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1. Peine de marfil (cara B) y figura de bronce del ajuar funerario de la sepultura A del Garrotal de Postigo de Osuna,
excavado por Arthur Engel y Pierre Paris en 1903. Imágenes de J. A. Pachón, a partir de los originales, respectivos, de
Réunion des Musées Nationaux (D. Arnaudet & J. G. Berizzi) y de la Colección fotográfica de J. Bonsor (n.º 720).

EL ORIENTALIZANTE EN OSUNA: inicio de este nuevo siglo se produjeron en la Cuesta


de los Cipreses (Ruiz Cecilia 2001), donde se
NUEVAS OPORTUNIDADES documentó un registro arqueológico bastante amplio,
PATRIMONIALES PERDIDAS pero muy complejo, ya que la zona del hallazgo
acumulaba evidencias de prácticamente un milenio
JUAN A. PACHÓN ROMERO 1 de ocupación habitacional del yacimiento. Pero este
Arqueólogo e Historiador sitio, representa frente a todos los anteriores, el
añadido de haber aportado elementos materiales
susceptibles de proporcionar dataciones absolutas,
para fechar algunos de los hallazgos y establecer
jalones cronológicos fiables, como nunca antes había
INTRODUCCIÓN podido disponerse en Osuna, incluyendo el periodo
de tiempos orientalizantes, que aquí nos ocupa.
a fase orientalizante de la historia antigua de Momentos que anteriormente se habían datado con

L Osuna está atestiguada desde hace bastante


tiempo, gracias a las tumbas de inhumación
(Figs. 1 y 3) que las investigaciones francesas
de 1903 dejaron al descubierto al exhumar la muralla
referencias indirectas, mediante cronología relativa,
por asociación con otros hallazgos arqueológicos
conocidos en otros sitios mejor fechados que los de
nuestro yacimiento.
sobre la que combatieron cesarianos y pompeyanos Las condiciones en que se desarrollaron aquellas
(Engel y Paris 1903: 479 ss., pl. XXXVIIIA y investigaciones de la Cuesta de los Cipreses, limita-
XXXIXB; Ídem 1999; Pachón y Ruiz Cecilia 2005: das espacialmente por la escasa extensión del terreno
406 ss.) y sobre las que hemos dado alguna noticia explorado, tanto en longitud como en amplitud, así
novedosa en otras entregas de esta misma publica- como por las propias características geológicas del
ciónseriada (Pachón 2010: 52-53, fig. 7). Otra parte sitio, impidieron obtener una secuencia arqueológica
de cierto interés sobre este período procede de todo lo precisa que se esperaba, que se vio mermada
hallazgos ocasionales, debidos a prospecciones por la reducción resultante de hallazgos materiales.
superficiales en distintos momentos de la investiga- Por ello, esta investigación quedó a expensas de que
ción, con recuperaciones menos significativas que en un futuro pudiera extenderse la zona explorada,
las funerarias de principios del XX, pero totalmente cuando las circunstancias permitieran analizar
ilustrativas de este crucial periodo de nuestra pro- espacios como el de la propia calle que delimitaba
tohistoria, como luego señalaremos. por el sur y el oeste los espacios que en 1988/89 se
Aunque, quizás, la aportación más interesante se analizaron.
alcanzó con los hallazgos que se produjeron en las Las condiciones propicias parecieron darse en la
labores de seguimiento y documentación que al primavera del año 2021, por el proyecto de remozado
del pavimento integral de esa calle, en la que se
1
Universidad de Granada (Grupo de Investigación HUM 143)
programó el cambio de la calzada anterior asfaltada
Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino & por un nuevo solado de adoquines, más apropiado
Asociación de Estudios Ursaonenses, japr1953@gmail.com. en la zona monumental de la villa de los Girones.
