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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

ESCUELA DE POSGRADO
UNIDAD DE POSGRADO EN CIENCIAS SOCIALES

EXPLOTACIÓN DE CAMÉLIDOS DURANTE LAS FASES MOCHICA III Y


MOCHICA IV EN EL CONJUNTO ARQUITECTÓNICO 35 DEL COMPLEJO
ARQUEOLÓGICO HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA

TESIS
PARA OBTENER EL GRADO ACADÉMICO DE:
MAESTRO EN ARQUEOLOGÍA SUDAMERICANA

CON MENCIÓN EN:


MODELIZACIÓN, EXPERIMENTACIÓN Y TÉCNICAS
ANALÍTICAS

AUTOR: Br. PHOOL NIVARDO ROJAS CUSI

ASESOR: Dr. CARLOS RENGIFO CHUNGA

TRUJILLO – PERÚ
2019
JURADO DICTAMINADOR

_____________________________
Mg. ALEJANDRO YEPJÉN
PRESIDENTE

______________________________
Dr. CARLOS RENGIFO
SECRETARIO

______________________________
Dr. WADSON PINCHI
VOCAL
Gregorovius pensó que en alguna parte Chestov había hablado de peceras con un tabique
móvil que en un momento dado podía sacarse sin que el pez habituado al compartimento se
decidiera jamás a pasar al otro lado. Llegar hasta un punto del agua, girar, volverse, sin saber
que ya no hay obstáculo, que bastaría seguir avanzando…
Julio Cortázar “Rayuela”
A mi madre Pilar Cusi
y a mi padre
Vicitación Rojas
que en la medida de sus posibilidades
hicieron mucho por mí
AGRADECIMIENTOS

En primera instancia quiero dar las gracias al Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación Tecnológica (CONCYTEC), por el apoyo financiero en el desarrollo de mi
investigación y formación profesional. Del mismo modo, mi gratitud sincera a los
coordinadores de la maestría Arqueología Sudamericana, al Dr. Santiago E. Uceda, por
su eterna perspectiva visionaria en el campo de la arqueología, que Dios lo guarde siempre
en su gloria, y al Dr. Carlos Rengifo por su apoyo y preocupación por el bienestar de
todos y cada uno de nosotros. Así también las gracias al Arqlogo. Moíses Tufinio por las
facilidades en el acceso al material y a todo el equipo del proyecto Huacas del Sol y de
La Luna.

De otra parte, agradezco al MsC. Víctor Vásquez y a la Dra. Teresa Rosales, quienes me
abrieron las puertas del laboratorio a cargo de su dirección (Centro de Investigaciones
Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas – ARQUEOBIOS), cultivando en mí la
profesionalidad, hospitalidad y amabilidad que los caracteriza. En el mismo sentido, doy
las gracias a la alumna de la Escuela Profesional de Arqueología de la Universidad
Nacional de Trujillo Mercy Castro por su apoyo incondicional en las diferentes etapas de
la redacción de esta tesis.

Asimismo, agradezco a todos mis profesores y compañeros de la maestría Arqueología


Sudamericana, así como a todas las personas con las cuales pude compartir algún tipo de
opinión constructiva
Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo principal estudiar los cambios en la explotación
de los camélidos durante las fases Mochica III y IV en el Conjunto Arquitectónico 35.
Las investigaciones en el complejo arqueológico de las Huacas del Sol y de la Luna han
mostrado una importante ocupación desde la fase III, con el establecimiento de zonas de
explotación de recursos y el desarrollo de un núcleo urbano regido por un Estado
Teocrático. Durante la fase IV, los cambios en la organización tecnológica y
subsistencial generaron nuevas formas económicas que permitieron la emergencia de un
Estado Secular. En este sentido, los resultados han develado el uso de estrategias
diferenciales en la explotación de los camélidos. En cuanto a la producción, durante la
fase III las zonas de pastoreo involucraban parcelas agrícolas en el valle medio y
mosaicos arbóreos cuya presencia fue incrementándose en la dieta de los camélidos
durante la fase IV. Asimismo, en la fase III, se muestra la superposición de especies y
una alta variedad intraespecífica mientras que en la fase IV, los camélidos se orientan a
una continua diferenciación específica y estabilidad filogenética. Por otro lado, en el
consumo, los perfiles etarios sugieren el uso de camélidos adultos durante ambas fases,
denotando una explotación especializada desde la fase III dirigido al consumo de alpacas
alternadas por llamas cargueras. Del mismo modo, se muestra una preferencia por
unidades anatómicas con alto contenido de carne obtenidas mediante el procesamiento
diferencial de los camélidos, en adición, el valor simbólico de la carne de camélido y su
cocción son evaluados por trabajos etnográficos y experimentales. Por último, en ambas
fases, el desecho de los elementos óseos sigue una variedad de estrategias determinados
por la ocupación temporal y la renovación de los pisos en el CA 35.

Palabras clave: Camélidos, explotación, cambios socioeconómicos, fase Mochica III y


fase Mochica IV.

1
Abstract

The main objective of this research work is to study the changes in the exploitation of
camelids during the Mochica III and IV phases in the Architectural Complex 35. The
investigations in the archaeological complex of the Huacas del Sol y La Luna have shown
an important occupation since phase III, with the establishment of zones of exploitation
of resources and the development of an urban nucleus governed by a Theocratic State.
During phase IV, the changes in the technological and subsistence organization
generated new economic forms that allowed the emergence of a Secular State. In this
sense, the results have revealed the use of differential strategies in the exploitation of
camelids. Regarding production, during phase III the grazing areas involved agricultural
plots in the middle valley and arboreal mosaics whose presence was increasing in the
diet of the camelids during phase IV. Likewise, in phase III, the overlap of species and a
high intraspecific variety are shown, while in phase IV, the camelids are oriented to a
continuous specific differentiation and phylogenetic stability. On the other hand, in the
consumption, the age profiles suggest the use of adult camelids during both phases,
denoting a specialized exploitation from phase III directed to the consumption of alpacas
alternating by freighter llamas. Likewise, a preference for anatomical units with a high
meat content obtained through the differential processing of camelids is shown, in
addition, the symbolic value of camelid meat and its cooking are evaluated by
ethnographic and experimental works. Finally, in both phases, the disposal of the bone
elements follows a variety of strategies determined by the temporary occupation and the
renovation of the floors in the CA 35.

Keywords: Camelids, exploitation, socioeconomic changes, Mochica III phase and


Mochica IV phase.

2
Résumé

L’objectif principal de ce travail est d’étudier l’évolution de l’exploitation des camélidés


pendant les phases Mochica III et IV du complexe architectural 35. Les recherches dans
le complexe archéologique de Huacas del Sol y de la Luna ont montré une importante
occupation depuis phase III, avec la mise en place de zones d'exploitation des ressources
et le développement d'un noyau urbain régi par un État théocratique. Au cours de la
phase IV, les changements dans l'organisation technologique et de subsistance ont généré
de nouvelles formes économiques qui ont permis l'émergence d'un État laïque. En ce sens,
les résultats ont révélé l’utilisation de stratégies différentielles dans l’exploitation des
camélidés. En ce qui concerne la production, au cours de la phase III, les pâturages
concernaient des parcelles agricoles situées dans la moyenne vallée et des mosaïques
arboricoles dont la présence augmentait dans le régime alimentaire des camélidés au
cours de la phase IV. De même, en phase III, le chevauchement des espèces et une variété
intraspécifique élevée sont présentés, tandis qu'en phase IV, les camélidés sont orientés
vers une différenciation spécifique continue et une stabilité phylogénétique. En revanche,
dans la consommation, les profils d'âge suggèrent l'utilisation de camélidés adultes au
cours des deux phases, dénotant une exploitation spécialisée de la phase III orientée vers
la consommation d'alpacas alternant avec des lamas de charge. De même, une préférence
pour les unités anatomiques avec haute viande obtenue par le traitement différentiel des
camélidés est montrée. De plus, la valeur symbolique de la viande de camélidés et sa
cuisson sont évaluées par des travaux ethnographiques et expérimentaux. Enfin, dans les
deux phases, la jeté au rebut des éléments osseux suit diverses stratégies déterminées par
l’occupation temporaire et la rénovation des sols de la CA 35.

Mots-clés: Camélidés, exploitation, changements socioéconomiques, phase Mochica III


et phase Mochica IV.

3
CONTENIDO

Resumen ........................................................................................................................... 1
Abstract............................................................................................................................. 2
Résumé ............................................................................................................................. 3
CONTENIDO ................................................................................................................... 4
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 26
CAPÍTULO I. CONTEXTO DE LA INVESTIGACIÓN ......................................... 29
1.1. Antecedentes ........................................................................................................ 29
1.1.1. Estudios sobre camélidos en la costa norte antes del periodo Mochica ........ 29
1.1.2. Estudios sobre camélidos durante el periodo Mochica ................................. 31
1.1.3. Estudios sobre camélidos en el complejo arqueológico Huacas del Sol y de la
Luna ......................................................................................................................... 34
1.1.4. Estudios sobre camélidos en el Conjunto Arquitectónico 35 (CA 35) ......... 35
1.2. Base teórica .......................................................................................................... 37
1.2.1. Cambios socioeconómicos ............................................................................ 37
1.2.1.1. Cambios socioeconómicos durante las fases Mochica III y Mochica IV 37
1.2.1.2. Cambios socioeconómicos en el complejo arqueológico Huacas del Sol y
de la Luna durante las fases Mochica III y Mochica IV ...................................... 39
1.2.1.3. Cambios socioeconómicos en los espacios domésticos en la Zona Urbana
Moche (ZUM) durante las fases Mochica III y Mochica IV ............................... 40
1.2.2. Aspectos sobre la explotación de camélidos en sociedades complejas ......... 42
1.2.2.1. Producción .............................................................................................. 43
1.2.2.2. Consumo ................................................................................................. 44
1.2.2.3. Desecho .................................................................................................. 46
Desechos en contextos arqueológicos .............................................................. 46
Desechos en unidades domésticas ................................................................... 47
1.3. Problemática ........................................................................................................ 47
1.3.1. Problema general ........................................................................................... 48
1.3.2. Problemas específicos ................................................................................... 48
1.4. Hipótesis .............................................................................................................. 49
1.4.1. Hipótesis general ........................................................................................... 49
1.4.2. Hipótesis específicas ..................................................................................... 49
1.5. Justificación ......................................................................................................... 50
1.6. Objetivos .............................................................................................................. 51
1.6.1. Objetivo general ............................................................................................ 51
4
1.6.2. Objetivos específicos..................................................................................... 51
CAPÍTULO II. MATERIALES Y MÉTODOS ......................................................... 52
2.1. Zona de estudio: El Conjunto Arquitectónico 35 (CA 35) .................................. 52
2.2. Objeto de estudio y selección de la muestra ........................................................ 52
2.3. Métodos y técnicas............................................................................................... 53
2.3.1. Producción..................................................................................................... 53
2.3.1.1. Osteometría de las primeras falanges ..................................................... 53
2.3.1.2. Isótopos de δ13C colágeno y δ15N colágeno ........................................... 55
2.3.1.3. Análisis de microvestigios botánicos en placas dentales ........................ 57
2.3.1.4. Análisis de microvestigios botánicos en coprolitos ................................ 59
2.3.1.5. Paleopatologías óseas ............................................................................. 60
2.3.2. Consumo........................................................................................................ 60
2.3.2.1. Procesamiento ......................................................................................... 60
2.3.2.1.1. Técnicas de procesamiento .............................................................. 61
2.3.2.1.1.1. Marcas de corte ......................................................................... 61
2.3.2.1.1.2. Patrones de fractura ................................................................... 63
2.3.2.1.2. Etapas de procesamiento .............................................................. 67
2.3.2.2. Termoalteración: Indicadores de cocción ............................................... 69
2.3.2.3. Índices de consumo ................................................................................ 70
2.3.2.3.1. Identificación de especies ................................................................ 70
2.3.2.3.2. Perfiles etarios.................................................................................. 70
Análisis dental: secuencias de erupción, reemplazo y desgaste dentario ..... 70
Análisis de las fusiones óseas....................................................................... 71
2.3.2.3.3. Representación anatómica ............................................................... 72
Peso .............................................................................................................. 72
NISP (Número de especímenes identificados) ............................................. 72
Utilidad anatómica ....................................................................................... 72
MNE (Número minimo de elementos) ......................................................... 73
MAU% (Frecuencia anatómica porcentual) ................................................. 73
Aportación cárnica a partir del MUI (Índice de utilidad cárnica) ................ 74
MNI (Número mínimo de individuos) ......................................................... 74
2.3.3. Desecho ......................................................................................................... 74
2.3.3.1. Alteraciones naturales no biológicas ...................................................... 75
Meteorización .................................................................................................. 75

5
Concreción ....................................................................................................... 76
Abrasión ........................................................................................................... 76
Marcas de pisoteo ............................................................................................ 76
Disolución de manganeso ................................................................................ 76
2.3.3.2. Alteraciones biológicas........................................................................... 77
Marcas de raíces............................................................................................... 77
Marcas de carroñeros ....................................................................................... 77
Marcas de hongos y bacterias .......................................................................... 78
2.3.3.3. Termoalteración: uso de óseos como combustible ................................. 78
Ruborizado ....................................................................................................... 78
Quemado .......................................................................................................... 79
Carbonizado ..................................................................................................... 79
Parcialmente Calcinado ................................................................................... 79
Calcinado ......................................................................................................... 79
CAPÍTULO III. RESULTADOS ................................................................................ 80
3.1. Producción ........................................................................................................... 80
3.1.1. Osteometría de las primeras falanges ............................................................ 80
Aplicación de coeficientes de clasificación ......................................................... 80
Análisis bivariado ................................................................................................ 81
Análisis de conglomerados por UPGMA ............................................................ 81
Análisis Principal de Componentes (APC) ......................................................... 83
Análisis de Medias Geométricas (MG) ............................................................... 85
3.1.2. Isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno ............................................ 86
3.1.3. Microvestigios botánicos en placas dentales ................................................. 91
3.1.4. Análisis de microvestigios botánicos en coprolitos ...................................... 93
3.1.5. Paleopatologías óseas .................................................................................... 95
3.2. Consumo .............................................................................................................. 96
3.2.1. Procesamiento ............................................................................................... 96
3.2.1.1. Técnicas de procesamiento ..................................................................... 96
3.2.1.1.1. Marcas de corte ................................................................................ 96
Cortes primarios ........................................................................................... 96
Cortes secundarios........................................................................................ 97
3.1.1.1.2. Patrones de fractura.......................................................................... 98
Indicadores de fracturación .......................................................................... 98

6
IFF (Índice de Fractura Fresca) .................................................................. 101
Marcas de percusión ................................................................................... 102
Tipos de esquirlas ....................................................................................... 104
3.2.1.2. Etapas de procesamiento ...................................................................... 104
Sacrificio ........................................................................................................ 104
Degollamiento ................................................................................................ 105
Despellejamiento............................................................................................ 105
Evisceramiento ............................................................................................... 106
Desmembramiento ......................................................................................... 106
Destazamiento ................................................................................................ 107
Porcionamiento .............................................................................................. 108
Industria ósea ................................................................................................. 110
3.2.2. Termoalteración: Indicadores de cocción ................................................... 111
Hervido .............................................................................................................. 111
Exposición al fuego directo ............................................................................... 111
3.2.3. Índices de consumo ..................................................................................... 112
3.2.3.1. Identificación de especies ..................................................................... 112
3.2.3.2. Perfiles etarios ...................................................................................... 113
Análisis dental: secuencias de erupción, reemplazo y desgaste dentario ...... 113
Análisis de las fusiones óseas ........................................................................ 114
3.2.3.3. Representación anatómica .................................................................... 116
Peso ................................................................................................................ 116
NISP (Número de especímenes identificados) .............................................. 116
Utilidad anatómica ......................................................................................... 118
MNE (Número minimo de elementos) .......................................................... 119
MAU% (Frecuencia anatómica porcentual) .................................................. 121
Aportación cárnica a partir del MUI (Índice de utilidad cárnica) .................. 122
MNI (Número mínimo de individuos) ........................................................... 123
3.3. Desecho .............................................................................................................. 124
3.3.1. Alteraciones naturales no biológicas ........................................................... 124
Meteorización .................................................................................................... 124
Concreción ......................................................................................................... 126
Abrasión............................................................................................................. 126
Marcas de pisoteo .............................................................................................. 127

7
Disolución de manganeso .................................................................................. 128
3.3.2. Alteraciones biológicas ............................................................................... 130
Marcas de raíces ................................................................................................ 130
Marcas de carroñeros ......................................................................................... 130
Marcas de hongos y bacterias ............................................................................ 131
3.3.3. Termoalteración: uso de óseos como combustible ...................................... 131
CAPITULO IV. ESTUDIOS ETNOGRÁFICOS .................................................... 134
4.1. Viajes a los pueblos de Tuqsa y Oquenarca ...................................................... 134
El contexto alimenticio en la culinaria de los pastores de camélidos ................... 134
Cambios tafonómicos a partir del caldo y el asado ............................................... 135
4.1.1. Materiales y métodos .................................................................................. 136
4.1.2. Resultados ................................................................................................... 137
4.1.2.1. Resultados de las visitas etnográficas ................................................... 137
4.1.2.2. Resultados del análisis faunístico ......................................................... 138
Muestras de la comunidad de Tuqsa .............................................................. 138
Muestras del fundo Oquenarca ...................................................................... 140
4.1.3. Alcances sobre los viajes a los pueblos de Tuqsa y Oquenarca ................. 141
4.2. Viajes a los distritos de Layo y Sicuani ............................................................. 142
Los modos culinarios: el caldo .............................................................................. 142
El uso de unidades anatómicas .............................................................................. 143
4.2.1. Materiales y métodos .................................................................................. 144
4.2.2. Resultados ................................................................................................... 145
4.2.2.1. Resultados de la visita etnográfica ....................................................... 145
4.2.2.2. Resultados del análisis faunístico ......................................................... 147
Muestras del distrito de Layo ......................................................................... 147
Muestras del distrito de Sicuani ..................................................................... 148
4.2.3. Alcances sobre los viajes a los distritos de Layo y Sicuani ...................... 1492
CAPÍTULO V. ESTUDIOS EXPERIMENTALES ................................................ 151
5.1. Diferenciación de técnicas culinarias: caldo, asado y pachamanca .................. 151
5.1.1. Materiales y métodos .................................................................................. 152
5.1.2. Resultados ................................................................................................... 153
5.1.2.1. Resultados experimentales ................................................................... 153
Técnica culinaria: Hervido ............................................................................. 153
Técnica culinaria: Exposición al fuego .......................................................... 154

8
Técnica culinaria: Pachamanca ...................................................................... 155
5.1.2.2. Resultados del análisis macroscópico................................................... 156
Técnica culinaria: Hervido ............................................................................. 156
Técnica culinaria: Exposición al fuego .......................................................... 156
Técnica culinaria: Pachamanca ...................................................................... 157
5.1.2.3. Resultados del análisis microscópico ................................................... 157
Topografía ósea .............................................................................................. 157
Borde de la fractura ........................................................................................ 159
5.1.3. Alcances sobre la diferenciación de técnicas culinarias: caldo, asado y
pachamanca. ......................................................................................................... 161
5.2. Cambios en el tejido óseo por la aplicación de la técnica del hervido .............. 162
5.2.1. Materiales y métodos .................................................................................. 163
5.2.2. Resultados ................................................................................................... 165
1 hora de exposición .......................................................................................... 165
2 horas de exposición ........................................................................................ 165
3 horas de exposición ........................................................................................ 165
4 horas de exposición ........................................................................................ 166
5.2.3. Alcances sobre cambios en el tejido óseo por la aplicación de la técnica del
hervido ................................................................................................................... 166
5.3. Cambios en los valores isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno de
elementos óseos sometidos a diferentes técnicas de cocción .................................... 167
5.3.1. Materiales y métodos .................................................................................. 168
Muestra de control ............................................................................................. 169
Hervido .............................................................................................................. 169
Exposición directa al fuego ............................................................................... 169
Pachamanca ....................................................................................................... 170
5.3.2. Resultados ................................................................................................... 171
5.3.3. Alcances de los cambios en los valores isotópicos de δ 13C colágeno y δ15N
colágeno de elementos óseos sometidos a diferentes técnicas de cocción ............ 172
CAPÍTULO VI. DISCUSIÓN ................................................................................... 174
6.1. Producción ......................................................................................................... 174
6.1.1. Osteometría de las primeras falanges .......................................................... 174
6.1.2. Isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno .......................................... 178
6.1.3. Microvestigios botánicos en placas dentales y coprolitos ........................... 182
6.1.4. Paleopatologías óseas .................................................................................. 184

9
6.2. Consumo ............................................................................................................ 185
6.2.1. Procesamiento ............................................................................................. 185
6.2.2. Termoalteración: Indicadores de cocción ................................................... 187
6.2.3. Índices de consumo ..................................................................................... 188
6.2.4. Prácticas culinarias y explotación de camélidos ......................................... 190
6.2.5. Aproximaciones experimentales a las técnicas culinarias y la explotación de
camélidos............................................................................................................... 195
6.3. Desecho .............................................................................................................. 197
6.3.1. Alteraciones naturales no biológicas ........................................................... 197
6.3.2. Alteraciones biológicas ............................................................................... 198
6.3.3. Termoalteración: uso de óseos como combustible ...................................... 199
CAPÍTULO VII. CONCLUSIONES ........................................................................ 200
7.1. Producción ......................................................................................................... 200
7.2. Consumo ............................................................................................................ 201
7.3. Desecho .............................................................................................................. 204
CAPÍTULO VIII. RECOMENDACIONES............................................................. 205
8.1. Producción ......................................................................................................... 205
8.2. Consumo ............................................................................................................ 205
8.3. Desecho .............................................................................................................. 206
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ..................................................................... 207
ANEXOS

TABLAS

Tabla 1. Porciones anatómicas pertenecientes al esqueleto axial.............................................235


Tabla 2. Porciones anatómicas pertenecientes al esqueleto apendicular. .................................235
Tabla 3. Muestra ósea de elementos analizados correspondientes al CA 35.............................236
Tabla 4. Datos osteométricos de las primeras falanges delanteras de camélidos en la Fase
Mochica III...............................................................................................................................237
Tabla 5. Datos osteométricos de las primeras falanges delanteras de camélidos de la Fase
Mochica IV. .............................................................................................................................238
Tabla 6. Datos osteométricos de las primeras falanges traseras de camélidos en la Fase Mochica
III. ............................................................................................................................................239
Tabla 7. Datos osteométricos de las primeras falanges traseras de camélidos en la Fase Mochica
IV. ............................................................................................................................................240
Tabla 8. Especímenes con composición isotópica y elemental de δ13C y δ15N positivos. ......241

10
Tabla 9. Estadísticas descriptivas y Coeficiente de Correlación de los valores isotópicos de
δ13C y δ15N de la fase Mochica III………………………………………………………….. 242
Tabla 10. Estadísticas descriptivas y Coeficiente de Correlación de los valores isotópicos de
δ13C y δ15N de la fase Mochica IV…………………………………………………………..
242
2
Tabla 11. Muestras utilizados en el análisis de microvestigios de vegetales. ...........................242
Tabla 12. Microvestigios aislados en la muestra O-2. Fase Mochica III. .................................243
Tabla 13. Microvestigios aislados en la muestra O-3. Fase Mochica IV. .................................243
Tabla 14. Microvestigios aislados en la muestra O-4. Fase Mochica IV. .................................243
Tabla 15. Microvestigios aislados en la muestra de coprolitos proveniente del CA 37. Fase
Mochica IV. .............................................................................................................................244
Tabla 16. Ubicación y cantidad de huellas relacionadas al destazamiento. Fase Mochica III...244
Tabla 17. Ubicación y cantidad de huellas relacionadas al destazamiento. Fase Mochica IV. .245
Tabla 18. Cantidad de porciones del esqueleto axial. Fase Mochica III. ..................................246
Tabla 19. Cantidad de porciones del esqueleto apendicular. Fase Mochica III.........................247
Tabla 20. Cantidad de porciones del esqueleto axial. Fase Mochica IV. ..................................248
Tabla 21. Cantidad de porciones del esqueleto apendicular. Fase Mochica IV. .......................249
Tabla 22. Distribución de frecuencias de los grupos etarios a partir del análisis dental del CA 35
y prueba de Kolmogorov-Smirnov (K-S). ................................................................................249
Tabla 23. Perfiles etarios del CA 35 a partir de la fusión ósea. (NF) no fusionado y (F)
fusionado. .................................................................................................................................250
Tabla 24. Cantidad de elementos del CA 35 óseos pesados y agrupados según el esqueleto axial
y apendicular para cada fase. ....................................................................................................250
Tabla 25. Representación del NISP (Número de especímenes identificados). Fase Mochica III.
.................................................................................................................................................251
Tabla 26. Representación del NISP (Número de especímenes identificados). Fase Mochica IV.
.................................................................................................................................................252
Tabla 27. Representación del rendimiento de las partes anatómicas. Fase Mochica III............253
Tabla 28. Representación del rendimiento de las partes anatómicas. Fase Mochica IV. ..........253
Tabla 29. Representación de los índices de secado de las partes anatómicas. Fase Mochica III.
.................................................................................................................................................253
Tabla 30. Representación de los índices de secado de las partes anatómicas. Fase Mochica IV.
.................................................................................................................................................253
Tabla 31. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
axial. Fase Mochica III. ............................................................................................................254

11
Tabla 32. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
apendicular. Fase Mochica III. .................................................................................................255
Tabla 33. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
axial. Fase Mochica IV.............................................................................................................256
Tabla 34. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
apendicular. Fase Mochica IV. .................................................................................................257
Tabla 35. Representación de la frecuencia anatómica porcentual (MAU%). Fase Mochica III.
.................................................................................................................................................258
Tabla 36. Representación de la frecuencia anatómica porcentual (MAU%). Fase Mochica IV.
.................................................................................................................................................259
Tabla 37. Representación de la aportación cárnica a partir del índice de utilidad cárnica (MUI)
propuesto por Mengoni (1991). Fase Mochica III. ...................................................................259
Tabla 38. Representación de la aportación cárnica a partir del índice de utilidad cárnica (MUI)
propuesto por Mengoni (1991). Fase Mochica IV. ...................................................................261
Tabla 39. Representación de los estadios de meteorización en el esqueleto axial del CA 35. ..261
Tabla 40. Representación de los estadios de meteorización en el esqueleto apendicular del CA
35. ............................................................................................................................................262
Tabla 41. Representación de los elementos óseos con concreción en el esqueleto axial del CA
35. ............................................................................................................................................262
Tabla 42. Representación de los elementos óseos con concreción en el esqueleto apendicular del
CA 35. ......................................................................................................................................263
Tabla 43. Representación de los elementos óseos con marcas de pisoteo correspondientes al CA
35. ............................................................................................................................................263
Tabla 44. Representación de los elementos óseos con marcas de pisoteo correspondientes al CA
35. ............................................................................................................................................264
Tabla 45. Representación elemental obtenida por Dispersión de energía de rayos X (EDS) de un
fémur izquierdo con huellas de disolución de manganeso. .......................................................264
Tabla 46. Representación de los elementos óseos con marcas de raíces correspondientes al CA
35. ............................................................................................................................................264
Tabla 47. Representación de los elementos óseos con de carroñeros correspondientes al CA 35.
.................................................................................................................................................265
Tabla 48. Representación de los elementos óseos con marcas de hongos y bacterias
correspondientes al CA 35. ......................................................................................................265
Tabla 49. Representación de los elementos óseos con termoalteraciones relacionadas al uso de
huesos como combustible correspondientes al CA 35. .............................................................265
Tabla 50. Clases de edades de los camélidos consumidos en la comunidad de Tuqsa. .............265

12
Tabla 51. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de Tuqsa. ...266
Tabla 52. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de Oquenarca.
.................................................................................................................................................266
Tabla 53. Clases de edades de los camélidos consumidos en el distrito de Layo. ....................266
Tabla 54. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de Layo. .....267
Tabla 55. Clases de edades de los ovinos consumidos en el distrito de Sicuani. ......................267
Tabla 56. Valores de las temperaturas obtenidas en el preparación del caldo...........................268
Tabla 57. Valores de las temperaturas obtenidas en el preparación del asado. .........................268
Tabla 58. Valores de las temperaturas obtenidas del horno antes de la cocción de la
pachamanca. .............................................................................................................................268
Tabla 59. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra del caldo. ...269
Tabla 60. Zonas termoalteradas por unidad anatómica asociados al asado. ..............................269
Tabla 61. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra del asado. ...270
Tabla 62. Zonas termoalteradas por unidad anatómica asociados a la pachamanca. ................270
Tabla 63. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de la
pachamanca. .............................................................................................................................270
Tabla 64. Muestras actuales con composición isotópica y elemental de δ13C y δ15N positivos.
.................................................................................................................................................270
Tabla 65. Estadísticas descriptivas y Coeficiente de Correlación de los valores isotópicos de
δ13C y δ15N correspondientes a la alpaca moderna. ...............................................................271

FIGURAS

Figura 1. Plano de ubicación del Complejo Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna. Tomado:
Pozorski (1979). .......................................................................................................................273
Figura 2. Plano de ubicación del Conjunto Arquitectónico 35 (CA 35) en la zona urbana moche.
Tomado: Tello (2013). .............................................................................................................273
Figura 3. Plano de la última ocupación del Conjunto Arquitectónico 35. Tomado: Tello (2007).
.................................................................................................................................................274
Figura 4. Variables métricas de la primera falange. Tomado: Izeta et al. (2009). .....................274
Figura 5. Placa dental presente en el primer y segundo molar, vista labial. Nótese la película de
color marfil adherida a los dientes. ...........................................................................................275
Figura 6. Coprolitos de camélido. (A) Colección arqueológica y (B) colección comparativa. .275
Figura 7. Marcas de corte-desarticulación en el área distal de un húmero izquierdo, vista lateral.
.................................................................................................................................................275
Figura 8. Marca de corte-impacto en la diáfisis de una tibia derecha, vista craneal. ................276

13
Figura 9. Marca de corte-descarne en la diáfisis de un húmero izquierdo, vista medial. ..........276
Figura 10. Marcas de corte-sierra en la diáfisis de una tibia izquierda, vista caudal. ................276
Figura 11. Marcas de shoulders sobre el área proximal de un radio-ulna izquierdo, vista craneal.
.................................................................................................................................................277
Figura 12. Marcas de barbs sobre el área proximal de un humero izquierdo, vista craneal. .....277
Figura 13. Marcas de lenguetas sobre el área distal de un astrágalo derecho, vista medial. .....277
Figura 14. Marcas de splitting sobre el área distal de un húmero izquierdo, vista lateral. ........278
Figura 15. Marcas de microestrías sobre la diáfisis de una tibia derecha, vista ventral. Nótese la
microestría divergente a la incisión principal. ..........................................................................278
Figura 16. Marcas de impresiones en el extremo vertebral de una costilla derecha
indeterminada, vista dorsal-caudal. ..........................................................................................278
Figura 17. Contorno helicoidal de la diáfisis de un radio-ulna izquierdo fracturado, vista dorsal.
.................................................................................................................................................279
Figura 18. Contorno transversal de la diáfisis de un metatarso derecho fracturado, vista dorsal.
.................................................................................................................................................279
Figura 19. Contorno longitudinal de la diáfisis de una tibia izquierda fracturada, vista dorsal. 279
Figura 20. Contorno escalonado o columnar de la diáfisis de un radio-ulna derecha fracturado,
vista ventral. .............................................................................................................................280
Figura 21. Contorno diagonal de la diáfisis de un metatarso izquierdo fracturado, vista lateral.
.................................................................................................................................................280
Figura 22. Contorno diagonal escalonado de la diáfisis de un humero izquierdo fracturado, vista
ventral. .....................................................................................................................................280
Figura 23. Contorno diagonal escalonado de la diáfisis de un humero izquierdo fracturado, vista
ventral. .....................................................................................................................................281
Figura 24. Contorno festoneado de la cresta de un ilion derecho fracturado, vista medial. ......281
Figura 25. Ángulos de fractura: A) Agudo, B) Obtuso y C) Recto. Tomado y modificado:
Outram (2002). .........................................................................................................................281
Figura 26. Textura lisa de un metacarpo izquierdo fracturado, vista ventral-distal. .................282
Figura 27. Textura rugosa de una escapula fracturada, vista proximal. ....................................282
Figura 28. Lascas de diversos huesos largos fracturados. .........................................................282
Figura 29. Astillas de diversos huesos largos fracturados. .......................................................283
Figura 30. Cilindro de un humero fracturado, vista dorsal. ......................................................283
Figura 31. Lasca de humero fracturado con huellas de hervido. Nótese las tonalidades del color
superficial. ................................................................................................................................283
Figura 32. Calcáneo izquierdo con huellas de exposición directa al fuego, vista medial. Nótese
el chamuscado en la parte superior de la tuberosidad. ..............................................................284

14
Figura 33. Principales zonas con presencia de esmalte en los incisivos de camélidos. .............284
Figura 34. Concreciones presentes en la epífisis de un húmero izquierdo, vista dorsal. ...........284
Figura 35. Humero derecho con abrasión en la zona distal, vista lateral. Nótese la superficie el
desgaste de la superficie ósea. ..................................................................................................285
Figura 36. Marcas de pisoteo en un metapodio, vista dorsal. Nótese las estrías y hoyos. .........285
Figura 37. Huellas por disolución de manganeso en un metapodio, vista dorsal. Nótese la
disposición de las manchas negras. ..........................................................................................285
Figura 38. Huellas de raíces en un humero izquierdo, vista ventral. Nótese los patrones sinuosos
alrededor de la diáfisis..............................................................................................................286
Figura 39. Huellas de roído en la cavidad glenoidea de una escapula izquierda. ......................286
Figura 40. Perforaciones presentes en una rótula. Nótese el tejido esponjoso en los orificios. .286
Figura 41. Hoyos presentes en la rama de un isquion derecho. Nótese las depresiones en la
superficie cortical. ....................................................................................................................287
Figura 42. Acanaladuras presentes en la diáfisis de un metapodio, vista ventral. .....................287
Figura 43. Acanaladuras discontinuas presentes en el cuerpo de una 3 ° falange, vista lateral. 287
Figura 44. Cresta de escapula derecha festoneada, vista medial. Nótese la forma del borde con
algunas perforaciones presentes. ..............................................................................................288
Figura 45. Presencia de escoriaciones en una costilla por acción de microorganismos, vista
ventral. .....................................................................................................................................288
Figura 46. Grados distintos de termoalteración, vistos en la 7° vértebra cervical de camélido: A)
Ruborizado, B) Quemado, C) Carbonizado y D) Calcinado. ....................................................289
Figura 47. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange delantera. Fase Mochica III.
.................................................................................................................................................290
Figura 48. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange trasera. Fase Mochica III. ...290
Figura 49. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange delantera. Fase Mochica IV.
.................................................................................................................................................291
Figura 50. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange trasera. Fase Mochica IV. ...291
Figura 51. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange delantera.
Fase Mochica III. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus). ................................................................................................292
Figura 52. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange trasera.
Fase Mochica III. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus). ................................................................................................293
Figura 53. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange delantera.
Fase Mochica IV. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus). ................................................................................................294

15
Figura 54. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange trasera.
Fase Mochica IV. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus). ................................................................................................295
Figura 55. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la
primera falange delantera. Fase Mochica III. ...........................................................................296
Figura 56. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la
primera falange trasera. Fase Mochica III. ...............................................................................296
Figura 57. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la
primera falange delantera. Fase Mochica IV. ...........................................................................297
Figura 58. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la
primera falange trasera. Fase Mochica IV. ...............................................................................297
Figura 59. Diagrama de Caja y bigote de las Medias Geometricas de la primera falange
delantera. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna).
.................................................................................................................................................298
Figura 60. Diagrama de Caja y bigote de las Medias Geometricas de la primera falange trasera.
Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna). ...........298
Figura 61. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N de los camélidos de la fase
Mochica III...............................................................................................................................299
Figura 62. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N de los camélidos de la fase
Mochica IV. .............................................................................................................................299
Figura 63. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N de los camélidos de la fase
Mochica III y Mochica IV. .......................................................................................................300
Figura 64. Diagrama de Caja y bigote de los valores de δ13C. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna
pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna). ...............................................................300
Figura 65. Diagrama de Caja y bigote de los valores de δ15N. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna
pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna). ...............................................................301
Figura 66. Almidones esféricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A y C) y a luz polarizada (B y
D) a 400X de aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III. ..........................................................301
Figura 67. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A, C y E) y a luz
polarizada (B, D y F) a 400X de aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III. ............................302
Figura 68. Almidones elípticos de Solanum tuberosum “papa” a luz simple (A) y a luz
polarizada (B) a 400X de aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III. .......................................302
Figura 69. Fragmento de pericarpio de semilla de Zea mays “maíz” con luz simple a 400X de
aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III. ................................................................................303
Figura 70. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A y C) y a luz polarizada
(B y D) a 400X de aumento. Muestra O-3. Fase Mochica IV. ..................................................303

16
Figura 71. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A y C) y a luz polarizada
(B y D) a 400X de aumento. Muestra O-4. Fase Mochica IV. ..................................................304
Figura 72. Fragmento de epidermis foliar de Capparis sp. “sapote” con luz simple a 400X de
aumento. Muestra O-4. Fase Mochica IV. ................................................................................304
Figura 73. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A) y a luz polarizada (B) a
400X de aumento. Muestra O-5/C-1. Fase Mochica IV. ..........................................................305
Figura 74. Tricoma glandular a luz simple (A) y epidermis foliar (B) de Capparis sp. “sapote” a
luz simple (B). 400X de aumento. Muestra O-5/C-1. Fase Mochica IV. ..................................305
Figura 75. Palinomorfos no identificados (A y B) a luz simple. 400X de aumento. Muestra O-
5/C-2. Fase Mochica IV. ..........................................................................................................305
Figura 76. Epidermis foliar (A - B) de Capparis sp. “sapote” a luz simple. 400X de aumento.
Muestra O-5/C-2. Fase Mochica IV. ........................................................................................306
Figura 77. Tricoma glandular de Capparis sp. “sapote” a luz simple. 400X de aumento. Muestra
O-5/C-2. Fase Mochica IV. ......................................................................................................306
Figura 78. Granos de polen de Prosopis sp. “algarrobo” a luz simple. 400X de aumento. Muestra
O-5/C-3. Fase Mochica IV. ......................................................................................................306
Figura 79. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A, C y E) y a luz
polarizada (B, D y F). 400X de aumento. Muestra O-5/C-3. Fase Mochica IV. .......................307
Figura 80. Granos de polen de Amaranthus sp. a luz simple. 400X de aumento. Muestra O-5/C-
3. Fase Mochica IV. .................................................................................................................307
Figura 81. Fitolito foliar de Zea mays “maíz” a luz simple. 400X de aumento. Muestra O-5/C-3.
Fase Mochica IV. .....................................................................................................................308
Figura 82. Epidermis foliar (abaxial) de Prosopis sp. “algarrobo” a luz simple. 400X de
aumento. Muestra O-5/C-3. Fase Mochica IV. .........................................................................308
Figura 83. Almidones de Prosopis sp. “algarrobo” a luz simple (A) y a luz polarizada (B). 400X
de aumento. Muestra O-5/C-4. Fase Mochica IV. ....................................................................308
Figura 84. Histograma con el número de patologías presentes en ambas fases. .......................309
Figura 85. Presencia de caries: (A) caries cervical en incisivo central derecho, vista lingual y (B)
caries oclusal en premolar 4, vista oclusal. ...............................................................................309
Figura 86. Pérdida del premolar 4 en mandíbula derecha, a causa de un absceso dental con
reabsorción parcial del tejido alveolar, vista medial. ................................................................309
Figura 87. Presencia de exostosis: (A) exostosis en la articulación proximal de la primera
falange delantera, vista posterior y (B) exostosis articulación proximal de tibia, vista anterior.
.................................................................................................................................................310
Figura 88. Desarrollo de carillas articulares en la zona metadiafisial del área articular distal del
Radio-ulna, vista anterior. Uso referencial de radio-ulna actual (izquierda). ............................310

17
Figura 89. 7° vértebra cervical con presencia de osteofitos en la zona articular posterior, vista
ventral. Uso referencial de 7° vértebra cervical actual (derecha). .............................................310
Figura 90. Presencia de infecciones: (A) metapodio con enconchamiento y porosidad presente
en la zona distal, vista anterior y (B) metapodio con enconchamiento y escoriación en la epífisis
distal, vista lateral.....................................................................................................................311
Figura 91. Histograma con el número de cortes primarios. Fase Mochica III. .........................311
Figura 92. Histograma con el número de cortes primarios. Fase Mochica IV. .........................311
Figura 93. Histograma con el número de cortes secundarios. Fase Mochica III. ......................312
Figura 94. Histograma con el número de cortes secundarios. Fase Mochica IV. ......................312
Figura 95. Marcas de corte primario con presencia de splitting, lenguetas y barbs sobre el
extremo vertebral de una costilla a 100X. Vista lateral, MEB. .................................................313
Figura 96. Marcas de corte sobre el extremo vertebral de una costilla a 100X. Vista lateral,
MEB. Nótese el corte secundario oblicuo a la incisión principal propio de instrumentos con
retoque. ....................................................................................................................................313
Figura 97. Histograma del color de la fractura. Fase Mochica III. ...........................................314
Figura 98. Histograma del color de la fractura. Fase Mochica IV. ...........................................314
Figura 99. Histograma del contorno de la fractura. Fase Mochica III.......................................315
Figura 100. Histograma del contorno de la fractura. Fase Mochica IV. ...................................315
Figura 101. Histograma del Índice de Fractura Fresca para ambas fases. .................................316
Figura 102. Histograma de las marcas de percusión de la fase Mochica III. ............................316
Figura 103. Histograma de las marcas de percusión de la fase Mochica IV. ............................317
Figura 104. Marcas de percusión (hoyos) en la diáfisis de un radio-ulna a 1000X. Vista caudal,
MEB. Nótese la variabilidad de las marcas y el grado de afectación. .......................................317
Figura 105. Marcas de percusión (estrías) en la diáfisis de un metapodio a 400X. Vista craneal,
MEB. Nótese los surcos y las hendiduras. ................................................................................318
Figura 106. Marcas de percusión (contragolpe) en la diáfisis de un fémur izquierdo. Vista latero-
caudal. ......................................................................................................................................318
Figura 107. Histograma de los atributos relacionados al punto de impacto. Fase Mochica III. 319
Figura 108. Histograma de los atributos relacionados al punto de impacto. Fase Mochica IV. 319
Figura 109. Punto de impacto, muesca en la diáfisis de un metapodio. Vista caudal. ..............320
Figura 110. Punto de impacto, escotadura en la diáfisis de un húmero derecho. Vista lateral. .320
Figura 111. Negativo de lascas y lasca adherida en la diáfisis de una tibia derecha. Vista craneal.
.................................................................................................................................................320
Figura 112. Fisuras asociadas a la fractura aserrada en la diáfisis de una tibia derecha. Vista
craneal. .....................................................................................................................................320

18
Figura 113. Huella de instrumento (percutor): (A) vértebra cervical, vista dorsal y (B) 1°
vertebra sacral, vista dorso-caudal. Nótese el patrón ovalado y las estrías asociadas. ..............321
Figura 114. Estrías (ondas de fractura) en el borde de la fractura de una tibia. Vista latero-
craneal. .....................................................................................................................................321
Figura 115. Costilla con evidencia de peeling. Vista dorsal. ....................................................322
Figura 116. Histograma de los tipos de esquirla del CA 35. .....................................................322
Figura 117. Histograma con las etapas de procesamiento del CA 35. ......................................323
Figura 118. Marcas de corte en la cara ventral del atlas asociadas al sacrificio. Vista ventral.
Fase Mochica IV. .....................................................................................................................323
Figura 119. Marcas de corte en el arco dorsal del atlas asociadas al degollamiento. Vista dorsal.
Fase Mochica III. .....................................................................................................................324
Figura 120. Marcas de corte en los cóndilos occipitales asociadas al degollamiento. Vista
caudal. Fase Mochica IV. .........................................................................................................324
Figura 121. Marcas de corte relacionadas al despellejamiento: (A) astrágalo derecho con cortes
en el cuerpo, vista dorsal y (B) ulnar derecho con cortes en el cuerpo, vista palmar. ...............325
Figura 122. Marcas de corte en la cara ventral de una costilla relacionada a la evisceración.
Vista ventral. ............................................................................................................................325
Figura 123. Marcas de corte y fractura de una 2° costilla derecha relacionadas a la separación
del miembro anterior. Vista ventral. .........................................................................................325
Figura 124. Sacro con huellas de fractura relacionadas a la separación del miembro posterior.
Vista dorsal. .............................................................................................................................326
Figura 125. Marcas relacionadas a la separación de la región cervical: (A) 7° vértebra cervical
con huellas de fractura en la faceta articular anterior, vista dorsal y (B) 7° vértebra cervical con
marcas de corte en la faceta articular anterior y el cuerpo, vista. ..............................................326
Figura 126. Costilla derecha con marcas de corte en el tubérculo relacionadas al destazamiento.
Vista cráneo-dorsal...................................................................................................................326
Figura 127. Vértebra dorsal con marcas de corte en el proceso articular caudal relacionadas al
destazamiento. Vista lateral. .....................................................................................................327
Figura 128. Radio-ulna derecha con marcas de corte en la incisura troclear y fractura del
olécranon relacionadas al destazamiento. Vista lateral. ............................................................327
Figura 129. Pelvis (ilion-isquion) izquierda con marcas de corte en el borde acetabular
relacionadas al destazamiento. Vista ventral. ...........................................................................328
Figura 130. Cuerpos y arcadas dentales del maxilar y fragmento de palatino obtenidos en el
porcionamiento del cráneo. Fase Mochica III. Uso referencial de cráneo actual (superior
izquierda). ................................................................................................................................328

19
Figura 131. Cuerpo, sínfisis y arcadas dentales de la mandíbula relacionadas al porcionamiento
Fase Mochica IV. .....................................................................................................................329
Figura 132. Cuerpos anteriores y posteriores de las vértebras cervicales relacionadas al
porcionamiento. Fase Mochica IV. Uso referencial de vértebra cervical actual (izquierda). ....329
Figura 133. Cuerpos y áreas distales de escápulas relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica
III. ............................................................................................................................................329
Figura 134. Áreas proximales y distales de húmero relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica III...............................................................................................................................330
Figura 135. Áreas proximales y distales de radio-ulna relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica III...............................................................................................................................330
Figura 136. Áreas proximales y distales del metacarpo relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica III. Uso referencial de metacarpo actual (derecha). ...................................................330
Figura 137. Áreas proximal y distal, metadiáfisis y diáfisis del fémur relacionadas al
porcionamiento. Fase Mochica III. Uso referencial de fémur actual (izquierda). .....................331
Figura 138. Áreas proximal y distal de la tibia relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica
IV. Uso referencial de tibia actual (izquierda). .........................................................................331
Figura 139. Áreas proximal y distal del metatarso relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica IV. .............................................................................................................................331
Figura 140. Cresta, rama y cuerpo del ilion relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica III.
.................................................................................................................................................332
Figura 141. Áreas distales de la 1° falange relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica IV.
Uso referencial de 1° falange actual (izquierda). ......................................................................332
Figura 142. Histograma con la cantidad de piezas tecnológicas identificadas. ...........................33
Figura 143. Piezas tecnológicas obtenidas a partir de las áreas proximales y distales de la tibia.
Vista caudal. Fase Mochica III. ................................................................................................333
Figura 144. Histograma con la cantidad de punzones con base articular identificados.............334
Figura 145. Punzones con base articular: (A y B) objetos elaborados a partir del área proximal
del metacarpo, (C y D) objetos elaborados a partir del área distal del metapodio. Vista caudal.
.................................................................................................................................................334
Figura 146. Punzón con base articular elaborado a partir de una 1° costilla izquierda. Vista
dorsal. Fase Mochica IV. ..........................................................................................................334
Figura 147. Histograma con la cantidad de escapulas perforadas identificadas. .......................335
Figura 148. Escapulas perforadas: (A) escapula con perforación en el proceso coracoides-fase
Mochica III, vista lateral y (B) escapula con perforación en la tuberosidad escapular-fase
Mochica IV, vista medial. ........................................................................................................335

20
Figura 149. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto axial con huellas de hervido.
.................................................................................................................................................336
Figura 150. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto apendicular con huellas de
hervido. ....................................................................................................................................336
Figura 151. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto axial con huellas de
exposición al fuego. .................................................................................................................337
Figura 152. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto apendicular con huellas de
exposición al fuego. .................................................................................................................337
Figura 153. Histograma de las especies identificas a partir del análisis osteométrico de la 1°
falange delantera. .....................................................................................................................338
Figura 154. Histograma de las especies identificas a partir del análisis osteométrico de la 1°
falange trasera. .........................................................................................................................338
Figura 155. Histograma de los géneros identificados a partir del análisis de la presencia de
esmalte en los incisivos. ...........................................................................................................339
Figura 156. Histograma de los géneros identificados a partir del análisis de la presencia de
esmalte en los incisivos. ...........................................................................................................339
Figura 157. Distribuciones acumuladas del perfil etario a partir del análisis dental del CA 35.
Nótese la divergencia de las líneas de tendencia en el grupo juvenil de ambas fases. ..............340
Figura 158. Figura 158. Histograma del perfil etario a partir del análisis de las fusiones óseas.
Fase Mochica III. .....................................................................................................................340
Figura 159. Histograma del perfil etario a partir del análisis de las fusiones óseas. Fase Mochica
IV. ............................................................................................................................................341
Figura 160. Histograma con el peso de los elementos óseos del CA 35. ..................................341
Figura 161. Histograma de la representación del NISP (Número de especímenes identificados)
del CA 35. ................................................................................................................................342
Figura 162. Histograma del rendimiento de las partes anatómicas del CA 35. .........................343
Figura 163. Histograma con los índices de secado de las partes anatómicas del CA 35. ..........343
Figura 164. Gráfico lineal con la representación del número mínimo de elementos anatómicos
(MNE) del CA 35. ....................................................................................................................344
Figura 165. Gráfico lineal de la frecuencia anatómica porcentual (MAU%) del CA 35. ..........344
Figura 166. Gráfico lineal de la aportación cárnica a partir del índice de utilidad cárnica (MUI)
propuesto por Mengoni (1991) correspondiente al CA 35. .......................................................345
Figura 167. Histograma con la representación de los estadios de meteorización del esqueleto
axial del CA 35. .......................................................................................................................345
Figura 168. Histograma con la representación de los estadios de meteorización del esqueleto
apendicular del CA 35. .............................................................................................................346

21
Figura 169. Mandíbula izquierda meteorizada (estadio 1). Vista medial. Fase Mochica III. ....346
Figura 170. Radio-ulna derecha meteorizado (estadio 3). Vista anterior. Fase Mochica IV. ....347
Figura 171. Histograma con la representación de los elementos óseos con concreción del CA 35.
.................................................................................................................................................347
Figura 172. Histograma de los elementos óseos con abrasión en el esqueleto axial del CA 35.
.................................................................................................................................................348
Figura 173. Histograma de los elementos óseos con abrasión en el esqueleto apendicular del CA
35. ............................................................................................................................................348
Figura 174. Histograma de los elementos óseos con marcas de pisoteo correspondientes al CA
35. ............................................................................................................................................349
Figura 175. Histograma de los elementos óseos con huellas de disolución de manganeso
correspondientes al CA 35. ......................................................................................................349
Figura 176. Espectro de composición elemental por Dispersión de energía de rayos X (EDS) de
un fémur izquierdo con huellas de disolución de manganeso. ..................................................350
Figura 177. Precipitación de manganeso de un fémur izquierdo a 200X. Vista medial, MEB.
Nótese la afectación variable de la precipitación del manganeso en la superficie compacta del
hueso por los conductos haversianos. .......................................................................................350
Figura 178. Dendrograma de la formación tafonómica de los agentes naturales no biológicos
correspondientes al CA 35 distribuidos por estratos. ................................................................351
Figura 179. Histograma de los elementos óseos con marcas de raíces correspondientes al CA 35.
.................................................................................................................................................352
Figura 180. Histograma de los elementos óseos con marcas de carroñeros correspondientes al
CA 35. ......................................................................................................................................352
Figura 181. Histograma de los elementos óseos con marcas de hongos y bacterias
correspondientes al CA 35. ......................................................................................................353
Figura 182. Histograma de los elementos óseos con termoalteraciones relacionadas al uso de
huesos como combustible correspondientes al CA 35. .............................................................353
Figura 183. Diáfisis de radio-ulna izquierda con huellas de quemado a 1000X. Vista anterior,
MEB.........................................................................................................................................354
Figura 184. Cuerpo de costilla derecha con huellas de carbonizado a 1000X. Vista dorsal, MEB.
.................................................................................................................................................354
Figura 185. Fragmento de occipital con huellas de calcinado a 1000X. Vista caudal, MEB. ...355
Figura 186. Mapa de ubicación de las comunidades de Tuqsa y Oquenarca. ..........................356
Figura 187. Plato de caldo con carne de alpaca acompañado de fideos y Ch’uño. ...................356
Figura 188. Pobladores del Fundo Oquenarca y profesionales del CICAS, compartiendo el
asado de llama. .........................................................................................................................357

22
Figura 189. Mandíbulas afectadas con diferentes estadios de meteorización (1-4) de la muestra
de Tuqsa. ..................................................................................................................................357
Figura 190. Huesos largos con marcas de carroñeo pertenecientes a la muestra de Tuqsa. ......358
Figura 191. Porcentaje de elementos anatómicos pertenecientes a la muestra de Tuqsa. .........358
Figura 192. Representación de tipos de corte en el esqueleto axial y apendicular pertenecientes a
la muestra de Tuqsa. .................................................................................................................359
Figura 193. Textura lisa de un metapodio fracturado (a 40X de aumento) perteneciente a la
muestra de Tuqsa. ....................................................................................................................359
Figura 194. Nótese las cúspides asociadas al punto de impacto en el metapodio fracturado
perteneciente a la muestra de Tuqsa. ........................................................................................360
Figura 195. Fragmentos de cráneo porcionadas pertenecientes a la muestra de Tuqsa. ............360
Figura 196. Vértebras cervicales porcionadas pertenecientes a la muestra de Tuqsa. ..............360
Figura 197. Huesos largos fracturados post-cocción pertenecientes a la muestra de Tuqsa. .....361
Figura 198. Porcentaje de los elementos anatómicos pertenecientes a la muestra de Oquenarca.
.................................................................................................................................................361
Figura 199. Representación de tipos de corte-desarticulación pertenecientes a la muestra de
Oquenarca. ...............................................................................................................................362
Figura 200. Textura rugosa de un húmero fracturado (a 40X de aumento) perteneciente a la
muestra de Oquenarca. .............................................................................................................362
Figura 201. Vértebras atlas y axis pertenecientes a la muestra de Oquenarca. .........................363
Figura 202. Huesos largos fracturados post-cocción pertenecientes a la muestra de Oquenarca.
.................................................................................................................................................363
Figura 203. Mapa de ubicación de los distritos de Sicuani y Layo. ..........................................364
Figura 204. Olla con caldo de camélido en el mercado central de Layo. ..................................364
Figura 205. Plato de caldo de camélido en el mercado de Layo. ..............................................365
Figura 206. Pobladores de Layo consumiendo caldo de camélido en el mercado. ...................365
Figura 207. Vendedora de carne de camélido y ovino del mercado central de Sicuani. ...........365
Figura 208. Plato con caldo de ovino en el mercado de Sicuani. ..............................................366
Figura 209. Pobladores de Sicuani consumiendo caldo de ovino en el mercado central. .........366
Figura 210. Porcentaje de elementos anatómicos de camélidos pertenecientes a la muestra de
Layo. ........................................................................................................................................367
Figura 211. Representación de marcas de corte pertenecientes a la muestra de Layo. .............367
Figura 212. Porción de cráneo perteneciente a la muestra de Layo. Vista lateral. ....................368
Figura 213. Porciones proximales de metatarsos fracturados pre-cocción pertenecientes a la
muestra de Layo. Vista plantar. ................................................................................................368

23
Figura 214. Porciones distales de metapodios fracturados pre-cocción pertenecientes a la
muestra de Layo. Vista plantar. ................................................................................................368
Figura 215. Porcentaje de elementos anatómicos de ovinos pertenecientes a la muestra de
Sicuani. ....................................................................................................................................369
Figura 216. Representación de marcas de corte pertenecientes a la muestra de Sicuani. ..........369
Figura 217. Porción de cráneo perteneciente a la muestra de Sicuani. Vista lateral. ................370
Figura 218. Metapodios pertenecientes a la muestra de Sicuani. Vista plantar.........................370
Figura 219. Mapa de ubicación de la comunidad de Cavan, donde se obtuvo la alpaca. ..........371
Figura 220. Húmero de alpaca con fractura helicoidal asociada a carne. .................................371
Figura 221. Esquirlas angulosas de diáfisis de huesos largos, obtenidos en el porcionamiento.
.................................................................................................................................................372
Figura 222. Costillas con fracturas perpendiculares-irregulares. ..............................................372
Figura 223. Infraestructura para la preparación del caldo. Los números indican los puntos de
control de la temperatura. .........................................................................................................373
Figura 224. Temperaturas tomadas a la infraestructura asociada a la preparación del caldo. ...373
Figura 225. Cocción de las porciones anatómicas. Nótese el desprendimiento de la carne. .....374
Figura 226. Infraestructura para la preparación del asado. Los números indican los puntos de
control de la temperatura. .........................................................................................................374
Figura 227. Temperaturas tomadas a la infraestructura asociada a la preparación del asado. ...375
Figura 228. Infraestructura para la preparación de la pachamanca. Los números indican los
puntos de control de la temperatura. .........................................................................................375
Figura 229. Temperaturas tomadas a la infraestructura asociada a la preparación de la
pachamanca. .............................................................................................................................376
Figura 230. Paquetes anatómicos y papa cocidos a la pachamanca. .........................................376
Figura 231. Huesos largos fracturados pre-cocción pertenecientes al caldo. ............................377
Figura 232. Huesos largos fracturados post-cocción pertenecientes al asado. Nótese las zonas
chamuscadas en las epífisis proximales y distales. ...................................................................377
Figura 233. Huesos largos fracturados pre-cocción pertenecientes a la pachamanca. ..............377
Figura 234. Daños causados por hervido en la superficie ósea de la diáfisis de un húmero
derecho (muestra actual) a 2000X. Vista anterior, MEB. .........................................................378
Figura 235. Daños causados por hervido en la superficie ósea de la diáfisis de Ind. Hueso largo
(muestra arqueológica) a 2000X. Vista anterior, MEB.............................................................378
Figura 236. Daños causados por exposición directa al fuego en la superficie ósea de la diáfisis
de un húmero izquierdo (muestra actual) a 2000X. Vista anterior, MEB. ................................379
Figura 237. Daños causados por exposición directa al fuego en la superficie ósea de la diáfisis
de un radio-ulna izquierdo (muestra arqueológica) a 2000X. Vista lateral, MEB. ...................379

24
Figura 238. Daños causados por la pachamanca en la superficie ósea de la diáfisis de una tibia
derecha (muestra actual) a 2000X. Vista anterior, MEB. .........................................................380
Figura 239. Borde liso de la diáfisis de un hueso largo indeterminado relacionado a la técnica
del hervido (muestra actual) a 200X. MEB. .............................................................................380
Figura 240. Borde liso de la diáfisis de un hueso largo indeterminado (muestra arqueológica) a
200X. MEB. .............................................................................................................................381
Figura 241. Borde rugoso de la diáfisis de un húmero relacionado a la técnica de la exposición
directa al fuego (muestra actual) a 200X. MEB. ......................................................................381
Figura 242. Borde rugoso de la diáfisis de un hueso largo indeterminado (muestra arqueológica)
a 200X. MEB. ..........................................................................................................................382
Figura 243. Porciones de las unidades anatómicas expuestas a la técnica del hervido en
diferentes tiempos: A) Radio-ulna distal, B) Radio-ulna proximal, C) Húmero distales y D)
Húmero proximal. ....................................................................................................................382
Figura 244. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 1 hora a 1000X.
Diafisis de radio-ulna, porción distal, vista anterior. MEB.......................................................383
Figura 245. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 2 horas a 1000X.
Diafisis de radio-ulna, porción proximal, vista anterior. MEB. ................................................383
Figura 246. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 3 horas a 1000X.
Diafisis de humero, porción distal, vista anterior. MEB. ..........................................................384
Figura 247. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 4 horas a 1000X.
Diafisis de humero, porción proximal, vista anterior. MEB. ....................................................384
Figura 248. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N asociados a las técnicas
culinarias aplicadas a una alpaca actual. ...................................................................................385

25
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación se centra en el estudio de las estrategias de


explotación de camélidos durante las fases Mochica III y Mochica IV en el Conjunto
Arquitectónico 35 (CA 35), una de las unidades domésticas mejor estudiadas y
documentadas dentro de la Zona Urbana Moche (ZUM) asociada a una ocupación
ininterrumpida desde la fase Mochica II y cuyos cambios en la dieta han mostrado
diferencias históricas importantes en el Complejo Arqueológico Huacas del Sol y de La
Luna.

Las distintas líneas de investigación arqueológica han postulado a la sociedad Mochica


(circa 50-850 años d.C.) como una serie de estados nacientes o confederaciones que
compiten por el control de los valles costeros. El establecimiento de las elites dominantes
que gobernaban los territorios Mochica requirió de la estructuración de estrategias de
control y legitimación a partir de las relaciones políticas, económicas, ideológicas y
coercitivas a largo plazo. El desarrollo Mochica, muestra dos regiones: Norte y Sur,
separados por la pampa de Paiján. Los mochicas del Sur muestran patrones de un estado
unificado que se expandió durante las fases III y IV, cuya capital se encuentra en el valle
de Moche.

En la fase Mochica III (300-650 d.C.), se ha registrado la hegemonía del Estado


Teocrático con la expansión a los valles sureños a fin de establecer zonas de producción
a partir de la construcción de canales de irrigación a gran escala, el incremento de la
autonomía y prestigio por medio de alianzas y acuerdos comerciales, la imposición de un
programa simbólico a través de la religión y los rituales. En el valle de Moche, se
establecieron las características principales del planeamiento urbano en la ZUM iniciando
la producción de distintos bienes y servicios a disposición de la elite sacerdotal.

En la fase Mochica IV (650-850 d.C.), el crecimiento poblacional se centra en las partes


bajas de los valles cerca a los principales centros administrativos de Moche, Chicama y
Santa trayendo consigo la intensificación de la producción agrícola y el crecimiento
urbano, así como la autonomía regional en el control de los valles. En el valle de Moche,
el redireccionamiento del flujo de bienes producidos en los talleres permitió el control de
la producción por parte de los residentes provocando el debilitamiento de la elite
sacerdotal y el desprestigio de las instituciones estatales. La emergencia de un Estado

26
Secular indujo la creación de un aparato burocrático especializado para negociar con los
señores de la ZUM.

La explotación de camélidos en sociedades complejas depende del desarrollo de una


economía especializada a partir de políticas estatales que afianzan el poder de la elite
gobernante. De este modo, el manejo de los rebaños puede verse afectado por los cambios
socioeconómicos provocando modificaciones en la adquisición y aprovechamiento de los
camélidos a diferentes escalas y estratos sociales. Nuestro estudio pretende analizar las
variables de producción y consumo de camélidos así como el desecho de los restos óseos
perceptibles en el registro arqueofaunístico desde una perspectiva diacrónica comparando
las fases Mochica III y Mochica IV.

Es imperativo resaltar que los trabajos relacionados a la explotación de camélidos en el


periodo Mochica están circunscritos al valle de Moche en su mayoría, encontrando escasa
representación en otros programas arqueológicos que se dedican a la investigación del
fenómeno Mochica. Por lo cual, la viabilidad de este enfoque de estudio intenta enmarcar
tendencias recurrentes y patrones definidos con respecto a la historia de la ocupación
Mochica y su interacción con los camélidos sudamericanos.

En este sentido, se ha efectuado trabajos de análisis zooarqueológico, arqueométrico y


tafonómico aplicados a las muestras arqueofaunísticas provenientes de las fases Mochica
III y Mochica IV del CA 35, del mismo modo, se ha realizado estudios etnográficos a fin
de aproximarnos a las tradiciones culinarias relacionadas al consumo de carne de
camélido y aplicarlos a la interpretación de los datos obtenidos. Asimismo, se planteó
simulaciones experimentales con el propósito de distinguir técnicas culinarias y las
alteraciones producidas a los elementos óseos y aplicarlas a las muestras de origen
arqueológico.

Para tal efecto, el trabajo que aquí desarrollamos consta de 8 capítulos. En el capítulo 1,
se presenta de manera general el contexto de investigación que comprende los
antecedentes, el desarrollo de la base teórica y la problemática. El capítulo 2 está
relacionado a los materiales y métodos de análisis, explicando las principales estrategias
metodológicas aplicadas al estudio. El capítulo 3 se dedica a la presentación de los
resultados sobre las diferentes estrategias de explotación de camélidos seguidas en la fase
III y IV. En el capítulo 4, se muestran los trabajos etnográficos referidos a las modalidades

27
culinarias relacionadas al consumo de carne de camélido. El capítulo 5 está referido a las
simulaciones experimentales por la aplicación de distintas técnicas culinarias. En el
capítulo 6, se discute de manera transversal los principales resultados obtenidos. Por otro
lado en el capítulo 7, se desarrolla las conclusiones respectivas. Por último, en el capítulo
8 se plantean algunas recomendaciones con respecto al estudio de camélidos.

28
CAPÍTULO I. CONTEXTO DE LA INVESTIGACIÓN

1.1. Antecedentes

1.1.1. Estudios sobre camélidos en la costa norte antes del periodo Mochica

Según el modelo de la especiación geográfica o vicariante que se atribuye al efecto de la


Regla de Bergmann (1847), existe un incremento y/o disminución del tamaño en las
poblaciones de mamíferos según patrones latitudinales y ecotérmicos (Ashton et al.
2000). En Sudamerica, este fenómeno provoca que los mamíferos del área septentrional
desarrollaran caracteristicas distintas a los del área meridional, tales como la reducción
de la talla (Vásquez y Rosales 2009). En este sentido, los camélidos en la costa norte
debieron tener un fenotipo distinto tomando en cuenta factores genéticos y evolutivos
derivados de su adaptación al área septentrional y a ecosistemas costeros, así como de su
uso y reproducción controlada.

Antes de la llegada de los camélidos, las primeras ocupaciones en la costa (10 000-8000
años a.C.) basaron su subsistencia en los recursos marinos, principalmente moluscos,
crustáceos, gastrópodos, peces y eventualmente plantas estacionales como parte de las
actividades de recolección (Hastorf 2006; Lumbreras et al. 2010). Según los estudios
paleoecológicos (Sandweiss et al. 2007), entre el año 4000 a.C y 1500 a.C., las
condiciones climáticas fueron más estables y optimas permitiendo la ocupación de las
desembocaduras de los rios y los valles costeros, para el desarrollo de la agricultura y el
incremento progresivo de los estándares culturales a través de la antropogenización y
domesticación de la geografía costera.

Desde la domésticación de los camélidos en el sitio de Telarmachay (a 4200 msnm), en


el departamento de Junín entre 6500 y 6000 a.p. (Wheeler 1999), la llegada a los
diferentes tipos de ecosistemas de este importante recurso dependió de la Regla de
Inclinación Geográfica, es decir, de la similitud y distancia geográfica existente entre los
centros poblados regulares y los centros de domesticación (Uzawa 2008). De este modo,
fue posible proveer de distintos productos a partir del manejo de los rebaños de camélidos
con implicancias en las esferas sociales, económicas y rituales.

Las evidencias sobre la presencia de camélidos en el periodo Precerámico (?-1800/1500


años a.C.) son aún debatibles debido a los escasos estudios enfocados en este tema
(Bonavia 1996). En el valle de Huarmey, se han encontrado algunos restos óseos de
29
camélidos en el sitio de Los Gavilanes por Bonavia (1982), también se han obtenido en
las excavaciones pelo de vicuña y piezas textiles fabricados con lana de alpaca teñida
asociados a la época 3 (2200 a.C.). Asimismo, en la época 1 (<3000 a.C.) se ha hallado
evidencias de coprolitos de llama con al menos 23 taxones de polen identificados, siendo
los más representativos el maíz (Zea mays), la vicia (Vicia lomensis) y ejemplares de las
familias Poaceae y Asteraceae, demostrando el consumo de plantas domésticas y yerbas
silvestres propias de la costa y de las lomas (Jones y Bonavia 1992). De esta forma, se
infiere la importancia de los camélidos en las actividades cotidianas, especialmente en el
transporte de bienes tales como el maíz (Bonavia 1982).

Las investigaciones en el Periodo Inicial (1800/1500-900 años a.C) han reportado la


presencia de entierros de camélidos que posiblemente fueron sacrificados con fines
ceremoniales. En Huaca Negra en el valle de Virú, se han encontrado ofrendas de llamas
en el templo principal, de la misma manera, en el valle de Chicama se han hallado
sacrificios de llamas en las estructuras asociadas a Cupisnique (Bonavia 1996).
Asimismo, en el edificio 2 del templo de Sechín Bajo en el valle de Casma se tienen
esqueletos de camélidos disturbados (Fuchs et al. 2006). Por otro lado, los sitios
domésticos han demostrado una alta dependencia de los recursos marinos con la presencia
ocasional de lobos marinos (Otaria sp.), cérvidos y camélidos (Pozorski 1976; Shimada
y Shimada 1985; McTavish 2013; Prieto 2016).

En el Horizonte temprano (900-200 años a.C.), el inicio de la complejidad social y el


establecimiento de sitios monumentales, incorporaron una red extendida de intercambio
que promovió el transporte de bienes entre diferentes regiones, permitiendo la difusión
de los camélidos a gran escala, particularmente en el norte peruano (Uzawa 2008). En el
valle de Moche, Pozorski (1976) reporta la aparición de restós óseos de camélidos en el
sitio de Caballo Muerto sugiriendo su importación desde la sierra, con el fin proveer
progresivamente de una fuente de proteína estable alternativa a los recursos marinos.

A partir del 450 a.C. la presencia de camélidos comienza a ser más abundante en los sitios
costeños (Wing 1985). Se inicia el control de los rebaños localmente para ser utlizados
en el transporte, la alimentación y en el sistema religioso como ofrendas en los contextos
funerarios. El aumento en el consumo de camélidos en numerosos sitios costeros sugiere
una mayor dependencia de los productos provenientes de la sierra, los cuales, fueron
confirmados a partir del análisis de los restos orgánicos (Bonavia 1996). Como es el caso
30
de la mayoria de sitios, en la Huaca La Merced en el valle de La Leche, se ha evidenciado
concentraciones de restos óseos de camélidos en estratos relacionados a las etapas tardías
del Horizonte Temprano (Shimada y Shimada 1985).

Durante el periodo Intermedio Temprano (200 años a.C.-600 años d.C.) se ha


comprobado una mayor importancia de los bienes obtenidos de la crianza de camélidos.
En el valle de Virú, Millaire (2009) ha recuperado en la superficie 700 fragmentos textiles
asignados al grupo Gallinazo asociados a tumbas en la Huaca Santa Clara, una parte de
ellos muestra diseños ejecutados con hilos hechos a base de fibra de camélidos. De otra
parte, se ha evidenciado ofrendas de camélidos correspondientes a entierros humanos en
el cerro Vicús asociado a los estilos Vicús y Mochica temprano en Piura (Makowski
2009). Del mismo modo, se ha registrado restos óseos de camélidos en contextos
funerarios de la cultura Gallinazo (Donnan y Mackey 1978; Millaire 2016).

