Está en la página 1de 8

LA RELIGIÓN EN LAS CULTURAS PREHISTÓRICAS DE LAS

ISLAS CANARIAS

Antonio Tejera Gaspar

Queremos presentar en este trabajo, los proble- semiesféricas y globulares. Con enterramiento en
mas específicos acerca de la investigación de los fenó- cuevas, con cadáveres en posición alargada como en
menos mágico-religiosos en las Islas Canarias, así todas las islas, pero con algunos ejemplos de posición
como sus aspectos más destacados. Son varias las flexionada; con grabados rupestres de temas geomé-
cuestiones que surgen al conocer esta realidad cultu- tricos, como en Tenerife, pero en esta isla, el sistema
ral. En primer lugar, la propia dificultad que entraña socio-político se caracteriza por su división en nueve
presentar bajo una misma denominación un conjun- tribus —menceyato—, con estructura de organiza-
to aparentemente homogéneo que, contrariamente, ción segmentaria, con vivienda en cuevas y cabanas;
se define por lo diverso y, en parte heterogéneo. Su con cerámicas generalmente lisas, de fondo cónico,
diversidad cultural es apreciable, no sólo en las for- ovoides, formas globulares, cuencos, grandes ánforas;
mas materiales, sino también en sus sistemas de orga- con enterramientos en los que el cadáver se halla
nización social y política, su estructura económica, mirlado —«momificado»—, con una economía prin-
así como en lo referente al mundo religioso. Todo cipalmente ganadera y secundariamente agrícola. Es-
ello hace que no sea posible formar conjuntos seme- ta última actividad, se ha documentado ahora en La
jantes para establecer comparaciones bien definidas Palma, y desarrollaron también una importante acti-
entre unas islas y otras. Aquella diversidad viene de- vidad ganadera y recolectora. Destacado es asimis-
terminada por las distintas etnias que pueblan el Ar- mo, su singular conjunto de grabados rupestres, a
chipiélago, así como por los diferentes procesos de base de motivos espiraliformes, círculos simples y
adaptación a un territorio con diversidad de nichos complejos, junto a unas cerámicas de tendencia cilindri-
ecológicos, con islas desérticas como Lanzarote y ca con decoración en metopas, con bandas en relieve,
Fuerteventura, frente a otras más favorecidas como acanaladuras horizontales y semicírculos encajados;
Tenerife, La Palma, La Gomera. de formas globulares y semicirculares con decoración
El Hierro— la más occidental del Archipiélago impresa e incisa. Todo ello forma un conjunto singu-
con un sistema de organización basado en un jefe re- larizado, como también su sistema organizativo de
distribuidor, con economía agrícola y ganadera, con tribus segmentarias que tienen dividida la isla en do-
viviendas en cuevas y cabanas; enterramientos en ce demarcaciones territoriales. A la singularidad de
cuevas; cerámicas muy toscas, negruzcas, cuencos de La Palma, ha de añadirse la de Gran Canaria que
paredes altas, de tendencia globular y de escasa deco- junto a su riqueza ergológica, es una de las culturas
ración; grabados rupestres entre los que sobresale un más importante del Archipiélago. Una estructura je-
importante conjunto de epigrafía líbico-bereber. Esta rarquizada, de sistema organizativo cercano a un pro-
isla contrasta con La Gomera, con una sociedad toestado, que se manifiesta en el control económico
dual, dividida en cuatro secciones o bandos, con una de una agricultura de regadío, cuya producción se re-
economía ganadera, agricultura en menor escala, una serva en grandes silos colectivos; un importante con-
importante arboricultura y recolección, con vivienda junto de túmulos de diversa tipología y riqueza, de
en cuevas y cabanas, con cerámica de formas cónicas, poblados de sólidas casas, cuevas artificiales, muchas
236 ANTONIO TEJERA GASPAR

de ellas pintadas, como las cerámicas que lo están manifiesta un interés evidente en mostrar el carácter
con los mismos motivos que aparecen en aquéllas, así de infieles de las poblaciones que se descubren, para
como en las pintaderas. Estas manifestaciones, junto justificar así su evangelización y, en otro orden de
con las estaciones de arte rupestre y sus idolillos, no cosas su apresamiento en momentos en que la bús-
tiene parangón en el resto de las islas. En Lanzarote queda de esclavos en las costas africanas durante los
parece existir, igualmente, un sistema de jefatura con siglos XIV-XV, es un hecho común y generalizado
un jefe redistribuidor que vive en un importante po- como producto de comercio. Otra parte de la docu-
blado, modelo característico de sus asentamientos, mentación resulta igualmente confusa, cuando el au-
como la cueva lo es para el ritual funerario. Con tor intenta ocultar la cosmovisión contrapuesta del
unas cerámicas de cuencos semiesféricos y decoracio- aborigen, frente a la religión cristiana, como defensa
nes incisas de motivos geométricos, semejantes a los ante la Inquisición. En este sentido, se pueden com-
grabados, con paralelos en Tenerife y La Gomera, probar los esfuerzos de J. Abreu Galindo para ocultar