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2. Osuna. Reparto de los hallazgos orientalizantes más significativos del yacimiento: 1. Garrotal de Postigo; 2. Necrópolis
del Camino de Granada; 3. Ladera norte de La Quinta; 4. Depósitos de Agua; 5. Cuesta de los Cipreses; 6. Vertiente
meridional y occidental de La Carpintería/La Quinta. © J. A. Pachón, a partir de un original del Mapa Topográfico
Nacional de España.

Pero la realidad, tozuda, ha vuelto a frustrar esas franceses no supieron interpretar convenientemente
expectativas patrimoniales tan oportunas. (Pachón 2008: fig. 7) y otra tercera que dio a la luz
la excavación de R. Corzo setenta años después
(Corzo1977: lám. VII), que también llegamos a
TOPOGRAFÍA ORIENTALIZANTE DE OSUNA revisar nosotros mismos (Pachón 2008: fig. 1).Aquí
en la figura 4.
Hemos querido recoger, de manera sucinta, Las últimas investigaciones dejaron claro su
aquellos sitios dentro del yacimiento donde hay relación temporal con la época orientalizante, pero
constancia de hallazgos orientalizantes: algunos más el volumen de las dos sepulturas momumentales
reconocidos y otros por conocer, al menos entre la ilustran la existencia en este sitio de un espacio
gran mayoría de los lectores. Los hemos situado en mortuorio de gran interés cultural y patrimonial que
un mapa topográfico de Osuna (Fig. 2), presentándo- está mínimamente investigado, ya que buena parte
los en orden numérico desde la parte superior de la del Garrotal de Postigo no se estudió, como demos-
imagen hasta la inferior, sin ningún criterio cronoló- traría la pequeña exploración que el propio Corzo
gico. Pero también aprovecharemos para hacer una investigó posteriormente, descubriendo un área
relación explicativa y selectiva de los mismos, en totalmente inédita, hacia el mediodía del cambio de
función de las posibilidades futuras de investigación vertiente donde actuaron los franceses. Una consta-
que ofrecen sus lugares de aparición. De esta manera, tación que no es de extrañar, sabedores del hecho de
podremos apreciar en su justa medida la trascenden- que el contrato de explotación que Arthur Engel
cia de la última ocasión perdida para la profundiza- había firmado con F. Postigo se rompió abrupta y
ción del conocimiento y de la investigación de este unilateralmente por este último, sin haber concluido
periodo tan antiguo de la historia pasada de nuestra el proyecto de los arqueólogos galos, con lo que una
patria chica. superficie importante del terreno se dejó sin analizar
El número 1 de dicho mapa recoge una serie de de ninguna forma.
hallazgos patrimoniales de carácter funerario, pero Sobre la potencialidad patrimonial que este
divididos: entre ajuares depositados en ciertas tum- espacio representa, cabe significar que desde 1973
bas y estructuras sepulcrales de las que no hemos no se han practicado investigaciones directas sobre
podido llegar a conocer sus contenidos. Conocidas el sitio, por lo que las posibilidades con resultados
desde 1903, las tumbas orientalizantes del Garrotal positivos en una futura excavación in extenso del
de Postigo señalaron la existencia en ese sitio de una sitio siguen siendo muy prometedoras; pese a que
necrópolis con tumbas individuales excavadas en la el célebre garrotal de principios de la centuria pasada
arenisca, pero en la que pudo haber una segunda esté perdido desde finales de los sesenta del mismo
sepultura más monumental que los investigadores
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3. Izquierda: parte del ajuar orientalizante de la tumba B del Garrotal de Postigo, consistente en un pequeño alabastrón y un
collar de cuentas vítreas (© A partir de Engel y Paris 1906; pl. XL). Derecha: tumba B, recuperada en la base rocosa de la
sección transversal que se realizó en la muralla Engel/Paris, señalada por la presencia de uno de los personajes de aquella
excavación, Fernando Gómez Guisado (© Colección fotográfica de P. Paris, Casa de Velázquez, Madrid, imagen 2-29).

