado entre dos extremos: El de considerar a la persona como autónoma en relación
al medio social, o como totalmente determinada por éste. En el primer caso, el hombre es un libro ya escrito y el proce-
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so vital consiste en ir pasando las páginas, mientras que en el segundo es un papel en blanco que se va cubriendo con las
sucesivas experiencias hasta conformar su personalidad. Una tercera posibilidad marca que las disposiciones innatas de
la personalidad se desenvuelven de acuerdo con las condiciones del ambiente.
Existen teorías científicas y filosóficas, como también teorías del común de la gente en torno de la personalidad. Cada
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teoría de la personalidad se forja con un para qué, con una finalidad: Tratamos de explicarnos como son los demás y
cómo se comportan para poder interactuar con ellos.
Las sociedades construyen también sus teorías acerca de la personalidad. Los distintos papeles o roles sociales van de-
terminando que ciertas características de la personalidad se vuelvan “esperables”, confiables. Mientras que su ausencia
es juzgada como apartando al individuo de la “norma” del grupo al que pertenece. Otros rasgos se atribuyen también a
las personas según su edad o momento vital (teorías evolutivas), en relación a lo que se espera de ellos para cada etapa.
Entre estas polaridades se ha debatido la psicología sin llegar a una definición integrada. Existe un número cada vez ma-
yor de investigaciones sobre los distintos aspectos de la personalidad con resultado importantes que sin embargo care-
cen de una integración conceptual acorde.
Aun así, existen ciertos acuerdos muy generales y ya tradicionales en relación a este tema. Hay un conjunto de cualida-
des que definen lo “personológico” desde la psicología occidental:
El interés por la personalidad es para la psicología una cuestión central, atraviesa todos sus campos de aplicación. Pro-
ponemos al método PD como una vía científica y empíricamente contrastable para el estudio de la personalidad, si bien
no es una teoría, nos aporta los datos y las hipótesis para irlas construyendo.
OM
Cada psicólogo tiene una definición propia de la personalidad a partir de la cual aborda su trabajo. La necesidad definir
qué se entiende por “personalidad” se origina en el interés por explicar las diferencias individuales en las conductas de
los seres humanos. En su base se encuentra el debate filosófico acerca del yo (Autonomía Vs. coerción social). Este inte-
rés por la personalidad impacta fuertemente en el campo clínico, pues repercute directamente en la posibilidad de dise-
ñar abordajes terapéuticos apropiados para cada persona en particular.
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La personalidad no es un objeto observable, sino una construcción de nuestra mente; la inferimos a partir de datos, de
observables. Para conceptualizarla mejor hemos dispuesto de modelos cuya función sería la de un esquema simplificado
de la realidad que intentan representar. Los modelos más influyentes han sido: El modelo de los rasgos; el psicoanalítico;
biologicísta o constitucionalista; conductista; fenomenológico o humanista. Nos ocupamos aquí de los dos primeros por
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considerar que han hecho mayores aportes al estudio de la personalidad, siempre que esta se entienda como estructura
o configuración única de rasgos y disposiciones propias de cada individuo en particular cuyo origen inconsciente determi-
na las dinámicas del funcionamiento interno y externo de cada sujeto.
Los rasgos constituyen un número pequeño de grandes disposiciones o tendencias a pensar, sentir y actuar de determi-
nada e idiosincrásica manera. Este modelo define a la personalidad como “una configuración de factores más o menos
estables que determinan que la conducta sea consistente en distintas ocasiones y diferente de la conducta que otras
personas mostrarían en situaciones comparables”.
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“La estructura de la personalidad puede estudiarse a través de métodos cuantitativos calculando la correlación entre
diferentes rasgos. Estos rasgos son medios a partir de comportamientos más o menos frecuentes varían en forma in-
ter-individual. Los cuestionarios, inventarios o escalas son situaciones estandarizadas que revelan, a través del infor-
me verbal del propio sujeto, la distribución de rasgos dentro de su personalidad y las diferencias respecto de otros
En algunos casos, el estudio empírico de la personalidad se realiza por medio de un análisis factorial. Los estudios reali-
zados por Cattel y Eynsek, utilizan este método a los fines de reducir las características diferenciales del funcionamiento
psíquico a sus dimensiones más esenciales para poder anticipar o predecir la conducta de tal persona frente a determi-
nados estímulo. Sus estudios han demostrado que existe una repartición continua de las diferencias interindividuales,
una transición progresiva entre los extremos de un continuo que se opone a la clasificación de tipos o tipologías.
Las categorías de rasgos sirven para ayudarnos a definir una estructura, una organización y para ordenar la masa enor-
me de información que recibimos del entrevistado.
En relación a este enfoque surgen algunos problemas: El primero se refiere a que la misma estructura de rasgos explica-
ría la conducta, la cual a su vez se explica por la estructura. Otro problema es el de probar la consistencia de la conducta
Sus ventajas remiten a la sistemática operacionalización de variables, el planteo de las diferencias entre estados y ras-
gos, la amplitud de aspectos abarcados que pueden ser medidos y correlacionados, y por último, la posibilidad de ade-
cuar esta medida para trabajar con distintos marcos conceptuales dado que los rasgos son descriptivos y no explicativos
de la conducta.
2- Modelo Psicoanalítico.
Si bien el término personalidad no fue muy utilizado por Freud, su trabajo ha sido una gran contribución a la compren-
sión de los desequilibrios de la personalidad. La concepción del hombre dividido ha explicado el sufrimiento y el males-
OM
tar del hombre de la Modernidad. El Psicoanálisis contiene un modelo de la personalidad, aunque es mucho más que
eso: es una teoría acerca de la subjetividad. La obra freudiana contiene a dos modelos que han contribuido a la teoría de
la personalidad implícita en ella. Ellos son:
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manifiesta más claramente en los procesos del sueño y en los síntomas, se llamó pensamiento de proceso primario y
corresponde al sistema inconsciente.
En el funcionamiento de proceso primario no hay una ausencia de sentido sino un deslizamiento incesante de éste. Los
DD
mecanismos que intervienen son el desplazamiento y la condensación. Este tipo de pensamiento puede saltar de un
tema a otro sin guardar lógica o coherencia, no reconoce el paso del tiempo ni se ajusta a las exigencias de la realidad
consensuada. Constituye la imposición de la expresión pulsional sin indicio de socialización.
La estratificación de la mente en esta etapa de la obra freudiana divide a la misma en dos capas, el sistema inconsciente
LA
y el sistema consciente, entre las que ubicó una tercera: el pre-consiente con pensamiento de tipo secundario en lo for-
mal pero cuyos contenidos quedaban temporalmente fuera de la conciencia.
correlacionadas:
1- El Ello corresponde a la base biológica y hereditaria, la sede de las necesidades y de las pulsiones y el origen de
la energía mental.
2- El Yo se define como la instancia que conduce al placer de los deseos y necesidades pero de forma demorada,
esto es, mediatizada por el lenguaje y la capacidad simbólica del sujeto. Las funciones del Yo son: pensar-
sintetizar-organizar-controlar la actividad física e instrumentar los mecanismos defensivos.
3- El Superyó deriva del Yo y representa la censura social, la autoconciencia, la adaptación y el sometimiento a las
normas y estándares morales de la sociedad o grupo en el que cada sujeto se desarrolla. Los ideales que se unen
a la conciencia.
Los conflictos de la personalidad pueden entonces ocurrir entre instancias y/o entre deseos y catexias contrapuestas
que intentan inhibirlos o hacerlos desaparecer (enterrarlos a través de la represión) con el objetivo de que el sujeto se
socialice adaptándose a la sociedad y la cultura en la que se desarrolla.