posee una economía ganadera y agrícola. Tampoco el carácter idolátrico de la antigua población canaria,
en Fuerteventura, se ha documentado esta actividad como lo hacía, también, con la existencia de la po-
económica que contrasta con la importancia de la ga- liandria en Gran Canaria. Otro aspecto importante
nadería. Aunque es una isla muy desértica, como es que la mayor parte de la información procede de
Lanzarote, se desarrolló una economía de recolección la primera historiografía canaria —aunque parte de
de alimentos vegetales propios de medios áridos. El ella fuera recogida en el momento en que se produjo
poblado y las cuevas definen su vivienda. Y esta últi- el contacto de europeos y canarios—, debida a escri-
ma se utiliza para el enterramiento. Unas cerámicas tores de fines del s. XVI y principios del S. XVII, ela-
de fondo cónico y otras de tendencia troncocónica borada entre cien y ciento cincuenta años desde que
con fondo plano, decoradas con motivos geométricos las islas se incorporaron a la Corona de Castilla, sien-
variados, con técnicas de incisión, puntillado. do la última de ellas, Tenerife, en 1496. Si bien es
cierto asimismo, que parte de esta información fué
recogida por los propios escritores entre los descen-
El conocimiento de la religión. dientes de las antiguas poblaciones aborígenes que
Cuestiones metodológicas habían guardado celosamente la memoria histórica
de sus antepasados, pero esta información se ve me-
diatizada, además, porque en muchas ocasiones es
El análisis de sus manifestaciones religiosas se «interpretada» deliberadamente y, en otros por no
puede realizar a partir de las fuentes escritas, la ar- comprender en profundidad lo manifestado por los
queología y la comparación etnográfica con pueblos informantes, al aplicar una visión eurocéntrica, espe-
prerromanos del ámbito africano, como los Libios,
cialmente cuando se trataba de religiosos como el
Mauros, Gétulbs, Maxios, Garamantes, así como a
dominico A. de Espinosa o el franciscano Fr. Juan
través de las manifestaciones culturales que han so-
Abreu Galindo. Asimismo, ha de tenerse en cuenta el
brevivido de aquéllos entre los diferentes grupos be-
proceso de aculturación que habían sufrido estas po-
reberes que hoy se distribuyen en un espacio
blaciones, después de un contacto continuado con
geográfico que abarca desde el Norte de África hasta
europeos.
el Sahara y el cinturón subsahariano. Como cual-
quiera de las estrategias de investigación, ésta plantea La ambigüedad y confusión en la documenta-
los problemas derivados de los fenómenos propios de ción escrita, creemos que ha sido una de las causas
adaptación de unas poblaciones a medios ecológicos por las que este importantísimo aspecto de la cultura
diferentes, por lo que no siempre aquéllas han de uti- no ha sido valorado debidamente, aunque existen al-
lizarse de forma mecánica, sino teniendo en cuenta gunos estudios parciales de gran interés, que se reco-
los fenómenos adaptativos y las transformaciones gen en la bibliografía. Todos los factores indicados
producidas a lo largo de procesos históricos diferen- han contribuido a que su lectura y correcta interpre-
tes en las islas y en el continente. tación resulte muy compleja. En este sentido la apli-
Los problemas se plantean, igualmente, en la co- cación de la metodología tradicional no ha dado el
rrecta interpretación de la fuentes escritas, al hallarse resultado deseado, porque se trata de culturas com-
fuertemente condicionadas por el contexto histórico pletamente distintas, a las que no puede aplicársele
en el que se desarrollan los hechos, con posturas y los mismos parámetros que a las sociedades históri-
planteamientos contrapuestos. En las más antiguas se cas, inmersas en una dinámica cultural completa-
LA R E L I G I Ó N E N LAS CULTURAS PREHISTÓRICAS D E LAS ISLAS CANARIAS 237

mente ajena a éstas. Por el contrario, pensamos que u n a lectura alternativa de lo que antecede. Abreu
ha de usarse una estrategia de investigación diferente, Galindo había recogido de los antiguos majoreros,
haciendo uso de u n a metodología alternativa que una leyenda en la q u e u n a mujer —Tamonante—,
parte de u n correcto conocimiento de todos los me- considerada como santona o adivina, les había pre-
canismos de la sociedad que queremos analizar, jun- dicho
to al uso de criterios metodológicos procedentes de «que por la mar habría de venir cierta manera
la antropología cultural, con lo que de esa forma pa- de gente: que la recogiesen, que aquéllos les habían
rece posible obtener una valoración más adecuada de de decir lo que habían de hacer. También dicen
todas y cada una de las referencias conservadas en las que muchas veces se les aparecía una mujer muy
fuentes escritas y, consecuentemente, u n correcto hermosa, en sus necesidades; y que por ella se con-
análisis de todos los restos arqueológicos, claramente virtieron y hicieron cristianos todos».