siglo y sin que los efectos negativos de su desapari- abarcar las alturas actuales de la Colegiata, la antigua
ción incontrolada se llegasen a estudiar nunca. El Universidad, Paredones, probablemente la zona de
interés del lugar puede rastrearse en el contenido de los depósitos de agua y las elevaciones de la Carpin-
las figuras 1 y 3-4, donde hemos tratado de recopilar tería y de la Quinta. Conjunto con el que hablaríamos
casi completamente todo lo que conocemos con de una población extendida por una trama urbana,
seguridad que se ha detectado, tanto de sus conteni- más o menos continua, de alrededor de kilómetro y
dos arqueológicos, como en lo estructural (básica- medio de longitud y no menos de doscientos a
mente infraestructuras funerarias). trescientos metros de anchura en la partes menos
La existencia del subterráneo, que también cree- amplias. Estas dimensiones aproximadas estarían
mos de carácter funerario, que se exhumó en 1903 dando una superficie de treinta a cuarenta y cinco
y el que evidenciara la investigación de R. Corzo, hectáreas (de 300.000 a 450.000 metros cuadrados)
setenta años después (Fig. 4), mostraría que la que, para una localización urbana de esta época es
necrópolis orientalizante de Osuna, radicada por esta bastante considerable, aunque no sea un dato que
zona del Garrotal de Postigo, tendría un carácter de resulte del todo excepcional en los bordes y en la
monumentalidad que no había quedado del todo claro misma campiña del Guadalquivir.
en las primeras investigaciones. Un hecho que Piénsese que, en los estudios de conjunto sobre
apuntaría a la presencia de un espacio funerario de extensiones de sitios prerromanos habitados de la
gran importancia, acorde con el volumen que presu- Península, para momentos comparables a lo orientali-
mimos para el hábitat que representaría la Urso de zante de Osuna y hasta época ibérica, las superficies
aquella época, cuya extensión superficial ocuparía más amplias que han podido medirse estarían alu-
una amplia área meridional del yacimiento, que debía diendo a lugares comprendidos entre una extensión
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4. Grandes infraestructuras funerarias orientalizantes del Garrotal de Postigo: excavaciones de 1903 (arriba) y 1973 (centro
y abajo). © J. A. Pachón, excepto R. Corzo (centro y abajo, derecha).

máxima de 499.000 m2, como encontramos en suposición de que alcanzase áreas adyacentes, como
Carmona, o superficies algo menores como ocurre el más oriental garrotal de Engel (Jofre et al. 2008).
en el Alto Guadalquivir, en Cástulo con 440.000 o Pero ocupando un espacio coincidente con lo que
en la Baja Andalucía, en Mesas de Asta con 420.000 conocemos en otros lugares coetáneos, donde los
(Moret 1996: 135-139, tab. 15). ámbitos funerarios cubrieron colinas enfrentadas a
Sobre la auténtica extensión de la necrópolis, los altos oteros urbanos de sus correspondientes
correspondiente al gran poblado de la Urso orientali- ciudades. En Osuna, hay constancia de que este
zante, sabemos relativamente poco, salvo su situa- reducto necropolar acabó extendiéndose hacia el este
ción en el desaparecido garrotal de Postigo y la por la parte septentrional del camino de San José
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segunda zona funeraria quizás sea la menos proclive


a que, en un futuro, su incorporación completa a los
espacios patrimoniales públicos, así como la perspec-
tiva de una nueva investigación arqueológica, acabe
dando resultados excesivamente espectaculares, ya
que pese a lo que aún desconocemos es quizás el área
más estudiada del patrimonio arqueológico de Osuna,
desde su temprana y exhaustiva exploración del siglo
XVIII hasta su último análisis global (Pachón y Ruiz
Cecilia 2006). Pese a todo, su reexcavación, limpie-
za, conservación y determinación de trazas estructu-
rales, es una labor pendiente para la imprescindible
recuperación del patrimonio arqueológico local.
