El estatuto tributario contempla una serie de presunciones sobre
ingresos en el impuesto a la renta e impuesto a las ventas, que le
corresponde al contribuyente desvirtuarlas acreditando las pruebas pertinentes.
Qué es la presunción de ingresos.
La presunción de ingresos significa que la ley, y por extensión la Dian, presume que el contribuyente obtuvo ingresos que no declaró, y por consiguiente los adicionará en las declaraciones de renta y/o Iva, según corresponda. Por lo anterior, la Dian proferirá un requerimiento especial en que la que propone modificar la declaración tributaria presentada por el contribuyente, a fin de adicionar esos ingresos que la ley presume. Ello supone que el contribuyente evadió ingresos, lo que implica la corrección de las declaraciones, y el pago del impuesto dejado de pagar, lo mismo que el pago de sanciones e intereses si el contribuyente no logra desvirtuar esas presunciones.
Presunción por no diferenciar ventas no
gravadas de las gravadas. Cuando en la contabilidad no se pueden diferenciar cuáles son las ventas gravadas de las no gravadas, hará presumir que todas fueron gravadas con el Iva. Así lo señala el artículo 763 del estatuto tributario: «Cuando la contabilidad del responsable no permita identificar los bienes vendidos o los servicios prestados, se presumirá que la totalidad de las ventas y servicios no identificados corresponden a bienes o servicios gravados con la tarifa más alta de los bienes que venda el responsable.»
Por lo anterior es importante tener subcuentas separadas para registrar las
ventas gravadas de las no gravadas, y las exentas.
Las presunciones se pueden desvirtuar.
Toda presunción legal permite prueba en contrario a fin de que el contribuyente la pueda desvirtuar. Así lo señala expresamente el artículo 761 del estatuto tributario: «Las presunciones para la determinación de ingresos, costos y gastos admiten prueba en contrario, pero cuando se pretenda desvirtuar los hechos base de la presunción con la contabilidad, el contribuyente o responsable deberá acreditar pruebas adicionales.»
La presunción surge de un hecho probado que por un ejercicio de deducción
lógica supone la existencia de otro hecho, por lo tanto, ese hecho del cual surge la presunción debe ser probado por la Dian. Por ejemplo, la Dian no puede presumir la omisión de compras, sino que debe probar que el contribuyente omitió compras para luego deducir o presumir que en razón a ello omitió ingresos.