relacionados con estas manifestaciones, así como (ABREU GALINDO, 1977: 68).
otros muchos que n o lo resultan tanto, pero que
Abreu Galindo utiliza igualmente la leyenda pa-
pueden interpretarse desde esta perspectiva.
ra hacer u n a interpretación etnocéntrica, encontran-
A continuación analizaremos una serie de textos do en ella la causa de la rápida incorporación de la
que creemos relacionados con la idea del viaje de las isla a las exigencias normandas, unos doscientos años
almas entre los aborígenes, pero que en muchos ca- antes de que él recogiera esta información en Fuerte-
sos, p o r el contrario, h a n sido interpretados desde ventura.
una perspectiva historicista, como posibles premoni-
De forma semejante es la que se conservó en El
ciones relacionadas c o n la cercana llegada, por el
Hierro, relacionada con el santón o adivino Yone en
mar, de los europeos que posteriormente se reinter-
el sentido de que
pretarían como clara alusión a la presencia de los
conquistadores, utilizado como una forma de justifi- «al tiempo de su muerte, llamó a todos los na-
turales y les dijo cómo el se moría y les avisaba que,
car su presencia y su conquista.
después de él muerto y su carne consumida y he-
«Fue preguntado a los ancianos de Gran Ca- chos cenizas sus huesos, había de venir por la mar
naria si tenían alguna memoria de su nacimiento, Eraoranzan, que era el que ellos habían de adorar
de quien los dexó allí, y respondieron: Nuestros an- (...) que les había dicho que su dios había de venir
tepasados nos dixeron que Dios nos puso e dexó por el mar en unas casas blancas».
aquí e olvidónos; e dixéronnos, que por la vía de tal
(ABREU GALINDO, 1977: 92-93).
parte se nos abriría un ojo o luz por donde viése-
mos. Y señalaban hacia España, que por allí avían Ante todos estos relatos, bastante confusos y aún
de ver e se les avía de abrir ojo por donde avían de contradictorios, hemos pensado que se está haciendo
ver».
referencia a la concepción que las diferentes comuni-
(A. BERNALDEZ (F. MORALES PADRÓN) 1978: 510-511). dades insulares tenían acerca de los espíritus de sus
antepasados, el lugar adonde acudirían después de su
U n texto igualmente vago al de A. Bernaldez,
muerte, las diferentes formas en que se les aparecían
cronista de los Reyes Católicos, aparece en la obra de
y seguramente al viaje de las almas por el mar, con el
A. Espinosa, cuando relata una de estas «premonicio-
sol, etc. U n texto de Gomes Escudero podría resultar
nes» debidas al adivino-santón —Guañameñe—.
revelador para entender la lectura que proponemos
«este les había dicho que habían de venir den- de los textos que anteceden.
tro de unos pájaros grandes (que eran los navios)
unas gentes blancas por la mar, y habían de enseño- «Parece que por lo que los maxoreros i canarios
rear la isla». creían, admitían la ¡mortalidad de el alma, que no
sabían luego explicar. Tenían los de Lancarote y
(A. ESPINOSA, 1980: 59).
Fuerteventura unos lugares o cuebas a modo de
En ambos casos, las confusas referencias a los templos, onde hacían sacrificios o agüeros (...) onde
barcos y al mar han dado pie a pensar, sobre todo a haciendo humo de ciertas cosas de comer, que eran
los diesmos, quemándolos tomaban agüero en lo
través del texto de A. Bernaldez, que los canarios p o -
que hauían de emprender mirando a el jumo, i di-
drían estar aludiendo a una antigua tradición conser- cen que llamaban a los Majos que eran los espíritus
vada entre los miembros de la comunidad en la que de sus antepasados que andaban por los mares i ve-
se habría mantenido vivo el recuerdo de su arribada nían allí a darles auiso quando llamaban, i estos i
a la isla. C o n la ayuda de algunas frases complemen- todos los isleños llamaban encantados, i dicen que
tadas con d o c u m e n t o s de otras islas, p r o p o n e m o s los veían en forma de nuecitas a las orillas de el
238 ANTONIO TEJERA GASPAR

mar, los días maores de el año, quando hacían quiere decir, el grande, el sublime, el que todo lo
grandes fiestas (...) veíanlos a la madrugada el día sustenta».
de el maior apartamiento de el sol en el signo de (A. ESPINOSA, 1980: 34).