Los siguientes números (Fig. 2: 3 a 6) reflejan un
carácter común que serían los hallazgos cerámicos
relacionados con lo orientalizante, aunque dejaremos
para después el comentario del quinto referente, por
las implicaciones que para el objetivo final del
trabajo tiene, además de evidenciar otros vestigios
estructurales de distinta relevancia, sin ser especial-
mente únicos.
Así, el número tres recogería espacialmente los
epígonos dimensionales de la gran necrópolis de la
antigua Osuna, donde una prospección con sondeos
puso al descubierto algunas sepulturas excavadas en
la roca, que podrían compararse con las exhumadas
en 1903, aunque ya profanadas de antiguo (Vargas
y Romo 1993). La falta de ajuares mortuorios se
complementó con hallazgos residuales de materiales
arqueológicos que se compaginan perfectamente con
la época orientalizante, como luego se confirmará
con lo recuperado al otro lado de esta cota topográfi-
ca, precisamente en el lugar correspondiente al
número seis.
Por su parte, en el número cuatro se indica otro
espacio arqueológico de la vieja Urso, donde tuvie-
ron lugar unas excavaciones arqueológicas inéditas
que solo conocemos por la referencia que de ella se
5. Estructura sepulcral de la Vereda de Granada y el detalle hace en la tesis del dr. J. I. Ruiz Cecilia, reconstru-
de una de sus tres dependencias laterales abovedadas. © J. yendo aquella desconocida investigación (Ruiz
A. Pachón 2010 y 2021. Cecilia 2015: 763 ss). Aunque los contenidos mate-
riales de la citada exploración fue realizada en la cota
(Pachón 2011); pero también por el sur, a uno y otro topográfica correspondiente al espacio intermedio
lado del camino de Granada, donde la necrópolis entre los dos depósitos municipales de agua, junto
rupestre romana, más tardía (Pachón y Ruiz Cecilia al anexo de las Alcaidías, supone un complejo
2006), desdibujó las evidencias preibéricas más repertorio de la práctica totalidad de la secuencia
antiguas, de las que solo nos han quedado muy cultural que conocemos en la mayor parte del yaci-
escasos, pero significantes, vestigios de su presencia. miento arqueológico de Osuna. En esta limitada
Aunque no solo evidencias de su cultura material, contribución solo vamos a centrarnos en algunos de
sino también de sus estructuras arquitectónicas (Figs. los elementos materiales que mejor reflejan ese
2,2 y 5). Así, precisamente en el margen sur de la momento orientalizante, que aquí queremos destacar.
vereda de Granada, justo a la altura de la necrópolis De esos materiales queremos destacar el hallazgo
de las Cuevas, son patentes algunas estructuras fragmentario de unas cerámicas pintadas policromas
funerarias rupestres que pueden paralelizarse con con motivos figurativos, cuyos paralelos más cerca-
sepulturas orientalizantes que, probablemente, se nos, en lo que respecta a la geografía, podemos
reutilizaran hasta época romana, pero que guardan encontrarlos en otras recuperaciones similares de los
una contrastada herencia orientalizante (Pachón yacimientos de Camorra y Cerro Alcalá, en Osuna
2010: 50 ss; fig. 2, arriba). (Pachón et al. 1989-90: 221 ss., fig. 4D1); Cerro
Respecto de la necrópolis de los garrotales, esta Gordo, en Gilena (De la Bandera et al. 1989) y San
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6. Vajilla orientalizante procedente del Depósito de Agua de Osuna: 1-2. Paredes de cerámicas pintadas figurativas (cortes
2 y 4); 3-5. Borde, cuellos y fondo de jarros piriformes fenicios (cortes 2 y 4), junto a la reconstrucción hipotética de uno de
ellos. Según J. I. Ruiz Cecilia (2015: 930-31, 950 y 953) y J. A. Pachón, 2021.

