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El Misterio de la Personalidad
¿A qué se debe, dicen, que siendo nosotros tan espiritualistas, nos veamos defraudados por
gentes a las que atribuimos intenciones puras y que luego vemos como nos habíamos
equivocado? Creíamos que el mundo era hermoso y ahora nos damos cuenta de que no lo es".
..
Es decir, no todas las partes que componen nuestro Yo han evolucionado a igual ritmo y
mientras en ciertos aspectos somos súper civilizados, en otros aspectos nos encontramos en
estado de subdesarrollo.
Hemos visto ya, en las lecciones de Filosofía, que nuestro desarrollo tiene lugar en tres
escenarios y que la ópera magna de nuestra vida está protagonizada por el Cuerpo Físico
(junto al Etérico), el Cuerpo de Deseos y el Cuerpo Mental. Cada uno de esos tres cuerpos
vive experiencias que le son propias, el primero de tipo físico, el segundo de tipo emocional
y el tercero de tipo intelectual. El ritmo de crecimiento de esos tres cuerpos es desigual. El
obrero manual evolucionará muy rápidamente en el aspecto físico, y los que trabajan con
los sentimientos y la mente alcanzarán una rápida evolución en los dominios respectivos.
En un horóscopo podemos ver el estado de desarrollo de esos tres cuerpos por la posición del
Ascendente, de la Luna y del Sol. El Ascendente nos informará del nivel de experiencias
físicas; la Luna sobre el nivel de experiencias emocionales y el Sol sobre el estado, nivel,
mental.
Supongamos ahora que en el horóscopo de una mujer la Luna forma aspectos maravillosos,
mientras que una serie de disonancias se acumulan sobre su Sol. ¿Cuál será el significado de
esta situación? Significará, en el terreno práctico, que mientras ella tendrá el concepto de
ser una persona altamente espiritualizada, se encadenará a un individuo poseedor de
múltiples defectos y de una vida difícil, ya que se orientará sentimentalmente a la persona
que encaja con la situación de su Sol.
Pero, ¿qué es lo que habrá provocado ese mecanismo? Simplemente, todo ello será debido a
que una vida anterior ha evolucionado más en el aspecto emotivo que en el intelectual y
ahora esta muchacha se verá obligada a descender de sus cimas espirituales y colmar la
brecha, a base de una serie de experiencias fuertes, hasta que el Yo intelectual se
encuentre al mismo nivel que el Yo emotivo. Mientras esa nivelación no se haya producido,
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la joven tropezará, una y otra vez, con hombres que no están a su altura, que se comportan
de manera inferior, alojados en su subconsciente, y digámonos, al contrario: ¿cuál es el
aspecto que debo desarrollar en mí para no tropezar con personas así?
Los demás, aquellos con los que tropezamos en nuestra vida ordinaria, son el espejo de
nuestras virtudes y nuestros defectos, en ellos podemos vernos tal como somos; nos revelan
lo que llevamos escondido en las profundidades del inconsciente y por ello mismo son
nuestros más formidables ayudas espirituales, gracias a los cuales podemos tomar
consciencia de una realidad que, sin ellos, no descubriríamos jamás.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Todo organismo nace en un organismo mayor. Las plantas nacen en el seno de la tierra y el
feto humano y animal se desarrolla en el seno de la madre. Cuando el Dios de nuestro
sistema solar inició su Creación, ésta sólo podía tener lugar en el seno de un organismo ya
formado. Este organismo es el formado por los doce signos del zodíaco, habitado por
entidades que ya en un anterior Día de Manifestación había desarrollado poderes creadores.
Esos doce signos, habitados por inteligencias creadoras de alto rango, se cerraron en forma
de anillo, ofreciendo así a nuestro Dios el espacio que necesitaba para llevar a cabo su
Creación. El Zodíaco es pues la matriz del sistema solar y al decir que "dieron su esencia"
queremos indicar que proporcionaron su sustancia del mismo modo que la madre facilita a
su hijo en formación los materiales de su cuerpo para que se fabrique el suyo.