Asimismo, las investigaciones de Szpak (2013) sobre isotopos estables de δ13C y δ15N del
colágeno óseo y la queratina del pelo, obtenidas de muestras relacionadas a entierros de
camélidos en La Huaca Santa Clara y Huaca Gallinazo en el valle de Virú asignadas al
grupo Gallinazo, revelaron una dieta predominante de plantas C4 provenientes de
productos y subproductos derivados del cultivo de maíz, lo cual, podría demostrar el uso
de estrategias diferenciales para el aprovisionamiento del forraje con el fin de mantener
a los camélidos cerca del valle.

Por su parte, Kent et al. (2009) han registrado elementos arquitectónicos cerrados
pertenecientes a corrales realizados a partir de pircas con evidencias de coprolitos en su
interior correspondientes al sitio de Santa Rita B en el valle medio de Chao. Asimismo,
se han identificado entierros de camélidos jóvenes, tiernos y neonatos de 3 meses de edad,
lo cual, sugiere una crianza y manejo de rebaños local durante el Intermedio temprano.

1.1.2. Estudios sobre camélidos durante el periodo Mochica

La tradición Mochica es una de las culturas mejor estudiadas en el norte peruano


mostrando una abundante bibliografía sobre el rol de los camélidos en la esfera social,
económica y religiosa. Es así que el modo en el cual interactuaban con los hombres en
los diferentes aspectos de la vida cotidiana fue representado en una gran variedad de
cerámica escultórica relacionadas a las fases II y III, que muestran camélidos con carga,

31
camélidos llevando hombres, parejas de animales copulando, crías con sus madres, entre
otras formas (Bonavia 1996).

En cuanto al consumo, se han reportado acumulaciones de restos óseos de camélidos


asociados a espacios domésticos y ceremoniales en la mayoría de sitios mochica (Vásquez
y Rosales 2010a). En la Huaca del Pueblo en Lambayeque, el estudio de los camélidos
provenientes de la fase IV, muestra la presencia diferencial de partes anatómicas y una
variabilidad en los perfiles etarios con la representación de neonatos, jóvenes y adultos
con marcas de procesamiento (Bonavia, 1996). Asimismo, Donnan (1973) en el rio Santa
observó que el material óseo más común en los basureros corresponde a camélidos en
buen estado de conservación, además notó la presencia diferencial de óseos entre niveles
estratigráficos, que al parecer provienen de actividades alimenticias, ya que se
encontraron vertebras y costillas enteras, así como huesos largos fragmentados.

Por su parte, el programa arqueológico San José de Moro en el valle de Jequetepeque ha


reportado en cada temporada la presencia de óseos de camélidos con huellas de corte,
fracturas y termoalteraciones asociados a restos de alimentos de origen animal y vegetal,
así también cerámica utilitaria y ceremonial en los diferentes pisos de ocupación de las
áreas domésticas, tumbas y cámaras funerarias (Castillo 2004; Castillo y Rengifo 2005;
Rengifo 2006; Prieto y Cusicanqui 2007; Cusicanqui y Barrazueta 2008; entre otros).

Al respecto, Gumerman (1991) sugiere que el consumo de camélido estaba reservado para
la élite mochica a partir del análisis de los entierros humanos. Del mismo modo, Lockard
(2005) ha demostrado un alto porcentaje de restos de camélidos durante la ocupación
mochica en Galindo (600-800 años d.C.) asociada a las residencias de élite (León 2013).

Por otro lado, Dufour et al. (2014) realizaron análisis de isotopos estables de δ13C y δ15N
obtenidos del colágeno óseo y el carbonato estructural del esmalte dentario de muestras
pertenecientes a la plataforma Uhle de las Huacas de Moche y El brujo, en el valle de
Moche y Chicama respectivamente, con el fin de observar la dieta, los lugares de crianza
y la movilidad de los camélidos. Los resultados han mostrado que los camélidos fueron
criados en las partes bajas y medias de los valles a partir de los tres años de edad, donde
se implementaron una serie de estrategias para su mantenimiento, asimismo, los valores
muestran que el maíz jugó un papel importante en la dieta de los rebaños.

32
Igualmente, los trabajos de Szpak (2016) en el sitio de Huancaco localizado en el valle
de Virú asociados al Intermedio temprano (550-680 años d.C.), han demostrado, a través
del análisis isotópico de δ13C y δ15N de la queratina del pelo y del colágeno óseo, que los
camélidos sacrificados asociados al abandono del sitio, así como los camélidos
relacionados a la ocupación del lugar tienen un rango dietario atribuible a la
administración de individuos provenientes de diferentes rebaños que pastaban en el valle
y en hábitats de altura.

En adición, los estudios osteométricos de la primera falange de camélidos de distintos


sitios mochica, tales como Guadalupito en el valle de Santa (Vásquez y Rosales 2001),
Huaca Colorada y cerro Chepén en el valle de Jequetepeque (Vásquez y Rosales 2004,
2005, 2006a, 2008a, 2009b, 2010b, 2011a, 2012c, 2013a, 2014a, 2014b) y Sipán en el
valle de Lambayeque (Vásquez y Rosales 2008b, 2011b, 2012a, 2012b), han revelado el
uso de rebaños mixtos compuestos por llamas (Lama glama) y alpacas (Vicugna pacos).

Con respecto a las actividades pecuarias, Strong y Evans (1952) han observado la
presencia de coprolitos de camélidos en las habitaciones y alrededor de la Huaca de la
Cruz en el valle de Virú. De la misma manera, se ha reportado la posible presencia de
concentraciones de coprolitos en las partes altas del valle de Moche, en el sitio de La Poza
(Bonavia 1996).

En el ámbito funerario, la representación de los camélidos exhibe la utilización recurrente


de cuerpos completos o semicompletos y de partes anatómicas específicas, tales como
elementos del cráneo, autopodios (miembros distales) y otras regiones anatómicas
asociados a los entierros humanos en contextos domésticos y espacios ceremoniales. Las
evidencias en los valles de Moche y Jequetepeque, sugieren algunas variables locales
atendiendo al estatus social, la utilización del espacio y la disposición de las partes
anatómicas en las tumbas y cámaras funerarias (Altamirano 1995; Goepfert 2006, 2013;
Del Carpio 2009).

En el mismo sentido, Bonavia (1996) reporta que en la localidad de Los Paredones a 500
m aproximadamente del Conjunto El Brujo existe un osario de camélidos que alcanza
hasta 1 m de espesor que contiene alrededor de 50 individuos enterrados, el cual podría
pertenecer a un periodo Mochica tardío u Horizonte Medio.

33
En definitiva, se ha demostrado que en el periodo Mochica se han implementado
diferentes modalidades de crianza, con la finalidad de diferenciar las especies y
determinar su función social. De tal modo, que la importancia cada vez más relevante de
los camélidos en la costa peruana alcanza una mayor estabilidad y recurrencia a partir del
periodo Intermedio temprano (Shimada y Shimada 1985).

1.1.3. Estudios sobre camélidos en el complejo arqueológico Huacas del Sol y de la


Luna

Las primeras investigaciones sobre la subsistencia de los pobladores del valle de Moche
fueron llevados a cabo por Pozorski (1979) sugiriendo que los habitantes de las Huacas
de Moche eran dependientes de la carne de camélido, el cual era controlada y distribuida
por el estado Mochica. El análisis de los restos orgánicos recuperados en los basureros de
los espacios domésticos y ceremoniales mostró una representación del 90% de elementos
óseos de camélidos.

El estudio pudo determinar etapas de procesamiento con marcas de corte estandarizado,


la utilidad de diferentes partes anatómicas, alteraciones térmicas y una alta presencia de
camélidos adultos (Pozorski y Pozorski 2003). Asimismo, se ha reportado una buena
proporción de coprolitos de camélidos sugiriendo que los rebaños eran mantenidos en la
zona urbana y que podrían haber vivido en lugares con mayor altitud, tal como áreas
cultivables en el valle medio para la obtención de forraje.

Desde el año 1997 hasta la actualidad, Vásquez y Rosales realizan el estudio de los restos
orgánicos provenientes del Complejo Arqueológico Huacas del Sol y de La Luna,
proporcionando información sobre el aprovechamiento de camélidos en el periodo
Mochica a través del análisis del perfil biológico, marcadores tafonómicos y osteometría.
Los resultados alcanzados muestran la identificación de alpacas (Vicugna pacos)
predominantemente, seguido de llamas (Lama glama) y eventualmente vicuñas (Vicugna
vicugna) y guanacos (Lama guanicoe) demostrando el uso de rebaños mixtos.

En cuanto a los perfiles etarios, se ha determinado la explotación de individuos mayores


a 3 años (adultos) que alcanzan más del 50%, lo cual responde a la implementación de
mecanismos relacionados a la reproducción y al mantenimiento del equilibrio en los
rebaños (Vásquez y Rosales 2012a). De igual forma, el análisis de los elementos
anatómicos presentes ha determinado la abundancia de los autopodios, la región costillar,

34
las regiones vertebrales y ejemplares pertenecientes al cráneo en los contextos domésticos
pertenecientes a la Zona Urbana Moche (Vásquez et al. 2001).

Por otro lado, Vásquez et al. (2012) realizaron análisis isotópico de δ13C y δ15N obtenidas
de las primeras falanges de llama y alpaca de la Zona Urbana Moche. Los resultados
indican que el consumo se basó en plantas marinas, posiblemente algas, y plantas C 4 tales
como maíz y plantas propias de las lomas. Además, se discute sobre la existencia de
indicios isotópicos del consumo de plantas C3, de esta manera se fortalece la hipótesis de
una crianza local y mixta de rebaños de camélidos a disposición de la sociedad Mochica.

En el mismo sentido, Goepfert et al. (2013) discuten el origen de los camélidos


encontrados en la Plataforma Uhle de la Huaca de La Luna, comparando los valores
isotópicos de δ18O derivados del agua consumida por camélidos actuales de las Reservas
de Salinas y Agua Blanca en Arequipa y los provenientes de contextos costeños, además
se tuvo en cuenta la formación de anillos dentarios de la muestra arqueológica. Los
investigadores llegan a la conclusión de que estos camélidos estaban siendo criados en
sus primeros años de vida en la costa, y que algunos vienen de la sierra por el intercambio.

Por su parte, el análisis de la industria ósea realizado por Rosales (2015 y 2017) ha
definido 11 familias, 20 tipos y 31 subtipos, de los cuales, la familia de los apuntados es
el más representativo, seguido por la familia de los perforados y piezas tecnológicas. A
partir de los elementos óseos de camélidos se ha determinado la preferencia de diáfisis de
huesos largos (especialmente la tibia) y lascas como soportes para la elaboración de útiles
óseos, con una buena concentración en los CA 35, CA 17 y CA 12. La cantidad de piezas
tecnológicas en los contextos domésticos se asocian a la preparación de piezas óseas para
la fabricación de útiles, la mayoría de objetos apuntados habrían sido utilizados en el
tratamiento de cueros y los útiles perforados se destinaron principalmente al uso
ornamental.

1.1.4. Estudios sobre camélidos en el Conjunto Arquitectónico 35 (CA 35)

La dieta de los residentes del CA 35 tenía un alto nivel de proteínas y calorías la cual se
encontraba conformada en su mayoría por recursos marinos y terrestres con una gran
variedad de especies (Tello, et al., 2001). La principal fuente de carne fue proporcionada
por los mamíferos (70.3%), peces (25.6 %) y aves (0.1%), según el Número de
Especímenes Identificados (Vásquez y Rosales 2012a). Los camélidos son los mamíferos

35
con mayor presencia en los diferentes estratos y contextos pertenecientes al CA 35
(Vásquez y Rosales 2008c, 2012a, 2013b).

En este sentido, en el CA 35, se presenta un cambio progresivo con respecto al acceso de


los recursos, indicando un creciente nivel socioeconómico, manifestado en el abandono
de los moluscos y aves marinas comunes en el Mochica III y el aumento paulatino en el
volumen de camélidos y peces para la fase Mochica IV (Tello et al. 2013; Vásquez y
Rosales 2013b). Lo cual, implica una gran actividad de pesca con embarcaciones y
aparejos de pesca en la orilla y en alta mar, así como, el mantenimiento de los rebaños de
camélidos en la Zona Urbana Moche (ZUM) para su explotación (Vásquez y Rosales
2012a, 2013b).

Con relación a la identificación de especies de camélidos por medio de la osteometría y


la presencia de esmalte dentario en los incisivos, se ha demostrado que en la fase Mochica
III, las proporciones de llamas y alpacas son similares, en cambio para la fase Mochica
IV, la presencia de alpacas se incrementa (Vásquez y Rosales 2012a). Asimismo, se ha
reportado la intersección de llamas y alpacas en los grupos de clasificación osteométrica,
lo cual, podría tratarse de posibles híbridos como resultado del cruce interespecífico
(Vásquez y Rosales 2013b).

El estudio de los patrones de edad realizados por Vásquez y Rosales (2012a, 2013b y
2016) muestran la presencia de individuos tiernos (entre 4,8% y 19.2%), juveniles (entre
28,9% y 57.1%) y adultos (entre 38,1% y 50.9%). Esta tendencia correspondería a un
perfil atricional donde los individuos juveniles y viejos estan mejor representados.
Asimismo, se considera un manejo pastoril que atiende a la necesidad de mantener el
equilibrio de los individuos de los diferentes sexos ofreciendo una alternativa rentable
para la obtención de carne.

En cuanto a la dieta, Vásquez et al. (2012) han realizado análisis de isotopos estables de
δ13C y δ15N tomando en cuenta tres muestras pertenecientes a la fase Mochica IV del CA
35, de los cuales 2 son de llama (muestras 321 y 444) y 1 es de alpaca (muestra 168). Los
resultados revelan que la muestra 321 tuvo una dieta basada en plantas C 4 en su mayoría,
por otro lado, la muestra 444 mostró una dieta mixta de plantas C 4 y C3, por su parte, la
muestra 168 ha demostrado valores intermedios que podrían corresponder al consumo de
plantas marinas. De esta manera, se discute la crianza local en habitats de baja elevación.

36
De otra parte, el análisis de la industría ósea realizado en el CA 35 ha demostrado la
presencia de piezas seccionadas, piezas tecnológicas, piezas escultóricas y piezas
perforadas, así como instrumentos con la parte activa aguda y roma siendo los más
representativos las agujas y las escápulas (Vásquez y Rosales 2012a, 2013b, 2016;
Rosales 2015, 2017). La preferencia de útiles realizados en base a soportes pertenecientes
a la diáfisis de huesos largos, se relacionaría a la importancia de los camélidos como un
recurso versátil en la ZUM.

1.2. Base teórica

1.2.1. Cambios socioeconómicos

1.2.1.1. Cambios socioeconómicos durante las fases Mochica III y Mochica IV

Las ocupaciones continuas e ininterrumpidas de sitios mochicas y el desarrollo de


procesos a largo plazo demuestran el éxito de la configuración y establecimiento de elites
dominantes que representaban estados nacientes o confederaciones compitiendo por el
control de los valles costeros en el norte del Perú (Sutter y Chhatiawala 2016). Las
relaciones políticas, económicas, ideológicas y coercitivas permitieron la estructuración
de estrategias para el control y legitimación de su posición social (Castillo y Uceda 2008),
dichas dinámicas se han manifestado mediante la producción y acumulación de bienes,
así como la mantención exitosa de algunas tradiciones socioculturales a partir de
programas ideológicos (Chapdelaine et al. 1997).

El desarrollo de la cultura Mochica, muestra dos regiones, Sur (valles desde Piura a
Jequetepeque) y Norte (valles desde Chicama a Huarmey), separadas por la pampa de
Paiján con una ocupación diferenciada y presencia de cerámica con matices regionales
probablemente relacionados por la expansión de una gran entidad política (Castillo y
Donnan 1994). Los mochicas del Sur, denotan un desarrollo paralelo a la secuencia de
estilos cerámicos (I-V) propuesta sistemáticamente por Larco (1945), comportándose
como un estado unificado que se expandió durante las fases III y IV, y cuya capital se
encuentra en las huacas del valle de Moche, donde surgió el primer estado territorial en
la costa norte (Uceda y Meneses 2016).

En la fase III (300-450 d.C. aproximadamente), el territorio Mochica sureño alcanzó


cierta hegemonía con la expansión hacia los valles de Moche, Chicama, Virú, Chao y
Santa, así como el establecimiento de enclaves en los valles de Nepeña, Casma y
37
Huarmey (Shimada 1995; Castillo y Uceda 2008). Las estrategias sociopolíticas muestran
esfuerzos por conservar la autonomía y prestigio regional a través de alianzas y acuerdos
comerciales, los cuales, permitían el uso de recursos inter-valle manteniendo las bases de
una eventual incorporación de otras entidades políticas mochica.

En este sentido, la creación y continuidad de las primeras instituciones estatales


provinieron de diferentes mecanismos, en primera instancia, de la construcción de
infraestructura para la irrigación a gran escala, cuya administración económica se basaba
en el control de capitales subsidiarias para su mantención (Bawden 1996, Billman 1996).
En segundo lugar, de la centralización y consolidación del poder, el cual fue normalizada
por el control estratégico de la ideología con la imposición de un programa simbólico a
través de la religión y los rituales (DeMarrais et al. 1996). Por otro lado, Bawden (1996)
sugiere el desarrollo militar como estrategia para mantener la estabilidad política en los
territorios sureños afianzando el poder de las principales élites.

Durante la fase IV (450-700 d.C. aproximadamente) el crecimiento poblacional se


concentra en las partes bajas de los valles cerca a los principales centros administrativos
en los valles de Moche, Chicama y Santa, sugiriendo la intensificación de la producción
agrícola, la renovación de los edificios públicos y el crecimiento urbano (Shimada 1995;
Billman 1996; Chapdelaine 2010). Del mismo modo, la integración territorial de los
valles se debió a la incorporación de estrategias políticas con el fin de negociar el
intercambio de los bienes en las zonas periféricas y con los pobladores de las tierras altas,
cuyos conflictos se corresponden a una alta incidencia de traumas identificados en el
análisis de los restos humanos (Donnan y Mackey 1978; Shimada 1995).

Asimismo en esta fase, la división del territorio mochica en entidades locales sugiere el
desarrollo de políticas regionales centradas en valles individuales, cuya explotación de
recursos permitió un gran auge económico entre los distintos valles costeros dominados
por los principales productores. Según Rosas (2007) esta tendencia habría traído consigo
cierta libertad a la población así como problemas en la manutención de las instituciones
estatales, debido a la complejización sociopolítica que en muchos casos fueron
incontenibles para los líderes regionales, quienes habrían implementado diferentes
medidas tales como la inflexión en el control ideológico o la confrontación militar.

38
1.2.1.2. Cambios socioeconómicos en el complejo arqueológico Huacas del Sol y de
la Luna durante las fases Mochica III y Mochica IV

El complejo arqueológico de las Huacas del Sol y de la Luna es un centro urbano y


ceremonial que se ubica en el valle de Moche a 6 km del litoral (Fig. 1). Está construido
completamente de adobes paralelepípedos con una extensión de 210 m de norte a sur y
290 m de este a oeste, abarcando 60 hectáreas (Uceda 1997, 2005).

La datos cronológicos con fechas calibradas muestran un periodo de ocupación desde el


50 al 885 d.C. estas fechas están asociados a los estilos cerámicos Mochica II, III y IV.
La relación estratigráfica ha demostrado que en las Huacas de Moche, el estilo Mochica
III está presente entre 50 d.C. y 630 d.C. mientras que el estilo Mochica IV entre 390 d.C.
y 885 d.C. asimismo, ambos estilos coexistieron entre 390 d.C. y 630 d.C. (Uceda y
Meneses 2016). La procedencia de las muestras para fechados radiocarbónicos es variada,
fueron recuperados estratigráficamente en los sectores con arquitectura monumental (ej.
los edificios A, C y D de la plataforma I de la Huaca de la Luna y la Plataforma Uhle) y
en los pisos de ocupación de los sectores urbanos y conjuntos residenciales.

Las investigaciones en el complejo arqueológico de la Huaca del Sol y de la Luna han


mostrado una importante ocupación desde la fase Mochica III (300-650 d.C.), con el
establecimiento de zonas de explotación de recursos y el desarrollo de un núcleo urbano
con una trama compuesta por ejes principales y accesos a diferentes sectores (Castillo y
Uceda 2008). Acorde al orden socioeconómico, regido por un Estado Teocrático, que
basó su poder principalmente en la manipulación de las expresiones materializadas de su
ideología.

El colapso del Estado Teocrático se debió al debilitamiento de las élites que ostentaban
el poder por factores ambientales y presiones sociales externas como el posicionamiento
de grupos culturales que comenzaron a tomar importancia ganando adeptos y erigiendo
un enclaves urbanos en los distintos cuellos de valle (Castillo y Uceda 2008). En el valle
de Moche dichos cambios trajeron consigo el abandono del Templo Viejo y el desuso de
ciertos íconos en la temática religiosa, ejemplificados por el mural denominado “La
rebelión de los artefactos” que según Uceda (2005) marca el cambio de un periodo
sociocultural a otro.

39
Durante la fase Mochica IV (650-850 d.C.) ocurrieron grandes cambios en la
organización tecnológica que están vinculados a los procesos de cambio de subsistencia
y a la generación de nuevas formas económicas que permitieron la emergencia de un
Estado Secular (Uceda y Meneses 2016) con una práctica sociopolítica que incluye un
aparato burocrático especializado (Tantaleán 2005). De acuerdo con Uceda y Meneses
(2016) una expresión importante es el intento de construir el Templo Nuevo incorporando
elementos arquitectónicos utilizados en el Templo Viejo como respuesta a la reducida y
debilitada elite sacerdotal.

De esta forma, la falta de capacidad centralizadora emanada desde el valle de Moche para
hacer ejercicio del poder conllevó a un gradual desprestigio político y a una pérdida de
los territorios sureños anexados (Bawden 1994, 1995). Por su parte, los centros urbanos
muestran un mayor crecimiento espacial y producción artesanal con una marcada división
social. Asimismo, con el desarrollo de una ideología individualizadora, en ausencia de un
sistema administrativo complejo, la estructura social dependió de las acciones de
negociación a fin de evitar la tensión social y el conflicto de intereses por parte de los
líderes Mochica y la población base.

1.2.1.3. Cambios socioeconómicos en los espacios domésticos en la Zona Urbana


Moche (ZUM) durante las fases Mochica III y Mochica IV

Los Sectores Urbanos y Conjuntos Residenciales cuenta con una extensión de 500 m de
ancho aproximadamente (Fig. 2). Limita con el Cerro Negro por el norte, al sur con la
calle 3 y al este con la calle 1, su límite oeste aún es desconocido (Uceda 1997, 2005).
Está conformado por plazas públicas, un espacio nuclear, barrios, espacios productivos y
estructuras habitacionales acondicionadas sobre plataformas divididas en 5 sectores: C,
D, E, F y G (Uceda 2005; Canziani 2009). La trama urbana exige ciertos niveles de
planificación, como la presencia de espacios públicos; un sistema de circulación por
medio de avenidas y callejones, que a su vez define ejes de articulación urbana y la posible
delimitación en sectores.

En cuanto a la configuración general estas estructuras muestran diferencias


socioeconómicas y funcionales, tales como áreas de administración, residencia, servicios,
ceremonias, talleres y áreas mixtas. Este tipo de conjuntos habitacionales poseen patios
internos y externos: las plazas se convierten a su vez en elementos de comunicación con
otros conjuntos o unidades arquitectónicas mayores (Chapdelaine et al. 1997). Asimismo,
40
varios complejos pueden formar macro unidades multifuncionales denominados bloques
o manzanas.

La jerarquía social en la ZUM muestra diferencias de valor económico y cultural entre


sus miembros, los cuales pueden ser observados desde diferentes puntos. En primer lugar,
el tiempo invertido en el tratamiento de las estructuras funerarias y sus asociados, en cuyo
caso las ofrendas asignadas, especialmente la presencia de vasijas retrato son marcadores
de estatus (Chapdelaine 2009). En segundo lugar, es posible observar diferencias en las
unidades habitacionales a partir de la calidad de los materiales constructivos, la
planificación espacial y el espacio concedido (Uceda 2005). Por último, el acceso
diferencial a los recursos y los volúmenes presentes en los distintos ambientes de los
conjuntos arquitectónicos, sugieren dietas distintas (Vásquez y Rosales 2016).

Los datos arqueológicos sobre la especialización y vida doméstica en la ZUM sugieren


un consumo de grandes cantidades de bienes y servicios, una importante actividad
artesanal en el centro urbano y un sistema efectivo de distribución de productos en la red
urbana (Chapdelaine 1997, 2009). La producción artesanal doméstica especializada, junto
a la ocupación agrícola y otras actividades de subsistencia, aseguraron la supervivencia
económica y social de las unidades domésticas.

Los espacios domésticos probablemente fueron ocupados por grupos grandes, familias
extensas o familias nucleares asociados en grupos corporativos, permitiendo la creación
de unidades arquitectónicas discretas (van Gijseghem 2001). De tal modo que la co-
habitabilidad de los grupos familiares implicó una variedad y complejidad en la reducción
y distribución de recursos y roles de trabajo, lo cual permite adquirir y mantener un estatus
social (Nielsen 2001).

Durante la fase Mochica III, la vida de los pobladores del sector urbano estaba supeditada
a los intereses y necesidades del estado y la élite sacerdotal que legitimaba su poder
mediante la manipulación ideológica (Uceda y Meneses 2016). De modo que, la
formación y evolución de complejos hogares inter-generacionales es una estrategia
económica efectiva para lograr y mantener el estatus socioeconómico a largo plazo (van
Gijseghem 2001).

La intromisión de productos foráneos en el valle de Moche durante la fase Mochica IV,


provocó un re-direccionamiento del flujo de bienes producidos en los talleres,

41
permitiendo el control de la producción en las residencias (Uceda 2005). En este sentido,
el poder adquisitivo y la emergencia de algunas elites en el sector urbano se deben a la
acumulación de mercancías, y por tanto, el enriquecimiento de los señores del núcleo
urbano (Uceda y Meneses 2016).

1.2.2. Aspectos sobre la explotación de camélidos en sociedades complejas

La domesticación de los camélidos en los Andes generó una fuente estable de suministros
tales como carne y fibra, así como el transporte de bienes por medio de caravanas
(Mengoni 1996; Wheeler 1999; Moore 2016). En un sentido biológico, las relaciones de
domesticación seguidas por las diferentes sociedades pueden caracterizarse en términos
de mutualismo y comensalismo (O'Connor 1997). En el primer caso, existe un beneficio
para ambas especies, generalmente, vinculados a una sociedad que depende del pastoreo
de animales para su subsistencia. Por otra parte, una relación de comensalismo, beneficia
sólo a los grupos humanos, sin beneficiar ni perjudicar a los animales, en este escenario
se ubican a las sociedades complejas que han desarrollado un control económico sobre
una gama de recursos naturales para su explotación.

Desde una perspectiva socioeconómica, la relación entre el ser humano y el medio


ambiente específico en el que vive se manifiesta mediante actividades de subsistencia
cada vez más complejas y sistematizadas (Richards 1932; De Garine 1995; Götz 2014a).
En ese entender, las estrategias de explotación de los recursos animales están
determinados por el sistema económico de cada grupo social (D'Altroy y Hastorf 2002),
afectando la naturaleza de las divisiones entre sectores sociales y entre individuos (Goody
1982; Gumerman 1997).

Una de las características de las sociedades complejas es el desarrollo de una economía


especializada a partir de políticas estatales, mostrando una especialización en la
explotación de animales y un mayor control, lo cual, afianza el poder de la élite dominante
(Crabtree 1990; deFrance 2009; Mengoni 2013). De manera que, la entidad política se
encarga de reducir los impactos de la sobreexplotación, incorporando medidas tales como
el incremento en la variabilidad de recursos faunísticos y botánicos, el manejo de las
zonas de alimentación y las poblaciones de animales, la importación de productos alternos
por medio del comercio, así como el uso de tecnologías involucradas en la explotación.

42
Estas medidas permiten satisfacer la demanda de los diferentes segmentos particulares de
la sociedad con productos primarios como carne y fibra, para ser destinados a la
fabricación u obtención de ciertos bienes, tales como textiles o ch’arki. De esta manera,
la especialización económica de la explotación animal permite el aprovisionamiento de
diversos bienes para el consumo de los especialistas, burócratas y élites mediante el
desarrollo de sistemas directos e indirectos (Mengoni 2013; Capriles y Tripcevich 2016;
Hastorf 2017).

De tal forma que indagar específicamente sobre las prácticas asociadas con la explotación
de los recursos faunísticos, especialmente dentro del sistema de aprovechamiento de los
productos primarios derivados de los camélidos para el consumo, requiere la realización
de estudios zooarqueológicos y su conexión con el resto de factores que forman el sistema
de explotación y organización de recursos y los diferentes agentes tafonómicos que están
involucrados con la transformación de los animales en alimento y la formación del
registro arqueofaunístico (Díez-Fernández 1992; Lyman 1994).

1.2.2.1. Producción

La producción de los recursos contiene frecuentemente procesos elaborados, orientados


a llenar una variedad de intereses, deseos y necesidades que están dictadas por un número
de factores, incluyendo el suministro y la demanda, así como regulaciones por las
burocracias gobernantes (Gumerman 1997). Los recursos naturales pueden ser obtenidos
por medio de la predación (colecta, caza o pesca), de la producción sistemática
(agricultura y ganadería) o del exterior por medio del intercambio de productos (De
Garine y Vargas 2006).

En las sociedades complejas, las instituciones políticas implementan actividades


específicas en la producción de bienes (Brumfield 1991; Pryor 2005). Dentro de la
producción de animales es posible considerar la preparación de los corrales, la
implementación del forraje, el control por parte de los pastores, el cuidado de las crías,
las actividades de pastoreo y la protección de los animales (Goody 1982; Gumerman
1997).

Históricamente en los Andes, el territorio de pastoreo es esencial para la reproducción y


el crecimiento de los rebaños (Bonavia 1996). En tal sentido, las instituciones políticas
desarrollan una estructura de producción pastoril con el fin de evitar la disputa por las

43
zonas de alimentación y hacer prevalecer el derecho de propiedad individual y comunal
sobre los animales del rebaño y el territorio de pastoreo (Moore 2016; Hastorf 2017).

De otra parte, los mecanismos de control reproductivo están destinados al mantenimiento


del equilibrio de los rebaños, lo cual se muestra evidente en la crianza local de camélidos
(Vásquez y Rosales 2012a). Los pastores de camélidos reducen la cantidad de machos en
edad reproductiva para evitar disputas en el rebaño y propiciar la llegada de las nuevas
crías disminuyendo el estrés alimenticio, asimismo, se sacrifican a los animales enfermos
o aquellos que causan algún conflicto en el rebaño, lo cual permite obtener beneficios a
largo plazo (Flores-Ochoa 1988; Bonavia 1996). Por otro lado, en una sociedad compleja,
cuyo objetivo es buscar la rentabilidad económica, las acciones de control de los rebaños
de acuerdo al sexo, edad y especie permiten la reducción del comportamiento territorial,
asignar funciones específicas y mantener los rebaños en mejores condiciones, obteniendo
un alto rendimiento del recurso faunístico (Pozorski y Pozorski 2003; Vásquez y Rosales
2012a; Moore 2016).

Por lo tanto, la explotación de bienes derivados de los animales conlleva a una


especialización y a la eventual estandarización de los productos obtenidos, dado que
determinados rebaños serán destinados para fines concretos (bienes de producción) y
otros para fines generales (bienes de consumo). Los productos primarios (carne, fibra) y
secundarios (textiles, ch’arki, cuero, etc.) implican la incorporación de acciones
particulares que pueden obedecer a segmentos sociales y costumbres culturales
(Gumerman 1997; Mengoni 2013). Asimismo, dada la especialización conseguida en una
sociedad compleja, la producción se deriva de un flujo de intereses sociales que termina
en la redistribución de diferentes bienes ligados a las políticas estatales para beneficiar a
todos los sectores productivos (Pryor 2005; Russell 2012; Hastorf 2017).

1.2.2.2. Consumo

Las prácticas relacionadas al consumo son uno de los comportamientos cotidianos a partir
de los cuales los grupos se distinguen y estructuran alrededor del centro del poder político
(D'Altroy y Hastorf 2002; Marschoff 2012b). La transformación de los animales en
productos consumibles, pueden ser comprendidos como procesos socieconómicos que
involucran personas, bienes y contextos de uso para adquirir el estatus de alimento (De
Garine y Vargas 2006; Mengoni 2013). En este sentido, el consumo es una experiencia
social que toma diferentes matices en los ámbitos públicos, privados, ceremoniales y
44
familiares dotando de un posicionamiento social de acuerdo a las jerarquías políticas que
definen a los distintos sectores de las sociedad y normalizan toda practica vinculada a su
ejercicio (Grant 2002; deFrance 2009; Fitzgerald 2015).

La preparación de los camélidos involucra las labores de procesamiento de unidades de


adquisición, es decir, carne asociada a los paquetes anatómicas de las carcasas ingresadas
para el consumo (Marschoff 2012a). La individualización de las partes anatómicas por
medio de técnicas de manipulación y troceado permite obtener unidades de consumo que
dejan marcas en los elementos óseos obedeciendo a factores formales y funcionales
supeditadas a las decisiones de las instituciones estatales (Sandefur 2002; Frontini 2010;
Hastorf 2017). En los Andes, las etapas de procesamiento de los camélidos sudamericanos
registrados por Miller (1979) y Aldenderfer (1998), en pastores altoandinos, muestran
similitudes en las prácticas y logística requerida, tales actividades incluyen el sacrificio,
el despellejamiento, la evisceración, el desmembramiento, el destazamiento y el
porcionamiento. Lo cual, a pesar de gozar de una gran difusión en la zona sur-central,
debe mostrar variables socioculturales, geográficas e históricas observables en otras
realidades arqueológicas.

Por otro lado, uno de los principales agentes de transformación de los alimentos es la
cocina, la cual se asocia a la esfera familiar y a las actividades culinarias (Klarich 2010;
Ávido 2012). Con el uso de estructuras de combustión, las partes anatómicas ingresadas
como unidades de cocción son alteradas bajo la aplicación de calor directa o
indirectamente, de manera que sean agradables al paladar y permitan una digestión fácil
(De Garine 1995; Marschoff 2012a). Los cambios producidos pueden notarse en los
elementos óseos de manera diferencial bajo aspectos físicos y químicos. Desde un punto
de vista socioeconómico, la cocina permite vincular de manera específica la esfera
doméstica y las economías políticas regentes (Dietler y Hayden 2001).

Por ende, el acceso diferencial a grupos de camélidos de edad, sexo y especie distintos,
así como paquetes anatómicos, de mayor o menor valor cárnico, obedece a la práctica de
políticas económicas, los cuales, favorecen a segmentos sociales que ostentan el poder o
aseguran la permanencia de determinadas élites (Brumfield 1991; deFrance 2009;
Mengoni 2013). Asimismo, toda acción que se deriva de las diferencias en el consumo de
animales afecta el modo de procesamiento y preparación de los alimentos (Gumerman
1997; Klarich 2010).
45
1.2.2.3. Desecho

Los miembros de una sociedad no solo definen y producen desechos, también deciden
como disponer de ella, incorporando medios culturalmente definidos de deposición
frecuente que varían dentro de cada sociedad e incluso en un determinado tiempo y
espacio (Gumerman 1997; Montón-Subias 2005).

Desechos en contextos arqueológicos

Las distintas agregaciones discretas en los depósitos arqueológicos de artefactos, restos


orgánicos, estructuras y otro tipo de indicadores arqueológicos se deslindan del
comportamiento humano, condicionado por factores sociales, económicos, culturales e
ideológicos, los cuales, obedecen a patrones observables desde una escala macro (como
por ejemplo el aumento demográfico en una región o los fenómenos expansivos sobre
una amplia área geográfica) y una escala micro (como todos los procesos que tuvieron
lugar en un asentamiento o recinto, como por ejemplo los procesos de desecho y
abandono) (Gonzáles-Ruibal 2003; Achino et al. 2015).

Los residuos orgánicos desechados, incluyendo los restos óseos, una vez acabada su
utilidad social, pueden generar desechos primarios y secundarios (Schiffer 1990, 1991,
2010). Los desechos primarios se ubican en el mismo lugar de uso o consumo, mientras
que los desechos secundarios se refieren a aquellos que fueron transportados a espacios
diferentes a su lugar de origen, generalmente asociados a la limpieza de los recintos. En
ambos casos, los desechos son susceptibles a cambios de carácter cultural y natural,
quienes se combinan para producir depósitos arqueológicos. Asimismo, bajo esta
perspectiva, la reutilización de restos óseos para la fabricación de útiles en la industria
ósea, puede ser entendida como una actividad de reciclaje (o desecho provisional) que
implica un cambio de uso social, tras la transformación formal del desecho.

Los cambios culturales y naturales, observados a partir de los restos óseos, pueden ser
abordados desde un punto de vista tafonómico, que involucra un estudio detallado de los
procesos de transición de organismos desde la biósfera (específicamente comunidades
vivas en el pasado) a la litósfera (restos de organismos en el contexto arqueológico de la
actualidad) (Lyman 1994; Yravedra 2006; Reitz y Wing 2008). Los principales agentes
tafonómicos que actúan en la transformación del registro óseo pueden ser clasificados
como antrópicos, biológicos y naturales de carácter no biológico (Yravedra 2006). Los

46
cuales, pueden actuar de manera diferencial en las acumulaciones de restos óseos
generando horizontes tafonómicos, delimitando regiones, zonas y depósitos con rasgos
de índole particular o general de acuerdo a la intensidad, redundancia o semejanza de las
afectaciones tafonómicas.

Desechos en unidades domésticas

La búsqueda de analogías que relacionan los procesos culturales y naturales depende de


la delimitación física de los eventos depositarios y la correlación contextual (Hodder
2012). De manera particular, los desechos asociados a las unidades domésticas, han
demostrado que los espacios domésticos asociados a estructuras arquitectónicas no
aseguran una correlación directa entre las deposiciones y las actividades que les
corresponden en un grado mínimo de actividad cultural (Götz 2014b), debido a la
multifuncionalidad de las unidades domésticas y la gestión de los desechos.

Sin embargo, el grado de incidencia de los procesos culturales y naturales se ha mostrado


de manera más objetiva, si en cambio, se observa los niveles de ocupación y las áreas de
actividad con mayor recurrencia (LaMotta y Schiffer 2002). Por consiguiente, algunos
trabajos se han centrado en el estudio de las acumulaciones de restos óseos y su asociación
a zonas específicas de actividad o de indicadores arqueológicos de largo alcance temporal
y espacial, así como su importancia en el abandono y reocupación de los sitios (Halperin
y Foias 2016 ). Estos procesos pueden ser muy diversos, por lo que se necesita estudiar
la particularidad en la formación arqueológica del contexto doméstico para determinar la
historia de los depósitos.

En este escenario, los restos orgánicos en las unidades domésticas provienen de las
actividades relacionadas a la alimentación, pasando por una serie de cambios que afectan
su estructura desde su obtención hasta su deposición (Yravedra 2006). Por esta razón, los
restos óseos desechados pueden ser gestionados en lugares espaciales específicos dentro
del área doméstica y sufrir una serie de alteraciones tafonómicas de forma individual o
colectiva, ofreciendo así, un soporte de rasgos que permiten caracterizar los depósitos
arqueológicos y su formación.

1.3. Problemática

Los programas arqueológicos adscritos al estudio del fenómeno Mochica han demostrado
cambios de orden espacial y temporal en cada esfera de desarrollo, ejemplificado por
47
distintos indicadores, tales como el crecimiento demográfico, la estratificación social, el
incremento en la producción de recursos, entre otros. De esta manera, las investigaciones
sobre el aprovechamiento de los camélidos en el periodo Mochica han destacado de un
modo cada vez más creciente, el reconocimiento de estrategias particulares en el manejo
de los rebaños para satisfacer una serie de necesidades en los ámbitos social, económico
y religioso.

En el valle de Moche, tales cambios se han mostrado de manera más intensa durante las
fases III y IV, asociada a la decadencia de un Estado Teocrático y la asunción de un
Estado Secular con un aparato burocrático especializado (Uceda y Meneses 2016). Por
consiguiente, los modelos de pastoreo propuestos sugieren la intervención del estado
Mochica en la asignación de pastos para la alimentación de los camélidos, el control de
especies con funciones específicas y la disposición de camélidos adultos y juveniles en el
consumo (Pozorski 1976; Vásquez y Rosales 2009).

En este sentido, el presente trabajo aborda el problema de la explotación de camélidos


tomando en cuenta dos aspectos, que si bien pueden considerarse como distintos están
ligados íntimamente, con el fin de contribuir a su resolución. En primer lugar, se sostiene
que los cambios socioeconómicos involucran modificaciones en los patrones de
producción y consumo de los recursos, los cuales, se corresponden con la adquisición y
aprovechamiento de los camélidos a diferentes escalas y estratos sociales. En segundo
lugar, la producción y el consumo de camélidos, así como el desecho de los restos óseos,
siguen distintas estrategias perceptibles en el registro arqueofaunístico de manera
diacrónica.

Por ende, con el propósito de aportar en este marco de investigación mediante un caso de
estudio concreto, nos planteamos como problema de investigación:

1.3.1. Problema general

¿Cuáles fueron las estrategias de explotación de camélidos durante las fases Mochica III
y Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35?

1.3.2. Problemas específicos

 ¿Cuáles fueron las condiciones de producción de los camélidos durante las fases
Mochica III y Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35?

48
 ¿Cuáles fueron las preferencias en el consumo de camélidos durante las fases
Mochica III y Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35?

 ¿Cuáles fueron los patrones de desecho relacionadas a los restos óseos de


camélidos durante las fases Mochica III y Mochica IV en el Conjunto
Arquitectónico 35?

1.4. Hipótesis

1.4.1. Hipótesis general

En la fase Mochica III, la obtención de rebaños muestra estrategias que involucran


especímenes relacionados a caravanas y a grupos locales criados en valle medio. La
proporción de llamas y alpacas se muestra de manera similar con la explotación
predominante de camélidos adultos, adquiriendo partes anatómicas de distinto valor
cárnico, asimismo, los espacios de desecho tienen una distribución irregular en los
ambientes del CA 35 mostrando una mayor variabilidad en la afectación tafonómica.

Para la fase Mochica IV, los rebaños son establecidos en ecosistemas costeros,
especialmente valle medio para su disposición local, la proporción de alpacas es más
significativa atendiendo a las necesidades de fibra y carne, así también se incorporan
acciones con el fin de equilibrar los rebaños enfocándose en la explotación de camélidos
juveniles y adultos mostrando una predilección de partes anatómicas con mayor valor
cárnico, por otro lado, las prácticas de desecho obedecen a patrones más homogéneos en
los ambientes del CA 35 con indicios regulares de alteración tafonómica.

1.4.2. Hipótesis específicas

 Las condiciones de producción durante la fase Mochica III muestran la crianza


local de grupos parciales de camélidos sostenidos con el consumo de
subproductos derivados de la cosecha del maíz y camélidos obtenidos de
caravanas provenientes de la sierra, de esta manera, se tiene una representación
de llamas y alpacas de manera similar que atienden de forma eventual la demanda
de carne. Por su parte, en la fase Mochica IV, las actividades agrícolas se
intensifican permitiendo el establecimiento de camélidos en zonas cercanas a la
zona urbana para su aprovechamiento, los grupos de alpacas se incrementan
49
debido a la demanda de productos derivados de la carne y la fibra, sin dejar de
lado un consumo eventual de llamas.

 El consumo de camélidos en la fase Mochica III se enfoca en los adultos derivados


de funciones primarias como transporte o fibra, los cuales son procesados en
espacios destinados a la producción de alimentos, así como en los lugares de
consumo dentro de los ambientes domésticos, las regiones anatómicas ingresadas
muestran un valor cárnico variable. En cambio, en la fase Mochica IV, se dispone
de camélidos juveniles, asociados al control reproductivo, y camélidos adultos,
cuyo procesamiento ocurre en espacios determinados a la producción de alimentos
con el aprovechamiento de regiones anatómicas con mejor valor cárnico.

 El desecho de los restos óseos en la fase Mochica III muestra una afectación
tafonómica de orden ambiental, biológico y antrópico variable debido al uso de
distintos espacios como depósitos de residuos de comida en el CA 35 obedeciendo
a los periodos de reocupación y preparación de pisos. Por otro lado, la
intensificación en el uso espacial del CA 35 en la fase Mochica IV se percibe en
el uso de espacios específicos como contenedores de desechos, asimismo, el
conjunto de agentes ambientales, biológicos y antrópicos se muestra de manera
más homogénea debido a una ocupación continua.

1.5. Justificación

Los aspectos que involucran la explotación de los camélidos desde una perspectiva
diacrónica son relevantes para observar el grado de incidencia de los procesos
socioeconómicos en las actividades de producción de un recurso específico. Por otra
parte, el estudio procura contribuir mediante el análisis de las variables de producción,
consumo y desecho al entendimiento de la formación de los depósitos culturales y
tafonómicos a fin de plantear una vía de integración de los contextos arqueológicos.
Asimismo, mediante la aplicación de diferentes técnicas especializadas caracterizar el
grado de información contenida en los elementos óseos.

En adición, el presente trabajo pretende incrementar el conocimiento sobre el manejo de


los rebaños en el periodo Mochica, especialmente en el Complejo Arqueológico de las
Huacas del Sol y de La Luna, con el estudio de las estrategias de explotación derivadas
50
del cambio sociopolítico en las fases III y IV sucedidas en el CA 35. Así también, la
viabilidad de este enfoque de estudio, intenta enmarcar tendencias recurrentes y patrones
definidos con respecto a la historia de la ocupación Mochica y su interacción con los
camélidos sudamericanos.

1.6. Objetivos

1.6.1. Objetivo general

Conocer las estrategias de explotación de camélidos durante las fases Mochica III y
Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35

1.6.2. Objetivos específicos

 Identificar las condiciones de producción de los camélidos durante las fases


Mochica III y Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35.

 Estudiar las preferencias en el consumo de camélidos durante las fases Mochica


III y Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35.

 Caracterizar los patrones de desecho relacionadas a los restos óseos de camélidos


durante las fases Mochica III y Mochica IV en el Conjunto Arquitectónico 35.

51
CAPÍTULO II. MATERIALES Y MÉTODOS

2.1. Zona de estudio: El Conjunto Arquitectónico 35 (CA 35)

El Conjunto Arquitectónico 35 se encuentra entre los cuadrantes E4 y F4 de la zona


urbana Moche, tiene 15 m de sur a norte y 33 m de este a oeste con un área total de 495
m2 (Tello et al. 2001, 2002, 2004). Fue excavado durante seis temporadas abriendo una
serie de trincheras para determinar: la historia estratigráfica, las áreas de actividad dentro
de los espacios, el diseño estructural y su función arquitéctonica dentro de la zona urbana
moche (Fig. 2).

El CA 35, está constituido por áreas de actividad doméstica, contiene 17 ambientes con
un vestíbulo en común, el ambiente 35-8, agrupadas en 2 subconjuntos o unidades
arquitectónicas independientes unidas a través de una sola estructura (Fig. 3).

Su arquitectura está basada en adobes, barro, rellenos y piedra (Tello et al. 2002). Las
fases de ocupación más temprana esta representada por los pisos del 3 al 7 asociados a la
cerámica Mochica III y ocupaciones tardías para los pisos 1 y 2 asociados a cerámica
Mochica IV (Tello et al. 2004; Tello 2005). Ha sido ocupado intensamente durante la fase
Mochica IV, manteniendo la configuración arquitectónica de la fase Mochica III a través
de la transformación constante y continua de los espacios domésticos.

2.2. Objeto de estudio y selección de la muestra

El presente trabajo tiene como objeto de estudio la explotación de los camélidos durante
las fases Mochica III y Mochica IV inferida a través del análisis cualitativo y cuantitativo
de los restos óseos del CA 35 del Complejo Arqueológico de las Huacas del Sol y de la
Luna.

Las fases Mochica III y Mochica IV muestran una serie de cambios socioeconómicos
evidenciada por diferentes líneas de investigación, tales como, la arquitectura
monumental y urbana, los patrones en la producción de cerámica, el acceso a los recursos
y la dieta, entre otros, que proveen de un marco de estudio histórico para el análisis
faunístico tomando como dimensiones la producción y el consumo animal, así como el
desecho de los restos óseos.

La selección de la muestra se basó en un criterio estratigráfico-aleatorio (Clairin y Brion


1997). En este sentido, los elementos óseos analizados pertenecen a un nivel estratigráfico

52
específico asociado a una fase cultural y representan a una población de restos óseos con
las mismas propiedades y significado estadístico.

El material seleccionado permitió una comparación histórica de los datos presentados en


el análisis faunístico. En cuanto a su origen, el conjunto de restos óseos asociados a la
fase Mochica IV provienen de los pisos 1 y 2 y rellenos de piso 1 y 2, del mismo modo,
los restos óseos relacionados a la fase Mochica III provienen de los pisos 3, 4, 5 y 6 y sus
respectivos rellenos de piso.

Nuestro enfoque metodológico combinó aspectos zooarqueológicos y tafonómicos. La


zooarqueología permite aproximarnos a los rasgos culturales de los procesos de cambio
y continuidad en la explotación, por otro lado, la tafonomía nos permite una aproximación
funcional en base a los estudios formales y analógicos que generan información acerca
de los tipos de actividad y del agente que produjo las distintas clases de alteración
ocurridas en la manipulación de los restos óseos en la explotación y su deposición.

2.3. Métodos y técnicas

2.3.1. Producción

2.3.1.1. Osteometría de las primeras falanges

La primera falange es uno de los elementos óseos con mayor abundancia debido a su
buena conservación en los contextos arqueológicos demostrando un alto potencial
resolutivo en la discriminación de los grupos de camélidos sudamericanos (grupo grande:
guanaco y llama, y grupo pequeño: vicuña y alpaca). Asimismo, su estudio goza de una
gran difusión en las investigaciones arqueológicas y permite la comparación de los datos
obtenidos (Kent 1982; Izeta et al. 2009; Vásquez y Rosales 2009; Gasco 2012).

La osteometría realizada para este hueso que está presente en las fases Mochica III y
Mochica IV se basa en las medidas de las cinco variables propuestas por Kent (1982) que
fueron aplicadas a las primeras falanges delanteras y traseras (Fig. 4).

Las primeras falanges utilizadas para el análisis osteométrico fueron seleccionados


teniendo en cuenta: a) la diferencia existente en los condilos distales entre falanges
delanteras y traseras, b) la fusión completa de las epífisis y los centros de osificación, c)
cualquier tipo de alteración de orden biológico y/o antrópico que comprometa la

53
conservación del elemento óseo y d) cualquier tipo de patología que pueda cambiar la
morfología ósea.

Los valores métricos fueron obtenidos con un calibrador con una precisión de ± 0.02 y
fueron procesadas en unidades milimétricas (mm) tomadas tres veces para obtener un
promedio y así evitar los sesgos y el solapamiento de los valores (Rosales 1998).

Los datos osteométricos obtenidos fueron ingresados en una hoja de cálculo Excel de
Microsoft Office 2013 y fueron diferenciadas mediante fórmulas de clasificación para
cada especie de acuerdo a los gradientes morfométricos que los caracterizan (Kent 1982).

Con el motivo de observar las tendencias en el agrupamiento de los elementos se


efectuaron análisis exploratorios y estadísticos. En este aspecto, se ha realizado un
diagrama de superposición combinando las variables P1V2 (Ancho Proximal Latero
Medial) y P1V3 (Ancho Proximal Antero Posterior), variables discriminatorias de los dos
grupos de camélidos que permiten separar por gradiente de tamaño a las especies.

Dentro de las técnicas de análisis de multivariables, se ha empleado el análisis de


conglomerados por el método UPGMA (Unweighted Pair Group using Arithmetical
Averages) que genera matrices de distancias representados en dendrogramas a fin de
agrupar los datos como unidades taxonómicas independientes, lo que permite, observar
las relaciones interespecíficas en los camélidos identificados por osteometría (Baxter,
2016).

También se ha aplicado el APC (Análisis Principal de Componentes) cuyo objeto es


estandarizar y factorizar las variables para representarlas en dos dimensiones, de modo
que, la relación de los datos interespécificos de los camélidos es demostrado mediante la
proximidad espacial cartesiana en un diagrama de dispersión (Shennan 1992).

Otra técnica a considerar fue el uso de las medidas de tendencia central, específicamente
las Medias Geométricas (L´Heureux 2005, 2007; Izeta 2010). Este análisis permite
comparar la predisposición general de los datos osteométricos obtenidos de las primeras
falanges en ambas fases. La MG puede tomarse como una medida general que representa
el tamaño de la falange, obtenida mediante el cálculo de la raíz enésima del producto de
“n” valores de un conjunto de “n” números positivos, bajo la fórmula:
𝑛
√(𝑋1 )(𝑋2 )(𝑋3 ) … (𝑋𝑛 ).

54
Los datos están representados en diagramas de cajas y bigotes para cada primera falange
construidos a partir de los cuartiles 1 (Q1) y 3 (Q3), que concentran los datos con respecto
a su media (Q2) y permiten apreciar la simetría y la equidistancia de los datos (Córdova
2008, Baxter 2016).

Los análisis estadísticos de multivariables y de tendencia central, así como la


representación gráfica de los datos fueron elaborados con el programa Palaeontological
Statistic (PAST) versión 3.0. El cual ofrece una plataforma de fácil acceso y ejecución
(Fernandez-Martinez 2015).

2.3.1.2. Isótopos de δ13C colágeno y δ15N colágeno

Los isótopos son versiones atómicas del mismo elemento químico que difieren en el
número de masa por la cantidad presente de protones (Brown y Brown 2011). Un mismo
elemento químico puede mostrar diferentes isótopos estables e inestables (radioactivos).
Los isótopos estables no experimentan deterioro radioactivo y son abundantes en la
naturaleza, sin embargo, pueden mostrar diferencias significativas asociados a procesos
bioquímicos y geoquímicos (Szpak 2013). Por lo general, los isótopos son absorbidos por
los sistemas biológicos permitiendo su fraccionamiento, primordialmente, por
actividades relacionados a la asimilación.

En el proceso de asimilación se liberan elementos químicos y aminoácidos que se


incorporan a las fracciones orgánica e inorgánica de los huesos. La abundancia relativa
de isótopos estables del carbono δ13C y nitrógeno δ15N en la fracción orgánica, compuesta
por colágeno, es la más indicada para determinar el contenido proteico de la nutrición
(Ambrosse 1993). Por tanto, el análisis de isótopos estables del carbono δ 13C y nitrógeno
δ15N proveen de información cuantitativa sobre formas de pastoreo, el tipo de
alimentación y el paisaje dominante en la crianza de camélidos.

En el estudio isotópico, los valores del δ13C representan plantas con fotosíntesis que
utilizan el ciclo de tres carbonos (plantas C3), tales como, la mayoría de arbustos, árboles
y la mayoría de hierbas, aquellas que utilizan el ciclo de cuatro carbonos (plantas C4)
donde están plantas como el maíz y varias gramíneas silvestres que viven en bajas alturas,
y aquellas plantas que utilizan un metabolismo denominado CAM (Crassulacean acid
metabolism) que incluyen a las plantas suculentas (cactus, orquídeas y piñas). Por su

55
parte, los índices de nitrógeno elemental varían de acuerdo a la aridez, la altitud y el orden
en la cadena trófica.

Para el presente trabajo se ha elegido los isótopos estables de δ13C y δ15N obtenidas del
colágeno a partir de la diáfisis de la primera falange, teniendo en cuenta la identificación
interespecífica por el análisis discriminante (Kent 1982), con el fin de observar las
estrategias adoptadas en la producción de las distintas especies de camélidos durante las
fases Mochica III y Mochica IV.

La limpieza de las primeras falanges se realizó con la micropulidora del conjunto de


herramientas Dremel 3000® alrededor de las diáfisis, a fin de evitar la contaminación de
las muestras fue necesario utilizar un disco diferente para cada ejemplar. Seguidamente,
se seccionó el área limpia con una sierra eléctrica, el cual fue esterilizado en cada uso.
Cada sección obtenida fue triturada y molida en un mortero de ágata, por último, las
muestras fueron expuestas a nitrógeno líquido para ser pulverizadas.

Se obtuvo 3g aproximadamente de cada hueso pulverizado, estas muestras fueron


empaquetadas de forma independiente en papel aluminio, los cuales, fueron rotulados con
la información arqueológica correspondiente.

El aislamiento del colágeno se realizó en el Centro de Investigaciones Arqueobiológicas


y Paleoecológicas Andinas – ARQUEOBIOS siguiendo los criterios descritos por DeNiro
y Eipstein (1981) modificado por Sealy (1986). De esta manera, la muestra de 3g de hueso
pulverizado fue desmineralizada añadiendo 10 ml de ácido clorhídrico (HC1) al 1%
durante 20 minutos a temperatura ambiente y filtrada hasta eliminar todos los carbonatos
a través de un filtro MF-Millipore de 5 μm.

El residuo obtenido se sumergió en IO-M HCl (pH = 2) en tubos cerrados, a 100 ° C


durante 17 horas para solubilizar el colágeno. Para este caso, el colágeno debe alcanzar
un pH alrededor de 3, en esta medida no existe cambio alguno en las composiciones
isotópicas de carbono y nitrógeno (Bocherens et al. 1991). Después de la centrifugación
de los tubos a 6300 r.p.m., el sobrenadante (que contiene colágeno solubilizado) se
liofilizó y se analizó para determinar su composición isotópica.

La determinación de δ13CVPDB (0/00) y δ15NAIR (0/00) se hizo en el Laboratorio de Isótopos


Estables de la Universidad Autónoma de Madrid (España), siguiendo el protocolo regular.
Se ha tomado 1 mg de colágeno de cada muestra para hacer la combustión en un

56
analizador elemental Termo Flash 1112 acoplado en flujo continuo a un espectrómetro
de masas de relaciones isotópicas Termo Delta V Advantage (Bremen, Germany).

A continuación, en una balanza analítica de gramos con seis decimales de precisión se


pesaron las muestras para ser encapsuladas en estaño (Sn). Las precisiones analíticas
fueron cercanas a un 0.15 ‰ en la determinación del δ13C y 0.2 ‰ para el caso del δ15N.
Como estándares de composición isotópica se empleó el NBS-22, IAEA-CH-6, IAEA-
CH-7 para el δ13C y IAEA-N1 e IAEA-N2 para δ15N. La determinación elemental de
carbono y nitrógeno se realizó con el propio IRMS obteniéndose precisiones analíticas
cercanas a un 3% en términos relativos.

Por otra parte, se ha tomado en cuenta que las relaciones molares C:N del colágeno óseo
debe situarse en los rangos de 2.9 a 3.6 para considerar que el colágeno está bien
preservado y es válido para utilizarlo en estudios de paleodieta (DeNiro y Epstein 1981).
De igual forma, las muestras de colágeno bien preservadas deben presentar rangos de
contenido en carbono relativos al ±13 % y contenidos en nitrógeno relativos al ± 4.8 %
(Ambrosse 1990).

Con los valores obtenidos se procedió a realizar las estadísticas de las medidas de
tendencia central y medidas de dispersión, así como el coeficiente de correlación y a
estimarlos mediante un gráfico bivariado, utilizando los valores de δ 13C y δ15N para cada
especie según las fases Mochica III y Mochica IV. Asimismo, se hizo un diagrama de
cajas y bigotes para los valores de δ13C y δ15N con el fin de determinar la distribución y
la concentración de los datos.

2.3.1.3. Análisis de microvestigios botánicos en placas dentales

Los camélidos son animales rumiantes que tienen una dieta dura y rica en fibra, por tanto,
necesitan de glándulas parótidas bien desarrolladas y una secreción acuosa permanente
(Fowler 2010). Sin embargo, los productos derivados de la masticación y la interacción
con la saliva pueden generar placas dentales o sustratos que encapsulan residuos de
alimentos, entre otros productos orgánicos e inorgánicos, que se adhieren a los dientes
(Al-Ahmad et al. 2007).

El endurecimiento de algunas placas y las condiciones de deposición permite la


conservación de restos de vegetales en el registro arqueológico para el estudio de
indicadores directos sobre la dieta (Fig. 5).

57
El análisis de los microvestigios vegetales en placas dentales forma parte del trabajo
realizado por Vásquez et al. (2018a). La selección de la muestra se realizó a partir de
dientes molares pertenecientes a las fases Mochica III y Mochica IV con el fin de observar
el conjunto de vegetales incorporados a la dieta y las zonas de pastoreo de camélidos,
asimismo, comparar las evidencias con los resultados del análisis isotópico.

Con el propósito de obtener los residuos vegetales en las placas dentales se utilizó un
cepillo de cerda suave para limpiar la zona de extracción, a continuación, se aplicó aire
presurizado para limpiar el polvo adherido. Todas las extracciones se realizaron con una
aguja hipodérmica estéril (una para cada caso) dentro de un tubo Eppendorf de 5 ml
estéril, alrededor de las áreas labial, lingual, mesial y distal del diente con el fin de abarcar
y obtener la mayor cantidad de muestra, esta procedimiento se realizó bajo un
microscopio estereoscópico LW Scientific Mi5 (USA) binocular a 10X de aumento.

En total, se obtuvieron tres tubos Eppendorf con las muestras de residuos vegetales, a los
cuales, se les añadió 3 ml de agua destilada y 1.5 ml de solución salina fisiológica al 5%
con el fin de recuperar la permeabilidad celular de los microvestigios vegetales. Las
soluciones obtenidas se mantuvieron en reposo por un periodo de 72 horas a temperatura
ambiente, con lapsos de 8 horas para realizar agitación mecánica y homogeneizar la
muestra.

En el montaje de las muestras se tomó entre dos y tres gotas de solución homogenizada
para transferirlas a un portaobjetos, al cual previamente se aplicó una gota de glicerina y
agua destilada 1:1 (v/v), la mezcla obtenida es homogeneizada y cubierta con un
cubreobjetos para su visualización microscópica.

El análisis microscópico de los microvestigios vegetales se realizó con un Microscopio


Leica DM500 Multisystem (Wetzlar, Alemania) con luz simple y polarizada a 100X y
400X según fue el caso. Los restos microbotánicos fueron medidos en micras (µm) con
un retículo de medición insertado en uno de los oculares para su caracterización e
identificación taxonómica. Las evidencias diagnósticas a nivel morfológico e histológico
fueron fotografiadas con una cámara SONY Cybershot de 12 megapíxel para su
identificación taxonómica, ecohistológica y micrométrica.

58
2.3.1.4. Análisis de microvestigios botánicos en coprolitos

Los coprolitos son heces deshidratas, irreductibles con grados distintos de mineralización,
dependen de su composición y las condiciones de deposición para su conservación en el
registro arqueológico (Glendon 1988; Yagueddú y Arriaga 2010). Los coprolitos
contienen tejidos vegetales, microorganismos, fúngicos y minerales que permiten
aproximarse a la dieta de los animales (Badal y Atienza 2014).

Los camélidos son considerados como rumiantes avanzados con una digestión completa,
hecho que puede dificultar la conservación de algunos microvestigios vegetales para su
identificación (Bonavia et al. 2009). Al respecto, se ha tomado una estrategia de
redundancia en cada muestra para obtener el mayor espectro posible de los microvestigios
presentes.

El análisis microscópico de coprolitos de camélidos forma parte del trabajo realizado por
Vásquez et al. (2018b). Para el presente estudio, se ha seleccionado coprolitos de
camélidos provenientes de la fase Mochica IV atendiendo a su conservación, su
morfología y sus características internas. Para tal propósito, se ha utilizado coprolitos
actuales como material comparativo de la colección escatológica del Centro de
Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas-ARQUEOBIOS para
permitir la identificación de la muestra (Fig. 6).

Los coprolitos utilizados fueron divididos en 4 porciones de 2.5 mm aproximadamente


con una hoja de bisturí N° 11 (una hoja para cada muestra), a continuación, se seleccionó
una de las porciones en cada muestra para colocarlas en tubos Eppendorf de 5ml estériles,
a los cuales se añadió 2.0 ml de agua destilada y 0.5 ml de solución salina fisiológica
(SSF) al 5% con una pipeta Pasteur a fin de rehidratarlos y se les dejó reposar por un
periodo de 35 días, agitando la sustancia mecánicamente una vez al día hasta quedar
disuelto. Luego de este tiempo se añadió 0.1 ml de glicerina y agua destilada (v/v) para
la homogenización de la muestra.

Para la observación microscópica, se tomaron 2 gotas de la solución homogenizada las


cuales fueron disueltas en 5 gotas (v/v) de agua destilada y 1 gota (0.1 ml) de glicerina.
La nueva solución obtenida fue homogeneizada con un estilete estéril y se colectó de 2 a
3 gotas para ser montadas en una luna portaobjetos preparada previamente con una gota
de glicerol y cubiertas con un cubreobjetos para su visualización.

59
El análisis microscópico se realizó con un Microscopio Leica DM500 Multisyztem
(Wetzlar, Alemania). La visualización microscópica de granos de almidón, fitolitos,
tejidos foliares, tricomas y pelos, se hizo con luz simple y luz polarizada con aumentos
de 100X y 400X, según el microvestigio botánico. Los restos microbotánicos
identificados fueron medidos en micras con un retículo de medición insertado en uno de
los oculares para su caracterización. Las evidencias diagnósticas a nivel de morfología
vegetal e histológica fueron fotografiadas con una cámara SONY Cybershot de 12
megapixeles, las cuales posteriormente son transmitidas a un dispositivo de
almacenamiento masivo para su posterior identificación taxonómica, ecohistológica y
micrométrica.

2.3.1.5. Paleopatologías óseas

El estudio de las paleopatologías óseas de una población animal doméstica reflejan las
estrategias en cuanto al control y cuidado de los rebaños (Chaix y Méniel 2005; Reitz y
Wing 2008). La función zootécnica, el grado de nutrición, la condición genética e incluso
el espacio donde han sido criados los animales pueden determinar alteraciones y
deformaciones en el esqueleto que en ocasiones se manifiesta de manera visible.

Con el fin de determinar la condición de los rebaños, las estrategias de crianza y la


adquisición de los camélidos para el consumo, se realizó el reconocimiento de
paleopatologías en restos óseos de camélidos para las fases Mochica III y Mochica IV.

En cuanto a la identificación de las paleopatologías en camélidos se consultó a los


manuales de Baker y Brothwell (1989), Chaix y Méniel (2005) y Waldron (2009) sobre
estudios en contextos arqueológicos, el manual de Cordero del Campillo (2001) sobre
estudios etnohistóricos y los manuales de Wernery y Rüger Kadeen (2002) y Fowler
(2010) en base a enfermedades en camélidos actuales.

2.3.2. Consumo

2.3.2.1. Procesamiento

El procesamiento tiene como objetivo la reducción y modificación del cuerpo del animal
en partes consumibles (Lyman 1994; Yravedra 2006; Reitz y Wing 2008). El estudio de
las modificaciones en la topografía de los restos óseos permite inferir las estrategias
seguidas en la explotación de camélidos. A fin de observar y contrastar de mejor manera
los datos, se ha adoptado una perspectiva formal y funcional en nuestro trabajo.
60
2.3.2.1.1. Técnicas de procesamiento

Las técnicas de procesamiento en camélidos permiten inferir la importancia de


determinados elementos anatómicos y del instrumental utilizado para su obtención. La
regularidad de los atributos formales permite observar patrones de procesamiento durante
las fases Mochica III y Mochica IV.

2.3.2.1.1.1. Marcas de corte

Las marcas de corte han sido agrupadas según sus características morfológicas
macroscópicas, su ubicación en la topografía ósea, su cantidad y sus rasgos asociados en
cortes primarios y secundarios siguiendo los criterios de Mengoni (1999), Yravedra
(2006) Herrera y Götz (2014) y Fernández-Jalvo y Andrews (2016).

Cortes primarios

Son cortes realizados durante las acciones específicas en el procesamiento del animal.
Los cuales de acuerdo a su disposición y objetivo son divididos en:

Corte-desarticulación

Son incisiones lineales a manera de surcos producidas por la presión direccional de un


filo cortante, cuyo fin es separar unidades anatómicas cortando la inserción de los
músculos y tendones en las articulaciones (Fig. 7).

Corte-impacto

Es un corte profundo producido por un golpe contundente de un objeto con filo (Mengoni
1999). Suelen mostrar surcos más anchos con microestrías internas y en algunos casos
desprendimientos de la superficie cortical del hueso (Fig. 8).

Corte-descarne

Está relacionado con la remoción de la carne y periostio, como resultado muestra surcos
irregulares o continuos sobre la superficie de los restos óseos (Fig. 9).

Corte-sierra

Es una técnica de cortes continuos superpuestos a fin de desprender partes de los


elementos óseos rodeando su superficie (Reitz y Wing, 2008). Por lo general, son

61
empleados para liberar la diáfisis para el uso en la industria ósea, aunque también se han
visto para ayudar en la fractura de los restos óseos (Fig. 10).

Cortes secundarios

Los cortes secundarios acompañan a los cortes primarios como acciones colaterales o
complementarias, y nos permiten inferir el tipo de instrumentación utilizado y su eficacia
(Yravedra 2006; Fernández-Jalvo y Andrews 2016). Entre ellos es posible distinguir:

Shoulders

Conocido como “el efecto hombro” son pequeñas estrías paralelas a la incisión principal,
realizadas por la irregularidad del instrumento (Fig. 11).

Barbs

Son estrías finas y cortas que divergen al comienzo o al final de la incisión principal (Fig.
12)

Lenguetas

Son terminaciones dobles o múltiples que se producen debido al movimiento repetido de


la mano sobre el corte (Fig. 13).

Splitting

Conocidas como hendiduras, son trazos que salen de la incisión principal de manera
divergente o paralela (Fig. 14).

Microestrías

Son incisiones finas ubicadas en el interior de las marcas formadas por los cortes
principales (Fig. 15).

Impresiones

Es una huella ocasionada por la presión de un objeto punzante sobre la superficie (Fig.
16).

Por último, se ha realizado la toma de imágenes de marcas de corte con el Microscopio


Electronico de Barrido (MEB) con el fin de caracterizar el tipo de incisiones producidas
y tratar de inferir el posible útil usado para el procesamiento.

62
2.3.2.1.1.2. Patrones de fractura

Los patrones de fractura corresponden a la acción antrópica del procesamiento de los


camélidos, permiten la observación del grado de explotación de los elementos anatómicos
a través de la destrucción ósea. La fracturación es el resultado de la interacción de las
propiedades biomecánicas del hueso y los aspectos tecnológicos y naturales asociados a
su producción (Mengoni 1999; Rosales 2015).

Indicadores de fracturación

Antes de evaluar los rasgos de la fracturación es preciso diferenciarlos de los procesos de


fragmentación, estos últimos no corresponden a un agente biológico específico (humano
o animal), dependen en otra instancia de factores hidrotérmicos y climáticos (Gifford-
Gonzalez 1989; Yravedra 2006). En tal sentido, se ha evaluado el grado de homogeneidad
entre el color de la fractura y el tejido cortical. Los indicadores óseos utilizados
corresponden a los atributos propuestos por Johnson (1985), Lyman (1994) y Outram
(1998 y 2002) con el fin de determinar patrones anatómicos en la regularidad de los
atributos en el esqueleto axial y apendicular. Dichos indicadores son los siguientes:

Color de la fractura

Se trata de la similitud entre el color del borde producido en la fractura y el tejido


superficial de los elementos óseos (Villa y Mahieu 1991). De acuerdo a la escala de
similitud propuesta por Outram (1998), se ha utilizado las categorías de homogéneo (75-
100% de similitud), parcialmente homogéneo (25-75% de similitud) y heterogéneo (0-
25% de similitud).