Cristóbal, en Estepa (Juárez 2005); así como en el pintados que hemos destacado.
vaso chardón que se conserva en el Museo Arqueo- Su procedencia de dos cortes de excavación
lógico de nuestra villa (Pachón y Aníbal 1999 y diferentes (2 y 4), así como de distintos niveles
2000). Mayormente proceden de la excavación del estratigráficos (2, 4 y 7), junto a su asociación con
Depósito de Agua (Fig. 6). materiales arqueológicos mucho más modernos,
Entre esos materiales, serían característicos del arroja demasiadas dudas sobre la bondad de los
periodo los fragmentos de cerámicas pintadas con contextos de origen respectivo. Por ello, es imposible
policromía, cuyos motivos decorativos no hemos deducir otras consecuencias de trascendencia sobre
podido estudiar debidamente aquí (Fig. 6: 1-2), pero la naturaleza de su presencia en el sitio, sin mayores
que siguen la pauta conceptual y compositiva de los datos respecto de su trayectoria deposicional, de su
modelos más conocidos y mejor conservados, como posible localización primaria o secundaria, incluso
sabemos por las ánforas pintadas de Carmona (Belén de si pudieron representar el origen de la ocupación
et al. 2004). Una serie de bandas figurativas en las humana en esta parte pretérita de la antigua Urso.
que se pintaron procesiones de animales fantásticos, Sin embargo, es evidente que se trata de certezas
acompañadas por toda una gama decorativa de cariz muy significativas sobre la existencia de un hábitat
vegetal, en la que abundan las representaciones de ya consolidado para este momento, que nosotros
lotos y otros motivos geométricos más variados; preferimos seguir llamando orientalizante; aunque
dentro de una iconografía que cada vez conocemos tendencias bastante recientes apuesten mejor por la
mejor (Le Meaux 2010). denominación de tartésico (Rodríguez, 2020: 114-
En el caso de estos hallazgos de Osuna, también 119).
hemos encontrado hasta tres fragmentos de pequeños Por otro lado, la constatación de estos hallazgos
vasos cerámicos, de carácter cerrado (Fig. 6: 3 a 5), ayuda a situar, no solo a localizar puntualmente, los
cuya forma remite a recipientes muy característicos distintos sectores de uso del más antiguo núcleo
de los repertorios arqueológicos cerámicos fenicios urbano conocido en el yacimiento. Los números uno,
(Fig. 6: derecha). Fabricados en distintas arcillas: sin dos y tres, se corresponderían con el espacio necro-
tratamiento, pintadas o de engobe rojo, disponen de polar, la ciudad de los muertos; mientras que el
una enorme variabilidad formal por todo el Medite- número cuatro, empezaría ya a dibujar el auténtico
rráneo, como podemos ver con abundancia en el espacio urbano, la ciudad de los vivos.
concreto repertorio chipriota (Bikai 1987: lám. VIII En cuanto a su potencialidad, medida en valor
ss.). En nuestro caso no nos ha sido posible recono- arqueológico futuro, su verdadera dimensión no
cer directamente los casos analizados, por lo que no podrá constatarse sin que desarrollemos en esta zona
sabríamos a qué grupo concreto pertenecieron, un proyecto de excavaciones sistemáticas en exten-
aunque su naturaleza no nos ofrece dudas sobre su sión, salvando las puntuales investigaciones y actua-
correspondencia cultural con el resto de materiales ciones clandestinas que se han llevado a cabo, pero
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7. Cerro de la Quinta, Osuna. Fragmentos cerámicos de raigambre fenicia, acordes con el fenómeno orientalizante.
Izquierda: cuello de ánfora lisa de hombro marcado. Centro: cuerpo y pie de cuenco trípode liso. Izquierda: asa trífida de
pithos habitualmente pintado con bicromía. © J. A. Pachón, 2009 y 2021.

