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PALABRAS ALUSIVAS

Muy buenos días a todos. Hoy nos encontramos reunidos para recordar dos hechos históricos
significativos: el Día del Trabajador y el Día de la Constitución Nacional Argentina.
Desde la Revolución Industrial, el hombre viene luchando por mejores condiciones laborales.
Pero fue a raíz de la sangrienta represión de una huelga en Chicago, que el Primer Congreso
Internacional Socialista decidió declarar en 1889, el 1° de Mayo como “Día Mundial de la Lucha
Obrera”. Un año después, obreros de todas partes del mundo celebraron por primera vez, el Día de
los Trabajadores.
También en nuestro país, esta fecha tiene gran importancia. Después de la Revolución de Mayo
surgió la necesidad de dictar una Constitución para la Nación Argentina. Con ese fin, se celebró en
1852, una reunión inicial en San Nicolás. Ratificando ese acuerdo, el 1° de mayo de 1853 los
diputados de trece provincias, reunidos en Santa Fe, sancionaron la Constitución Nacional. En ella se
establecen los derechos y los deberes que tienen sus habitantes y hasta se dispone cómo deben
aprobarse las otras leyes, las que sancionan los diputados y senadores en el congreso.
La Constitución Nacional constituye la ley de leyes de nuestra República, la que nos hace vivir
ordenados y en paz.
Los tiempos corrieron, el índice de desempleo fue creciendo, los salarios no son óptimos ni
alcanzan para el sustento personal y mucho menos, para el familiar. Los conflictos sociales no han
desaparecido y muchas veces los vemos multiplicados a diario, no pudiéndose alcanzar la tan
deseada justicia social.
Más allá de la diversidad de opiniones y de experiencias, el trabajo siempre acompañó al
hombre, siempre se presentó como algo esencial de la vida humana, dignificándolo.
Algunas mejoras hemos logrado, aunque no las suficientes… todavía hay cuestiones urgentes
que resolver. Mientras haya rutas y calles cortadas por hombres, mujeres y jóvenes, cautivos de un
sistema económico de dádivas, enfrentados al resto de la sociedad; mientras haya un estado que
fomenta desocupación y la subocupación con salarios paupérrimos, y que se oculta detrás del
discurso de la contención social; mientras exista la injusta distribución de la riqueza y la falta de
oportunidades sea moneda corriente, no podemos decir que alcanzamos la paz social; y entonces, el
preámbulo de la Constitución Nacional, el artículo 14 y el 14 bis, seguirán siendo simples
declamaciones.
Hoy, quisimos destacar la labor cotidiana de cada trabajador asalariado, que cumplen día a día,
con muchísimo esfuerzo, las diversas actividades que le competen, siendo un verdadero ejemplo
para nuestros jóvenes.
Aprovechamos este momento para instar a nuestros gobernantes a promover fuentes de trabajo
verdaderas, para que cada argentino pueda acceder a ella y, a través del trabajo, constituya un hogar
respetable, donde el pan de cada día sea puesto sobre la mesa con el propio esfuerzo.

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