Todo lo que hoy existe en nuestro espacio zodiacal pertenece a la sustancia de esos grandes
seres cósmicos que conocemos bajo el nombre de los doce signos del zodíaco, y la
Inteligencia a la que damos el nombre de Dios fue la que se encargó de combinar esas doce
substancias, mezclarlas, moverlas, amasarlas, para obtener las distintas condensaciones de
materia y los distintos objetos que existen en el universo. Esperemos que quede claro que
los signos del zodíaco constituyen el gran cuerpo espiritual en el que se ha formado y ha
nacido nuestro universo solar.
Uno de nuestros estudiantes nos manifiesta su extrañeza de que en el Mundo del Deseo nos
llevemos materia terrena. Queremos aclarar que al morir NO nos llevamos de ningún modo
materia física al otro mundo.
La "materia" a que nos referimos es materia-deseos. Se trata de una materia sutil, que
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nuestros sentidos físicos no pueden apreciar, pero que existe realmente, del mismo modo
que el gas, que tampoco vemos, está compuesto de átomos materiales y forma un tejido.
Todas las religiones tienen un cuerpo doctrinal exotérico, destinado a las masas y una
doctrina esotérica que se dirige a la razón. El Cristianismo no es una excepción y fue Juan,
el apóstol, quien se encargó, desde el principio, de instruir esotéricamente al mundo
occidental con la ayuda de doce Hermanos Mayores que habían alcanzado la omnisciencia.
La mitad de esos Hermanos se encuentran permanentemente en la Tierra, mientras que la
otra mitad se dedica a la instrucción de los discípulos en los mundos superiores. Son ellos los
que nos han dado estas doctrinas y los que van inspirando a sus discípulos en la tierra sobre
los pormenores de la Ley Divina.
Presentamos hoy el Árbol Cabalístico o Árbol de la vida, del que hemos de hablar mucho
cuando en las lecciones de Filosofía abordemos el tema de la organización cósmica. De
momento, el estudiante debe limitarse a tomar conciencia de esta disposición de las fuerzas
cósmicas en tres columnas: A la izquierda, la llamada Columna de la Severidad o del Rigor; a
la derecha: Columna de la Tolerancia o de la Bondad; en el centro: el Pilar del Equilibrio.
En cada una de esas columnas hay tres esferas y cuatro en el pilar central. Esas esferas,
denominadas Séfiras o Sefirots, representan centros de actividad desde los cuales las
jerarquías espirituales organizan la vida. En la columna de la izquierda, esas esferas, de
arriba abajo, llevan el nombre de Binah, Gueburah y Hod y corresponden a los planetas
Saturno, Marte y Mercurio. En la columna de la derecha, las esferas se llaman Hochmah,
Hesed y Netzah y corresponden a los planetas Urano, Júpiter y Venus. En la columna del
centro las esferas se denominan Kether, Tipheret, Yesod y Malkuth. Kether es el Padre, el
manantial de toda vida; es la entidad espiritual que se ha formado de las esencias de los
doce signos del Zodíaco. Tipheret es la cristalización física de Kether: el Sol; Yesod
corresponde a la Luna y Malkuth a nuestra Tierra. En las lecciones, repito, ya
sistematizaremos el estudio de este material que, de momento, ha de servir para una toma
de conciencia y, sobre todo, para una impregnación del inconsciente.
Cada una de estas fuerzas, que en la terminología cabalística se llaman Sefirots y que en el
Génesis bíblico se conocen con el nombre de Elohims, se ocupa de unas funciones
determinadas, funciones que son ejercidas en permanencia, pero que resultan más activas
en los períodos que Dios les ha dado en regencia.
Hoy sólo nos ocuparemos de los días de la semana y de sus dominios respectivos por parte de
estas fuerzas. Así diremos que:
Martes, miércoles y sábado son días de rigor. Jueves y viernes días de tolerancia. Lunes y
domingo días de equilibrio.
Se trata ahora de que, desde nuestro nivel humano, trabajemos al unísono con estas fuerzas
cósmicas, de manera que las jerarquías que dirigen nuestra evolución no encuentren en
nosotros un obstáculo a sus propósitos, sino que seamos el perfecto instrumento de sus
designios.