Cáncer».
(G. ESCUDERO (F. MORALES PADRÓN), 1978: 439). Una deidad semejante a la de Tenerife es la que
nos han transmitido para Gran Canaria
La constante referencia a seres que vienen por el
mar es posible intepretarla, a partir del texto señala- «...a Dios le llamauan el Alcorán y conocían
que hauía un solo Dios, criador de cielos y tierra».
do, como los espíritus de los antepasados a quienes
se les consulta todo lo relativo a la vida de la comu- (LÓPEZDE ULLOA (F. MORALES PADRÓN), 1978: 313-314).
nidad. Esta asimilación a los espíritus de los antepa-
El culto astral aparece como un fenómeno gene-
sados se desprende también de la tradición atribuida
ralizado en las islas, aunque no hemos documentado
a Yone, al relacionar su muerte con la venida del dios
en todas restos arqueológicos evidentes que lo confir-
en unas casas blancas, por el mar.
m e n . E n Tenerife, se ha localizado en Masca, un
conjunto formado por una figura circuliforme-radial
de 35 cms. x 33 cms. de diámetro que hemos consi-
Cultos astrales. En el mayor apartamiento del Sol derado como una simbolización astral —al sol se le
denomina Magec, en Tenerife—, en un conjunto for-
El hallazgo de grabados rupestres representando mado por la cercana figura de un pez y de un buen
símbolos astrales —el sol o la luna— en varias esta- número de cazoletas (A. TEJERA, R. BALBÍN). Temática
ciones de las islas, nos ha permitido valorar esta im- de características semejantes se ha documentado en
portante manifestación de la religión de los aborígenes la estación de grabados del Lomo de La Fajana (El
canarios, que encuentra puntos de evidente paralelismo Paso, La Palma) (E. M A R T Í N , J. E NAVARRO, A. T E -
con los grupos bereberes en donde son comunes, em- JERA, 1982), consistente en dos figuras de circuliformes
parentándose así con las tradiciones prehistóricas del radiados y geminados —soliformes/esteliformes—
m u n d o atlántico y mediterráneo, o como u n fenó- realizados con técnica de picado que mide 40 cms.
meno propio de las culturas norteafricanas. de diámetro máximo el superior y 35 cms. el infe-
La presencia de formas diversas de representa- rior. Existe otro aislado, realizado con técnica de in-
ciones astrales es un documento del máximo interés, cisión que mide también 40 cms. de diámetro. Junto
puesto que desde mediados del s. XIV encontramos a estas figuras, aparecen los característicos motivos de
referencias escritas que, aunque aluden expresamente espirales, meandriformes, circuliformes que caracte-
a Gran Canaria, hacen extensivo el culto a otras islas rizan los grabados de esta isla. Todas las figuras están
distribuidas en u n a pared de formación basáltica en
«...quod in Canariae et alus eis adiacentibus dos paneles, de los que el mayor, en el que se hallan
insulis, quae Insulae Fortunatae nuncupatur, sunt
los temas indicados, mide alrededor de 2,70 m. de
personae utriusque sexus nullam legem tenentes
nec aliquam sectam sequentes, sed dumtaxat Solem alto y 4 m. de largo. En Marruecos, en el gran Atlas,
et lunam adorantes...». existen muchas estaciones con semejantes motivos de
soliformes-esreliformes que confirman y conectan es-
Según un texto del papa Urbano V (J. ÁLVAREZ, tas tradiciones cultuales relacionadas con los astros.