La homogeneidad se refiere a las fracturas ocasionas en el procesamiento de los elementos


óseos asociados a la actividad antrópica. La categoría de parcialmente homogéneo se
refiere a las fracturas ocasionadas en el transcurso de la fosilización, en paralelo a los
procesos postdeposicionales. De igual modo, la heterogeneidad está relacionada a la
fragmentación efectuada cuando el hueso está mineralizado o seco.

Contorno de la fractura

El contorno está compuesto por segmentos, planos o paños que se forman tras la fractura
del hueso, estos pueden tener diferentes direcciones, según su posición respecto al eje

63
longitudinal del hueso (Alcántara et al. 2006). El contorno ha sido siempre la
característica básica para la determinación morfológica de las fracturas.

 Contorno helicoidal

Se trata de un contorno curvado que gira en espiral alrededor de la diáfisis. En general


está asociado a la fractura en fresco de huesos largos (Fig. 17).

 Contorno transversal

El contorno es perpendicular al eje longitudinal del hueso (Fig. 18).

 Contorno longitudinal

El contorno es paralelo al eje longitudinal del hueso (Lyman 1994). Este tipo de contorno
es muy común en huesos fracturados al seco o fosilizados (Fig. 19).

 Contorno escalonado o columnar

Se trata de planos longitudinales interrumpidos por fracturas transversales (Villa y


Mahieu 1991) formando láminas de manera discontinua siguiendo las microfracturas
generadas en el tejido cortical del hueso (Johnson 1985) especialmente cuando el hueso
ha perdido contenido orgánico (Fig. 20).

 Contorno diagonal

El contorno diagonal muestra un plano oblicuo con respecto al eje longitudinal del hueso
las dos fragmentos que se obtienen están en el mismo plano sin girar en espiral (Fig. 21).

 Contorno diagonal escalonado

Está compuesto de un plano oblicuo con respecto al eje longitudinal del hueso
interrumpido por un segmento longitudinal (Fig. 22).

 Contorno dentado o aserrado

Este contorno está compuesto de planos oblicuos discontinuos que forman picos de altura
variable a modo de dientes de una sierra (Fig. 23).

 Contorno festoneado

Está compuesto por una serie de planos semicirculares o curvas a lo largo del contorno
que se superponen (Fig. 24).
64
Ángulo de la fractura

El ángulo de la fractura está formado por la intersección de una línea que parte de la
sección cortical y otra de la sección medular del paño de la fractura (Fig. 25). A partir de
los trabajos de Villa y Mahieu (1991), Lyman (1994), Outram (2002) y Yravedra (2006),
estos son clasificados en:

 Ángulo agudo

Se toman valores menores a 90° (x < 90°)

 Ángulo obtuso

Se toman valores mayores a 90° (x > 90°)

 Ángulo recto

Se toman valores aproximados a 90° (x ≈ 90°)

Textura del borde de la fractura

La textura corresponde a la forma y apariencia de la superficie del borde de la fractura


(Villa y Mahieu 1991; Outram 2002), que puede ser percibida de manera táctil y visual
(Johnson 1985; Lyman 1994)

 Textura lisa

Muestra un aspecto suave, homogéneo y pulido (Johnson 1985; Villa y Mahieu 1991;
Lyman 1994; Yravedra 2006) muy parecido al borde de un plástico roto (Outram 2002).
Es resultado del contenido orgánico cuando se fractura un hueso en estado fresco (Fig.
26).

 Textura rugosa

Tiene una apariencia áspera, rugosa, granular y heterogénea con áreas cóncavas y
convexas (Johnson 1985; Lyman 1994; Yravedra 2006) muy parecido al borde de un
fragmento de cerámica fragmentada o una galleta rota (Outram 2002), resulta de la falta
de contenido orgánico en los huesos en estado seco (Fig. 27).

65
IFF (Índice de Fractura Fresca)

En caso de la aplicación del IFF (Índice de Fractura Fresca), se han seleccionado las
fracturas en la diáfisis de los huesos largos y asignado un valor numérico a cada
combinación de atributos, de 0 a 2, siguiendo los criterios de Outram (2002). Si las
fracturas fueron producidos en estado fresco los valores se aproximan a 0, en caso la
fractura se produjo en estado seco se otorgan valores cercanos a 2.

En los ángulos de la fractura, 0 corresponde a un ángulo agudo, 1 a un ángulo obtuso y 2


a un ángulo recto. Con respecto al contorno de la fractura, se le asigna un valor de 0
cuando el contorno es helicoidal, 1 cuando existe diferentes tipos de contorno incluyendo
el helicoidal y 2 cuando no existe contorno helicoidal presente. De la misma manera, si
la fractura muestra una textura lisa se le concede un valor de 0, si la textura presenta una
superficie lisa con algunas rugosidades se le otorgan valores de 1 y en caso la textura es
mayoritariamente rugosa se le asigna un 2.

Los valores obtenidos son sumados obteniendo valores entre 0 y 6, el primero denota la
fracturación de los elementos en estado fresco y el segundo es atribuido a los elementos
óseos fracturados en estado seco.

Marcas de percusión

Las marcas de percusión son todos aquellos atributos relacionados con la fractura
intencional de los elementos óseos. Para caracterizar las marcas relacionadas con el
percutor y el punto de impacto nos basamos en los trabajos de Johnson (1985), Lyman
(1994), Mengoni (1999), Yravedra (2006) y Fernández-Jalvo y Andrews (2016).

Las marcas relacionadas con el percutor dejan hoyos irregulares los cuales pueden estar
acompañados de hendiduras internas (Mengoni 1999). En caso se haya utilizado un
soporte para la fractura se pueden observar marcas de contragolpes en la superficie del
elemento óseo. Por otro lado, la irregularidad del percutor puede dejar marcas de estrías,
que se presentan de forma agrupada y direccionada.

El punto de impacto en el elemento óseo genera muescas asociadas a la huella del


instrumento utilizado, dependiendo al numero de impactos puede presentarse la
formación de escotaduras, de igual modo, es posible observar el negativo de lascas y
algunas lascas adheridas (Johnson 1985; Lyman 1994). Las fallas producidas por el

66
impacto generan fisuras, que se desplazan al tejido esponjoso, dependiendo de su
contenido orgánico.

Con el fin de observar los daños producidos por la percusión se ha realizado la toma de
imágenes con el Microscopio Electrónico de Barrido (MEB).

Tipos de esquirlas

Las esquirlas son fragmentos del elemento óseo que se desprenden por acción de la
fractura intencional de los elementos óseos (Johnson 1985; Blumenschine 1986; Mengoni
1999).

Lascas

Son fragmentos óseos que presentan plataforma y bulbo de percusión (Fig. 28).

Astillas

En general son fragmentos óseos alargados provenientes de las diáfisis de los huesos
largos (Fig. 29).

Cilindros

Son fragmentos completos de diáfisis de huesos largos que carecen de extremos


articulares (Fig. 30).

2.3.2.1.2. Etapas de procesamiento

La agrupación de variables formales empleadas en este trabajo responde a aspectos


funcionales y a la tipificación de acciones específicas en cada etapa del procesamiento de
los camélidos. Se ha considerado los trabajos de Miller (1979), Pijoan y Pastrana (1987)
y Yravedra (2006) para determinar las etapas del procesamiento en las fases Mochica III
y Mochica IV.

Sacrificio

Siguiendo el trabajo etnográfico de Miller (1979) existen dos tipos de sacrificio


practicados por los pastores contemporáneos con consecuencias arqueológicas: a) el
degüello ventral que consiste en una incisión prolongada entre los cóndilos del occipital
y la cara ventral del atlas y b) el puntillazo dorsal que deja marcas en los cóndilos

67
occipitales y cara dorsal del atlas con un instrumento en punta. No se ha considerado la
Ch’illa debido a que no deja marcas específicas en los huesos (Miller 1979).

Degollamiento

El degollamiento consiste en separar la cabeza del cuerpo, en general, deja incisiones


prolongadas en los cóndilos occipitales del cráneo, en el cuerpo del atlas y en el cuerpo
del axis.

Despellejamiento

En los camélidos actuales el despellejamiento deja marcas asociadas al cuerpo de los


huesos carpianos y tarsianos, la porción proximal del metacarpo y el metatarso y la
porción distal del radio-ulna y la tibia. Así mismo, puede dejar marcas superficiales en la
cara ventral de las vértebras cervicales (Miller 1979).

Evisceramiento

El evisceramiento consiste en retirar las vísceras del animal, esta etapa puede dejar marcas
en la cara ventral de las costillas y vértebras dorsales.

Desmembramiento

El desmembramiento consiste en dividir a los animales en paquetes anatómicos o regiones


anatómicas (Pijoan y Pastrana 1984; Yravedra 2006). Los pastores de camélidos actuales
separan los miembros anteriores junto al paquete de costillas para cada lado, dejando
patrones de cortes y fracturas entre la 1° y 2° costilla y en la zona proximal de la escápula,
de igual forma, la separación de los miembros posteriores incluye cada lado de la pelvis,
los patrones de corte y fractura aparecen en la sínfisis de la pelvis y en algunas ocasiones
el sacro (Miller 1979).

En el esqueleto axial se dividen las regiones de las vértebras cervicales y dorsales,


mostrando marcas entre la 7° vértebra cervical y la 1° vértebra dorsal, asimismo, la
separación de las regiones dorsal y lumbar dejan patrones de corte entre la 12° vértebra
dorsal y la 1° vértebra lumbar. La región lumbar incluye el sacro y las vértebras caudales.

Destazamiento

En el destazamiento se separan los elementos óseos de cada región anatómica. Es posible


observar marcas de cortes en las zonas articulares de cada elemento óseo del esqueleto
68
apendicular y axial en combinación con fracturas de huesos expuestos en las
articulaciones.

Porcionamiento

El porcionamiento es la división de los elementos óseos de camélidos en unidades de


consumo individual (Miller 1979). Las porciones obtenidas dependen de la preparación
de los alimentos y del número de comensales (Mengoni 1999; Marschoff 2012).

Las acciones de porcionamiento generan patrones de fractura diferenciables en cada


elemento óseo del esqueleto apendicular y axial que difieren de la fragmentación ósea por
factores tafonómicos (Tablas 1 y 2). Las porciones fueron derivadas a partir de los
trabajos de Miller (1979), Mengoni (1991) y Yravedra (2006) para determinar la
recurrencia de porciones en las fases III y IV del periodo Mochica.

Industria ósea

El agrupamiento de los elementos óseos con indicadores de trabajo se realizó utilizando


los criterios de Rosales (2015 y 2017) enfocados en la clasificación de familias, tipos y
subtipos en la industria ósea de la Zona Urbana Moche.

2.3.2.2. Termoalteración: Indicadores de cocción

Este tipo de alteraciones son causadas por la aplicación de calor directa o indirectamente
sobre el elemento óseo. El grado variable de las termoalteraciones está relacionado con
las actividades de cocción de la carne (Russell 2012). En nuestra investigación se ha
considerado la caracterización de dos tipos de termoalteración:

Hervido

El hervido es un tipo de termoalteración indirecta que depende de un contenedor de agua


para la cocción de la carne (Fig. 31). De este modo, se genera una superficie de color
amarillento o gris mate perlado en los elementos óseos (Colomer et al. 1996; Götz 2014a).

Exposición al fuego directo

La exposición directa de los paquetes anatómicos al fuego deja marcas diferenciales en


la superficie (Fig. 32). La topografía ósea determina las zonas de afectación por el fuego
generando huellas focalizadas o chamuscas (Pijoan-Aguadé et al. 2010; Götz 2014a).

69
2.3.2.3. Índices de consumo

Los índices de consumo se basaron en la representación atómica y taxonómica de los


camélidos a diferentes escalas en el CA 35 dependiendo de las pautas socioeconómicas
de las fases Mochica III y Mochica IV.

2.3.2.3.1. Identificación de especies

El porcentaje de camélidos identificados en las fases Mochica III y Mochica IV fue


definido por las variables morfométricas y morfológicas aplicadas a su estudio. Con
referencia a los indicadores morfométricos se utilizó el análisis discriminante de las
primeras falanges (Kent 1982).

Al respecto, los indicadores morfológicos fueron determinados por la presencia/ausencia


de esmalte en los incisivos de camélidos, permitiendo agruparlos en el nivel taxonómico
de género, constituyendo los grupos de Lama sp y Vicugna sp (Wheeler 1982). En este
sentido, las llamas (Lama glama) y guanacos (Lama guanicoe) muestran la presencia de
esmalte en las áreas labial y lingual de los incisivos, sólo las alpacas (Vicugna pacos) y
vicuñas (Vicugna vicugna) muestran esmalte en el área labial (Fig. 33).

2.3.2.3.2. Perfiles etarios

Análisis dental: secuencias de erupción, reemplazo y desgaste dentario

Para la identificación etaria de los camélidos sudamericanos se ha tomado en cuenta el


estudio de las secuencias de erupción, reemplazo y desgaste dentario presentes en la
mandíbula y el maxilar a partir de los trabajos de Wheeler (1982) y Kent (1982),
asimismo, los trabajos realizados en incisivos de guanacos por Puig y Monge (1983).

Debido al bajo margen de error obtenido en el análisis dentario, las edades fueron
agrupados de acuerdo a los diferentes estados de desarrollo de los camélidos: crías (0-1
año), juveniles (1 - 2.5 años), subadultos (2.5 - 3 años), adultos (3 - 7 años) y seniles (>
7años) siguiendo los criterios de Wheeler (1999) y Fernández (2017).

También se ha usado la prueba de Kolmogorov-Smirnov (K-S) tomando como categorías


mutuamente exclusivas la distribución de los rangos de edad en ambas fases, entendidas
como poblaciones distintas, a fin de comprobar el grado de significación de la muestra a
través de la similitud o diferencia en la representación de los datos (Shennan 1992).

70
La fórmula aplicada se deriva de una distribución teórica específica obedeciendo al nivel
estadístico de 0.05 que permite evaluar la concordancia probabilística muestral. Para lo
cual, siguiendo a Shenan (1992) se debe proponer, en un nivel inferencial, una hipótesis
nula (H0) y una hipótesis alternativa (H1). En nuestro análisis se ha definido:

- H0 = El cual demuestra la homogeneidad de los datos en los rangos de edad de ambas


poblaciones. En caso se obtenga un valor mayor a 0.05 (p>0.05).

- H1= El cual Justificada la diferencia en la distribución de los datos en ambas poblaciones


relacionados a un valor menor a 0.05 (p<0.05).

Asimismo, con el objetivo de evaluar las diferencias en la explotación de los camélidos


para las fases Mochica III y Mochica IV según los rangos de edad, se ha utilizado las
frecuencias acumuladas representadas en un gráfico de distribución.

Análisis de las fusiones óseas

Por otra parte, se consideró el estudio de los periodos de fusión de los elementos óseos
basado en los cronogramas de Kent (1982), Wheeler (1999) y Miller (2003) agrupadas
bajo los criterios de Mengoni (2013) que compatibiliza las discrepancias de los
cronogramas propuestos por los distintos autores, los cuales se comprenden de fusiones
tempranas (<12-18 m), fusiones intermedias (<18-36 m) y fusiones tardías (<36-48 m).

Para tal efecto, las categorías utilizadas en los estados de fusión ósea fueron: sin fusión,
parcialmente fusionado y fusionado. En caso de que un elemento óseo mostrara dos
estados de fusión, se seleccionó el de menor intervalo posible. Por otra parte, se ha
considerado de manera especial a aquellos huesos que pertenecen a camélidos neonatos.

Asimismo, la fusión de los huesos permite el seguimiento de los patrones de


supervivencia y mortandad (Mengoni 2013). En cuanto a la supervivencia, los elementos
óseos fusionados en cada categoría etaria pertenecen a los animales que sobrevivieron
hasta dicho intervalo de tiempo pero cuya edad de muerte es desconocida, desde otro
ángulo, la mortandad se refiere a los elementos óseos no fusionados que pertenecen a
camélidos beneficiados antes de ese periodo de tiempo. Los rangos de edad fueron
regularizados de acuerdo a su representatividad al 100% con el fin de determinar el
número total en los patrones de supervivencia y mortandad.

71
2.3.2.3.3. Representación anatómica

La representación anatómica contempla el grado de importancia de los paquetes


anatómicos en el consumo de camélidos y su utilidad económica en las fases Mochica III
y Mochica IV. Las categorías utilizadas en nuestro trabajo son las siguientes:

Peso

Con el fin de conocer el volumen de los elementos óseos se ha determinado el peso de la


muestra analizada para cada fase y en asociación a los esqueletos apendicular y axial, de
este modo, es posible aproximarnos a la importancia y al grado de preferencia en el
consumo de camélidos. Para tal efecto, se ha usado una balanza de gramos electrónica
con una precisión de 1 g. En el registro aquellos elementos cuyo peso fue menor a 1 g se
les asignó un valor de 0.5 g con el objeto de acumular unidades al peso total. Para la
presentación de los datos las unidades en gramos fueron cambiados a kilogramos.

NISP (Número de especímenes identificados)

El NISP está compuesto por el número total de fragmentos reconocibles según los
atributos morfológicos de cada elemento, el cual permite una primera aproximación a la
explotación de elementos anatómicos dentro de un conjunto óseo (Grayson 1984; Lyman
2008).

Para la identificación de los elementos óseos de camélidos se usaron los manuales de


Pacheco et al. (1979), Galotta (1988), Sato y Angulo (2015) y Sierpe (2015). Debido a
que la asignación interespécifica de los camélidos requiere de estudios más especializados
este tipo de medida se presenta como la más adecuada para nuestro estudio.

Utilidad anatómica

A partir de la identificación anatómica del NISP es posible derivar la utilidad económica


de las partes esqueletarias de los camélidos. La biomasa de los productos como la carne,
grasa y médula se distribuye de manera diferencial entre los paquetes anatómicos en el
cuerpo del animal, lo cual, puede generar preferencias en cuanto a su explotación. En este
sentido, utilizamos los indicadores de rendimiento anatómico propuesto por Mengoni
(2013).

Asimismo, el índice de secado de las partes anatómicas puede ser visto en terminos de un
consumo inmediato y diferido que se relacionan a la disponibilidad de los productos de
72
acuerdo al lapso transcurrido desde el sacrificio de los camélidos. Para tal efecto, se ha
tomado los ejemplares con asociación anatómica específica agrupados en razon del
agrupamiento anatómico propuesto en el trabajo de Mengoni (2013), el cual valora a los
elementos anatómicos en razón de su rendimiento productivo.

MNE (Número minimo de elementos)

Es una medida recompuesta que permite aproximarnos a la abundancia anatómica de


elementos óseos de acuerdo a su frecuencia en el registro arqueológico (Lyman 2008).
En el tanteo de los elementos anatómicos se ha utilizado el método de traslape siguiendo
la propuesta de Mengoni (1999), el cual, se basa en la consideración de zonas diagnósticas
para representar la cantidad parcial.

Para el conteo de las zonas diagnosticas se ha tomado en cuenta la pertenencia de los


restos óseos a sectores anatómicos, dependiendo de la estructura del hueso y de las
acciones tafonómicas que afectaron su conservación, de tal modo que las categorias
anatómicas varian de acuerdo al esqueleto axial y apendicular. Los elementos disimiles
fueron obtenidos de acuerdo a la zona anatómica mayormente representada, en contraste,
los elementos pares fueron contabilizados independientemente con relación a su
lateralidad.

Atendiendo a la variabilidad de las porciones representadas en el esqueleto apendicular,


los huesos largos fueron agrupados en conjuntos que contienen 3 y 5 porciones, de este
modo fue posible estimar de forma separada las áreas proximales y distales, así como, las
epífisis y metadiáfisis. Por su parte, el conteo de las diafisis dependió del grado de
fraccionamiento para ser agrupados junto a las partes con mayor capacidad diagnóstica.

Asimismo, se ha considerado en la estimación de elementos anatómicos a aquellos óseos


con categorias de identificación general asociado a sectores como el cráneo, las vértebras
y los huesos largos, en correspondencia a los caracteres anatómicos que permiten obtener
un nivel plausible de representatividad.

MAU% (Frecuencia anatómica porcentual)

Esta medida permite un acercamiento real al grado de representación anatómica, con la


aplicación de una escala generalizada que puede ser independiente de la integridad del
individuo (Mengoni 1999). En primera instancia, se divide el MNE para cada elemento

73
óseo por las veces que está representado en un esqueleto de camélido completo para
obtener el MAU (Número mínimo de unidades anatómicas), una vez normalizado, esta
medida es estandarizada con el MAU% en una escala que va de 1 a 100, respecto al
elemento óseo con el MAU más alto.

Aportación cárnica a partir del MUI (Índice de utilidad cárnica)

Se trata de la aplicación de patrones de biomasa propuestas por Binford (1984)


relacionadas con el contenido de grasa, carne y médula ósea para cada elemento
anatómico. En el caso de los camélidos el trabajo más próximo es el de Mengoni (1991),
cuyos índices de utilidad cárnica fueron obtenidos a partir del rendimiento cárnico de una
llama macho adulta. Se debe tener en cuenta, que el MUI puede variar parcialmente de
acuerdo al sexo, edad y especie de camélido, obteniendose un peso en bruto que
representa el 58-65% del peso total del animal vivo (Mengoni 1991; Aldenderfer 1998).

Para el presente estudio se ha tomado como referencia un camélido con un peso estandar
de 92 Kg, el cual es el peso promedio entre alpacas (55-65 kg) y llamas (90-155 kg)
actuales. Seguidamente, se obtuvo un valor de 55 kg que corresponde al peso de la carcasa
(cuerpo del animal sin cuero y visceras) que se aproxima al 60% del peso total.

Asimismo, se ha aplicado los valores del MUI permitiendo un alcance promedio en el


peso para cada elemento anatómico, cuyos valores fueron multiplicados por las
cantidades estimadas en el MNE y MAU de acuerdo al agrupamiento anatómico
correspondiente, de esta manera, fue posible evaluar la aportación cárnica para cada fase.

MNI (Número mínimo de individuos)

El MNI es una medida de aproximación al número de animales consumidos que se


derivan de una muestra específica. En nuestro trabajo usamos la propuesta Mengoni
(1999), la cual, considera la distinción de lateralidad (derecha e izquierda) y el proceso
de fusión (fusionado y no fusionado) para determinar a partir de la frecuencia del
elemento óseo con mayor abundancia el MNI. Dicha aproximación permite observar el
número de carcasas de camélidos ingresadas para el consumo.

2.3.3. Desecho

El registro arqueofaunístico es una muestra de lo que originalmente fue depositado y que


ha sido modificado por diversos procesos de formación (Otaola 2012). En este sentido,

74
se ha identificado la recurrencia de agentes tafonómicos naturales, biológicos y antrópicos
no directos con el fin de generar grupos de afectación de carácter individual y general en
los elementos anatómicos de acuerdo a su disposición en el esqueleto axial y apendicular.

Para tal fin, se ha tomado en cuenta la disposición de los pisos y relleno de pisos del CA
35 durante las fases Mochica III y Mochica IV. De esta manera, es posible inferir los tipos
de acumulación deposicionales y postdeposicionales y evaluar su pertenencia a eventos
diferenciales de desecho.

Formación de depósitos tafonómicos

Con el fin de observar la similitud de los indicadores tafonómicos en muestras de los


diferentes estratos se realizó el análisis de conglomerados por el método de UPGMA, en
el cual se utilizó las cantidades de los caracteres cualitativos asignando un valor nominal
a cada rasgo para permitir su clasificación y análisis por medio de la representación de
fenogramas.

2.3.3.1. Alteraciones naturales no biológicas

Las condiciones ambientales y sedimentarias determinan la variabilidad y conservación


de los elementos óseos en el registro arqueológico (Reitz y Wing 2008). Dentro de esta
categoría se ha incluido las marcas de pisoteo ya que son consecuencia de una
combinación de agentes naturales y biológicos no directos.

Meteorización

La meteorización es la destrucción del elemento óseo por agentes físicos y químicos que
operan en la superficie y en la matriz del sedimento (Yravedra 2006). En nuestro trabajo
utilizaremos los estadios propuestos por Behrensmeyer (1978) y aplicados en esqueletos
de guanaco por Massigoge et al. (2008). Los estadios considerados son:

Estadio 1

El elemento óseo muestra fisuras paralelas y una estructura fibrosa.

Estadio 2

Craquelamiento, descascaramiento y exfoliación de las capas del tejido externo alternadas


con agrietamientos de bordes en sección transversal angular.
75
Estadio 3

Aspecto fibroso y pérdida del tejido compacto con una profundidad relativa, con
agrietamientos de bordes redondeados.

Estadio 4

Agrietamientos profundos abiertos y con bordes redondeados y/o astillados. El elemento


óseo muestra un aspecto fibroso y textura áspera general.

Estadio 5

Intensificación del astillamiento, destrucción in situ y pulverización de algunas secciones.

Concreción

Se trata de la adherencia de partículas de sedimento a la superficie cortical, cavidad


medular y tejido trabecular del elemento óseo (Fig. 34). La concreción sucede mientras
se conserva parte del periostio y grasa (Lyman 1994; Yravedra 2006).

Abrasión

La abrasión es el resultado de la erosión física de la superficie del elemento óseo,


provocado por el impacto constante de materiales duros en el sedimento, las actividades
fluviales y eólicas (Yravedra 2006). El patrón de desgaste suaviza la superficie, redondea
las aristas y los vértices de los elementos óseos, asimismo, puede incluir el pulimento de
la topografía ósea (Fig. 35).

Marcas de pisoteo

El pisoteo es la consecuencia del arrastre o transporte del material óseo sobre la matriz
sedimentaria por dinámicas de movimiento vertical y horizontal (Yravedra 2006). Las
inclusiones de los sedimentos pueden dejar marcas en el elemento óseo y condicionar su
fragmentación (Lyman 1994). Las marcas típicas de este agente incluyen: Estrías
aleatorias, surcos, hoyos irregulares, fisuras y la fragmentación (Fig. 36).

Disolución de manganeso

El manganeso es un componente importante en el crecimiento y desarrollo de los


elementos óseos (Strause y Saltman 1987). La disolución de manganeso genera puntos y
manchas negras de tamaño variable (Fig. 37). Con el fin de obtener un espectro químico

76
para evaluar el grado de incidencia del manganeso se ha realizado un estudio de
Espectrometría de Dispersión de energía de rayos X (EDS) acoplada al Microscopio
Electrónico de Barrido.

2.3.3.2. Alteraciones biológicas

Marcas de raíces

Las alteraciones por raíces muestran marcas de patrón dendrítico o vermicular (Lyman
1994; Yravedra 2006). Las marcas pueden ser desde superficiales hasta regularmente
profundas, en algunos casos el contacto con la acción de los ácidos vegetales, carbónicos
o cítricos, provocan surcos, coloraciones e incluso escoriaciones (Fig. 38).

Marcas de carroñeros

Después de las actividades de consumo los restos óseos son desechados diferencialmente
generando acumulaciones. Este hecho, permite que algunos animales accedan a los
residuos restantes dañando la integridad del elemento óseo con el desgaste del tejido
cortical, la remoción del periostio, el consumo de la grasa trabecular y la fracturación para
obtener médula ósea (Lyman 1994). Entre las principales marcas de carroñero tenemos:

Roído

Los roedores afectan el tejido cortical del hueso con el objetivo de desgastar sus incisivos
de crecimiento permanente (Reitz y Wing 2008). La disposición de las marcas muestra
marcas paralelas, juntas y superpuestas, es muy común, que los roedores dejen marcas en
lugares de difícil acceso como cavidades medulares y bordes de hueso (Fig. 39).

Perforaciones

Son depresiones profundas en forma de agujeros con el contorno redondeado (Fig. 40).
Por lo general estas marcas dejan una impresión clara en el hueso (Binford 1981). Son
provocadas por la presión de los dientes del carroñero que colapsan la resistencia del
tejido cortical.

Hoyos

Se generan por la acciones de masticado focalizado (Binford 1981). Generalmente,


afectan al tejido esponjoso con una alta densidad de depresiones parciales y superpuestas
(Fig. 41).

77
Acanaladuras

Son hendiduras producidas por el arrastre de los dientes sobre el tejido duro (Chaix y
Méniel 2005). Estos suelen ser anchos, sinuosos y traslapados con una sección en “U” o
en “V” dependiendo de la presión (Yravedra 2006). Es posible confundirlos con marcas
de corte, diferenciándose por las estriaciones presentes en el lecho de la marca (Fig. 42).

Acanaladuras discontinuas

Se trata de acanaladuras proyectadas en un mismo sentido con marcas irregulares


resultado de la variable presión y arrastre de los dientes (Fig. 43).

Festoneado

Se trata de un borde aserrado formado por la constante masticación y trituración del


hueso, es posible observar negativos dentales de los carroñeros (Binford 1981). Las partes
más afectadas son las epífisis de los huesos largos y las crestas de los huesos planos (Fig.
44).

Marcas de hongos y bacterias

Las alteraciones realizadas por microorganismos son consecuencia de la biodegradación


y la descomposición (Yravedra 2006). La acción de estos agentes reduce la densidad ósea
y aumentan la porosidad, es posible observar marcas superficiales con patrones
redondeados, ovalados y surcos, algunos se alojan en improntas de otros agentes y dejan
escoriaciones en el tejido cortical (Fig. 45).

2.3.3.3. Termoalteración: uso de óseos como combustible

El desecho de los elementos óseos a los fogones habla de la posibilidad de su utilización


como material de combustión (Fig. 46). Los trabajos experimentales en este sentido,
muestran que los huesos pueden prolongar la duración del fuego (Costa 2015).

Las termoalteraciones de los elementos óseos presentan coloraciones diferentes en


función de su exposición, de forma que, los huesos que están en contacto directo con el
fuego presentan un color más oscuro (Yravedra 2006). Los indicadores utilizados derivan
de los trabajos propuestos por Shipman et al. (1984) y Costa (2015):

Ruborizado

Se trata del enrojecimiento de la superficie del elemento óseo por una exposición corta.
78
Quemado

El elemento óseo ha sido expuesto prolongadamente al fuego logrando su


ennegrecimiento que afecta la superficie cortical.

Carbonizado

Sucede cuando el elemento óseo ha sido reducido a carbón afectando la integridad de su


estructura. Muestra un color negro intenso y parcialmente brilloso o mate.

Parcialmente Calcinado

El óseo muestra una parte quemada y una parte calcinada; es decir cuando el hueso
comienza a oxidarse mostrando un color grisáceo.

Calcinado

El elemento óseo muestra una coloración blanca o blanca azulada por el cambio químico
de su estructura, asimismo se observa una superficie gredosa y grácil.

A fin de determinar el daño estructural en cada indicador de termoalteración se ha


realizado fotografías usando el Microscopio Electrónico de Barrido (MEB).

79
CAPÍTULO III. RESULTADOS

Se han analizado un total de 1436 restos óseos de camélidos (entre huesos y dientes)
pertenecientes al CA 35, de los cuales, 718 elementos corresponden a la fase Mochica III
y 718 elementos a la fase Mochica IV (Tabla 3). La sistematización de los datos se realizó
por medio del programa Access de Microsoft Office 2013, el cual permite el uso de tablas,
formularios y consultas de uso práctico con la posibilidad de importar las fichas de
análisis a otros programas de uso estadístico.

3.1. Producción

3.1.1. Osteometría de las primeras falanges

El resultado del análisis osteométrico de las primeras falanges delanteras comprenden 98


ejemplares: 32 falanges delanteras pertenecen a la fase Mochica III y 28 falanges
delanteras a la fase Mochica IV. Por su parte, el resultado de las primeras falanges traseras
está compuesto por 15 elementos de la fase Mochica III y 23 elementos de la fase Mochica
IV.

Aplicación de coeficientes de clasificación

Los valores morfométricos obtenidos por la aplicación de los coeficientes de clasificación


en las falanges delanteras para la fase Mochica III indican un número de 21 especímenes
de alpaca, 6 especímenes de llama, 3 especímenes de guanaco y 2 especímenes de vicuña
(Tabla 4). Por su parte, en la muestra de la fase Mochica IV se evidencian 21 especímenes
de alpaca, 6 especímenes de llama y 1 espécimen de vicuña (Tabla 5).

La clasificación de las falanges traseras ha permitido identificar en la fase Mochica III:


13 especímenes de alpaca y 2 especímenes de llama (Tabla 6). En caso de la fase Mochica
IV se ha identificado 15 especímenes de alpaca, 8 especímenes de llama y 1 espécimen
de guanaco (Tabla 7).

La clasificación de Kent (1982) aplicado a ambas fases muestra cantidades similares en


la representación de camélidos, demostrando estrategias de producción dirigidas al
manejo de rebaños específicos. Es posible que los altos índices de alpacas se deriven de
su explotación concentrada en productos como la fibra y la carne. Por otro lado, la baja
cantidad de llamas en ambas muestras pueden derivar de individuos utilizados como
animales de carga que alternativamente eran aprovechados.

80
Los ejemplares clasificados como vicuñas podrían asociarse a un consumo eventual o a
fallas estructurales en su consistencia ósea debido a que estos camélidos comparten
características morfológicas muy cercanas a las alpacas (Vásquez y Rosales 2012). La
identificación de guanacos en ambas fases podría estar relacionado a la obtención de
camélidos en ecosistemas altoandinos próximos a la costa o de llamas cargueras que han
alcanzado un tamaño similar al guanaco en los gradientes morfométricos.

Análisis bivariado

El diagrama de dispersión bivariado a partir de la correlación positiva de las variables


P1V2 (Ancho Proximal Latero Medial) y P1V3 (Ancho Proximal Antero Posterior) de la
primera falange delantera y trasera de la fase Mochica III muestra a los camélidos del
grupo grande (llama y guanaco) en el extremo superior derecho y los camélidos del grupo
pequeño (alpaca y vicuña) en el extremo inferior izquierdo (Fig. 47 y 48). Es posible
observar una mayor concentración espacial de los ejemplares del grupo grande en
contraste con la dispersión de ejemplares del grupo pequeño en el eje de las abscisas,
demostrando una alta variabilidad intragrupal. La superposición de los especímenes
muestra la intersección de los grupos en esta fase sugiriendo gradientes morfométricos
similares entre ellos, especialmente en las primeras falanges traseras.

En la fase Mochica IV observamos que la concentración de especímenes muestra la


divergencia entre los grupos grande y pequeño (Fig. 49 y 50). La dispersión en el eje de
las abscisas sugiere una significativa variabilidad interna en ambos grupos. La
superposición de los especímenes es muy baja, en caso de la primera falange trasera la
superposición de algunos especímenes podría estar relacionado a su parcial eficacia
osteométrica con respecto a la primera falange delantera.

Análisis de conglomerados por UPGMA

En el análisis de conglomerados por el método de UPGMA los resultados alcanzados


dependen de la recurrencia de las variables medidas (Hernández 2001). El agrupamiento
de los especímenes se ejemplifica mediante la descripción de las relaciones dadas en el
conjunto de datos disponibles, que se asocian de acuerdo a su semejanza taxonómica
dentro de los gradientes morfométricos vinculados a los camélidos sudamericanos.

El dendrograma obtenido a partir de la primera falange delantera en la fase Mochica III


muestra el distanciamiento del material de control, falanges de Cabra moderna (Ca-M)
81
provenientes de la colección de referencia del Centro de Investigaciones
Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas – ARQUEOBIOS, utilizadas para
demostrar la eficacia del método y las mediciones tomadas (Fig. 51). El agrupamiento de
los camélidos, con un coeficiente de correlación de 0.86, establece dos grandes
conglomerados: un conglomerado conformado por la mayoría de especímenes de alpacas,
que incluye a los ejemplares de llama (Lgl-M) y alpaca modernos (Vp-M), y un
conglomerado que de acuerdo a la similitud de los datos asocia a especímenes de llama,
guanaco, alpaca y vicuña. Además, se observa en ambos conglomerados asociaciones
parciales de especímenes de alpacas que forman subconjuntos de similitud taxonómica.

En comparación, los conglomerados representados en el dendrograma que pertenecen a


la primera falange trasera, con un coeficiente de correlación de 0.95, muestran dos
subgrupos: el primer subgrupo está constituido mayoritariamente por especímenes de
alpaca que vincula a corta distancia dos especímenes de llama, en contraste, el segundo
subgrupo está compuesto por especímenes parcialmente homogéneos de alpacas (Fig.
52). Las distancias en las matrices denotan una variabilidad taxonómica entre los
especímenes de alpaca.

Las relaciones de similitud en los conglomerados de camélidos en la fase Mochica III


muestran a llamas, alpacas, guanacos y vicuñas entremezcladas en una matriz de distancia
con agrupaciones parciales de alpacas. Este hecho estaría asociado al efecto filogenético
del cruce bidireccional en camélidos, con fines adaptativos o de mejoramiento, que denota
una dominancia jerárquica de las alpacas. Asimismo, se observa la agrupación de una
matriz de distancia que aglutina a especímenes de alpaca con subconjuntos
significativamente vinculados, es posible que se tratase de rebaños distintos de alpacas en
una misma población, demostrando variabilidad intraespecífica.

La aplicación del análisis de conglomerados en las primeras falanges delanteras de la fase


Mochica IV, con un coeficiente de correlación de 0.85, revela dos grandes conglomerados
en la misma distancia (Fig. 53). El primer conglomerado expone subgrupos concentrados
de alpaca y llama asociados a las alpacas modernas, con una clara distancia en la
distribución con respecto al subgrupos de llamas en las ramas inferiores, el segundo
conglomerado se divide en dos subgrupos, por una lado, se muestra ejemplares de alpaca
reunidos a diferentes distancias incluyendo las muestras de llama modernas y en el otro
se aprecia la asociación homogénea de especímenes de alpaca.
82
Por su parte, el dendrograma de la primera falange trasera, con un coeficiente de
correlación de 0.81, muestra dos grandes agrupaciones, una en la que se agrupan
subgrupos de llamas y alpacas en diferentes distancias que incluyen un espécimen de
guanaco asociado a dos especímenes de llamas. La agrupación de llamas y alpacas se
muestra de manera más concentrada y con una distribución equilibrada (Fig. 54). El otro
conglomerado presenta un grupo de alpacas con diferentes vínculos en su matriz de
distancia que revelan la recurrencia de valores muy similares.

En la fase Mochica IV se observa la conjunción de especímenes en dos grandes grupos.


El primer conglomerado en ambas falanges muestra especímenes asociados en subgrupos
más concentrados con un grado de similitud y distribución muy similares, lo cual,
respondería a un mejor manejo de los rebaños y su utilización para funciones
diferenciadas. El segundo conglomerado representado agrupa especímenes de alpacas de
manera homogénea, es posible que en esta fase se haya producido la especiación local de
algunos grupos sometidos a una selección constante.

Análisis Principal de Componentes (APC)

El APC ha sido utilizado como método de comprobación en el ordenamiento de los datos


obtenidos por otros métodos de análisis multivariable (Gasco 2012). Los resultados son
expresados en un diagrama de dispersión con valores correlativos que se aproximan a la
unidad acompañado de la información provista por el porcentaje del total de la variación
que explican los primeros componentes del análisis. Hemos considerado la muestra de
cabra moderna (Ca-M) provenientes de la colección de referencia del Centro de
Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas – ARQUEOBIOS para
determinar la fiabilidad del posicionamiento espacial de los especímenes en los
diagramas.

El APC de la primera falange delantera de la fase Mochica III muestra dos grupos
divididos por el eje que representa el componente 1, un agrupamiento que muestra
ejemplares de alpaca, vicuña y llama moderna del lado izquierdo y un agrupamiento de
especímenes de llama, alpaca, guanaco, vicuña y alpaca moderna en el lado derecho (Fig.
55). El cuadrante superior izquierdo denota la dispersión de ejemplares de alpaca muy
cercanos a los límites del eje que forman un conjunto separado. El cuadrante inferior
izquierdo está conformado por un grupo concentrado de especímenes de alpaca, vicuña y
llama demostrando similitudes en sus medidas. El cuadrante superior derecho muestra
83
ejemplares de llama dispersos mientras que las dimensiones de alpacas y guanacos
alcanzan los límites de los ejes. Igualmente, el cuadrante inferior derecho muestra la
dispersión de los ejemplares de alpaca, llama, vicuña, guanaco y alpaca moderna.

En el mismo orden, el APC de la primera falange trasera resalta la dispersión de


especímenes de alpaca en los cuadrantes inferiores separados por el eje que representa el
componente 2, mientras que los cuadrantes superiores agrupan especímenes de alpaca
muy cercanos al eje, conformando un subgrupo de similitud morfométrica (Fig. 56). El
cuadrante superior derecho muestra la superposición de ejemplares de llama en el
posicionamiento espacial de ejemplares de alpaca lo cual indica una intersección de los
gradientes.

En la fase Mochica III, existe un gran número de especímenes de alpaca representado en


el sector izquierdo separado por el eje del componente 1, lo cual indica grupos invariables
de alpacas diferenciados por los gradientes morfométricos, en la primera falange
delantera las llamas modernas están incluidas en este sector, es posible que la talla de
alpacas alcanzara gradientes de los grupos de talla grande. En el sector izquierdo del
componente 1, se observa grupos intersectados muy cercanos a los ejes del componente
2, lo que demuestra los efectos de la bidireccionalidad en algunas poblaciones, en
contraste se observa en el cuadrante superior de la primera falange delantera la separación
de algunos ejemplares de llama que conformarían un subgrupo separado de otros
camélidos.

En el APC de la primera falange delantera de la fase Mochica IV se observa dos conjuntos


de camélidos con respecto al eje del componente 1: el primer conjunto muestra el
agrupamiento de alpacas de forma dispersa y aglutinadas en el eje con la intromisión de
ejemplares de llama moderna, el segundo conjunto muestra la agrupación de especímenes
de llamas, alpacas, vicuñas y alpacas modernas de manera heterogénea (Fig. 57). El
cuadrante superior derecho conforma la conjunción de especímenes de llama de manera
más consistente con superposición de un ejemplar de alpaca, del mismo modo, en el
cuadrante inferior derecho se muestra la distribución de especímenes de alpaca
relacionados a la muestra de alpaca moderna.

Por otro lado, el APC de la primera falange trasera permite observar la agrupación de
alpacas en el lado izquierdo del eje que representa el componente 1, especialmente en el

84
cuadrante inferior izquierdo, en el lado derecho al eje se muestra la agrupación de llamas
con la superposición de algunos ejemplares de alpaca muy cercanos a cada lado del eje
que representa el componente 2 (Fig. 58). La disposición de los especímenes de llama en
el cuadrante superior derecho denota un patrón disperso relacionado a las dimensiones de
sus medidas, en comparación, los especímenes de llama en el cuadrante inferior derecho
muestran un grupo más concentrado rodeado de la dispersión de algunos ejemplares de
alpacas muy cercanos al eje del componente 2, demostrando la pertenencia a un grupo de
similitud morfométrica independiente.

En la Fase Mochica IV el posicionamiento con respecto al eje que representa el


componente 1 aglutina especímenes de alpaca en el lado izquierdo con un patrón disperso
como resultado de la variabilidad morfemétrica intragrupal, mientras que en el lado
derecho del eje, se separan los grupos de especímenes de llama siguiendo patrones de
dispersión y concentración que son resaltantes a pesar de la superposición de otros
ejemplares de camélidos. En este sentido, los grupos de camélidos en la fase Mochica IV
parecen ser más estables que los camélidos de la fase Mochica III.

El APC demuestra una gran capacidad resolutiva que permite la separación de camélidos
por medio de las gradientes morfométricas establecidos por el análisis de conglomerados.
En nuestro caso, el componente 1 ha demostrado poblaciones de camélidos diferenciables
por sus patrones de dispersión, concentración y superposición.

Análisis de Medias Geométricas (MG)

La MG puede tomarse como una medida general que representa el tamaño del elemento
óseo (L´Heureux 2005, 2007; Izeta 2010). En nuestro caso, se ha obtenido el MG de todas
las primeras falanges delanteras y traseras pertenecientes a las fases Mochica III y
Mochica IV. Los datos están representados en diagramas de cajas y bigotes para cada
primera falange construidos a partir de los cuartiles 1 (Q1) y 3 (Q3), que concentran los
datos con respecto a su media (Q2) y permiten apreciar la simetría y la equidistancia de
los datos (Córdova, 2008; Baxter, 2016).

El diagrama de cajas y bigotes de la primera falange delantera presenta, de acuerdo a la


proyección de la media, la similitud en cuanto al grupo de las alpacas en las fases Mochica
III y Mochica IV, en el mismo sentido se muestra el grupo de las llamas alineadas para
ambas fases (Fig. 59). La media en el grupo de las vicuñas se proyecta a las cajas

85
conformadas por las alpacas, lo cual demuestra su proximidad en sus gradientes
morfométricos. Del mismo modo, en la fase Mochica III, la proyección de la media del
grupo de los guanacos es similar al grupo de las llamas.

La distribución de los datos en el grupo de las alpacas en la fase Mochica III denota un
patrón asimétrico, es decir, la línea media no se encuentra a la mitad de la caja y los
bigotes no muestran la misma extensión, en este sentido, la baja equidistancia de los datos
con respecto a su media demuestra una alta variabilidad de los datos que se concentran
en la caja, por el contrario, en la fase Mochica IV, las alpacas muestran un patrón
simétrico regular. En el caso de las cajas pertenecientes a las llamas el patrón asimétrico
se presenta en la fase Mochica III en oposición a la fase Mochica IV. Por otro lado, el
grupo de guanacos se muestra simétrico mientras que el grupo de las vicuñas es de
distribución asimétrica.

En el caso de las primeras falanges traseras la proyección de las medias para los grupos
de alpacas es similar en ambas fases, lo cual, no se replica en la proyección de la media
en los grupos de llamas, debido probablemente a la falta de ejemplares para su
comparación o a la heterogeneidad en las poblaciones (Fig. 60). El grupo de los guanacos
se muestra muy distante en su distribución, tratándose de un ejemplar divergente al grupo
de las llamas en ambas fases. Los grupos de alpacas indican un patrón asimétrico, en
contraposición, las llamas se muestran de manera más homogénea.

Los grupos de llamas y vicuñas, en ambas fases, no muestran pautas de traslape o


superposición, en cuanto a los límites de las cajas, la concentración de los datos es
divergente y por lo tanto se tratan de poblaciones independientes. Sin embargo, los límites
máximo y mínimo representados por los extremos de los bigotes determinan el grado de
incidencia del efecto conocido como “cruce bidireccional” en algunos individuos.

La concentración de datos en la construcción de cajas y bigotes permite diferenciar la


disposición de los grupos grandes y pequeños en ambas fases, demostrando la utilidad de
los gradientes morfométricos de los camélidos sudamericanos, a partir del estudio de
poblaciones actuales.

3.1.2. Isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno

La selección de las muestras para el análisis isotópico de δ13C y δ15N colágeno se basó
en los criterios de clasificación de Kent (1982) con el fin de determinar la variabilidad
86
existente en el tipo de alimentación, las formas de pastoreo y el paisaje dominante de las
especies de camélidos identificadas.

Se han obtenido un total de 29 muestras de colágeno extraído de las diáfisis de primeras


falanges arqueológicas al Laboratorio de Isótopos Estables de la Universidad Autónoma
de Madrid, de los cuales, 27 especímenes dieron positivo para la obtención de
composiciones isotópicas y elementales de Nitrógeno y Carbono (Tabla 8). Para la fase
Mochica III se tiene 14 especímenes: 7 de alpaca, 4 de llama, 2 de vicuña y 1 de guanaco.
En caso de la fase Mochica IV se cuenta con 13 especímenes: 7 de llama y 6 de alpaca.

Los valores isotópicos de δ13C y δ15N aplicados a nuestro estudio se basan en los criterios
descritos por Thornton et al (2011) y Szpak (2013) para los rangos de δ13C y δ15N
ejemplificados en partes por mil (‰). Las plantas C3 se encuentran entre -35 ‰ y -20 ‰
con un promedio de -27 ‰, en cambio, las plantas C4 tienen un rango de entre -15 ‰ y -
9 ‰ promediado en -12 ‰. Los valores de δ15N para herbívoros terrestres que viven a ≤
1000 msnm tienen valores entre 5 ‰ y 12 ‰ atendiendo a las condiciones salinas y áridas
de los paisajes costeros, estos valores pueden incrementarse en más de 12 ‰ por factores
biogeoquímicos como el uso de abono en el caso del maíz (Szpak 2013).

El resultado del análisis isotópico de los especímenes de camélidos en la fase Mochica


III muestra que los valores de δ13C en los camélidos se encuentran entre -16.6 ‰ y -11.3
‰ con una media de -13.9 ‰. Los valores de δ15N tienen un rango de 5.0 ‰ y 10.5 ‰
con un promedio de 8.2 ‰ (Tabla 9). El coeficiente de correlación muestra un valor
negativo de -0.58 indicando una relación inversamente proporcional entre las variables
de δ13C y δ15N, lo cual denotaría la diversidad de individuos que componen los rebaños
y el consumo de una alta variedad de plantas en las zonas de pastoreo.

No obstante, se ha evaluado los coeficientes de correlación de los especímenes de llama


y alpaca por separado, obteniendo -0.84 ‰ y -0.77 ‰ respectivamente, determinando que
los rebaños de llama tienen una mayor variabilidad en su dieta con respecto a la alpaca,
debido al rol que estos animales cumplen en el trasiego comercial permitiendo ampliar su
distribución espacial y por lo tanto la variedad de plantas consumidas.

El diagrama de dispersión para esta fase, muestra una distribución heterogénea de la


mayor parte de los especímenes en los valores correspondientes a plantas C 4 que se
alternan con algunos ejemplares posicionados en rangos medios entre los límites de

87
valores de plantas C3 y C4 (Fig. 61). Los índices de δ15N se encuentran entre 4 ‰ y 11‰
correspondiendo a hábitats de baja elevación (Thornton et al. 2011). Los valores de δ13C
y δ15N combinados sugieren el consumo de plantas C4 con un alto porcentaje de nitrógeno
(posiblemente maíz), asimismo plantas C 3 con elevados índices de nitrógeno que
denotarían el consumo de árboles u arbustos de zonas áridas, que repercuten en la
obtención de valores intermedios.

En la fase Mochica IV, el análisis isotópico muestra que los valores de δ 13C en los
camélidos están en un rango de entre -19.2 ‰ y -11.8 ‰ con una media de -14.9 ‰. Los
valores de δ15N se encuentran entre 4.6 ‰ y 10.8 ‰ con un promedio de 7.3 ‰ (Tabla
10). El coeficiente de correlación muestra un valor positivo de 0.28 demostrando una
relación directamente proporcional entre las variables de δ13C y δ15N indicando el uso de
zonas de pastoreo dentro parcelas específicas de ecosistemas costeros en la alimentación
de los rebaños de camélidos.

El coeficiente de correlación en los ejemplares de alpaca es de 0.53, mientras que en los


especímenes de llama se obtuvo un coeficiente de correlación de 0.31, lo cual, en el caso
de la alpaca está relacionado al establecimiento de rebaños en zonas de pastoreo
específicas, a diferencia de un consumo de vegetación costera más variada relacionado a
la movilidad de la llama. Los valores de δ15N se encuentran en el rango de 4 ‰ y 11‰ lo
cual pertenece a herbívoros terrestres que viven por debajo de los 1000 msnm (Thornton
et al. 2011).

En el diagrama de dispersión se aprecia la concentración de especímenes en el rango que


pertenece a las plantas de fotosíntesis C4 y valores intermedios cercanos a plantas C3 (Fig.
62). La distribución de las alpacas se muestra más consistente sobre el eje de las abscisas
lo cual denota el consumo mixto de plantas con la preponderancia de plantas C4 en una
misma zona altitudinal, al respecto, la distribución de la llama muestra el acceso a
diferentes zonas altitudinales en los ecosistemas costeros. En cuanto a las plantas
consumidas se muestra una dieta de plantas de C3 y C4 con altos contenidos de nitrógeno.

A fin de determinar el consumo de plantas pertenecientes a ecosistemas costeros se ha


contrapuesto los valores de δ13C y δ15N de cuatro especímenes de alpaca moderna criada
a más de 4 000 msnm en el sur de Cusco (Fig. 63). El diagrama de dispersión muestra la
distribución de especímenes arqueológicos en el rango de valores pertenecientes a plantas

88
con metabolismo C4 (-15 ‰ y -9 ‰) y valores intermedios entre metabolismos C 4 y C3
(-15 ‰ y -20 ‰), asimismo, se observa el posicionamiento de los especímenes de alpaca
moderna en el rango de plantas C3 (-20 ‰ y -27 ‰).

La representación de los camélidos en el diagrama presenta una distribución segregada


en los rangos intermedios con un ejemplar de llama de la fase Moche IV muy cerca al
límite de los rangos de plantas C3. La mayor concentración de especímenes se agrupa en
valores correspondientes a plantas C4, lo cual corresponde, a una estrategia determinada
por el uso de zonas de pastoreo mixtas donde predominan las plantas con metabolismo
C4. En cuanto a los valores de δ15N, la alpaca moderna se concentra en valores de 4 ‰ y
6 ‰ en las ordenadas, lo mismo que algunos ejemplares de alpaca de la fase Mochica III
y un ejemplar de llama de la fase Mochica IV.

Se debe señalar que el coeficiente de correlación en caso de las muestras de alpaca


moderna tiene un valor negativo de -0.56 debido a la correspondencia de δ13C y δ15N con
valores muy bajos. En este entender, el coeficiente de correlación en la fase Mochica III
denotaría estrategias de pastoreo en ecosistemas costeros (≤ 1000 msnm) de manera
predominante que incluía alternativamente zonas de pastoreo en ecosistemas serranos
(1000 – 3800 msnm). Con respecto al coeficiente de correlación positivo perteneciente a
la fase Mochica IV, las estrategias de pastoreo estarían dirigidas a la utilización de
ecosistemas costeros bien definidos.

En virtud de observar la distribución y variabilidad de los valores de δ13C y δ15N se han


efectuado diagramas de caja y bigote. En el diagrama que corresponde a la representación
de δ13C se observa que los ejemplares de guanaco y vicuña de la fase Mochica III tienen
una dieta que cae dentro de animales domésticos, por lo que estos ejemplares mostraron
problemas de consistencia ósea en el momento de la clasificación osteométrica (Fig. 64).

Las alpacas que corresponden a la fase Mochica III responden a una distribución simétrica
de los datos, lo cual corresponde a un consumo homogéneo en parcelas con una
vegetación C4 predominantemente y plantas C3 específicas. Por otro lado, los ejemplares
de alpaca de la fase Mochica IV muestran una distribución asimétrica positiva, lo cual
indica una alta concentración de datos hacia el cuartil 3 (Q3) que se proyecta al rango de
plantas C4 al igual que su media y su valor máximo, asimismo se muestra una mayor
dispersión con respecto al cuartil (Q1) el cual se corresponde al rango entre plantas C 4 y

89
valores entre C3 y C4, lo cual muestra un consumo predominante de plantas C 4 con
algunas alternancias de plantas C3 diversas, cuyas señales tienen efectos en los valores
intermedios.

Las llamas de la fase Mochica III muestran un consumo de plantas exclusivamente C 4 a


pesar de mostrar un patrón asimétrico negativo que concentra valores en relación al Q1 y
la media proyectadas hacia los límites de los rangos propuestos. En contraste, las llamas
en la fase Mochica IV muestran una alta variabilidad en la dispersión de datos en valores
que corresponden a rangos de plantas C4 y rangos que corresponden a valores
intermedios, el patrón de la caja representada es ligeramente asimétrica positiva con una
media que se proyecta al límite del rango de plantas C 4, lo cual demuestra una
alimentación mixta con preferencias alternativas de plantas C 4 y combinaciones de
plantas C4 y C3.

En el diagrama de cajas y bigotes que corresponde al δ15N se aprecia los niveles a los
especímenes de vicuña y guanaco pastando en niveles de ecosistemas costeros,
reforzando su origen doméstico (Fig. 65). Las alpacas de la fase Mochica III tienen una
dispersión más amplia en ecosistemas que pertenecen a la costa y con mínimas que
podrían pertenecer a ecosistemas serranos, en cambio, las alpacas en la fase Mochica IV
muestran un patrón simétrico en su distribución de zonas altitudinales con un ecosistema
costero similar.

Por su parte, las llamas de la fase Mochica III tienen una dispersión en ecosistemas
costeros con un patrón asimétrico positivo que concentra la mayor parte de datos en zonas
altitudinales de pluviometría más baja, en contraposición las llamas en la fase Mochica
IV muestran una dispersión más amplia con máximas y mínimas que oscilan en valores
que pertenecen a ecosistemas costeros y serranos con un patrón asimétrico que concentra
a especímenes en ecosistemas de regular pluviometría.

Desde una perspectiva paleoambiental, los altos niveles de nitrógeno en camélidos de la


fase Mochica III, con respecto a los camélidos de la fase Mochica IV, se debe a eventos
climáticos de baja pluviosidad y desertificación al cual las plantas podrían haberse
adaptado durante esta fase (Víctor Vásquez, comunicación personal, 15 de abril de 2018).
Por lo tanto, a pesar de mostrar valores extremos, el consumo de vegetación se muestra

90
regular con plantas C4 y combinación C3 y C4 durante ambas fases, hecho que debe ser
resuelto y complementado con otros indicadores ambientales en el registro arqueológico.

3.1.3. Microvestigios botánicos en placas dentales

Los resultados de este análisis forman parte del trabajo propuesto por Vásquez et al.
(2018a). Para el análisis de microvestigios a partir de las placas dentales se han
seleccionado los ejemplares tomando en cuenta la edad y la disposición anatómica de los
dientes (Tabla 11). De las 4 muestras seleccionadas, 3 de ellas permitieron aislar
microvestigios vegetales para su identificación, análisis e interpretación. Las muestras
corresponden a la fase Mochica III (O-2) y la fase Mochica IV (O-3 y O-4).

Para la identificación y caracterización de los microvestigios vegetales se contó con los


trabajos de Reichert (1913), Loy (1990), Piperno (1988 y 2006), Babot (2004), Vásquez
y Rosales (2006b) y Vásquez et al. (2014).

En la fase Mochica III, la muestra O-2 dio como resultado el aislamiento de 12 almidones
y un tejido vegetal (Tabla 12). De los cuales 11 pertenecen a maíz y 1 pertenece a papa.
Los almidones de maíz están representadas por: 3 almidones esféricos y 9 almidones
poliédricos.

Los granos poliédricos tienen medidas entre 23.4 µm y 15.6 µm con un promedio de 19.5
µm, por su parte los granos de almidón esféricos tienen medidas de 13 µm y 10.4 µm
promediadas en 11.7 µm (Fig. 66 y 67). El almidón de papa muestra una medida de 13 x
11.7 µm con una morfología elíptica (Fig. 68). Asimismo, se ha podido aislar el
microresto del pericarpio de una semilla de maíz (Fig. 69).

En la fase Mochica IV, la muestra O-3 está compuesto por 2 almidones de maíz (Tabla
13). Los granos de almidón de maíz tienen forma poliédrica cuyas medidas oscilan entre
23.4 µm y 15.6 µm con un promedio de 19.5 µm (Fig. 70).

Por su parte, la muestra O-4 se constituye por 2 almidones de maíz y 1 tejido vegetal
(Tabla 14). Los almidones de maíz muestran formas poliédricas teniendo como medidas
23.4 µm y 15.6 µm promediadas a 19.5 µm (Fig. 71). El tejido analizado corresponde a
la epidermis foliar de Capparis sp. (Fig. 72).

La proporción de almidones en la fase Mochica III sugiere que los camélidos tenían una
dieta basada principalmente en maíz con el aprovechamiento alternativo de otros
91
productos agrícolas como la papa. La presencia de almidones con forma esférica y
poliédrica demuestra el consumo de dos tipos de maíz distintos, asimismo, el fragmento
del pericarpio de la semilla de maíz se vincula a un acceso a mazorcas maduras cerca a
los campos de cultivo.

En la fase Mochica IV se muestra el consumo predominante de maíz con grano de


almidón poliédrico. Del mismo modo, se evidencia el fragmento de una epidermis foliar
de un arbusto de sapote propio de zonas áridas, el cual crece cerca a los afluentes de ríos
y alrededor de estepas formando mosaicos ecológicos, ofreciendo un alimento alternativo
a las mazorcas de maíz en los campos de cultivo.

Al parecer, este tipo de dietas se presentaba de manera regular en los rebaños debido a la
edad de los camélidos a los cuales corresponden las muestras extraídas. Un camélido senil
(14 años aproximadamente) en caso de la fase Mochica III, así como, un camélido adulto
(4-6 años) y un camélido senil (8 años) correspondientes a la fase Mochica IV.

Las características de los gránulos con apariencia esférica están relacionados a maíces
con un endospermo harinoso que se vinculan con razas de maíz costero, mientras que, los
almidones con forma poliédrica están asociadas a almidones de un endospermo vítreo
propios de razas provenientes de la sierra (Vásquez y Rosales 2006b, 2013).

Las razas de maíces desarrolladas en la costa fueron el proto-Alazán, el proto-Mochero y


el proto-Pagaladroga, tres razas que dieron origen a los tipos harinosos cultivadas en la
costa norte durante el periodo Mochica (Grobman et al. 1961; Manrique 1997). En
contraste, los almidones con forma poliédrica se asocian a razas que devienen de tipos
serranos como el proto-Morocho, el proto-Kculli y el confite-Iqueño que se deriva del
confite-Chavinense, los cuales, son caracterizados como maíces reventadores (Bonavia
2013).

Desde una perspectiva tafonómica los gránulos de almidón presentan daños consistentes
a los ocasionados por la molienda o grinding (Babot 2004; Perry et al. 2006; Zarrillo et
al. 2008). Gran parte de los almidones muestra fisuras alargadas que se irradian desde el
hilum, además de depresiones en el contorno y la superficie externa producidos por las
acciones de masticación (Fig. 67A-C-E, 70C y 71A).

Por otro lado, el almidón como una sustancia ergástica sufre degradaciones enzimáticas
causadas por las amilasas secretadas en las glándulas salivales con el fin de permitir la
92
absorción de los carbohidratos (Okolo et al. 1995; Bernal y Martínez Barajas 2006). Este
proceso causa la pérdida de capas en el almidón dejando bordes facetados (Fig. 70C y
71C).

La evidencia de maíz en ambas fases demuestra la señal isotópica del consumo de plantas
con metabolismo C4 en gran medida, asimismo, la presencia de papa y sapote se vincula
a la señal isotópica de plantas con metabolismo C3, sólo el Capparis sp. presenta a su vez,
altas concentraciones de nitrogeno debido a su crecimiento en zonas de escasa
pluviosidad, derivados de los llanos costeños del semi-desierto del alto piedemonte
meridional (Delavaud 1984; Moutarde 2004; Vásquez y Rosales 2016).

3.1.4. Análisis de microvestigios botánicos en coprolitos

Los resultados de este análisis forman parte del trabajo propuesto por Vásquez et al.
(2018b). Para el análisis correspondiente a los microvestigios en coprolitos se ha obtenido
4 ejemplares (O-5/C-1, O-5/C2, O-5/C-3 y O-5/C-4) pertenecientes al piso 1 del ambiente
9 en el Conjunto Arquitectónico 37 (CA 37), los cuales se asocian a la fase Mochica IV
(Fig. 2). Es preciso mencionar que no se ha podido recuperar muestras de coprolitos
fiables y en buen estado de conservación en el CA 35 para nuestro estudio.

Los coprolitos utilizados en el análisis miden entre 8.65 mm y 12.33 mm de altura con un
promedio de 10.62 mm, su anchura oscila entre 6.90 mm y 9.88 mm promediados en 8.59
mm. Tienen una apariencia orbicular con un peso entre 0.18 g a 0.26 g, con un promedio
de 0.22 g (Fig. 6).

Para la identificación y caracterización de los microvestigios vegetales se contó con los


trabajos de Reichert (1913), Loy (1990), Piperno (1988; 2006), Vásquez y Rosales (2006)
Torrecilla et al. (2008) y Vásquez et al. (2014).

Los resultados alcanzados en la identificación taxonómica a partir del análisis de los


restos de coprolitos dependieron directamente de la visibilidad de los rasgos diagnosticos
de cada ejemplar. Los microvestigios identificados corresponden a un conjunto mayor de
partes anatómicas propias de los vegetales consumidos que se conservaron debido a la
fosilización particular de los coprolitos (Tabla 15).

La muestra O-5/C-1 dio como resultado 1 almidon poliédrico de Zea mayz y un


microresto foliar de Capparis sp. (Fig. 73 y 74). Por su parte, la muestra O-5/C-2 esta

93
constituida por 2 microrestos foliares de Capparis sp, 2 palinomorfos no identificados y
una grano de polen de Chenopodium sp. (Fig. 75, 76 y 77). Igualmente, la muestra O-
5/C-3 comprende 1 almidon y 1 microresto foliar de Prosopis sp., 2 almidones y 1 fitolito
de Zea mayz, asimismo, se muestra 1 grano de polen de Amaranthus sp. (Fig. 78, 79, 80,
81 y 82). En la muestra O-5/C-4 se ha podido evidenciar un grano de almidon de Prosopis
sp. (Fig. 83).

La variedad de plantas consumidas por los camélidos permite aproximarnos a los


emplazamiento ecológicos utilizados como espacios de pastoreo. El alto número de las
evidencias de Zea mays y Amarathus sp. demuestran un consumo de plantas con
metabolismo C4 que se reflejan en la señal isotópica del δ13C. Los almidones poliédricos
(ut supra) y el fitolito de maiz indican un acceso a los exedentes de las cosecha en los
campos de cultivo, tales como: hojas, mazorcas y tallos.

La señal isotópica de plantas con metabolismo C3 esta asociada a la presencia de Prosopis


sp., Capparis sp. y Chenopodium sp. Los arboles de algorrobo son especies freatófitas,
colonizadoras e invasoras que resisten la salinidad, alcalinidad y el frío (Passera et al.
2010), cuyas hojas y legumbres son aprovechados en el consumo de los animales.
Asimismo, el sapote es un arbusto que puede llegar a tener porte arboreo, en general
requieren de poca agua, beneficiandosé de las lluvias estivales, de los cursos de agua y de
las neblinas invernales (Delavaud 1984; Moutarde 2004). Las comunidades de algarrobo
y sapote están adaptados a altas temperaturas y a suelos casi sin agua, se encuentran
dispersos y agrupados en mosaicos ecológicos propios de un paisaje estepario-árido en
los llanos costeños.

Las evidencias de Chenopodium sp. y Amaranthus sp. están vinculadas a las áreas de
cultivo, los cuales, por sus características silvestres, pueden haber comprendido pequeñas
parcelas destinadas a su crecimiento, así como, pudieron haber jugado el rol de plantas
invasivas que por lo general crecen en los bordes de los campos.

Po lo tanto, las zonas de pastoreo de los camélidos incluían valles medios, donde se
desarrolla el cultivo de maíz con la presencia eventual de plantas menores de la familia
Amaranthaceae (Chenopodium sp. y Amaranthus sp.). Asimismo, en alternancia, las
zonas de pastoreo se emplazaban a las partes llanas de los ecosistemas costeros con el fin
de aprovechar plantas de algarrobo y sapote, utilizados como materia prima en una gran

94
diversidad de actividades por parte de los habitantes de la Huaca de la Luna (Moutarde
2004; Vásquez y Rosales 2012, 2016).

3.1.5. Paleopatologías óseas

Los indicadores perceptibles en los restos óseos pueden tener etiologías distintas para su
aparición y no necesariamente una causa unilateral (Baker y Brothwell 1980). Por lo
tanto, la identificación de paleopatologías se basó en la observación de enfermedades que
regularmente se presentan en poblaciones actuales de camélidos (Fowler 2010; Valliéres
2016).

Se han agrupado a las paleopatologías de acuerdo a sus características macroscópicas, su


etiología y su disposición anatómica. Las paleopatologías fueron clasificadas en:
patologías dentales, exostosis, luxaciones, osteoartritis e infecciones óseas (Fig. 84).

Las paleopatologías dentales están representadas por las caries formadas en las piezas
dentales. Se han identificado la formación de caries cervical y oclusal producida en la
zona lingual de las mandíbulas por la acumulación de residuos (Fig. 85). De igual modo,
se ha evidenciado la pérdida de una pieza dentaria con signos de una infección dental,
posiblemente una periostitis alveolar, causada por un absceso dental asociado a una
complicación de un caso de caries (Fig. 86).

En general, las caries son la consecuencia de procesos de desmineralización focal de los


tejidos duros dentarios por la acción de ácidos orgánicos, generados en la fermentación
bacteriana de los carbohidratos (Novellino et al. 2004). En nuestro caso, una alimentación
en base a maíz y algarrobo actúa como agente cariógeno en poblaciones de camélidos por
su alto contenido de azúcares.

Por otro lado, la exostosis es la formación de un tumor benigno en el hueso que aparece
como una superficie resaltante en la topografía ósea (Baker y Brothwell 1980). Está
asociado al trabajo biomecánico que realizan algunos camélidos usados en las caravanas
para el transporte de productos, usualmente se presentan en las articulaciones de los
huesos del esqueleto apendicular (Fig. 87).

Las luxaciones se producen por el desprendimiento del elemento óseo de su posición


articular, si el elemento óseo no es tratado y es posicionado en su lugar, es posible que el

95
elemento óseo se adapte a las condiciones biomecánicas y desarrolle características para
superar la lesión (Fig. 88).

La osteoartritis es una patología degenerativa que se localiza usualmente en las zonas


articulares de las vértebras, evidenciada por la creación de osteofitos que reducen la
movilidad y generan dolor en la columna vertebral (Chaix y Méniel 2005). Dicha
condición puede ser inducida por actividades biomecánicas, tales como transporte de
carga (Fig. 89).

Las infecciones pueden tener diferentes causas, en los rebaños de camélidos es usual que
se traten de heridas que no han sido tratadas a tiempo y que habrían generado problemas
internos afectando el elemento óseo, es posible además que se hayan generado por
infecciones asociadas a otras enfermedades parasitarias o virales (Fig. 90).

3.2. Consumo

3.2.1. Procesamiento

3.2.1.1. Técnicas de procesamiento

3.2.1.1.1. Marcas de corte

Cortes primarios

En la fase Mochica III, el número de elementos anatómicos con marcas de corte primario
representa el 21.9% (157) del total de restos arqueofaunísticos analizados (718),
demostrado la posibilidad de un procesamiento fuera del CA 35 (Fig. 91). La
representación de cortes-desarticulación y cortes-descarne demuestra un rendimiento
similar en el aprovechamiento de elementos anatómicos correspondientes al esqueleto
axial y apendicular.

El número de cortes-impacto en ambos esqueletos indica el uso de herramientas


alternativas, a los útiles con filo, en la reducción de los elementos óseos. Por otro lado, la
presencia de cortes-sierra en el esqueleto apendicular demuestra el uso de las diáfisis
como soporte para la elaboración de objetos en la industria ósea.

La cantidad de marcas de corte primario en la fase Mochica IV es de 165, lo cual


representa el 23% de los 718 ejemplares analizados (Fig. 92). La proporción de cortes-
desarticulación demuestra un procesamiento intenso de los paquetes anatómicos del
esqueleto apendicular con respecto al esqueleto axial, asimismo, los cortes-impacto
96
denotan el incremento en el uso de herramientas con filo en la reducción de los huesos
especialmente en el conjunto apendicular. Ambos tipos de cortes primarios revelan la
combinación de estrategias en el rendimiento de los paquetes anatómicos obtenidos en el
procesamiento animal.

La cantidad de marcas de corte-descarne podría estar asociado a la similitud de acciones


culinarias aplicadas en ambos esqueletos. Por su parte, el aprovechamiento del esqueleto
apendicular para el uso de huesos como materia prima en la industria ósea se mantiene
invariable con la aplicación de cortes-sierra.

Cortes secundarios

Los cortes secundarios en la fase Mochica III y Mochica IV se asocian a la efectividad de


las herramientas utilizadas en el procesamiento (Fig. 93 y 94). La representatividad de
shoulders en el esqueleto apendicular, en contraste con el esqueleto axial, demuestran la
utilización de instrumentos con retoque (posiblemente líticos trabajados) de manera
intensiva en el procesamiento de partes anatómicas.