Es por ello que hemos establecido un programa de Trabajos, que el estudiante encontrará
en las páginas siguientes. La realización de esos Trabajos -al interior de sí mismos y al
exterior, en el plano social- ha de permitirte desarrollarte espiritualmente a grandes
zancadas. Aquellos que preguntan ¿qué hacer para alcanzar la visión astral, que hacer para
tomar contacto consciente con los Guías? Tiene aquí la respuesta.
Con la descripción de los trabajos damos unas oraciones diarias para la mañana y la noche.
La repetición diaria de tales oraciones te infundirá un conocimiento que no alcanzarías con
el estudio intelectual, de modo que al poco tiempo te encontrarás poseedor de un saber que
te abrirá las puertas de los mundos espirituales.
Te vestirás de oro para tratar de acumular en ti las elevadas vibraciones del domingo, día
propicio a las más sublimes empresas espirituales. Te sentirás por dentro como un Rey,
como un soberano y tu magnanimidad será más grande que todas las ofensas que hayas
podido recibir en el curso de la semana. El antiguo código de Moisés prescribe que si una
deuda ha llegado al séptimo año sin que haya podido ser satisfecha, esta deuda debe ser
perdonada, porque el séptimo año, desde el inicio, de un ciclo, corresponde al Sol, que con
sus rayos ha de quemar cualquier realidad humana, superándola.
Pero tú, que vives más cerca de las realidades espirituales que los antiguos israelitas, no
esperarás el séptimo año para considerar lo que te deben como saldado, sino que lo harás en
el séptimo día. En ese día, te recogerás en un lugar solitario y te unirás espiritualmente al
Rey para mandarle tus más elevados anhelos, tus pensamientos de bondad y justicia,
impulsados por el deseo de que tenga fuerza suficiente para implantarlos en la tierra. Ese es
también el día en que debes mandarle peticiones escritas o hacerle sugerencias.
Procura no trabajar con las manos el domingo, porque son los trabajos de creación
espiritual, de planificación de un mundo superior, los que deben ser realizados. Compórtate
de una manera ideal, aunque sea por unas horas y busca mentalmente la conexión con el
Eterno para prometerle una mejora general de tus hábitos, de tu carácter, de tu
pensamiento. La voluntad tiene mucha fuerza en domingo y los propósitos expresados en ese
día se cumplirán. Huye de las personas que se mueven en las bajas esferas morales y busca
la elevación, aunque sólo sea subiéndote, simbólicamente a la cima de una montaña o a la
azotea de la casa más alta de tu ciudad.
El lunes está bajo el dominio de Yesod, el noveno séfira, tercero de la columna central, la
del equilibrio, cristalizado en el plano de la manifestación bajo el aspecto de la Luna. El
Séfira Yesod es el protector de la familia y el lunes debe ser consagrado a las cuestiones
hogareñas. El estudiante debe reflexionar sobre su situación familiar y ver si está haciendo
por los suyos todo lo que debe.
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Yesod rige las bases materiales sobre las que el universo se asienta, y la familia, el hogar, es
la base material desde la cual el hombre dispara sus aspiraciones. ¿Reúne ese hogar las
condiciones adecuadas para que cada miembro de la familia pueda desenvolverse con plena
libertad? ¿En la vida familiar, se encuentra ese alimento que permite nutrir las aspiraciones
superiores? El lunes es un buen momento para considerarlo.
Por otra parte, la Luna significa cambio, variedad, interrupción de nuevas corrientes
vivificadoras de modo que por un lado es preciso percatarse de si el edificio familiar es
sólido y por otro velar para que las relaciones familiares sean creativas, para que cada
miembro de la familia encuentre en el otro estímulo para realizar sus sueños; velar sobre
todo para que la monotonía no se instale en la familia, impulsando a sus miembros a la
deserción.