La personalidad puede entenderse como una organización única e idiosincrásica de cada sujeto que le permite interac-
tuar con los otros humanos y no humanos, y que se ve influenciada permanentemente por los entornos en los que
dicho sujeto se desarrolla (familiar, social, cultural, político, económico). Su base es biológica y su desarrollo (personi-
ficación) es posible a partir de la trama vincular que la origina y sostiene. El desarrollo de la personalidad, su compleji-
zación en múltiples facetas que le permiten una mayor versatilidad, flexibilidad y eficacia en la adaptación y selección
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de ambientes y situaciones, la búsqueda de escenarios que permitan las acciones más eficaces para el sujeto en sus
procesos de toma de decisiones, y el despliegue de sus potencialidades (consecuencia de la incorporación del ejercicio
continuado de la imaginación en tanto búsqueda de alternativas y mundos posibles), sólo resulta posible en y a partir
del diálogo inter-subjetivo.
Por otro lado la personalidad, como constructo en el que convergen y se integran aportes del psicoanálisis tanto como
de las teorías cognitivas, puede pensarse como disponiendo de dos aspectos en permanente conexión e interpenetra-
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ción: uno manifiesto y otro latente. Pero no solamente referidos a los procesos de la memoria que se vuelven disponi-
bles o se inhiben (reprimen) sino a la manifestación de la acción y a la presencia latente de la misma en los guiones
que la preceden y determinan desde la fantasía.
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Por fin la personalidad se desarrolla a partir del deseo y la necesidad, y en una variedad de procesamientos cambian-
tes y fluidos que permiten construir reconstruir re-construir el propio proyecto de vida a lo largo de los años y las dife-
rentes crisis vitales.
El cambio de la personalidad es posible en la medida en que cada sujeto se piense y se historice, lo contrario, una au-
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La importancia de una técnica para el estudio de la personalidad se obtiene de los siguientes niveles o status alcanzados:
A- Status científico: Prioritariamente definido por sus propiedades psicométricas (validez y confiabilidad).
B- Status clínico: Lo que los clínicos pueden hacer con los datos que obtienen con ella, a qué propósitos sirve, cua-
Zubin revisa este concepto de Proyección y plantea que “es un proceso por el cual el sujeto, cuando se le, presenta un
conjunto de estímulos ambiguos o semi-ambiguos y se le pide que les dé sentido, orden lo hace basándose en el reser-
vorio de sus propias necesidades, emociones, sentimientos e incluso nivel de conocimiento. La proyección no tiene ne-
cesariamente que implicar componentes defensivos”.
La técnica proyectiva debido su estímulo semi-estructurado y al mayor margen de libertad de respuesta, ofrece más
oportunidades que las psicométricas, para qué aparezcan elementos pre-conscientes e inconscientes. El sondeo es indi-
OM
recto, el sujeto desconoce qué es lo que está evaluando el Psicólogo y puede brindar un significado propio de acuerdo a
su personalidad y a su historia. Estas técnicas son multidimensionales, no enfocan una única dimensión de la personali-
dad, por eso son consideradas como de “banda ancha”, debido a la gran cantidad de información que recogen.
Toda respuesta al material es significativa, no hay una parte aprovechable y otra desechable, y será entendida como un
signo de la personalidad en sí misma, vale decir que si el sujeto todavía no respondió a la lámina que yo le muestro y
empieza a decir comentarios que son expresiones críticas de la lámina, de todas maneras son significativos ya que están
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dando indicios de la personalidad del sujeto. (Lectura integradora y cualitativa)
Las técnicas proyectivas han sido llamadas también interpretativas. En su aplicación intervienen dos intérpretes, uno es
DD
el psicólogos y otro es el propio sujeto quien reacciona e interpreta a los estímulos ambiguos y al psicólogo.
Finalmente resumimos lo que entendemos por Proceso Proyectivo, es decir el proceso que da lugar a la respuesta pro-
yectiva, en él intervienen:
La personalidad refiere a estos comportamientos y expresiones humanas que poseen una organización propia en cada
individuo, más o menos estable, y que se desarrolla a lo largo de cada existencia atravesando las distintas etapas vitales.
Es un constructo de la Ciencia. La recolección de datos empíricos necesarios para su correcta evaluación, forman parte
Entre las teorías que le sirven de marco de referencia se destacan: El Psicoanálisis, la Gestalt, la Teoría de la Comunica-
ción y las Teorías Cognitivas.
El PD tiene como objetivo la evaluación de la personalidad de un sujeto en una situación determinada. Supone el estudio
en profundidad de las respuestas que uno o varios sujetos dan al enfrentar estímulos diversos, a lo largo de las sucesivas
etapas en las que se desarrolla el proceso, llegando a obtenerse una muestra del funcionamiento de su personalidad
global. Dispone de un encuadre propio que incluye una duración estimada de 5 o 6 entrevistas, la definición anticipada
de los roles previstos, y el registro y control de la variable transferencial, que emerge en este vínculo y constituye una
OM
muestra del funcionamiento relacional e inter-relacional del sujeto. Su eficacia depende exclusivamente de la observa-
ción clínica inicial en el marco de la entrevista, y de la integración que el profesional efectúe con los resultados que ob-
tiene de las pruebas con las demás facetas de la personalidad del sujeto que aparecen en la entrevista. Es una combina-
ción racional y estratégica de instrumentos y auxiliares técnicos que se aplican con fines de verificación diagnostica y con
el objeto de tomar decisiones frente al problema planteado en la demanda. Las distintas técnicas utilizadas (Entrevistas,
técnicas proyectivas, psicométricas etc.) se combinan estratégicamente según la situación planteada. Esta combinación
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depende de la destreza, el entrenamiento y la experiencia del profesional.
Concepto de personalidad:
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Koldobsky define a la personalidad como una “integración de la vida psíquico-conductual-relacional del individuo, o co-
mo un constructo de la Ciencia para explicar la forma más o menos estable que tienen los individuos, a lo largo de la
vida, para conducirse, pensar, sentir y relacionarse con los demás.
Millon, por su parte, entiende a la personalidad como un modelo complejo de características psicológicas profundas,
generalmente inconscientes, que no pueden ser erradicadas y se expresan automáticamente en cada faceta del funcio-
LA
namiento individual. Sus rasgos emergen de una complicada matriz de disposiciones biológicas, de aprendizaje y la expe-
riencia, y comprende y abarca el modelo individual de percibir, razonar y enfrenta las situaciones y los otros”.
Bellak pone el acento en el diagnóstico de los procesos cognitivos y perceptuales para encarar la realidad. Los procesos
cognitivos se mueven en dirección de las necesidades y como resultado se produce una distorsión que la personalidad
FI
con sus motivaciones y conflictos le imprime a la percepción. Dicha distorsión Bellak la llama Apercepción y a las técnicas
que las evalúan a perceptivas o proyectivas.
Personalidad normal.
La organización profunda, inconsciente, de la personalidad, ha sido investigada por el Psicoanálisis con el concepto de
estructura. Desde el nacimiento, y aun antes, la forma de relación con los objetos primarios, sus traumas y frustraciones,
su peculiar organización defensiva, se va cristalizando en el psiquismo individual. Cuando el cristal se rompe, y el sujeto
enferma, si su estructura es neurótica, desarrolla una neurosis, si es psicótica, una psicosis. Estos sujetos volverán a es-
tar bien cuando sus estructuras vuelcan a compensarse. La normalidad debería considerarse en forma independiente de
la noción de estructura. Las manifestaciones exteriores pueden deberse a una ruptura del equilibrio funcional que las
caracteriza. Las personalidades normales (neuróticas o psicóticas no descompensadas) deben diferenciarse de las pseu-
donormales, frágiles y precarias, obligadas a representar el papel de personas normales ara no descompensarse.