La presencia de barbs está asociada a la ejecución especializada de las acciones de


procesamiento que no dejan marcas irregulares asociadas a la incisión principal. En otra
instancia, la presencia de lenguetas y splitting muestran la recurrencia de incisiones
realizadas en las áreas articulares de los elementos óseos, tal como la separación de las
costillas y vértebras dorsales en las actividades de procesamiento (Fig. 95). Empero, la
mayor proporción de lenguetas y splitting fue registrada en las articulaciones del
esqueleto apendicular, lo cual, corresponde a la presencia de huesos accesorios y tendones
más rígidos que en el esqueleto axial. Por su parte, las microestrías sugieren el uso
alternativo de herramientas que no alcanzan fácilmente el embotamiento de su filo en el
procesamiento de los elementos anatómicos para el consumo, alcanzando un gran número
en la fase IV, debido probablemente a la especialización en el uso de útiles para cada
etapa del procesamiento.

Asimismo, las impresiones en el esqueleto apendicular de los camélidos durante la fase


Mochica IV es muy baja, dichas marcas son producidas con el extremo agudo de
herramientas con filo sugiriendo el uso de algunas herramientas con estas características.

El análisis lítico en el CA 35 presenta la realización de utensilios a partir de cantos


rodados de origen plutónico, volcánico e hipabisal con la predominancia de andesitas y
97
rocas graníticas (Tello 2013 p. 243). La colección de elementos líticos contiene un
cuchillo de dorso natural, 70 lascas con retoque y huellas de uso y 44 lascas sin retoque
y huellas de uso, a pesar de la significancia de la muestra, es posible denotar la escasa
formatización de objetos líticos con filo sugiriendo el uso de otros instrumentos para el
procesamiento animal tal como los metales, no obstante, los únicos objetos metálicos
encontrados corresponden a abalorios e instrumentos textiles. Este hecho corrobora que
la preparación de los camélidos para el consumo fue realizada fuera del CA 35,
posiblemente en áreas de producción de alimentos alternativos.

Por otro lado, según Walker (1978), Shipman et al. (1984) y Yravedra (2006) el filo
conseguido en instrumentos realizados en rocas volcánicas se embota regularmente en las
actividades de procesamiento de carne, tendones y grasa, por lo que las acciones de
retoque son muy frecuentes e intensas. Estos instrumentos dejan marcas con secciones en
forma de “U” asociado a marcas secundarias en los elementos óseos y a la falta de
microestrías visibles en el lecho de la incisión (Fig. 96). Sin embargo, el uso de los
instrumentos líticos en el procesamiento animal requiere de estudios experimentales y
arqueométricos más específicos sobre las huellas de uso para su correcta correlación.

3.1.1.1.2. Patrones de fractura

Indicadores de fracturación

Color de la fractura

Uno de los indicadores para la diferenciación entre fracturación y fragmentación es la


similitud del color de la fractura frente al tejido cortical. En tal sentido, permite una
aproximación a la génesis de la destrucción ósea por factores tafonómicos.

En la fase Mochica III se han evaluado 403 elementos óseos con indicios de destrucción
ósea, de los cuales, 190 (47.2%) corresponden al esqueleto axial y 213 (52.8%)
pertenecen al esqueleto apendicular (Fig. 97). El 51,7% del esqueleto axial muestra
características homogéneas en el color de la fractura y el tejido cortical, los cuales,
pertenecen a fracturas ocasionadas por agentes antrópicos, el 32.1% presenta una parcial
homogeneidad en el color de la fractura, siendo fracturados por diversos factores en los
procesos postdeposicionales y el 16.3%, que se relaciona a rasgos heterogéneos en el
color de la fractura, fue fragmentado cuando los elementos óseos estaban mineralizados.

98
Asimismo, el 72.7% de los elementos óseos del esqueleto apendicular, asociado a rasgos
homogéneos en el color de la fractura, corresponde a acciones de procesamiento, el
20.7%, parcialmente homogéneo, está asociado a procesos postdeposicionales y el 6.6%
de la muestra, con características heterogéneas, corresponde a la fragmentación en seco.

Con respecto a la fase Mochica IV se han observado 391 ejemplares con rasgos de
fractura, 131 (33.5%) pertenecen al esqueleto axial y 260 (66.5%) al esqueleto
apendicular, este hecho, se relaciona a la densidad ósea de los elementos analizados (Fig.
98). En el esqueleto axial el 33% corresponde a fracturas realizadas por factores culturales
evidenciada por la homogeneidad en el color de la fractura, el 43.5% (parcialmente
homogéneo) fue fracturada por diferentes eventos en el proceso de mineralización y el
23% fue fragmentado en seco por la heterogeneidad en el color de la fractura.

En el esqueleto apendicular el 50% de los elementos óseos se relaciona a fracturas


antrópicas por la homogeneidad en el color de las fracturas, 29.6% fue fracturada en
acciones postdeposicionales por el carácter parcial de la similitud en el color de la fractura
y 20.4% con rasgos heterogéneos corresponde a las acciones de fragmentación.

Existe una mayor destrucción ósea por agentes no antrópicos durante la fase Mochica IV,
ejemplificados por el alto índice de fracturas en los procesos postdeposicionales, lo cual,
se relaciona a la fracturación producida en la remoción de capas de tierra y en la
renovación de pisos, las actividades de pisoteo por parte de humanos y animales asociados
a la capacidad de carga de los elementos óseos, asimismo, la exposición prolongada a
diversos factores tafonómicos antes de su deposición final, especialmente en el esqueleto
axial. En contraste, la fase Mochica III, a pesar de mostrar una mayor cantidad de
elementos óseos con indicios de destrucción ósea, el mayor porcentaje de fracturas
corresponde a las acciones de procesamiento en el esqueleto axial y apendicular.

Contorno de la fractura

El atributo del contorno de la fractura fue identificado en el esqueleto axial y apendicular


con el fin de observar la regularidad en la morfología de los planos de fractura presentes
en los elementos óseos durante ambas fases y asociarlos a agentes conocidos.

En el fase Mochica III, se han analizado 298 elementos óseos, 135 (45%) pertenece al
esqueleto axial y 163 (55%) atañe al esqueleto apendicular (Fig. 99). El contorno
helicoidal se presenta en el 10% del esqueleto axial y en el 61% del esqueleto apendicular.
99
El contorno transversal está vigente en el 15% del axial y 6% del apendicular, asimismo,
el contorno longitudinal corresponde al 6% del axial y al 3% del apendicular.

El contorno diagonal se presenta en el 15% del esqueleto axial y en el 8% del esqueleto


apendicular, de igual modo, el contorno diagonal escalonado se corresponde a un 3% del
axial y 1% del apendicular. Por otro lado, las fracturas de contorno festoneado se
presentan con mayor frecuencia en el esqueleto axial (51%) con respecto al esqueleto
apendicular (21%). No se han registrado contornos escalonados y aserrados para esta fase.

En caso de la fase Mochica IV, se ha identificado el contorno de la fractura de 343


elementos óseos, 104 (30%) correspondiente al esqueleto axial y 239 (70%) pertenecen
al esqueleto apendicular (Fig. 100). La frecuencia del contorno helicoidal en el esqueleto
axial (3%) es muy baja en comparación con el esqueleto apendicular (31%). La
representación del contorno transversal es similar en el axial y apendicular, 7% y 8%
respectivamente. El contorno longitudinal muestra una relativa densidad en cuanto al
esqueleto axial (11%) en contraste con el esqueleto apendicular (7%).

El contorno escalonado es mayor en el esqueleto apendicular (4%) que en el esqueleto


axial (1%), del mismo modo, la representación del contorno diagonal en el apendicular
(20%) es más frecuente que en el axial (11%). En cuanto al contorno diagonal escalonado
este se manifiesta en el 3% del apendicular y en el 1% del axial. El contorno aserrado o
dentado se muestra en el 7% del esqueleto apendicular y en el 3% del esqueleto axial. Por
su parte, el contorno festoneado se presenta en el 65% del esqueleto axial y en el 21% del
esqueleto apendicular.

El contorno helicoidal es más abundante en la fase Mochica III, este atributo, se ha


asociado directamente a las fracturas realizadas en fresco y su presencia se debe al
rendimiento en las acciones de trozamiento y obtención de médula ósea (Johnson 1985).
La representación de las fracturas transversal y longitudinal depende de la presencia de
tejido trabecular y la cantidad de contenido orgánico para la obtención de planos rectos
prolongados, este atributo se mantiene invariable en ambas fases.

El contorno escalonado está asociado a la escasa presencia de contenido orgánico siendo


contabilizado en el esqueleto axial de la fase Mochica IV. La representación de los
contornos diagonales son similares en ambas fases, siendo abundantes en el esqueleto
apendicular de la fase Mochica IV, la obtención de dicho plano se debe a diferentes tipos

100
de termoalteración que involucran la exposición directa al fuego antes de la fractura
(Outram 2002; Yravedra 2006). En otra instancia los contornos aserrado y festoneado se
han asociado a la mineralización ósea y a la combinación de distintos eventos
tafonómicos, los cuales, se observan en una buena cantidad para ambas fases.

IFF (Índice de Fractura Fresca)

El IFF fue obtenido de un total de 367 elementos óseos con fracturas en la zona de la
diáfisis de los huesos largos, de los cuales 172 (47%) corresponden a la fase Mochica III
y 195 (53%) a la fase Mochica IV (Fig. 101). La media del IFF en la fase Mochica III es
de 3.1 y en la fase Mochica IV es 2.7, ambos valores se aproximan a 3, siendo un indicador
de fracturas ocasionadas en estado fresco y seco. Sin embargo, se debe tener en cuenta
que los valores de la fractura obedecen a condiciones tafonómicas y culturales distintas
que afectan la proporción de los elementos óseos registrados para cada fase.

Siguiendo el planteamiento de Outram (2002), en ambas fases se muestra cantidades


similares entre los valores que van de 0 y 3. El FFI correspondiente a 4 muestra una alta
presencia en la fase Mochica IV, lo cual obedece a la combinación de diversos factores
tafonómicos. Asimismo es posible observar un dominio de los FFI entre 5 y 6 en la fase
Mochica III, los cuales determinan la fragmentación de los elementos óseos.

Se debe destacar que los atributos relacionados a fracturas en fresco y seco pueden
presentarse en un solo elemento óseo, por lo tanto, es muy probable la sucesión de eventos
de fracturación y fragmentación, lo cual se refleja en valores de entre 3 y 4. Del mismo
modo, se ha observado daños similares en el tratamiento de los óseos por alteraciones
térmicas obteniendo valores intermedios (Outram 2002). Los valores entre 5 y 6 se
corresponden a fracturas producidas en los procesos postdeposicionales y en condiciones
de alta mineralización del elemento óseo indicando el grado de conservación ósea.

La representación de los FFI correspondiente a las fracturas en estado fresco tiene una
proporción similar en la fracturación de las partes diafisarias en ambas fases. De igual
modo, la cantidad de elementos óseos con valores intermedios de FFI se debe a acciones
de fracturación seguidas por la fragmentación de los elementos óseos durante los procesos
postdeposicionales, en este sentido, el FFI de 4 en la fase Mochica IV, muestra una mayor
proporción, demostrando la exposición de los huesos a una serie de agentes tafonómicos
posteriores a su desecho. Los valores de FFI de 5 y 6 en la fase Mochica III denotan una

101
mayor correspondencia a la fragmentación de los elementos óseos mineralizados, es
posible que la capacidad de carga de los estratos inferiores correspondientes a esta fase
provocase una mayor destrucción ósea.

Marcas de percusión

Las marcas relacionadas al percutor fueron identificadas en 48 elementos óseos, de los


cuales 24 corresponden a la fase Mochica III y 24 a la fase Mochica IV (Fig. 102 y 103).
La mayor cantidad de elementos óseos con marcas de percusión corresponde al esqueleto
apendicular en ambas fases debido a sus propiedades biomecánicas y a la densidad ósea
de sus elementos óseos (Mengoni 1999).

Los hoyos son el atributo mayormente representado en el esqueleto apendicular durante


ambas fases. La variabilidad de este atributo muestra desprendimientos focalizados en el
tejido cortical asociado a escoriaciones y negativos de la morfología del percutor utilizado
(Fig. 104). Por otro lado, el número de estrías se mantiene regular en ambas fases, siendo
el esqueleto apendicular el conjunto más afectado. El contacto del percutor con el hueso
puede dejar abrasiones y facetas sobre la superficie cortical, los cuales se aproximan a
surcos y hendiduras muy parecidas a marcas de corte (Fig. 105). Asimismo, las marcas
de contragolpe son frecuentes en el conjunto apendicular, lo cual demuestra el uso de
soportes como técnica de fracturación de los elementos óseos (Fig. 106).

El punto de impacto ocasionado por los percutores en la superficie cortical de los


elementos óseos genera fuerzas dinámicas que se reflejan en diferentes indicadores
(Johnson, 1985; Lyman, 1994). Los atributos relacionados al punto de impacto fueron
registrados en un total de 425 elementos óseos, de los cuales 311 (73.2%) ejemplares
pertenecen a la fase Mochica III y 114 (26.8%) a la fase Mochica IV (Fig. 107 y 108).

La distribución del golpe sobre el tejido cortical se focaliza en una zona específica que
recibe la carga total, dependiendo de la presencia de tejido trabecular y contenido
orgánico, se produce una muesca en forma de media luna (Fig. 109). En consecuencia,
los golpes repetitivos sobre la superficie cortical generan cicatrices regulares a modo de
escotaduras en los elementos óseos (Fig. 110). El análisis muestra una mayor frecuencia
de muescas y escotaduras en el esqueleto apendicular durante ambas fases, lo cual se
asocia al rendimiento del contenido de grasa y médula en los elementos óseos.

102
Por otra parte, las fuerzas aplicadas sobre la superficie cortical del elemento óseo
producen el desprendimiento de secciones con características concoidales (Lyman 1994).
Este fenómeno, se evidencia por el registro de negativos de lascas y lascas adheridas o
parasitarias que no terminan por desprenderse del hueso (Fig. 111). En la fase Mochica
III, se muestra una mayor incidencia de negativos de lascas y lascas adheridas en el
esqueleto apendicular manteniéndose en el registro de la fase Mochica IV en una menor
cantidad.

Las fallas producidas por el impacto se expanden a partir de microfracturas que se


expanden una vez que la propiedad de elasticidad ha cedido en el material óseo (Yravedra
2006). De este modo, se producen fisuras que se expanden de acuerdo al contenido
orgánico, a la presencia de tejido trabecular y a la aplicación de calor sobre el hueso (Fig.
112). Es posible además que las fisuras puedan expandirse hacia el tejido trabecular
dependiendo de la combinación de factores tafonómicos. Los elementos óseos con fisuras
asociadas a las fracturas pertenecen en mayor medida al esqueleto apendicular de ambas
fases, lo cual podría asociarse al rendimiento de los elementos óseos en las actividades de
procesamiento.

Por su parte, las huellas de instrumentos pertenecen a percutores que fueron utilizados en
la fracturación de los elementos óseos. A diferencia de los cortes-impacto, estos pueden
mostrar patrones ovalados que se manifiestan en la superficie cortical de los huesos (Fig.
113). La presencia de estos atributos se manifiesta de manera similar en ambas fases,
mostrando un ligero incremento en el esqueleto apendicular de la fase Mochica IV.

Asimismo, se ha evidenciado 2 elementos óseos con estrías en el borde de la fractura de


los huesos largos como consecuencia de la expansión de las ondas en la aplicación de los
golpes por percusión en huesos frescos, pertenecientes a la fase Mochica III (Fig. 114).
De igual modo, para la fase Mochica III, se ha registrado una costilla con peeling, el cual
según Yravedra (2006) se produce en la superficie del hueso una vez extraído el periostio
por la aplicación de fuerzas de flexión, se muestra a manera de un desgarre en el tejido
cortical (Fig. 115). Este atributo se manifiesta en elementos anatómicos procesados en
estado fresco.

Las marcas de percusión se mantienen invariables durante ambas fases en el CA 35, no


obstante, los atributos relacionados al punto de impacto muestran una mayor abundancia

103
en la fase Mochica III, lo cual se asocia a un mayor aprovechamiento de la grasa y médula
ósea de los elementos anatómicos. Es posible que la proporción de atributos en la fase
Mochica IV se deba a un cambio en las técnicas culinarias que impliquen una baja
destrucción ósea en el consumo de camélidos. Por otro lado, los patrones de daño en el
tejido cortical sugieren la utilización de elementos líticos como percutores en el
procesamiento animal. En otra instancia, se ha registrado dos indicadores de
procesamiento de huesos en fresco en la fase Mochica III, lo cual indica la reducción de
los elementos óseos antes de la aplicación de la cocción de la carne.

Tipos de esquirlas

Se han registrado 99 esquirlas obtenidas de los huesos largos del esqueleto apendicular,
45 pertenecientes al periodo Mochica III y 54 al periodo Mochica IV (Fig. 116). La
representación de astillas, lascas y cilindros es similar para ambas fases, lo cual indica la
continuidad de las acciones de aprovechamiento de grasa y médula de los elementos
óseos.

Las esquirlas muestran la intensidad del aprovechamiento de los elementos óseos y la


obtención de unidades consumibles. En este sentido, los cilindros se adquieren por la
fracturación de las metadiáfisis, lo cual se asocia a la reducción de los huesos largos en
trozos que involucran la separación de la diáfisis. Las cantidades de astillas y lascas son
el reflejo de la destrucción ósea por factores antrópicos, asimismo su número y tamaño
pueden verse afectados por agentes termoalterantes como el hervido.

3.2.1.2. Etapas de procesamiento

La identificación de las etapas de procesamiento se realizó en un total de 884 elementos


óseos, de los cuales 474 (54%) corresponden a la fase Mochica III y 410 (46%) a la fase
Mochica IV (Fig. 117). La identificación de los distintos rasgos que caracterizan a las
etapas de procesamiento dependió del grado de conservación de los elementos óseos y su
asociación anatómica para su correcta interpretación.

Sacrificio

Se han identificado 2 ejemplares de atlas pertenecientes a la fase Mochica IV, con huellas
de incisiones localizadas en la cara ventral realizadas con el objetivo de cortar la arteria
carótida y la vena yugular causando la muerte del camélido (Fig. 118). Esta práctica,

104
podría asociarse al puntillazo ventral registrado como técnica contemporánea de sacrificio
en pastores de camélidos por Miller (1979).

Degollamiento

En la fase Mochica III se ha observado 3 atlas con huellas de degollamiento: 1 con marcas
de corte en la zona articular posterior y 2 en la zona articular anterior (Fig. 119). Lo cual,
corresponde a técnicas de degollamiento que involucran la separación de la cabeza a partir
de la base del occipital y el área caudal del atlas.

Por su parte, en la fase Mochica IV se ha registrado 1 atlas con marcas de corte en la


faceta articular anterior y 1 occipital con marcas en el cóndilo (Fig. 120). Estos
indicadores muestran el uso de la técnica de separación de la cabeza con cortes entre el
occipital y el atlas.

Debido a la representatividad de la muestra no es posible hablar de técnicas de


degollamiento específicas para cada fase del periodo Mochica.

Despellejamiento

Se ha identificado 24 elementos óseos con marcas asociadas a las actividades de


despellejamiento en la fase Mochica III, teniendo 1 ejemplar de los huesos metacarpo,
ulnar y unciforme, los cuales corresponden a la zona articular carpial, de igual modo, se
tiene 13 ejemplares que pertenecen al hueso astrágalo, 4 al hueso calcáneo, 3 al hueso
cuboide, 1 ejemplar del hueso navicular de la zona articular tarsal.

En la fase Mochica IV se han identificado 31 elementos óseos con marcas de


despellejamiento, de los cuales 3 corresponden al hueso ulnar, 1 ejemplar al hueso
metacarpo, magnum y cuneiforme de la zona articular carpal, asimismo, se ha
evidenciado 12 elementos del hueso astrágalo, 7 del calcáneo, 2 del maléolo y 2 del
navicular pertenecientes al articular tarsal.

Los metacarpos muestran marcas de cortes alrededor del área proximal y los huesos
accesorios de ambos miembros revelan incisiones en el cuerpo óseo y las caras articulares
(Fig. 121). Este tipo de cortes se realizan para separar los caños de los miembros
anteriores y posteriores en las acciones de despellejamiento (Miller 1979).

105
Los elementos óseos de los miembros posteriores tienen una mayor proporción en ambas
fases, este hecho puede asociarse al despellejamiento de algunos camélidos en el CA 35,
así como, la preferencia de miembros posteriores para el consumo.

Evisceramiento

Las marcas de evisceración fueron registradas en 7 costillas pertenecientes a la fase


Mochica III y 2 costillas de la fase Mochica IV. Las marcas de corte se muestran de
manera dispersa en la cara ventral del cuerpo de las costillas como huellas de la remoción
de vísceras (Fig. 122).

El porcentaje de representatividad en la fase Mochica III puede relacionarse al


procesamiento de camélidos en las primeras etapas dentro del CA 35, asimismo, debido
a las características estructurales de las costillas, este hueso es afectado por una gran
cantidad de agentes tafonómicos, lo cual repercute en el grado de conservación.

Desmembramiento

Las acciones de desmembramiento incluyen cortes y fracturas de los elementos óseos con
el fin de separar regiones anatómicas para el consumo. En la fase Mochica III, se ha
identificado 10 elementos anatómicos, de los cuales, 5 corresponden a la 7° vértebra
cervical, 2 a la 1° costilla, 1 a la 2° costilla, 1 al sacro y 1 al ilion. En contraste, la fase
Mochica IV muestra 9 huesos con huellas de desmembramiento, 2 ejemplares de isquion
2 de ilion, 1 de pubis, 1 ejemplar de la 1° costilla, 1 de la escapula, 1 de la 12° vértebra
dorsal y 1 de la 1° vértebra sacral.

En la muestra ósea se ha registrado marcas de corte localizadas en la cresta de la escapula,


en la 1° y 2° costilla mostrando la separación de los miembros anteriores (Fig. 123).
Algunas costillas identificadas muestran fracturas en el cuerpo, correspondiendo a las
acciones por superar la dureza articular de esta zona descrita por Miller (1979).

La separación de los miembros posteriores fue identificada en cortes practicados a los


huesos de la pelvis, tal como el ilion, isquion y pubis, asimismo, se ha evidenciado la
fractura de los huesos sacrales, lo cual se aproxima a la técnica de separación de piernas
difundida en pastores de camélidos actuales (Fig. 124).

Por otro lado, la separación de regiones en el esqueleto axial fue evidenciada con las
huellas de corte y fracturas de las facetas articulares de la 7° vértebra cervical, en caso de

106
la obtención de la región cervical y dorsal y la 12° vértebra dorsal para separar la región
lumbar a través de incisiones (Fig. 125).

La fase Mochica III muestra una gran proporción de marcas de corte en la 7° vértebra
cervical, lo cual puede asociarse a la preferencia de la región cervical en el consumo, por
su parte, la fase Mochica IV muestra una mayor variabilidad de marcas relacionadas a
diferentes regiones anatómicas.

Destazamiento

En la fase Mochica III se han identificado 94 elementos óseos con huellas de


destazamiento (Tabla 16). De los cuales, 47 pertenecen al esqueleto axial y 47 al esqueleto
apendicular. Para la fase Mochica IV, se muestran 63 elementos óseos, 25 del conjunto
axial y 41 del apendicular (Tabla 17).

En la región axial, no se han evidenciado huellas que involucren la separación de


elementos óseos pertenecientes al cráneo. Por otra parte, las marcas de corte y fracturas
en la mandíbula se localizan en la fosa del masetero y el proceso condilar con el objeto
de separar la mandíbula del cráneo, asimismo, se ha localizado incisiones y fracturas en
la sínfisis mandibular con objeto de separar ambos lados de la mandíbula.

Las acciones de separación identificadas en las costillas evidencian huellas de corte en el


extremo vertebral y fracturas del tubérculo costillar practicados en el momento separar el
ligamento intertransversal que los sujeta a la región dorsal (Fig. 126). En el extremo
esternal, se han observado cortes asociados a la separación del esternón.

Las marcas de destazamiento en las regiones vertebrales se ubican en las facetas


articulares y cuerpo anteriores y posteriores. En la región cervical se ha evidenciado
marcas de corte y fracturas de las facetas articulares, de igual modo, se han registrado
huella de corte y fracturas en la apófisis espinosa y transversal a fin de separar los
elementos anatómicos (Fig. 127).

En la separación de los elementos óseos en el miembro anterior, las marcas de corte y


fracturas en la escápula se ubican en la cavidad glenoidea, en el coracoides y en el cuello.
De otra parte, en el húmero las marcas se ubican en los tubérculos de las epífisis
fusionadas y en el área proximal en general, del mismo modo, las huellas se muestran en
los epicóndilos, la tróclea y la fosa del olecranon. Las acciones para obtener el radio-ulna

107
han revelado una gran cantidad de cortes y fracturas en el olecranon y la fosa del húmero,
demostrando la resistencia articular en esta zona durante las prácticas de destazamiento
(Fig. 128).

En el miembro posterior, la pelvis muestra cortes localizados en el borde del acetábulo a


fin de liberar el fémur (Fig. 129). Por su parte, el fémur muestra marcas de corte y fractura
en la cabeza de los trocánteres y alrededor de la zona proximal, asimismo, se evidencian
huellas en los cóndilos, la tróclea y la fosa intercondilar en la zona distal. La rótula unida
al tendón rotular sufre marcas de corte en el cuerpo. La tibia muestra cortes y fracturas en
el área proximal siendo frecuentes las huellas ubicadas en la tuberosidad y borde craneal.

Por su parte, las falanges muestran marcas de destazamiento en la zona articular proximal,
lo cual, se relaciona a un intensivo aprovechamiento de los paquetes anatómicos, puesto
que los caños no ofrecen un buen contenido cárnico y se han registrado por lo general
como ofrendas en los contextos funerarios (Tello 2013).

Porcionamiento

El porcionamiento se realiza con el propósito de obtener unidades de consumo individual


(Miller 1979; Marschoff 2012). Para tal fin, los elementos óseos han sido fracturados en
diferentes grados dependiendo de su estructura, aportación cárnica y técnica de cocción.
Los elementos óseos fueron seleccionados de acuerdo a las huellas culturales presentes
descartando cualquier tipo de agente tafonómico asociado a la fragmentación.

En la fase Mochica III, el esqueleto axial muestra 86 porciones identificadas, de los cuales
29 porciones pertenecen al cráneo, 42 porciones a las vértebras y 22 porciones a las
costillas (Tabla 18). En el esqueleto apendicular se tiene 152 ejemplares, 78 porciones
correspondientes al miembro anterior, 49 porciones del miembro posterior, 13 porciones
de la pelvis, 11 porciones del metapodio y 1 porción de falange (Tabla 19).

Por otro lado, la fase Mochica IV, el esqueleto axial tiene 55 ejemplares, 33 porciones
pertenecientes al cráneo, 15 porciones vertebrales y 5 porciones de costillas (Tabla 20).
El esqueleto apendicular revela 133 porciones obtenidas, 48 porciones del miembro
anterior, 43 porciones del miembro posterior, 15 porciones de la pelvis, 20 porciones del
metapodio y 7 porciones de falanges (Tabla 21).

108
Las porciones obtenidas del cráneo muestran cantidades similares durante ambas fases
los cuales pueden relacionarse a la extracción del contenido cerebral y el
aprovechamiento de grasa (Fig. 130). En este grupo, la mandíbula es el elemento óseo
con mayor índice de porcionamiento (Fig. 131). En la fase Mochica III se ha identificado
una mayor cantidad de porciones vertebrales, así como ejemplares completos, en lo que
corresponde a ambas fases, se ha demostrado la obtención de más de 4 porciones por
vértebra, siendo la porción del cuerpo, el ejemplar más representado (Fig. 132).

A pesar de la susceptibilidad tafonómica de la región costillar, en la fase Mochica III se


muestra una alta representatividad, lo cual puede relacionarse a un mayor
aprovechamiento de regiones pertenecientes al esqueleto axial con respecto a la fase
Mochica IV. Por otro lado, los sacros tienen una baja representación debido a las acciones
de destrucción asociadas al desmembramiento de los paquetes anatómicos.

En los miembros anteriores, el número de porciones escapulares es mayor en la fase


Mochica III, con una regular presencia del área distal y el cuerpo (Fig. 133). Las porciones
proximales son las más representadas en el húmero, seguidas del área distal y la diáfisis,
lo cual indica la obtención de tres porciones a partir de este elemento óseo (Fig. 134). El
radio-ulna es el elemento óseo con mayor número de ejemplares representados en ambas
fases, especialmente las porciones del área proximal y distal, este hecho obedece a la alta
densidad ósea que compone su estructura (Fig. 135). El metacarpo, que en general, es
separada en las acciones de despellejamiento, ha mostrado ejemplares porcionados a fin
de obtener las áreas proximales y distales, cuya cantidad, podría asociarse a técnicas
culinarias específicas tomando en cuenta su baja aportación de carne para el consumo
(Fig. 136).

En el miembro posterior, el fémur muestra estrategias para la obtención de hasta 5


porciones, lo cual podría corresponderse a un consumo intensivo en ambas fases (Fig.
137). Por su parte, la tibia ha sido dividida regularmente en 3 porciones, siendo el área
proximal el ejemplar con una mayor cantidad (Fig. 138). En cambio, el metatarso fue
porcionado en un máximo de 5 ejemplares reflejando acciones asociadas al
aprovechamiento de grasa o médula ósea por su baja cantidad cárnica (Fig. 139).

La porción del cuerpo que constituye a los elementos óseos de la pelvis muestra la mayor
cantidad representada, lo cual se asocia a una destrucción primaria en las prácticas de

109
desmembramiento antes de ser procesadas durante el porcionamiento (Fig. 140). El área
distal, la diáfisis y la metadiáfisis distal son las porciones que se han podido asociar al
metapodio en el análisis de los restos óseos. En otra instancia, las falanges tienen una
escasa representación, cuya cantidad, puede asociarse al consumo alternativo de grasa en
la preparación de alimentos (Fig. 141).

Industria ósea

Siguiendo la tipología propuesta por Rosales (2015, 2017) aplicada a la industria ósea
Mochica, se ha identificado 23 huesos trabajados a partir de los restos óseos de camélidos
para ambas fases.

Se han registrado 14 piezas tecnológicas, de los cuales 7 pertenecen a la fase Mochica III
y 7 a la fase Mochica IV (Fig. 142). La tibia es el elemento óseo con mayor representación
en ambas fases mostrando el desprendimiento de piezas residuales de áreas proximales y
distales (Fig. 143). Asimismo, se ha aprovechado las piezas de áreas distales de fémur y
radio-ulna para la obtención de matrices, cuya transformación a soportes de trabajo
dependió de las acciones de ranurado, aserrado y facetado (Rosales 2015).

Entre los punzones de base articular, se tiene 7 ejemplares, 4 corresponden a la fase


Mochica III y 3 a la fase Mochica IV (Fig. 144). Las áreas proximales y distales de los
metapodios son los soportes apuntados más abundantes para la manufactura de estos
objetos, demostrando una relativa preferencia por el uso de las áreas proximales de los
metacarpos en la fase Mochica III (Fig. 145). Por otro lado, se ha identificado un extremo
vertebral de una 1° costilla en la fase Mochica IV (Fig. 146).

Los punzones han sido fabricados a partir de un soporte diagnóstico, regularizando el


fuste hasta obtener un extremo aguzado o apuntado (Rosales 2015). Entre las acciones
asociadas a estos objetos se encuentran el de perforar, raspar y grabar una gran cantidad
de materiales, en los Andes, este tipo de útiles se asocian de manera regular a la
fabricación de textiles.

En otra instancia, se tiene la presencia de 2 ejemplares de escapulas perforadas, una para


cada fase (Fig. 147). Los cuales, han sido horadados a la altura del proceso coracoides y
la tuberosidad escapular (Fig. 148). Este hecho, no ha sido asociado a una funcionalidad
específica en el periodo Mochica, empero, se tiene ejemplos de uso agrícola y funerario,
como por ejemplo el uso de collares compuestos de escápulas de guanacos neonatos por
110
cazadores-recolectores (3 400 años A.P.) registrados por Yacobaccio en el 2001 (Rosales
2015 p. 203).

3.2.2. Termoalteración: Indicadores de cocción

El registro de las termoalteraciones relacionadas a la cocción fue realizada tomando en


cuenta las regiones y elementos óseos pertenecientes a los esqueletos axial y apendicular.
Cabe destacar, que se hallaron dificultades para identificar los rasgos descritos para cada
tipo de termoalteración, debido a que la apariencia final de la colección arqueofaunística
fue alterada por la combinación de algunos agentes tafonómicos que se reflejaban en la
ambigüedad de algunos caracteres.

Hervido

Se han registrado 45 elementos óseos con huellas de hervido, 30 elementos pertenecen a


la fase Mochica III y 15 a la fase Mochica IV. El esqueleto axial es el más representado
en la fase Mochica III con 14 elementos en comparación a la fase Mochica IV con tan
solo un elemento, lo cual demuestra parcialmente la preferencia por el uso de la técnica
del hervido (Fig. 149). En contraste, en el esqueleto apendicular se muestra la
identificación de cantidades similares para ambas fases (Fig. 150).

Se requieren de estudios más específicos para determinar los indicadores arqueológicos


de los efectos del hervido en los elementos óseos, atendiendo a las técnicas culinarias de
cada región cultural.

Exposición al fuego directo

Las marcas asociadas a la cocción con la exposición directa al fuego se han mostrado de
forma focalizadas en los extremos articulares y en la topografía sobresaliente de algunos
huesos. Debido a que la carne ofrece una barrera entre el fuego y el hueso, se requiere de
una exposición prolongada para provocar la termoalteración que se muestra de manera
parcial e irregular.

Las huellas de exposición directa al fuego se han registrado en 60 elementos óseos, de los
cuales, 16 pertenecen al esqueleto axial y 44 al esqueleto apendicular. En ambas fases el
número de huesos afectados por la exposición al fuego se muestra de manera similar (Fig.
151 y 152)

111
En el esqueleto axial las marcas de exposición directa se muestran con mayor incidencia
en los huesos del cráneo, lo cual se asocia a las acciones de eliminación del pelo facial
para el aprovechamiento de la carne, grasa y contenido cerebral. Por su parte, las marcas
en las costillas se asocian a la técnica culinaria del asado practicado por pastores de
camélidos (Miller 1979).

La representación de elementos anatómicos con afectación del fuego tiene una


representación comparable entre el miembro anterior y posterior, como resultado posible
de la aplicación de la técnica del asado. El número de falanges, se debe a la quema del
pelambre para liberar la carne para el consumo, cuya práctica es común entre pastores de
camélidos.

3.2.3. Índices de consumo

3.2.3.1. Identificación de especies

El análisis osteométrico de la primera falange delantera para la fase Mochica III dio como
resultado un número de 21 especímenes de alpaca, 6 especímenes de llama, 3 especímenes
de guanaco y 2 especímenes de vicuña. Asimismo, en la fase Mochica IV se han
identificado 21 especímenes de alpaca, 6 especímenes de llama y 1 espécimen de vicuña
(Fig. 153). Por su parte, las falanges traseras en la fase Mochica III, muestra la
identificación de 13 especímenes de alpaca y 2 especímenes de llama, en cambio, la fase
Mochica IV revela 15 especímenes de alpaca, 8 especímenes de llama y 1 espécimen de
guanaco (Fig. 154).

Desde otra perspectiva, se ha aplicado el análisis de presencia/ausencia de esmalte a 49


incisivos provenientes del CA 35 (Fig. 155). Los resultados fueron agrupados tomando
en cuenta la diferencia morfológica de los camélidos de talla grande Lama sp y talla
pequeña Vicugna sp (Wheeler 1982). Para la fase Mochica III se tiene 1 ejemplar de
Vicugna sp. y 12 de Lama sp., del mismo modo, en la fase Mochica IV se cuenta con 3
especímenes de Vicugna sp. y 33 de Lama sp.

Se ha registrado una mayor presencia del género Lama sp, donde están incluidos llamas
y guanacos para ambas fases con respecto al bajo número de ejemplares del género
Vicugna sp, cuya presencia, se mantiene en un porcentaje mayor en relación al análisis

112
osteométrico de las primeras falanges delanteras y traseras (Tablas 4, 5, 6 y 7). Esto podría
deberse a factores tafonómicos que habrían determinado la conservación de los incisivos
en el caso de los camélidos del género Vicugna sp en los contextos arqueológicos
excavados, por otra parte, cabe la posibilidad del uso preferencial de regiones anatómicas
que involucran el cráneo en el esqueleto axial de las llamas.

La preferencia en el consumo de alpacas se asocia a la explotación de especímenes con


una doble funcionalidad, el aprovechamiento de la fibra para la actividad textil y la
carcasa para el consumo de carne. Por su parte, el consumo de llamas podría relacionarse
a las actividades de consumo que tienen como factor principal el uso de camélidos para
el transporte de bienes en el área cultural ocupada y cuya explotación involucra partes
anatómicas específicas del animal. Asimismo, la presencia de especies silvestres como el
guanaco y la vicuña podrían deberse a un consumo alternativo de estos camélidos por
medio de actividades de caza en ecosistemas altoandinos u obtenidos por intercambio.

3.2.3.2. Perfiles etarios

Análisis dental: secuencias de erupción, reemplazo y desgaste dentario

La clasificación de los perfiles etarios, se basó en el análisis de 148 elementos óseos, 103
restos de mandíbulas y 45 restos de maxilares, de los cuales 89 pertenecen a la fase
Mochica III y 59 a la fase Mochica IV (Tabla 22). En la fase III, se ha identificado 8
especímenes de crías, 18 juveniles, 5 subadultos, 35 adultos y 23 seniles, en el mismo
sentido, en la fase IV se tiene 1 cría, 6 juveniles, 5 subadultos, 33 adultos y 12 seniles
(Fig. 156).

Las estrategias de explotación de los camélidos en ambas fases muestran una cantidad
significativa de individuos en edad adulta, lo cual, revela estrategias especializadas para
el manejo de rebaños en el aprovechamiento primario de carne, grasa y médula, asimismo,
la selección de camélidos para cumplir diversos roles productivos, tales como transporte
de bienes y producción de fibra, son definidos en este grupo etario antes de su sacrificio.
Del mismo modo, la población de animales seniles se debe primordialmente al uso de
camélidos como animales reproductores y al manejo de rebaños con funciones
específicas.

La cantidad parcial de individuos juveniles se relaciona a la utilización de estrategias


alternativas para evitar la disputa de los camélidos en edad reproductiva, posiblemente
113
separando machos de hembras, para destinar grupos específicos para el consumo y el
control de otros productos pecuarios. Los camélidos subadultos no muestran diferencias
significativas en ambas fases, debido a la baja posibilidad de la utilización de estos
animales en el consumo. La presencia de crías puede estar asociado a un aprovechamiento
de este tipo de animales en eventos sociales específicos, así como, a un consumo derivado
de eventos de mortandad estacional que solo afecta a camélidos en este periodo de edad.

La prueba de significancia en la distribución de los datos, por medio del método de


Kolmogorov-smirnov (K-S) aplicada a ambas poblaciones de camélidos de las fases III y
IV, dio como resultado un valor de 0.22, el cual, sugiere que no existe una diferencia
significativa entre los datos, sugiriendo una concordancia poblacional de 78 por cada 100
ejemplares. Asimismo, dado que la diferencia máxima es menor al valor K-S
(0.22>0.173), la distribución de los datos tiene un bajo grado de divergencia.

Con el fin de demostrar el grado de diferencia en la distribución de los datos, se ha


aplicado el análisis de las frecuencias acumuladas de las cantidades poblaciones de los
rangos etarios para ambas fases (Tabla 22). La principal diferencia radica en el grupo
etario juvenil con un valor de 0.173, obtenido por la resta de los valores de la frecuencia
relativa acumulada, cuya cifra máxima pertenece a la fase Mochica III, lo que denota
cambios en el control de los hatos de camélidos en este grupo etario asociados a la edad
reproductiva (Fig. 157).

De esta manera, es posible que las estrategias de control en el número de machos fértiles
por medio del sacrificio fue reducido y/o reemplazado por acciones que propiciaban la
obtención de camélidos en edad adulta para su explotación y selección de funciones
específicas.

Análisis de las fusiones óseas

El análisis de las fusiones óseas se basó en 696 elementos óseos, de los cuales 420
ejemplares se encuentran fusionados y 276 son ejemplares sin fusión o con una fusión
incompleta. En la fase Mochica III, se tiene 297 elementos óseos, 173 fusionados y 124
sin fusionar, en contraste, la fase Mochica IV cuenta con 399 especímenes, 247
fusionados y 152 sin fusionar (Tabla 23).

En cuanto a los rangos de edad en la fase Mochica III, las fusiones tempranas (<12-18 m)
muestran un 10.26% de camélidos que murieron antes de alcanzar la edad reproductiva,
114
por otro lado, existe un alto porcentaje (89.74%) de camélidos que fueron utilizados
después de alcanzar la edad fértil (Fig. 158). De la misma manera, en las fusiones
intermedias (<18-36 m), se muestra una alta supervivencia (62.91%) de camélidos entre
subadultos y adultos, en contraste con la mortandad (37.09%) de los camélidos antes de
llegar a los 3 años. Por su parte, las fusiones tardías (<36-48 m) muestran un gran número
de camélidos sacrificados en edad adulta (59.81%) antes de llegar a los 4 años, en
correspondencia a un 40.19% de individuos que pudieron llegar a una edad más avanzada.

En la fase Mochica IV, los rangos de edad relacionados a las fusiones tempranas (<12-18
m) muestran un alto porcentaje (72.41%) de supervivencia en individuos que superaron
la edad fértil, en cambio, la mortandad de los camélidos antes de alcanzar la edad
reproductiva se mantiene baja (27.59%). En las fusiones intermedias (<18-36 m), el
porcentaje de individuos supervivientes se muestra ligeramente incrementada (73.45%)
entre individuos susbadultos y adultos, en comparación con la baja cantidad de mortandad
(26.55%). En otro aspecto, las fusiones tardías (<36-48 m), muestran un incremento en el
número de camélidos adultos sacrificados antes de alcanzar los 4 años, asimismo el
33.91% de los individuos muestra una supervivencia mayor a los 4 años (Fig. 159).

El control de los camélidos en edad reproductiva se muestra invariable en ambas fases


reflejada por el porcentaje de animales supervivientes, en contraste, el consumo de
animales antes del rango de fusiones tempranas se muestra de manera alternativa. La
supervivencia de los camélidos subadultos y adultos menores a los 3 años se mantiene de
manera similar en ambas fases con un incremento parcial en la fase IV, en cambio, el
consumo de los animales entre los 1.5 y 3 años es muy bajo considerando que existe una
mayor aportación cárnica de los camélidos en este periodo de tiempo. Por ende, es posible
que los camélidos en edad madura tenían una función productora distinta antes de ser
sacrificados.

Por otro lado, el consumo de camélidos en ambas fases se habría concentrado en


camélidos adultos entre los 3 y 4 años, en otra instancia, cabe la posibilidad que en la
edad adulta se estaría seleccionando grupos regulares de camélidos para cumplir roles
específicos (fibra, trasporte y reproducción) dentro de la sociedad mochica, lo cual se
refleja en la tasa de supervivencia para ambas fases.

115
3.2.3.3. Representación anatómica

Peso

El peso fue contabilizado en el total de los ejemplares muestreados, 718 elementos óseos
para cada fase, tomando en cuenta su asociación anatómica independientemente de los
factores tafonómicos que alteraron su integridad. En la fase Mochica III, se tiene 313
ejemplares pertenecientes al esqueleto axial y 405 correspondientes al esqueleto
apendicular, en el mismo orden, la fase Mochica IV cuenta con 235 restos relacionados
al esqueleto axial y 483 restos asociados al esqueleto apendicular (Tabla 24).

El peso para ambas fases se manifiesta de manera similar, tomando en cuenta las
divergencias en las densidades óseas de los conjuntos anatómicos que determinan el peso
de los elementos óseos, es posible observar un incremento parcial relacionado al ingreso
de paquetes anatómicos del conjunto axial en la fase III (Fig. 160). Por su parte, la
explotación de los elementos óseos del conjunto apendicular se mantiene de forma
continua debido a su rendimiento cárnico con una ligera diferencia en la fase IV.

NISP (Número de especímenes identificados)

La representación del NISP en ambas fases se basó en la asignación anatómica de todos


los ejemplares analizados. Considerando las porciones obtenidas y el grado de
fragmentación de los elementos óseos, la asociación anatómica de los diferentes restos
arqueofaunísticos ha permitido aproximarnos a la regularidad en la preferencia del
consumo de productos animales y a la afectación tafonómica del conjunto óseo.

En la fase Mochica III la representación del esqueleto axial es parcialmente baja en


relación al esqueleto apendicular (Tabla 25). La cantidad de dientes sueltos registrados
muestran el grado de incidencia de algunos factores tafonómicos en la distribución
anatómica y densidad del conjunto axial. La mandíbula es el segundo elemento óseo con
mayor presencia, el cual está asociado al consumo de los productos derivados del cráneo.
Por otro lado, el número de costillas podría estar asociado a la fragmentación ósea, así
como su consumo por el valor cárnico en relación a la representación de vértebras
dorsales, de la misma manera, existe una alta representación de la región cervical y
lumbar.

En el esqueleto apendicular, la 1° falange es el elemento óseo con mayor representación,


lo cual junto a la cantidad de metapodios, se asocia a las acciones de despellejamiento en
116
el CA 35 y al consumo de los autopodios. El número de ejemplares del radio-ulna y tibia
son los siguientes elementos anatómicos con mayor representación, los cuales se asocian
al consumo de los zigopodios. Por otra parte, los elementos anatómicos con mayor
contenido cárnico, el húmero y el fémur, muestran una cantidad regular en el conjunto
óseo. Asimismo, los huesos accesorios de las articulaciones, tienen una baja regularidad,
debido a su tamaño y densidad.

La representación de los elementos óseos del esqueleto axial en la fase Mochica IV tiene
baja proporción en relación al esqueleto apendicular (Tabla 26). Los dientes sueltos
mantienen una buena cantidad en asociación a los factores tafonómicos que propician el
acarreamiento de los elementos óseos. La proporción de mandíbulas y maxilares se
asocian a la explotación del cráneo, de la misma forma, la región cervical es el paquete
anatómico con mayor representación en el esqueleto axial. El consumo del área costillar
tiene la misma proporción con las regiones dorsales y lumbares.

En el esqueleto apendicular, la 1° falange es el elemento óseo más representativo, el cual


es consumido en relación con los metapodios. El porcentaje de especímenes de radio-ulna
y tibia se muestra de manera significativa en esta fase, en el mismo orden, el húmero y el
fémur, cuya aportación cárnica es la más elevada, se muestran de manera regular. Algunos
huesos accesorios se muestran de forma relativa, lo cual, está asociado a las acciones de
faenamiento dentro del CA 35.

Las proporciones de los paquetes anatómicos durante ambas fases se manifiestan de


manera similar (Fig. 161). Los dientes sueltos se muestran más regularmente en la fase
Mochica III, lo cual demuestra la agencia de factores tafonómicos en las acciones
postdeposicionales en los estratos correspondientes. De igual forma, las costillas tienen
un mayor grado de representación en la fase III, debido probablemente, a los factores de
fragmentación asociadas al desecho después del consumo. La primera falange se muestra
en ambas fases como un indicador de las primeras actividades de procesamiento
realizadas en el CA 35. Asimismo, la representación de las regiones cervicales, dorsales
y lumbares se mantienen de manera significativa en el conjunto axial durante ambas fases.

En la representación del conjunto apendicular, el número de ejemplares de húmero y


fémur asociados a la presencia de radio-ulna y tibia revelan la preferencia por el consumo
de paquetes anatómicos de mayor contenido cárnico en ambas fases. La presencia de

117
huesos accesorios se relaciona al procesamiento eventual de los camélidos en los
ambientes del CA 35. La presencia de elementos óseos tales como la pelvis y la escapula,
tienen una baja recurrencia debido a su densidad ósea durante ambas fases.

Utilidad anatómica

Rendimiento anatómico

En el rendimiento anatómico de la fase Mochica III se muestra una preferencia por el


consumo de paquetes anatómicos con sólo contenido cárnico, seguido de huesos con poco
contenido cárnico y presencia de médula, en este último, se debe agregar su uso en la
elaboración de útiles en la industria ósea (Tabla 27). Asimismo, se tiene la presencia
regular de huesos con escasa presencia de carne que aportan médula en el consumo de
camélidos. En contraste, los elementos óseos con mayor contenido de carne y médula se
muestran en una baja proporción, de la misma manera, los huesos craneales asociados a
la explotación del contenido cerebral son escasas en la muestra.

En la fase Mochica IV, los huesos con presencia de contenido medular son los más
representativos, seguidos de aquellos elementos óseos que aportan solamente carne
(Tabla 28). Los huesos con poca carne y médula tienen una presencia significativa en la
muestra asociado al uso en la industria ósea. Por otro lado, la representación de los
elementos óseos con mayor aportación cárnica y medular tiene una baja presencia, así
como, aquellos huesos craneales que contienen sesos para el consumo.

El rendimiento anatómico en ambas fases revela estrategias similares en la preferencia de


paquetes anatómicos (Fig. 162). En la fase Mochica IV, existe un ligero incremento en
los huesos cuya aportación es sólo cárnica. Por otro lado, en la fase Mochica III, los
huesos con contenido medular se muestra de manera más regular. Los huesos con poca
carne y médula tienen cantidades semejantes, así como, aquellos elementos óseos con
mayor aportación cárnica y medular. El consumo de contenido cerebral se mantiene de
forma regular durante ambas fases.

En el CA 35, el consumo de elementos óseos al parecer se enfoca en paquetes anatómicos


con bajo rendimiento de productos derivados de la carcasa. Es posible que los habitantes
tenían un acceso eventual de aquellos elementos óseos con alto contenido cárnico y
medular. De otra parte, se muestra el beneficio de paquetes anatómicos relacionados al

118
procesamiento de camélidos dentro del CA 35, tales como los huesos craneales,
metapodios y estilopodios, obtenidos en la etapa del despellejamiento.

Índice de secado

El índice de secado de los elementos óseos en la fase Mochica III revela una preferencia
por aquellos elementos óseos con un bajo índice de secado, seguido de aquellas partes
anatómicas con un índice moderado-alto (Tabla 29). Asimismo, aquellos ejemplares con
un índice alto se manifiestan en bajas proporciones, de igual modo, la cantidad de
elementos con un índice moderado-bajo tiene poca recurrencia en la muestra.

En la fase Mochica IV, los ejemplares con un índice bajo mantienen una alta proporción
en el conjunto óseo, así también, los elementos óseos con un índice de secado moderado-
alto son recurrentes en el consumo (Tabla 30). Por otro lado, los especímenes con índices
moderado-bajo y alto tienen una presencia baja en el aprovechamiento de partes
anatómicas.

Durante ambas fases el consumo de partes anatómicas al parecer se centró en aquellos


elementos óseos con bajo índice de secado, los cuales permitían un consumo diferido en
distintos eventos, cabe mencionar que los elementos óseos considerados en este grupo
habrían sido transformados en C’harki para prolongar el consumo de su carne (Fig. 163).
El consumo de ejemplares con un índice moderado-bajo es similar durante ambas fases,
del mismo modo, aquellos ejemplares con índice moderado-alto pudieron haber sido
consumidos de manera inmediata o procesados para tener una mayor duración. En otra
instancia, las partes anatómicas con un alto índice de secado fueron consumidas en muy
baja proporción, lo cual se asocia a un consumo inmediato, dada su resistencia una vez
beneficiado el camélido.

Es probable que las decisiones en el consumo de partes anatómicas se hallan definido por
la resistencia de algunos ejemplares, optando por un consumo diferido con la
implementación de técnicas de conservación de la carne como el salado y el secado, lo
cual, permite tener una dieta diversa y alterna a la carne de camélido.

MNE (Número minimo de elementos)

La representación del MNE en el esqueleto axial de la fase Mochica III muestra un alto
número de costillas asociadas a las acciones de consumo y fragmentación, asimismo, la

119
cantidad de mandíbulas podría relacionarse a la explotación de la grasa existente en dicho
hueso (Tabla 31). La abundancia de vértebras dorsales y lumbares se muestra de manera
similar en la colección, seguido por las vértebras cervicales, lo cual, se asocia a la
explotación diferencial de los paquetes anatómicos. La suma de los elementos óseos
asociados a la bóveda craneal presenta una cifra relativamente baja en relación al resto de
los huesos del conjunto axial. La frecuencia de los elementos de bajo rendimiento tales
como el esternón y el sacro, posiblemente, dependió de la asociación de otros huesos con
mayor valor en el consumo.

En el esqueleto apendicular, el elemento con mayor abundancia es la 1° falange, el cual


ha mostrado un alto grado de conservación en el registro arqueológico por el porcentaje
de elementos enteros (Tabla 32). Por otro lado, el número de metapodios en ambos
miembros se relaciona al consumo de autopodios y al uso en la industria ósea. La
representación de ejemplares correspondientes al radio-ulna se asocia al rendimiento en
el consumo de carne y médula. Es posible observar una correspondencia en la cantidad
de elementos pertenecientes a la tibia y fémur, lo cual podría estar relacionado a la
obtención de paquetes anatómicos similares. Por su parte, el número de escapulas y
húmeros sugiere un consumo diferenciado de los miembros anteriores. En otra instancia,
la representación de huesos pélvicos muestra un bajo rendimiento asociado al grado de
fragmentación presente. Asimismo, los huesos accesorios de las articulaciones del carpo,
tarso y rótula mantienen una representación regular en la muestra.

En la fase Mochica IV, la representación de los elementos óseos axiales está dominado
por las áreas vertebrales, con una cantidad considerable de vértebras cervicales, seguido
por las vértebras lumbares y dorsales (Tabla 33). Los elementos mandibulares y maxilares
muestran una buena proporción en relación al aprovechamiento de la grasa, en contraste
los elementos asociados a la bóveda craneal se mantienen regularmente bajos, debido la
densidad ósea. La cantidad de costillas se muestra relativamente inferior en relación a la
fase III, por el contrario, el sacro revela un incremento en su consumo.

Por su parte, la primera falange se mantiene dominante en el registro del MNE del
esqueleto apendicular (Tabla 34). La representación del radio-ulna se nantiene
sobresaliente en comparación con la tibia, en el consumo de los zigopodios. Por otra parte,
los metapodios tienen un grado de representación alta en la muestra por su aportación
medular en el consumo. La preferencia en el consumo de elementos anatómicos con un
120
alto porcentaje de carne, tal como el húmero y el fémur, persiste dentro del MNE, de la
misma manera, es posible observar la homogeneidad en el consumo de los huesos
pélvicos. Por otro lado, los carpos, tarsos, rótulas y 2° falanges revelan un incremento en
la colección posiblemente relacionado a otros elementos anatómicos con mayor
concentración de productos.

Durante ambas fases, las pautas de consumo anatómico parecen seguir las mimas
estrategias de explotación con una ligera intensificación en la fase IV (Fig. 164). El área
craneal se mantiene homogéneo, así como el área pélvica asociada a la densidad ósea y
al grado de fragmentación. La representación de mandíbulas y maxilares parece
incrementarse en la fase IV, de la misma manera, el área vertebral posee un aumento en
su frecuencia anatómica. A pesar de la afectación identificada en las costillas, estas se
mantienen constantes en las preferencias anatómicas. Por otra parte, los huesos largos
tienen las mismas estrategias de consumo con una clara dominancia de la 1 ° falange.
Asimismo, los huesos accesorios muestran un excelente grado de conservación, lo cual
se repercute en el registro arqueológico.

MAU% (Frecuencia anatómica porcentual)

En la fase Mochica III, los valores de MAU estandarizados muestran cantidades parciales
en los elementos anatómicos correspondientes a la bóveda craneal, en contraste, la
mandíbula es el elemento con mayor representación en el esqueleto axial seguido de la
región costillar, cervical, dorsal y lumbar (Tabla 35). Por su parte, el radio-ulna es el
zigopodio con el más alto MAU a diferencia de la tibia. Los elementos con mayor
rendimiento, tales como el fémur y el húmero, muestran una representación similar en el
esqueleto apendicular. Por otro lado, los metapodios y las falanges se corresponden en
cuanto a su representación anatómica, asociándose a una explotación medular. La
representación de los huesos accesorios, se debe al acompañamiento de elementos con
mayor biomasa, de acuerdo a su cercanía anatómica.

El MAU% fue tomado a partir del valor obtenido en la representación del radio-ulna. La
colección exhibe un alto porcentaje en cuanto a la frecuencia de occipitales y mandíbulas
relacionados al consumo de los productos craneales. De otra parte, se observa una
cantidad importante en la presencia de huesos largos con la predominancia del radio-ulna,
tibia, fémur y húmero, de la misma manera, los metapodios muestran un número relevante

121
en el consumo. Asimismo, los huesos compactos, entre ellos los elementos óseos
articulares, muestran un porcentaje regular debido a su densidad y conservación.

El MAU en la fase Mochica IV revela una predominancia de los zigopodios en la


colección, la presencia del radio-ulna se mantiene alta (Tabla 36). Las mandíbulas y los
maxilares tienen valores elevados como consecuencia de su consumo. La explotación de
los estilopodios se mantiene regular con un incremento en la regularidad del húmero. En
cambio, el consumo de la pelvis y las regiones vertebrales revelan una frecuencia
uniforme en la muestra ósea. Por otro lado, los metapodios y las 1° falanges tienen una
representación que se corresponde a estrategias similares de explotación. Los huesos
accesorios por su parte, muestran un alto índice en relación a la muestra total.

La representación del MAU% se basó en la cantidad del radio-ulna en el conjunto óseo


demostrando la predominancia de los huesos articulares asociados a una buena
conservación. En otra instancia, los huesos largos, entre estilopodios y zigopodios, tienen
una representación primordial en el consumo de partes anatómicas. Por su parte, las
vértebras tienen una concentración menor en relación a la pelvis, del mismo modo las 1°
falanges tienen un mayor orden en comparación a los metapodios relacionados a la
explotación medular. Asimismo, las costillas tienen una baja frecuencia dentro del
esqueleto axial.

La estandarización de la muestra por medio del MAU% ha mostrado estrategias de


consumo muy similares en ambas fases (Fig. 165). Se observan algunas diferencias
registradas en los huesos craneales relacionados a la mandíbula y al maxilar que se
vinculan con la extracción de grasa a partir de la arcada dental. Por otra parte, existe una
ligera diferencia en la presencia de las costillas con un mayor índice en la fase Mochica
III, en el mismo sentido, la escápula tiene un mayor número. La presencia de la tibia
muestra un incremento parcial para la fase Mochica IV. Desde otra perspectiva, las
estrategias de explotación de los elementos anatómicos con mayor rendimiento se
mantienen constantes en ambas fases, así como la presencia regular de huesos accesorios.

Aportación cárnica a partir del MUI (Índice de utilidad cárnica)

En la fase Mochica III, la aportación cárnica provienen en gran medida de la


representación de los estilopodios, especialmente el fémur y el húmero, seguido del área
lumbar que incluye el sacro, así como la pelvis (Tabla 37). La explotación de los sesos y

122
la grasa craneal tiene una representación mediana en la muestra. Asimismo, las regiones
vertebrales mantienen una baja aportación cárnica en contraste con los zigopodios que
muestran un rendimiento regular. Los huesos articulares por su parte, tienen una baja
frecuencia en el consumo cárnico.

La aportación cárnica en la fase Mochica IV, evidencia la capacidad de aportación del


fémur en la muestra, seguido de otros huesos largos, tales como el húmero, el radio-ulna
y la tibia (Tabla 38). La aportación de los productos craneales se mantiene parcial en la
muestra, en el mismo sentido, las regiones vertebrales mantienen su rendimiento con la
preponderancia del área lumbar y el sacro. La pelvis por su parte, muestra un ligero
incremento en el consumo. Los metapodios y la 1° falange tienen una baja frecuencia, de
la misma forma, los huesos articulares no muestran mayor rendimiento en la colección
ósea.

La aportación cárnica en el CA 35, mantiene el mismo ingreso de partes anatómicas para


el consumo con un peso total similar. Se muestra ligeras diferencias en la explotación de
los productos craneales y el rendimiento cárnico proveniente del área costillar, así como
las escápulas y las tibias (Fig. 166). Desde otra instancia, el rendimiento cárnico de los
huesos largos tienen las mismas estrategias en ambas fases, con la predominancia del
fémur por su capacidad productiva. Por el contrario, los huesos articulares con baja
capacidad cárnica fueron incluidos en paquetes anatómicos con mayor aportación
productiva.

MNI (Número mínimo de individuos)

En la fase Mochica III, el MNI fue tomado de los elementos más representativos del
esqueleto axial y apendicular. En el conjunto axial, la mandíbula mostró un conteo de 8
individuos distintos a partir de la representación de la arcada dental derecha e izquierda
(Tabla 31). Por otro lado, en el apendicular el radio-ulna evidenció la estimación de 13
individuos contabilizados en el área proximal izquierda, siendo este último el número de
estimación máxima (Tabla 32).

Por su parte, en la fase Mochica IV, la estimación de individuos en el esqueleto axial fue
calculada por la arcada dental derecha e izquierda pertenecientes a la mandíbula con un
número de 6 individuos (Tabla 33). Asimismo, en el esqueleto apendicular, el radio-ulna

123
registró 11 especímenes, el mayor número de individuos obtenidos por el conteo del área
proximal derecha, el cual ha sido tomado como cifra representativa (Tabla 34).

El MNI para ambas fases es muy similar, es posible que el ingreso de carcasas en el CA
35 para el consumo se realizó de manera eventual con la asignación de paquetes
anatómicos según la disposición de los animales en el núcleo urbano. Los camélidos como
animales dóciles pueden ser sacrificados en el lugar de consumo, lo cual, puede generar
una representación anatómica muy próxima a un animal íntegro. Sin embargo, la
representación de los elementos óseos está supeditada a una serie de eventos tafonómicos
que afectan la integridad total de la muestra. Por otro lado, cabe mencionar que la
contabilización de los animales depende de la muestra obtenida y es recalibrada con el
ingreso de nuevos elementos analizados. Por lo tanto, la asignación de individuos es muy
estimativa, no obstante, en nuestro caso, dicha medida se alinea con otras evidencias sobre
la mantención de preferencias en el consumo de camélidos durante ambas fases.

3.3. Desecho

El estudio de los agentes tafonómicos en la colección de restos óseos dependió del grado
de representatividad en los diferentes estratos correspondientes a las fases Mochica III y
IV del CA 35. En este sentido, se ha tomado en cuenta que la distribución de las
cantidades óseas en cada estrato no ha sido homogénea, determinando nuestro estudio al
análisis de las tendencias tafonómicas y sus posibles causas culturales en el desecho de
los restos óseos de camélidos después del consumo.

3.3.1. Alteraciones naturales no biológicas

Meteorización

Para determinar los estadios de meteorización se han analizado un total de 308 restos
óseos, de los cuales, 147 pertenecen al esqueleto axial y 161 al esqueleto apendicular. En
el conjunto axial se ha registrado 139 elementos óseos relacionados al estadio 1, 7
elementos asociados al estadio 2 y 1 elemento asociado al estadio 3 (Tabla 39). Por su
parte, el conjunto apendicular muestra 139 ejemplares correspondientes al estadio 1, 21
ejemplares al estadio 2 y 1 ejemplar al estadio 3 (Tabla 40).

La meteorización del esqueleto axial muestra una alta concentración de ejemplares en el


estadio 1, lo cual, obedece a la presencia daños estructurales en la superficie ósea
causados por la exposición prolongada de los elementos óseos a las condiciones
124
ambientales locales (Fig. 167). El mayor número de especímenes del estadio 1 se
encuentra en los estratos relacionados a la fase Mochica IV con respecto a los estratos de
la fase III. Por otro lado, las afectaciones relacionadas a la pérdida de capas óseas y
fracturas angulosas propias del estadio 2 presentes en el esqueleto axial se muestran de
manera recurrente en la fase Mochica III, con una escasa presencia en la fase IV.
Asimismo, la exfoliación generalizada alcanzada en el estadio 3, se presenta de manera
pormenorizada en la fase III.

En el esqueleto apendicular, los estadios de meteorización se muestran con cierta


regularidad durante ambas fases, con cantidades importantes pertenecientes al estadio 1
(Fig. 168). A diferencia del esqueleto axial, la fase Mochica IV tiene una menor
recurrencia de elementos óseos con características del estadio 1, por el contrario, existe
un ligero incremento en la fase III. De otra parte, la presencia de elementos óseos con
afectaciones del estadio 2, es más intensa durante ambas fases. Igualmente la presencia
de elementos con rasgos del estadio 3 se concentra en la fase Mochica III.

La presencia de los agentes que ocasionan la meteorización se debe al desecho de los


elementos óseos en espacios proclives a la exposición de diferentes condiciones
ambientales por un periodo de tiempo antes de su recolección y deposición en lugares
específicos. La alta presencia de elementos óseos con marcas del estadio 1, se asocian a
un ambiente inmediato estable y a un tiempo de abandono relativamente corto (Fig. 169).

De otra forma, la baja cantidad de elementos óseos con estadios avanzados (2 y 3) están
relacionados a factores dinámicos como la densidad de los elementos óseos, el tiempo de
exposición, la naturaleza sedimentaria y los eventos postdeposicionales, los cuales,
afectaron diferencialmente a determinados conjuntos óseos (Fig. 170).

Desde otra perspectiva, la recurrencia diferencial de estadios de meteorización en ambos


esqueletos muestra estrategias de desecho parcialmente homogéneas durante ambas fases,
los cuales podrían relacionarse a eventos alternos de abandono y reocupación del CA 35.
Asimismo, se muestra la mayor variabilidad de estadios de meteorización asociados al
relleno de piso 3, cuyo caso podríamos relacionarlo a un evento de abandono en la
transición durante las fases III y IV en el CA 35.

125
Concreción

Se han identificado 51 elementos óseos con concreciones superficiales. En la fase


Mochica III se tiene 7 elementos óseos, 1 pertenece al esqueleto axial y 6 al esqueleto
apendicular, por otro lado, en la fase Mochica IV se tienen 44 ejemplares, 14
corresponden al esqueleto axial y 30 al esqueleto apendicular (Fig. 171).

En la fase Mochica III, la representatividad de especímenes es muy baja en relación a la


cantidad elevada de ejemplares asociada a la fase IV, asimismo, existe una mayor
concentración de huesos apendiculares con concreciones en el CA 35. La frecuencia de
especímenes con concreciones se asocia a las prácticas de enterramiento de los restos
óseos una vez que han sido consumidos, lo cual, posibilita la interacción del sedimento
con los residuos orgánicos tales como la grasa y la médula permitiendo su adherencia. La
cantidad de elementos registrados indica que esta práctica era más habitual durante la fase
Mochica IV.

Abrasión

La abrasión de los elementos óseos fue identificada en 197 elementos óseos, de los cuales
46 corresponden al esqueleto axial y 151 al esqueleto apendicular. En el esqueleto axial
40 ejemplares muestran los bordes redondeados y 6 tienen los bordes y la superficie
redondeada (Tabla 41). Por su parte, el esqueleto apendicular exhibe 114 especímenes
con los bordes redondeados y 37 con la superficie y bordes redondeados (Tabla 42).

Los elementos óseos con huellas de abrasión en el esqueleto axial muestran una
disposición heterogénea en la fase Mochica IV, con la predominancia de ejemplares en el
piso 1, seguido del relleno de piso 2, así como la ausencia de especímenes en el piso 2
(Fig. 172). De la misma manera, en los estratos que corresponden a la fase Mochica III,
el conjunto óseo tiene una distribución regular con una aglomeración importante en el
piso 5 y una alta variabilidad de estados en el relleno de piso 3, asimismo se tienen hiatos
en cuanto a la presencia ejemplares en el relleno de piso 5 y el piso 6.

Por otro lado, los huesos abradidos del esqueleto apendicular tienen una mayor
concentración en los estratos pertenecientes a la fase Mochica IV, con el dominio en la
representación del piso 1, seguido por el relleno del piso 1 y el relleno del piso 2 (Fig.
173). En comparación, la distribución de los ejemplares con huellas de abrasión en los
estratos correspondientes a la fase III, tienen una regular representación con ligeras
126
concentraciones en el relleno de piso 3, el piso 5 y el relleno del piso 6, así también se
observa la no presencia de elementos óseos abradidos en el piso 6.

Las marcas de abrasión son producidas por el arrastre y acarreo de los elementos óseos
debido al tránsito de humanos de los individuos que generan fuerzas verticales y
horizontales, así como eventos deposicionales y postdeposicionales que desgastan la
superficie ósea y eventualmente pueden llegar a pulirlas. En este sentido, la disposición
de huesos con abrasión tienen una importante representación en el piso 1, lo cual, indica
el uso intensivo de los ambientes correspondientes al CA 35 durante la fase Mochica IV,
por el contrario, la representación de los huesos abradidos tienen una distribución
parcialmente homogénea durante la fase III. Asimismo, se puede observar la uniformidad
y diversidad en la distribución de los elementos óseos abradidos en el relleno de piso 3,
considerado como un estrato de transición en el CA 35 (Tello et al. 2001).

Marcas de pisoteo

Se han identificado un total de 141 elementos óseos con marcas de pisoteo, 32 pertenecen
al esqueleto axial y 109 al esqueleto apendicular (Tabla 43). Es posible, que las acciones
de pisoteo hayan influido en el grado de conservación de los ejemplares del conjunto axial
provocando su fragmentación con repercusiones en su representación dentro de la
muestra estudiada.

Las marcas de pisoteo muestran una alta concentración en los estratos correspondientes a
la fase Mochica IV, con una cantidad elevada asociada al piso 1, seguida del relleno de
piso 1, piso 2 y relleno de piso 2 (Fig. 174). Por otra parte, la distribución de los huesos
con marcas de pisoteo en los estratos correspondientes a la fase III, se muestran de manera
regular con algunas intensificaciones en el relleno de piso 3, el relleno de piso 4, el piso
5 y el piso 6.

El pisoteo depende de las dinámicas generadas por el tránsito de humanos y animales así
como el contenido sedimentario y el grado de compacidad de los estratos, asimismo se
debe destacar el tratamiento cultural de los pisos, tales como la creación de pavimentos y
apisonados distribuidos de manera diferencial en los ambientes del CA 35. De esta forma,
se ha demostrado una alta densidad de elementos óseos asociados a la fase Mochica IV,
lo cual, podría relacionarse a la intensificación en el uso espacial y a la constante división
de los ambientes arquitectónicos. Por el contrario, en la fase Mochica III, las acciones

127
relacionadas al pisoteo mantienen una correspondencia con una ocupación continua,
probablemente con una baja densidad poblacional, que involucra además el tratamiento
de los pisos y los rellenos de piso.

Asimismo, se ha determinado un hiato en la presencia de las evidencias de pisoteo en los


pisos 3 y 4 con una intensidad parcial en el relleno de piso 3, lo cual, podría indicar el
abandono prolongado del CA 35 durante este lapso de ocupación.

Disolución de manganeso

Se han registrado un total de 98 elementos óseos con huellas de disolución de manganeso,


de los cuales 25 pertenecen al esqueleto axial y 73 al esqueleto apendicular (Tabla 44).
La mayor concentración de especímenes con disolución de manganeso se concentra en
los estratos correspondientes a la fase Mochica IV, con un alto índice en los pisos 1,
relleno de piso 1 y relleno de piso 2. De otra parte, en los estratos asociados a la fase
Mochica III, la cantidad de elementos óseos tiene una baja concentración con la
predominancia del relleno de piso 3 y la ausencia de especímenes en el piso 3 (Fig. 175).