Esta mente lunar contiene a veces una alta sabiduría, pero es preciso que su contenido pase
por el tamiz de nuestra conciencia, a fin de percatarnos de si los prejuicios son acertados o
si es preciso modificarlos. Y es el lunes que ese trabajo debe ser realizado. En ese día
debemos ver si el conjunto de nuestras opiniones reposa sobre una base razonable, o si se
trata de razones previas a todo análisis, a toda reflexión. Tomar conciencia de esto es de
una extrema importancia.
Por último, el lunes es el día consagrado a la mujer, sobre todo a la mujer-madre y de algún
modo debemos en ese día testimoniar a la mujer-madre nuestra adhesión, nuestro respeto,
nuestro Amor, porque honorando en ese día a la madre, rendiremos honores al fundamento
de toda existencia física, a la misma tierra que nos presta su sustancia y estando en buenos
términos con ella conseguiremos la prosperidad.
El martes está bajo el dominio de Gueburah, el quinto séfira, segundo de la columna del
Rigor, cristalizado en el plano de la manifestación bajo el aspecto de Marte.
Hay momentos en la vida en que es preciso saber utilizar el bisturí, para cortar, de un trazo
firme, aquello que se está corrompiendo. Es el martes cuando esa operación debe tener
lugar. El martes nos ha sido dado para que podamos actuar sin pusilanimidad, sin vacilación,
enfrentándonos valientemente con nuestras debilidades.
Tu objetivo, en esta jornada, debe ser la justicia: Ser justo hacia ti mismo en primer lugar,
luego hacia los demás. ¿Me estoy portando justamente?, es la pregunta que debes
formularte, porque si tu comportamiento hacia ti mismo no es justo, es inútil que esperes
que el mundo se rija por la justicia, la honradez y la rectitud. El mundo será como tú lo
hagas y el martes es el día que debes pasar a la acción para ajustar tu conducta a las normas
del rigor.
Suprime pues en ese día lo que es superfluo, corta las amarras que te atan a lo inútil,
renuncia a lo que parasita tus ideales, pule tu piedra bruta para que de ella pueda salir tu
diamante con toda su deslumbrante luz.
El martes ha de ser pues un día en el que será necesario decir "¡NO!" y decirlo de una
manera vehemente y convincente. No a la relación que te aparta de tu objetivo supremo; no
a ciertas tolerancias viciosas; no a placeres que corrompen; no a trabajos tal vez lucrativos
pero envilecedores; no a prácticas que parecen defendibles tan sólo porque la sociedad se
acomoda a ellas.
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Los que quieren regenerar sus hábitos, encontrarán en el martes las fuerzas necesarias para
llevar a cabo su propósito.
Marte, el regente del día, es el dios de la guerra y debemos en esa jornada declarar la
guerra a lo corrupto. No te acuestes el martes sin haber combatido por un mundo mejor.
Me he esforzado, Señor,
en no sobrepasar las justas medidas instituidas por el Eterno.
He procurado destruir con firmeza mis debilidades
he luchado para que en el mundo impere la justicia
y en esa hora en que el cuerpo me llama al reposo,
te pido, Señor Gueburah, que me interpenetres con tu fuerza,
a fin de que en todo momento, en todo lugar
pueda reemprender la lucha contra el error.{mospagebreak}
El miércoles está bajo el dominio de Hod, el octavo séfira, tercero de la columna del Rigor,
cristalizado en el plano de la manifestación bajo el aspecto de Mercurio.
El trabajo de este día consiste en estar al servicio de la verdad y expresarla de algún modo.
De Mercurio recibimos el don de apreciar correctamente las cosas. Sin esa virtud
mercuriana, ningún progreso espiritual es posible, ya que nada puede edificarse sobre la
falsedad y el error.
El miércoles debe ser una jornada de reflexión, en primer lugar sobre nosotros mismos. ¿No
nos estamos idealizando al considerarnos? En cada uno de nosotros hay una polaridad ideal y
una polaridad negativa. Nuestra verdad se sitúa en el justo término medio entre esos dos
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polos, pero a menudo ocurre que nos identificamos con ese Yo ideal y hablamos de nosotros
mismos como si fuéramos esa persona que aspiramos a ser y las relaciones con los demás
fallan porque ellos ven que no somos eso. Veamos el miércoles si hay en nosotros tal
mitificación y descendamos de nuestro pedestal para apreciarnos en lo que justamente
somos.