El método PD se diferencia del Diagnóstico Psiquiátrico y del Psicoanalítico, que se desarrolla a lo largo de la cura. Pro-
pone una combinación de técnicas auxiliares que complementan la entrevista inicial. Las técnicas proyectivas han apor-
✓ Una variedad de relaciones causales (Entre presente y pasado, entre fenómenos aislados de base común, etc.)
✓ La psicodinámia
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✓ La estructura (Organización de las funciones del yo y la adaptación general).
En este sentido, la utilización de T. proyectivas implicaría la aceptación de ciertas ideas previas o principios básicos:
• Punto de vista organísmico: Cualquier parte es una función del todo (Ej.: Las respuestas a las láminas del TRO
pueden considerarse una muestra permite hacer inferencias acerca de la personalidad).
• Determinismo psicológico: Las respuestas tienen una causa y un sentido dinámicos, en interacción con determi-
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nismos sociales y biológicos.
• Sobre-determinación: Cada parte de la respuesta proyectada en el estímulo tiene más de un significado, res-
ponde a diferentes niveles de organización de la personalidad.
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• Continuidad de la personalidad básica a partir de su cristalización.
vo y trascendente que el de TP. La palabra PD la empleó por primera vez Rorschach en su test para el estudio de la per-
cepción y asociación ideativa. Luego se extendió a los métodos de verificación diagnóstica aplicados en el marco de una
sucesión breve de entrevistas, con un contrato peculiar, propio, y con un encuadre que lo diferencia de la tarea terapéu-
tica. En este proceso halla lugar la intervención del psicólogo, en tanto el efecto terapéutico que el PD tiene, tanto hacia
FI
el interior del proceso, como hacia el propio sujeto y su auto-conocimiento. En este sentido, esta instancia opera como
un espacio que favorece la articulación de la demanda terapéutica, dentro de las prácticas de prevención.
El PD está centrado en la variable “sujeto”. Resultan diferenciales con conceptos de PD y Evaluación Psicológica, ya que
este último es más general y abarcativo (Comprende también el estudio de las interacciones sujeto-medio y las variables
situacionales).
Las TP nacieron para responder a una Psicología nomotética (Donde el sujeto se perdía entre leyes generales) cuya am-
bición era el estudio y la comprensión objetiva de la personalidad en forma global. En 1959 Abt lanzó su propuesta para
fundar una “Psicología proyectiva” como superación científica tanto del Psicoanálisis como de la Psi. de la conducta. Los
proyectivistas dieron su lucha por una Psicología con sujeto encuadrada dentro del método clínico pero fundamentada
en el intento de articular al Psicoanálisis con la Psicología Experimental.
Fue Bellak quien trató de validar experimentalmente el concepto de proyección e interpretarlo según la teoría psicológi-
ca del aprendizaje. Como resultado trabajó el concepto de Apercepción como distorsión a perceptiva, producto de la
influencia de la experiencia previa del sujeto, quien de esta manera selecciona, recorta y dirige sus percepciones hacia
conjuntos significativos en función de su historia. Supone la influencia de la percepción objetiva o ideal con un resultado
distorsionante.
Las TP son técnicas que, partiendo de estímulos perceptivos, provocan la expresión de una respuesta, que es el resulta-
do de la interpretación particular que el sujeto ha dado al estímulo. En cada respuesta se proyecta la personalidad total
del sujeto, por lo que son también llamadas “técnicas expresivas de la personalidad” o “técnicas interpretativas”.
En cada interpretación es la personalidad toda la que se expresa, por ello los indicadores que se recolectan solo tienen
valor cuando se los relaciona con los demás datos. La lectura de los resultados obtenidos en las TP demanda, exige, un
OM
trabajo de intuición, correlación e inferencia. Dentro de este trabajo vamos a encontrar a las “Hipótesis Diagnósticas”.
A pesar de las críticas, gracias a los proyectivistas hoy podemos decir que el funcionamiento humano opera en dos sen-
tidos, dimensiones: Una perceptiva y otra proyectiva. Gracias a su función perceptiva, el sujeto puede reconocer la es-
tructura o la organización de una situación estimulo. Aquí pueden aplicarse leyes de la Gestalt y de la psi. de la forma.
Pero en el proceso proyectivo la cuestión no es solo percibir (Reconocer) sino otorgar una organización a lo que no lo
tiene, crear una imagen, una estructura, tal es el caso del TAT y del TRO.
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Todo proceso proyectivo parte de una dimensión “perceptiva consiente”. Y agrega un aspecto proyectivo contenido en
la asociación de ideas, recuerdos, imágenes, que provoca el estímulo, y que se expresa en formas y contenidos peculia-
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res, propios de cada sujeto, de su fantasía. Dentro de un proceso proyectivo se consideran los siguientes elementos:
nóstica, solo podría alcanzarse con la utilización conjunta y estratégica las de distintas pruebas (psicométricas y proyec-
tivas), reuniéndolas en una batería común. Esta selección de debería contar con criterios científicos que respalden la
práctica, fundamentos teóricos adecuados y actualizados que permitan al profesional dirimir cuales técnicas usar para
cada sujeto/s de acuerdo a su situación y a la demanda.
Las TP tienen su auge en los 50 y 60, a partir de los enunciados y postulados básicos de la Psicología Proyectiva que se
funda en EE.UU. Este movimiento levanto protesta contra el experimentalismo y conductismo vigente, postulando la
necesidad de una comprensión global, holística de la personalidad, tanto desde lo manifiesto como desde sus motiva-
ciones inconscientes. Constituyó un intento de articular las observaciones y descripciones de la conducta realizadas por
la Teoría del Aprendizaje con los postulados básicos del Psicoanálisis.
Así, las TP llegaron a ser instrumentos auxiliares considerados útiles para los procesos de verificación diagnóstica, com-
plementando, a través de sus investigaciones sobre segmentos estandarizados de la conducta, el estudio exploratorio y
más artesanal que corresponde a las entrevistas psicológicas preliminares con fines diagnósticos.
Esta Cátedra sigue la línea de Rapaport: “Estamos convencidos que ninguna técnica o test por sí mismo resuelve una
evaluación psicológica, sea cual sea el área de aplicación desde donde se formule la demanda”
1- El rol del Psicólogo: Este opera como el estímulo más inestructurado, provocando como respuesta un proceso
proyectivo por parte del sujeto. Por ello, las técnicas solo son caminos indirectos, ya que el campo fundamental
de la investigación clínica es la entrevista, el dialogo abierto entre entrevistador y entrevistado.
2- La formulación de juicios clínicos sólidos, válidos y bien fundamentados, basados en la evidencia suficiente, co-
mo también la capacidad de trasmitir por escrito en forma clara nuestras comprensiones.
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Uno de los problemas mayores al investigar la personalidad individual es el cómo evaluarla y clasificarla, porque un indi-
viduo puede tener más de un desorden de personalidad cuando se usan estos diagnósticos por categorías. Así lo señaló
Kernberg en su crítica al DSM III, al plantear que solo ofrecía criterios conductuales y no rasgos de personalidad basados
en la organización psicológica intrapsíquica. Según este autor, el DSM III sería una clasificación de alta sensibilidad pero
de especificidad baja. En el dominio del PD y sus instrumentos auxiliares, lo que se produce es un atravesamiento o co-
nocimiento de un sujeto sobre un todo. Intentamos conocer y distinguir configuraciones estructurales del psiquismo del
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sujeto, de sus relaciones de objetos, vínculos, interacciones e instituciones.