La disolución de manganeso es un efecto diagenético que involucra la disociación o


destrucción físico-químico de los elementos óseos en una matriz sedimentaria (Lyman
1994). Este hecho sucede debido a la acumulación de restos óseos en ambientes con alta
concentración de agua y/o humedad, así como, una intensa actividad bacteriana (Yravedra
2006).

La aplicación de la sonda de EDS acoplada al MEB dio como resultado un espectro de


composición elemental, el cual, muestra una concentración de Calcio (Ca) en un 54. 7%,
Fósforo (P) en un 25.5%, Manganeso (Mn) en un 6.42%, Hierro (Fe) en un 4.3% y otros
elementos químicos menores a 4% (Tabla 45).

Las señales de Ca, P, Mn y los elementos menores a 4% corresponden a la hidroxiapatita,


el componente principal de la estructura inorgánica del elemento óseo. Asimismo, las
señales de Mn y Fe aparecen muy cercanas en el espectro de composición elemental por
efecto de la presencia de óxido de manganeso (MnO 2) y óxido de hierro (FO) en
interacción (Fig. 176).

Los elementos químicos interactúan por difusión a partir de la hidrolisis, el cual actúa
como agente separador rompiendo las proteínas en sus aminoácidos constituyentes para

128
alterar el enlace entre proteínas y minerales (Tjelldén et al. 2018). De esta manera, se
disuelve el Manganeso, infiltrándose además FO y MnO2 en contacto con el exterior para
luego precipitarse por los conductos haversianos y osteonas del tejido compacto, cuya
salida, degrada la superficie y aumenta el tamaño perimetral (Fig. 177). Este fenómeno,
es indicador de la primera línea destrucción generalizada del elemento óseo por acción de
la diagénesis a nivel histológico (Cukrowska et al. 2005).

En este sentido, la frecuencia de ejemplares con rasgos de disolución de manganeso con


un alto índice en los estratos correspondientes a la fase Mochica IV y una baja presencia
en la fase III a excepción del relleno de piso 3, se asocia al desecho de los elementos
óseos en temporadas de precipitaciones y aumento de la humedad, antes de la
incorporación de capas impermeables en la renovación de pisos o en la generación de
apisonados por el tránsito intensivo.

Análisis de conglomerados por el método de UPGMA aplicada a los desechos

En cuanto al análisis de conglomerados por el método de UPGMA se ha considerado las


cantidades presentes en las variables de meteorización, abrasión, marcas de pisoteo y
disolución de manganeso con el fin de determinar la semejanza en la formación de los
depósitos tafonómicos de agentes naturales no biológicos. Debemos mencionar que no se
ha utilizado las cantidades de la variable concreción debido a su baja frecuencia en los
estratos de las diferentes fases.

El dendrograma obtenido muestra la generación de dos grupos principales y dos


subgrupos denotando condiciones naturales no biológicas similares en su formación (Fig.
178). Por una parte, se tiene el piso 1 como un depósito tafonómico independiente, y por
otra, los subgrupos formados por los demás estratos que comparten cantidades análogas
en la distribución de elementos óseos con huellas tafonómicas. Estratigráficamente, el
piso 1 se encuentra muy cerca de la superficie siendo susceptible de una afectación
tafonómica más intensa.

En otro sentido, el primer subgrupo muestra la relación entre los dos rellenos de piso de
la fase Mochica IV, el relleno de piso 3 y el piso 5 mostrando características homogéneas
en la frecuencia de las variables tafonómicas con una presencia cuantitativa variable.
Asimismo, el segundo subgrupo aglutina la mayoría de substratos de la fase III

129
incluyendo el P2, lo cual, responde a una baja frecuencia de indicadores de formación del
registro tafonómico de forma regular.

3.3.2. Alteraciones biológicas

Marcas de raíces

Las marcas de raíces fueron identificadas en un total de 31 elementos óseos, 11


pertenecientes al esqueleto axial y 22 al esqueleto apendicular (Tabla 46). La cantidad de
ejemplares con impresiones de raíces muestran el doble de proporción en la fase Mochica
IV con respecto a la fase III, lo cual, podría deberse a la cercanía de los estratos a la capa
superficial al alcance de las plantas, asimismo, la presencia de marcas de raíces parece
disminuir en relación a la profundidad (Fig. 179).

Por otro lado, la frecuencia de plantas se debe a periodos de abandono del CA 35 antes
de su ocupación, posiblemente en lapsos de tiempo que permitieron el crecimiento de
plantas en la superficie, cuyas raíces afectaron a los restos óseos depositados.

Marcas de carroñeros

Se han registrado un total de 80 elementos óseos con marcas de carroñeros, de los cuales
32 pertenecen a la fase Mochica III y 48 a la fase Mochica IV. Con un alto índice en la
representación de los elementos anatómicos correspondientes al esqueleto apendicular
(Tabla 47).

Las marcas de roído son los más frecuentes en la muestra analizada, con una alta cantidad
de especímenes en el conjunto apendicular asociado a una preferencia por los huesos más
densos, los cuales, permiten el desgaste de los incisivos de los roedores en constante
crecimiento (Fig. 180). Es posible que el lugar destinado para la deposición de los
elementos óseos hayan concentrado un gran número de restos orgánicos, indicando que
muchos roedores hicieron sus madrigueras en dichos depósitos. Asimismo, las marcas de
roído son más intensas durante la fase IV, probablemente por el uso de muchos ambientes
como depósitos de alimentos.

La representación de huesos con las otras marcas de carroñeros denota una baja
accesibilidad de animales tales como cánidos en la muestra durante ambas fases. Este
hecho puede asociarse a las restricciones de los espacios arquitectónicos a animales
domésticos, así como, un acceso secundario a los restos de carne, grase y médula ósea.

130
Marcas de hongos y bacterias

Las marcas de hongos y bacterias están presentes en 51 elementos óseos, 26 pertenece a


la fase Mochica III y 25 a la fase IV. De igual modo, se muestra 14 ejemplares asociados
al esqueleto axial y 37 al esqueleto apendicular (Tabla 48).

La presencia de hongos y bacterias está relacionado a los procesos de descomposición de


los restos de carne, grasa y médula, que en algunos casos pueden afectar el tejido
compacto de los elementos óseos. La proporción de los indicadores durante ambas fases
se manifiestan de forma uniforme, revelando condiciones similares para la aparición de
microorganismos en la acumulación de restos óseos en depósitos específicos (Fig. 181).

3.3.3. Termoalteración: uso de óseos como combustible

Se han registrado una cantidad de 142 elementos óseos, de los cuales 78 corresponden a
la fase Mochica III y 64 a la fase Mochica IV. Los diferentes estados de termoalteración
muestran 36 ejemplares ruborizados, 11 quemados, 25 carbonizados, 30 parcialmente
calcinados y 40 calcinados (Tabla 49).

El análisis de las concentraciones de ceniza asociado a la limpieza de fogones ha mostrado


una diversidad de materiales incorporados como práctica habitual en la zona urbana
moche, entre los cuales se obtuvieron restos óseos de camélidos termoalterados (Castillo
et al. 2015). Debido al comportamiento irregular de las concentraciones de ceniza en los
espacios arquitectónicos, los elementos óseos han sido incorporados en los diferentes
estratos sin necesidad de una asociación directa con los fogones en el CA 35.

La representación de elementos óseos con termoalteraciones en la fase Mochica III,


denota cantidades elevadas agrupadas en los estados relacionados a la rubefacción,
carbonización y calcinación, en el mismo sentido, la distribución de los huesos del
conjunto axial y apendicular se manifiesta de manera regular (Fig. 182). En cambio, los
estados de termoalteración en la fase Mochica IV muestran una alta concentración de
ejemplares parcialmente calcinados y totalmente calcinados con el predominio del
conjunto apendicular en las actividades de combustión.

En cuanto a la determinación del daño estructural de los elementos óseos con


modificaciones térmicas por medio de fotos obtenidas con el MEB, se ha seleccionado
especímenes típicos con huellas de quemado, carbonizado y calcinado, a fin de tener

131
indicadores de afectación integral dejando de lado los primeros estados y los estados
intermedios de termoalteración.

El espécimen con huellas de quemado, diáfisis de radio-ulna izquierda, muestra una


superficie irregular granulada separada por secciones suaves, asimismo se presentan
porosidades y microfracturas paralelas determinados por la disposición de fisuras
principales (Fig. 183). Las características observadas se corresponden con el estado II,
descrito por Shipman et al. (1984), el cual corresponde a una exposición de una
temperatura entre 185° a 285° C.

Por otro lado, el espécimen con huellas de carbonizado correspondiente a un cuerpo


costillar derecho, presenta la pérdida de algunas capas superficiales denotando la
disposición de zonas ásperas divididas por fisuras amplias, de la misma manera, se
observa zonas porosas y el ensachamiento de las osteonas (Fig. 184). La foto muestra
además secciones suaves que dan la apariencia de un estado de vitrificación inicial. De
acuerdo a las descripciones realizadas por Shipman et al. (1984), es posible que este
ejemplar pertenece al estado III, expuesto a temperaturas entre 285° y 440° C.

Asimismo, el espécimen con huellas de calcinado perteneciente a un fragmento de


occipital, ha demostrado la pérdida de capas exteriores permitiendo la fusión de secciones
con un alto grado de suavidad (Fig. 185). Del mismo modo, es posible ver a las osteonas
más expuestas y la presencia de microfracturas con un patrón irregular. La apariencia
general denota una vitrificación avanzada con algunas secciones granulosas. Siguiendo
las descripciones de Shipman et al. (1984), este elemento correspondería a los estados IV
y V, con temperaturas de exposición superiores a los 440° C e inferiores a los 940° C.

Las altas temperaturas alcanzadas se asocian al rendimiento del material óseo como
combustible y su importancia dentro de las actividades que implican el uso del fuego. Las
cantidades representadas demuestran que existe una preferencia por la incorporación de
los elementos óseos como material de combustión durante la fase Mochica IV, por la
proporción existente de elementos con huellas asociadas al calcinado. Por otro lado, es
posible observar una buena proporción de ejemplares en la fase Mochica III con huellas
variables de termoalteración, lo cual sugiere una utilización alternativa de los restos óseos
como combustible en las actividades que implican el uso del fuego.

132
Es posible que el uso de los óseos como material de combustión se haya destinado a
actividades específicas que involucran la disposición de altas temperaturas, debido a su
resistencia, cabe asimismo, la probabilidad de un uso alternativo junto a otros
combustibles de uso común.

133
CAPITULO IV. ESTUDIOS ETNOGRÁFICOS

4.1. Viajes a los pueblos de Tuqsa y Oquenarca

El objetivo de este estudio es diferenciar los procesos asociados a los modos culinarios
del caldo y el asado, ambos implican la trasformación física de los elementos óseos por
medio de la aplicación de calor. Dichos platos son realizados eventualmente en las
comunidades de Tuqsa y Oquenarca localizados al sur del departamento de Cusco. Para
tal efecto, nos enfocamos en los cambios macroscópicos observados en la estructura ósea
siguiendo un enfoque tafonómico a fin de obtener un marco comparativo aplicable al
registro arqueofaunístico.

El contexto alimenticio en la culinaria de los pastores de camélidos

Los pastores de camélidos actuales suelen combinar actividades de ganadería y


agricultura como estrategias de subsistencia. Este sistema agro-pastoril tiene implicancias
energéticas importantes, permite el manejo de riesgos, asi como la organización y
programación del trabajo (Thomas 1973; Sandefur 2002; Kuznar 2016). Asimismo, todas
las actividades económicas asociadas al aprovechamiento del ganado se alinean con el
calendario agrícola y religioso (Flores 1977; West 1988; Bonavia 1996).

Por ejemplo, algunos camélidos son beneficiados cerca a la cosecha de papa en mayo,
después de la estación lluviosa, cuando los camélidos alcanzan su peso máximo con el fin
de evitar el estrés alimenticio que produce la estación seca (Flores-Ochoa 1988; Sandefur
2002; Stahl 1999; Kuznar 2016). En este mismo periodo, las noches frías y el intenso sol
permite frabricar el Ch’arki prolongando el consumo de la carne de camélido durante
todo el año.

En nuestro estudio, consideramos que la alimentación en las sociedades depende de la


disponibilidad de los recursos y la conjunción específica de los factores sociales,
culturales, económicos e ideológicos que propician y delimitan adaptaciones
nutricionales diferenciales (Appadurai 1981). Y por ende, este contexto ecológico y
económico particular, donde se desarrollan los pastores de camélidos, afecta los procesos
culinarios que involucran la obtención de los alimentos, la preparación, el consumo y el
desecho de los mismos (Colomer et al. 1996; Montón-Subias, 2005; Götz, 2014a).

134
Para los pastores de camélidos, la culinaria se desarrolla siguiendo principalmente pautas
estacionales. De esta manera, al termino de la estación lluviosa, los platos más comúnes
servidos en el hogar son los caldos acompañados con papas sancochadas, así como los
estofados (Fernández-Juarez 2002), es tiempo tambien en que se realizan la mayor parte
de actividades cívicas y religiosas, y en donde se come en abundancia (Allen 2008). En
otras fechas cercanas, las actividades más importantes incluyen carne asada, la cual es
alternada con caldos acompañados con otros productos, dependiendo a la asistencia de
las personas y la importancia de los distintos eventos, asi también el consumo puede
desarrollarse de manera inclusiva o exclusiva.

Por su parte, el asado como plato principal es un alimento poco común debido a la
utilización de especias y condimentos que no son muy comunes en las alturas (Fernández-
Juarez 2002; Allen 2008). Su consumo en el ámbito ceremonial se restringe a las personas
más importantes y en el ámbito familiar este alimento, puede incluso ser restringido al
consumo exclusivo del padre de familia, en celebraciones que involucran al ganado.

Cambios tafonómicos a partir del caldo y el asado

La cocción de los alimentos mejora algunos nutrientes y destruye otros, y hace que
muchos alimentos, incluida la carne, sean más fáciles de digerir (de Garine 2003; Russell
2012). En tal sentido, la preparación de los alimentos en la cocina sugiere la modificación
física de las partes anatómicas de los animales a través de la aplicación del calor
(termoalteraciones), acompañado de otras tecnologías alimenticias con el fin de mejorar
el sabor, el aroma y la textura.

Dentro de la culinaria de los pastores de camélidos podemos considerar dos tipos de


termoalteraciones: una afectación directa e indirecta. En el primer caso, la transferencia
del calor se realiza por irradiación, el cual afecta de forma variable la superficie,
dependiendo a la musculatura presente en los paquetes anatómicos, en este tipo podemos
ubicar al asado (Coenders 1996; Götz 2014a). Según Colomer et al. (1996) los elementos
óseos afectados pueden mostrar una superficie brillante, así mismo, dependiendo a la
temperatura y al grado de exposición puede tomar un color marrón o grisáceo,
especialmente aquellas partes del hueso exhibidas a la fuente de calor.

En el segundo caso, la transferencia de calor se produce por convección a través de


fluidos, este se corresponde a la preparación de caldos en un contenedor de agua

135
(Coenders 1996; Cárdenas y Götz 2015). De acuerdo a los estudios realizados por
Colomer et al. (1996) y Götz (2014a) la superficie ósea con este modo de afectación
muestra un color amarillento o gris mate con una superficie grasienta.

Desde un punto de vista experimental, los ensayos realizados por Shipman y Foster
(1984) con la aplicación del fuego directamente han mostrado que existe una
modificación del color, la textura superficial, morfología microscópica y la estructura
cristalina de los huesos. En cuanto al hervido, Wansnider (1997) ha demostrado que el
movimiento molecular generado en la ebullición, transfiere calor produciendo la
extracción e hidrólisis de los lípidos y los tejidos incluyendo el periostio, así mismo, se
produce la gelatinización de los músculos incrementando la humedad presente en el
elemento óseo.

4.1.1. Materiales y métodos

Las entrevistas y recolección del material óseo fueron realizadas en el pueblo de Tuqsa,
en el distrito de Sicuani y en el fundo Oquenarca en el distrito de Pitumarca, a más de 4
000 msnm (Fig. 186). Ambos localizados en la provincia de Canchis del departamento de
Cusco. Estas comunidades están compuestas por comunidades segregadas de hasta 20
familias, cada una de ellas, puede ser propietaria de tres terrenos que ocupan
intermitentemente dependiendo de la estacionalidad y la abundancia de los pastizales para
el forraje de sus animales, siendo la crianza de camélidos su principal actividad.

Para fines de nuestro estudio se realizaron entrevistas en cada lugar, bajo el criterio
semiestructurado, que permite partir de un modelo básico el cual se va configurando con
el dialogo establecido con los estrevistados (Murillo y Martínez-Garrido 2010; Guber
2011). Las preguntas estuvieron dirigidas a la obtención de datos acerca de: 1) los criterios
utilizados para selección de los camélidos en cada modo culinario, 2) la manera en la cual
son preparados y 3) el contexto social en el cual son consumidos.

La muestra recolectada está compuesta por 64 elementos óseos de camélidos


correspondientes a dos modos culinarios distintos: 38 especímenes provienen de los
caldos que realizaba una familia del pueblo de Tuqsa acumulados en un periodo de 1 año
aproximadamente y 26 especímenes del asado realizado en el Fundo Oquenarca
conmemorando la asistencia recibida por el Centro de Investigación de Camélidos
Sudamericanos-UNSAAC (CICAS).

136
El análisis de los restos óseos de camélidos recolectados está basado en la caracterización
del perfil biológico y en la evaluación de los agentes tafonómicos que han alterado la
muestra. El perfil biológico involucra la representación de las unidades anatómicas
dispuestas de acuerdo a los procesos culinarios. Las clases etarias de los camélidos
consumidos han sido identificados a partir de los periodos de fusión de los centros de
osificación (Miller 1979; Kent 1982; Wheeler 1999), así como las secuencias de desgaste
y erupción dentaria (Wheeler 1982; Kent 1982). Asimismo, la identificación de las
especies de camélidos se basó en los criterios propuestos por Wheeler (1982) aplicados a
la morfología y presencia de esmalte en los incisivos.

En el análisis tafonómico se ha contemplado las alteraciones naturales no biológicas, tales


como la meteorización de los restos óseos (Behrensmeyer; 1978), las concreciones
adheridas y las marcas de pisoteo (Lyman 1994; Chaix y Méniel 2005; Yravedra 2006).
Por otro lado, en las alteraciones biológicas se han considerado las marcas por las
actividades de animales con acceso secundario a los restos óseos (Binford 1981; Lyman
1994; Reitz y Wing 2008).

Por su parte, las alteraciones de origen antrópico incluyen las marcas de corte de acuerdo
a la intención y etapa de procesamiento (Miller 1977,1979; Gifford-Gonzalez 1989;
Frontini 2010). El estudio de las fracturas se ha enfocado en la diferenciación y presencia
del contorno de la fractura, el ángulo de la fractura y la textura del borde de la fractura
(Outram 2002; Alcántara et al. 2006; Yravedra 2006), así como los indicadores de
percusión (Mengoni 1999).

En cuanto a la identificación de las termoalteraciones estos dependieron de las zonas


afectadas y de la temperatura que determina su transformación estructural siguiendo los
trabajos de Shipman y Foster (1984), Colomer et al. (1996) y Yravedra (2006).

4.1.2. Resultados

4.1.2.1. Resultados de las visitas etnográficas

En el pueblo de Tuqsa las actividades de selección de los camélidos para el consumo


dependen por lo general de la edad y la estacionalidad, ya que a una edad juvenil o adulta
los camélidos son vendidos a los acopiadores para la venta de su carne en las principales
ciudades del departamento de Cusco.

137
El modo de preparación de los caldos sugiere el procesamiento constante de las presas,
con la fractura de los elementos anatómicos pre-cocción para obtener porciones para el
consumo (Fig. 187). Por lo general las fracturas post-cocción no son muy comunes ya
que por el tiempo de hervido prolongado la médula es agregada al caldo. Sólo los huesos
más duros son fracturados para acceder a la médula. Asimismo, el descarte de los restos
óseos se realiza de manera indistinta en los espacios dentro y fuera de las unidades
domésticas, es una práctica habitual darles los restos de comida a los perros para un
consumo secundario.

En la preparación del asado en el Fundo Oquenarca, se dispuso de una llama juvenil para
su consumo. Según los pobladores el individuo debe de ser tierno por la suavidad sus
componentes anatómicos y para lograr una buena cocción de la carne. El animal fue
dividido en paquetes anatómicos para lograr una cocción uniforme. Al momento de servir
los platos, los huesos fueron desarticulados y fracturados para conseguir porciones
individuales, siguiendo un porcionamiento post-cocción (Fig. 188).

4.1.2.2. Resultados del análisis faunístico

Muestras de la comunidad de Tuqsa

La colección ósea recolectada superficialmente ha sido afectada por diferentes agentes


tafonómicos de origen no antrópico. Se ha observado indicadores de meteorización en 13
elementos óseos que representan un 19% de la muestra, siendo la mandíbula el óseo más
afectado mostrando estadios muy avanzados (Fig. 189). De otra parte, el acceso de los
perros a la muestra ósea ha afectado en un 12% al total de los elementos, en su mayoría
huesos largos, dejando perforaciones, fracturas por compresión y bordes festoneados
(Fig. 190).

En cuanto a las clases de edades de los camélidos utilizados en Tuqsa se analizaron 5


mandíbulas y 2 maxilares (Tabla 50). Demostrando un consumo alternativo entre
individuos seniles, adultos y juveniles. Sólo pudimos hallar un incisivo con presencia de
esmalte lingual y labial que podría pertenecer a una llama.

La representación anatómica muestra una alta incidencia de huesos apendiculares


seleccionados por su aportación de carne. En contraste, la proporción de huesos axiales
puede deberse a factores tafonómicos y de densidad ósea (Fig. 191). Por otro lado, el
porcentaje de la mandíbula está asociada a la venta de camélidos, en general, algunos
138
camélidos son sacrificados en el pueblo permitiendo que los pastores se queden con la
piel, las patas y la cabeza rebajando los costos de los ejemplares, de esta manera, la piel
puede ser vendida por separado y las patas además de la cabeza pueden ser consumidos
indistintamente.

Respectivamente, en la preparación de los caldos el 25% de la muestra presenta marcas


de procesamiento. Las marcas de corte fueron agrupados teniendo en cuenta los tipos de
corte según su fin y la pertenencia al esqueleto axial y apendicular (Fig. 192). La
proporción de marcas de corte-descarne y corte-impacto en el esqueleto axial se debe a la
reducción de los elementos óseos con el fin de obtener porciones individuales para el
consumo. En cambio, la proporción de marcas de corte-desarticulación en el esqueleto
axial se debe a la alta presencia de ligamentos que dificulta el procesamiento de los
paquetes anatómicos.

Los atributos de fracturación fueron registrados en los huesos largos, debido a que dichos
elementos óseos han mostrado de manera más clara tales características (Tabla 51). En el
análisis se ha observado la asociación de algunos contornos de fractura, marcas de
percusión y ángulos a acciones de porcionamiento de los elementos óseos. La textura lisa
del borde de la fractura se ha mostrado recurrente en este modo culinario (Fig. 193).

La fracturación de los elementos anatómicos pre-cocción asociado a instrumentos con filo


ha mostrado cúspides asociados al punto de impacto (Fig. 194). El porcionamiento de las
unidades anatómicas para la obtención de presas individuales depende de la aportación
cárnica. Esta conducta muestra características diferenciales de acuerdo a la densidad y
naturaleza de los elementos óseos. Por lo general, el cráneo aporta sesos y grasa a la
preparación de los caldos mostrando una alto índice de fracturas (Fig. 195).

En este sentido, las vértebras cervicales han sido fracturadas de forma longitudinal y
transversal a partir de la parte media del cuerpo vertebral conservando las porciones
anteriores y posteriores (Fig. 196). En cambio, algunos huesos largos han sido fracturados
post-cocción a partir de las metadiáfisis, obteniéndose fragmentos de diáfisis tales como
porciones distales y proximales, diáfisis parcialmente íntegras y esquirlas (Fig. 197).

Por su parte, la termoalteración de los restos óseos por hervido ha generado un color
blanco perlado así como la gracilidad de la superficie de los elementos óseos.

139
Muestras del fundo Oquenarca

La muestra no presenta ningún tipo de alteración tafonómica de origen no antrópico,


puesto que, los elementos óseos fueron recolectados una vez terminada la ceremonia.

En el fundo Oquenarca, la llama consumida pertenece a un rango de entre 1 a 4 años, de


acuerdo a la fusión del arco ventral del atlas, la fusión parcial de la cabeza del fémur y la
epífisis proximal de la tibia, lo que contrasta con el dato etnográfico sobre el uso de un
individuo juvenil. La presencia de elementos óseos dependió de la decisión de los
participantes de las ceremonias, que en algunos casos llevaron porciones de asado para
sus familias (Fig. 198).

La estrategia de recolección permitió recuperar elementos anatómicos en mejores


condiciones. Se puede observar un alto porcentaje de costillas, que por lo general tienen
una baja representatividad por su naturaleza y densidad, así como susceptibilidad a la
afectación de factores tafonómicos.

Las marcas de corte en el modo de preparación del asado corresponden al corte-


desarticulación como consecuencia de las distintas etapas de procesamiento conocidas
(Fig. 199).

Los atributos de la fracturación fueron registrados en los huesos largos para permitir su
comparación con otras muestras (Tabla 52). Se ha podido observar un alto porcentaje de
contornos diagonales en los huesos largos, asociados a ángulos rectos. La principal
característica es la aparición de una textura rugosa (Fig. 200), que en algunos casos está
acompañada de una textura lisa.

Con referencia a la actividad de porcionamiento de las presas para el consumo individual,


estas se realizaron post-cocción. Las presas obtenidas fueron de gran tamaño a diferencia
de las que se obtienen cuando se realizan caldo. En tal sentido, el procesamiento de
algunos elementos anatómicos, como por ejemplo las vértebras cervicales permitió la
conservación de su integridad (Fig. 201). En caso de los huesos largos el porcionamiento
se dirigió a fracturar la diáfisis con el fin de obtener porciones distales y proximales (Fig.
202).

140
En cuanto a las termoalteraciones se ha observado un color marrón rojizo en los extremos
articulares como consecuencia de la exposición al fuego, que podría considerarse como
chamuscado (Fig. 202).

4.1.3. Alcances sobre los viajes a los pueblos de Tuqsa y Oquenarca

El procesamiento de las carcasas de los camélidos para ambos modos culinarios parece
seguir estrategias similares desde la obtención de los paquetes anatómicos hasta la etapa
del descuartizamiento. En el proceso de indivicualización de las presas para el consumo,
los procesos culinarios muestran estrategias divergentes, que afectan a la conservación de
los restos óseos de los camélidos.

El objetivo de los procesos culinarios sigue estrategias diferenciales en sus distintas


etapas, dependiendo del modo (caldo o asado), el perfil etario y los paquetes anatómicos.

El porcionamiento en la preparación de los caldos puede incluir la fracturación de los


elementos anatómicos antes y despues de la cocción, generando caracteríticas que pueden
ser identificadas. Como por ejemplo, la presencia de cúspides asociado al punto de
impacto, así como la presencia de esquirlas y fragmentos de diafisis como resultado de la
fracturación aplicando percusión a las metadiafisis.

De otra parte, la asociación de cortes-descarne y cortes-impacto puede obedecer a la


limpieza de la carne para exponer el elemento óseo con el fin de fracturarlo con otro
instrumento asociados a la cocción.

En la preparación del asado, se porcionan las presas después de la cocción de la carne,


con el fin de obtener presas de buen tamaño algunos elementos óseos pueden mostrarse
de manera íntegra, tales como el atlas y el axis, los huesos largos por su parte son
fracturados para conseguir dos porciones, proximal y distal. Una de las características
inportantes es la presencia de zonas chamuscadas por la exposición prolongada al fuego
de las áreas articulares.

Sobre el registro de los atributos de las fracturas, se ha observado algunas patrones en el


contorno, el ángulo y sobre todo en la textura del borde que reflejarian diferencias en
cuanto a los modos de afectación térmica en la estructura de los elementos óseos.
Asimismo la asociación de los atributos en índices que caracterizan tafonomicamente o

141
anatomicamente los elementos óseos requiere de estudios intensivos para obtener un
cuadro de comparación efectivo.

4.2. Viajes a los distritos de Layo y Sicuani

Con el objetivo de demostrar la tranversalidad y continuidad de los procesos culinarios


entre familias de animales asociados al consumo del caldo se han realizado viajes a los
mercados de Layo y Sicuani. El caldo es un modo culinario que ha alcanzado una
determinada especialización e industrialización en cuanto a la obtención de unidades
anatómicas, la preparación, el consumo y el desecho de los restos óseos. El consumo del
caldo es una práctica generalizada entre los habitantes de ciudades que tienen una
economía de subsistencia que incluye la ganadería de camélidos y ovinos, llegándose
incluso a conocer como un plato propio de las regiones sureñas del Perú.

Los modos culinarios: el caldo

Las prácticas culinarias están ligadas a las actividades cotidianas que articulan y
configuran tradiciones alimenticias que pueden mantenerse en el tiempo. Dichas
tradiciones pueden mostrarse como estructuras culturales que afianzan el conocimiento y
la identidad alimentaria de un grupo social (Appadurai 1981; Marschoff 2012b). Por lo
cual, los patrones alimenticios no sólo se reducen a los recursos disponibles y explotados,
sino también, a las transformaciones mediante las cuales las poblaciones agregan a su
función nutritiva una carga simbólica.

En este sentido, los aspectos alimenticios pueden concretar un conjunto de conocimientos


y prácticas que se proyectan y representan en modalidades culinarias específicas a partir
de estrategias conocidas que se estructuran por el sabor en conjunto, la textura de los
alimentos e incluso por su olor (de Garine 2003). Este efecto permite la continuidad
histórica y la versatilidad de los modos culinarios que caracterizan patrones que se
consideran típicos y representativos en una sociedad (Fernández-Juarez 2002). Para lo
cual, los modos culinarios siguen procesos que incluyen la obtención de los recursos, la
preparación, el consumo y el desecho de los restos alimenticios.

El caldo es un modo culinario muy recurrente en distintas sociedades, constituyen una de


las tecnologías culinarias más simples, asociadas al uso de contenedores de agua y a la
exposición indirecta al fuego que permite la cocción de varios alimentos a la vez (Goody
1982; Coenders 1996). Este tipo de cocción disminuye toxinas de ciertas materias primas
142
así como mejorar el gusto y sabor de algunos alimentos (Götz 2014a). El caldo implica el
hervido de los productos con el fin de recuperar componentes nutritivos e incluir partes
anatómicas generalmente desechables, tales como la médula, las vísceras y los tendones,
que van agregando al potaje proteínas en el proceso de ebullición.

En las regiones sureñas del Perú, la modalidad del caldo ha adquirido popularidad y
especialización en la vida diaria de las ciudades que conservan tradiciones pecuarias
dentro de su economía. Actualmente, este alimento es muy apreciado por su sabor y
aroma, es preparado a partir de la carne de animales ganaderos y es consumida con
frecuencia por personas de distintas clases sociales, por lo general es servida en las
primeras horas de la mañana a fin de comenzar la jornada laboral o en eventos con gran
recurrencia de personas para celebrar determinadas fechas cívicas o religiosas. En el
Cusco, existen diversos establecimientos donde se ofrecen solamente caldo,
especialmente en espacios públicos tales como los mercados distritales, alcanzando cierta
industrialización.

El uso de unidades anatómicas

La domesticación de los animales se caracteriza por el desarrollo de técnicas de manejo


y cría especializadas, las que implicaron la explotación diferencial de sus productos
derivados (Binford 1981; Gifford-Gonzalez 1989; Mengoni 1991). Uno de los principales
productos obtenidos es la carne, para lo cual se selecciona animales siguiendo criterios
de edad, sexo y capacidad cárnica a fin de procesarlos y obtener unidades anatómicas para
el consumo (Chaix y Méniel 2005). Cada unidad anatómica es valorizada de manera
diferencial principalmente por su aportación cárnica (Davis 1987; Reitz y Wing 2008).
Estas actividades incluyen la manipulación de las carcasas a través de una serie compleja
de acciones tales como el sacrificio, el cuereo, la evisceración, el desmembramiento, el
destazamiento y el porcionamiento dejando marcas sobre los huesos.

El procesamiento de los ovinos y los camélidos sigue estrategias similares debido a su


parecido corporal. Una de las acciones análogas más resaltantes es la separación de la
cabeza y las patas en las acciones de extraer el cuero del animal, comúnmente, estas partes
anatómicas son poco apreciadas en términos de carne y son removidos en los lugares de
matanza (Miller 1979; Davis 1987). Estas unidades anatómicas tienen un índice bajo de
secado lo cual puede prolongar su conservación durante varios días, muestran un
contenido alto de tendones, así como un bajo porcentaje de carne y médula (Mengoni
143
1991, 2013). Asimismo, los óseos que conforman la cabeza son la mandíbula, el maxilar
y la bóveda craneal, por su parte, los metapodios, falanges y en ocasiones carpos y tarsos
comprenden las patas (miembros distales o autopodios).

Dentro de la culinaria del caldo en la región del Cusco, la cabeza y las patas, además de
ciertas vísceras son recolectadas a bajos costos en los diferentes lugares de matanza para
la preparación de este potaje. De esta manera, se trata de utilizar toda la anatomía de los
ovinos y los camélidos en el consumo, optimizando el rendimiento de estos animales. El
sabor que se consigue con estas unidades anatómicas no requiere del uso de muchas
especias y condimentos además que puede combinarse con una variedad considerable de
productos, lo cual facilita su producción en el ámbito familiar y comercial, permitiendo
la identificación social de las regiones sureñas con esta modalidad culinaria.

4.2.1. Materiales y métodos

Las entrevistas y la recolección del material óseo fueron realizadas en los distritos de
Layo, perteneciente a la provincia de Canas y en el distrito de Sicuani que corresponde a
la provincia de Canchis, ambos localizados en el departamento de Cusco (Fig. 203). Entre
las principales actividades económicas desarrolladas en estos distritos se encuentra la
ganadería de camélidos, ovinos y vacunos. Cada lunes en el distrito de Layo se realiza
una feria de compra y venta de productos agrícolas y ganaderos, observándose una gran
demanda de animales que son acopiados para distintos lugares de Cusco y Puno, de la
misma manera, en el distrito de Sicuani, la feria se realiza cada jueves con una importante
cantidad de productores. Al parecer, en la zona sureste del Cusco y la zona del altiplano,
se ha implementado un tipo de mercado corporativo y rotativo que brinda la oportunidad
de ofrecer productos a los pobladores en distintos días de la semana.

Para fines de nuestro estudio se realizaron entrevistas en cada lugar, bajo el criterio
semiestructurado, que permite partir de un modelo básico el cual se va configurando con
el dialogo establecido con cada persona estrevistada (Murillo y Martínez-Garrido 2010;
Guber 2011). Las preguntas estuvieron dirigidas a la obtención de datos acerca de: 1) las
pautas utilizadas para la selección de animales y partes anatómicas 2) la forma de
preparación y 3) el contexto social en el cual son consumidos.

144
La muestra recolectada está compuesta por 80 elementos óseos, de los cuales 60
provienen del mercado central del distrito de Layo y corresponden a camélidos y 20 del
mercado central del distrito de Sicuani pertenecientes a ovinos.

El análisis de los restos óseos de camélidos recolectados está basado en la caracterización


del perfil biológico y en la evaluación de los agentes tafonómicos que han alterado la
muestra. El perfil biológico involucra la representación de las unidades anatómicas
dispuestas de acuerdo a la representación de camélidos (Pacheco et al. 1979) y ovinos
(Hopkins et al. 1970). Las clases etarias de los camélidos consumidos han sido
identificados a partir de las secuencias de desgaste y erupción dentaria (Wheeler 1982;
Kent 1982). Asimismo, la identificación de las especies de camélidos se basó en la
presencia de esmalte en los incisivos (Wheeler 1982). En cuanto a los ovinos el perfil
etario se basó en el análisis del desgaste y erupción dentaria propuestos por Payne (1987)
y Greenfield y Arnold (2008).

Las alteraciones tafonómicas se enfocaron en los indicadores de origen antrópico que


incluyen las marcas de corte de acuerdo a la intención y etapa de procesamiento (Miller
1977,1979; Gifford-Gonzalez 1989; Frontini 2010). El estudio de las fracturas se ha
enfocado en la diferenciación y presencia del contorno de la fractura, el ángulo de la
fractura y la textura del borde de la fractura (Outram 2002; Alcántara et al. 2006;
Yravedra 2006) y los indicadores de percusión (Mengoni 1999).

La identificación de las termoalteraciones depende de las zonas afectadas (Yravedra


2006), y de la temperatura que determina su transformación estructural (Shipman y Foster
1984; Colomer et al. 1996).

4.2.2. Resultados

4.2.2.1. Resultados de la visita etnográfica

En el distrito de Layo se ha mostrado una preferencia por partes anatómicas específicas


para la preparación del caldo, las cuales, se componen de autopodios (miembros distales)
y la región craneal (cabeza) obtenidos en los centros de matanza cerca del mercado
central. Los camélidos seleccionados corresponden a camélidos juveniles o adultos
acopiados en las comunidades aledañas a Layo para la venta de su carne a mayor escala.

145
El modo de preparación del caldo sugiere la fracturación pre-cocción de los metapodios
a partir de la diáfisis para obtener 2 porciones (área proximal y distal), en algunas
ocasiones se ven asociados a huesos accesorios de las áreas articulares. En el mismo
sentido, el cráneo es dividido en 4 porciones a partir del área central de la bóveda con el
uso de una sierra, asimismo, la mandíbula se divide en 2 porciones desde la sínfisis con
cortes transversales.

Las unidades anatómicas se hierven por alrededor de 4 horas en una olla común y 45 min
en una olla a presión, con el objetivo de tener un sabor más concentrado (Fig. 204). Por
lo general, el caldo es servido junto a papa y una ensalada de tomate y cebolla, que en
ocasiones contiene rocoto (Fig. 205). Otro aspecto a resaltar, es el uso del contenido
cerebral o sesos como saborizante que se sirve encima de las presas de carne. El caldo es
consumido por personas que se dedican al comercio local en el mercado, incluyendo
personas de distintas edades y se consume en las primeras horas de la mañana (Fig. 206).

En el distrito de Sicuani, la preparación del caldo a partir del uso de ovinos no ha mostrado
muchas variables con respecto al caldo de camélido en Layo. Se tiene una preferencia de
animales juveniles y adultos, de los cuales se obtiene los autopodios (miembros distales)
y la región craneal (cabeza). Dichos animales son beneficiados a gran escala en los centros
de matanza de la ciudad para obtener carne y en ocasiones ch’arki (Fig. 207). A diferencia
de Layo, la ciudad de Sicuani, tiene un mayor acceso vehicular, lo cual, permite un mayor
comercio con la ciudad de Cusco y Puno.

El proceso de preparación, muestra el uso de autopodios completos, la división del cráneo


en 4 porciones con ayuda de una sierra a la altura de la zona central de la bóveda,
asimismo, las mandíbulas son separadas a partir de la sínfisis. Las unidades anatómicas
se hierven alrededor de 30 a 45 minutos en una olla a presión. El caldo de ovino se sirve
con papas, Ch’uño y yuca, acompañado de una salsa hecha a base de rocoto y huacatay
(Fig. 208). El caldo de ovino es consumido por personas de distintos estratos sociales y
edades durante las primeras horas de la mañana, debido a la actividad comercial en la
ciudad (Fig. 209).

146
4.2.2.2. Resultados del análisis faunístico

Muestras del distrito de Layo

La muestra recolectada no presenta alteraciones tafonómicas de origen no antrópico


debido a que los elementos óseos fueron obtenidos directamente de los comensales.

En cuanto a las clases de edad de los camélidos consumidos en el distrito de Layo, se han
analizado 10 mandíbulas (Tabla 53). Mostrando un consumo preferencial de individuos
juveniles con la presencia de un solo adulto. Asimismo, se ha hallado 3 incisivos con
presencia de esmalte, 2 pertenecientes a llama y 1 a alpaca.

La representación anatómica muestra una alta incidencia de autopodios, especialmente


metacarpos, 1° falanges y metatarsos, por otro lado, la muestra tiene una presencia parcial
de huesos de la región craneal con una buena cantidad de mandíbulas (Fig. 210). Los
porcentajes se asocian al acceso de partes anatómicas obtenidos en la etapa del
despellejamiento de los camélidos realizados en los lugares de matanza, cuya
representación diferencial en un esqueleto completo favorece a los miembros distales.

Con respecto a las marcas de corte se han identificado 13 elementos óseos, de los cuales
12 muestran corte-desarticulación y 1 corte-sierra (Fig. 211). Las mandíbulas son la
muestra con mayor representación de corte-desarticulación relacionado a la separación
lateral alrededor de la sínfisis y corte-desarticulación en la rama para liberar la bóveda
craneal, por otro lado, el corte-sierra en el maxilar está asociada al porcionamiento con el
uso de una sierra de metal. Asimismo, las marcas de corte-desarticulación presentes en
los metapodios se corresponden al desprendimiento de los miembros distales en el
despellejamiento y a limpieza de la diáfisis para su posterior fractura.

Los atributos de fracturación fueron registrados en 18 metacarpos, 8 metatarsos y 2


metapodios, los cuales fueron fracturados con el fin de obtener unidades de consumo
individual (Tabla 54). El análisis muestra la predominancia de un contorno helicoidal, el
cual se asocia a las fracturas en estado fresco, así también, debido a la densidad ósea de
los metapodios se ha mostrado contornos irregulares (dentados y festoneados) y rectos
(longitudinales y transversales). De la misma manera, el ángulo agudo es el más
representativo en estos elementos óseos asociados a ángulos obtusos y rectos. Por otra
parte, la textura lisa tiene una presencia mayoritaria en contraste con la textura rugosa.

147
Por ende, los indicadores más representativos demuestran fracturas asociadas a un estado
fresco.

Asimismo, la obtención de unidades de consumo individual por medio de acciones


asociadas al porcionamiento, muestra la fracturación de la sínfisis mandibular de forma
longitudinal, también se han registrado contornos helicoidales e irregulares relacionados
a la rama derivados de la separación de la bóveda craneal (Fig. 212). De igual manera, se
han observado fracturas en la bóveda craneal que se alternan con el uso de la sierra en el
porcionamiento (Fig. 213 y 214). De otra parte, el porcionamiento de los metapodios
contrasta con el dato etnográfico al referirse a la obtención de porciones a partir de la
diáfisis, la cual ha mostrado una alta incidencia de negativos de lascas, esquirlas y fisuras.
Cabe mencionar, que debido a la densidad ósea no se han registrado puntos de impacto
visibles.

Por su parte, la termoalteración de los restos óseos de camélidos por la técnica culinaria
del hervido, denotan colores con tonalidades que van de blanco a marfil, con una
apariencia perlada o vidriosa, lo cual debe ser evaluada con indicadores asociados a los
efectos deposicionales y postdeposicionales.

Muestras del distrito de Sicuani

La muestra obtenida no registra afectaciones tafonómicas de carácter natural y biológico,


puesto que, fueron recolectados directamente de los restos de comida.

El perfil etario de los ovinos consumidos en Sicuani fue identificado a partir de 4


maxilares y 4 mandíbulas (Tabla 55). Se ha determinado un consumo preferencial de
individuos adultos, seguido de juveniles y 1 subadulto, lo cual se asocia a la adquisición
de individuos con mayor masa muscular.

En cuanto a las unidades anatómicas representadas, el mayor porcentaje corresponde a


los elementos óseos pertenecientes a la bóveda craneal, seguida por la mandíbula, los
metacarpos y los metatarsos en igual porcentaje, así como la presencia minoritaria de 1°
falanges (Fig. 215). Dichos porcentajes están relacionados a la obtención de autopodios
(miembros distales) y ejemplares de la región craneal (cabeza) a partir de la etapa del
despellejamiento de ovinos en los centros de matanza.

148
Las marcas de corte fueron identificados en 8 elementos óseos, de los cuales, 6 muestran
corte-sierra y 2 corte-desarticulación (Fig. 216). Los huesos de la bóveda craneal que
incluyen el maxilar tienen la representación total de corte-sierra, lo cual se asocia al
porcionamiento del cráneo (Fig. 217). Por otra parte, la mandíbula con marcas de corte-
desarticulación en la rama se asocia a la separación de la región craneal. Asimismo, el
metacarpo con corte-desarticulación se asocia al destazamiento a partir de la zona
proximal.

Con respecto a las fracturas, se ha contabilizado una mandíbula que presenta un contorno
longitudinal asociado a la separación lateral. Por su parte, cabe mencionar que los
metapodios no muestran fracturas debido al tamaño regular de los elementos óseos que
han sido tomados como porciones independientes (Fig. 218).

Asimismo, la termoalteración de los restos óseos de ovinos por la técnica culinaria del
hervido, muestran colores entre blanco y marfil, con una apariencia perlada o vidriosa.

4.2.3. Alcances sobre los viajes a los distritos de Layo y Sicuani

La obtención de los elementos anatómicos para la preparación del caldo se deriva del
despellejamiento de los animales realizado en las zonas de matanza. Por lo general, la
cabeza y los miembros distales son dejados de lado cuando se preparan las carcasas de
los animales beneficiados junto con la piel, como subproductos en las primeras etapas de
procesamiento, por su bajo contenido muscular.

La preparación de las partes anatómicas muestra estrategias similares en los camélidos y


los ovinos denotando cierta especialización, mostrando divergencias parciales en cuanto
al porcionamiento de los miembros distales, debido al tamaño de los metapodios cuando
se individualizan las presas. Los metapodios de los camélidos son fracturados antes de la
cocción, aplicando cortes en la diáfisis para exponer el área de fracturación, se debe
mencionar que debido a la densidad ósea no ha sido posible identificar puntos de impacto
claros sobre los elementos óseos.

Por su parte, los procesos culinarios asociados al caldo demuestran la transversalidad en


el uso de distintos animales análogos para su preparación, incorporando estrategias
similares que siguen pautas establecidas por las modalidades culinarias que se estructuran
en la práctica diaria. Por otro lado, la decisión del uso de la cabeza y los miembros distales
en el caldo, no obedece a un consumo bajo la noción de rentabilidad cárnica, al parecer,
149
este plato muestra popularidad por el sabor que alcanza al cocer la carne asociada y la
idea generalizada de brindar energías para el inicio del trabajo, los cuales, corresponden
a aspectos culturales que determinan la alimentación.

Asimismo, el uso de los miembros distales y la cabeza, en este tipo de platos, debió
establecerse como una estrategia sociocultural practicada en sociedades pretéritas que
incluían el ganado en su subsistencia a fin de aprovechar todas las partes anatómicas de
los animales. Una vez alcanzada su especialización, este dio paso a la emergencia de una
modalidad culinaria que permitió su soporte cultural y por tanto la configuracion de una
identidad culinaria con la preparación del caldo usando unidades anatómicas específicas.

150
CAPÍTULO V. ESTUDIOS EXPERIMENTALES

5.1. Diferenciación de técnicas culinarias: caldo, asado y pachamanca

La cocción de los alimentos es la primera transformación tafonómica pre-deposicional


que trae consigo cambios físicos y químicos en la estructura de los huesos (Roberts et al.
2002). Las técnicas culinarias comprenden un conjunto de procesos aplicados a los
alimentos con el fin de conservarlos y/o hacerlos digeribles (Russell 2012). Las técnicas
incluyen la obtención y preparación de los insumos, el equipamiento y la cocción por
medio de la aplicación de calor (Goody 1982; Götz 2014a). En cuanto a los alimentos de
origen animal, este se enfoca primordialmente en la transformación de unidades
anatómicas, conformados por carne, huesos, grasa y médula, para el consumo según las
modalidades culinarias practicadas por los distintos grupos sociales.

En el área andina, se ha reportado la presencia de tres tipos de técnicas culinarias


relacionadas al cocimiento de la carne, que varían principalmente por el uso de estructuras
de combustión y el tipo de exposición a la fuente de calor (Fernández-Juarez 2002; Allen
2008; Llorca 2014). La técnica del hervido, es el más generalizado, se asocia a la
preparación de caldos y guisos, el cual involucra el uso de contenedores de agua que se
exponen al fuego con el fin de cocer los alimentos en un medio acuoso. Por otra parte, se
ha observado la exposición directa de paquetes anatómicos a una fuente de calor, asociado
a la práctica del asado. Asimismo, se ha descrito la técnica de la pachamanca, el cual
comprende el uso de una estructura de combustión construida con terrones de tierra o
piedra, al cual, una vez caliente, se retira el combustible y se agrega los paquetes
anatómicos para su cocción, siendo cubiertos por una capa de tierra para asegurar la
transferencia de calor.

Las transformaciones de los paquetes anatómicos a partir de la aplicación de calor


producen cambios estructurales en los elementos óseos, tales como el cambio de
coloración, agrietamientos, deformaciones, reducción de tamaño y aumento de la
fragmentación (Montón-Subías 2002, 2005; Costa 2015). De la misma manera, las
alteraciones térmicas afectan las propiedades biomecánicas de los elementos óseos
repercutiendo en los atributos de fracturación (Outram 2002; Yravedra 2006).

El presente trabajo procura recrear las condiciones en las cuales los paquetes anatómicos
son transformados con la aplicación de las tres técnicas culinarias (hervido, exposición

151
directa y pachamanca), basándose en simulaciones experimentales realistas (March et al.
2007), a fin de observar las dinámicas asociadas a los procesos culinarios del caldo, el
asado y la pachamanca. En tal sentido, el presente estudio busca:

 Distinguir indicadores macroscópicos que permitan diferenciar las técnicas


culinarias a partir de las termoalteraciones presentes en los elementos óseos y los
atributos de fracturación asociados a los huesos largos.

 Caracterizar a nivel microscópico las afectaciones térmicas en la topografía de los


elementos óseos relacionada a las técnicas culinarias y compararlos con
ejemplares arqueológicos.

5.1.1. Materiales y métodos

Para la realización de las diferentes simulaciones experimentales se obtuvo la carcasa de


una alpaca subadulta de 2 años y 8 meses de edad, proveniente de la comunidad de
pastores de Cavan a más de 4000 msnm, perteneciente al pueblo de Patacancha, distrito
de Ollantaytambo, provincia de Urubamba en el departamento de Cusco (Fig. 219).

La alpaca fue dividida en paquetes anatómicos para la aplicación experimental de las


técnicas culinarias siguiendo los procesos descritos en los trabajos etnográficos de
Fernández-Juarez (2002), Allen (2008) y Llorca (2014), así como los saberes
tradicionales de las personas que apoyaron el proyecto.

Para el acopio de información se han elaborado fichas de registro enfocadas en: 1) el


control de la temperatura en distintos puntos de la estructura de combustión, el
combustible, el medio de cocción y los paquetes anatómicos en lapsos de 15 minutos y
2) la descripción de la apariencia de la carne y los elementos óseos en el transcurso de la
cocción de los paquetes anatómicos.

En cuanto a la medición de la temperatura, se ha utilizado un Termómetro de infrarrojo


BENETECH GM 900 (-50 - 950° C), con el cual se tomaron 3 veces la temperatura a fin
de obtener un promedio. Asimismo, en el registro fotográfico se usó una Cámara NIKON
COOLPIX P600.

Previo al análisis, la carne adherida fue limpiada con instrumentos metálicos y agua
caliente teniendo cuidado en no dejar marcas en la superficie del elemento óseo.

152
El estudio de las fracturas se ha enfocado en la diferenciación y presencia del contorno
de la fractura, el ángulo y la textura del borde de la fractura (Outram 2002; Alcántara et
al. 2006; Yravedra 2006). Por otro lado, la identificación de las termoalteraciones
dependió de las zonas afectadas (Yravedra 2006), y de la temperatura que determina su
transformación estructural (Shipman y Foster 1984; Colomer et al. 1996).

En cuanto a la diferenciación de las afectaciones superficiales en la topografía del hueso


se han tomado fotografías con ayuda de un Microscopio Electrónico de Barrido (MEB) a
diferentes aumentos.

5.1.2. Resultados

5.1.2.1. Resultados experimentales

Técnica culinaria: Hervido

-Modo culinario: Caldo

-Paquetes anatómicos: Miembro anterior, región cervical y tórax

-Materiales asociados: zanahoria, papa, yuca, poro, apio, orégano, pimienta entera y sal

-Herramientas: Olla de barro (9 Litros), leña (troncos y ramas de eucalipto), estructura


de combustión (fogón hecho con ladrillos alineados).

-Preparación pre-cocción: Los huesos largos fueron fracturados en tres partes tomando
como referencia las metadiáfisis. Las escapulas fueron fracturados en dos, asimismo, las
costillas y vértebras fueron separadas con una herramienta de filo activo. Los vegetales
fueron puestos enteros, en caso de las especias se utilizó sólo ramas. La olla fue llenada
hasta alcanzar su máxima capacidad.

-Apariencia de los huesos pre-cocción: Los huesos largos muestran fracturas helicoidales,
con esquirlas angulosas (no mayores a 3 cm) y bordes afilados (Fig. 220 y 221). Las
costillas, la escápula y las vértebras muestran fracturas irregulares (Fig. 222).

-Tiempo de cocción: 2 horas

-Modo de servir: Las diferentes porciones obtenidas pre-cocción son servidas en platos
de losa junto con los vegetales y el caldo.

153
-Medición de la temperatura: La medición de la temperatura se realizó en 5 puntos: el
borde, cuerpo y base de la olla (1-3), así como la estructura de combustión (4) y el agua
contenida (5) (Fig. 223). Las temperaturas correspondientes al borde de la olla y al agua
se han mantenido constantes alrededor de los 100 y 120° C, por otro lado, la base de la
olla y cuerpo muestran oscilaciones entre 100 y 500° C debido a los mecanismos de
transferencia de calor. Asimismo, la temperatura de la estructura de combustión se ha
mostrado parcialmente estable entre 280 y 360° C (Tabla 56 y Fig. 224)

-Observaciones: Los elementos óseos muestran un cambio progresivo de color,


mostrando tonos blancos y grisáceos perlados. Por otra parte, se ha observado la
reducción de la carne a medida que se va cociendo, lo cual, expone la superficie de los
elementos óseos mientras que otros se desprenden, como es el caso de las costillas y la
escápula (Fig. 225).

Técnica culinaria: Exposición al fuego

-Modo culinario: Asado

-Paquetes anatómicos: Miembro anterior y tórax

-Materiales asociados: ajo, comino y sal

-Herramientas: Parrilla de metal, leña (troncos y ramas de eucalipto) y estructura de


combustión (fogón hecho con ladrillos alineados).

-Preparación pre-cocción: Se condimentó la carne haciendo algunas incisiones para una


mejor distribución. Por otra parte, se calentó la estructura de combustión con algunos
leños para acumular carbón antes de la exposición de la carne.

-Apariencia de los huesos pre-cocción: Los elementos óseos mantienen su integridad.

-Tiempo de cocción: 1 hora

-Modo de servir: Las unidades anatómicas son fracturadas post-cocción para obtener
porciones individuales. Los platos se sirven acompañado de vegetales y ensalada.

-Medición de la temperatura: La medición de la temperatura se realizó en 3 puntos: el


carbón dispuesto en la boca de la estructura (1), la parrilla (2), la estructura de combustión
en sí misma (3) y la carne (4) (Fig. 226). Las temperaturas obtenidas muestran un
incremento asociadas a la parrilla y al carbón de manera constante con medidas entre 300
154
y 500° C, lo cual, se debe a la transferencia de calor al material metálico. En cambio, la
estructura de combustión mantiene una temperatura constante de alrededor de 200° C.
Asimismo, la temperatura registrada en la carne fue aumentando progresivamente hasta
alcanzar 100° y 150° C (Tabla 57 y Fig. 227).

-Observaciones: Al tiempo que la carne se cocía se ha observado la exudación de grasa y


agua y la adopción de un color blanco intenso por parte de los elementos óseos. Por su
parte, las zonas óseas sobresalientes presentaron áreas termoalteradas, asimismo de modo
más lento, se ha notado que la carne se reduce exponiendo áreas que alcanzan a
chamuscarse. Es de resaltar que la carne ofrece una barrera para la distribución del calor,
por lo cual, se muestra un conjunto de características diferenciales.

Técnica culinaria: Pachamanca

-Modo culinario: Pachamanca

-Paquetes anatómicos: Miembro posterior, región cervical y caudal

-Materiales asociados: papa, ajo, pimienta, huacatay y culantro

-Herramientas: Armazón de metal, lajas de piedra y leña (troncos y ramas de eucalipto)

-Preparación pre-cocción: Los paquetes anatómicos fueron puestos manteniendo su


integridad, realizando incisiones en distintas áreas y exponiendo los puntos de
articulación para mejorar la trasmisión de calor para lograr una mejor cocción. Por otra
parte, se preparó la estructura de combustión disponiendo las lajas en el armazón de metal
para construir el horno. A continuación, se dispuso de leña para calentar el horno por un
lapso de 2 horas. Una vez caliente el horno, se retiró el carbón y la leña cuidadosamente
a través de la boca para introducir los paquetes anatómicos y la papa para su cocción.

-Apariencia de los huesos pre-cocción: Los elementos óseos mantienen su integridad.

-Tiempo de cocción: 1 hora y 15 minutos (una vez enterrado junto a los escombros de la
estructura de combustión).

-Modo de servir: Las unidades anatómicas son fracturadas post-cocción para obtener
porciones individuales. La pachamanca se sirve acompañado de los vegetales que
también fueron cocidos con esta técnica, junto a ensalada y una salsa picante.

155
-Medición de la temperatura: La medición de la temperatura se realizó a la estructura de
combustión antes de la cocción de la carne, para lo cual se han considerado 4 puntos: el
domo del horno (1), el arco de piedras o boca (2), el lado derecho del horno (3) y el lado
izquierdo del horno (4) (Fig. 228). Las temperaturas obtenidas muestran el incremento
progresivo de la concentración de calor en el área de la boca, con una oscilación de 400°
C y 800° C, por otra parte, las temperaturas en ambos lados del horno denotan un parcial
incremento entre 300 y 500° C. Asimismo, la temperatura registrada en el domo muestra
un ligero incremento, oscilando entre 350 a 480° C (Tabla 58 y Fig. 229). La temperatura
alcanzada por los elementos líticos antes del ingreso de los paquetes anatómicos señala
una máxima de 275° C y una mínima de 221° C, con una media de 245° C.

-Observaciones: Los huesos asociados a la carne cocida han mostrado un color blanco y
marfil. Por su parte, algunas zonas musculares han mostrado indicios de chamuscado
(Fig. 230).

5.1.2.2. Resultados del análisis macroscópico

Técnica culinaria: Hervido

Termoalteraciones

Los elementos óseos en general han mostrado una coloración que va entre blanco a marfil
con apariencia perlada o vidriosa. Se ha observado además que algunas epífisis muestran
pequeñas áreas chamuscadas, debido al contacto con el recipiente de agua. Se debe
mencionar que estos indicadores pueden cambiar por los factores particulares de cada
depósito tafonómico en el registro arqueofaunístico.

Fracturas

El análisis de los atributos de fracturación en huesos largos ha mostrado un alto índice de


contornos helicoidales (Tabla 59). Del mismo modo, el conjunto muestra una gran
cantidad de ángulos agudos y obtusos, así como una presencia relativa de ángulos rectos.
En cuanto a la textura existe un número importante especímenes lisos y rugosos
asociados. Este tipo de indicadores pertenecen al tipo de fractura en fresco (Fig. 231).

Técnica culinaria: Exposición al fuego

Termoalteraciones

156
Los elementos óseos muestran marcas diferenciales obedeciendo al volumen de la
disposición muscular, el cual, ofrece una barrera frente a la exposición directa al fuego
(Tabla 60). Las unidades anatómicas con mayor volumen cárnico (húmero, escápula,
radio-ulna) muestran zonas chamuscadas en áreas asociadas a las articulaciones. Por otro
lado, las costillas muestran un área de afectación mayor que se desplaza al cuerpo.
Asimismo, se muestran algunas coloraciones diferenciales a modo de manchas de color
marrón rojizo y áreas con una coloración marfil o blanca, muy parecida a los huesos
hervidos (Fig. 232).

Fracturas

Los atributos de la fracturación muestran una mayor variabilidad con la frecuencia de


contornos helicoidales, diagonales e irregulares (Tabla 61). Los ángulos muestran una
cantidad considerable de ejemplares con valores agudos y obtusos. Asimismo, la textura
rugosa comienza a aparecer con mayor frecuencia.

Técnica culinaria: Pachamanca

Termoalteraciones

Los elementos óseos muestran una superficie blanca o marfil con apariencia vidriosa,
muy parecida a los elementos óseos hervidos (Fig. 233). Por otro lado, se ha mostrado
indicadores de chamuscado asociados a las zonas articulares y cuerpos de elementos
óseos con un bajo volumen de carne (Tabla 62).

Fracturas

Los atributos de la fracturación presentan contornos helicoidales, diagonales y rectos


(Tabla 63). De la misma manera, los ángulos obtusos y agudos se presentan de manera
combinada en un gran porcentaje. Asimismo, al igual que el asado se han mostrado
combinaciones de texturas lisas y rugosas, con una mayor presencia de la última (Fig.
233).

5.1.2.3. Resultados del análisis microscópico

Topografía ósea

En cuanto al análisis de la topografía ósea se han tomado fotografías de la superficie ósea


a 1000 y 2000 X de aumento, de manera que, algunas características puedan ser

157
reconocidas y ser comparadas con la muestra arqueológica. En cuanto a la selección de
la muestra arqueológica para la comparación, nos basamos en las características
macroscópicas diferenciales. Sin embargo, las particularidades correspondientes al
hervido y a la pachamanca, en este sentido, no ofrecen un grado de diferenciación
objetiva en cuanto a la coloración y la apariencia, del mismo modo, gran parte de los
atributos de fracturación son compartidos con la técnica del asado. En cambio, los rasgos
correspondientes al asado ofrecen una mejor plataforma de indicadores diferenciales
frente a los elementos afectados por la técnica de la pachamanca.

Técnica culinaria: Hervido

-Muestra experimental: Para la caracterización de los daños superficiales causados por el


hervido se ha seleccionado un húmero derecho perteneciente al caldo (Fig. 234). La
topografía muestra la exfoliación superficial del periostio evidenciado por la presencia de
gránulos y microrestos. De la misma manera, se ha observado la formación de depresiones
a modo de compartimientos parciales y crestas con trayectoria irregular que delimitan
segmentos. Asimismo, se ha podido definir una baja frecuencia de microfracturas
asociadas. La apariencia general devela una superficie erosionada, con una apariencia
vidriosa y sin mayor daño en la disposición del tejido conectivo óseo.

-Muestra arqueológica: La selección de la muestra arqueológica dependió de los atributos


asociados a la coloración, apariencia superficial y atributos de fracturación asociados a la
afectación por hervido (Fig. 235). La topografía ósea muestra la erosión superficial del
periostio con la presencia de gránulos y microrestos. Asimismo, se ha revelado la
formación de microfosas y crestas de emplazamiento irregular con una apariencia
cristalina.

La apariencia general de ambas muestras ofrece indicadores de afectación muy similares,


tales como la erosión generalizada, la creación de microfosas y crestas irregulares sin
mayores cambios en el tejido óseo.

Técnica culinaria: Exposición al fuego

-Muestra experimental: Se ha seleccionado un húmero izquierdo para la caracterización


de los rasgos de afectación térmica, además se ha tomado en cuenta, la elección de una
zona que no ha sido dañada directamente por el fuego, con el fin de observar las dinámicas
relacionadas con la carne (Fig. 236). La superficie muestra una erosión general de una
158
textura áspera asociada a microrestos y fosas con una disposición parcial. Por otro lado,
se observa la formación de microfracturas y zonas porosas. Asimismo, se puede denotar
el aumento diametral de las osteonas y conductos haversianos.

-Muestra arqueológica: La selección de la muestra arqueológica se basó en los criterios


asociados al asado, el radio-ulna elegido presentó huellas de chamuscado en el olecranon,
lo cual se asocia a la disposición de unidades anatómicas expuestas al fuego directamente
(Fig. 237). La superficie muestra la exfoliación del periostio y la presencia de
depresiones, crestas irregulares y zonas porosas, de la misma manera, se observa
microfracturas y el ensanchamiento de las osteonas.

En ambas muestras es posible observar la erosión superficial del periostio con la


formación de zonas porosas, microfracturas y el aumento diametral de las osteonas.

Técnica culinaria: Pachamanca

-Muestra experimental: Para el análisis de ha seleccionado una tibia derecha con el fin de
caracterizar los daños ocasionados por la pachamanca (Fig. 238). La superficie muestra
erosión y microrestos asociados, así como la formación de fosas con porosidades y
microfracturas en su interior, de la misma manera, se aprecia crestas irregulares y
osteonas expuestas.

-Muestra arqueológica: A pesar de mostrar algunas diferencias parciales en los atributos


de fracturación, los parámetros para el reconocimiento de ejemplares afectados por el
método de la pachamanca no son objetivos a un nivel macroscópico, razón por el cual no
se ha incluido el análisis de una muestra arqueológica.

Borde de la fractura

El análisis macroscópico mostró la recurrencia de bordes lisos y rugosos asociados a las


técnicas culinarias de la simulación experimental. De manera preliminar, se ha observado
un aumento paulatino de la presencia de la rugosidad en el borde de las fracturas
relacionadas a las técnicas de la exposición directa al fuego y la pachamanca (Tablas 61
y 63).

Para el análisis de los bordes de la fractura se ha seleccionado un borde liso y un borde


rugoso proveniente de las muestras experimentales y arqueológicas, con el fin de observar
el tipo de afectaciones presentes en el tejido cortical.
159
Borde liso

-Muestra experimental: El borde utilizado pertenece a una esquirla de diáfisis de hueso


largo asociado a la técnica del hervido (Fig. 239). Se observa una superficie homogénea
compuesta por fibras de colágeno provenientes de la matriz de Havers, los cuales están
separadas por laminillas intersticiales. Asimismo, es posible detectar microrestos
asociados al periostio y microfracturas que siguen la dirección de los espacios
intersticiales.

-Muestra arqueológica: La selección de la muestra arqueológica se basó en los atributos


de fracturación y coloración relacionados a la actividad antrópica, para lo cual, se dispuso
con la esquirla de una hueso largo (Fig. 240). Es posible observar la disposición de una
superficie homogénea con huellas de erosión como producto de las acciones
deposicionales y postdeposicionales, por otro lado, se denota la distribución parcial de
matrices de Havers y fracturas que siguen la dirección de los intersticios.

En ambos casos se puede apreciar la disposición celular en un corte longitudinal, además


se diferencia la disposición de las fibras de colágeno asociadas a la matriz de Havers, así
como microfracturas que continúan la dirección de los intersticios laminares.

Borde rugoso

-Muestra experimental: La muestra pertenece a la esquirla de la diáfisis de un húmero


relacionado a la técnica de la exposición directa al fuego (Fig. 241). Se observa una
superficie irregular parcialmente erosionada y microrestos asociados. Asimismo, se
aprecia la fracturación diferencial de las matrices de Havers y microfracturas relacionadas
a las laminillas de las fibras de colágeno de manera irregular.

-Muestra arqueológica: Se ha seleccionado la esquirla de un hueso largo con atributos


asociados a la fracturación y coloración de orden antrópico (Fig. 242). El espécimen
muestra una superficie irregular erosionada con la presencia de fracturas irregulares, con
apariencia embotada, en las matrices de Havers y los intersticios, asimismo, se aprecia el
ensanchamiento de algunas osteonas.

Se aprecia en ambos casos, superficies irregulares con microfracturas asociadas a los


intersticios de las laminillas de las fibras de colágeno así como la fracturación diferencial
de las matrices de Havers, lo cual, le da una apariencia rugosa a nivel macroscópico.

160
5.1.3. Alcances sobre la diferenciación de técnicas culinarias: caldo, asado y
pachamanca.

Las técnicas culinarias estudiadas muestran formas distintas de transferencia de calor para
el cocimiento de la carne, los cuales, afectan de manera diferencial a los elementos óseos
relacionados a las unidades anatómicas utilizadas. En cuanto a las estructuras de
combustión y el uso de soportes para la transferencia de calor, la técnica del hervido
muestra un mayor dinamismo en cuanto a las temperaturas obtenidas debido a los
mecanismos de inducción-convección-irradiación del calor involucrados en la
trasformación de los alimentos, empero, debido al medio de cocción las huellas en los
elementos óseos se revelan de manera más homogénea. Por otro lado, la técnica de
exposición directa al fuego, muestra un incremento paulatino de la temperatura que se
concentra en las unidades anatómicas a medida que la carne se coce por mecanismos de
irradiación-inducción produciendo transformaciones estructurales en los elementos óseos
de forma diferencial. Asimismo, en la pachamanca, la transferencia de calor depende de
los elementos constructivos que componen la estructura de combustión (horno), debido a
que estos elementos una vez que alcanzan la temperatura ideal (que depende de la pericia
del cocinero) son utilizados como soporte para el cocimiento de los paquetes anatómicos,
generando un ambiente de cocción donde actúan mecanismos de irradiación-inducción
limitados por la temperatura que se alcanza al calentar la estructura que transferirá calor
a la carne.

A nivel macroscópico, las huellas de termoalteración han mostrado indicadores


diferenciables entre las técnicas culinarias, asociadas principalmente a la coloración y
zonas expuestas a un foco de calor. Los elementos óseos provenientes del hervido
muestran una coloración típica entre blanco y marfil con una apariencia perlada o vidriosa
(Colomer et al. 1996; Götz 2014a). En cambio, la coloración asociada a la exposición
directa al fuego ha mostrado una mayor variabilidad en la superficie, el indicador con
mayor recurrencia es la presencia de zonas chamuscadas (entre rubefacción y quemado)
en las áreas articulares y regiones topográficas sobresalientes, cuya exposición depende
de la carne presente en la unidad anatómica (Pijoan-Aguadé et al. 2010). Por otro lado,
las termoalteraciones producidas por la pachamanca, se han mostrado de manera muy
similar a la técnica del hervido, el mismo fenómeno, fue observado por Götz (2014a) en
la técnica culinaria denominada piib, cuyo proceso es análogo a la pachamanca.

161
Por su parte, los atributos asociados a la fracturación demuestran que las estrategias en el
porcionamiento pre-cocción son característicos de las fracturas en fresco, mostrando la
recurrencia de contornos helicoidales, ángulos agudos y obtusos, así como bordes lisos
(Johnson 1985; Outram 2002; Alcántara et al. 2006). De otra parte, los atributos de
fracturación relacionados a la exposición directa al fuego y la pachamanca demuestran
cambios estructurales en el tejido óseo que se reflejan en el porcionamiento post-cocción
con la aparición de contornos irregulares (dentado y festoneado) y rectos (transversal,
oblicuo y longitudinal), de la misma manera, se incrementan los bordes rugosos y los
ángulos rectos.

En el análisis microscópico, la topografía de los elementos óseos muestra cambios en la


superficie del tejido cortical, en la técnica del hervido la superficie denota surcos y
depresiones irregulares que han sido contrastados en la muestra arqueológica. En cuanto
a la muestra de la exposición directa al fuego, los indicadores observados en el ejemplar
experimental tuvieron un grado parcial de coincidencia con el espécimen arqueológico,
tomando en cuenta la ampliación de las osteonas y las microfracturas irregulares.

Asimismo, los bordes de la fractura examinados han demostrado un grado de similitud


importante con las muestras arqueológicas en cuanto a la disposición de las fibras de
colágeno y las matrices de Havers, los cuales, a pesar de mostrar la superficie erosionada
han permitido la distinción de algunos rasgos comparativos.