Dirijamos luego nuestras miradas hacia el mundo que nos rodea y contribuyamos a que reine
la verdad. Hagamos algo para corregir los errores que saltan a la vista. Es preciso que el
miércoles manifestemos nuestra opinión, de palabra o por escrito. Es el momento de dirigir
una carta al periódico local en vistas a subsanar los errores apreciados desde nuestra
perspectiva humana. Es el momento de comunicarse con los demás, de ir a su encuentro
aportándoles nuestro mensaje.
Utiliza el miércoles para las gestiones, porque encontrarás ante ti interlocutores más
lógicos, más permeables a la verdad. Y utilízalo igualmente para dedicarte al estudio, ya
que en tu intelecto hallarás más rigor, dispondrás de mayor reserva de memoria y asimilarás
más fácilmente los conceptos difíciles.
Me he esforzado, Señor,
en expresar la verdad de mis sentimientos,
de mis pensamientos, de mis tendencias interiores.
He actuado según los dictados de mi conciencia
y no he traicionado mi pensamiento
con mis acciones.
He combatido, Señor, la mentira,
con los medios que Tú has puesto a mi alcance.
A esa hora en que el cuerpo me llama al reposo,
te pido, Señor Hod, que me interpenetres con tu fuerza,
a fin de que en todo momento, en todo lugar,
pueda ser portador
del auténtico mensaje de los dioses.{mospagebreak}
Fue bajo el impulso de Hesed que la humanidad vivó "un día" en el Paraíso Terrenal y Hesed,
o su expresión mundana, Júpiter, constituye el hilo conductor que nos permite volver a ese
Paraíso. El jueves te dedicarás pues, muy especialmente a reconstruir el paraíso, el tuyo
personal y el de los demás. Es el jueves un día en el que debes ocuparte de las cuestiones
de dinero. El dinero es un símbolo que te permite gozar de todos los bienes de la tierra y
deberás plantearte la cuestión de si estás utilizando tu dinero en vistas al acceso a ese
paraíso, o si no. En primer lugar deberás preguntarte qué es para ti el paraíso: ¿Gozar con
un amante?, ¿comer y beber bien?, ¿ir a cócteles y hacer vida de sociedad?, ¿pasar unas
vacaciones felices?, ¿tener una bella casa llena de electrodomésticos? ¿Para ti el paraíso
consiste en un cúmulo de placeres materiales, o es ese lugar en el que se vive en armonía
con todo lo creado, conociendo las leyes de la creación, fuera de todo dolor, de toda
enfermedad, en una entrañable relación con tus semejantes?
Hay personas que dicen: m mí me gustaría estudiar las ciencias del alma, pero no puedo
hacerlo porque no tengo dinero, lo cual significa que si utilizara el dinero para esa vocación
tendría que renunciar a un hábito que le cuesta dinero y ese hábito constituye su mundo, en
que se encuentra anclado, no permitiéndole realizar otras aspiraciones.
El viernes es el día del amor y debemos dar prioridad a la vida afectuosa. Es el momento de
ocuparnos de las personas queridas, de pensar en ellas con ternura, de envolverlas en
oleadas de afecto. Si estamos enemistados con alguien es en ese día que debemos ir a su
encuentro y restablecer las relaciones armoniosas. Si hemos perdido un amor, es el viernes
que ese amor puede reintegrarse a nosotros y pensaremos en ella o él, deseando sin
egoísmos, que la unión vuelva a formarse.
El viernes es el día del pequeño detalle que crea convivencia. Pensemos en primer lugar en
nosotros mismos, en si nuestra imagen es la más óptima. Vestimos bien, con elegancia y
pulcritud? ¿O cedemos a esa moda que a veces degrada? Según es nuestra imagen física aquí
abajo, así será allá arriba, y es el viernes el día que más fácilmente tomaremos conciencia
de la importancia de nuestra apariencia en la vida espiritual.