DD
“TECNICAS PROYECTIVAS GRAFICAS – PAUTAS GENERALES DE INTERPRETACION”
– LETICIA PEDEMONTE.
Pedir que se dibuje una casa, un árbol y una persona constituye una consigna ambigua. No se le aclara que tipo de casa,
árbol o persona, por lo que la respuesta surge del interior del sujeto y es en relación a esto que dará un tratamiento
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especial a su dibujo. Al ser conceptos poco específicos, es posible responder a ellos proyectando aspectos propios. La
elección que hace el sujeto en base a lo que dibuja tendrá que ver con aquello que para él tenga mayor significado emo-
cional.
Pautas formales: Se relacionan con los aspectos más estables de la personalidad y constituyen la parte más estructural
FI
del dibujo: Es el “como” dibuja. Estas son: Tamaño; movimiento; emplazamiento; trazo; presión; secuencia; detalles;
simetría; sombreado; borrado.
Pautas de contenido: Estudia los fenómenos más específicos concernientes a los aspectos psicodinámicos de cada suje-
to. Refieren a “qué” dibuja el sujeto, la particular forma de dar respuesta a la consigna.
PERSONA: Capta la imagen de sí mismo del sujeto, su auto-concepto y esquema corporal. Puede ser un auto-retrato, un
ideal del yo, o una persona significativa. Está completa cuando tiene cabeza, tronco, brazos y piernas, si alguna falta, el
dibujo está incompleto.
CASA: Aborda el estudio de las relaciones familiares (pasado, presente y futuro deseado) y el sí mismo.
ARBOL: Representa la imagen más inconsciente de sí mismo y de las relaciones con el ambiente.
Los dibujos proyectivos detectan, con bastante precisión, los niveles profundos de integración y estructuración de la
personalidad. No son en sí mismos sensibles para el diagnóstico diferencial, sino que deben ser complementados con
otras pruebas. Ante la tarea gráfica, disminuyen el control intelectual y el ocultamiento consciente, aunque el adulto, a
diferencia del niño, dibuja con mayor intencionalidad consciente. Son un medio privilegiado para la proyección de la
imagen del cuerpo. Es necesario hacer una distinción entre:
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- Esquema del cuerpo (EC): Depende del desarrollo sensorio-motor e intelectual. Es consciente-preconsciente.
Refiere al cuerpo actual en el espacio y el tiempo, a la experiencia inmediata.
- Imagen del cuerpo (IC): Es imaginaria, está fuera del espacio y del tiempo. Es inconsciente, pero puede tor-
narse preconsciente cuando se la asocia al lenguaje consciente usando metáforas (Ej.: nudo en la panza). Es
un símbolo inconsciente del sujeto deseante y es soporte del narcisismo. Se entrecruza con el EC, a partir del
cual podemos entrar en comunicación con los otros.
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Las producciones graficas tienen una configuración espacial y temporal. La hoja en blanco representa un espacio a ser
“llenado” por el sujeto con sus objetos. Gracias a esta configuración espacio-temporal de la hoja accedemos a la consti-
tución del EC del sujeto en términos de verticalidad, lateralidad, perspectiva, es decir, que conocemos como el cuerpo es
DD
usado como medio de acción en el espacio y sobre los objetos. Pero también, accedemos al imaginario del sujeto res-
pecto de su yo corporal. Para ello, también son necesarias las asociaciones verbales del sujeto.
El contenido del dibujo estará determinado la idiosincrasia del sujeto (sus deseos, impulsos, fantasías, pensamientos,
etc.), es decir, por la auto-percepción consciente del sujeto y por las personas significativas del medio.
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El dibujo es un valioso medio de comunicación entre el entrevistador y el niño, para quien es un medio de expresión
natural y placentera. También es un medio que facilita la comunicación con los adolescentes, ya que en general transmi-
ten poca información. Estos últimos, proyectan en el dibujo la representación psíquica de su cuerpo, por lo que es un
medio útil para investigar la conformación y el desarrollo del concepto de sí mismo y de la identidad. Por otra parte, en
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el dibujo ingresan también los aspectos actuales y culturales, ya que el sujeto no solo proyectará en él la historia de la
primeras relaciones objetales, sino también su situación actual, la particular construcción del genero del sujeto, los ele-
mentos de su cultura, los valores, etc. Lo que el sujeto diga e intérprete del dibujo, es tan importante como el dibujo.
Así, la producción gráfica funciona como un estímulo disparador de asociaciones verbales.
Su ventaja, radica en ser económicos en tiempo y recursos, y son fáciles de administrar. Su desventaja, es que dependen
mucho de la formación del profesional, ya que se prestan a que los datos sean interpretados en forma aislada, sin inte-
grarlos en la configuración total. Además, existen prejuicios de ciertos profesionales respecto a cuan confiables y validas
son las técnicas. Las técnicas gráficas pueden ser utilizadas en el ámbito clínico, forense, y de orientación vocacional.
El dibujo libre
Se solicita al entrevistado que dibuje lo que quiera. Esta modalidad grafica intenta acercarse al dibujo espontaneo, aun-
que se diferencia de éste porque en éste no media consigna. Es una técnica y no un test, porque al no tener una temáti-
ca definida, la cantidad de variables que intervienen varía según cada producción, por lo que se hace difícil su estandari-
zación. Lo que se interpreta son las pautas formales. Funciona como una auto-presentación del sujeto, proporcionando
datos sobre fantasías ligadas al motivo de consulta, como también de la salud y enfermedad del sujeto. La elección del
tema y la forma de dibujarlo estarán determinadas por sus expectativas, intereses, valores, motivaciones, sus proble-
El material, provisto por el psicólogo, varía según cada técnica, aunque algunos siempre son comunes: Lápiz negro y/o
de colores o crayones, una goma y hojas blancas sin renglones. Las hojas deben ser siempre del mismo tamaño, tanto
para ofrecer al entrevistado el mismo espacio psicológico para organizarse, como también para nuestra interpretación
(Ej.: comparar entre dibujos aspectos como el tamaño). El entrevistador debe respetar las consignas establecidas por el
autor del test, de lo contrario, se pueden cometer errores de interpretación. Ello no quita que el profesional mantenga
la flexibilidad y plasticidad que su profesión le requiere, considerando quién es el sujeto, cómo se encuentra en ese
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momento y su actitud frente a la prueba.
En los adultos es probable que, al darles la consignan, surjan preguntas que indican el monto de ansiedad que les causa
esta nueva situación poco estructurada. Las preguntas deben ser respondidas lo más abiertamente posible para no in-
ducir. Se espera que la ansiedad disminuya, que la conducta se vaya organizando, de lo contrario puede ser índice de
shock y fracaso en tanto el sujeto no pueda dibujar. Debe registrarse el tiempo de reacción y el total, los comentarios y
preguntas que haga el sujeto, la secuencia y las asociaciones verbales que surjan después. Se debe preguntar por todo
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aquello que no se entiende y/o nos parezca significativo. Si contamos con poco tiempo, se puede solicitar al sujeto que
arme una historia sobre el dibujo y le coloque el título, o tener ya preparadas unas preguntas. Si incluimos el TRO o el
TAT, no es necesario pedir una narración.