5.2. Cambios en el tejido óseo por la aplicación de la técnica del hervido

La transformación de los alimentos crudos por medio de la técnica culinaria del hervido
implica la mejora significativa de los nutrientes, la capacidad de digestibilidad y la
eliminación de toxinas, además afecta las propiedades sensitivas de los productos,
principalmente su sabor, su textura y su olor (Goody 1982; de Garine 2003). Por lo cual,
la técnica culinaria del hervido provee de un soporte versátil para la preparación de
distintos productos al mismo tiempo, asimismo, permite la estructuración de diversas
modalidades culinarias tomando importancia en la construcción social de la identidad
cultural por medio de la alimentación.

La tecnología culinaria asociada al hervido incluye el uso contenedores de agua, los


cuales deben tener la boca lo suficientemente grande y un cuerpo cerrado para permitir la
agitación del contenido y orientar a la superficie las pequeñas explosiones en la ebullición

162
(Schiffer 2013). En el hervido, la conducción de energía es transmitida, en primer orden
por la irradiación de calor a la base y cuerpo del contenedor, las moléculas de agua más
próximas se calientan originando la convección de fluidos (por la diferencia de
temperaturas), haciendo que las moléculas calientes suban mientras chocan, agitan y
calientan a las moléculas frías (Coenders 1996; Dhir 1999). Este proceso cuenta con dos
interfaces vapor/gas y líquido, que al interactuar pueden transferir calor a cualquier
cuerpo dependiendo a su conductibilidad, en este sentido transforman a los productos
animales y vegetales en sustancias comestibles.

Esta serie de acciones ocasiona cambios en la carne y el hueso moderados por el entorno
líquido que eleva su temperatura de forma constante (Roberts et al. 2002). El hervido
produce la hidrólisis de los componentes orgánicos principalmente los lípidos, los tejidos
musculares y el colágeno, dependiendo del grado de exposición (Belitz y Grosch 1985;
Coenders 1996; Wansnider 1997). La grasa en los tejidos se dispersa contribuyendo a la
transferencia del calor en la unidad anatómica, a medida que la carne se cose el periostio
se desprende permitiendo la reducción de los músculos.

De este modo, el elemento óseo queda expuesto al flujo convectivo, el cual provoca
cambios en su estructura que resultan ser análogos a los procesos diagenéticos (Roberts
et al. 2002; Lander et al. 2014). Los elementos óseos pueden presentar la pérdida de
colágeno, el aumento de la cristalinidad y aumento de la porosidad los cuales pueden ser
intensos en proporción al tiempo de exposición, por otro lado, se ha observado que existe
un aumento parcial del tamaño de las matrices de Havers, así como la presencia de
microfisuras en el tejido óseo.

Por lo expuesto, nuestro ensayo experimental tiene como objetivo principal observar y
registrar los cambios sucedidos en el tejido cortical de los elementos óseos a diferentes
tiempos (1h-2h-3h-4h) asociada a las interaciones producidas por la transferencia de
calor. En tal sentido, se busca indicadores microscópicos que puedan caracterizar los
daños producidos durante la cocción de las unidades anatómicas por medio de la técnica
del hervido para obtener un marco comparativo con el registro arqueofaunístico.

5.2.1. Materiales y métodos

Para nuestro trabajo se ha seleccionado las unidades anatómicas correspondientes al


húmero y el radio-ulna de un miembro anterior derecho perteneciente a una alpaca de 2

163
años y medio comprada en la comunidad de pastores de Cavan a más de 4000 msnm,
perteneciente al pueblo de Patacancha, distrito de Ollantaytambo, provincia de Urubamba
en el departamento de Cusco (Fig. 219).

Los elementos anatómicos fueron cortados por la mitad junto a la carne desde la diáfisis
utilizando una sierra eléctrica, de este modo se obtuvieron porciones de las áreas proximal
y distal a fin de someterlas a distintos tiempos de exposición bajo la técnica del hervido.
Para el contenedor de agua se utilizó una olla de barro con una capacidad aproximada de
9 litros, como estructura de combustión tipo fogón se ha utilizado piedras (andesitas
canteadas) alineadas formando una “U” con una boca lo suficientemente grande para el
ingreso de combustible, en este caso ramas y troncos de eucalipto. De esta manera,
tratamos de basarnos en simulaciones experimentales realistas (March et al. 2007), a fin
de observar las dinámicas emergentes recreando situaciones similares a los contextos
históricos.

La correlación del tiempo de exposición por cada porción fue resuelta de acuerdo a su
disposición anatómica (Fig. 243). De tal modo que el tiempo de exposición de las
unidades anatómicas fue distribuido en el siguiente orden:

-Radio-ulna distal: 1 hora de exposición.

-Radio-ulna proximal: 2 horas de exposición.

-Húmero distal: 3 horas de exposición.

-Húmero proximal: 4 horas de exposición.

Una vez encendido el fuego, se dispuso de la olla de barro sobre la estructura de


combustión tipo fogón, el ingreso de combustible fue segregado de tal forma que se
mantuvo parcialmente el tamaño e intensidad de la llama. Las unidades anatómicas fueron
ingresadas en la olla de barro, conteniendo agua muy cerca de su capacidad (9 litros),
antes de entrar en hervor. El tiempo de exposición fue tomado en cuanto se inició la
ebullición, con el fin de observar los daños derivados de la convección. Por último, las
porciones fueron retiradas según el tiempo estipulado.

Las porciones fuera de la olla fueron liberadas de carne aún en caliente, con herramientas
de madera, cepillos y agua tibia con el fin de reducir en lo más mínimo el daño en la
superficie por la limpieza y de esta manera dejar áreas despejadas para la observación
164
microscópica (Fig. 243). Posteriormente, se ha seleccionado secciones limpias, de los
cuales se obtuvo muestras de 9 mm2 para pasarlas por el Microscopio Electrónico de
Barrido (MEB) a diferentes aumentos para la diferenciación de las afectaciones
superficiales en la topografía del hueso y tomar fotografías representativas.

5.2.2. Resultados

En el proceso de hervido, se ha observado la exposición de los elementos óseos a medida


que la carne y el periostio se desprendían como producto de la corriente convectiva. De
tal forma, se ha determinado la reducción de la musculatura en dirección a los extremos
proximal y distal acorde al debilitamiento de las inserciones musculares y la liberación
del periostio, alcanzando las inserciones tendinosas de las áreas articulares. Así, la
superficie cortical de los elementos óseos recibe bombardeos de moléculas de agua
agitadas produciendo cambios estructurales visibles y caracterizables, tomando en cuenta
el grado de exposición.

1 hora de exposición

El radio-ulna distal sometido a 1 hora de exposición a la transferencia de calor por


ebullición, ha mostrado la presencia de gránulos y microrestos dispersos en la superficie
como producto de la exfoliación del tejido cortical (Fig. 244). De la misma manera, se
muestra la formación de crestas que delimitan secciones con depresiones irregulares a
modo de celdas, propias de la disposición del tejido óseo. El daño a la topografía ósea es
parcial, se denota una superficie gastada con una apariencia vidriosa.

2 horas de exposición

El radio-ulna proximal expuesto a 2 horas de transferencia de calor por medio de la


técnica del hervido, devela una mayor concentración de gránulos y microrestos del tejido
óseo (Fig. 245). Del mismo modo, se observan pequeñas áreas llanas intercaladas con
segmentos de depresiones irregulares expuestas a modo de paneles. Asimismo, el daño
en el tejido cortical, muestra microfracturas junto a una erosión superficial generalizada
del tejido óseo.

3 horas de exposición

El húmero distal expuesto a la transferencia de calor durante 3 horas a los procesos del
flujo convectivo, revela una baja acumulación de gránulos y microrestos sobre la

165
superficie ósea (Fig. 246). Cabe destacar, un incremento de los segmentos que reúnen a
las depresiones irregulares divididas por crestas de dirección sinuosa, así como su
concentración y tamaño. El daño en la topografía muestra hasta dos capas con los mismos
patrones de erosión superficial del tejido óseo.

4 horas de exposición

El húmero proximal, el cual fue expuesto durante 4 horas a las condicionas dadas por la
ebullición, ha demostrado una mayor concentración de microrestos dispuestos en
acumulaciones discretas sobre el tejido cortical (Fig. 247). Además se muestra la
continuidad de los paneles con depresiones irregulares con una mayor concentración y
disminución de tamaño. Por otro lado, observamos la presencia de algunas áreas llanas
que preceden a paneles más anchos con la formación de depresiones. Asimismo, es
posible observar la exposición de algunos orificios, en celdas oscuras, correspondientes
a las osteonas y parcialmente a los conductos de Havers.

En suma, se observa la erosión progresiva de la superficie cortical de los huesos, que


parecen mostrarse en capas, con la presencia continua de paneles que presentan
depresiones divididas por crestas con dirección ondulante. A medida que el tiempo de
exposición se incrementa, se observa la acumulación de microrestos y gránulos. De otra
parte, el tamaño y la concentración de las depresiones disminuye con el grado de
afectación, asimismo, se observa la presencia de zonas llanas intermitentes. Por último,
una exposición prolongada, en este caso 4 horas, permite observar parte de las osteonas
y matrices de Havers.

5.2.3. Alcances sobre cambios en el tejido óseo por la aplicación de la técnica del
hervido

En las diferentes modalidades culinarias que involucran la técnica del hervido, los
productos alimenticios son dispuestos en distintos tiempos, por lo general, la carne es
agregada en el inicio de la preparación para obtener una mejor cocción, lo cual varía el
tiempo de exposición al flujo convectivo. Dependiendo a la escala gastronómica y a las
unidades anatómicas utilizadas, la preparación de la carne puede ser dispuesta por tiempos
muy variables. Por ejemplo, los pastores de camélidos en algunas comunidades de Cusco,
hacen hervir durante mucho tiempo las patas y la cabeza para suavizar los tendones para

166
la digestibilidad, tiempo que puede ser más corto en caso se prepare guisos con partes de
mayor contenido cárnico a la hora de hacer un guiso.

En este sentido, el procedimiento perteneciente al ensayo experimental se aboca a


demostrar la afectación estructural que sufre la superficie cortical a causa del impacto
producido por la corriente convectiva en la ebullición. En efecto, se ha detallado fases
físicas que demuestran una secuencia de cambios en el tejido cortical representados
principalmente por la erosión y la presencia de rasgos continuos, regulados por el tamaño,
la intensidad y la concentración. Los tiempos de exposición señalados pueden
corresponderse a modalidades culinarias (caldos o guisos) preparadas bajo la técnica del
hervido, que involucren el cocimiento de partes anatómicas específicas y la interacción
con otros productos de origen animal y vegetal. Es preciso realizar experimentos que
evoquen los daños producidos en el hervido de unidades anatómicas, tomando en cuenta
la variabilidad de la musculatura y la densidad ósea, que puedan mostrar diferencias en
su estudio.

Por otro lado, se debe tomar en cuenta las variables tafonómicas surgidas en las fases
postdeposicionales, cuyas interacciones pueden afectar la topografía ósea. Se ha
demostrado que los daños ocasionados por hervido en los elementos óseos pueden llegar
a ser análogos a los producidos en la digénesis (Roberts et al. 2002). Razón por el cual,
se deben realizar experimentos y trabajos que involucren todas las alteraciones
posteriores a los procesos de cocción de las unidades anatómicas.

5.3. Cambios en los valores isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno de


elementos óseos sometidos a diferentes técnicas de cocción

Los elementos óseos son tejidos conectivos especializados que se ajustan a las
condiciones biomecánicas y metabólicas de los vertebrados, están comprendidos por una
fracción inorgánica (70%), una fracción orgánica (20%) y agua (10%), estas proporciones
pueden variar de acuerdo a la estructuración tisular cortical o trabercular (Yuehuei y
Gruber 2003; Reidsma et al. 2016). La constitución orgánica de los elementos óseos esta
enlazada fundamentalmente por células correspondientes a osteoblastos, osteocitos y
osteoclastos, además contiene una abundante matriz extracelular de fibras de colágeno
(MacDougall y Javed, 2010). Las moléculas de colágeno forman una triple estructura
helicoidal compuestos por cadenas de aminoácidos (polipéptidos), otorgando a los huesos
elasticidad y flexibilidad.
167
En la aplicación de técnicas culinarias, tales como el hervido, la exposición al fuego y la
pachamanca, las unidades anatómicas conformadas por carne, tendones, médula y hueso
cambian su apariencia y su estructura por la transferencia de calor (Yravedra 2006; Götz
2014a). El aumento de temperatura permite la transformación de las proteínas contenidas
en los alimentos, incluyendo el colágeno óseo, en sustancias nutritivas, que son propias
del fenómeno de la cocción. De tal forma que son fácilmente digeribles por las enzimas
proteolíticas producidas por nuestro cuerpo, evitando enfermedades por el consumo de
alimentos no cocidos (Wansnider 1997; Lander et al. 2014).

El calor afecta a las fibras de colágeno transformando su naturaleza proteica, es decir, el


colágeno del elemento óseo inicia un proceso de cocimiento, en el cual, la estructura
proteica (la cadena polipéptica) se despliega y contrae en diferentes zonas, rompiéndose
o deformándose a partir de los enlaces más débiles (Belitz y Grosch 1985; Coenders
1996). Por ejemplo, en el hervido, el contenido orgánico del hueso se hidroliza
provocando la solubilidad del colágeno (Wansnider 1997; Roberts et al. 2002). De igual
forma, la exposición directa de los elementos óseos al fuego induce cambios en los
contenidos de carbón, nitrógeno e hidrógeno, así como el tamaño granular de la
hidroxiapatita en el contenido inorgánico del hueso (March et al. 2007). Asimismo, según
Götz (2014a), la técnica del piib análoga a la pachamanca, por el uso de cuerpos calientes
(generalmente piedras) para la transferencia de calor, muestra los mismos efectos del
hervido a nivel macroscópico que no necesarimente se repiten en otro nivel análitico.

Por lo tanto, los cambios físicos y químicos producidos en el colágeno del óseo pueden
afectar las proporciones isotópicos, especialmente en el análisis de 13C/12C y 15N/14N en
la reconstrucción de la dieta animal (DeNiro et al. 1985). Nuestro estudio propone un
análisis de los valores isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno, provenientes de un
mismo individuo, cuyas unidades anatómicas fueron expuestas a diferentes técnicas
culinarias: hervido, exposición al fuego y pachamanca. A fin de observar las alteraciones
de los ratios isotópicos producidas por la transferencia de calor al colágeno óseo.

5.3.1. Materiales y métodos

Para realización de nuestro estudio se obtuvo unidades anatómicas perteneciente a los


miembros anteriores y posteriores de una alpaca subadulta de 2 años y 8 meses de edad,
proveniente de la comunidad de pastores de Cavan a más de 4000 msnm, perteneciente

168
al pueblo de Patacancha, distrito de Ollantaytambo, provincia de Urubamba en el
departamento de Cusco (Fig. 219).

Las unidades anatómicas seleccionadas fueron sometidas a tres técnicas culinarias:


hervido, exposición directa al fuego y pachamanca registradas por los trabajos de
Fernández-Juarez (2002), Allen (2008), Llorca (2014) y Götz (2014a). Estas técnicas
culinarias implican el uso de tecnologías y formas de transferencia de calor distintos. En
tal sentido, nuestro trabajo se basó en la simulación de experimentos realistas, con el fin
de replicar las condiciones de las prácticas culinarias y las dinámicas asociadas a las fases
de transferencia de calor durante la cocción.

Muestra de control

Para este caso se destinó una tibia izquierda, esta muestra no fue expuesta a ninguna
técnica culinaria.

Hervido

En la técnica culinaria del hervido, se ha utilizado una olla de barro de 9 litros de


capacidad como contenedor de agua. La estructura de combustión tipo fogón fue
construida a partir de ladrillos alineados en forma de U, para la combustión se utilizó
ramas y troncos de eucalipto, los cuales fueron repartidos para mantener la intensidad del
fuego. La unidad anatómica destinada para esta técnica fue un radio-ulna derecho junto a
su musculatura, tendones y médula.

Para la preparación, la olla fue llenada con agua hasta alcanzar los tres cuartos de su
capacidad para ser dispuesto posteriormente sobre el fogón. El radio-ulna fue ingresado
antes de la ebullición, como usualmente se realiza en las distintas modalidades culinarias
tradicionales. Una vez que se inicio la corriente de convección, se dejo cocer a la unidad
anatómica por un lapso de 1h y 30 min para luego retirarlo.

Exposición directa al fuego

Para la exposición directa al fuego, se dispuso de una parrilla de metal de 1.20 m de ancho
y 1.35 m de altura, el cual fue puesto sobre una estructura de combustión abierta
construido a partir de la alineación de ladrillos de forma paralela. El combustible
compuesto por ramas y troncos de eucalipto fue consumido hasta obtener partes de carbon
ardiente y de esta forma disponer de un foco de calor estable. Para esta técnica se usó un

169
radio-ulna izquierdo, el cual se colocó sobre la parrilla. El tiempo de cocción fue orientada
de acuerdo a la carne, cuyo cocimiento duró 45 min.

Pachamanca

En la técnica de la pachamanca se construyó una estructura de combustión muy semejante


a un horno de boca arqueada y techo en forma de bóveda a partir de lajas de andesita
canteada. Dicha estructura fue calentada con ramas y troncos de eucalipto durante 2 horas
hasta alcanzar una temperatura uniforme entre el interior y el exterior. Cuidadosamente
se retiró todo el combustible, para colocar la unidad anatómica correspondiente a una
tibia derecha, el cual fue recubierto con paja húmeda para evitar su carbonización.

La estructura de combustión fue derruida sobre la unidad anatómica para luego cubrir los
escombros con tierra y así maximizar la transferencia de calor y lograr una mejor cocción
de la carne. El elemento fue cocido durante 1 hora, para su liberación se retiró con sumo
cuidado la tierra, las lajas y la unidad anatómica.

Limpieza

La carne, los tendones y la médula para todos los casos fueron limpiados del elemento
óseo con herramientas de madera, cepillos y agua tibia para evitar mayores daños. Una
vez limpios se dejo secar bajo techo durante 2 dias antes de tomar las muestras
representativas.

Muestreo y análisis

Para el muestreo se ha seleccionado segmentos de 3 cm de las diáfisis de los elementos


óseos, los cuales fueron cortados con una sierra electrica. La superficie cortical fue
limpiada con la micropulidora del conjunto de herramientas Dremel 3000® para su
posterior pulverización.

El aislamiento del colágeno se realizó en el Centro de Investigaciones Arqueobiológicas


y Paleoecológicas Andinas – ARQUEOBIOS siguiendo los criterios descritos por DeNiro
y Eipstein (1981) y modificados por Sealy (1986).

La determinación de δ13CVPDB (0/00) y δ15NAIR (0/00) se hizo en el Laboratorio de Isótopos


Estables de la Universidad Autónoma de Madrid (España), siguiendo el protocolo regular.
Se ha tomado 1 mg de colágeno de cada muestra para hacer la combustión en un

170
analizador elemental Termo Flash 1112 acoplado en flujo continuo a un espectrómetro
de masas de relaciones isotópicas Termo Delta V Advantage (Bremen, Germany).

Los valores obtenidos fueron sometidos a análisis estadístico de las medidas de tendencia
central y medidas de dispersión, así como el coeficiente de correlación y a estimarlos
mediante un gráfico bivariado.

5.3.2. Resultados

Las muestras enviadas cumplen con los requisitos establecidos para relaciones molares
C:N del colágeno óseo, los cuales se sitúan en los rangos de 2.9 y 3.6 ‰ considerados
con una buena preservación del colágeno óseo y válidos para los estudios
correspondientes a la paleodieta de acuerdo a DeNiro y Epstein (1981)(Tabla 64). De
igual forma, las muestras presentan una relación positiva de rangos de contenido en
carbono relativos al ±13 % y contenidos en nitrógeno relativos al ± 4.8 % siguiendo los
criterios de Ambrosse (1990).

El análisis isotópico muestra que los valores de δ 13C tienen rango de entre -21.7 ‰ y -
22.1 ‰ con una media de -21.9 ‰. Los valores de δ15N se encuentran entre 5.3 ‰ y 4.9
‰ con un promedio de 5.1 ‰ (Tabla 65). El coeficiente de correlación muestra un valor
negativo de -0.57 demostrando una relación inversamente proporcional entre las variables
de δ13C y δ15N indicando el uso de zonas de pastoreo dentro de parcelas propias de
ecosistemas de altura, con una dieta predominantemente de plantas con fotosíntesis tipo
C3.

Tomando como referencia los valores de δ13C de la muestra de control (-21.7 ‰), existe
una diferencia de -0.1 ‰ con relación a los especímenes asociados al hervido y la
exposición directa al fuego, en cambio, el ejemplar relacionado a la pachamanca revela
una diferencia de -0.4 ‰. Por otro lado, los valores de δ15N de la muestra de control (5.2
‰) son similares al ejemplar expuesto directamente al fuego, el elemento óseo hervido
denota una diferencia de -0.3 ‰, en contraste el espécimen vinculado a la pachamanca
difiere en un 0.1 ‰.

La representación de los valores de δ13C y δ15N en el diagrama de dispersión denota la


aproximación espacial del ejemplar de control y la muestra expuesta al fuego directo con
algunas diferencias relativas en sus proporciones isotópicas (Fig. 248). En contraste, los
valores δ15N, del espécimen expuesto al hervido son menores que el elemento óseo sin
171
alteraciones. De otra parte, los valores de δ13C y δ15N en caso de la pachamanca, lo sitúan
a cierta distancia de los demás ejemplares, con un aumento explícito de la proporción de
δ13C.

El incremento de los valores de δ13C y δ15N colágeno estaría asociado al tiempo de


exposición de las unidades anatómicas a una fuente de calor y a la temperatura alcanzada,
tal como se ha demostrado en otras investigaciones (DeNiro et al. 1985; Schurr et al.
2008). En caso del ejemplar expuesto directamente al fuego los valores son muy próximos
al elemento de control, debido a una exposición corta de 45 min en un ambiente que
permite la oxidación de los componentes orgánicos en la cocción. En comparación, la
técnica del hervido, con una duración de 1 h y 30 min, disminuyen las proporciones de
δ15N asociado probablemente a la interacción con un entorno acuoso. Por el contrario, la
pachamanca con 2 h de cocción en un ambiente reducido ha producido el incremento
parcial de los valores de δ15N. Las diferencias en cuanto a los valores de δ13C no logran
ser significativos entre la muestra de control y los especímenes sometidos a las técnicas
de hervido y exposición directa a excepción de la técnica de la pachamanca.

En este sentido, las diferencias de los valores de δ13C y δ15N no son lo suficientemente
determinativos para inducir errores en la reconstrucción de indicadores dietéticos. Sin
embargo, se ha comprobado que elementos óseos carbonizados a más 400 °C producen
un aumento de 4 ‰ en los valores de δ13C y δ15N, siendo un criterio indiscutible para el
muestreo de ejemplares destinados al análisis isotópico.

5.3.3. Alcances de los cambios en los valores isotópicos de δ13C colágeno y δ15N
colágeno de elementos óseos sometidos a diferentes técnicas de cocción

Las distintas técnicas culinarias aplicadas a la cocción de las unidades anatómicas


producen cambios en los valores isotópicos de δ13C y δ15N, dependiendo al grado de
exposición, al tipo de ambiente asociado y a la temperatura lograda, las proporciones
pueden aumentar o disminuir. No obstante, los rangos de variación no son significativos
para producir modificaciones que lleven a errores cuantitativos y cualitativos, sólo en
condiciones extremas, tales como la carbonización o cremación, los ratios se ven
seriamente comprometidos (DeNiro et al. 1985; Schurr et al. 2008). A pesar de ello, los
elementos muy afectados pueden ser descartados por diagnósticos macroscópicos en una
primera instancia.

172
Por otro lado, los modos de transferencia de calor relacionados a las técnicas culinarias,
han demostrado grados distintos de alteración físico-química de los valores de δ13C y
δ15N, especialmente asociado al tiempo de cocción y a la temperatura. La exposición
directa al fuego muestra proporciones cercanas al elemento de control, por el contrario,
la técnica del hervido y la técnica de la pachamanca, denotan cambios en los ratios de
δ15N y δ13C respectivamente. Es posible vincular los valores obtenidos a aspectos
culinarios distintos en correlación a otros tipos de análisis óseo a nivel macroscópico y
microscópico.

Por último, se deben realizar experimentaciones intensivas para determinar el grado y


proporción de afectación a partir de la aplicación de distintas técnicas culinarias, tanto en
condiciones de laboratorio y simulaciones realistas. Asimismo, se debe evaluar la
continuidad de la variación isotópica de δ13C y δ15N asociada a otros agentes de alteración
tafonómica, especialmente la diagénesis que ha mostrado afectaciones a nivel físico-
químico.

173
CAPÍTULO VI. DISCUSIÓN

6.1. Producción

6.1.1. Osteometría de las primeras falanges

La identificación osteométrica ha revelado la presencia mayoritaria de alpacas durante


ambas fases, lo cual, se asocia a la optimización de productos derivados de la fibra y la
carne en las estrategias de explotación. La presencia de llamas, en cambio, obedece a un
consumo alternativo a las actividades de transporte de bienes en grupos de caravanas. Por
otro lado, los ejemplares de guanacos y vicuñas podrían derivarse de la obtención de
camélidos en ecosistemas altoandinos, así como de la aproximación de los gradientes
morfométricos en los grupos de clasificación relacionados a enfermedades con
consecuencias óseas (p. ej. el raquitismo) o del tamaño alcanzado por los especímenes
adultos, especialmente llamas cargueras.

Los grupos sociales conformados por alpacas tienden a establecer relaciones con una
poligamia preponderante, de acuerdo a los requerimientos de los pastores, los grupos de
rebaños pueden ser mixtos con un número mayoritario de hembras en convivencia con
machos jóvenes o machos castrados, así como hatos exclusivos de machos jóvenes,
dispuestos en parcelas limitadas al agua (Dransart 2002; Gasco 2012). En contraste, las
llamas se segregan en agrupaciones de machos reproductores dominantes, mostrando una
influencia territorial amplia, la designación de lugares para sus actividades cotidianas y
la expulsión de machos antes de cumplir el primer año. En tal sentido, el manejo de los
rebaños se enfoca en hatos compuestos por machos reproductores y grupos discretos de
hembras (Flores-Ochoa 1988; Flannery et al. 1989; Gasco 2012). Los machos restantes
son incorporados a las caravanas o son sacrificados para el consumo.

Desde otra perspectiva, las condiciones medioambientales de los valles costeros podrían
afectar la productividad de los bienes asociados a la crianza de camélidos. Por ejemplo,
la fibra de alpaca experimentaría un crecimiento reducido de 7.7 a 9.9 cm/año, lo que
corresponde a 1 cm de pelo por cada 20-50 días, dependiendo a la edad, el sexo y la
esquila, cuya práctica se limitaría de 2 a 3 veces durante 8 años, tiempo en el cual se
beneficia a los individuos antes de perder masa muscular (Flores-Ochoa 1988; McGregor
2002). En cambio, en zonas altiplánicas o hábitats altoandinos con fuentes de agua
permanente la calidad de la fibra suele ser superior, el vellón puede alcanzar de 10 a 13

174
cm/año, llegándose a esquilar hasta 4 veces durante 8 años (Dransart 2002). Asimismo,
la carne de alpaca en estos ambientes guarda una mejor conservación de su humedad
repercutiendo en la conservación de la musculatura y en el consumo prolongado. Por
ende, según Szpak et al. (2019) la actividad productiva de los camélidos en la costa debe
proveer de sistemas de selección y mejora continuas.

El comportamiento social de la alpaca genera una mejor adaptación de los rebaños a las
disposiciones de los pastores, además de ofrecer una mejor rentabilidad económica por
los productos obtenidos a partir de su crianza metódica. En este aspecto, la producción de
alpacas posibilita la implementación de estrategias de domesticación y difusión a gran
escala, siendo un recurso importante en el desarrollo de políticas económicas que
permiten la inflexión y legitimación del estado Mochica en acciones y mecanismos
concretos, tales como: su producción especializada, su distribución en los diversos
sectores sociales y el intercambio de los productos primarios o secundarios con otros
valles costeros o regiones andinas. Mientras que la llama, por su alcance territorial y
control reproductivo fue destinado a las labores de trasiego intravalle e intervalle, así
como el acceso a regiones altoandinas.

Se debe aclarar que nuestro análisis se basa en el muestreo realizado en el Conjunto


Arquitectónico 35 (CA 35), cuyos resultados pueden estar circunscritos a su importancia
social dentro de la ZUM y al poder adquisitivo de los residentes. Los resultados del
análisis zooarqueológico realizado en los distintos espacios domésticos, ceremoniales y
administrativos en el complejo arqueológico de las Huacas del Sol y de La Luna, han
mostrado hasta el momento la predominancia parcial de alpacas sobre llamas (Vásquez y
Rosales 2008c, 2012d, 2013b, 2016). A pesar de ello, se requieren de mayores
investigaciones de carácter intensivo y extensivo sobre los distintos espacios de actividad
social mochica.

En el mismo sentido, se debe tomar en cuenta las estrategias regionales de explotación de


los camélidos, obtenidos a partir del análisis osteométrico de la primera falange delantera
y trasera en distintos enclaves mochica, tales como Guadalupito en el valle de Santa
(Vásquez y Rosales 2001), Huaca Colorada y cerro Chepén en el valle de Jequetepeque
(Vásquez y Rosales 2004, 2005, 2006a, 2008a, 2009b, 2010, 2011a, 2012c, 2013a, 2014a,
2014b) y Sipán en el valle de Lambayeque (Vásquez y Rosales 2008b, 2011b, 2012a,
2012b), cuyos resultados han revelado el uso de rebaños mixtos compuestos de llamas y
175
alpacas, o la dominancia numérica de una especie sobre la otra. Tomando en cuenta que
el desarrollo sociocultural Mochica ha mostrado dos fenómenos de largo alcance en las
regiones denominadas como norte y sur (Castillo y Donnan 1994). Las actividades de
aprovechamiento de camélidos y su proporción varían de un sitio Mochica a otro
dependiendo de las regulaciones estatales, la prioridad de los sectores sociales y el manejo
de los recursos faunísticos.

Los análisis estadísticos bivariado y multivariable han evidenciado la explotación de los


camélidos con una orientación hacia una actividad de producción cada vez más
especializada, mientras se suscitan cambios de carácter socioeconómico en el desarrollo
de la sociedad Mochica durante las fases III y IV. El manejo de los rebaños ha mostrado
estrategias divergentes con impactos en la diversidad filogenética reflejada a través de los
gradientes morfométricos que caracterizan a los camélidos sudamericanos, siguiendo
estrategias de selección reproductiva de individuos de la misma especie y la separación
de individuos de distintas especies de acuerdo a las necesidades socioculturales. Así
como, el acopio de grupos de camélidos con un grado variable de afinidad o relación de
parentesco. De este modo, se han generado variedades a nivel intraespecífico (grupos de
una misma especie) e interespecífico (grupos de diferentes especies).

En la fase Mochica III, la expansión del Estado Teocrático a los territorios sureños desde
el valle de Moche, inició una red de comercio que implicaba la obtención y distribución
de recursos vegetales y animales a diferentes escalas, incluyendo a rebaños de camélidos
criados bajo estrategias distintas. De esta forma, los grupos establecidos a partir del
análisis de conglomerados sugieren el acceso de camélidos de distintos rebaños revelando
una baja relación de afinidad, lo cual, denota una mayor variabilidad intraespecífica
derivado del acopio de camélidos provenientes de distintos rebaños y zonas de pastoreo.
Del mismo modo, se ha mostrado una mayor superposición de especies o una intersección
interespecífica obedeciendo al cruce bidireccional o hibridación de especies de llamas y
alpacas con un bajo control de los rebaños acorde a una actividad pecuaria incipiente.

En cambio, durante la fase IV, la emergencia del Estado Secular permitió un mayor
control de las actividades de pastoreo acorde a una especialización económica y una
mayor demanda de los diversos sectores productivos. Los gradientes morfométricos
exponen de manera más clara la separación de especies mostrando un mejor manejo de
los rebaños haciendo inflexión sobre la reproducción con la selección constante de los
176
conjuntos de llamas y alpacas de acuerdo a sus productos derivados. El agrupamiento de
alpacas muestra una alta relación intraespecífica en la mayoría de casos, asimismo, se
mantienen indicadores de distancia intraespecífica en las alpacas y superposición
interespecífica. En consecuencia, es posible observar una mejor afinidad de los grupos de
camélidos que se agrupan en conglomerados con un alto nivel de parentesco.

De acuerdo a los estudios de tendencia central y simetría de datos, la equidistancia de los


valores y la disposición de la mediana en los diagramas de cajas y bigotes corroboran la
proximidad de los gradientes morfométricos y su concentración. En la fase III, la
agrupación de los datos correspondientes a las alpacas muestra la proyección de las
medidas hacia los valores concentrados relacionados a las llamas, con tendencias que se
superponen en los cuartiles, lo cual demuestra la hibridación de especies. Igualmente, los
datos no muestran equidistancia en los diagramas, asociándose a una población de
rebaños heterogénea. En contraste, en la fase IV, las alpacas exponen una divergencia en
la concentración de sus valores relacionados a la proyección de los datos y la tendencia
de la mediana vinculados a la llama con una superposición parcial de algunos ejemplares,
de manera que es posible observar estrategias de diferenciación y separación
interespecífica, de la misma manera, los datos que representan a las alpacas indican una
mejor simetría y equidistancia correspondiente a poblaciones con una alta relación
parental. En adición, se ha resuelto el origen doméstico del guanaco clasificado como
llama de acuerdo a la proximidad morfométrica de sus valores.

Desde otro punto de vista, la superposición de los gradientes morfométricos de los


individuos que clasifican para llama y alpaca, podrían demostrar un modo de especiación
geográfica o vicariante a partir de primeras colonias criadas en ecosistemas costeros,
atribuidos a los efectos de la ley de Bergmann (Vásquez y Rosales 2009). Sin embargo,
de acuerdo a nuestro enfoque, las estrategias seguidas por el estado Mochica en la
explotación diferencial de las especies de camélidos y una progresiva especialización de
las actividades de pastereo provocaron cambios en la talla de los animales, siendo la
superposición un efecto del cruce bidireccional. Es decir, la condición morfométrica fue
inducida por la interacción sociocultural y no por el contexto latitudinal o geográfico de
los valles costeros. Estos hechos deben ser contrastados por estudios que abarquen
periodos de tiempo más extensos, así como, análisis óseos orientados a observar los
efectos geográficos o culturales en el cambio físico de los animales.

177
6.1.2. Isotópicos de δ13C colágeno y δ15N colágeno

Los resultados del análisis isotópico de δ13C colágeno muestran la distribución de


especímenes arqueológicos en el rango de valores pertenecientes a plantas con
metabolismo C4 (-15 ‰ y -9 ‰) y valores intermedios entre metabolismos C 4 y C3 (-15
‰ y -20 ‰) durante ambas fases. La mayor concentración de especímenes se asocia a
una dieta basada en plantas C4 con una incidencia relativa de plantas C3. Por otra parte,
los índices de δ15N colágeno en las fases III y IV se encuentran entre 4 ‰ y 11‰
correspondiendo a hábitats de baja elevación menores a 1000 msnm. Estos datos nos
indican el uso de zonas mixtas como estrategia de pastoreo en la implementación de una
crianza local de camélidos, cuya alimentación vinculaba ecosistemas costeros ocupados
de manera estacional de acuerdo a la producción agrícola. Vale decir, el rango de pastoreo
implicaba la alternancia de valle medio para el consumo de los excedentes del cultivo de
maíz y mosaicos arbóreos en áreas más bajas asociadas a plantas con metabolismo C3.

En este mismo sentido, los primeros análisis de δ13C y δ15N colágeno realizados por
Vásquez et al. (2012) en las Huacas del Sol y de La Luna sugieren que las señales C4
pertenecen a un consumo predominante de maíz, así como, plantas C3 provenientes de las
lomas y algas de origen marino cuya señal determinaría los rangos intermedios entre C4
y C3. De esta manera, las áreas de pastoreo implicarían zonas de cultivo en el valle medio,
zonas cercanas al mar y las lomas costeras. Asimismo, no se han encontrado camélidos
con una alimentación exclusivamente de plantas C3, indicando una explotación
concentrada en ecosistemas costeros, descartando así, la presencia de camélidos
pertenecientes a zonas altoandinas.

No obstante, en un sentido metodológico, la obtención de colágeno tiene que ver con la


formación del tejido óseo, donde además de la incorporación de estructuras tisulares
nuevas, existe un proceso de reabsorción de los materiales que formaron el hueso viejo,
denominado patrón revolvente (Malainey 2011). En consecuencia, la muestra de hueso
contiene la dieta completa del animal desde su configuración fetal hasta su sacrificio. Así,
los análisis de δ13C y δ15N colágeno pueden generalizar patrones alimenticios que
pudieron ser manejados diferencialmente de acuerdo al perfil etario. En cambio, el
proceso de desarrollo de la dentina suele ser más corto en comparación a los huesos, con
un crecimiento por acreción, permitiendo conocer la alimentación de los animales desde
su nacimiento hasta su adolescencia. En esta lógica, los trabajos de Dufour et al. (2014)
178
aplicados al esmalte dentario de camélidos pertenecientes a las Huacas de Moche y El
brujo, resuelven que los individuos fueron criados en las partes bajas y medias de los
valles, cuando menos, a partir de los tres años de edad. Por otro lado, tres muestras de
camélidos pertenecientes a la plataforma Uhle, tuvieron una dieta integral de plantas C 3
durante su primer año de vida, seguida de una dieta de origen C 3 y C4, lo cual podría estar
relacionado a un origen altoandino de algunos grupos de camélidos aprovechados.

En cuanto a nuestros datos temporales, los resultados correspondientes a la fase Mochica


III, muestran una gran variabilidad en la tendencia de las señales isotópicas, lo que se
corresponde a poblaciones de camélidos de distintos rebaños y a estrategias de pastoreo
que incorporaban animales, pertenecientes a llamas, provenientes de hábitats por encima
de los 1000 msnm. De otra parte, las señales de plantas C 3 y C4 están correlacionadas a
altos índices en la señal isotópica de δ15N, denotando el uso de zonas áridas con baja
pluviosidad para el pastoreo de grupos discretos de camélidos posiblemente cercanos a
los llanos costeros. Este hecho, estaría asociado a la implementación progresiva de áreas
de cultivo más estables para un mejor soporte alimenticio a todos los sectores productivos
incorporando la actividad pecuaria, así como la dependencia de recursos procedentes de
otros valles subsidiarios incluyendo camélidos.

En cambio, las señales asociadas a la fase Mochica IV, han demostrado una concentración
y orientaciones más estables en cuanto a la dieta, lo cual se dirige al uso de zonas de
pastoreos más específicos y mejor implementados. De esta manera, la especialización del
pastoreo alcanzado en este periodo obedece al crecimiento económico y la autonomía
alcanzados en los territorios mochicas del sur (Shimada 1995). En cuanto a las señales
isotópicas de δ13C, estas se incrementan considerablemente para las plantas con
metabolismo C3 demostrando un consumo creciente y alternativo de mosaicos arbóreos,
con este tipo de señal, permitiendo desarrollar nuevas estrategias de pastoreo que
derivaron a una especialización pecuaria, que tomaba en cuenta la estacionalidad para el
aprovechamiento de los distintos ecosistemas costeros. En adición, los indicadores de
δ15N, muestran una alta variabilidad en cuanto a las llamas correspondientes al trasiego
sobre distintos ecosistemas, así como una concentración estable de las muestras
correspondientes a las alpacas denotando el uso de ecosistemas específicos.

Esta tendencia hacia una especialidad en las actividades de pastoreo durante las fases
Mochica III y Mochica IV, no fue replicada en otros valles costeños pertenecientes al
179
territorio sureño, debido a factores socioculturales y geográficos particulares. De acuerdo
a las investigaciones de δ13C y δ15N colágeno y queratina proveniente de la fibra de los
textiles en los sitios de Guadalupito y El Castillo en el valle de Santa, Szpak et al. (2019),
han demostrado que la crianza local de camélidos no fue sostenible a largo plazo debido
a las condiciones poco estables de los ecosistemas costeros, la limitada vegetación
silvestre para el forrajeo y el escaso abastecimiento de subproductos de maíz a pesar de
la expansión de la obras de irrigación en la fase IV. En una primera instancia, los
camélidos eran criados localmente hasta encontrarse con los altos costos de esta actividad,
obligando a importan camélidos de otros valles y ecosistemas para acceder a sus
productos, tales como la fibra o la carne.

Por otro lado, con respecto a nuestros datos siguiendo una perspectiva medioambiental,
los altos niveles de nitrógeno en camélidos de la fase Mochica III, se deben a eventos
climáticos de baja pluviosidad y desertificación al cual las plantas podrían haberse
adaptado durante esta fase. Este argumento podría ser correlacionado con los estudios
paleoambientales de Schaaf (1988) en el nevado Quelccaya, los cuales, demuestran un
periodo de desertificación entre el 450 y 650 d.C seguido de periodos intermitentes de
intensa pluviosidad (Shimada 1995). En este sentido, la crianza de camélidos habría
estado restringida a parcelas de cultivo en el valle medio y a mosaicos arbóreos que se
generan en zonas áridas, de tal forma que existía el manejo de distintos grupos de rebaños.
En oposición, en la fase IV, la estabilización climática permitió concentrar un mayor
número de camélidos en el valle medio. Por ende, a pesar de mostrar valores extremos, el
consumo de vegetación se muestra regular con plantas C 4 y combinación C3 y C4 durante
ambas fases, hecho que debe ser resuelto y complementado con otros indicadores
ambientales en el registro arqueológico.

En el valle de Moche, los escenarios geográficos propuestos a partir de los análisis


isotópicos para la sustentabilidad de los rebaños de camélidos comprenden el uso de
lomas, zonas cercanas al mar y valle medio. Las lomas son formaciones de pastos y
vegetación arbustiva que dependen de las garúas (de junio a setiembre) y la condensación
de la humedad contenida, en casos propicios pueden desarrollarse bosques con un mayor
alcance de biomasa. Gran parte de la fauna presente puede considerarse endémica, sin
embargo, es posible observar animales de gran tamaño como venados o guanacos
(Canziani 2009). Este ecosistema habría alcanzado las pequeñas cadenas de colinas bajas

180
y las estribaciones que rodean al valle de moche (Gamboa 2015). Debido a su carácter
estacional, las lomas pueden mostrar fragilidad a las actividades de deforestación y
sobrepastoreo, de modo que las actividades pecuarias no podrían llevarse a gran escala.

De otra parte, en las zonas cercanas al mar, los camélidos tenían acceso a gramíneas,
especialmente Distichlis spicata o grama salada que contiene un alto contenido de sílice
propicio para el desgaste dental, así también, se encontró epidermis foliares de
Sporobolus virginicus, una gramínea que crece cerca de la playa (Vasquéz et al. 2012, p.
30). Estas gramíneas forman grupos perennes adaptados a la aridez y salinidad,
particularmente Distichlis spicata, con rebrotes entre verano e invierno, cuya señal
isotópica corresponde a metabolismos C4 (Pelliza et al. 2005). El consumo de estas
plantas habría generado señales isotópicas correspondientes a plantas C 4 de manera
predominante, en alternancia al consumo de maíz, dejando de lado las señales C 3 que
pertenecen a los resultados isotópicos asociados a las Huacas de Moche.

Por su parte, el valle medio muestra un área cultivable de entre 2 a 15 km dependiendo


de su cercanía a los llanos costeros, esta área fue acondicionado mediante la construcción
de infraestructura para la irrigación a gran escala por parte del estado Mochica
permitiendo la producción de maíz en grandes cantidades (Billman 1996; Uceda y
Meneses 2016). Los subproductos derivados del maíz fueron destinados a la alimentación
de los camélidos, mientras que los espacios cercanos sirvieron para el emplazamiento de
los rebaños (Pozorski 1976; Vasquéz et al. 2012). De este modo, este ecosistema fue
tomando importancia en el desarrollo pecuario de la sociedad Mochica.

La aplicación de análisis isotópicos están evidenciando el cultivo de maíz como factor


importante en el desarrollo económico de las sociedades complejas, debido a que implica
la aplicación de tecnologías agrícolas de carácter intensivo y un control administrativo
regulado por una entidad política (Hastorf 2006; Lumbreras et al. 2010). En este sentido,
la agricultura del maíz habría impulsado la ganadería de camélidos para una explotación
sistemática. Por ejemplo, durante el Formativo Tardío, en los sitios de Pacopampa y
Kuntur Wasi, la siembra del maíz benefició la crianza extensiva de camélidos, ambas
actividades, permitieron el desarrollo económico temprano de la región (Takigami et al.
2019). De igual forma, en el Intermedio Temprano, los producción de maíz permitió la
implementación de rebaños de camélidos en los valles costeros ocupados por los Mochica
para su aprovisionamiento (Vasquéz et al. 2012; Dufour et al. 2014; Szpak et al. 2019).
181
En el Horizonte Medio, los análisis realizados en enclaves Wari sugieren que la
producción de maíz y la crianza de camélidos fueron la base para un economía de
subsistencia agropastoril durante la difusión del estado Wari (Finucane et al. 2006;
Tomczyk et al. 2018). Otros ejemplos resaltantes, son los camélidos utilizados como
ofrendas en las actividades mortuorias practicadas por estado Chimú, en el Intermedio
Tardío, con la predominancia de una dieta basada en el consumo de maíz cultivado en
valle medio (Floreano 2016; Prieto et al. 2019).

6.1.3. Microvestigios botánicos en placas dentales y coprolitos

La identificación de un alto número de almidones de maíz en el análisis de microvestigios


botánicos provenientes de las placas dentales y coprolitos se relaciona directamente con
las señales de plantas C4 del análisis isotópico de δ13C y δ15N. Los almidones de maíz han
mostrado dos formas: poliédrica y esférica. La forma poliédrica se asocia a un tipo de
endospermo vítreo propios de razas provenientes de la sierra, mientras que la forma
esférica se relaciona a un endospermo harinoso está vinculado a razas producidas en la
costa. Tafonómicamente, los gránulos de almidón muestran daños relacionados con la
molienda o grinding, producidos en este caso por las acciones de masticación. En adición,
los almidones han sufrido degradaciones enzimáticas causadas por las amilasas secretadas
en las glándulas salivales, cuyos procesos dejan bordes facetados. Otras plantas, con
metabolismo C4 encontrados en el análisis pertenecen al género Amarathus sp.

En cambio, la señal isotópica correspondientes a plantas C 3, está relacionada a la


evidencia de restos foliares de Cappris sp. asociadas al sapote, y almidones y microrestos
foliares de Prosopis sp. posiblemente algarrobo, así como palinomorfos propios de
Chenopodium sp. y un almidón de Solanum tuberosum o papa.

Las muestras utilizadas en el análisis no han sido vinculadas a especies de camélidos


concretas, a causa de una falta de indicadores para su evaluación. Empero, en el caso de
las placas dentales provenientes de individuos adultos y seniles, este hecho podría
hablarnos de dietas generales durante estas etapas etarias, que no necesariamente se
repitan en edades más tempranas, tal como se ha demostrado con los análisis de isotópico
de δ13C y δ15N, exponiendo individuos con una dieta de plantas exclusivamente C 3
durante el primer año de vida (Dufour et al. 2014).

182
De acuerdo a nuestras evidencias, los rebaños de camélidos eran alimentados, en gran
medida con subproductos provenientes del cultivo de maíz, tales como, tallos y hojas
(fitolitos) que ocasiones incluía mazorcas (pericarpio de maíz). La cosecha del maíz
puede realizarse de dos a tres veces al año dependiendo a las condiciones
medioambientales y de infraestructura. El acceso a un consumo de plantas menores de la
familia Amaranthaceae (Chenopodium sp. y Amaranthus sp.) sugiere el emplazamiento
de los camélidos continuamente por las zonas de cultivo, debido a que estas plantas crecen
sin control cerca de las parcelas de maíz. De acuerdo a la presencia diferencial de
almidones durante ambas fases, se ha denotado la presencia de formas esféricas y
poliédricas en la fase III indicando la producción de distintos tipos de maíz acorde a la
expansión territorial y comercial Mochica. Por el contrario, en la fase IV sólo se han
encontrado almidones poliédricos como producto de la especialización agrícola alcanzada
en el valle de Moche.

Las comunidades de sapote (Capparis sp.) y algarrobo (Prosopis sp.) están adaptados a
altas temperaturas y suelos con escasa cantidad de agua, ambas pueden considerarse como
especies freatófitas que resisten a condiciones extremas de salinidad, alcalinidad y frio,
debido a ello siguen patrones de colonización agrupados en mosaicos ecológicos
dispersos propios de un paisaje estepario, dependiendo a la disponibilidad de agua,
pueden llegar a formar bosques cerca de cursos de agua permanente, llegando a alcanzar
porte arbóreo. En cambio, en situaciones de aridez, estas especies generan arbustos, muy
frecuentes en los llanos costeros. En consecuencia, los camélidos tenían acceso a las
hojas, flores, legumbres y frutos de estas especies, los cuales eran ramoneados por los
rebaños.

La presencia de papa en la dieta de los camélidos estaría asociado a un acceso secundario


de los productos alimenticios consumidos en la ZUM. Dado que existe interacción activa
de los rebaños de camélidos y los residentes mochicas, evidenciada por los restos de
coprolitos hallados en las distintas áreas domésticas, administrativas y ceremoniales, así
como la inclusión de camélidos en la cerámica escultórica producida en la ZUM (Pozorski
1976; Bonavia 1996).

El pastoreo de camélidos dependió de las zonas agrícolas del valle medio, incorporando
en su dieta un alto porcentaje de maíz. Comúnmente, el maíz es sembrado en ultimos
meses del año (setiembre a diciembre), requiere de un cuidado especial para mantener los
183
primeros brotes, durante este tiempo es posible que el acceso a las zonas de cultivo fuera
restringido para los camélidos. Durante los meses de cosecha, que comprenden los meses
de febrero-marzo (1° recolección) y los meses de marzo-mayo (2° recolección), los
camélidos eran alimentados primordialmente con maíz. En tal sentido, el ciclo del maíz
comprende las estaciones de primavera y verano en el norte peruano. Es probable que
durante el otoño y el invierno, los mosaicos de algarrobo y sapote hayan sido una de las
principales fuentes alimenticias, debido a que las lluvias estivales y la humedad
condensada en la costa, habrían promovido su crecimiento en los llanos y en otros
ecosistemas costeros próximos. Orientando un pastoreo estacional de diferentes
ecosistemas.

Desde otra perspectiva, es posible que se haya mantenido una estrategia mixta
combinando el valle medio y los ecosistemas del llano costero, durante todo el año
dependiendo a los ciclos de maíz y a la conservación de los excedentes de su cultivo. Así
como, la inclusión de productos secundarios de otros tipos de alimentos botánicos y
forraje silvestre que eran proveídos por los mochicas dentro de la ZUM.

6.1.4. Paleopatologías óseas

La incidencia del consumo de maíz en la dieta de los rebaños de camélidos se ha


evidenciado por la presencia de patologías dentales derivados de las caries, sugiriendo un
consumo intensivo de plantas con alto contenido en carbohidratos, por lo general estas
concentraciones pertenecen a maíces tiernos. Indicando, el consumo de granos
directamente de las plantas en las zonas de cultivo.

Por otro lado, la exostosis, las luxaciones y la osteoartritis corresponden a poblaciones de


camélidos orientados al uso como transporte de bienes, al interior y exterior del valle de
Moche, los cuales, al mostrar problemas en sus labores eran beneficiados para el
consumo. Dichas alteraciones, son vinculadas normalmente a llamas cargueras, sin
embargo, a falta de indicadores que permitan definir su procedencia, cabe la posibilidad
de que pertenezcan a alpacas destinadas a esta función.

Por último, la identificación de infecciones, corresponden a zonas articulares cercanas al


suelo, asociadas a metapodios. Estas patologías son la consecuencia de heridas externas
no tratadas que derivan a una infección con implicancias en tejidos internos tales como

184
los huesos, así como un mal higiene de los espacios de crianza, ocasionando restricciones
en la movilidad que condicionan el sacrificio del animal.

6.2. Consumo

6.2.1. Procesamiento

Las técnicas de reducción anatómica de las unidades de adquisición ingresadas en el CA


35 para la obtención de unidades de consumo muestran procedimientos similares durante
ambas fases con el fin de individualizar las carcasas de los camélidos. De acuerdo a la
perspectiva funcional utilizada en nuestro estudio, la presencia de cortes-desarticulación
y cortes-descarne tienen altos índices en el esqueleto apendicular asociado a la separación
de unidades anatómicas y la obtención de carne. La combinación de los cortes-descarne
y cortes-impacto se vincula a acciones de despejar el hueso de la musculatura superficial
para producir fracturas a la altura de las diáfisis y metadiáfisis con instrumentos de filo
activo. Asimismo, el porcentaje total de los cortes-sierra, fueron encontrados en relación
a soportes de diáfisis utilizados en la industria ósea, siendo un rasgo propio de esta
práctica.

Los cortes secundarios asociados al procesamiento de las unidades anatómicas sugiere el


uso de instrumentos con retoque, posiblemente obsidiana, debido a que diversos
instrumentos con retoque realizados a partir de rocas andesitas y graníticas, representadas
en los análisis líticos en el CA 35, se embotarían con mayor facilidad en las actividades
de procesamiento. La frecuencia de cortes accesorios en las zonas articulares sugiere un
equipamiento de instrumentos diferenciales de acuerdo al procesamiento de partes
anatómicas y a la dificultad que estos presentan.

Es posible que el uso de instrumentos haya incluido un repertorio variado de instrumentos


con filo activo de metal e instrumentos con retoque (preferentemente obsidiana) para
producir incisiones en las unidades anatómicas, al momento de procesar las unidades de
adquisición, asimismo, se debe evaluar la inclusión de un instrumento con filo romo para
producir fracturas. Miller (1979) ha identificado diversas herramientas utilizadas por los
pastores actuales de camélidos en las actividades de procesamiento, demostrando la
especialización que requiere dichas actividades. Por otro lado, cabe la posibilidad de que
los camélidos puedan haber sido procesados en los lugares de matanza específicos antes
de su consumo y su incorporación en la muestra arqueofaunística.

185
En cuanto, a la destrucción ósea por agentes antrópicos se han combinado distintas
metodologías a fin de descartar la fragmentación y observar el alcance de cada una de
ellas. Las aproximaciones a partir de la similitud del color de la fractura y el tejido
cortical, así como el contorno de la fractura dieron porcentajes similares en cuanto a la
identificación de la agencia de las acciones humanas en la fracturación de las unidades
anatómicas, de igual manera, la determinación de la densidad ósea en los efectos de
fragmentación que en general suelen ser más frecuentes en el esqueleto axial. En cambio,
el IFF (Índice de Fractura Fresca) requiere la evaluación de atributos observables en los
huesos largos, lo cual limita la muestra arqueofaunística a la identificación de los agentes
de fracturación en elementos óseos determinados.

En los tres estudios se ha determinado valores porcentuales muy similares en la


diferenciación temporal. En la fase III, los valores muestran un porcentaje predominante
de fracturas de orden antrópico, los cuales corresponden a una alta incidencia en el
esqueleto apendicular, en contraste, el esqueleto axial es el más afectado por la
fragmentación. En cambio, la fase IV, se caracteriza por mostrar porcentajes muy
próximos entre la fracturación y fragmentación, con un porcentaje parcial mayor del
primero sobre el segundo. Esto demuestra factores de mineralización y fosilización, así
como índices de carga estratigráfica más intensos durante la última fase de ocupación.

Por su parte, las marcas de percusión denotan un mayor aprovechamiento de médula y


grasa de los elementos anatómicos durante la fase Mochica III, a diferencia de la fase IV,
en el cual la destrucción ósea se muestra con porcentajes bajos. Es muy probable que
estos indicadores obedezcan a prácticas culinarias que involucran la destrucción antes y
después de la cocción. Por el contrario, las esquirlas presentes en la fase III son menos
frecuentes que en la fase IV, cuya causa estaría relacionada a actividades culturales como
la obtención de soportes para la industria ósea.

Desde un punto de vista tipológico, se ha combinado distintas metodologías asociados al


procesamiento animal y trabajos etnográficos de pastores de camélidos para determinar
las etapas de procesamiento que tuvieron que pasar las carcasas de camélidos para obtener
unidades de consumo. Este enfoque, tiene como objetivo principal la comparación y
generalización de los modos transformación de unidades anatómicas en porciones
destinados al reparto individual, sin dejar de lado las correlaciones anatómicas de cada
región y elemento.
186
En esta lógica, el sacrificio de camélidos mochicas revela procedimientos análogos a los
pastores actuales, de igual forma las acciones de degollamiento, evisceramiento y
desmembramiento. En las prácticas de destazamiento las acciones involucran la
combinación de técnicas de corte y fractura específicas relacionados a las zonas
articulares, que permitieron enmarcar algunos indicadores de fracturación y funcionalidad
de las incisiones, que en algunos casos muestra una intensa actividad relacionada a
paquetes anatómicos con baja densidad cárnica. Por su parte, el porcionamiento implica
la fracturación de los elementos óseos en función de las unidades de consumo, de acuerdo
al tamaño y disposición cárnica los elementos óseos fueron porcionados de manera
indistinta, por ejemplo el fémur con un alto rendimiento fue dividido en 5 partes,
asimismo, se ha hallado metapodios porcionados en 4 fracciones, lo cual, estaría
reflejando un consumo de médula y grasa de manera intensa.

Por otra parte, las unidades anatómicas que fueron destinadas para la industria ósea, han
seguido un tratamiento distinto, al parecer algunos ejemplares se derivan de las etapas de
procesamiento regulares que alcanzan al porcionamiento, en cambio en otros casos se
consigue mantener el elemento óseo íntegro hasta obtener el soporte o las matrices con
acciones de ranurado, aserrado o facetado (Rosales 2017). La mayor cantidad de
elementos registrados corresponde a piezas tecnológicas, considerados como restos de las
actividades de extracción que dependen de la integridad del elemento óseo, las tibias en
este sentido son las más frecuentes, cuyo destino es la manufactura de objetos
ornamentales fuera del CA 35. Los instrumentos hecho en hueso, encontrados en el CA
35 están vinculados al uso textil practicado probablemente en los espacios domésticos.

6.2.2. Termoalteración: Indicadores de cocción

Los indicadores agrupados bajo esta perspectiva tienen que ver con las unidades de
cocción que son producto de las alteraciones térmicas. Se han identificado dos tipos de
alteración, el hervido y la exposición directa al fuego. El hervido ha mostrado
características parcialmente ambiguas para el reconocimiento de los elementos óseos
afectados por esta técnica, a causa de ello la identificación se ha limitado a un número
reducido de ejemplares, cuya mayor porcentaje (70%) pertenece a la fase Mochica III,
demostrando cierta predilección, en la fase IV este porcentaje se reduce a un 30%
probablemente por la inclusión de otras técnicas de cocción.

187
Las marcas asociadas a la exposición directa al fuego se focalizan de manera distintiva
en las zonas articulares, según trabajos experimentales y etnográficos, la carne ofrecería
una barrera para la identificación de esta técnica en otras zonas de la topografía ósea
(Pijoan-Aguadé et al. 2010; Götz 2014a). Según Miller (1979), esta práctica en los
camélidos modernos muestra una tendencia hacia los elementos óseos pertenecientes al
costillar por su facilidad al momento de ser cocido. Por otro lado, las marcas por
termoalteración en los huesos del cráneo y los miembros distales devienen de la liberación
del pelambre para el consumo de la carne.

6.2.3. Índices de consumo

Según los análisis osteométricos de la 1° falange, el mayor porcentaje de camélidos


consumidos corresponde a alpacas con una representación del 70% durante ambas fases,
seguido de la llama en un 20% así como guanacos y vicuñas en un 10%. En contraste, el
análisis correspondiente a la presencia/ausencia de esmalte en los incisivos muestra hasta
un 90% de llamas y un 10% de alpacas en las fases III y IV. Este hecho, podría derivarse
de factores tafonómicos que afectan la conservación de los incisivos correspondientes a
las alpacas o del uso preferencial de partes anatómicas que implican la representación de
zonas diagnósticas pertenecientes a la mandíbula.

Por su parte, la disposición de los perfiles etarios en el CA 35 sugieren un consumo


metódico de camélidos en edad juvenil y adulta (sensu Pozorski 1976, Vásquez y Rosales
2009a). La incidencia de camélidos adultos sugiere la incorporación de estrategias de
selección pasada la edad reproductiva, esto indica que las estrategias de selección de
camélidos basados en las tradiciones pastoriles han tenido poca relevancia, debido a la
intervención del estado Mochica en la explotación. Por lo tanto, a pesar de las diferencias
observadas en las estrategias de pastoreo y el manejo de grupos de rebaños, el consumo
de camélidos en los distintos estamentos no ha mostrado mayores cambios, denotando
una explotación especializada desde la fase III.

La representación anatómica de los distintos elementos óseos ha mostrado un porcentaje


dominante del esqueleto apendicular sobre el esqueleto axial representado en el peso y en
el análisis de NISP. Los dientes sueltos y los fragmentos de costillas son los huesos con
mayor índice de representación en la región axial, lo cual se deriva del grado de densidad
ósea y a los factores tafonómicos que han afectado la muestra. En cambio, las primeras
falanges son los elementos más abundantes de la región apendicular, su proporción
188
deviene de su densidad ósea y su disposición en el esqueleto animal. Así mismo, bajo un
aspecto cultural, los miembros distales han sido incorporados en las tumbas domésticas
como ofrendas junto al cráneo, siendo un factor a considerar en su abundancia dentro del
registro arqueofaunístico.

Según el NISP, las unidades de adquisición con mayor preferencia en el CA 35 son los
miembros proximales anteriores y posteriores, seguido por los paquetes anatómicos
conformados por las regiones cervicales, dorsales y lumbares. El acceso a las unidades
anatómicas con mayor contenido de carne, por lo general está regulada por la importancia
social de los consumidores dentro del sistema de distribución. En este sentido, existe una
proporción continua de las unidades de adquisición con respecto a otras regiones
anatómicas que se mantiene durante ambas fases, con un incremento parcial durante la
fase IV, sugiriendo un poder adquisitivo importante dentro de la ZUM de los residentes
del CA 35.

El rendimiento cárnico de los paquetes anatómicos determina la selección de las unidades


de adquisición que ingresan en los diferentes ámbitos de los consumidores. Durante la
fase Mochica III, es posible observar un alto índice de elementos óseos con aportación
ósea, seguido de ejemplares con predominancia de carne, siendo las unidades de
aportación medular y contenido cerebral los últimos en ser aprovechados. Esta relación
anatómica, nos indica la adquisición de unidades anatómicas accesorias a elementos con
mayor contenido de carne. En cambio, la fase Mochica IV, muestra la predilección por
elementos de mayor aportación cárnica seguidos por los elementos con carne y médula,
así como elementos con médula y sesos, demostrando un mayor poder adquisitivo de
paquetes anatómicos de mejor calidad.

En cuanto a la conservación de elementos anatómicos, durante ambas fases la selección


de paquetes anatómicos se enfocó en aquellos con un índice de secado bajo, lo cual, nos
indica que la carne de camélido era aprovechada en eventos diferidos y no era almacenada
para un consumo posterior, transformados en carne seca o ch’arki. Es posible, que la
carne de camélido fue consumida en estacionalidades específicas, como suele suceder
con los pastores de camélidos que consumen abundante carne después del verano, entre
febrero y marzo, coincidente con la primera cosecha del maíz.

189
Los análisis relacionados al MNE, muestran una frecuencia dominante de elementos
óseos representados por las primeras falanges, las costillas, los húmeros y las tibias en
ambas fases con un aparente incremento durante la fase IV, esto nos lleva a pensar que
las unidades de consumo contemplan elementos con bajo índice cárnico y ejemplares de
calidad. Por otro lado, la estandarización de la representación anatómica por medio del
MAU% denota un mayor porcentaje de radio-ulnas y tibias, seguido de los húmeros y
fémures mostrando una correspondencia anatómica de las unidades de adquisición,
asimismo, la abundancia parcial de los miembros distales toma un papel menos
protagónico en el análisis anatómico. Esta corrección de la representación anatómica, nos
permite observar el aprovechamiento y decisiones económicas entorno a paquetes
anatómicos con mayor abundancia de carne y médula, dejando de lado interpretaciones
en base a la abundancia ósea a priori.

El índice de aportación cárnica derivado del peso y el volumen de carne presente en cada
unidad anatómica, nos indica que durante ambas fases la unidad de consumo mejor
aprovechada ha sido el fémur, en segunda instancia se aprovechó el área lumbar junto al
sacro, así como el húmero. El consumo de carne en este sentido, muestra las mismas
estrategias de distribución y obtención de unidades de adquisición y unidades de
consumo, al parecer los residentes del CA 35 muestran las mismas pautas de consumo
durante las fases III y IV, con ligeros incrementos anatómicos durante la fase IV.

En este sentido, la estimación de los individuos que habrían sido consumidos en el CA


35 por parte del MNI revela 8 individuos en la fase III y 13 individuos pertenecientes a
la fase IV. Estos índices, nos sugieren que a pesar de los cambios socioeconómicos
registrados durante la producción en las fases Mochica III y Mochica IV, el consumo de
camélidos dentro del CA 35, siguió las mismas pautas de una explotación metódica con
una ligera intensificación durante la fase IV, a causa de la especialización económica que
no afectó en extremo a los sistemas de distribución de las unidades de adquisición en la
ZUM.

6.2.4. Prácticas culinarias y explotación de camélidos

El consumo de alimentos no sólo se reduce a la satisfacción de una necesidad biológica


primordial, la alimentación se manifiesta en distintas dimensiones sociales, culturales e
ideológicas (de Garine 2003). La transformación de los recursos naturales en sustancias
comestibles encuentra expresiones culturales particulares mediante las prácticas
190
culinarias, que enmarcan una serie de saberes técnicos y tecnológicos involucrados en la
obtención, cocción, consumo y desecho de los alimentos (Goody 1982; Götz 2014a). Las
prácticas culinarias pueden configurar modalidades tradicionales específicas a partir de
estrategias conocidas que se estructuran por el sabor en conjunto, la textura de los
alimentos e incluso por su olor.

Los estudios sobre el consumo de animales tradicionalmente han abarcado el análisis de


la representación taxonómica y la abundancia anatómica en diferentes escalas
proporcionando indicadores sobre la dieta y nutrición de los grupos humanos (Reitz y
Wing 2008; Frontini 2010; Russell 2012). Diversos trabajos etnográficos,
etnoarqueológicos e históricos han permitido interpretar la modificación de los recursos
animales dedicándose a observar la manipulación de las carcasas (procesamiento animal)
y el rendimiento anatómico (valor proteico) para llegar a interpretaciones económicas y
sociales en términos de subsistencia (Binford 1981, 1984; Blumenschine 1986; Miller
1979; Mengoni 1991, 2013). De este modo, hacer hincapié en la importancia cultural de
las prácticas culinarias permite conocer aspectos que plasman la estructura social y el
correlato arqueológico de la transformación de los animales en alimento.

En este entender, los trabajos etnográficos realizados en las provincias de Canas y


Canchis del departamento de Cusco se enfocaron en el estudio de las tradiciones
alimenticias subyacentes a las modalidades culinarias que comprenden la obtención,
preparación y consumo de la carne de camélido así como el desecho de los restos óseos,
con el fin de proveer de un modelo comparativo de análisis faunístico y un marco de
interpretación de los resultados zooarqueológicos.

Los viajes a los pueblos de pastores de camélidos de Tuqsa y Oquenarca tuvieron como
objetivos principales: 1) el registro etnográfico de las modalidades culinarias
pertenecientes al caldo y al asado respectivamente diferenciados principalmente por la
técnica de cocción y 2) El análisis de los elementos óseos para caracterizar rasgos
distintivos propios de cada modalidad culinaria. Los trabajos etnográficos y
antropológicos acerca de pastores actuales, sugieren que el consumo de las diferentes
modalidades culinarias se realiza en contextos domésticos, cívicos y religiosos
específicos dependiendo de los ciclos de siembra y cosecha, de las temporalidades de
lluvias y secas, así como la renovación de las pasturas. De igual manera, se ha observado
un consumo diferenciado del caldo y el asado de acuerdo al estatus y la posición familiar
191
de los consumidores. En este aspecto, el consumo de la carne de camélido está cargado
de un contenido simbólico y sociocultural que se alinea a la programación de actividades
agropastoriles. Es probable, que la estructuración de pautas en el consumo de camélidos
en sociedades complejas corresponda al desarrollo de estrategias que combinan
actividades agrícolas y ganaderas mediadas por las diferentes instancias estatales.

La gran diversidad de bienes alimenticios producidos en el valle de Moche y obtenidos


por medio del comercio con otros valles costeros y ecosistemas fueron consumidos de
acuerdo a su estacionalidad y a su disponibilidad. Los estudios relacionados a los rebaños
de camélidos sugieren que la explotación de los rebaños de camélidos en los valles
costeros permitió la obtención de una fuente segura de proteína animal cuyo consumo
favorecía a las elites. De acuerdo a nuestros datos, la representación ósea de los camélidos
difiere de un consumo permanente en la CA 35, planteando la posibilidad de un consumo
estacional de acuerdo a los ciclos agrícolas del maíz. Las modalidades culinarias con
respecto a la carne de camélido habrían incluido la conjunción de otros alimentos que se
combinaban de acuerdo a su accesibilidad en el valle de Moche y sus características
sensitivas para generar una gastronomía regional.

En cuanto al análisis de las muestras óseas, se ha identificado atributos distintivos


relacionados a la preparación del caldo y el asado. El procesamiento de los paquetes
anatómicos pertenecientes a los camélidos siguen las mismas pautas hasta la adquisición
de unidades de cocción, los cuales pueden determinar el uso de porciones o regiones
anatómicas. En el caso del caldo, se prefiere el porcionamiento de los elementos óseos
antes de la cocción combinando acciones de corte y fracturación para favorecer la
disposición y cocción de las unidades en los contenedores de agua, asimismo permitir la
agregación de médula y grasa al sabor en conjunto. En cambio, el asado procura la
cocción uniforme de paquetes anatómicos con una preparación más compleja, por lo cual,
las acciones de porcionamiento son posteriores a la cocción por medio de la fracturación.
Las unidades de consumo asociados a las modalidades culinarias son obtenidos pre-
cocción (caldo) y post-cocción (asado) demostrando características diferenciables en los
rasgos de fracturación, tales como las áreas incluidas en la división y los bordes con
texturas lisas y rugosas.

Se requieren de estudios intensivos etnográficos que contribuyan a la diferenciación de


las unidades de cocción y consumo vinculadas a las modalidades culinarias del caldo y el
192
asado. En nuestro estudio se ha determinado mediante las entrevistas y el análisis óseo
que el caldo muestra una mayor destrucción de los elementos óseos debido a que su
consumo es prioritariamente doméstico con un mayor alcance social, en contraste, el
asado muestra un consumo más selectivo y eventual con porciones más generosas
circunscritas a actos cívicos y religiosos. En el ámbito sociocultural Mochica, es probable
encontrar rasgos que puedan diferenciar a las modalidades culinarias del caldo y el asado
dependiendo a los espacios de interacción social, por ejemplo en las áreas administrativas
y ceremoniales, es posible que se hayan depositado restos óseos propios a actividades
conmemorativas y protocolares con un consumo mayoritario de asado, por el contrario,
en el ámbito doméstico la modalidad con mayor presencia debió ser el caldo por su
accesibilidad y alcance.

Otro dato importante es el uso etario de los camélidos para cada modalidad culinaria, en
el caldo, los camélidos corresponden a edades indistintas que dependen comúnmente de
la disposición del rebaño, en comparación, en el asado se utiliza camélidos de edades
tiernas (especialmente subadultos) con buena masa muscular para lograr una cocción
uniforme y una mejor textura de la carne. En este sentido, la proporción de los camélidos
explotados en el valle de Moche ofrecen el soporte cárnico de individuos juveniles y
adultos, los cuales pueden ser usados para la preparación de ambas modalidades
culinarias. En consecuencia, para la determinación asertiva de las modalidades culinarias
se debe combinar los análisis correspondientes a la determinación del perfil biológico y
las alteraciones óseas de carácter cultural correspondientes a las prácticas culinarias.