1945: 12). D e forma semejente aparecen en otros
documentos eclesiásticos y en los relatos de viajeros Estas representaciones se h a n documentado,
de mediados del S. XV, como A. Cadamosto (1445) igualmente, en objetos muebles como la cerámica.
quien cuenta que eran «idólatras y adoran al sol, la En un vaso de Agüimes (Gran Canaria), de tenden-
luna, las estrellas». En escritos posteriores se los s. cia ovoide, fondo plano, con dos asas, de borde vuel-
XVI y XVII, por el contrario, encontramos alusión a to, en el que se han pintado dos motivos que, a
la existencia de seres superiores personificados, que nuestro juicio, simbolizan al sol y a la Luna; u n o de
más bien parece tratarse del interés en introducir ellos es un círculo, y el otro u n círculo radiado, am-
conceptos monoteístas, propios de la mentalidad bos pintados en color ocre. Asimismo, en Tenerife, se
cristiana. Tampoco sabemos si ese ser superior puede h a n documentado en el fondo de algunos cuencos
relacionarse con el sol y/o la luna semiesféricos, motivos radiales realizados con técni-
cas de puntillado. Se trata de un círculo central del
«y aunque conocían haber Dios, el cual nom-
braban por diversos nombres y apellidos como son que salen cuatro haces dispuestos perpendicularmen-
Achuhurahan, Achahucanac, Achguayaxerax, que te. En la Palma, estos temas son bastante frecuentes,
LA RELIGIÓN E N LAS CULTURAS PREHISTÓRICAS D E LAS ISLAS CANARIAS 239

representados aquí en el fondo exterior de los vasos. del Magreb y como consecuencia de ello, se halla
Algunos de ellos, de tendencia cilindrica, se han do- presente en las culturas de las islas —al menos en al-
cumentado como parte del ajuar funerario en la cue- guna, de las que poseemos documentación—.
va de la Cucaracha (Mazo) (M. HERNÁNDEZ, 1977) La m o n t a ñ a es u n fenómeno de la naturaleza
o en escondrijos como en La Palmita (Barlovento) que, por diversos mecanismos, llega a transformarse
(E. M A R T Í N , J. F. NAVARRO, 1984). en u n lugar sacralizado y como «todo espacio sagra-
N o poseemos una información detallada en to- do implica una hierofanía, una irrupción de lo sagra-
das estas islas acerca del ritual que acompañaba a es- do que tiene por efecto destacar en un territorio del
tos cultos, que debieron ser m u y importantes medio cósmico circundante y el de hacerlo cualitati-
«...quando hacían grandes fiestas, aunque fue- vamente diferente» (M. ELIADE, 1957).
sen entre enemigos (...) el día de el maior aparta- La documentación que se posee de estos lugares
miento de el sol en el signo de Cáncer, que a es relativamente variada. En Fuerteventura conoce-
nosotros corresponde el día de San Juan Bautista».
mos la Montaña de Tindaya en la que se halló, en su
(G. ESCUDERO (F. MORALES PADRÓN), 1978: 439). cima, un importante conjunto de grabados con m o -
tivos de podomorfos, representados de forma natura-
según refiere el cronista, de una forma conjunta para
lista y, otros por el contrario, como figuras
los habitantes de Lanzarote, Gran Canaria y Fuerte-
geométricas de tendencia rectangular y ovoide (M.
ventura. E n La Palma, por el contrario, se h a conser-
HERNÁNDEZ, D . MARTÍN, 1980). En el continente
vado algo relativo a estos culto astrales.
africano se conocen muchas estaciones de grabados,
«.., por las lunas, a quien tenían en gran vene-
situados igualmente en zonas montañosas que, según
ración y con el sol (...) Juntaban muchas piedras en
H . LHOTE, responden a «ritos de tipo mágico en un
un montón en pirámide tan alto cuanto se pudiese
tener la piedra suelta; y en los días que tenían situa- sentido de toma de posesión, de purificación en lu-
dos para semejantes devociones suyas, reunían to- gares de paso e incluso para librarse de seres demo-
dos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí níacos» (citado en M . H E R N Á N D E Z ) .
bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían Estos podomorfos, seguramente como símbolos
los demás ejercicios de holguras que usaban; y estas
sacralizados relativos a alguna abstracción de la divi-
eran sus fiestas de devoción, pero no dejaban de en-
nidad, se hallan presentes en la estación del Macizo
tender que en el cielo había a quien se debía reve-
rencia; y al que ellos entendían que estaba en el de Balos en Agüimes (Gran Canaria), en donde exis-
cielo lo llamaban Abora». ten también una serie de figuras humanas itifálicas,
inscripciones líbico-bereberes (A. BELTRÁN, 1971), así
(ABREU GALINDO, 1977: 270).