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Los adolescentes o adultos pueden presentar resistencias al pedido de dibujar (“No se dibujar”, “Soy un desastre dibu-
jando” etc.). Ante esta situación conviene tranquilizar al sujeto y generar un clima de confianza para que desarrollen lo
mejor posible la producción. Estas resistencias se ponen en juego al invitarlos a ser chicos otra vez, reflotando inhibicio-
nes y censuras. Por otra parte, es posible que el sujeto se niegue directamente a dibujar. Si a pesar de nuestros empe-
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ños, el sujeto sigue negándose, existen algunos caminos posibles: Iniciar la secuencia con un test grafico de temática
definida (Ej.: HTP) y dejar el dibujo libre para después del cuestionario desiderativo; si la resistencia es continua, le de-
cimos que comenzamos con una técnica verbal, pero que después necesitamos que dibuje para poder compararla. Otra
alternativa puede ser comenzar por el Bender, para que el sujeto pueda ir logrando conectarse con su imaginación, faci-
litando la posterior toma de test gráficos. La negativa a dibujar, puede significar poca flexibilidad y fortaleza del yo, inhi-
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bición de asumir una tarea nueva o poco usual, un estado de ansiedad propio de la situación, un rasgo de ansiedad de la
personalidad, un déficit psicomotor o una negativa a la colaboración (Ej.: si es obligado a un psicodiagnostico por pedido
judicial). A veces la colaboración encubre una actitud negativa, que se observa cuando la producción es pobre, incom-
pleta, y se realiza rápidamente y sin cuidado por su tratamiento, por ejemplo cuando el dibujo de la persona se hace en
forma de palitos. En este caso, solicitamos que haga una persona lo mas completa posible. Esta actitud puede tratarse
de una conducta defensiva para evitar el compromiso emocional que implica la tarea.
Por otra parte, debe tratarse de no repetir las temáticas: si en el dibujo libre dibuja una casa, en el HTP no solicitaremos
ese grafico. A pesar de ello, en ciertos casos, el psicólogo puede administrar igual el HTP para evaluar como es la misma
producción bajo consignas mas libres o mas dirigidas, o para evaluar el nivel de frustración.
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1) Impresión Gestáltica: Primer impacto global que nos despierta el dibujo.
Se trata de observar qué detalle nos llama más la atención, si es armónico o grotesco, integrado o desintegrado, estático
o con movimiento, pobre o rico en detalles y si es o no adecuado para su edad. La impresión gestáltica sintetiza e integra
los niveles de interpretación (formales y de contenido), nos permite captar el concepto que el sujeto tiene de si mismo
(su integridad, organización, vitalidad, flexibilidad o rigidez, su capacidad de planificar y anticipar), y por ultimo nos per-
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mite una primera diferenciación entre neurosis y psicosis.
Las producciones psicóticas son desordenadas, con síntesis defectuosa, puede haber sombreado, borroneado, palabras,
DD
números, producciones fantásticas, extrañas. Detrás de esta desintegración y falta de unidad temática, hay un yo que no
está comandando el psiquismo (No habría una integración yoica). En las producciones neuróticas la Gestalt está conser-
vada, también los limites. Los conflictos neuróticos se expresan por medio del énfasis o exageración de partes, tamaños,
sombreados, borrones, omisiones, zonas confusas o poco delimitadas
- Es un primer nivel de análisis que si bien es útil, no puede ser la única base de nuestras hipótesis.
- Se debe contemplar la edad del sujeto, interpretando los dibujos según lo esperable para cada momento
evolutivo.
- No se debe olvidar el medio sociocultural y el nivel intelectual del sujeto.
FI
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2) Pautas formales o rasgos expresivos: Sistematización del aspecto grafico.
Se relacionan con los aspectos más estables de la personalidad (sus características y organización), y constituyen la parte
más estructural del dibujo: Es el “como” dibuja. Estas son: Tamaño; movimiento; emplazamiento; trazo; presión; se-
cuencia; detalles; simetría; sombreado; borrado (Hammer).
3) Pautas de contenido.
Se refiere a la particular manera en que cada sujeto aborda la temática de su dibujo, como el sujeto trata las diferentes
partes del mismo, lo que enfatiza, omite, borra, nos habla de sus conflictos, de las defensas, de como se siente consigo
mismo y con los demás. A partir de las recurrencias y convergencias se dará cuenta de los mecanismos defensivos pre-
dominantes, ante qué se defiende, el grado de éxito alcanzado, si se corresponden a su etapa evolutiva, si son plásticos,
rígidos, si son varios o predomina uno.
La recurrencia es la reiteración de un mismo indicador en varias zonas de un mismo grafico o en gráficos diferentes (in-
ter-test). Puede ser de pautas formales (Ej.: mismo emplazamiento o tamaño) o de contenido (Ej.: cantidad de detalles,
omisión de la misma parte de cuerpo en el test de las dos personas, etc.).
La convergencia es la reiteración de una secuencia dinámica (impulso/defensa) que se expresa por medio de indicadores
diferentes, a veces opuestos, pero que expresan una misma conflictiva. Las convergencias pueden ser:
- Entre dos pautas de contenido diferentes: 2 indicadores diferentes que muestran el mismo rasgo. Se produce
una triangulación de datos, ya que estos dos indicadores convergen en un solo dato, ya sea gráfico u oral.
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Pueden ser 2 indicadores diferentes que señalen agresividad, o también pueden indicar rasgos diferentes
que expresen parte del mismo conflicto (Ej.: la dificultad en el logro de la identidad, y la actitud sobrecom-
pensatoria de resaltar la apariencia externa puede expresarse en un dibujo de persona carente de rasgos fa-
ciales, con exagerada preocupación de la vestimenta).
- Convergencia entre 1 indicador que en un caso esta ausente y en el otro está exacerbado: Por ejemplo, que
la línea de base esté en un grafico muy marcada y en otro gráfico no aparezca.
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- Convergencia entre una pauta formal y otra de contenido: Por ejemplo, si se presenta un trazo que refleje
agresividad, y también el dibujo de los dientes (P. contenido) que indica lo mismo.
- Convergencia entre dos pautas formales: Por ejemplo, que tanto el tamaño como la presión de dibujo, ex-
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presen el mismo síntoma.
Objetivo: Durante más de 50 años esta técnica ha sido utilizada para obtener información acerca de la manera en que
un individuo experimenta su yo en relación con los demás y con su ambiente familiar. Esta técnica facilita la proyección
de elementos de la personalidad y áreas de conflicto en el entorno terapéutico. El dibujo proyectivo es una muestra
inicial de la conducta que permite al clínico valorar las reacciones del individuo frente a una situación poco estructurada.
FI
Esta técnica revela información sobre los conflictos y preocupaciones generales del individuo, así como aspectos especí-
ficos del ambiente que encuentra problemáticos.
Orígenes del Test: El HTP surge en 1948 a partir de la escala de inteligencia que estaba construyendo Buck en la misma
época en que Wechsler publica su escala. Al observar que los dibujos se saturaban de factores propios de los sujetos,
que no eran intelectuales, Buck revisa y amplia el uso de la técnica, lo cual indica el pasaje de una aproximación cuanti-
tativa a un abordaje más cualitativo e interpretativo del mismo test (1951-1970). Finalmente decide sistematizarlo como
test proyectivo y luego otros autores, como Hammer, amplían esta tarea (1969).
Fundamentos: Buck fundamenta su elección de la casa, árbol y persona en tanto los considera:
Para Hammer, estos 3 gráficos tienen gran potencia simbólica, ya que se saturan de las experiencias emocionales e idea-
cionales (Cc-Icc) ligadas al desarrollo de la personalidad. Su aplicación permite observar la imagen interna que el sujeto
tiene de sí mismo y de su ambiente, qué cosas considera importantes y cuales desecha. La casa estimula asociaciones
Casa: Genera una mezcla de asociaciones Cc. e Icc. acerca del hogar y de las relaciones interpersonales íntimas. En el
adulto, representa el ajuste a la situación doméstica en general (cónyuge e hijos). Es un indicador acerca de la habilidad
del sujeto para funcionar bajo las tensiones de las relaciones humanas íntimas y para analizar de manera critica los pro-
blemas creados por situaciones dentro del hogar. Las áreas de interpretación de la casa también se refieren a la accesibi-
lidad del sujeto, su nivel de contacto con la realidad y su grado de rigidez. Techo y muros de la casa representan a “gros-
so modo” el Yo del sujeto y los límites periféricos de la personalidad. Si se considera a la Casa como un autorretrato psi-
cológico, el techo será las áreas de pensamiento y fantasía. Puertas y ventanas representan la accesibilidad.