Por otro lado, los viajes realizados a los distritos de Layo y Sicuani tuvieron como
objetivo primordial registrar y analizar la especialización e identificación culinaria del
caldo preparado a partir de los miembros distales y la cabeza de los camélidos y ovinos.
La modalidad del caldo ha alcanzado cierta industrialización en los mercados de ambos
distritos, siguiendo pautas similares en la preparación y consumo. De acuerdo a una
perspectiva anatómica, las unidades con mayor contenido de carne son priorizados en la
obtención de los animales y destinados a un consumo diferencial de acuerdo al estatus
social de los consumidores. Los elementos óseos considerados accesorios o de bajo
rendimiento son descartados en las primeras etapas del procesamiento animal,
principalmente durante el despellejamiento y la evisceración.

193
Para la preparación del caldo, se obtiene los miembros distales (falanges, metapodios,
tarsos y carpos), el cráneo (mandíbula, maxilar y bóveda craneal) y las vísceras en los
lugares de matanza de camélidos y ovinos acopiados en las ferias rotativas realizadas en
cada distrito. Este modo de obtener a los animales, sugiere la especialización de los
sistemas de acopio y distribución dejando intacto a los sistemas tradicionales de
producción de camélidos y ovinos en las comunidades de pastores aledañas. En el periodo
Mochica, la producción de camélidos estaba controlado por el estado en todas sus
instancias, no obstante, cabe la posibilidad de la incorporación de sistemas de acopio y
distribución que dispongan de los productos pecuarios independientemente a los intereses
del estado Mochica en sectores productivos con cierta especialización.

Por su parte, las preferencias por el consumo del caldo se basan en sus propiedades
sensoriales y socioculturales. La configuración de la modalidad culinaria del caldo parte
del sabor, aroma y textura que alcanzan las unidades de cocción de forma independiente
al animal utilizado en su preparación, de este modo, los patrones culinarios pueden
trascender a la disposición de algunos productos reemplazándolos por otros similares. En
este entender, es posible que la gastronomía regional en el norte del Perú pueda contener
algunas modalidades culinarias análogas a otras de tiempos pretéritos. En un sentido
amplio, la técnica culinaria del hervido proporciona de un soporte versátil para la
preparación de distintas modalidades afines. En la gastronomía Mochica, es probable que
modalidades próximas al caldo se pudieron incluir en las prácticas culinarias relacionadas
a la carne de camélido.

En cuanto al consumo del caldo en los distritos de Layo y Sicuani, este se realiza por lo
general durante las primeras horas de la mañana asociada a la creencia compartida de
otorgar un respaldo energético para iniciar la jornada laboral. Este simbolismo vinculado
al acto de comer este alimento, es un factor sociocultural en la continuidad de las prácticas
culinarias relacionadas a la modalidad del caldo. En consecuencia, en cualquier tipo de
sociedad incluyendo la Mochica, la estructuración y continuidad de una modalidad
culinaria se ve afianzada por el soporte simbólico construido entorno al consumo de los
alimentos.

En otro aspecto, los datos obtenidos en el análisis anatómico demuestran la predilección


de unidades con mayor rendimiento de carne, sin embargo, en proporciones similares la
representación ósea, ha denotado una densidad importante de huesos que aportan
194
prioritariamente contenido medular y grasa. En los principales enclaves Mochica se han
detectado un número significativo de unidades anatómicas correspondientes a diversas
partes del cuerpo, principalmente los miembros distales y la cabeza asociadas a tumbas y
cámaras funerarias a modo de ofrendas (Goepfert 2006). En nuestra muestra, la integridad
de algunos ejemplares es variable dentro del CA 35, revelando alteraciones culturales tal
como la fracturación de los elementos a la altura de las diáfisis, razón por el cual, su
consumo estaría vinculado a la técnica del hervido, muy probablemente ligado a la
preparación de guisos o caldos. Debido a que estas unidades anatómicas no proveen de
buena proporción cárnica, no podrían ser incorporados en modalidades como el asado o
la pachamanca.

6.2.5. Aproximaciones experimentales a las técnicas culinarias y la explotación de


camélidos

Las técnicas culinarias involucran el equipamiento y las tecnologías aplicadas a la cocción


de los alimentos, dicho proceso, provoca cambios físicos y químicos en las unidades
anatómicas conformadas por carne, huesos, grasa y médula, configuradas en distintas
modalidades culinarias. En los andes, se ha registrado tres tipos de técnicas culinarias
para el cocimiento de la carne diferenciadas por el tipo transferencia de calor y el uso de
estructuras de combustión. La aplicación de calor tiene consecuencias visibles en los
elementos óseos que pueden ser diferenciados con el uso de análisis macroscópicos y
microscópicos.

En este aspecto, se han planteado tres simulaciones experimentales, cuyos protocolos se


alinean a las dinámicas culturales ligadas a las técnicas culinarias siguiendo los datos
etnográficos y antropológicos. Los estudios tuvieron como finalidad observar rasgos que
nos permitieron la diferenciación de las alteraciones en la estructura de los elementos
óseos correspondientes a cada tipo de cocción, de este modo se generó un marco de
comparación con los restos arqueofaunísticos.

El primer ensayo experimental se relaciona a los patrones divergentes de las técnicas


culinarias del caldo, el asado y la pachamanca, cuyos procesos de obtención, preparación
y cocción siguen pautas distintivas. La transferencia de calor muestra comportamientos
dinámicos particulares de acuerdo a la estructura de combustión utilizada, generando
cambios observables en los atributos de fracturación y la topografía ósea. Las
características macroscópicas nos permitieron aproximarnos a las técnicas culinarias del
195
caldo y el asado, principalmente por el borde de la fractura, en el caso de la pachamanca
no se han encontrado rasgos precisos. A nivel microscópico, el borde de la fractura (lisa
y rugosa) denota diferencias estructurales distinguibles entre la muestra actual y la
arqueológica, de igual manera, las imágenes del MEB aplicadas a la superficie ósea
corroboran la divergencia de las técnicas culinarias a través de la disposición de la
topografía ósea. Por su parte, la pachamanca requiere de estudios complementarios que
nos permitan definir mejor las particularidades reflejadas bajo el MEB y la inspección a
simple vista.

El segundo ensayo experimental demuestra el cambio gradual de la topografía ósea de los


elementos óseos expuestos a la técnica culinaria del hervido bajo diferentes tiempos (1h-
2h-3h-4h). Las muestras seleccionadas tienen densidades óseas muy próximas facilitando
la comparación de los elementos óseos. Los resultados revelan la erosión gradual de la
superficie ósea hasta llegar a la exhibición de los osteonas y las matrices de Havers.

El tercer ensayo experimental se enfoca en las diferencias de la representación isotópica


de δ13C y δ15N colágeno asociadas a cada técnica culinaria (elemento control sin
alteración, hervido, exposición directa al fuego y pachamanca). Los modos de
transferencia de calor muestran grados distintos de afectación físico-química
especialmente asociados al tiempo de exposición a la fuente de calor y la temperatura
alcanzada por cada estructura de combustión. La exposición directa al fuego denota
proporciones cercanas al elemento de control, en cambio, la técnica del hervido y la
técnica de la pachamanca muestran el incremento y disminución en los ratios de 15N y
δ13C respectivamente.

Tomando como base nuestros estudios experimentales, se ha observado que la aplicación


de las distintas técnicas culinarias es determinada por los diversos modos de cocción de
los alimentos que se eligen. De esta forma, las practicas culinarias se configuran por las
condiciones en la transferencia de calor, la estructura de combustión y la temperatura
alcanzada cuyos indicadores sensitivos como el cambio en el color, la textura, el aroma y
el sabor constituyen la génesis de modalidades culinarias adquiriendo un disposición
particular en los ámbitos sociales, culturales e ideológicos que pueden trascender incluso
a los insumos utilizados originariamente. Estos pueden ser inferidos a partir de los rasgos
físicos y químicos en las distintas evidencias materiales, siendo los elementos óseos los
más legibles debido a su resistencia a factores deposicionales y postdeposicionales.
196
Las distintas líneas de investigación sobre la cerámica y las estructuras de combustión
reportadas en las unidades de domésticas en las Huacas de Moche, sugieren una gama de
actividades diversas, especialmente el procesamiento de alimentos (Castillo et al. 2015).
Asimismo, la identificación de restos orgánicos termoalterados en los espacios de
combustión y microvestigios en contenedores de cerámica son las principales evidencias
de alimentación. Estos artefactos e indicadores habrían servido como soporte en el
equipamiento y tecnologías asociadas a la producción de comida, empero, debido a la
variabilidad de uso y función, practica y duración de actividades, así como las acciones
de limpieza asociadas a los espacios de cocina, no se ha podido vincular actividades
culinarias particulares y el desarrollo de una gastronomía regional.

La cocina es un espacio de producción e interacción social en la sociedad Mochica. De


este modo, la agencia en la preparación de los alimentos ha mostrado la transformación
física y química de los recursos naturales, incluyendo la carne de camélidos, que de
acuerdo a nuestras simulaciones experimentales generan rasgos en distintos niveles de
afectación determinados por las técnicas culinarias. Por otra parte, la cocina como espacio
social, posibilita la práctica y configuración de las prácticas culinarias, la simbología de
los alimentos y la identidad cultural.

6.3. Desecho

6.3.1. Alteraciones naturales no biológicas

La meteorización de los elementos óseos se ha mostrado de manera regular en ambas


fases, con una proporción dominante de ejemplares del estadio 1, seguidos del estadio 2
y los estadios 3 y 4 en bajos porcentajes. La presencia de este agente, sugiere que el
desecho de los elementos óseos se realizaba en espacios abiertos específicos y durante un
corto tiempo antes de ser recolectados y utilizados en la renovación de pisos durante cada
ocupación. En este sentido, en conformidad a la densidad ósea y a las condiciones de
mineralización, el esqueleto apendicular es el más afectado durante ambas fases.

De acuerdo a la presencia de concreciones muchos de los elementos óseos fueron


desechados inmediatamente después del consumo, debido a la interacción presente entre
los restos orgánicos (carne, médula y grasa) y los sedimentos. Este comportamiento, fue
más frecuente durante la fase Mochica IV debido a la intensificación del número de
residentes.

197
Las marcas de abrasión nos muestran un acarreo y arrastre de los elementos óseos con
una regularidad parcial en los pisos asociados a la fase Mochica III y el incremento de
ejemplares pertenecientes a la fase Mochica IV. Lo cual, se asocia a una ocupación más
intensa en los últimos pisos del CA 35 produciendo el desgaste y pulimento de los
elementos óseos, especialmente especímenes de la región axial. En el mismo sentido, las
marcas de pisoteo nos indican una ocupación continua y el aumento poblacional de los
residentes en la fase IV, inferidos a partir del aumento en la frecuencia de los daños por
pisoteo. Asimismo, de acuerdo a estos indicadores, el tratamiento de los pisos durante las
fases III tiene un patrón más continuo, por el contrario en la fase IV, suelen incrementarse
en los pisos 1 y 2. Al parecer la alternancia de apisonados y pisos preparados en el CA 35
determinaba la gestión de los desechos óseos.

Asimismo, la presencia de marcas pertenecientes a la disolución de manganeso apunta a


un abandono de los restos óseos en temporadas de precipitación y aumento de la humedad
que habrían provocado problemas a nivel histológico durante la diagénesis, cuyos rasgos
podrían repercutir en los análisis físico-químicos de los elementos óseos.

La aplicación del análisis de conglomerados ha generado grupos similares de afectación


por agentes naturales no biológicos. Los horizontes tafonómicos muestran una frecuencia
regular de indicadores, los cuales, se alinean a la intensidad en cuanto a la ocupación de
los distintos espacios dentro del CA 35 causados por los cambios socioeconómicos. Por
lo tanto, la alteración de los elementos óseos incluyó grupos amplios de elementos óseos
evidenciando una gestión de desechos que implicaba el abandono en temporadas de
escasa precipitación y concentración de humedad antes de la renovación de los pisos, así
como el acarreamiento y destrucción por parte del tránsito de los individuos en el CA 35.

6.3.2. Alteraciones biológicas

Las marcas de raíces evidencian la interacción de plantas en estratos superiores al


depósito de restos orgánicos, asociados al abandono del CA 35 por lapsos de tiempo que
permitieron la colonización de organismos vegetales, este hecho, es más frecuente en la
fase IV. No obstante, su disposición obedece a factores de abandono generalizado, en
cambio durante la fase III, corresponderían a una ocupación temporal de los espacios
domésticos.

198
El acceso de roedores a los restos óseos denota la acumulación de desechos orgánicos en
lugares específicos como producto de una limpieza continua de algunos espacios,
permitiendo la generación de madrigueras. En cambio, la escasa presencia de marcas de
carroñeros mayores sugiere la restricción de los espacios domésticos para un consumo
secundario de los residuos de carne, medula y grasa por parte de los canidos, que incluyen
a los perros.

La aparición de microorganismos en los restos óseos muestra comportamientos de


descarte en áreas con alta concentración de humedad vinculados a sedimentos cercanos a
las zonas de consumo, propiciando la aparición de estos agentes biológicos. El bajo
porcentaje de indicadores orgánicos no fue el suficiente para la aplicación de fenogramas
cuya lectura nos habría aproximado a conductas de deposición asociados a los pisos y
rellenos de pisos del CA 35.

6.3.3. Termoalteración: uso de óseos como combustible

La presencia de elementos óseos termoalterados son comunes en desechos asociados a la


limpieza de los fogones (Castillo et al. 2015). Sin embargo, muchos de los elementos
óseos fueron incorporados a los sedimentos de manera indistinta mostrando colecciones
de alteración tafonómica variables. Los rasgos superficiales observados e partir del MEB
muestran la agregación de algunos elementos óseos a la combustión, según los patrones
de afectación pudieron alcanzar hasta 940° C. En la fase Mochica IV, los elementos óseos
llegan a calcinarse revelando el uso de huesos en actividades de continua combustión, en
cambio, en la fase Mochica III, el descarte de algunos elementos óseos en el fuego exhibe
un patrón ocasional. Es posible que los huesos fueran utilizados eventualmente como
combustible debido a la gran resistencia a altas temperaturas y aportación calorífica
alcanzada en las actividades que implican el uso de fuego.

199
CAPÍTULO VII. CONCLUSIONES

7.1. Producción

 La identificación osteométrica a partir de las primeras falanges delanteras y traseras


han demostrado un alto porcentaje de alpacas, lo cual, revela estrategias de
explotación vinculados a los productos derivados de la carne y la fibra, así como
características sociales y adaptativas. En cambio, la baja proporción de llamas se
debe a un aprovechamiento alternativo a las actividades de transporte de bienes. Por
su parte, los guanacos y vicuñas identificados denotan una aproximación
morfométrica con los camélidos domésticos.

 Los análisis bivariados y multivariable muestran una tendencia a la especialización


en el manejo de rebaños con impactos en las relaciones filogenéticas que están
ligadas a los cambios socioeconómicos durante las fases Mochica III y Mochica IV.
En la fase III, se muestra la superposición de especies de llamas y alpacas, así como
una alta variabilidad entre individuos de la misma especie, lo cual, obedece a
actividades ganaderas iniciales donde el cruce bidireccional es un efecto secundario,
asimismo el acopio de camélidos de distintos rebaños pertenecientes a otros valles,
en la expansión de los territorios sureños, provocó cierta variabilidad en la relación
intraespecífica. En cambio, durante la fase IV, es posible observar de mejor manera
la separación interespecífica de los camélidos producidos por una selección continua
y una actividad pecuaria mejor establecida de acuerdo a la especialización alcanzada
por los sectores productivos. Asimismo, los grupos intraespecíficos denotan una
mejor estabilidad en las relaciones filogenéticas.

 De acuerdo a las medidas de tendencia central y concentración de datos, la


hibridación de especies durante la fase Mochica III se vincula a la proyección de
datos con gradientes morfométricos correspondientes a las llamas, de igual manera,
la concentración de datos denota una baja relación de afinidad entre las alpacas
aprovechadas. En la fase Mochica IV, los gradientes morfométricos tienen una mejor
separación con escasa incidencia en la intersección de datos así como una agrupación
de datos con mejor ordenamiento de acuerdo a su proximidad morfométrica. De esta
forma, nuestra hipótesis inicial queda descartada debido a que la especialización

200
pecuaria toma mayor importancia en la fase IV con un manejo de rebaños de manera
local y a disposición del Estado Mochica.

 En cuanto a las zonas de pastoreo a partir de las análisis isotópicos de δ13C y δ15N
colágeno y microvestigios botánicos en placas dentales y coprolitos, se ha destacado
la presencia de una dieta mixta de plantas con metabolismos C3 y C4. La dieta de los
camélidos sugiere una fuerte presencia de plantas C 4 en especial el maíz que
proporcionó gran parte del forraje necesario para mantener rebaños a disposición del
estado Mochica, ajustándose a las ideas previas de las hipótesis planteadas. Con la
habilitación de áreas agrícolas en valle medio fue posible desarrollar una actividad
ganadera inicial en la fase III, supeditada a las regulaciones estatales y a la obtención
de recursos provenientes de valles subsidiarios. La presencia de señales de plantas
con metabolismo C3 ofreció una alternativa a la alimentación de los camélidos en los
llanos costeros y espacios dentro de la ZUM que progresivamente fueron
incorporados en la rotación de zonas de pastoreo entre el valle medio y mosaicos
arbóreos de Prosopis sp. y Capparis sp. en las estepas semiáridas durante la fase IV
que se derivan de la especialización pecuaria relacionados a la autonomía productiva
alcanzada en el valle de Moche.

 La paleopatologías dentales demuestran la importancia que llego a alcanzar el maíz


en la dieta de los camélidos. En otra instancia, las patologías degenerativas y
patologías derivadas del esfuerzo biomecánico se asocian a camélidos beneficiados
cuya función principal fue el trasiego de bienes. Por último, se ha observado la
presencia de alteración ósea a causa de infecciones que no fueron tratadas a tiempo,
lo cual, se podría vincular a un mal aseo de los corrales.

7.2. Consumo

 La identificación de cortes primarios de acuerdo a su funcionalidad (desarticulación,


descarne, impacto y sierra) demuestra técnicas diversas para el procesamiento de los
paquetes anatómicos dependiendo a su aportación cárnica durante ambas fases con
un equipamiento que probablemente incluía el uso de obsidiana y metales, según la
disposición de los cortes secundarios. Estas estrategias se enfocan en la obtención de
porciones individuales para el consumo y la reutilización de elementos óseos como

201
soportes para la industria ósea. Del mismo modo, los indicadores de destrucción ósea
muestran una alta incidencia de factores naturales y culturales en la formación del
registro arqueofaunístico. La fragmentación de los elementos óseos es más frecuente
en el esqueleto apendicular debido a su baja densidad ósea durante ambas fases
relacionados a la capacidad de carga y otros factores de fosilización, con un
incremento parcial durante la fase IV. Los elementos óseos asociados a las acciones
de fracturación se orientan a la obtención de porciones para el consumo y el acceso
de medula ósea así como la liberación de grasa.

 Las distintas etapas de procesamiento identificadas a través de la combinación de


estrategias de corte y fracturación, sugieren la manipulación de los camélidos en
zonas especializadas y en los espacios domésticos. Las formas de procesamiento son
análogas a las acciones empleadas por los pastores actuales. Asimismo, el
porcionamiento de los elementos óseos ha denotado estrategias diferenciales que
dependen de su densidad ósea y contenido de carne.

 Las termoalteraciones registradas indican el consumo de unidades anatómicas


hervidas y expuestas directamente al fuego. En el caso del hervido se ha registrado
una mayor cantidad durante la fase Mochica III, en cambio los elementos con marcas
de chamuscado propios de una exposición directa al fuego son frecuentes durante la
fase IV. Por lo tanto, estas técnicas de cocción no han podido ser identificadas en
mayor parte de la muestra estudiada, debido a la limitación y la ambigüedad de
algunos indicadores.

 El consumo de camélidos revela una predilección por las alpacas de acuerdo al


análisis de identificación osteométrica en ambas fases, sin embargo, los análisis
dentarios muestran un porcentaje mayor de llamas, esto se debe a factores
deposicionales y postdeposicionales que han favorecido la presencia de zonas
diagnósticas y las circunstancias de representación en la muestra arqueofaunística
seleccionada para el estudio.

 Los perfiles etarios han mostrado la preferencia por el consumo de individuos


juveniles y adultos sugiriendo una explotación metódica por animales con un mayor
202
contenido cárnico. La diferencia en el aumento de individuos adultos revela
estrategias orientadas a la asignación de funciones pasadas la edad reproductiva
durante la fase Mochica III, con el fin de optimizar el número poblacional, esta
estrategia fue incorporado de manera más intensiva durante la fase Mochica IV.

 La representación de los elementos óseos han develado un porcentaje importante de


elementos óseos con baja aportación de carne según el MNE. En cambio, las
correcciones en la aplicación de los índices anatómicos plantean un consumo dirigido
a las partes con mayor musculatura, asimismo, el MNI de la fase III es de 8 individuos
y en la fase IV se tienen 13 ejemplares. Lo cual, demuestra un ligero incremento en
el consumo de camélidos y sus partes anatómicas según su rendimiento de carne
obedeciendo al incremento del poder adquisitivo de los residentes del CA 35 y la
especialización de los sistemas de reparto en la ZUM.

 Los estudios etnográficos en Tuqsa y Oquenarca revelan estrategias diferenciales en


cuanto a la obtención, preparación, consumo y desecho asociados a las modalidades
culinarias del caldo y el asado, cuyas implicancias sociales y simbólicas determinan
su consumo en contextos y eventos específicos así como un acceso diferenciado
según el estatus y posición familiar. Por otro lado, los viajes a los distritos de Layo y
Sicuani, manifiestan el uso de los miembros distales y la cabeza en la preparación de
caldos consumidos a primeras horas de la mañana, revelando que la aportación
cárnica no determina el uso de unidades anatómicas consideradas menos importantes,
sino que dependen de la ideología y la configuración de las modalidades culinarias.

 Las simulaciones experimentales realizadas permiten observar indicadores de


diferenciación en cuanto a las técnicas culinarias, los cuales, se diferencian por el
modo de transferencia de calor y el uso de estructuras de combustión. Las técnicas
del hervido, exposición directa al fuego y la pachamanca requieren la aplicación de
logísticas y modos de cocción distintas produciendo cambios en la estructura del
elemento óseo observables a nivel macroscópico y microscópico. Las principales
diferencias se obtienen en los atributos de fracturación (específicamente el contorno
de la fractura), la erosión de la topografía del hueso y los ratios de δ13C y δ15N
colágeno.
203
7.3. Desecho

 Las alteraciones naturales no biológicas sugieren el desecho de elementos óseos en


espacios abiertos específicos antes de su recolección asociada a la meteorización, así
también se muestra la abrasión de algunos ejemplares por acciones de arrastre y
acarreo y la destrucción por el transito diferenciado en los pisos y rellenos de piso,
particularmente en la fase Mochica IV, en concordancia con nuestra hipótesis.
Asimismo, se han registrado indicadores de un desecho inmediato al consumo
registrado a través de las concreciones y el descarte de elementos óseos en
temporadas de lluvias y acumulación de humedad provocando la disolución de
manganeso, el cual es asociado a daños de nivel histológico.

 Las alteraciones biológicas han demostrado acciones de desecho orientados a la


acumulación de óseos en zonas particulares del área doméstica evidenciada por el
acceso de roedores. Por otro lado, existe una restricción de los canidos a un consumo
secundario vinculado a una baja representación de marcas de carroñeo. Por su parte,
las afectaciones de raíces se asocian a una deposición en estratos cercanos a la
superficie durante la fase IV y a temporalidades de abandono prolongados
relacionados a la fase III. La presencia de hongos sugiere acciones de enterramiento
de elementos óseos después de su descarte.

 Los elementos óseos desechados al fuego exhiben daños que corresponden a


temperaturas superiores a 450° C y menores a 950° C, las afectaciones muestran
patrones de ruborizado, chamuscado, carbonizado y calcinado, este último es más
común durante la fase Mochica IV y eventual en la fase Mochica III sugiriendo la
utilización de huesos como combustible en actividades que necesitan el uso de fuego.

204
CAPÍTULO VIII. RECOMENDACIONES

8.1. Producción

 Los trabajos relacionados al análisis discriminatorio, exploratorio y estadístico deben


realizarse de manera intensiva en las unidades domésticas de la ZUM con el fin
evaluar el uso de especies en la explotación de camélidos. Del mismo modo, se debe
incluir la evaluación de los gradientes morfométricos con un enfoque diacrónico con
el propósito de definir la problemática del cruce bidireccional.

 El análisis de la dieta mediante isotopos de δ13C y δ15N debe combinar muestras


provenientes de la dentina, la fibra y el colágeno, así como isotopos de δ18O obtenidos
en las mismas áreas con el objetivo de aproximarnos a la alimentación diferencial de
acuerdo al perfil etario y definir las zonas de pastoreo involucradas en el forrajeo.
Asimismo, se debe realizar la construcción de la dieta tomando en cuenta el análisis
isotópico a partir de muestras de animales actuales supeditados a ecosistemas
específicos.

 Si bien los microvestigios botánicos encontrados en las muestras de placas dentales


y coprolitos tienen una alta capacidad resolutiva requieren del desarrollo de
programas intensivos dedicados al análisis de este tipo de evidencia. Por otro lado,
esta técnica debe ser complementada con análisis de polen provenientes de los
estratos a los cuales pertenecen.

 Las paleopatalogías propias de los camélidos son una fuente importante acerca de la
salud del rebaño, de los criterios para la selección de individuos, así como la actividad
al cual eran destinados los animales, en este entender, los programas de análisis deben
incorporar apartados específicos para su desarrollo.

8.2. Consumo

 El registro de los elementos óseos pertenecientes a los camélidos deben ser


registrados y recolectados con cuidado, para permitir determinar las áreas de
procesamiento y evitar agregar marcas en la superficie que lleven a inferencias
erróneas.

205
 La evaluación de los índices de consumo debe tomar una actitud diferencial de
acuerdo a las áreas domésticas, administrativas y ceremoniales con el propósito de
encontrar divergencias en el consumo de camélidos tomando en cuenta el perfil etario
y la aportación de carne.

 Los trabajos etnográficos acerca de la simbología asociada al consumo de la carne de


camélido subyacentes a las tradiciones culinarias deben ser replicados en zonas con
una mayor proximidad geográfica y continuidad de actividades ganaderas para tener
una mejor lectura de la gastronomía regional que podría vincular técnicas culinarias
análogas.

 Se debe implementar un programa de experimentación enfocada a la diferenciación


de las marcas de corte y su representación en zonas de la topografía ósea, con el doble
propósito de determinar el tipo de instrumentos utilizados y la funcionalidad de las
acciones de corte.

8.3. Desecho

 En aras de obtener mejores datos acerca de las alteraciones tafonómicas es preciso


registrar y replicar el tipo de afectación provocada por los distintos agentes no
antrópicos en espacios controlados que además puedan recrear las condiciones
deposicionales y postdeposicionales.

 El uso de huesos como combustible deben ser tomados en cuenta en el momento del
registro de las estructuras de combustión, asimismo, aproximarnos a su uso concreto
de acuerdo a programas experimentales.

206
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232
ANEXOS

233
TABLAS

234
Región anatómica Elemento óseo Porción
Cigomático (2)
Parietal (2)
Frontal (2)
Temporal (2)
Ampolla timpánica Fragmentos en general
(2)
Cráneo
Nasal (2)
Palatino (2)
Lacrimal (2)
Occipital Cóndilo, arco, fragmentos
Maxilar (2) Arcada dental, cuerpo
Mandíbula (2) Rama, arcada dental, cuerpo
Vértebra cervical Cuerpo (anterior y posterior), faceta articular (anterior y posterior), disco
Cervical
(7) vertebral (anterior y posterior)
Cuerpo (anterior y posterior), apófisis espinosa, disco vertebral (anterior y
Dorsal Vértebra dorsal (12)
posterior)
Cuerpo (anterior y posterior), apófisis (espinosa y transversal), disco
Lumbar Vértebra lumbar (7)
vertebral (anterior y posterior)
Vértebra caudal (11- Cuerpo (anterior y posterior), apófisis (espinosa y transversal), disco
Caudal 13) vertebral (anterior y posterior)
Sacro Faceta auricular (2), cuerpo, área (proximal y distal)
Costillas Costillas (12) Extremo (vertebral y esternal), cuerpo

Tabla 1. Porciones anatómicas pertenecientes al esqueleto axial.

Región anatómica Elemento óseo Porción


Escápula (2) Cresta, cuerpo, área distal
Húmero (2) Epífisis (proximal y distal), metadiáfisis (proximal y distal), diáfisis,
Radio-ulna (2) área proximal y área distal.
Miembro anterior Carpianos (7) Fragmentos en general
Metacarpo (2) Epífisis (proximal y distal), metadiáfisis (proximal y distal), diáfisis,
1° y 2° falange (4) área proximal y área distal.
3° falange (4) Fragmentos en general
Ilion (2) Cresta, cuerpo y rama
Isquion (2) Sínfisis, cuerpo y rama
Pubis (2) Sínfisis, cuerpo y rama
Fémur (2) Epífisis (proximal y distal), metadiáfisis (proximal y distal), diáfisis,
Tibia (2) área proximal y área distal.
Miembro posterior Tarsianos (6) Fragmentos en general
Astrágalo (2) Cuerpo, área (proximal y distal)
Calcáneo (2) Tuberosidad y cuerpo
Metatarso (2) Epífisis (proximal y distal), metadiáfisis (proximal y distal), diáfisis,
1° y 2° falange (4) área proximal y área distal.
3° falange (4) Fragmentos en general

Tabla 2. Porciones anatómicas pertenecientes al esqueleto apendicular.

235
Periodo Estrato Registro asociado Cantidad de restos óseos
Piso 1 210
Relleno de piso 1 235
Piso 2 61
Mochica IV Relleno de piso 2 198
Relleno de piso 2 Fogón 7 1
Relleno de piso 2 Fogón 14 2
Piso 1 y 2 Tumba 1 11
TOTAL MOCHICA IV 718
Piso 3 36
Relleno de piso 3 133
Piso 4 47
Relleno de piso 4 113
Mochica III Piso 5 84
Relleno de piso 5 112
Piso 6 94
Relleno de piso 6 95
Piso 6 Relleno de tumba 14 4
TOTAL MOCHICA III 718
TOTAL 1436

Tabla 3. Muestra ósea de elementos analizados correspondientes al CA 35.

236
FASE MOCHICA III
1° FALANGE DELANTERA COEFICIENTES DE CLASIFICACIÓN
ID TAXA IDENTIFICADO
FP1V1 FP1V2 FP1V4 FP1V5 CCG CCL CCA CCV
340 67.64 18.92 16.93 15.11 230.17 250.98 252.13 247.28 Vicugna pacos
821 61.65 19.39 16.19 14.85 204.99 230.72 234.15 224.95 Vicugna pacos
823 59.31 18.18 16.15 13.94 162.91 198.97 207.09 196.49 Vicugna pacos
825 66.93 20.01 17.47 16.07 230.61 255.55 254.7 244.43 Lama glama
826 66.22 18.63 15.39 15.13 234.96 246.62 250.83 250.6 Vicugna pacos
827 65.28 18.9 15.5 15.12 232.32 245.77 249.48 247.58 Vicugna pacos
828 72.45 20.63 17.42 15.96 303.17 307.5 299.63 298.18 Lama glama
715 56.76 19.53 14.52 13.3 217.47 232.33 235.94 231.45 Vicugna pacos
830 61.12 17.53 14.32 14.44 184.71 204.45 216 214.45 Vicugna pacos
831 60.62 17.18 14.21 14.55 169.9 192.86 206.57 204.3 Vicugna pacos
735 65.27 19.08 15.74 13.72 255.88 264.13 263.63 264.55 Lama glama
737 59.32 18.38 15.4 14.35 175.38 204.49 213.1 204.87 Vicugna pacos
740 59.72 17.96 15.46 13.72 175.9 204.53 213.07 206.62 Vicugna pacos
743 72.14 20.13 16.27 14.43 330.35 320.71 312.06 319.17 Lama guanicoe
746 69.44 19.46 19.9 15.2 209.52 251.28 247.63 232.17 Lama glama
773 63.32 20.18 16.1 14.8 246.21 260.73 259.5 253.69 Lama glama
722 68.69 19.81 16.64 14.6 279.43 286.01 281.54 281.38 Lama glama
723 55.71 17.32 14.09 12.48 163.48 188.54 200.48 197.37 Vicugna pacos
724 71.39 21.08 16.67 15.73 323.27 319.01 309.85 311.1 Lama guanicoe
727 60.88 17.13 15.16 14.28 158.62 189.34 201.97 196.53 Vicugna pacos
728 57.59 18.31 16.23 14.26 144.06 186.24 195.84 181.61 Vicugna pacos
729 62.06 18.66 16.47 13.89 197.98 226.01 229.77 222.1 Vicugna pacos
730 62.91 19.19 15.45 13.92 238.84 250.94 252.38 250.71 Vicugna pacos
731 60.16 18.09 14.34 13.61 205.19 220.17 228.09 227.64 Vicugna pacos
732 54.82 16.79 13.91 12.95 135.15 166.7 182.75 177.59 Vicugna pacos
733 60.13 17.8 14.14 13.39 203.43 217.53 226.26 227.09 Vicugna vicugna
753 57.23 17.57 14.25 13.26 169.69 193.92 205.45 201.84 Vicugna pacos
754 63.06 17.45 14.44 14.75 193.44 210.93 222.03 221.86 Vicugna pacos
1258 58.7 18.04 15.06 13.07 186.16 210.19 217.79 213.46 Vicugna pacos
721 58.22 19.51 14.71 13.59 222.56 236.69 239.89 235.85 Vicugna pacos
1543 67.48 19.17 15.07 13.97 286.9 282.92 281.29 287.75 Vicugna vicugna
1544 72.98 20.5 16.79 14.9 332.41 325.15 315.19 320.12 Lama guanicoe

Tabla 4. Datos osteométricos de las primeras falanges delanteras de camélidos en la


Fase Mochica III.

237
FASE MOCHICA IV
1° FALANGE DELANTERA COEFICIENTES DE CLASIFICACIÓN
ID TAXA IDENTIFICADO
FP1V1 FP1V2 FP1V4 FP1V5 CCG CCL CCA CCV
8 67.64 18.92 16.93 15.11 230.17 250.98 252.13 247.28 Vicugna pacos
421 67.24 19.63 16.11 15.18 260.48 269.73 268.75 267.20 Lama glama
49 66.71 20.35 17.15 15.40 254.93 271.94 268.37 261.22 Lama glama
491 56.13 17.39 14.74 12.95 150.53 182.48 194.62 187.98 Vicugna pacos
406 68.31 18.77 16.34 15.41 237.52 253.05 255.32 253.17 Vicugna pacos
493 54.15 16.63 14.44 12.64 119.91 158.24 174.47 166.73 Vicugna pacos
780 58.13 18.53 16.04 14.67 152.29 191.44 200.78 187.19 Vicugna pacos
782 57.83 18.49 15.22 13.25 185.53 211.26 217.98 211.45 Vicugna pacos
783 66.49 19.61 17.18 15.41 230.46 253.52 253.24 245.20 Lama glama
796 53.17 17.02 13.34 12.42 144.96 171.48 186.80 183.38 Vicugna pacos
713 60.21 17.22 14.62 13.36 179.25 201.71 212.52 211.08 Vicugna pacos
716 58.03 18.83 17.75 12.88 159.12 205.21 208.28 191.94 Vicugna pacos
719 54.65 18.05 14.44 13.46 153.07 183.94 195.79 187.34 Vicugna pacos
742 60.89 17.44 14.23 14.49 180.68 201.02 213.28 211.62 Vicugna pacos
744 58.98 17.92 15.11 14.15 166.98 196.45 206.91 199.76 Vicugna pacos
745 59.94 18.2 14.97 13.93 190.19 212.68 220.77 216.39 Vicugna pacos
749 67.6 18.99 15.47 14.91 260.60 265.73 266.83 269.03 Vicugna vicugna
767 53.54 18.65 14.75 14.06 145.20 180.79 192.24 179.53 Vicugna pacos
771 66.68 20.39 17.11 15.81 249.91 268.19 265.48 257.38 Lama glama
776 65.17 20.35 16.94 16.15 232.09 254.71 254.20 243.73 Lama glama
777 62.17 20.49 15.95 14.98 244.26 259.18 258.01 250.91 Lama glama
778 59.93 17.93 14.85 14.56 174.11 200.17 210.97 205.24 Vicugna pacos
720 63.42 18.41 16.2 15.33 184.89 214.74 222.09 213.54 Vicugna pacos
750 52.68 16.54 13.5 12.58 120.90 154.40 172.42 166.87 Vicugna pacos
752 63.76 17.84 15.12 14.53 203.11 221.67 229.75 228.37 Vicugna pacos
757 53.37 16.41 13.4 12.24 130.77 160.72 178.00 174.74 Vicugna pacos
751 68.46 18.64 16.87 15.49 224.56 246.15 248.79 244.21 Vicugna pacos
758 57.05 17.82 14.72 13.16 168.74 195.92 206.07 200.52 Vicugna pacos

Tabla 5. Datos osteométricos de las primeras falanges delanteras de camélidos de la Fase


Mochica IV.

238
FASE MOCHICA III
COEFICIENTES DE
1° FALANGE TRASERA TAXA
ID CLASIFICACIÓN
IDENTIFICADO
BP1V1 BP1V2 BP1V3 BP1V4 BP1V5 CCG CCL CCA CCV
822 59,32 19,27 16,85 14,57 14,52 306.196 314.058 316.143 306.546 Vicugna pacos
824 53,66 16,76 14,16 13,58 12,57 228.038 243.868 254.109 251.806 Vicugna pacos
829 54,23 17,46 14,69 14,34 13,6 233.240 250.725 259.722 254.696 Vicugna pacos
832 53,43 16,39 14,72 12,84 13,02 208.032 225.064 239.663 234.726 Vicugna pacos
833 53,05 16,55 15,03 12,84 12,89 220.190 236.014 249.426 242.893 Vicugna pacos
736 55,5 17,92 16,03 14,05 12,63 307.523 314.943 317.117 309.639 Vicugna pacos
738 55,62 18,08 15,25 14,68 12,63 301.468 310.706 311.608 307.026 Vicugna pacos
747 58,53 17,65 15,19 14,62 13,48 283.303 293.725 297.572 296.724 Vicugna pacos
748 59,47 17,96 16,26 14,18 13,11 322.955 327.351 328.351 324.811 Vicugna pacos
770 56,61 18,88 16,25 14,46 13,33 310.128 317.790 318.682 309.553 Vicugna pacos
725 58,57 17,5 15,14 13,94 13,33 269.656 279.774 286.012 285.063 Vicugna pacos
726 57,7 18,78 16,14 14,77 13,53 313.309 321.007 321.281 314.228 Vicugna pacos
734 58,07 18,87 16,09 15,45 13,91 318.134 327.062 325.954 319.672 Lama glama
755 56,55 16,79 15,16 14,03 12,67 281.236 291.289 296.613 295.428 Vicugna pacos
761 58,13 18,67 16,07 15,19 13,63 320.189 328.089 327.188 321.512 Lama glama

Tabla 6. Datos osteométricos de las primeras falanges traseras de camélidos en la Fase Mochica
III.

239
FASE MOCHICA IV
COEFICIENTES DE
1° FALANGE TRASERA TAXA
ID CLASIFICACIÓN
IDENTIFICADO
BP1V1 BP1V2 BP1V3 BP1V4 BP1V5 CCG CCL CCA CCV
413 62,52 18,59 16,9 14,93 14,16 343.733 346.838 345.295 342.039 Lama glama
422 60,01 17,64 16,04 15,73 14,44 311.220 321.695 322.617 321.290 Vicugna pacos
156 59,39 18,52 16,59 14,62 13,54 330.715 335.557 335.090 329.252 Lama glama
211 54,91 17,65 15,82 14,63 13,09 295.734 306.668 309.562 302.631 Vicugna pacos
471 64,62 20,1 18,62 16,44 15,04 419.425 417.423 406.648 398.465 Lama guanicoe
492 49,27 15,99 13,5 12,92 10,86 223.626 239.452 250.157 247.125 Vicugna pacos
494 48,4 16,02 14,02 12,98 11,22 223.522 240.429 251.754 245.592 Vicugna pacos
795 55,57 17,86 16,11 14,03 12,95 298.582 307.207 310.662 302.736 Vicugna pacos
797 52,66 16,38 15,03 13,42 12,62 241.067 256.175 266.660 261.014 Vicugna pacos
714 59,66 18,75 16,25 16,15 13,22 372.100 375.649 367.989 365.257 Lama glama
717 63,75 19,65 16,61 15,72 14,43 356.505 359.059 353.763 351.319 Lama glama
718 56,22 17,58 16,56 14,67 14,51 276.861 290.691 297.171 288.139 Vicugna pacos
739 58,21 19,39 17,18 16,16 14,62 346.514 354.724 350.672 340.162 Lama glama
764 53,34 16,54 16,48 13,73 12,83 288.750 299.676 306.330 297.003 Vicugna pacos
765 57,12 19,52 16,58 16,04 14,07 339.197 347.753 343.491 333.630 Lama glama
766 52,55 18,09 15,47 14,36 13,2 263.772 278.469 284.135 273.784 Vicugna pacos
768 58,01 18,77 16,02 14,86 14 297.577 307.389 309.308 302.553 Vicugna pacos
774 52,23 16,11 14,91 13,64 12,41 246.772 261.990 271.631 266.887 Vicugna pacos
779 57,42 20,25 17,42 16,51 14,91 351.478 360.270 354.624 340.593 Lama glama
756 52,84 17,42 14,83 13,42 12,44 246.416 260.028 268.465 261.664 Vicugna pacos
759 52,01 16,53 14,87 13,34 11,78 260.140 272.500 280.307 274.938 Vicugna pacos
760 58,34 18,53 15,79 14,61 13,74 294.313 303.522 306.023 300.924 Vicugna pacos
762 56,77 19,74 15,37 15,26 13,27 310.391 319.102 316.895 309.802 Lama glama
763 52,15 16,06 14,25 13,47 11,58 250.822 264.344 272.696 270.768 Vicugna pacos

Tabla 7. Datos osteométricos de las primeras falanges traseras de camélidos en la Fase Mochica
IV.

240
Unidad
ID Fase TAXA MUESTRA ẟ 13CVPDB %CTOTAL ẟ 15NAIR %NTOTAL C/Nmolar
anatómica
1° Falange
828 Llama I-6 -11.5 44.0 6.5 15.7 3.27
delantera
1° Falange
746 Llama I-8 -14.9 45.9 9.8 16.4 3.26
delantera
1° Falange
773 Llama I-9 -14.6 20.1 7.9 7.8 3.01
delantera
1° Falange
722 Llama I-10 -14.9 32.3 10.4 11.8 3.21
delantera
1° Falange
1543 Vicuña I-11 -15.0 43.6 9.6 15.9 3.19
delantera
1° Falange
821 Alpaca I-13 -16.6 42.6 9.5 15.0 3.32
delantera
1° Falange
823 Alpaca I-14 -14.0 43.9 8.5 15.7 3.27
delantera
Mochica III
1° Falange
827 Alpaca I-15 -14.7 43.0 5.4 15.4 3.26
delantera
1° Falange
737 Alpaca I-16 -13.1 43.7 6.2 15.7 3.26
delantera
1° Falange
740 Alpaca I-17 -11.3 42.4 6.4 15.3 3.23
delantera
1° Falange
723 Alpaca I-18 -11.4 44.8 5.0 16.1 3.25
delantera
1° Falange
727 Alpaca I-19 -16.5 24.9 10.1 8.5 3.42
delantera
1° Falange
733 Vicuña I-21 -14.2 8.8 8.4 3.3 3.14
delantera
1° Falange
743 Guanaco I-22 -12.3 40.9 10.5 14.6 3.26
delantera
1° Falange
421 Llama I-23 -14.3 14.3 6.6 5.2 3.21
delantera
1° Falange
49 Llama I-24 -14.3 34.5 4.6 12.4 3.25
delantera
1° Falange
783 Llama I-25 -16.0 16.3 6.7 6.0 3.15
delantera
1° Falange
771 Llama I-26 -15.5 24.8 8.7 9.3 3.12
delantera
1° Falange
776 Llama I-27 -19.2 22.3 6.9 8.1 3.23
delantera
1° Falange
777 Llama I-28 -12.7 14.3 10.8 5.1 3.25
delantera
Mochica 1° Falange
714 Llama I-30 -14.9 10.2 7.2 3.6 3.27
IV trasera
1° Falange
491 Alpaca I-31 -17.2 18.2 7.0 6.6 3.2
delantera
1° Falange
493 Alpaca I-32 -17.2 11.0 7.0 4.1 3.17
delantera
1° Falange
780 Alpaca I-33 -14.0 18.9 6.5 7.1 3.11
delantera
1° Falange
719 Alpaca I-36 -11.8 37.9 7.6 13.7 3.24
delantera
1° Falange
744 Alpaca I-37 -14.1 11.1 7.5 4.1 3.19
delantera
1° Falange
767 Alpaca I-38 -12.9 24.9 7.9 9.0 3.22
delantera

Tabla 8. Especímenes con composición isotópica y elemental de δ13C y δ15N positivos.


241
δ 13CVPDB δ 15NAIR
Media -13.9 Media 8.2
Mediana -14.4 Mediana 8.5
Desviación estándar 1.78131246 Desviación estándar 1.916035344
Varianza de la muestra 3.17307408 Varianza de la muestra 3.67119144
Valor mínimo -16.6 Valor mínimo 5.0
Valor máximo -11.3 Valor máximo 10.5
Total 14 Total 14
Nivel de confianza (95%) 1.02849919 Nivel de confianza (95%) 1.106285871
Coeficiente de correlación -0.589358852

Tabla 9. Estadísticas descriptivas y Coeficiente de Correlación de los valores isotópicos de


δ13C y δ15N de la fase Mochica III.

δ 13CVPDB δ 15NAIR
Media -14.9 Media 7.3
Mediana -14.3 Mediana 7.0
Desviación estándar 2.076326694 Desviación estándar 1.404922218
Varianza de la muestra 4.311132542 Varianza de la muestra 1.973806439
Valor mínimo -19.2 Valor mínimo 4.6
Valor máximo -11.8 Valor máximo 10.8
Total 13 Total 13
Nivel de confianza (95%) 1.254711664 Nivel de confianza (95%) 0.848986
Coeficiente de correlación 0.289550957

Tabla 10. Estadísticas descriptivas y Coeficiente de Correlación de los valores isotópicos


de δ13C y δ15N de la fase Mochica IV.

Muestra ID Fase Estrato Unidad anatómica Lado Diente Clase Edad aproximada
O-2 566 Mochica III RP5 Mandíbula Derecha M3 Senil 14 años a más
O-3 708 Mochica IV RP2 Mandíbula Izquierda M2 Adulto 4 - 6 años
O-4 705 Mochica IV RP1 Maxilar Izquierda M3 Senil 8 años

Tabla 11. Muestras utilizados en el análisis de microvestigios de vegetales.

242
Microvestigios de la muestra O-2
Almidones
Taxa Medida (Micra) Forma Observaciones
Zea mayz 23.4 x 18.2 Poliédrico
Zea mayz 16.9 x 15.6 Poliédrico
Zea mayz 18.2 x 15.6 Poliédrico
Zea mayz 13 x 13 Esférico
Zea mayz 15.6 x 15.6 Esférico
Zea mayz 18.2 x 18.2 Poliédrico
Zea mayz 10.4 x 10.4 Esférico
Zea mayz 18.2 x 18.2 Poliédrico Dentro parénquima reserva
Zea mayz 20.8 x 18.2 Poliédrico
Zea mayz 15.6 x 15.6 Poliédrico
Zea mayz 20.8 x 20.8 Poliédrico
Solanum tuberosum 13 x 11.7 Elíptico
Tejidos
Taxa Área
Zea mayz Pericarpio de semilla

Tabla 12. Microvestigios aislados en la muestra O-2. Fase Mochica III.

Microvestigios de la muestra O-3


Almidones
Taxa Medida (Micra) Forma Observaciones
Zea mayz 23.4 x 18.2 Poliédrico
Zea mayz 16.9 x 15.6 Poliédrico
Tejidos
Taxa Área
Zea mayz Pericarpio de semilla

Tabla 13. Microvestigios aislados en la muestra O-3. Fase Mochica IV.

Microvestigios de la muestra O-4


Almidones
Taxa Medida (Micra) Forma Observaciones
Zea mays 23.4 x 23.4 Poliédrico
Zea mays 15.6 x 15.6 Poliédrico
Tejidos
Taxa Área
Capparis sp. Epidermis foliar

Tabla 14. Microvestigios aislados en la muestra O-4. Fase Mochica IV.

243
Muestra Elemento identificado Taxa Medidas (Micras) Observaciones
Almidón Zea mays 13 x 15.6 µm Poliédrico
O-5/C-1
Epidermis foliar Capparis sp. Tricoma y epidermis
Palinomorfo No identificado 33.8 x 39 µm Elíptico
Epidermis foliar Capparis sp.
O-5/C-2 Tricoma glandular Capparis sp.
Palinomorfo No identificado 46.8 x 52 µm Elíptico
Polen Chenopodium sp. 20.8 µm (Diametro)
Polen Prosopis sp. 18.2 x 13 µm
Epidermis foliar Prosopis sp. Cara abaxial
Fitolito Zea mays 10.4 x 10.4 µm Fitolito de hoja
O-5/C-3
Almidón Zea mays 18.2 x 13 µm Poliédrico
Almidón Zea mays 15.6 x 15.6 µm Poliédrico
Polen Amaranthus sp. 3 - 5.2 µm Aglutinados
O-5/C-4 Almidón Prosopis sp. 13 x 13 µm

Tabla 15. Microvestigios aislados en la muestra de coprolitos proveniente del CA 37. Fase
Mochica IV.

MOCHICA III
Región anatómica Elementos anatómicos CORTES FRACTURAS
Huesos craneales 0 0
Rama Sínfisis Rama Sínfisis
Mandíbula 1 1 0 0
Extremo vertebral Extremo esternal Extremo vertebral Extremo esternal
Axial Costillas 3 0 5 2
Cuerpo anterior Cuerpo posterior Cuerpo anterior Cuerpo posterior
Vértebras cervicales 5 4 2 3
Vértebras dorsales 2 3 0 3
Vértebras lumbares 3 2 4 4
Proximal Distal Proximal Distal
Escápula 0 1 0 0
Húmero 7 3 1 0
Radio-ulna 11 3 6 1
Falanges anteriores 3 0 0 0
Fémur 4 3 0 0
Apendicular Tibia 1 0 0 0
Falanges posteriores 2 0 0 0

Rótula 0 0
Acetábulo Rama Acetábulo Rama
ilion 0 1 0 0

Tabla 16. Ubicación y cantidad de huellas relacionadas al destazamiento. Fase Mochica III.

244
MOCHICA IV
Región anatómica Elementos anatómicos CORTES FRACTURAS
Huesos craneales 0 0
Rama Sínfisis Rama Sínfisis
Mandíbula 1 0 1 1
Extremo vertebral Extremo esternal Extremo vertebral Extremo esternal
Axial Costillas 1 2 2 0
Cuerpo anterior Cuerpo posterior Cuerpo anterior Cuerpo posterior
Vértebras cervicales 3 3 0 0
Vértebras dorsales 3 4 0 0
Vértebras lumbares 1 3 0 0
Proximal Distal Proximal Distal
Escápula 0 1 0 0
Húmero 3 8 0 0
Radio-ulna 8 4 1 0
Falanges anteriores 1 0 0 0
Fémur 3 5 0 0
Apendicular Tibia 2 1 0 0
Falanges posteriores 0 0 0 0

Rótula 3 0
Acetábulo Rama Acetábulo Rama
Ilion 1 0 0 0

Tabla 17. Ubicación y cantidad de huellas relacionadas al destazamiento. Fase Mochica IV.

245
PORCIONES DEL ESQUELETO AXIAL - MOCHICA III
Cráneo
Parietal Fr: 0
Frontal Fr: 0
Temporal Fr: 1
Ampolla timpánica Fr: 0
Occipital Co: 0 Ac: 1 Fr: 6
Maxilar Ar De: 3 Cu: 6
Mandíbula Ar De: 6 Cu: 3 Ra: 0 En: 3
Vértebras
Vértebra cervical Cu An: 6 Cu Po: 1 Cu: 5 Fc An: 1 Fc Po: 1 Di An: 0 Di Po: 0
Vértebra dorsal Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 3 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 3
Vértebra lumbar Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 13 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 3 En: 1
Vértebra caudal Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 0 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 0

Sacro Fc Au: 0 Cu: 1 Ar Pr: 0 Ar Ds: 0


Costilla Ex Vr: 12 Ex Es: 6 Cu: 4

TOTAL 86

NOMENCLATURA: Fr: Fragmento - Co: Cóndilo - Ac: Arco - Ar De: Arcada dental - Cu: Cuerpo - Fc An: Faceta anterior - Fc
Ps: Faceta posterior - Ra: Rama - Di An: Disco Anterior - Di Ps: Disco Posterior - Ap Ep: Apófisis espinosa - Ap Tr: Apófisis
transversa - Ex Vr: Extremo vertebral - Ex Es: Extremo esternal - Fc Au: Faceta auricular - Ar Pr: Área proximal - Ar Ds: Área
distal - En: Entero

Tabla 18. Cantidad de porciones del esqueleto axial. Fase Mochica III.

246
PORCIONES DEL ESQUELETO APENDICULAR - MOCHICA III
Miembro Anterior
Escapula Cr: 0 Cu: 2 Ar Ds: 4
Húmero Ar Pr: 12 Ar Ds: 5 Ep Pr: 2 Ep Ds: 1 Mt Pr: 3 Mt Ds: 1 Df: 6
Radio-ulna Ar Pr: 9 Ar Ds: 12 Ep Pr: 0 Ep Ds: 1 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 8
Metacarpo Ar Pr: 9 Ar Ds: 3 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 0
Miembro Posterior
Fémur Ar Pr: 9 Ar Ds: 3 Ep Pr: 0 Ep Ds: 3 Mt Pr: 0 Mt Ds: 4 Df: 2
Tibia Ar Pr: 7 Ar Ds: 13 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 1 Mt Ds: 1 Df: 3
Metatarso Ar Pr: 1 Ar Ds: 1 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 1 Mt Ds: 0 Df: 0

Metapodio Ar Pr: 0 Ar Ds: 7 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 4


Falanges Ar Pr: 0 Ar Ds: 1 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 0
Pelvis
Ilion Cr: 1 Cu: 7 Ra: 0
Isquion Sf: 0 Cu: 3 Ra: 0
Pubis Sf: 0 Cu: 2 Ra: 0

TOTAL 152

NOMENCLATURA: Cr: Cresta - Cu: Cuerpo - Ar Ds: Área distal - Ar Pr: Área
proximal - Ep Pr: Epífisis proximal - Ep Ds: Epífisis distal - Mt Pr: Metadiáfisis proximal
- Mt Ds: Metadiáfisis distal - Df: Diáfisis - Sf: Sínfisis - Ra: Rama.

Tabla 19. Cantidad de porciones del esqueleto apendicular. Fase Mochica III.

247
PORCIONES DEL ESQUELETO AXIAL - MOCHICA IV
Cráneo
Parietal Fr: 0
Frontal Fr: 0
Temporal Fr: 2
Ampolla timpánica Fr: 2
Occipital Co: 0 Ac: 2 Fr: 2 En: 0
Maxilar Ar De: 8 Cu: 2
Mandíbula Ar De: 8 Cu: 2 Ra: 5 En: 0
Vértebras
Vértebra cervical Cu An: 0 Cu Po: 3 Cu: 3 Fc An: 1 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0
Vértebra dorsal Cu An: 2 Cu Po: 0 Cu: 2 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 0
Vértebra lumbar Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 3 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 1 En: 0
Vértebra caudal Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 0 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 0

Sacro Fc Au: 0 Cu: 2 Ar Pr: 0 Ar Ds: 0


Costilla Ex Vr: 3 Ex Es: 0 Cu: 3

TOTAL 55

NOMENCLATURA: Fr: Fragmento - Co: Cóndilo - Ac: Arco - Ar De: Arcada dental - Cu: Cuerpo - Fc An: Faceta anterior - Fc Ps:
Faceta posterior - Ra: Rama - Di An: Disco Anterior - Di Ps: Disco Posterior - Ap Ep: Apófisis espinosa - Ap Tr: Apófisis transversa -
Ex Vr: Extremo vertebral - Ex Es: Extremo esternal - Fc Au: Faceta auricular - Ar Pr: Área proximal - Ar Ds: Área distal - En:
Entero.

Tabla 20. Cantidad de porciones del esqueleto axial. Fase Mochica IV.

248
PORCIONES DEL ESQUELETO APENDICULAR - MOCHICA IV
Miembro Anterior
Escápula Cr: 0 Cu: 0 Ar Ds: 1
Húmero Ar Pr: 4 Ar Ds: 7 Ep Pr: 0 Ep Ds: 1 Mt Pr: 2 Mt Ds: 0 Df: 5
Radio-ulna Ar Pr: 11 Ar Ds: 7 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 1 Mt Ds: 2 Df: 2
Metacarpo Ar Pr: 3 Ar Ds: 2 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 0
Miembro Posterior
Fémur Ar Pr: 8 Ar Ds: 6 Ep Pr: 1 Ep Ds: 0 Mt Pr: 3 Mt Ds: 1 Df: 2
Tibia Ar Pr: 4 Ar Ds: 6 Ep Pr: 0 Ep Ds: 1 Mt Pr: 2 Mt Ds: 0 Df: 7
Metatarso Ar Pr: 2 Ar Ds: 0 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 0

Metapodio Ar Pr: 0 Ar Ds: 14 Ep Pr: 0 Ep Ds: 1 Mt Pr: 0 Mt Ds: 2 Df: 3


Falanges Ar Pr: 2 Ar Ds: 5 Ep Pr: 0 Ep Ds: 0 Mt Pr: 0 Mt Ds: 0 Df: 0
Pelvis
Ilion Cr: 0 Cu: 5 Ra: 2
Isquion Sf: 0 Cu: 5 Ra: 0
Pubis Sf: 0 Cu: 3 Ra: 0

TOTAL 133

NOMENCLATURA: Cr: Cresta - Cu: Cuerpo - Ar Ds: Área distal - Ar Pr: Área proximal - Ep Pr:
Epífisis proximal - Ep Ds: Epífisis distal - Mt Pr: Metadiáfisis proximal - Mt Ds: Metadiáfisis distal -
Df: Diáfisis - Sf: Sínfisis - Ra: Rama.

Tabla 21. Cantidad de porciones del esqueleto apendicular. Fase Mochica IV.

Distribución de frecuencias de los grupos etarios y prueba K-S


Mochica III Mochica IV
Grupos etarios
f1 h1 H1 f1 h1 H1 Diferencia
Cría 8 0.090 0.090 1 0.017 0.017 0.073
Juvenil 18 0.202 0.292 6 0.102 0.119 0.173
Subadulto 5 0.056 0.348 5 0.085 0.203 0.145
Adulto 35 0.393 0.742 35 0.593 0.797 -0.055
Senil 23 0.258 1.000 12 0.203 1.000 0.000
TOTAL 89 1.000 59 1.000
K-S 0.22

Tabla 22. Distribución de frecuencias de los grupos etarios a partir del análisis dental del CA 35
y prueba de Kolmogorov-Smirnov (K-S).

249
Mochica III
NF Mortandad (%) F Supervivencia (%) Cantidad
Fusiones tempranas (<12-18 m) 4 10.26 35 89.74 39
Fusiones intermedias (<18-36 m) 56 37.09 95 62.91 151
Fusiones tardías (<36-48 m) 64 59.81 43 40.19 107
Cantidad total Mochica III 124 173 297
Mochica IV
NF Mortandad (%) F Supervivencia (%) Cantidad
Fusiones tempranas (<12-18 m) 16 27.59 42 72.41 58
Fusiones intermedias (<18-36 m) 60 26.55 166 73.45 226
Fusiones tardías (<36-48 m) 76 66.09 39 33.91 115
Cantidad total Mochica IV 152 247 399
TOTAL 276 420 696

Tabla 23. Perfiles etarios del CA 35 a partir de la fusión ósea. (NF) no fusionado y (F)
fusionado.

PESO DE LOS ELEMENTOS ÓSEOS DEL CA 35


Axial Apendicular
Total peso (Kg)
Cantidad Peso (Kg) Cantidad Peso (Kg)
Mochica III 313 2.192 405 4.4635 6.6555
Mochica IV 251 1.8365 477 4.863 6.6995
TOTAL 13.355

Tabla 24. Cantidad de elementos del CA 35 óseos pesados y agrupados según el esqueleto axial
y apendicular para cada fase.

250
Mochica III NISP NISP (%)
Dientes sueltos 61 8.5
Cráneo: bóveda 15 2.1
Cráneo: maxilar 14 1.9
Ampolla timpánica 4 0.6
Mandíbula 42 5.8
Cráneo: Indeterminado 2 0.3
Vértebras cervicales 45 6.3
Axial
Vértebras dorsales 30 4.2
Vértebras lumbares 31 4.3
Vértebras sacras 5 0.7
Vértebras caudales 3 0.4
Vértebras: Indeterminado 1 0.1
Costillas 58 8.1
Esternebras 2 0.3
Total axial 313 43.6
Escápula 14 1.9
Húmero 40 5.6
Radio-ulna 51 7.1
Carpianos 20 2.8
Ilion 10 1.4
Isquion 3 0.4
Pubis 3 0.4
Pelvis 5 0.7
Fémur 33 4.6
Rótula 7 1.0
Tibia 45 6.3
Apendicular
Tarsianos 20 2.8
Astrágalo 18 2.5
Calcáneo 12 1.7
Metacarpo 15 2.1
Metatarso 4 0.6
Metapodio 19 2.6
1° Falange 54 7.5
2° Falange 10 1.4
3° Falange 1 0.1
Hueso largo: Indeterminado 20 2.8
Sesamoideo 1 0.1
Total apendicular 405 56.4
TOTAL 718 100

Tabla 25. Representación del NISP (Número de especímenes identificados). Fase Mochica III.

251
Mochica IV NISP NISP (%)
Dientes sueltos 30 4.2
Cráneo: bóveda 11 1.5
Cráneo: maxilar 25 3.5
Ampolla timpánica 5 0.7
Mandíbula 37 5.2
Cráneo: Indeterminado 1 0.1
Vértebras cervicales 39 5.4
Axial
Vértebras dorsales 24 3.3
Vértebras lumbares 21 2.9
Vértebras sacras 10 1.4
Vértebras caudales 5 0.7
Vértebras: Indeterminado 1 0.1
Costillas 25 3.5
Esternebras 1 0.1
Total axial 235 32.7
Escápula 6 0.8
Húmero 42 5.8
Radio-ulna 47 6.5
Carpianos 12 1.7
Ilion 13 1.8
Isquion 6 0.8
Pubis 4 0.6
Pelvis 7 1.0
Fémur 42 5.8
Rótula 12 1.7
Tibia 44 6.1
Apendicular
Tarsianos 14 1.9
Astrágalo 22 3.1
Calcáneo 17 2.4
Metacarpo 8 1.1
Metatarso 7 1.0
Metapodio 41 5.7
1° Falange 87 12.1
2° Falange 22 3.1
3° Falange 2 0.3
Hueso largo: Indeterminado 25 3.5
Sesamoideo 3 0.4
Total apendicular 483 67.3
TOTAL 718 100

Tabla 26. Representación del NISP (Número de especímenes identificados). Fase Mochica IV.

252
RENDIMIENTO ANATÓMICO - MOCHICA III
Utilidad Partes Anatómicas NISP NISP (%)
Huesos con solo carne Vértebras, costillas, pelvis y escápula 208 36.7
Huesos con mucha carne y médula Húmero y fémur 73 12.9
Huesos con poca carne y médula Radio-ulna, tibia, mandíbula 138 24.4
Huesos con sólo médula Metapodios, calcáneo, 1° y 2° falange 114 20.1
Huesos con seso Cráneo 33 5.8
TOTAL 566 100

Tabla 27. Representación del rendimiento de las partes anatómicas. Fase Mochica III.

RENDIMIENTO ANATÓMICO - MOCHICA IV


Utilidad Partes Anatómicas NISP NISP (%)
Huesos con solo carne Vértebras, costillas, pelvis y escápula 161 27
Huesos con mucha carne y médula Húmero y fémur 84 14.1
Huesos con poca carne y médula Radio-ulna, tibia, mandíbula 128 21.5
Huesos con sólo médula Metapodios, calcáneo, 1° y 2° falange 182 30.5
Huesos con seso Cráneo 41 6.9
TOTAL 596 100

Tabla 28. Representación del rendimiento de las partes anatómicas. Fase Mochica IV.

ÍNDICE DE SECADO - MOCHICA III


Índice de secado Partes anatómicas NISP NISP (%)
Alto Costillas y esternebras 60 11
Moderado-alto Vértebras y pelvis 136 25
Moderado-bajo Mandíbula y escápula 56 10.3
Bajo Huesos largos, 1° y 2° falanges y cráneo 291 53.6
TOTAL 543 100

Tabla 29. Representación de los índices de secado de las partes anatómicas. Fase Mochica III.

ÍNDICE DE SECADO - MOCHICA IV


Índice de secado Partes anatómicas NISP NISP (%)
Alto Costillas y esternebras 26 5
Moderado-alto Vértebras y pelvis 130 24
Moderado-bajo Mandíbula y escápula 43 8
Bajo Huesos largos, 1° y 2° falanges y cráneo 340 63
TOTAL 539 100

Tabla 30. Representación de los índices de secado de las partes anatómicas. Fase Mochica IV.

253
MNE DEL ESQUELETO AXIAL - MOCHICA III NISP MNE
Dientes sueltos Incisivos: 20 Molares: 21 Premolares: 15 Caninos: 5 61 15
Parietal Fr (D): 2 Fr (I): 0 2 2
Frontal Fr: 0 0 0
Temporal Fr (D): 3 Fr (I): 2 5 5
Ampolla timpánica Fr (D): 3 Fr (I): 1 4 4
Occipital Co: 1 Ac: 0 Fr: 7 8 8
Maxilar Ar De (D): 1 Ar De (I): 3 Cu: 10 14 4
Mandíbula Ar De (D): 8 Ar De (I): 8 Cu: 15 Ra (D): 6 Ra (I): 1 En: 4 42 22
Ind. Cráneo Fr (D): 0 Fr (I): 0 Fr : 2 2 0
Vértebra cervical Cu An: 10 Cu Po: 4 Cu: 11 Fc An: 7 Fc Po: 2 Di An: 4 Di Po: 2 En: 4 45 10
Vértebra dorsal Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 15 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 1 Di Po: 0 Ap Ep: 4 En: 10 30 15
Vértebra lumbar Cu An: 14 Cu Po: 2 Cu: 4 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 1 Di Po: 3 Ap Ep: 0 Ap Tr: 6 En: 1 31 14
Vértebra caudal Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 0 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 3 3 3
Ind. Vertebra Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 1 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 0 1 1
Sacro Fc Au (D): 0 Fc Au (I): 0 Cu: 0 Ar Pr: 4 Ar Ds: 1 5 5
Costilla Ex Vr (D): 16 Ex Vr (I): 19 Ex Es (D): 11 Ex Es (I): 2 Cu: 10 58 35
Esternebra Ar Pr: 2 Ar Ds: 0 2 2
TOTAL 313 145

NOMENCLATURA: (D): Derecha - (I): Izquierda - Fr: Fragmento - Co: Cóndilo - Ac: Arco - Ar De: Arcada dental - Cu: Cuerpo - Fc An:
Faceta anterior - Fc Ps: Faceta posterior - Ra: Rama - Di An: Disco Anterior - Di Ps: Disco Posterior - Ap Ep: Apófisis espinosa - Ap Tr:
Apófisis transversa - Ex Vr: Extremo vertebral - Ex Es: Extremo esternal - Fc Au: Faceta auricular - Ar Pr: Área proximal - Ar Ds: Área distal -
En: Entero.

Tabla 31. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
axial. Fase Mochica III.

254
MNE DEL ESQUELETO APENDICULAR - MOCHICA III NISP MNE
Cr Cu Ar Ds
Escapula
(D): 0 (I): 1 3 (D): 5 (I): 5 14 10
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Húmero
(D): 5 (I): 7 (D): 4 (I): 6 (D): 3 (I): 1 (D): 3 (I): 1 (D): 0 (I): 3 (D): 0 (I): 1 6 40 18
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Radio-ulna
(D): 6 (I): 13 (D): 8 (I): 8 (D): 1 (I): 0 (D): 2 (I): 3 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 10 51 31
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Metacarpo
(D): 7 (I): 5 (D): 3 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 0 15 12
Carpianos Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 11 En (I): 9 20 20
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Fémur
(D): 6 (I): 7 (D): 3 (I): 3 (D): 1 (I): 1 (D): 4 (I): 2 (D): 3 (I): 1 (D): 0 (I): 0 2 33 19
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Tibia
(D): 7 (I): 4 (D): 9 (I): 7 (D): 6 (I): 2 (D): 2 (I): 2 (D): 1 (I): 1 (D): 0 (I): 1 5 45 19
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Metatarso
(D): 1 (I): 1 (D): 1 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 1 (I): 0 0 4 3
Rótula Cu (D): 2 Cu (I): 1 En (D): 2 En (I): 2 7 4
Tarsianos Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 11 En (I): 11 22 20
Astrágalo Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 9 En (I): 9 18 18
Calcáneo Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 2 En (I): 10 12 12
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Metapodio
(D): 0 (I): 0 (D): 10 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 1 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 8 19 17
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds En
1° Falange
5 0 0 0 0 0 49 54 54
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds En
2° Falange
0 0 0 0 0 0 10 10 10
3° Falange Cu: 0 En: 1 1 1
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Ind. Hueso largo
1 0 0 0 0 0 18 19 18
Ilion Cr (D): 1 Cr (I): 0 Cu (D): 3 Cu (I): 6 Ra (D): 0 Ra (I): 0 10 9
Isquion Cr (D): 0 Cr (I): 0 Cu (D): 2 Cu (I): 1 Ra (D): 0 Ra (I): 0 3 3
Pubis Cr (D): 0 Cr (I): 0 Cu (D): 0 Cu (I): 3 Ra (D): 0 Ra (I): 0 3 3
Pelvis Fr (D): 2 Fr (I): 3 5 5
TOTAL 405 306

NOMENCLATURA: (D): Derecha - (I): Izquierda - Cr: Cresta - Cu: Cuerpo - Ar Ds: Área distal - Ar Pr: Área proximal - Ep Pr: Epífisis
proximal - Ep Ds: Epífisis distal - Mt Pr: Metadiáfisis proximal - Mt Ds: Metadiáfisis distal - Df: Diáfisis - Sf: Sínfisis - Ra: Rama.

Tabla 32. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
apendicular. Fase Mochica III.