como en el conjunto arqueológico del Julan (Frontera,
J. Alvarez considera que el término Abora es la El Hierro) y en otros lugares del archipiélago.
sustantivación de la luz, como atributo divino (J. AL- En islas como la Palma, la montaña —el Roque
VAREZ, 1942). En algunas de estas «pirámides» se han de Idafe «roque sagrado» (J. ÁLVAREZ, 1 9 4 2 ) — pue-
localizado piedras con grabados de temas espiralifor- de interpretarse, n o sólo como lugar sagrado en sí
mes, circuliformes, como en las del Roque de los mismo, sino en el sentido del Axis Mundi, el que sos-
Muchachos (Garafía). Estas construcciones palmeras tiene al m u n d o y es el centro de él, en la cosmogonía
pueden paralelizarse con los amontonamientos que, a de los auaritas —antiguos palmeros— según la tradi-
manera de torretas, se han documentado en varios ción que pervivió entre aquellas poblaciones, y que
yacimientos de Gran Canaria y, en ambos casos pue- nos fue transmitida por J. Abreu Galindo, aunque
den emparentarse con los Kerkús de los bereberes, sin conocer el sentido último de lo que le manifesta-
amontonamientos de piedras que se construyen, a ron
manera de altares de sacrificios, con ocasión de cele-
brar sus cultos. «tenían tanto temor, no cayese y los matase,
que, no obstante que, aunque cayera, no le podía
dañar, por estar las moradas de ellos muy aparta-
das».
Hierofanías naturales. Montañas sagradas
(ABREU GALINDO, 1977: 270).

La montaña es u n lugar con valor sacralizado en Pero tanto por el relato del monje franciscano,
las culturas del ámbito mediterráneo, y con ese con- como por las invocaciones que acompañaban al ri-
tenido se conoció entre las culturas protohistóricas tual, consistente en el ofrecimiento de las visceras de
240 ANTONIO TEJERA GASPAR

animales sacrificados con este fin, es posible inferir la rio para el ganado o para que se produzcan buenas
idea del Axis Mundi a que nos hemos referido. cosechas, si se trata de la agricultura. En un medio
«Y Iguida y Iguan Idafe;» que quiere decir «di- insular, estos hechos se agudizan por las dificultades
ce que caerá Idafe». Y respondía el otro, cantando: de conseguir el alimento, cuando se producen crisis
Que Guerte Iguan taro; que quiere decir, «dale lo climáticas, ya que no pueden hacerse desplazamien-
que traes y no caerá». tos a otras zonas o intercambios con otros grupos por
(ABREU GALINDO, 1977: 270). lo que han de ponerse en funcionamiento todos los
mecanismos sociales, entre ellos, todo lo relativo al
En Tenerife, el Teide es el lugar al que se asimi-
m u n d o mágico-religioso para servir como fuerza ge-
lan las fuerzas malignas de la naturaleza y en la que
neradora que propicie la lluvia, base de la supervien-
se hallan, asimismo, los espíritus malignos. La «sacra-
cia en el ciclo económico-vital de estas poblaciones,
lización» simbólica de las fuerzas negativas viene con-
de forma tal que el ritual relacionado con su conse-
dicionada porque el Teide es u n volcán al que
cución deja de ser una abstracción para transformar-
«los antiguos isleños lo llamaron Eheid, que se en una realidad más del entramado social y
significa «infierno», por el fuego espantoso, ruido y económico, vertebrado en ella, como forma de su-
temblor que solía hacer, por lo cual lo consideraban
pervivencia del grupo humano.
morada de los demonios».
(L. TORRIANI. 1978: 176). «Mas cuando los temporales no acudían y por
falta de agua no había yerba para los ganados, jun-
Los lingüistas le atribuyen a la palabra Teide, taban las ovejas en ciertos lugares que para esto es-
con sus variantes Echeide, Echeyde, Egeide, Teida, taban dedicados, que llamaban el baladero de las
Theida, Theya, al compararla con raíces semejantes ovejas, e hincando una vara o lanza en el suelo,
de las lenguas bereberes, un valor de «ser maligno», apartaban las crías de las ovejas y hacían estar las
«cruel», «fatídico». madres al derredor de la lanza, dando balidos; y
con esta ceremonia entendían los naturales que
Seguramente el valor de Axis Mundi lo tendría Dios se aplacaba y oía el balido de las ovejas y les
también el Roque del Bentaiga (Tejeda, Gran Cana- proveía de temporales».
ria) que emerge desde la base de la gran depresión o
(A. ESPINOSA, 1980: 34).
Caldera de Tejeda, en el centro mismo de la isla, al
pie del que se halla u n recinto cultual -Almogaren, De este ritual, de semejantes características, po-
lugar sagrado que estudiamos en un trabajo aparte en seemos también información para El Hierro y Gran
este mismo Coloquio (A. TEJERA, J. J. JIMÉNEZ, Canaria.