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Árbol: Es el dibujo que genera menos asociaciones Cc y más asociaciones PreCc e Icc. Es una expresión gráfica de la ex-
periencia de equilibrio que siente el individuo y de su punto de vista acerca de los recursos de su personalidad para ob-
tener satisfacción dentro y a partir del ambiente. Las áreas de interpretación adicionales, reflejan la habilidad para eva-
luar de manera crítica su relación con el ambiente. Estas áreas incluyen el cuadro Subcc. que tiene el sujeto acerca de su
propio desarrollo, el contacto con la realidad, los sentimientos de equilibrio intrapersonal y, cuando el árbol representa
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a otra persona, las tensiones interpersonales.
Persona: Es el dibujo que genera más asociaciones Cc, incluyendo la expresión directa de la imagen corporal. La calidad
del dibujo refleja la habilidad del sujeto para funcionar en las relaciones y para someter al Yo y a las relaciones interper-
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sonales a una evaluación crítica y objetiva.
Administración tradicional: Se solicitan los 3 dibujos, siempre en el mismo orden, respetando la secuencia del nombre
(casa-árbol-persona), para pasar de forma gradual desde las representaciones más alejadas hasta las más cercanas a la
propia persona, luego se piden asociaciones verbales de cada dibujo con un cuestionario estipulado. Veccia dice que es
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Encuadre: Ambiente individual como parte de la valoración inicial o dentro de la intervención terapéutica. Puede ser un
puente para la entrevista clínica. Su duración aproximada puede ser entre 30 y 90 minutos.
Inclusión: Niños: luego del dibujo libre – Adultos: 1º prueba gráfica, porque no produce mayor resistencia, es menos
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ansiógeno que otros test (Ej. 2 personas y FK, en la q se requiere proyección de vínculos)
Consigna: “Primeramente te voy a pedir que dibujes una casa” (hoja apaisada)
“Por último, te pido que dibujes una persona lo más completa posible” (hoja vertical)
Al finalizar la persona, se le pide: “Por favor, ponele un nombre y la edad que podría llegar a tener esta persona”
1- Construcción de Historia: Se solicita al colaborador que realice una historia sobre los tres dibujos en la que in-
cluya qué pasó antes, qué pasa ahora y qué pasará después, como finaliza la historia. Al terminar, se lee la histo-
ria con el colaborador y se solicitan aclaraciones sobre el dibujo, sobre aquello que no se entiende del mismo.
Dificultades: - Si dibuja palotes, aclarar que lo haga lo más completo posible, no palotes.
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- Si pide más detalles de la consigna, “como a vos te parezca, como quieras”
- Si realiza muchas autocriticas (Yo no sé dibujar…) se le aclara que no se evaluará ese aspecto.
Condiciones de aplicación: Se registra tiempo de latencia y tiempo total (No hay tiempo límite), la secuencia de cada
gráfico, (en tanto registro de la organización del pensamiento) actitud y comentarios, detalles agregados y orden de los
mismos.
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Criterios de interpretación: observaciones generales, Gestalt, pautas formales y de contenido, según Pedemonte (toma
de Hammer)
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“IDENTIDAD Y VINCULO EN EL TEST DE LAS DOS PERSONAS” – RENATA FRANK DE
VERTHELYI
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factibles de ser tomados en población con problemas de lenguaje. La técnica más utilizada ha sido el DFH.
Partiendo de la hipótesis de que el niño “no dibuja lo que ve sino lo que sabe”, Goodenough presenta en 1929 la prime-
ra versión de su “Test del dibujo del hombre”. La hipótesis básica era que el niño al hacer una figura humana, no frece
una expresión de su capacidad artística, sino que efectúa un trabajo intelectual. Tabula la perfección del dibujo asignan-
do un punto por característica presente y realizando una sumatoria que luego es convertida en un CI. D. Harris, en 1963
sustituye el termino de inteligencia por el de “madurez conceptual”, que estaría ligada a la habilidad del niño para desa-
rrollar conceptos con mayor grado de abstracción y generalización. Resulta de gran importancia el estudio del CONICET
por parte de las Lic. Casullo y Filippi (1981), quienes tienen por objetivo de recoger muestras representativas del DFH en
todo el país, a partir de la división por áreas etnográficas, administrando el test a niños por azar.
Machover (1949) encuentra que “niños cuyo CI obtenido por medio del test de Goodenough era idéntico, mostraban no
obstante, distintas características, sobre todo si se las observaba cualitativamente y se registraba la secuencia, asocia-
ciones y modalidad de graficación”. Entonces llega a la conclusión de que el DFH, al ser una expresión creativa y muy
Hammer considera los factores emocionales como el aspecto más relevante en el grafismo. El dibujo, al igual que el len-
guaje simbólico, alcanzaría las capas más primitivas del sujeto, expresándose en el DFH un inter-juego entre los aspectos
más reales del sí mismo y los más fantaseados de la realización de deseos. La interpretación del dibujo se basaría en los
siguientes elementos:
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✓ Empleo de significados simbólicos comunes al psicoanálisis y al folklore (mitos, arte, sueños, etc.).
✓ Análisis de los diferentes mecanismos de defensa, en especial la proyección, condensación y desplazamiento.
✓ Los aspectos más individuales de lo simbólico, analizados mediante ayuda de las asociaciones del paciente.
✓ Los aportes de los estudios sobre el esquema corporal.
✓ La consistencia interna de los dibujos de un mismo sujeto entre sí, y con otros tipos de materiales aplicados al
mismo.
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✓ Las modificaciones observadas a lo largo de re-test realizados durante y al finalizar el seguimiento terapéutico.
Este autor supone que al graficar se produce una proyección más directa que en la administración de otro tipo de técni-
cas, porque movilizara aspectos más profundos y emocionalmente cargados del sujeto y sin la intermediación del entre-
vistador permitiendo una conexión más auténtica con el material.
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La técnica del DFH puede enfocarse como un test situacional: La conducta desplegada durante la prueba y el resultado
de la misma ofrecen datos para el análisis psicológico que deben ser estudiados en su interrelación dinámica.
Según Di Leo (1978) la figura adulta que el niño tomaría como modelo para su dibujo guardaría relación con personas
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más significativas de su vida. Niños con problemas emocionales expresarían de manera más directa y simbólica sus tras-
tornos, dado que al aislarse del mundo exterior se vuelcan hacia adentro, evidenciando, en muchos casos, un concepto
inmaduro, defectuoso o desorganizado de la imagen corporal, que se expresa en los aspectos primitivos del grafismo.
Koppitz plantea que algunos ítems pueden tener una significación tanto evolutiva como proyectiva, pero no necesaria-
mente para los mismos chicos ni para el mismo nivel de edad. Llama ítems evolutivos a las características del grafico
cronológicamente esperables, y considera a los ítems emocionales a aquellos que no están relacionados ni con la edad ni
con la maduración. Señala algunas diferencias en relación a las hipótesis de Machover. En primer lugar, este test refleja-
ría el nivel evolutivo y las relaciones interpersonales del niño, incluyendo las actitudes hacia sí mismo y hacia las perso-
nas más significativas de su vida. Pone mayor énfasis en la comprensión de las preocupaciones actuales y el conflicto
predominante del niño. Es un retrato interno del mismo, tal como este se vive de acuerdo con sus actitudes y situacio-
nes actuales.