255
MNE DEL ESQUELETO AXIAL - MOCHICA IV NISP MNE
Dientes sueltos Incisivos: 3 Molares: 11 Premolares: 4 Caninos:2 30 4
Parietal Fr (D): 0 Fr (I): 1 1 1
Frontal Fr: 0 0 0
Temporal Fr (D): 4 Fr (I): 0 4 4
Ampolla timpánica Fr (D): 4 Fr (I): 1 5 5
Occipital Co: 1 Ac: 0 Fr: 4 En: 1 6 2
Maxilar Ar De (D): 11 Ar De (I): 3 Cu: 11 25 14
Mandíbula Ar De (D): 6 Ar De (I): 6 Cu: 13 Ra (D): 1 Ra (I): 7 En: 4 37 17
Ind. Cráneo Fr (D): 0 Fr (I): 0 Fr : 1 1 1
Vértebra cervical Cu An: 4 Cu Po: 5 Cu: 19 Fc An: 4 Fc Po: 3 Di An: 3 Di Po: 0 En: 1 39 19
Vértebra dorsal Cu An: 2 Cu Po: 0 Cu: 15 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 4 En: 3 24 15
Vértebra lumbar Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 17 Fc An: Fc Po: 0 Di An: 1 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 1 En: 2 21 17
Vértebra caudal Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 2 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 3 5 5
Ind. Vertebra Cu An: 0 Cu Po: 0 Cu: 1 Fc An: 0 Fc Po: 0 Di An: 0 Di Po: 0 Ap Ep: 0 Ap Tr: 0 En: 0 1 1
Sacro Fc Au (D): 1 Fc Au (I): 2 Cu: 7 Ar Pr: 0 Ar Ds: 0 10 7
Costilla Ex Vr (D): 11 Ex Vr (I): 4 Ex Es (D): 3 Ex Es (I): 0 Cu: 7 25 15
Esternebra Ar Pr: 1 Ar Ds: 0 1 1
TOTAL 235 128

NOMENCLATURA: (D): Derecha - (I): Izquierda - Fr: Fragmento - Co: Cóndilo - Ac: Arco - Ar De: Arcada dental - Cu: Cuerpo - Fc An:
Faceta anterior - Fc Ps: Faceta posterior - Ra: Rama - Di An: Disco Anterior - Di Ps: Disco Posterior - Ap Ep: Apófisis espinoza - Ap Tr:
Apófisis transversa - Ex Vr: Extremo vertebral - Ex Es: Extremo esternal - Fc Au: Faceta auricular - Ar Pr: Área proximal - Ar Ds: Área distal -
En: Entero.

Tabla 33. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
axial. Fase Mochica IV.

256
MNE DEL ESQUELETO APENDICULAR - MOCHICA IV NISP MNE
Cr Cu Ar Ds
Escapula
(D): (I): 1 (D): 2 (I): 3 6 5
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Húmero
(D): 1 (I): 4 (D): 5 (I): 7 (D): 4 (I): 2 (D): 4 (I): 1 (D): 5 (I): 1 (D): 0 (I): 0 8 42 20
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Radio-ulna
(D): 11 (I): 10 (D): 6 (I): 5 (D): 0 (I): 0 (D): 3 (I): 0 (D): 2 (I): 0 (D): 1 (I): 3 6 47 32
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Metacarpo
(D): 2 (I): 2 (D): 3 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 1 8 6
Carpianos Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 7 En (I): 5 12 12
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Fémur
(D): 6 (I): 5 (D): 6 (I): 5 (D): 2 (I): 2 (D): 5 (I): 3 (D): 2 (I): 1 (D): 2 (I): 1 2 42 19
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Tibia
(D): 6 (I): 4 (D): 5 (I): 9 (D): 6 (I): 1 (D): 0 (I): 3 (D): 2 (I): 1 (D): 0 (I): 0 7 44 24
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Metatarso
(D): 3 (I): 1 (D): 2 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 0 (I): 0 1 7 5
Rótula Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 4 En (I): 8 12 12
Tarsianos Cu (D): 0 Cu (I): 0 En (D): 10 En (I): 7 17 17
Astrágalo Cu (D): 2 Cu (I): 0 En (D): 10 En (I): 10 22 22
Calcáneo Cu (D): 3 Cu (I): 5 En (D): 3 En (I): 6 17 17
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Metapodio
(D): 0 (I): 0 (D): 27 (I): 2 (D): 0 (I): 0 (D): 4 (I): 0 (D): 0 (I): 0 (D): 3 (I): 0 5 41 34
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds En
1° Falange
4 13 0 0 0 0 70 87 83
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds En
2° Falange
0 0 0 0 0 0 22 22 22
3° Falange Cu: 0 En: 2 2 2
Ar Pr Ar Ds Ep Pr Ep Ds Mt Pr Mt Ds Df
Ind. Hueso largo
0 0 1 0 1 0 23 25 23
Ilion Cr (D): 3 Cr (I): 0 Cu (D): 6 Cu (I): 3 Ra (D): 0 Ra (I): 1 13 9
Isquion Cr (D): 0 Cr (I): 0 Cu (D): 3 Cu (I): 3 Ra (D): 0 Ra (I): 0 6 6
Pubis Cr (D): 0 Cr (I): 0 Cu (D): 1 Cu (I): 3 Ra (D): 0 Ra (I): 0 4 4
Pelvis Fr (D): 7 Fr (I): 0 7 7
TOTAL 483 381

NOMENCLATURA: (D): Derecha - (I): Izquierda - Cr: Cresta - Cu: Cuerpo - Ar Ds: Área distal - Ar Pr: Área proximal - Ep Pr: Epífisis
proximal - Ep Ds: Epífisis distal - Mt Pr: Metadiáfisis proximal - Mt Ds: Metadiáfisis distal - Df: Diáfisis - Sf: Sínfisis - Ra: Rama.

Tabla 34. Representación del número mínimo de elementos anatómicos (MNE) del esqueleto
apendicular. Fase Mochica IV.

257
MOCHICA III
MNE MAU MAU%
Dientes sueltos 15 * *
Parietal 2 0.1 0.6
Frontal 0 0.0 0.0
Temporal 5 2.5 16.1
Ampolla timpánica 4 2.0 12.9
Occipital 8 8.0 51.6
Maxilar 4 2.0 12.9
Mandíbula 22 11.0 71.0
Ind. Cráneo 0 * *
Vértebra cervical 10 1.4 9.2
Vértebra dorsal 15 1.3 8.1
Vértebra lumbar 14 1.2 7.5
Vértebra caudal 3 0.2 1.5
Ind. Vertebra 1 * *
Sacro 5 5.0 32.3
Costilla 35 1.5 9.4
Esternebra 2 0.3 2.1
Escapula 10 5.0 32.3
Húmero 18 9.0 58.1
Radio-ulna 31 15.5 100.0
Metacarpo 12 6.0 38.7
Carpianos 20 2.8 18.1
Fémur 19 9.5 61.3
Tibia 19 9.5 61.3
Metatarso 3 1.5 9.7
Rótula 4 2.0 12.9
Tarsianos 20 2.0 12.9
Astrágalo 18 9.0 58.1
Calcáneo 12 6.0 38.7
Metapodio 17 4.3 27.4
1° Falange 54 6.8 43.5
2° Falange 10 1.3 8.1
3° Falange 1 0.1 0.8
Ind. Hueso largo 18 * *
Ilion 9 4.5 29.0
Isquion 3 1.5 9.7
Pubis 3 1.5 9.7
Pelvis 5 0.8 5.4
TOTAL 451

Tabla 35. Representación de la frecuencia anatómica porcentual (MAU%). Fase Mochica III.

258
MOCHICA IV
MNE MAU MAU%
Dientes sueltos 4 * *
Parietal 1 0.5 3.1
Frontal 0 0.0 0.0
Temporal 4 2.0 12.5
Ampolla timpánica 5 1.3 7.8
Occipital 2 2.0 12.5
Maxilar 14 7.0 43.8
Mandíbula 17 8.5 53.1
Ind. Cráneo 1 * *
Vértebra cervical 19 2.7 16.9
Vértebra dorsal 15 1.3 7.8
Vértebra lumbar 17 2.4 15.0
Vértebra caudal 5 0.3 1.9
Ind. Vertebra 1 * *
Sacro 7 7.0 43.8
Costilla 15 0.6 3.9
Esternebra 1 0.2 1.3
Escapula 5 2.5 15.6
Húmero 20 10.0 62.5
Radio-ulna 32 16.0 100.0
Metacarpo 6 3.0 18.8
Carpianos 12 1.7 10.6
Fémur 19 9.5 59.4
Tibia 24 12.0 75.0
Metatarso 5 2.5 15.6
Rótula 12 6.0 37.5
Tarsianos 17 1.7 10.6
Astrágalo 22 11.0 68.8
Calcáneo 17 8.5 53.1
Metapodio 34 8.5 53.1
1° Falange 83 10.4 64.8
2° Falange 22 2.8 17.2
3° Falange 2 0.3 1.6
Ind. Hueso largo 23 * *
Ilion 9 4.5 28.1
Isquion 6 3.0 18.8
Pubis 4 2.0 12.5
Pelvis 7 1.2 7.3
TOTAL 509

Tabla 36. Representación de la frecuencia anatómica porcentual (MAU%). Fase Mochica IV.

259
MOCHICA III
MUI Rendimiento cárnico (Kg) Frecuencia anatómica Aportación cárnica (Kg)
Cráneo 2.1 1.2 14.6 16.86
Mandíbula 1.5 0.8 22 18.15
Vértebra cervical 7.7 4.2 1.4 6.01
Vértebra dorsal 7.3 4.0 1.3 5.02
Vértebra lumbar + sacro 9.2 5.1 6.2 31.17
Costillas 12.2 6.7 1.5 10.07
Esternón 11.7 6.4 0.3 1.93
Escapula 4.8 2.6 10 26.40
Húmero 3.8 2.1 18 37.62
Radio-ulna 1.3 0.7 31 22.17
Metacarpo 0.3 0.2 12 1.98
Carpianos 0.1 0.1 2.8 0.15
Fémur 8.7 4.8 19 90.92
Tibia 1.4 0.8 19 14.63
Metatarso 0.2 0.1 3 0.33
Tarsianos 0.2 0.1 2 0.22
Metapodio 0.2 0.1 17 1.87
1° Falange 0.1 0.1 6.8 0.37
Pelvis 4.8 2.6 8.3 21.91
TOTAL 307.78

Tabla 37. Representación de la aportación cárnica a partir del índice de utilidad cárnica (MUI)
propuesto por Mengoni (1991). Fase Mochica III.

260
MOCHICA IV
MUI Rendimiento cárnico (Kg) Frecuencia anatómica Aportación cárnica (Kg)
Cráneo 2.1 1.2 12.8 14.78
Mandíbula 1.5 0.8 17 14.03
Vértebras cervicales 7.7 4.2 2.7 11.43
Vértebras dorsales 7.3 4.0 1.3 5.02
Vértebra lumbar + sacro 9.2 5.1 7.4 37.44
Costillas 12.2 6.7 0.6 4.03
Esternón 11.7 6.4 0.2 1.29
Escapula 4.8 2.6 5 13.20
Húmero 3.8 2.1 20 41.80
Radio-ulna 1.3 0.7 32 22.88
Metacarpo 0.3 0.2 6 0.99
Carpianos 0.1 0.1 1.7 0.09
Fémur 8.7 4.8 19 90.92
Tibia 1.4 0.8 24 18.48
Metatarso 0.2 0.1 5 0.55
Tarsianos 0.2 0.1 1.7 0.19
Metapodio 0.2 0.1 34 3.74
1° Falange 0.1 0.1 10.4 0.57
Pelvis 4.8 2.6 10.7 28.25

Tabla 38. Representación de la aportación cárnica a partir del índice de utilidad cárnica (MUI)
propuesto por Mengoni (1991). Fase Mochica IV.

METEORIZACIÓN - ESQUELETO AXIAL


Estadio 1 Estadio 2 Estadio 3 Estadio 4 Estadio 5
Piso 1 17 0 0 0 0
Relleno de piso 1 28 1 0 0 0
Mochica IV
Piso 2 15 0 0 0 0
Relleno de piso 2 15 0 0 0 0
Piso 3 6 0 0 0 0
Relleno de piso 3 10 3 1 0 0
Piso 4 5 0 0 0 0
Relleno de piso 4 6 2 0 0 0
Mochica III
Piso 5 11 0 0 0 0
Relleno de piso 5 10 1 0 0 0
Piso 6 13 0 0 0 0
Relleno de piso 6 3 0 0 0 0
TOTAL 139 7 1 0 0

Tabla 39. Representación de los estadios de meteorización en el esqueleto axial del CA 35.

261
METEORIZACIÓN - ESQUELETO APENDICULAR
Fase Estrato Estadio 1 Estadio 2 Estadio 3 Estadio 4 Estadio 5
Piso 1 9 0 0 0 0
Relleno de piso 1 5 1 0 0 0
Mochica IV
Piso 2 5 2 0 0 0
Relleno de piso 2 26 2 0 0 0
Piso 3 11 2 0 0 0
Relleno de piso 3 18 7 1 0 0
Piso 4 5 1 0 0 0
Relleno de piso 4 9 0 0 0 0
Mochica III
Piso 5 20 0 0 0 0
Relleno de piso 5 9 3 0 0 0
Piso 6 10 0 0 0 0
Relleno de piso 6 12 3 0 0 0

Tabla 40. Representación de los estadios de meteorización en el esqueleto apendicular del CA


35.

ABRASIÓN - ESQUELETO AXIAL


Bordes redondeados Superficie y bordes redondeados Superficie pulida
Piso 1 12 2 0
Mochica Relleno de piso 1 2 0 0
IV Piso 2 0 0 0
Relleno de piso 2 6 0 0
Piso 3 4 0 0
Relleno de piso 3 4 3 0
Piso 4 3 0 0
Mochica Relleno de piso 4 1 1 0
III Piso 5 7 0 0
Relleno de piso 5 0 0 0
Piso 6 0 0 0
Relleno de piso 6 1 0 0
TOTAL 40 6 0

Tabla 41. Representación de los elementos óseos con concreción en el esqueleto axial del CA
35.

262
CONCRECIÓN - ESQUELETO APENDICULAR
Bordes redondeados Superficie y bordes redondeados Superficie pulida
Piso 1 36 9 0
Mochica Relleno de piso 1 21 1 0
IV Piso 2 7 2 0
Relleno de piso 2 19 4 0
Piso 3 6 2 0
Relleno de piso 3 8 8 0
Piso 4 1 0 0
Mochica
Relleno de piso 4 1 3 0
III
Piso 5 7 5 0
Relleno de piso 5 3 2 0
Piso 6 0 0 0

Tabla 42. Representación de los elementos óseos con concreción en el esqueleto apendicular del
CA 35.

PISOTEO – CA 35
AXIAL APENDICULAR
Piso 1 4 30
Relleno de piso 1 3 21
Mochica IV
Piso 2 1 10
Relleno de piso 2 6 11
Piso 3 0 0
Relleno de piso 3 1 12
Piso 4 0 0
Relleno de piso 4 5 6
Mochica III
Piso 5 7 9
Relleno de piso 5 1 2
Piso 6 4 3
Relleno de piso 6 0 5
TOTAL 32 109

Tabla 43. Representación de los elementos óseos con marcas de pisoteo correspondientes al CA
35.

263
DISOLUCIÓN MANGANESO - CA 35
AXIAL APENDICULAR
Piso 1 3 17
Relleno de piso 1 1 14
Mochica IV
Piso 2 3 6
Relleno de piso 2 8 9
Piso 3 0 0
Relleno de piso 3 1 12
Piso 4 0 1
Relleno de piso 4 2 2
Mochica III
Piso 5 0 2
Relleno de piso 5 1 2
Piso 6 6 3
Relleno de piso 6 0 5
TOTAL 25 73

Tabla 44. Representación de los elementos óseos con marcas de pisoteo correspondientes al CA
35.

ELEMENTO PESO (%)


Na K 1.13
Mg K 0.71
Al K 1.42
Si K 3.31
PK 25.52
SK 0.80
Cl K 1.73
Ca K 54.71
Mn K 6.42
Fe K 4.25
TOTAL 100.00

Tabla 45. Representación elemental obtenida por Dispersión de energía de rayos X (EDS) de un
fémur izquierdo con huellas de disolución de manganeso.

MARCAS DE RAÍCES – CA 35
Axial Apendicular
Mochica III 4 9
Mochica IV 7 13
TOTAL 11 22

Tabla 46. Representación de los elementos óseos con marcas de raíces correspondientes al CA
35.

264
MARCAS DE CARROÑEROS - CA 35
ROÍDO ACANALADURAS HOYOS FESTONEADO
TOTAL
Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular
Mochica III 3 26 0 0 0 2 0 1 32
Mochica IV 0 38 0 4 0 4 0 2 48
TOTAL 3 64 0 4 0 6 0 3 80

Tabla 47. Representación de los elementos óseos con de carroñeros correspondientes al CA 35.

HONGOS Y BACTERIAS - CA 35
Axial Apendicular TOTAL
Mochica III 6 20 26
Mochica IV 8 17 25

Tabla 48. Representación de los elementos óseos con marcas de hongos y bacterias
correspondientes al CA 35.

TERMOALTERACIONES CA 35
RUBEFACCIÓN QUEMADO CARBONIZADO PARCIALMENTE CALCINADO CALCINADO
Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular
Mochica III 10 17 4 3 6 11 6 5 11 5
Mochica IV 2 7 2 2 2 6 3 16 9 15
TOTAL 12 24 6 5 8 17 9 21 20 20

Tabla 49. Representación de los elementos óseos con termoalteraciones relacionadas al uso de
huesos como combustible correspondientes al CA 35.

N° Elemento anatómico Edad aproximada Clase


1 Mandíbula 14 años Senil
2 Mandíbula 13 años Senil
3 Mandíbula 11 años Senil
4 Mandíbula 9 años Adulto
5 Mandíbula 4 años Adulto
6 Maxilar 4-5 años Adulto
7 Maxilar 2-3 años Juvenil

Tabla 50. Clases de edades de los camélidos consumidos en la comunidad de Tuqsa.

265
Elemento anatómico Contorno Ángulo Textura
Tibia Helicoidal, Longitudinal Obtuso Lisa
Radio-Ulna Helicoidal, Transversal Agudo, Obtuso Lisa
Tibia Helicoidal, Longitudinal Agudo Lisa
Radio-Ulna Helicoidal, Longitudinal Agudo, Obtuso Lisa
Humero Diagonal, Helicoidal Agudo Lisa
Humero Helicoidal Agudo, Recto Lisa
Metapodio Helicoidal, Longitudinal Obtuso Lisa
Ind. Hueso largo Helicoidal Obtuso Lisa
Ind. Hueso largo Helicoidal, Transversal Obtuso Lisa
Ind. Hueso largo Helicoidal Obtuso Lisa
Ind. Hueso largo Helicoidal Agudo Lisa
Ind. Hueso largo Helicoidal Obtuso Lisa

Tabla 51. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de Tuqsa.

Elemento anatómico Contorno Ángulo Textura


Húmero Transversal Obtuso, Recto Rugosa
Tibia Diagonal Agudo, Recto Lisa, Rugosa
Fémur Diagonal Recto Lisa
Fémur Diagonal Agudo, Recto Rugosa
Tibia Diagonal, Helicoidal Agudo, Recto Lisa, Rugosa

Tabla 52. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de Oquenarca.

N° Elemento anatómico Edad aproximada Clase


1 Mandíbula 6 años Adulto
2 Mandíbula 2 años 3 meses Juvenil
3 Mandíbula 2 años 3 meses Juvenil
4 Mandíbula 1 año 3 meses Juvenil
5 Mandíbula 1 año Juvenil
6 Mandíbula 1 año 3 meses Juvenil
7 Mandíbula 2 años 3 meses Juvenil
8 Mandíbula 1 año 3 meses Juvenil
9 Mandíbula 1 año 6 meses Juvenil
10 Mandíbula 1 año Juvenil

Tabla 53. Clases de edades de los camélidos consumidos en el distrito de Layo.

266
N° Elemento anatómico Contorno Ángulo Textura
1 Metacarpo Dentado o Aserrado, Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
2 Metacarpo Dentado o Aserrado, Helicoidal Agudo, Recto Lisa, Rugosa
3 Metacarpo Helicoidal Agudo, Obtuso Rugosa
4 Metacarpo Festoneado, Transversal Agudo, Recto Rugosa
5 Metacarpo Helicoidal Agudo, Recto Lisa, Rugosa
6 Metacarpo Diagonal, Helicoidal Obtuso Lisa, Rugosa
7 Metacarpo Helicoidal, Transversal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
8 Metacarpo Helicoidal, Longitudinal Agudo, Recto Lisa
9 Metacarpo Helicoidal Agudo, Recto Lisa
10 Metacarpo Helicoidal Agudo Lisa
11 Metacarpo Helicoidal Agudo, Recto Lisa
12 Metacarpo Transversal Obtuso, Recto Lisa
13 Metacarpo Helicoidal Agudo, Recto Lisa
14 Metacarpo Helicoidal, Longitudinal Agudo, Recto Lisa, Rugosa
15 Metacarpo Helicoidal, Transversal Agudo, Recto Lisa, Rugosa
16 Metacarpo Transversal Recto Lisa, Rugosa
17 Metacarpo Helicoidal Agudo, Recto Lisa
18 Metacarpo Helicoidal Recto Lisa, Rugosa
19 Metatarso Helicoidal, Longitudinal Agudo, Recto Lisa
20 Metatarso Helicoidal, Longitudinal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
21 Metatarso Helicoidal Recto Lisa, Rugosa
22 Metatarso Helicoidal Obtuso Lisa
23 Metatarso Helicoidal Obtuso, Recto Lisa
24 Metatarso Helicoidal, Longitudinal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
25 Metatarso Helicoidal Obtuso, Recto Lisa
26 Metatarso Helicoidal, Transversal Agudo, Recto Lisa, Rugosa
27 Metapodio Diagonal, Longitudinal Recto Lisa
28 Metapodio Helicoidal, Longitudinal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa

Tabla 54. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de Layo.

N° Elemento anatómico Edad aproximada Clase


1 Mandíbula 2-3 años Subadulto
2 Mandíbula 4-6 años Adulto
3 Mandíbula 4-6 años Adulto
4 Mandíbula 4-6 años Adulto
5 Maxilares 4-6 años Adulto
6 Maxilares 4-6 años Adulto
7 Maxilares 1-2 años Juvenil
8 Maxilares 1-2 años Juvenil

Tabla 55. Clases de edades de los ovinos consumidos en el distrito de Sicuani.

267
Temperaturas (C°) asociadas a la preparación del caldo
15 min 30 min 45 min 1 h 1 h y 15 min 1 h y 30 min 1 h y 45 min 2h
Borde-Olla 140 105 117 119 104 127 119 122
Cuerpo-Olla 216 181 187 190 182 247 412 216
Base-Olla 247 506 486 482 221 251 509 307
Estructura de combustión 305 315 307 307 280 286 361 354
Agua 102 107 107 107 111 108 97 90

Tabla 56. Valores de las temperaturas obtenidas en el preparación del caldo.

Temperaturas (C°) asociadas a la preparación del asado


15 min 30 min 45 min 1h
Carbón 443 438 386 457
Parrilla 345 335 358 482
Estructura de combustión 192 183 190 188
Carne 93 95 131 138

Tabla 57. Valores de las temperaturas obtenidas en el preparación del asado.

Temperaturas (C°) asociadas a la preparación de la pachamanca


15 min 30 min 45 min 1h 1 h y 15 min 1 h y 30 min 1 h y 45 min 2h
Domo 357 358 359 363 366 366 424 482
Boca 402 480 482 512 627 626 702 784
Lado derecho 300 308 307 300 343 388 459 511
Lado izquierdo 299 294 295 289 325 395 444 502

Tabla 58. Valores de las temperaturas obtenidas del horno antes de la cocción de la
pachamanca.

268
N° Unidad Anatómica Contorno Ángulo Textura
1 Radio-ulna Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
2 Humero Helicoidal Agudo, Recto Lisa
3 Radio-ulna Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
4 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
5 Humero Helicoidal Obtuso Lisa, Rugosa
6 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
7 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
8 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
9 Humero Helicoidal Obtuso, Recto Lisa
10 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
11 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
12 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
13 Humero Helicoidal Obtuso Lisa
14 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
15 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa
16 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
17 Radio-ulna Helicoidal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
18 Radio-ulna Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
19 Fémur Dentado o Aserrado Recto Lisa, Rugosa
20 Fémur Festoneado Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa

Tabla 59. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra del caldo.

Unidad Anatómica Zona termoalterada Tipo de termoalteración


Radio-Ulna Metadiáfisis distal Chamuscado
Humero Epífisis proximal Chamuscado
Escapula Acetábulo Chamuscado
Ind. Costilla Cuerpo Chamuscado
Ind. Costilla Cuerpo Chamuscado
Ind. Costilla Cuerpo Chamuscado
Ind. Costilla Cuerpo Chamuscado
Ind. Costilla Cuerpo Chamuscado
1° Costilla Tuberosidad Chamuscado
Ind. Costilla Tuberosidad Chamuscado
Ind. Costilla Cuerpo Chamuscado
Ind. Costilla Extremo esternal Chamuscado

Tabla 60. Zonas termoalteradas por unidad anatómica asociados al asado.

269
N° Unidad Anatómica Contorno Ángulo Textura
1 Fémur Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
2 Fémur Festoneado Agudo, Recto Rugosa
3 Tibia Escalonado o Columnar Recto Rugosa
4 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
5 Radio-ulna Diagonal, Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
6 Humero Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
7 Radio-ulna Diagonal Obtuso Rugosa
8 Radio-ulna Dentado o Aserrado, Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
9 Humero Festoneado, Helicoidal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
10 Radio-ulna Diagonal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
Tabla 61. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra del asado.

Unidad Anatómica Zona termoalterada Tipo de termoalteración


Ind. Vertebra Dorsal Cuerpo anterior, Cuerpo posterior Chamuscado
Ind. Vertebra Dorsal Cuerpo anterior, Cuerpo posterior Chamuscado
Ind. Vertebra Dorsal Cuerpo anterior Chamuscado
Astrágalo Cuerpo Chamuscado

Tabla 62. Zonas termoalteradas por unidad anatómica asociados a la pachamanca.

N° Unidad Anatómica Contorno Ángulo Textura


1 Tibia Longitudinal, Transversal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
2 Fémur Helicoidal Agudo, Obtuso Rugosa
3 Tibia Helicoidal Obtuso Lisa, Rugosa
4 Tibia Helicoidal, Transversal Agudo, Obtuso Lisa, Rugosa
5 Tibia Helicoidal, Longitudinal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
6 Fémur Diagonal, Longitudinal, Transversal Agudo, Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
7 Fémur Helicoidal, Transversal Agudo, Obtuso, Recto Rugosa
8 Fémur Helicoidal, Transversal Obtuso, Recto Lisa, Rugosa
9 Tibia Diagonal Obtuso Lisa, Rugosa

Tabla 63. Atributos de fracturación en huesos largos pertenecientes a la muestra de la


pachamanca.

MUESTRA TAXA Unidad anatómica Técnica culinaria ẟ 13CVPDB %CTOTAL ẟ 15NAIR %NTOTAL C/Nmolar
I-1 Alpaca Tibia izquierda Ninguna -21.7 46.1 5.2 16.9 3.18
I-2 Alpaca Radio-ulna derecha Hervido -21.8 45.5 4.9 16.6 3.2
Exposición al
I-3 Alpaca Radio-ulna izquierda -21.8 37.6 5.2 13.9 3.16
fuego
I-4 Alpaca Tibia derecha Pachamanca -22.1 47.3 5.3 16.5 3.34

Tabla 64. Muestras actuales con composición isotópica y elemental de δ 13C y δ15N positivos.

270
Muestras actuales de Vicugna pacos
δ C VPDB
13
δ15N AIR
Media -21.9 Media 5.1
Mediana -21.8 Mediana 5.2
Desviación estándar 0.16885219 Desviación estándar 0.18938255
Varianza de la muestra 0.02851106 Varianza de la muestra 0.03586575
Valor mínimo -22.1 Valor mínimo 4.9
Valor máximo -21.7 Valor máximo 5.3
N 4 N 4
Nivel de confianza (95%) 0.26868152 Nivel de confianza (95%) 0.3013499
Coeficiente de correlación -0.565729613

Tabla 65. Estadísticas descriptivas y Coeficiente de Correlación de los valores isotópicos de


δ13C y δ15N correspondientes a la alpaca moderna.

271
FIGURAS

272
Figura 1. Plano de ubicación del Complejo Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna. Tomado:
Pozorski (1979).

Figura 2. Plano de ubicación del Conjunto Arquitectónico 35 (CA 35) en la zona urbana moche.
Tomado: Tello (2013).
273
Figura 3. Plano de la última ocupación del Conjunto Arquitectónico 35. Tomado: Tello (2007).

Figura 4. Variables métricas de la primera falange. Tomado: Izeta et al. (2009).

274
Figura 5. Placa dental presente en el primer y segundo molar, vista labial. Nótese la película de
color marfil adherida a los dientes.

Figura 6. Coprolitos de camélido. (A) Colección arqueológica y (B) colección comparativa.

Figura 7. Marcas de corte-desarticulación en el área distal de un húmero izquierdo, vista lateral.


275
Figura 8. Marca de corte-impacto en la diáfisis de una tibia derecha, vista craneal.

Figura 9. Marca de corte-descarne en la diáfisis de un húmero izquierdo, vista medial.

Figura 10. Marcas de corte-sierra en la diáfisis de una tibia izquierda, vista caudal.
276
Figura 11. Marcas de shoulders sobre el área proximal de un radio-ulna izquierdo, vista craneal.

Figura 12. Marcas de barbs sobre el área proximal de un humero izquierdo, vista craneal.

Figura 13. Marcas de lenguetas sobre el área distal de un astrágalo derecho, vista medial.

277
Figura 14. Marcas de splitting sobre el área distal de un húmero izquierdo, vista lateral.

Figura 15. Marcas de microestrías sobre la diáfisis de una tibia derecha, vista ventral. Nótese la
microestría divergente a la incisión principal.

Figura 16. Marcas de impresiones en el extremo vertebral de una costilla derecha


indeterminada, vista dorsal-caudal.

278
Figura 17. Contorno helicoidal de la diáfisis de un radio-ulna izquierdo fracturado, vista dorsal.

Figura 18. Contorno transversal de la diáfisis de un metatarso derecho fracturado, vista dorsal.

Figura 19. Contorno longitudinal de la diáfisis de una tibia izquierda fracturada, vista dorsal.
279
Figura 20. Contorno escalonado o columnar de la diáfisis de un radio-ulna derecha fracturado,
vista ventral.

Figura 21. Contorno diagonal de la diáfisis de un metatarso izquierdo fracturado, vista lateral.

Figura 22. Contorno diagonal escalonado de la diáfisis de un humero izquierdo fracturado, vista
ventral.
280
Figura 23. Contorno diagonal escalonado de la diáfisis de un humero izquierdo fracturado, vista
ventral.

Figura 24. Contorno festoneado de la cresta de un ilion derecho fracturado, vista medial.

Figura 25. Ángulos de fractura: A) Agudo, B) Obtuso y C) Recto. Tomado y modificado:


Outram (2002).

281
Figura 26. Textura lisa de un metacarpo izquierdo fracturado, vista ventral-distal.

Figura 27. Textura rugosa de una escapula fracturada, vista proximal.

Figura 28. Lascas de diversos huesos largos fracturados.

282
Figura 29. Astillas de diversos huesos largos fracturados.

Figura 30. Cilindro de un humero fracturado, vista dorsal.

Figura 31. Lasca de humero fracturado con huellas de hervido. Nótese las tonalidades del color
superficial.

283
Figura 32. Calcáneo izquierdo con huellas de exposición directa al fuego, vista medial. Nótese
el chamuscado en la parte superior de la tuberosidad.

Figura 33. Principales zonas con presencia de esmalte en los incisivos de camélidos.

Figura 34. Concreciones presentes en la epífisis de un húmero izquierdo, vista dorsal.

284
Figura 35. Humero derecho con abrasión en la zona distal, vista lateral. Nótese la superficie el
desgaste de la superficie ósea.

Figura 36. Marcas de pisoteo en un metapodio, vista dorsal. Nótese las estrías y hoyos.

Figura 37. Huellas por disolución de manganeso en un metapodio, vista dorsal. Nótese la
disposición de las manchas negras.

285
Figura 38. Huellas de raíces en un humero izquierdo, vista ventral. Nótese los patrones sinuosos
alrededor de la diáfisis.

Figura 39. Huellas de roído en la cavidad glenoidea de una escapula izquierda.

Figura 40. Perforaciones presentes en una rótula. Nótese el tejido esponjoso en los orificios.

286
Figura 41. Hoyos presentes en la rama de un isquion derecho. Nótese las depresiones en la
superficie cortical.

Figura 42. Acanaladuras presentes en la diáfisis de un metapodio, vista ventral.

Figura 43. Acanaladuras discontinuas presentes en el cuerpo de una 3 ° falange, vista lateral.

287
Figura 44. Cresta de escapula derecha festoneada, vista medial. Nótese la forma del borde con
algunas perforaciones presentes.

Figura 45. Presencia de escoriaciones en una costilla por acción de microorganismos,


vista ventral.

288
Figura 46. Grados distintos de termoalteración, vistos en la 7° vértebra cervical de
camélido: A) Ruborizado, B) Quemado, C) Carbonizado y D) Calcinado.

289
Figura 47. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange delantera. Fase Mochica III.

Figura 48. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange trasera. Fase Mochica III.

290
Figura 49. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange delantera. Fase Mochica IV.

Figura 50. Gráfico de dispersión bivariado de la primera falange trasera. Fase Mochica IV.

291
Figura 51. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange delantera.
Fase Mochica III. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus).

292
Figura 52. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange trasera.
Fase Mochica III. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus).

293
Figura 53. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange delantera.
Fase Mochica IV. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus).

294
Figura 54. Dendrograma resultado del análisis de conglomerado de la primera falange trasera.
Fase Mochica IV. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna
vicugna), Ca (Capra aegogrus).

295
Figura 55. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la
primera falange delantera. Fase Mochica III.

Figura 56. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la


primera falange trasera. Fase Mochica III.

296
Figura 57. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la
primera falange delantera. Fase Mochica IV.

Figura 58. Diagrama de dispersión resultado del Análisis Principal de Componentes de la


primera falange trasera. Fase Mochica IV.

297
Figura 59. Diagrama de Caja y bigote de las Medias Geometricas de la primera falange
delantera. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna).

Figura 60. Diagrama de Caja y bigote de las Medias Geometricas de la primera falange trasera.
Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna).
298
Figura 61. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N de los camélidos de la fase
Mochica III.

Figura 62. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N de los camélidos de la fase
Mochica IV.

299
Figura 63. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N de los camélidos de la fase
Mochica III y Mochica IV.

Figura 64. Diagrama de Caja y bigote de los valores de δ13C. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna
pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna).

300
Figura 65. Diagrama de Caja y bigote de los valores de δ15N. Lgl (Lama glama), Vp (Vicugna
pacos), Lg (Lama guanicoe), Vv (Vicugna vicugna).

Figura 66. Almidones esféricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A y C) y a luz polarizada (B y
D) a 400X de aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III.

301
Figura 67. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A, C y E) y a luz polarizada
(B, D y F) a 400X de aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III.

Figura 68. Almidones elípticos de Solanum tuberosum “papa” a luz simple (A) y a luz
polarizada (B) a 400X de aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III.

302
Figura 69. Fragmento de pericarpio de semilla de Zea mays “maíz” con luz simple a 400X de
aumento. Muestra O-2. Fase Mochica III.

Figura 70. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A y C) y a luz polarizada
(B y D) a 400X de aumento. Muestra O-3. Fase Mochica IV.

303
Figura 71. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A y C) y a luz polarizada
(B y D) a 400X de aumento. Muestra O-4. Fase Mochica IV.

Figura 72. Fragmento de epidermis foliar de Capparis sp. “sapote” con luz simple a 400X de
aumento. Muestra O-4. Fase Mochica IV.

304
Figura 73. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A) y a luz polarizada (B) a
400X de aumento. Muestra O-5/C-1. Fase Mochica IV.

Figura 74. Tricoma glandular a luz simple (A) y epidermis foliar (B) de Capparis sp. “sapote” a
luz simple (B). 400X de aumento. Muestra O-5/C-1. Fase Mochica IV.

Figura 75. Palinomorfos no identificados (A y B) a luz simple. 400X de aumento. Muestra O-


5/C-2. Fase Mochica IV.

305
Figura 76. Epidermis foliar (A - B) de Capparis sp. “sapote” a luz simple. 400X de aumento.
Muestra O-5/C-2. Fase Mochica IV.

Figura 77. Tricoma glandular de Capparis sp. “sapote” a luz simple. 400X de aumento. Muestra
O-5/C-2. Fase Mochica IV.

Figura 78. Granos de polen de Prosopis sp. “algarrobo” a luz simple. 400X de aumento.
Muestra O-5/C-3. Fase Mochica IV.

306
Figura 79. Almidones poliédricos de Zea mays “maíz” a luz simple (A, C y E) y a luz polarizada
(B, D y F). 400X de aumento. Muestra O-5/C-3. Fase Mochica IV.

Figura 80. Granos de polen de Amaranthus sp. a luz simple. 400X de aumento. Muestra O-5/C-
3. Fase Mochica IV.

307
Figura 81. Fitolito foliar de Zea mays “maíz” a luz simple. 400X de aumento. Muestra O-5/C-3.
Fase Mochica IV.

Figura 82. Epidermis foliar (abaxial) de Prosopis sp. “algarrobo” a luz simple. 400X de
aumento. Muestra O-5/C-3. Fase Mochica IV.

Figura 83. Almidones de Prosopis sp. “algarrobo” a luz simple (A) y a luz polarizada (B). 400X
de aumento. Muestra O-5/C-4. Fase Mochica IV.

308
Patologías presentes en el CA 35
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
Dentales Exostosis Luxación Osteoartritis Infección
Mochica III 3 3 1 1 1
Mochica IV 0 4 3 0 2

Mochica III Mochica IV

Figura 84. Histograma con el número de patologías presentes en ambas fases.

Figura 85. Presencia de caries: (A) caries cervical en incisivo central derecho, vista lingual y (B)
caries oclusal en premolar 4, vista oclusal.

Figura 86. Pérdida del premolar 4 en mandíbula derecha, a causa de un absceso dental con
reabsorción parcial del tejido alveolar, vista medial.

309
Figura 87. Presencia de exostosis: (A) exostosis en la articulación proximal de la primera
falange delantera, vista posterior y (B) exostosis articulación proximal de tibia, vista anterior.

Figura 88. Desarrollo de carillas articulares en la zona metadiafisial del área articular distal del
Radio-ulna, vista anterior. Uso referencial de radio-ulna actual (izquierda).

Figura 89. 7° vértebra cervical con presencia de osteofitos en la zona articular posterior, vista
ventral. Uso referencial de 7° vértebra cervical actual (derecha).

310
Figura 90. Presencia de infecciones: (A) metapodio con enconchamiento y porosidad presente
en la zona distal, vista anterior y (B) metapodio con enconchamiento y escoriación en la epífisis
distal, vista lateral.

Cortes primarios-Mochica III


45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Corte-
Corte-impacto Corte-descarne Corte-sierra
desarticulación
Axial 40 9 26 0
Apendicular 38 4 33 7

Axial Apendicular

Figura 91. Histograma con el número de cortes primarios. Fase Mochica III.

Cortes primarios-Mochica IV
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Corte-
Corte-impacto Corte-descarne Corte-sierra
desarticulación
Axial 28 2 16 0
Apendicular 71 22 19 7

Axial Apendicular

Figura 92. Histograma con el número de cortes primarios. Fase Mochica IV.

311
Cortes secundarios-Mochica III
25

20

15

10

0
Shoulders Barbs Lenguetas Splitting Microestrías Impresiones
Axial 8 2 0 4 2 0
Apendicular 21 2 4 9 6 0

Axial Apendicular

Figura 93. Histograma con el número de cortes secundarios. Fase Mochica III.

Cortes secundarios-Mochica IV
14
12
10
8
6
4
2
0
Shoulders Barbs Lenguetas Splitting Microestrías Impresiones
Axial 4 0 1 4 1 0
Apendicular 12 7 4 6 8 2

Axial Apendicular

Figura 94. Histograma con el número de cortes secundarios. Fase Mochica IV.

312
Figura 95. Marcas de corte primario con presencia de splitting, lenguetas y barbs sobre el
extremo vertebral de una costilla a 100X. Vista lateral, MEB.

Figura 96. Marcas de corte sobre el extremo vertebral de una costilla a 100X. Vista lateral,
MEB. Nótese el corte secundario oblicuo a la incisión principal propio de instrumentos con
retoque.

313
Color de la fractura-Mochica III
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
Homogéneo Parcialmente homogéneo Heterogéneo
Axial 98 61 31
Apendicular 155 44 14

Axial Apendicular

Figura 97. Histograma del color de la fractura. Fase Mochica III.

Color de la fractura-Mochica IV
140
120
100
80
60
40
20
0
Homogéneo Parcialmente homogéneo Heterogéneo
Axial 44 57 30
Apendicular 130 77 53

Axial Apendicular

Figura 98. Histograma del color de la fractura. Fase Mochica IV.

314
Contorno de la fractura-Mochica III
120
100
100

80 69
60

40 34
20 20
20 14 13
9 8 5
0 0 4 2 0 0
0
Helicoidal Transversal Longitudinal Escalonado Diagonal Diagonal Aserrado Festoneado
escalonado

Axial Apendicular

Figura 99. Histograma del contorno de la fractura. Fase Mochica III.

Contorno de la fractura-Mochica IV
80 75
68
70
60
48 49
50
40
30
19 16 16
20 11 11
7 9 7
10 3 1 1 2
0
Helicoidal Transversal Longitudinal Escalonado Diagonal Diagonal Aserrado Festoneado
escalonado

Axial Apendicular

Figura 100. Histograma del contorno de la fractura. Fase Mochica IV.

315
IFF (Índice de Fractura Fresca)
90
79
80
70
60
50 43
40
40 31 29
27 28 28
30 25
17
20 11
7
10 2
0
0
0 1 2 3 4 5 6

Mochica III Mochica IV

Figura 101. Histograma del Índice de Fractura Fresca para ambas fases.

Marcas de percusión-Mochica III


10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Hoyos Estrias Contragolpe
Axial 0 2 2
Apendicular 9 5 6

Axial Apendicular

Figura 102. Histograma de las marcas de percusión de la fase Mochica III.

316
Marcas de percusión-Mochica IV
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Hoyos Estrias Contragolpe
Axial 3 3 1
Apendicular 5 5 7

Axial Apendicular

Figura 103. Histograma de las marcas de percusión de la fase Mochica IV.

Figura 104. Marcas de percusión (hoyos) en la diáfisis de un radio-ulna a 1000X. Vista caudal,
MEB. Nótese la variabilidad de las marcas y el grado de afectación.

317
Figura 105. Marcas de percusión (estrías) en la diáfisis de un metapodio a 400X. Vista craneal,
MEB. Nótese los surcos y las hendiduras.

Figura 106. Marcas de percusión (contragolpe) en la diáfisis de un fémur izquierdo. Vista latero-
caudal.

318
Atributos punto de impacto-Mochica III
90 82
76 78
80
70
60
50
40
30
17
20 11 10 10 9 8
10 4 5
0 0 1
0
Escotadura Muesca Negativo lasca Lasca adherida Fisuras Desplazamiento Huella
tejido esponjoso instrumento

Axial Apendicular

Figura 107. Histograma de los atributos relacionados al punto de impacto. Fase Mochica III.

Atributos punto impacto-Mochica IV


35
31
30

25
20
20
15 16
15
11
10 7
5 2 3 2 3 3
0 1 0
0
Escotadura Muesca Negativo lasca Lasca adherida Fisuras Desplazamiento Huella
tejido esponjoso instrumento

Axial Apendicular

Figura 108. Histograma de los atributos relacionados al punto de impacto. Fase Mochica IV.

319
Figura 109. Punto de impacto, muesca en la diáfisis de un metapodio. Vista caudal.

Figura 110. Punto de impacto, escotadura en la diáfisis de un húmero derecho. Vista lateral.

Figura 111. Negativo de lascas y lasca adherida en la diáfisis de una tibia derecha. Vista craneal.

320
Figura 112. Fisuras asociadas a la fractura aserrada en la diáfisis de una tibia derecha. Vista
craneal.

Figura 113. Huella de instrumento (percutor): (A) vértebra cervical, vista dorsal y (B) 1°
vertebra sacral, vista dorso-caudal. Nótese el patrón ovalado y las estrías asociadas.

Figura 114. Estrías (ondas de fractura) en el borde de la fractura de una tibia. Vista latero-
craneal.

321
Figura 115. Costilla con evidencia de peeling. Vista dorsal.

Tipos de esquirlas
40 37
35
30
30
25
20
15 12 12
10
5
5 3

0
Astillas Lascas Cilindros

Mochica III Mochica IV

Figura 116. Histograma de los tipos de esquirla del CA 35.

322
Etapas de procesamiento en el CA 35
250

200

150

100

50

0
Degollami Despelleja Evisceram Desmemb Destazami Porciona Descarna Industría
Sacrificio
ento miento iento ramiento ento miento miento ósea
Mochica III 0 3 24 7 10 130 234 54 12
Mochica IV 2 2 31 2 9 94 227 31 12

Mochica III Mochica IV

Figura 117. Histograma con las etapas de procesamiento del CA 35.

Figura 118. Marcas de corte en la cara ventral del atlas asociadas al sacrificio. Vista ventral.
Fase Mochica IV.

323
Figura 119. Marcas de corte en el arco dorsal del atlas asociadas al degollamiento. Vista dorsal.
Fase Mochica III.

Figura 120. Marcas de corte en los cóndilos occipitales asociadas al degollamiento. Vista
caudal. Fase Mochica IV.

324
Figura 121. Marcas de corte relacionadas al despellejamiento: (A) astrágalo derecho con cortes
en el cuerpo, vista dorsal y (B) ulnar derecho con cortes en el cuerpo, vista palmar.

Figura 122. Marcas de corte en la cara ventral de una costilla relacionada a la evisceración.
Vista ventral.

Figura 123. Marcas de corte y fractura de una 2° costilla derecha relacionadas a la separación
del miembro anterior. Vista ventral.

325
Figura 124. Sacro con huellas de fractura relacionadas a la separación del miembro posterior.
Vista dorsal.

Figura 125. Marcas relacionadas a la separación de la región cervical: (A) 7° vértebra cervical
con huellas de fractura en la faceta articular anterior, vista dorsal y (B) 7° vértebra cervical con
marcas de corte en la faceta articular anterior y el cuerpo, vista.

Figura 126. Costilla derecha con marcas de corte en el tubérculo relacionadas al destazamiento.
Vista cráneo-dorsal.
326
Figura 127. Vértebra dorsal con marcas de corte en el proceso articular caudal relacionadas al
destazamiento. Vista lateral.

Figura 128. Radio-ulna derecha con marcas de corte en la incisura troclear y fractura del
olécranon relacionadas al destazamiento. Vista lateral.

327
Figura 129. Pelvis (ilion-isquion) izquierda con marcas de corte en el borde acetabular
relacionadas al destazamiento. Vista ventral.

Figura 130. Cuerpos y arcadas dentales del maxilar y fragmento de palatino obtenidos en el
porcionamiento del cráneo. Fase Mochica III. Uso referencial de cráneo actual (superior
izquierda).

328
Figura 131. Cuerpo, sínfisis y arcadas dentales de la mandíbula relacionadas al porcionamiento
Fase Mochica IV.

Figura 132. Cuerpos anteriores y posteriores de las vértebras cervicales relacionadas al


porcionamiento. Fase Mochica IV. Uso referencial de vértebra cervical actual (izquierda).

Figura 133. Cuerpos y áreas distales de escápulas relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica
III.

329
Figura 134. Áreas proximales y distales de húmero relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica III.

Figura 135. Áreas proximales y distales de radio-ulna relacionadas al porcionamiento. Fase


Mochica III.

Figura 136. Áreas proximales y distales del metacarpo relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica III. Uso referencial de metacarpo actual (derecha).

330
Figura 137. Áreas proximal y distal, metadiáfisis y diáfisis del fémur relacionadas al
porcionamiento. Fase Mochica III. Uso referencial de fémur actual (izquierda).

Figura 138. Áreas proximal y distal de la tibia relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica
IV. Uso referencial de tibia actual (izquierda).

Figura 139. Áreas proximal y distal del metatarso relacionadas al porcionamiento. Fase
Mochica IV.

331
Figura 140. Cresta, rama y cuerpo del ilion relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica III.

Figura 141. Áreas distales de la 1° falange relacionadas al porcionamiento. Fase Mochica IV.
Uso referencial de 1° falange actual (izquierda).

332
Piezas tecnológicas
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
Proximal Distal Proximal Distal Proximal Distal
Radio-ulna Fémur Tibia
Mochica III 0 0 0 2 2 3
Mochica IV 0 1 0 0 2 4

Mochica III Mochica IV

Figura 142. Histograma con la cantidad de piezas tecnológicas identificadas.

Figura 143. Piezas tecnológicas obtenidas a partir de las áreas proximales y distales de la tibia.
Vista caudal. Fase Mochica III.

333
Punzón base articular
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
Extremo Extremo
Proximal Distal Proximal Distal
vertebral esternal
Metacarpo Metapodio 1° Costilla
Mochica III 3 0 0 1 0 0
Mochica IV 0 0 0 2 1 0

Mochica III Mochica IV

Figura 144. Histograma con la cantidad de punzones con base articular identificados.

Figura 145. Punzones con base articular: (A y B) objetos elaborados a partir del área proximal
del metacarpo, (C y D) objetos elaborados a partir del área distal del metapodio. Vista caudal.

Figura 146. Punzón con base articular elaborado a partir de una 1° costilla izquierda. Vista
dorsal. Fase Mochica IV.

334
Escápulas perforadas
1.2

0.8

0.6

0.4

0.2

0
Proceso coracoide Tuberosidad
Mochica III 1
Mochica IV 1

Mochica III Mochica IV

Figura 147. Histograma con la cantidad de escapulas perforadas identificadas.

Figura 148. Escapulas perforadas: (A) escapula con perforación en el proceso coracoides-fase
Mochica III, vista lateral y (B) escapula con perforación en la tuberosidad escapular-fase
Mochica IV, vista medial.

335
Huellas de hervido-Esqueleto axial
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
Cráneo Cervical Dorsal Lumbar Caudal Costillas
Mochica III 3 4 2 3 0 2
Mochica IV 0 0 0 1 0 0

Mochica III Mochica IV

Figura 149. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto axial con huellas de hervido.

Huellas de hervido-Esqueleto apendicular


9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Miembro Miembro Ind. Hueso
Metapodios Falanges
anterior posterior largo
Mochica III 8 3 1 4 0
Mochica IV 2 1 2 8 1

Mochica III Mochica IV

Figura 150. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto apendicular con huellas de
hervido.

336
Exposición al fuego-Esqueleto axial
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
Cráneo Cervical Dorsal Lumbar Caudal Costillas
Mochica III 4 1 0 2 0 3
Mochica IV 2 1 1 1 0 1

Mochica III Mochica IV

Figura 151. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto axial con huellas de
exposición al fuego.

Exposición al fuego-Esqueleto apendicular


12
10
8
6
4
2
0
Miembro Miembro Ind. Hueso
Metapodios Falanges
anterior posterior largo
Mochica III 7 9 0 8 0
Mochica IV 2 6 1 11 0

Mochica III Mochica IV

Figura 152. Histograma de la cantidad de elementos del esqueleto apendicular con huellas de
exposición al fuego.

337
Especies identificadas-1° Falange delantera
25

20

15

10

0
Vicugna pacos Lama glama Vicugna vicugna Lama guanicoe
Mochica III 21 6 2 3
Mochica IV 21 6 0 1

Mochica III Mochica IV

Figura 153. Histograma de las especies identificas a partir del análisis osteométrico de la 1°
falange delantera.

Especies identificadas-1° Falange trasera


16
14
12
10
8
6
4
2
0
Vicugna pacos Lama glama Vicugna vicugna Lama guanicoe
Mochica III 13 2 0 0
Mochica IV 15 8 0 1

Mochica III Mochica IV

Figura 154. Histograma de las especies identificas a partir del análisis osteométrico de la 1°
falange trasera.

338
Géneros identificados-Esmalte incisivos
35
30
25
20
15
10
5
0
Vicugna sp. Lama sp.
Mochica III 1 12
Mochica IV 3 33

Mochica III Mochica IV

Figura 155. Histograma de los géneros identificados a partir del análisis de la presencia de
esmalte en los incisivos.

Clases de edad-Análisis dental


40
35
30
25
20
15
10
5
0
Cría Juvenil Subadulto Adulto Senil
Mochica III 8 18 5 35 23
Mochica IV 1 6 5 33 12

Mochica III Mochica IV

Figura 156. Histograma de los géneros identificados a partir del análisis de la presencia de
esmalte en los incisivos.

339
Figura 157. Distribuciones acumuladas del perfil etario a partir del análisis dental del CA 35.
Nótese la divergencia de las líneas de tendencia en el grupo juvenil de ambas fases.

Perfil etario-Análisis fusiones óseas-Mochica III


120

100

80

60

40

20

0
Fusiones tempranas (<12-18 m) Fusiones intermedias (<18-36 m) Fusiones tardías (<36-48 m)

Mortandad Supervivencia

Figura 158. Figura 158. Histograma del perfil etario a partir del análisis de las fusiones óseas.
Fase Mochica III.

340
Perfil etario-Fusiones óseas-Mochica IV
120

100

80

60

40

20

0
Fusiones tempranas (<12-18 m) Fusiones intermedias (<18-36 m) Fusiones tardías (<36-48 m)

Mortandad Supervivencia

Figura 159. Histograma del perfil etario a partir del análisis de las fusiones óseas. Fase Mochica
IV.

Peso de elementos óseos CA 35


6

0
Mochica III Mochica IV
Axial Peso (Kg) 2.192 1.8365
Apendicular Peso (Kg) 4.4635 4.863

Axial Peso (Kg) Apendicular Peso (Kg)

Figura 160. Histograma con el peso de los elementos óseos del CA 35.

341
Representación NISP del CA 35
Sesamoideo
Hueso largo: Indeterminado
3° Falange
2° Falange
1° Falange
Metapodio
Metatarso
Metacarpo
Calcáneo
Astrágalo
Tarsianos
Tíbia
Rótula
Fémur
Pelvis
Pubis
Isquion
Iliom
Carpianos
Radio-ulna
Húmero
Escápula
Esternebras
Costillas
Vértebras: Indeterminado
Vértebras caudales
Vértebras sacras
Vértebras lumbares
Vértebras dorsales
Vértebras cervicales
Cráneo: Indeterminado
Mandíbula
Ampolla timpánica
Cráneo: maxilar
Cráneo: bóveda
Dientes sueltos
0 2 4 6 8 10 12 14

Mochica III Mochica IV

Figura 161. Histograma de la representación del NISP (Número de especímenes identificados)


del CA 35.

342
Rendimiento anatómico - CA 35
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Huesos con Huesos con
Huesos con Huesos con Huesos con
mucha carne y poca carne y
solo carne sólo médula seso
médula médula
Mochica III 27 14.1 21.5 30.5 6.9
Mochica IV 36.7 12.6 24.4 20.1 5.8

Mochica III Mochica IV

Figura 162. Histograma del rendimiento de las partes anatómicas del CA 35.

Índice de secado - CA 35
70

60

50

40

30

20

10

0
Alto Moderado-alto Moderado-bajo bajo
Mochica III 5 24 8 63
Mochica IV 11 25 10.3 53.6

Mochica III Mochica IV

Figura 163. Histograma con los índices de secado de las partes anatómicas del CA 35.

343
120
100
140
160

0
100
0
120

20
40
60
80
40
60
80

20
Parietal Dientes sueltos
Frontal Parietal
Temporal Frontal
Temporal
Ampolla timpánica
Ampolla timpánica
Occipital
Occipital
Maxilar Maxilar
Mandíbula Mandíbula
Vértebra cervical Ind. Cráneo
Vértebra dorsal Vértebra cervical
Vértebra lumbar Vértebra dorsal
Vértebra caudal Vértebra lumbar
Sacro Vértebra caudal
Ind. Vertebra
Costilla
Sacro
Esternebra
Costilla
Escapula Esternebra

MOCHICA III
Húmero

Mochica III
Escapula
Radio-ulna Húmero
Metacarpo Radio-ulna

(MNE) del CA 35.


Carpianos Metacarpo
Fémur Carpianos
MNE del CA 35

Fémur

MAU% del CA 35
Tíbia
Tíbia
Metatarso

Mochica IV
Metatarso
Rótula
MOCHICA IV

Rótula
Tarsianos Tarsianos
Astrágalo Astrágalo
Calcáneo Calcáneo
Metapodio Metapodio
1° Falange 1° Falange
2° Falange 2° Falange
3° Falange
3° Falange

Figura 165. Gráfico lineal de la frecuencia anatómica porcentual (MAU%) del CA 35.
Ind. Hueso largo
Ilion
Ilion
Figura 164. Gráfico lineal con la representación del número mínimo de elementos anatómicos

Isquion

344
Isquion
Pubis Pubis
Pelvis Pelvis
Aportación cárnica del CA 35
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0

Mochica III Mochica IV

Figura 166. Gráfico lineal de la aportación cárnica a partir del índice de utilidad cárnica (MUI)
propuesto por Mengoni (1991) correspondiente al CA 35.

Meteorización del esqueleto axial - CA 35


30

25

20

15

10

0
Piso 1 Relleno Piso 2 Relleno Piso 3 Relleno Piso 4 Relleno Piso 5 Relleno Piso 6 Relleno
de piso 1 de piso 2 de piso 3 de piso 4 de piso 5 de piso 6
Mochica IV Mochica III

Estadio 1 Estadio 2 Estadio 3 Estadio 4 Estadio 5

Figura 167. Histograma con la representación de los estadios de meteorización del esqueleto
axial del CA 35.
345
Meteorización del esqueleto apendicular - CA 35
30

25

20

15

10

0
Piso 1 Relleno Piso 2 Relleno Piso 3 Relleno Piso 4 Relleno Piso 5 Relleno Piso 6 Relleno
de piso 1 de piso 2 de piso 3 de piso 4 de piso 5 de piso 6
Mochica IV Mochica III

Estadio 1 Estadio 2 Estadio 3 Estadio 4 Estadio 5

Figura 168. Histograma con la representación de los estadios de meteorización del esqueleto
apendicular del CA 35.

Figura 169. Mandíbula izquierda meteorizada (estadio 1). Vista medial. Fase Mochica III.

346
Figura 170. Radio-ulna derecha meteorizado (estadio 3). Vista anterior. Fase Mochica IV.

Concresión del CA 35
35 30
30
25
20
14
15
10 6
5 1
0
Mochica III Mochica IV
Axial 1 14
Apendicular 6 30
Axial Apendicular

Figura 171. Histograma con la representación de los elementos óseos con concreción del CA 35.

347
Abrasión - Esqueleto axial
14

12

10

0
Piso 1 Relleno Piso 2 Relleno Piso 3 Relleno Piso 4 Relleno Piso 5 Relleno Piso 6 Relleno
de piso 1 de piso 2 de piso 3 de piso 4 de piso 5 de piso 6
Mochica IV Mochica III

Bordes redondeados Superficie y bordes redondeados Superficie pulida

Figura 172. Histograma de los elementos óseos con abrasión en el esqueleto axial del CA 35.

Abrasión - Esqueleto apendicular


40

35

30

25

20

15

10

0
Piso 1 Relleno Piso 2 Relleno Piso 3 Relleno Piso 4 Relleno Piso 5 Relleno Piso 6 Relleno
de piso 1 de piso 2 de piso 3 de piso 4 de piso 5 de piso 6
Mochica IV Mochica III

Bordes redondeados Superficie y bordes redondeados Superficie pulida

Figura 173. Histograma de los elementos óseos con abrasión en el esqueleto apendicular del CA
35.

348
Marcas de pisoteo - CA 35
35

30

25

20

15

10

0
Relleno Relleno Relleno Relleno Relleno Relleno
Piso 1 de piso Piso 2 de piso Piso 3 de piso Piso 4 de piso Piso 5 de piso Piso 6 de piso
1 2 3 4 5 6
Mochica IV Mochica III
AXIAL 4 3 1 6 0 1 0 5 7 1 4 0
APENDICULAR 30 21 10 11 0 12 0 6 9 2 3 5

AXIAL APENDICULAR

Figura 174. Histograma de los elementos óseos con marcas de pisoteo correspondientes al CA
35.

Disolución de Manganeso - CA 35
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Piso 1 Relleno Piso 2 Relleno Piso 3 Relleno Piso 4 Relleno Piso 5 Relleno Piso 6 Relleno
de piso 1 de piso 2 de piso 3 de piso 4 de piso 5 de piso 6
Mochica IV Mochica III

AXIAL APENDICULAR

Figura 175. Histograma de los elementos óseos con huellas de disolución de manganeso
correspondientes al CA 35.

349
Figura 176. Espectro de composición elemental por Dispersión de energía de rayos X (EDS) de
un fémur izquierdo con huellas de disolución de manganeso.

Figura 177. Precipitación de manganeso de un fémur izquierdo a 200X. Vista medial, MEB.
Nótese la afectación variable de la precipitación del manganeso en la superficie compacta del
hueso por los conductos haversianos.

350
Figura 178. Dendrograma de la formación tafonómica de los agentes naturales no biológicos
correspondientes al CA 35 distribuidos por estratos.

351
Marcas de raíces - CA 35
14

12

10

0
Axial Apendicular

Mochica III Mochica IV

Figura 179. Histograma de los elementos óseos con marcas de raíces correspondientes al CA 35.

Marcas de carroñeros - CA 35
40 38

35

30
26
25

20

15

10

4 4
5 3
2 2
1
0 0 0 0 0 0 0 0
0
Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular
ROÍDO ACANALADURAS HOYOS FESTONEADO

Mochica III Mochica IV

Figura 180. Histograma de los elementos óseos con marcas de carroñeros correspondientes al
CA 35.

352
Hongos y bacterias - CA 35
25

20

15

10

0
Axial Apendicular

Mochica III Mochica IV

Figura 181. Histograma de los elementos óseos con marcas de hongos y bacterias
correspondientes al CA 35.

Termoalteración - CA 35
18

16

14

12

10

0
Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular Axial Apendicular
RUBEFACCIÓN QUEMADO CARBONIZADO PARCIALMENTE CALCINADO
CALCINADO

Mochica III Mochica IV

Figura 182. Histograma de los elementos óseos con termoalteraciones relacionadas al uso de
huesos como combustible correspondientes al CA 35.

353
Figura 183. Diáfisis de radio-ulna izquierda con huellas de quemado a 1000X. Vista anterior,
MEB.

Figura 184. Cuerpo de costilla derecha con huellas de carbonizado a 1000X. Vista dorsal, MEB.

354
Figura 185. Fragmento de occipital con huellas de calcinado a 1000X. Vista caudal, MEB.

355
Figura 186. Mapa de ubicación de las comunidades de Tuqsa y Oquenarca.

Figura 187. Plato de caldo con carne de alpaca acompañado de fideos y Ch’uño.

356
Figura 188. Pobladores del Fundo Oquenarca y profesionales del CICAS, compartiendo el
asado de llama.

Figura 189. Mandíbulas afectadas con diferentes estadios de meteorización (1-4) de la muestra
de Tuqsa.

357
Figura 190. Huesos largos con marcas de carroñeo pertenecientes a la muestra de Tuqsa.

Representación de elementos anatómicos-Tuqsa


18%
16%
16%
14% 13% 13%

12% 11% 11% 11%


10%
8%
6% 5% 5% 5%

4% 3% 3% 3% 3%
2%
0%

Figura 191. Porcentaje de elementos anatómicos pertenecientes a la muestra de Tuqsa.

358
Marcas de corte-Tuqsa
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Corte desarticulación Corte descarne Corte impacto

Apendicular Axial

Figura 192. Representación de tipos de corte en el esqueleto axial y apendicular pertenecientes a


la muestra de Tuqsa.

Figura 193. Textura lisa de un metapodio fracturado (a 40X de aumento) perteneciente a la


muestra de Tuqsa.

359
Figura 194. Nótese las cúspides asociadas al punto de impacto en el metapodio fracturado
perteneciente a la muestra de Tuqsa.

Figura 195. Fragmentos de cráneo porcionadas pertenecientes a la muestra de Tuqsa.

Figura 196. Vértebras cervicales porcionadas pertenecientes a la muestra de Tuqsa.


360
Figura 197. Huesos largos fracturados post-cocción pertenecientes a la muestra de Tuqsa.

Representación de elementos anatómicos-Oquenarca


60%
50%
50%

40%

30%

20%

10% 8% 8%
4% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 4%
0%

Figura 198. Porcentaje de los elementos anatómicos pertenecientes a la muestra de Oquenarca.

361
Marcas de corte desarticulación-Oquenarca
4.5

3.5

2.5

1.5

0.5

0
Húmero Radio-ulna Atlas Ind. Costilla

Figura 199. Representación de tipos de corte-desarticulación pertenecientes a la muestra de


Oquenarca.

Figura 200. Textura rugosa de un húmero fracturado (a 40X de aumento) perteneciente a la


muestra de Oquenarca.

362
Figura 201. Vértebras atlas y axis pertenecientes a la muestra de Oquenarca.

Figura 202. Huesos largos fracturados post-cocción pertenecientes a la muestra de Oquenarca.

363
Figura 203. Mapa de ubicación de los distritos de Sicuani y Layo.

Figura 204. Olla con caldo de camélido en el mercado central de Layo.

364
Figura 205. Plato de caldo de camélido en el mercado de Layo.

Figura 206. Pobladores de Layo consumiendo caldo de camélido en el mercado.

Figura 207. Vendedora de carne de camélido y ovino del mercado central de Sicuani.

365
Figura 208. Plato con caldo de ovino en el mercado de Sicuani.

Figura 209. Pobladores de Sicuani consumiendo caldo de ovino en el mercado central.

366
Porcentaje de elementos anatómicos-Layo
30% 28%

25%

20%
20%

15% 13%
12%

10% 8%
7% 7%
5%
5%

0%
Cráneo Mandíbula Metapodio Metacarpo Metatarso 1° Falange 2° Falange 3° Falange

Figura 210. Porcentaje de elementos anatómicos de camélidos pertenecientes a la muestra de


Layo.

Marcas de corte-Layo
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Mandíbula Maxilar Metacarpo Metatarso

Corte-desarticulación Corte-sierra

Figura 211. Representación de marcas de corte pertenecientes a la muestra de Layo.

367
Figura 212. Porción de cráneo perteneciente a la muestra de Layo. Vista lateral.

Figura 213. Porciones proximales de metatarsos fracturados pre-cocción pertenecientes a la


muestra de Layo. Vista plantar.

Figura 214. Porciones distales de metapodios fracturados pre-cocción pertenecientes a la


muestra de Layo. Vista plantar.
368
Porcentaje de elementos anatómicos-Sicuani
35%
30%
30%

25%
20% 20% 20%
20%

15%
10%
10%

5%

0%
Bóveda craneal + Mandíbula Metacarpo Metatarso 1° Falange
maxilar

Figura 215. Porcentaje de elementos anatómicos de ovinos pertenecientes a la muestra de


Sicuani.

Marcas de corte-Sicuani
7

0
Bóveda craneal+maxilar Mandíbula Metacarpo

Corte-desarticulación Corte-sierra

Figura 216. Representación de marcas de corte pertenecientes a la muestra de Sicuani.

369
Figura 217. Porción de cráneo perteneciente a la muestra de Sicuani. Vista lateral.

Figura 218. Metapodios pertenecientes a la muestra de Sicuani. Vista plantar.

370
Figura 219. Mapa de ubicación de la comunidad de Cavan, donde se obtuvo la alpaca.

Figura 220. Húmero de alpaca con fractura helicoidal asociada a carne.

371
Figura 221. Esquirlas angulosas de diáfisis de huesos largos, obtenidos en el porcionamiento.

Figura 222. Costillas con fracturas perpendiculares-irregulares.

372
Figura 223. Infraestructura para la preparación del caldo. Los números indican los puntos de
control de la temperatura.

Temperaturas (C°) del caldo


600

500

400

300

200

100

0
15 min 30 min 45 min 1h 1 h y 15 min 1 h y 30 min 1 h y 45 min 2h

Borde-Olla Cuerpo-Olla Base-Olla Estructura de combustión Agua

Figura 224. Temperaturas tomadas a la infraestructura asociada a la preparación del caldo.

373
Figura 225. Cocción de las porciones anatómicas. Nótese el desprendimiento de la carne.

Figura 226. Infraestructura para la preparación del asado. Los números indican los puntos de
control de la temperatura.

374
Temperaturas (C°) del asado
600

500

400

300

200

100

0
15 min 30 min 45 min 1h

Carbón Parrilla Estructura de combustión Carne

Figura 227. Temperaturas tomadas a la infraestructura asociada a la preparación del asado.

Figura 228. Infraestructura para la preparación de la pachamanca. Los números indican los
puntos de control de la temperatura.

375
Temperaturas (C°) de la pachamanca
900

800

700

600

500

400

300

200

100

0
15 min 30 min 45 min 1h 1 h y 15 min 1 h y 30 min 1 h y 45 min 2h

Domo Puerta Lado derecho Lado izquierso

Figura 229. Temperaturas tomadas a la infraestructura asociada a la preparación de la


pachamanca.

Figura 230. Paquetes anatómicos y papa cocidos a la pachamanca.

376
Figura 231. Huesos largos fracturados pre-cocción pertenecientes al caldo.

Figura 232. Huesos largos fracturados post-cocción pertenecientes al asado. Nótese las zonas
chamuscadas en las epífisis proximales y distales.

Figura 233. Huesos largos fracturados pre-cocción pertenecientes a la pachamanca.

377
Figura 234. Daños causados por hervido en la superficie ósea de la diáfisis de un húmero
derecho (muestra actual) a 2000X. Vista anterior, MEB.

Figura 235. Daños causados por hervido en la superficie ósea de la diáfisis de Ind. Hueso largo
(muestra arqueológica) a 2000X. Vista anterior, MEB.
378
Figura 236. Daños causados por exposición directa al fuego en la superficie ósea de la diáfisis
de un húmero izquierdo (muestra actual) a 2000X. Vista anterior, MEB.

Figura 237. Daños causados por exposición directa al fuego en la superficie ósea de la diáfisis
de un radio-ulna izquierdo (muestra arqueológica) a 2000X. Vista lateral, MEB.
379
Figura 238. Daños causados por la pachamanca en la superficie ósea de la diáfisis de una tibia
derecha (muestra actual) a 2000X. Vista anterior, MEB.

Figura 239. Borde liso de la diáfisis de un hueso largo indeterminado relacionado a la técnica
del hervido (muestra actual) a 200X. MEB.
380
Figura 240. Borde liso de la diáfisis de un hueso largo indeterminado (muestra arqueológica) a
200X. MEB.

Figura 241. Borde rugoso de la diáfisis de un húmero relacionado a la técnica de la exposición


directa al fuego (muestra actual) a 200X. MEB.
381
Figura 242. Borde rugoso de la diáfisis de un hueso largo indeterminado (muestra arqueológica)
a 200X. MEB.

Figura 243. Porciones de las unidades anatómicas expuestas a la técnica del hervido en
diferentes tiempos: A) Radio-ulna distal, B) Radio-ulna proximal, C) Húmero distales y D)
Húmero proximal.

382
Figura 244. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 1 hora a 1000X.
Diafisis de radio-ulna, porción distal, vista anterior. MEB.

Figura 245. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 2 horas a 1000X.
Diafisis de radio-ulna, porción proximal, vista anterior. MEB.

383
Figura 246. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 3 horas a 1000X.
Diafisis de humero, porción distal, vista anterior. MEB.

Figura 247. Daños causados por la exposición a la técnica del hervido durante 4 horas a 1000X.
Diafisis de humero, porción proximal, vista anterior. MEB.

384
Figura 248. Diagrama de dispersión de los valores de δ13C y δ15N asociados a las técnicas
culinarias aplicadas a una alpaca actual.

385

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