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La división del trabajo consiste en la partición de las diferentes tareas que conforman el
proceso productivo de un bien o servicio, el cual se reparte entre un grupo determinado de
personas.
La división del trabajo fue objeto de estudio para grandes economistas a lo largo de la
historia. Por la relevancia de algunos, los más destacados fueron Adam Smith y Karl
Marx.
Adam Smith
Para Adam Smith, la división del trabajo fue una de las principales causas para que las
naciones incrementasen su riqueza. De acuerdo con el economista escocés y padre de la
escuela clásica, la división del trabajo permitía grandes incrementos en la productividad, ya
que el obrero no precisaba el cambio constante de utensilio en el proceso de fabricación.
Producto de que este solo realizaba una tarea del proceso productivo. Esto, para Smith,
permitía a los productores el ahorro de capital, ya que un obrero no necesitaba disponer de
todas las herramientas para la confección de un bien o servicio, sino las que este precisaba
para desarrollar su tarea dentro del proceso productivo.
De esta forma, Smith consideró que, a través de la división del trabajo, el obrero iba
especializándose cada vez más en su función. Esto permitía que, al ganar experiencia en
determinadas tareas, estas iban perfeccionándose con el tiempo. A su vez, este fenómeno
favorecía el desarrollo técnico de las tareas. Esto ocurría por que los obreros especializados
tenían cada vez más conocimiento sobre la tarea, permitiéndoles el desarrollo de nuevas
herramientas y técnicas. Fenómeno que le permitía desarrollar la tarea de forma más
eficiente y mecanizada.
Por otro lado, Adam Smith destacó varios factores negativos que se originaron por la
división del trabajo. Entre ellos, la división, a su vez, de los salarios. Smith consideraba que
la división del trabajo, en función de la tarea que se desarrollase, producía diferencias
salariales entre los distintos individuos, en base a las características de la tarea a desarrollar.
Por otro lado, Smith también consideraba el deterioro del avance del conocimiento, al
desarrollar labores muy mecanizadas y monótonas. Para ello, Smith consideró que la
división del trabajo debía ser compensada con un incentivo a la educación, para mitigar este
deterioro.
Uno de los primeros economistas que hizo referencia al concepto fue Adam Smith en su
libro La Riqueza de las Naciones. En su obra explicaba por qué algunos países eran ricos y
otros no.
Una de las explicaciones que dio fue al de la acumulación del capital o de la riqueza. Es
decir, si una nación ahorraba e invertía, poco a poco sería más rica. Al disponer cada vez de
más máquinas (bienes de capital), más ahorro (capital financiero) y más educación (capital
humano), sería capaz de producir más y mejor.
Crisis total del sistema mundial del capitalismo, que abarca la economía, la política y la
ideología; situación del sistema capitalista mundial que se caracteriza por su decadencia, el
derrumbe del sistema capitalista de producción y la victoria del nuevo régimen socialista.
Los rasgos característicos de la crisis general del capitalismo son: la división del mundo en
dos sistemas, el capitalista y el socialista, y la lucha entre ellos; la agudización de las
contradicciones entre la burguesía y el proletariado de los países capitalistas; la crisis del
sistema colonial del imperialismo; la agudización del problema de los mercados; la
aparición del estado crónico de no ocupación plena de las empresas y de la desocupación
crónica de masas.
La crisis general del sistema capitalista mundial comenzó durante la primera guerra
mundial, a consecuencia, principalmente, de la salida de Rusia del sistema capitalista.
Como consecuencia de la división del mundo en dos sistemas, surgió una contradicción
completamente nueva: la contradicción entre el capitalismo agonizante y el socialismo en
crecimiento. Esta fue la primera etapa de la crisis general del capitalismo. Su segunda etapa
se desarrolló durante la segunda guerra mundial, particularmente después de la salida del
sistema capitalista de una serie de países de Europa y Asia, que tomaron el camino de la
construcción socialista.
Después de la segunda guerra mundial cambió radicalmente la correlación de fuerzas en el
terreno internacional. Si antes de la guerra los países capitalistas ocupaban cinco sextas
partes del territorio del globo terrestre, después de la guerra su territorio se redujo hasta las
tres cuartas partes. Si la población del mundo capitalista constituía el 92% de la población
de todo el mundo antes de la guerra, en la actualidad en el mundo capitalista vive solamente
el 66% de la población del globo terrestre. El sistema socialista se ha convertido en sistema
mundial, que abarca enormes territorios con una población de 950 millones de personas.
Se han debilitado más aún las bases del imperialismo en los países coloniales y
dependientes, el movimiento nacional liberador se ha elevado a una etapa superior. Si hacia
fines de la segunda guerra mundial la población de las colonias de Asia y Africa llegaba a
730 millones de personas, en la actualidad en las colonias viven tan sólo 145 millones de
personas; ahora está a la orden del día el problema de la liquidación definitiva del sistema
colonial.
Todas las contradicciones del capitalismo se han agudizado extremadamente. La
pauperización de los trabajadores de los países capitalistas, acompañada del
enriquecimiento fabuloso de un grupito, conduce a la extrema agudización de las
contradicciones entre el trabajo y el capital, al gran crecimiento del movimiento obrero y al
aumento del poderío y de la influencia de los Partidos Obreros. Se agudizan también las
contradicciones entre los países del campo capitalista, que llevan una enconada lucha por
los mercados, las zonas de inversión de capitales, &c.
Aumentó la reacción en todas las esferas de la vida política y social de los países
capitalistas, tan característica para la época del imperialismo. La tendencia de la burguesía
monopolista al establecimiento de la dictadura, a la liquidación de las instituciones de la
democracia burguesa es un reflejo de la crisis del régimen político del capitalismo. La crisis
profunda del sistema capitalista mundial es un testimonio de la inevitabilidad de la
sustitución del capitalismo por el socialismo.
Proceso de descomposición del sistema capitalista mundial, que penetra todos los aspectos
de la sociedad burguesa: la economía, la política y la ideología. La teoría de la crisis
general del capitalismo fue elaborada por Lenin en relación con la doctrina del
imperialismo como última fase del capitalismo y enriquecida en los documentos teóricos
del PCUS y otros partidos comunistas. La crisis general del capitalismo debe su origen a las
leyes inmanentes al imperialismo. El principal rasgo de la crisis general del capitalismo es
la reducción de la esfera del dominio del sistema capitalista mundial y su desintegración,
que se expresan en la formación del sistema socialista y el desmoronamiento del
colonialismo y en la agudización extrema de las contradicciones internas económicas y
políticas del imperialismo. Siendo una crisis del sistema capitalista en su conjunto, la crisis
general del capitalismo no descarta, empero, la posibilidad de que en algunos de sus
eslabones el capitalismo continúe desarrollándose. Hay períodos en que el ritmo de
crecimiento de algunos países capitalistas alcanza un alto nivel. Pero el crecimiento del
capitalismo es al mismo tiempo la agudización de todas sus contradicciones.
IMPERIALISMO CAPITALISTA
El imperialismo capitalista fue el progreso material de las potencias, tanto desde el punto de
vista económico, como territorial. El surgimiento de otras potencias permitió una mayor
competencia entre los distintos Estados capitalistas. La repartición del territorio consolidó
una situación geográfica y militar que sería un antecedente ante una inminente guerra
debido a la situación que se forjó en esta etapa imperialista.