1987. En todo caso, la montaña es el recinto sagrado
En algunas islas de han documentado una serie
por excelencia
de yacimientos que, por sus características, pudieran
«... y estos canarios tenían por santuario a dos estar relacionados con estos rituales propiciatorios de
rriscos llamados Tirmay Cimarso (Ovetense)». la lluvia, en los que intervendrían, asimismo, algunas
(F. MORALES PADRÓN, 1978: 161). representaciones valorables como símbolos fecunda-
En las montañas que poseen estas connotaciones torios. Se conocen muchos de estos recintos en Gran
sagradas se realizan rituales consistentes en el ofreci- Canaria, generalmente emplazados en zonas altas, en
miento de las visceras de los animales sacrificados pa- la cima de las montañas, en donde existen una serie
ra este fin o la de derramar leche, manteca, como de cazoletas, conectadas entre sí por pequeños cana-
primicias debidas. lillos. Estos dos elementos, hoyos-cazoletas y canali-
llos, aparecen siempre en estos recintos que n o
responden a una tipología determinada ni siquiera
dentro de la misma isla. En Tenerife, en el conjunto
Las fuerzas de la naturaleza. El ritual cultual de Masca, d o n d e hemos d o c u m e n t a d o el
símbolo astral, existen también cazoletas conectadas
Las poblaciones prehistóricas con u n nivel de entre sí por estos canalillos y, formando parte del
desarrollo tecnológico poco evolucionado, en medios conjunto, hemos registrado la figura de un pez. Este
difíciles, se hallan m u y condicionadas por el nicho tiene una simbología mascululina — p e n e — entre los
ecológico del que dependen para sobrevivir, por estar libios (J. DESANGES, 1984), por lo que es posible re-
subordinadas a los fenómenos de la naturaleza, prin- lacionarlos con ritos fecundatorios llevados a cabo en
cipalmente el agua para que germine el pasto necesa- estos recintos, entre ellos el derramamiento de leche,
LA RELIGIÓN EN LAS CULTURAS PREHISTÓRICAS DE LAS ISLAS CANARIAS 241

manteca, que hemos señalado y que creemos relacio- ESPINOSA, Fr. A.: Historia de Nuestra Señora de Candelaria,
nado también con el ritual del culto a las montañas, 1980.
probablemente estos recintos fueran utilizados para GONZÁLEZ ANTÓN, R., TEJERA GASPAR, A.: Los aborígenes
diferentes rituales, entre ellos todos los de la Fecun- canarios (Gran Canaria y Tenerife) Ed. Istmo 1990.
didad, y quizá el más importante fuera el de la pro- HERNÁNDEZ BENITEZ, R: «¿Eran monoteístas nuestros
piciación de la lluvia conectado con la fecundación aborígenes?». 77 Congreso Nacional de Arqueología,
de la tierra-abundancia de alimentos-supervivencia 1951, págs. 101-106.
de la comunidad. HERNÁNDEZ PÉREZ, M.: La Palma Prehispánica, 1977.
Hemos expuesto sólo algunas cuestiones sobre la HERNÁNDEZ PÉREZ, M., MARTÍN SOCAS, D.: «Nueva apor-
religión de las culturas prehistóricas de las Islas C a - tación a la prehistoria de Fuerteventura. Los grabados
narias. Q u e d a todo lo relativo a las creencias funera- rupestres de la montaña de Tindaya». Revista de Histo-
ria Canaria, T. XXXVII, n° 172, 1980, págs. 13-28.
rias, los cultos domésticos, los mitos de origen, los
JIMÉNEZ GÓMEZ, M. C : Prehistoria de El Hierro. Santa
ritos de paso etc, que no es posible, siquiera esque-
Cruz de Tenerife, 1985.
máticamente, presentar en u n texto reducido.
JIMÉNEZ GÓMEZ, M. C : «Arquitectura y simbolismo en la
Universidad de La Laguna a 2 3 de Febrero de
Prehistoria de El Hierro». BASA (Publicaciones del
1987 Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias), n° 4,
Nov. 1986, págs. 21-31.
JlMÉMEZ SÁNCHEZ, S.: «Algunas manifestaciones del culto
Bibliografía astral entre los grancanarios prehispánicos». Crónica
del IV Congreso Internacional de Ciencias PRehistóricas y
Protohistóricas, 1956, págs. 107-112.