Saarni y Azara dividieron los ítems emocionales referidos al eje Agresión-Hostilidad (asimetría grosera de piernas y bra-
zos, largo exagerado de brazos, dientes, etc.) y los relacionados con el eje Labilidad emocional-Inseguridad (base inclina-
da, brazos demasiado cortos, ausencia de rasgos, tamaño micrográfico, etc.), predominando la primer subcategoría en
los varones, y la segunda en las niñas.
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Objetivo: Esta técnica, además de evaluar la expresión que el sujeto tiene de sí mismo, su personalidad en tanto identi-
dad general, sexual y vivencia de su imagen corporal, ofrece una objetivación de la “pareja interna” del colaborador, de
la pareja que este necesita, aportando datos sobre el tipo de vínculo fantaseado a nivel Cc. e Icc., en relación con su
modo de funcionar en la situación del test y en el mundo externo. Lo que primordialmente se evalúa, es el vínculo diádi-
co y no la relación de pareja. Es decir, las relaciones objetales primarias, para observar a que relación objetal remiten. A
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partir de la indagación sobre el vínculo primario, obtengo información sobre la modalidad vincular de la persona.
Administración: Se entrega al colaborador una hoja en vertical y se le dice “Te voy a pedir que dibujes dos personas
cualesquiera”. Al finalizar se le pide que escriba el nombre y la edad que estas personas pudieran tener. Luego se le soli-
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cita que escriba una historia donde cuente que les ocurre, que piensan y sienten los personajes. Por último, se le solicita
que piense un título para el relato y que lo escriba. Si su letra no es clara, debe pedirse que la lea y tomar nota de ello.
Dificultades en la administración:
- Si realiza la figura en forma de palotes o solamente la cabeza, se le solicita que complete la figura.
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- Si pregunta si debe dibujar un hombre o una mujer, o de que edad, y demás, se le responde “Como Ud. Quiera”.
- Si dibuja una sola persona, se le recuerda que son dos, si se niega a dibujar la segunda, se continua con la parte
verbal para ver si a nivel de la historia puede introducir el segundo personaje
- Si incluye escenario no se interfiere, pero si pregunta si puede hacerlo se repite la consigna y luego se inquiere
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pueden pedirse aclaraciones respecto al relato si resulta ilegible, o presenta dificultades para su comprensión por in-
coherencia, etc. Lo esencial sin embargo, en esta etapa de completamiento de datos, en que la actitud del entrevistador
sea positiva y no critica, dado q el material accesorio le interesa si ayuda a la mejor comprensión del paciente y no difi-
culta el rapport esencial a la tarea diagnóstica.
Berstein señala que su Test se obtiene una doble producción, una “pareja grafica” y una “pareja verbal”, produciendo un
doble análisis que debería proveer información sobre la identidad del sujeto, su relación de pareja, y el vínculo fanta-
seado con la misma. Es necesario utilizar algunas variables:
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parte femenina- parte masculina; parta sana parte enferma; parte agresora- parte agredida; como
son esas partes.
6. Contacto y comunicación: distancia interpersonal, ¿hay comunicación o disociación? ¿La comunica-
ción se da en las dos direcciones o en una sola? Superficial, profunda, cargada.
7. Afectos: tema afectivo: integración, conflicto, frustración, retaliación? ¿Aceptación, rechazo, indife-
rencia? Erotismo, ternura, agresividad, competencia, envidia’ tono: serio, humorístico, caricatures-
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co, satírico, etc.
Problemas de la interpretación:
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El hecho de solicitar dos personas en un mismo espacio desde el comienzo, promueve la movilización de una disociación
instrumental mediante la cual se proyectan diferentes aspectos de sí mismo en amas figuras, así como el depositar en
ellos la fantasía de un vínculo diádico. El vínculo diádico es la proyección gráfica y luego verbal de la imagen de una
relación sujeto-objeto, con mayor o menor grado de discriminación tal como se juega en el momento actual, a pesar de
ser la resultante de los vínculos que ha establecido con las personas significativas de su historia particular.
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1- Saber cuál es la figura con la que es sujeto se identifica. Al saber el sujeto desde un comienzo que va a dibujar
dos personas, le da libertad para proyectarse de preferencia en la primera, la segunda o ambas. Cuando se ana-
liza el material, realizando una lectura dinámica de los aspectos proyectados en cada una, se evita responder a
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esta cuestión.
2- Saber con cual vinculo de la pareja diádica el sujeto va a identificarse. La dificultad aparece cuando se intenta
predecir, en los vínculos diádicos en los q el sujeto se mueve cotidianamente, con lo cual se va a identificar y si
esta identificación se mantiene en distintos tipos de relaciones, en diferentes áreas (familiar, laboral, etc.) y en
momentos diversos. Por ello se recurren a diferentes indicadores: edad y sexo adjudicados a las figuras, secuen-
cia del dibujo, a cual dedica más atención, concordancia de ciertos rasgos físicos personales, semejanzas en el
nombre, rol, cualidades, etc.
Esta lectura se refiere sobre todo a aspectos manifiestos, la influencia de aspectos más latentes y la discriminación entre
lo real y lo fantaseado presenta una dificultad mayor. Si bien podemos no saber con exactitud el rol que el sujeto asumi-
rá, podrá preverse el tipo de relación diádica que intentara establecer o evitar.
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parte de la hoja se ubica todo el grafico. Las diferencias de tamaños aportan datos sobre el tipo de vínculo (ne-
cesidad de marcar una relación asimétrica).
- Trazado: Se tiene en cuenta sobre la totalidad del dibujo y las diferencias de trazado en ambas figuras.
b- Adiciones y/u omisiones graficas:
- Adiciones: Su presencia, en adultos, es significativa. Se pueden adicionar animales, elementos de la na-
turaleza u objetos del ambiente.
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- Omisiones: La omisión de la segunda persona refleja una severa dificultad para fantasear con un vínculo
diádico, pudiendo deberse a serios problemas con la identidad.
c- Análisis intra-figura: Características de cada una.
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- Grado de humanización: Completud (Figura con todas sus partes esenciales), Complejidad (Riqueza cuali-
tativa del gráfico, como los detalles y la kinesia) e Integración (Figura armónica que respete una equilibrada pro-
porcionalidad de las partes, como transparencias, asimetrías etc.).
- Zonas significativas y áreas de conflicto.
d- Análisis inter-figuras: Variable más específica del test. Se evalúa en torno a dos dimensiones:
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- Grado de diferenciación: En base a dos variables: Acercamiento-alejamiento (Distancia entre las figuras
como también gestos y posturas) y simetría-asimetría.
- Elementos significativos de la inter-relación: Canales específicos de comunicación como las manos, pies y
ojos, tanto por omisión como por exacerbación.
3) Aspectos significativos verbales:
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a- Nombre y edad: La posibilidad de asignar nombre brinda información de la capacidad del sujeto para cierta mí-
nima identificación y diferenciación. Es posible que en esta elección surjan elementos autorreferenciales. Cuan-
do las edades se alejan llamativamente en uno y otro sentido, en ambos personajes y en el mismo sentido, pue-
den reflejar un conflicto de asumir la edad real.
b- Historia:
- Emplazamiento: Lugar a donde ubica la historia dentro de la hoja.
- Extensión: Posibilidad del colaborador de manejarse con una síntesis que no caiga ni en una pobreza ex-
cesiva ni en una longitud de relato redundante.
- Características de la escritura: Observamos, con un enfoque gestáltico, la uniformidad o no de la moda-
lidad, tendencia general de la misma, direccionalidad, expansividad, etc.