Utilizad el viernes para compraros vestidos, porque el espíritu de Venus mora entre nosotros
y os orientará hacia aquellas prendas que realzarán vuestras virtudes, tanto las físicas como
las morales y espirituales. Las prendas compradas un viernes serán inmediatamente
halagadas por las personas que os rodean y vuestra personalidad será más seductora.
Dirijamos luego nuestras miradas a los demás y deseemos que la belleza de Venus se instale
en sus cuerpos y en sus almas. Expresemos nuestra ternura ofreciendo un regalo para crear
buena convivencia. No se trata aquí de precio, sino de atención, cargando la ofrenda de
valor simbólico.
El viernes es el día en que los esposos deben unirse para engendrar, porque es en ese día
que las almas en instancia de encarnación son precipitadas por los Señores del Destino al
mundo físico. Las parejas que tienen dificultades para tener hijos, que realicen la labor
generativa los viernes.
Haced algo el Viernes que contribuya a traer al mundo la paz y el amor. Algo que haga la
vida más bella y más llena de arte.
El sábado está bajo el dominio de Binah, el tercer séfira, primero de la columna del Rigor,
cristalizado en el plano de la manifestación bajo el aspecto de Saturno.
Por consiguiente, en la jornada del sábado actuaremos como si nosotros mismos fuéramos
nuestro propio Saturno y, sin dejarnos llevar por movimientos apasionados, trazaremos el
programa de la futura semana. Tomaremos una hoja de papel y un bolígrafo y escribiremos
en lo alto: domingo. Nos pondremos a meditar sobre la naturaleza del domingo, sobre el
significado y el trabajo del día, e inscribiremos en nuestro papel algo que nos
comprometamos a hacer; algo que pueda proporcionarnos una experiencia susceptible de
mejorar nuestras vidas. Mejor que sea algo que podamos hacer realmente, que esté a
nuestro alcance, que no algo muy elevado, muy meritorio, pero de difícil realización.
Pasaremos luego al lunes y así sucesivamente.
El primer trabajo del sábado consistirá pues en elaborar el programa de la semana, teniendo
en cuenta, no la satisfacción de los instintos y bajos deseos, sino los fines superiores que
nuestro Ego Superior persigue.
Hemos dicho que Saturno es el Señor del karma, de modo que el sábado, que es su día, será
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el apropiado para liquidar nuestras deudas, tanto las monetarias como las morales. Pasemos
pues revista a la semana que termina y veamos si alguno de los actos que hemos realizado
necesita reparación. Si caemos en la evidencia de que es así, tomemos las medidas
necesarias para reparar el error cometido; aunque nuestro gesto no sea comprendido por la
persona a la que va destinado. Lo importante es que lo comprendamos nosotros y que
seamos capaces de ejecutarlo.
Si nosotros mismos hemos sido objeto de una injusticia, es el sábado el día adecuado para
pedir reparación o bien es en ese día que debemos comprender que esa injusticia formaba
parte de nuestro karma y que por lo tanto, mal hacemos en estar resentidos con la persona
que ha actuado de antagonista. En tal caso, el sábado debemos borrar de nuestra memoria
la maldad encajada, dando por terminado el agravio. No se trata exactamente de perdonar,
ya que el mal recibido era la contrapartida del mal que nosotros habíamos provocado (con
anterioridad); pero con todo, el sábado debe ser el día del perdón de las ofensas, condición
indispensable para que a nosotros también nos sean perdonadas las nuestras.
El sábado, en fin, es un buen día para tratar asuntos delicados con personas que se excitan
fácilmente, ya que en ese día las encontraremos más calmadas. Día a propósito para
ocuparse de los mayores, de los problemas de la tercera edad, de satisfacer a los familiares
ancianos. Buen día igualmente para comprar o vender tierras, fincas urbanas o rústicas.
El sábado debe ser el día de una reconsideración general de nuestras vidas y el día de los
propósitos de enmienda. Nuestros hábitos deben ser revisados y mejorados. No debemos
dejar pasar ningún sábado sin salir de él mejorados.