ABREU GALINDO, Fr. J.: Historia de la Conquista de las siete
islas de Canaria, Goya, Ed. 1977. JlMÉMEZ SÁNCHEZ, S.: «Exponentes megalíticos cultuales
de los aborígenes canarios». V Congreso Panafricano de
ALVAREZ DELGADO, J.: Miscelánea guanche I. Benahoare. La Prehistoria y Estudios del Cuaternario, T. II, 1966, págs.
Laguna, 1942. 153-164.
ÁLVAREZ DELGADO, J.: Teide. Ensayo de Filología tinerfeña. LOBO CABRERA, M.: «LOS indígenas canarios y la Inquisi-
La Laguna, 1945. ción». Anuario de Estudios Atlánticos, n° 29, 1983,
ARCO AGUILAR, C. DEL: El Enterramiento canario prehispá- págs. 63-84.
nico. Anuario de Estudios Atlánticos, n° 22, 1976, págs. MARTÍN, E. NAVARRO, J. R, TEJERA, A.: «Los recientes des-
13-124. cubrimientos de grabados rupestres en El Paso (La Pal-
BELTRÁN MARTÍNEZ, A.: «Los grabados rupestres del Ba- ma)». Gaceta de Canarias, n° 3. Santa Cruz de
rranco de Balos». El Museo Canario. Patronato de José Tenerife, 1982, págs. 109-111.
M a Quadrado del C. S. I. C. 1971. MARTÍN RODRÍGUEZ, E., NAVARRO MEDEROS, J. E: «El ba-
BELTRÁN MARTÍNEZ, A.: «Religión prehispanique aux Ca- rranco de San Juan y el arte rupestre palmero: un do-
naries: L'apport des gravures rupestres». Valcamonica ble proyecto de investigaciones arqueológicas en la isla
Symposium, 72, Actes du Symposium International sur de la Palma». El Museo Canario, n° XLV, 1984, págs.
les religions de la Prehistoire, 1975, págs. 209-220. 9-20.
BONNET, B.: «Estudios estográficos. Los primitivos habi- MORALES PADRÓN, F.: Canarias: Crónicas de su conquista.
tantes de Canarias. La Religión». Revista de Historia, T. Ed. El Museo Canario, Sevilla, 1978.
V, Enero-Marzo, 1932, págs. 2-10.
NOWAK, H., GRÓTTER: und Kulte der Altkanarier auf-
BONNET, B.: «Los primitivos habitantes de Canarias VIII grund der historischen Quellen». Almogaren V-VI,
(Colegios sacerdotales. Los faycanes. Las Harimagua- 1974-75.
das). Revista de Historia, IV, n° 26, 1930, págs. 24-29.
PÉREZ SAAVEDRA, E: «Parentesco entre creencias, costum-
BONNET, B.: «Los primitivos habitantes de Canarias. Los bres e instituciones indígenas canarias con otras del
sacerdotes y sacerdotisas caldeos: analogías con los de área líbico-bereber». L'Universo. Rivista di divulgazione
Gran Canaria». Revista de Historia, T. IV, pp. 1-3, geográfica. n° 5, 1984.
1930.
TEJERA GASPAR, A., JIMÉNEZ GONZÁLEZ, J. J.: «Ritos de Fe-
CADAMOSTO, A.: Relation des voyages a la cote occidentale cundación en la Prehistoria de Gran Canaria». I Colo-
d'Afrique. Ed. Charles Schefer, Leroux, Paris, 1895. quio de Religiones Prehistóricas de la P. Ibérica.
CRAWFORD, O. G. S.: The Eye Goddes. Ed, p.hoenix Hou- Salamanca, 1987.
se. Ltd. 1957. TORRIANI, L.: «Descripción e Historia del reino de las Islas
DESANGES, J.: «LOS protobereberes». Historia General de Canarias antes afortunadas con el parecer de sus forti-
África, ed. de Ki-Zerbo, T. II, 1984, págs. 429-447. ficaciones». Goya, Ed. 1978.
242 ANTONIO TEJERA GASPAR

VERNEAU, R.: «Habitations, sepultures et lieux sacres WóLFEL, D. J.: «Hautprobleme. Die Gottesnamen der Ka-
des anciens canariens». Revue d'Etnograpbie. Paris, narier und der Berber». Die Sprache, Band II, Heft 3,
1889. 1951.
WlPE KARL, A.: «Die religión der Ureinwohner der Insel WóLFEL, D. J.: «Las religiones de la Europa preindogermá-
Hierro, Kanarischen Inseln». Almogaren XIII-XIV, nica». Cap. VI. en Cristo y las religiones de la Tierra, ed,
1982-83 (1985), págs. 91-126. por F. Kónig, 1960, págs. 410-425.

También podría gustarte