- Características del lenguaje: Riqueza, precisión, variedad de términos, sintáctica y semántica.
- Causalidad y Coherencia: Causalidad es la posibilidad de concatenación de hechos que guarden una rela-
ción espacio-temporal adecuada y provean un enlace lógico a las distintas vicisitudes del relato. Coherencia re-
mite al logro de una historia en la cual los aspectos semánticos y sintácticos estén mantenidos.
- Capacidad para incluir ambos personajes en el relato. Adiciones y omisiones en la historia.
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AMPLIADA” – MALADESKY.
Introducción.
El estudio de la personalidad a través del método PD se caracteriza por utilizar diferentes técnicas: Entrevistas, técnicas
proyectivas, psicométricas, etc. Estas deben combinarse según la situación planteada, para una exploración lo más com-
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pleta e integrada posible de la personalidad del evaluado. Los test proyectivos se caracterizan por la ambigüedad del
estímulo, pues se busca que el material sea lo menos estructurado posible para que el sujeto lo organice según su propia
estructura de personalidad. Las técnicas graficas son de suma utilidad ya que los gráficos son sometidos a un menor
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control consciente de parte del sujeto, siendo un modo más ingenuo y espontaneo de expresión.
Antecedentes.
En 1961 Louis Corman publica el “Test del Dibujo de la Familia” para explorar la adaptación del niño al medio familiar.
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Consideraba que por medio del dibujo el niño crea y expresa su visión del mundo que lo rodea, informándonos acerca
de su personalidad. Para su interpretación se basó en las leyes de la proyección, al entender que tales dibujos permitían
proyectar al exterior tendencias reprimidas en el Icc., revelando de esta forma sus verdaderos sentimientos.
En 1972 Burns y Kaufman publican “Los dibujos kinéticos de la familia como técnica PD”, que se diferencia de la técnica
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de Corman por la inclusión del pedido de acción, lo cual permite apreciar con mayor claridad los conflictos del niño con
su grupo familiar, fantasías de relación interpersonal y el afecto concomitante. También incluyen la referencia a “su fa-
milia”, que implica que se tenga presente el criterio de realidad, a pesar de que el niño responde a su propia vivencia de
lo que su grupo familiar significa. El análisis del test se centra en la acción y el movimiento más que en las figuras inertes.
ADMINISTRACIÓN: Esta técnica debe ir ubicada a posteriori del dibujo libre, HTP, y Dos Personas, ya que promueve ma-
yor ansiedad por hacer referencia directa a su grupo familiar.
Consigna: “Dibuje a su familia haciendo algo. Puede dibujarla como Ud. quiera, pero recuerde que le pido que deben
estar haciendo algo”.
Una vez concluida la parte gráfica se le pide “Ponga para cada figura quien es y qué está haciendo”.
DIFICULTADES DE LA ADMINITRACIÓN:
- Frente a preguntas sobre a quién incluir, se responde que defina él/ella a quienes considere si familia.
- Si pregunta si debe incluirse se responde que sí. Si finalizó el dibujo y no se incluyó, se pregunta ¿Están todos? Si
aun así no advierte que falta él/ella, se señala “Falta Ud.” Si se resiste, se registra la conducta pero no se insiste.
- A otras preguntas eventuales del sujeto se responde “Como Ud. quiera”.
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1- Comportamiento del sujeto durante la tarea y con el entrevistador: Se considera lo que dice y hace, a fin de en-
tender la relación transferencial con el administrador y qué recursos yoicos tiene para responder la consigna. Se
deberá observar y registrar: Gestos, cambios de conducta, verbalizaciones, descalificaciones, etc. También el es-
tilo que muestra al realizar la tarea: sereno, impulsivo, ansioso, persecutorio, etc.
2- Aspectos formales del gráfico: Emplazamiento, tamaño, simetría, trazo, etc. Se espera que aparezcan recurren-
cias y convergencias en relación a los gráficos de otras técnicas, y dentro del mismo gráfico, confirmándonos las
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características más importantes de su personalidad.
3- Secuencias: Registrar a quien dibuja primero, qué acción realiza y con quién, en qué orden dibuja a los otros y
donde los ubica. El grado de completud, el tamaño y el tiempo que le dedica a cada uno. Además, el ritmo de
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trabajo, comparando el tiempo total del grafico respecto al dedicado a cada personaje, que nos informa sobre
sentimientos de preferencia o dependencia hacia ese miembro. Cuando grafica mucho más rápido alguna figura,
nos muestra una conducta evitativa hacia ella.
4- Inclusiones, adiciones u omisiones: A través del gráfico nos muestra como organiza su familia, que miembros in-
cluye, cuales elimina y adiciona. Ello nos permite comprender el grado de claridad que tiene sobre cuál es su fa-
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milia nuclear y cual la extendida. Si dibuja agregados, nos muestra un afecto, una falta, etc. Tanto la adición co-
mo la omisión lleva un mensaje que debemos interpretar en cada caso. Es de mejor pronóstico que se incluya en
el dibujo. La adición de animales domésticos indican desplazamiento de afectos o necesidades.
5- Manejo del espacio general, individual y compartido: Existen distintas formas de utilización del espacio:
- El manejo del espacio general: Si es utilizado razonablemente o se expande o comprime más de lo esperado.
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- El espacio individual o el compartido que le otorga a cada miembro: Permite ver la forma en que autoriza,
obstaculiza o coarta la interacción de las personas dibujadas.
- El lugar (interior o exterior) en que son dibujados los personajes: Informa cómo incluye o excluye a los miem-
bros de la familia. A mayor distancia entre los personajes, mayor es la dificultad de comunicación.
6- Análisis de cada personaje: Trabajamos con todos los indicadores formales y de contenido, teniendo en cuenta
que se incrementa la ansiedad por la cantidad de personajes que debe realizar y por tener que incorporar la ac-
ción, que implica el agregado de objetos y escenarios. El grado de completud, complejidad e integración nos
permite observar las diferencias entre los personajes, los que están más pobres, las diferencias de tratamiento
con respecto al sexo, a la edad y al rol.
7- Acciones y roles: Permite observar todo lo referente a los vínculos familiares. Si interactúan, como y quienes lo
hacen, así como sus fantasías vinculares. Es importante ver “qué y cómo” cada personaje realiza la acción, si la
actividad es conjunta o individual, si es posible o inverosímil, si son actividades secundarias o complementarias y
el grado de relación que tienen o no entre sí. Observamos el grado de aproximación o discernimiento, entre
quienes se da y el grado de individuación o diferenciación entre los miembros. Se atiende a qué tipo de acción se
realiza: intelectual, corporal o social, la intensidad del movimiento (indicador de vitalidad).
El tiempo elegido de cinco años permite representar los cambios como propios comprometiéndolo afectivamente. Por
medio de la fantasía de prospección observamos el deseo, lo potencial y el grado de capacidad que tiene para conectar-
se con lo real y posible. La forma en que resuelve la tarea nos habla del predominio de la realidad o del placer con que se
conecta en el tiempo, así como el grado de aceptación o rechazo con que vivencia los vínculos familiares presentes y las
formas que utiliza para cambiarlos. A partir de los indicadores formales y de contenido comparamos y vemos el grado de
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diferenciación o no de los dos dibujos. Esto nos dará la fantasía de crecimiento, la magnitud de los cambios o la ausencia
de los mismos. Se espera que entre uno y otro realice modificaciones sosteniendo los elementos básicos de su identidad
y la de su familia. Esperamos se mantengan las pautas formales porque expresan los rasgos básicos y estables de su per-
sonalidad, aunque a veces vehiculiza sus fantasías de cambio por medio de estas.
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