que no han servido para alcanzar un conocimiento fechas de la época orientalizante, vino corroborada
exhaustivo de la secuencia cultural que sabemos se por la presencia de elementos cerámicos coetáneos
contiene en estos lugares. En este sentido, debe de aquella etapa y que conocemos perfectamente
tenerse en cuenta que también la misma zona es el porque también abundan en otras estaciones arqueo-
solar de la colonia romana de Osuna, por lo que una lógicas del mundo fenicio peninsular, así como de
excavación en extensión futura estaría muy limitada su hinterland y territorios conexos, como lo fueron
superficialmente por la presencia de los restos los del valle del Guadalquivir y las campiñas aleda-
arquitectónicos del propio urbanismo colonial y, ñas, de las que igualmente formó parte la geografía
temporalmente, por la necesidad obligada de conju- propia de aquella Osuna.
gar la presencia de esos restos y los factibles espa- Esos vestigios cerámicos los hemos recogido
cios de exploración viables para los rellenos arqueo- nuevamente (Fig. 7) para esta ocasión, seleccionán-
lógicos subyacentes. dolos de entre el más amplio repertorio material que
Afortunadamente, el ámbito urbano de los restos habíamos publicado en aquel entonces, pero que
prerromanos en Osuna se extienden mucho más hacia reflejaba buena parte del más amplio espectro cultu-
oriente que los vestigios documentados en Alcaidías ral y temporal que se ha llegado a reunir en esa parte
y Depósito del Agua (Fig. 2: 6), alcanzando la cota del yacimiento arqueológico ursaonense (Pachón
359 de lo que conocemos topográficamente como 2009: fig. 5).
Carpintería/La Quinta y que ya habíamos analizado De esos materiales cerámicos deberíamos destacar
hace más de un decenio en este mismo espacio los siguientes: el fragmento de cuenco trípode (Fig.
editorial (Pachón 2009). De aquel estudio, basado 7: centro), del que ya se ha defendido su importancia
en una exploración superficial de campo no invasiva, dentro de los repertorios de la vajilla cerámica
interpretación fotográfica de elementos estructurales fenicia o de asimilación indígena, en relación con
emergentes y estudio historiográfico comparado, el consumo de vino y su trascendencia en las activi-
pudimos extraer la conclusión de que la ciudad, que dades comerciales y productivas de carácter enológi-
había venido enterrando a sus difuntos en el Garrotal co en la costa mediterránea peninsular (Vives-Fer-
de Postigo y alrededores, se había erigido en esas nández 2004). Pero, sin olvidar, que también pudo
elevaciones de La Quinta y espacios anexos, exten- haber tenido un uso complementario en los alfares
diéndose probablemente hasta las alturas más a de la época, como recipiente ad hoc para la prepara-
occidente de Los Paredones. ción de los engobes con los que se decoraban las
La comprobación de su existencia, en tan lejanas producciones cerámicas pintadas del momento,
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generadas en los propios talleres cerámicos. Un dato No debemos dejar pasar la circunstancia de que
de enorme interés para la comprensión de los centros estas últimas vasijas, junto a las ánforas anteriores,
alfareros de la época, su funcionamiento y distribu- también debieron tener un amplio empleo en los
ción por la Península, tal como pusimos de manifies- ámbitos domésticos, donde su presencia no solo
to hace ya bastante tiempo (Pachón y Carrasco 1992: representaría satisfacer determinadas necesidades
345). Más tarde, se hicieron eco de esta interpreta- del consumo familiar, sino cubrir otras exigencias
ción otros investigadores de yacimientos nucleares de diverso índole, incluidas las estéticas, pero aco-
del horizonte colonial fenicio peninsular, como el modadas al gusto de la moda local. En este sentido,
del Cerro del Villar, en el que admitieron para los algunas de estas vasijas solieron recibir una pintura
vasos de tres pies un uso apropiadamente especiali- superficial muy llamativa, en la que fueron habitua-
zado en el alfar del yacimiento malagueño (Barceló les las alternancias de bandas de colores rojizos y
et al. 1999: 295) y, en especial, Curiá et al. (2000: negros, con espacios decorativos más amplios a la
1476, fig. 5, arriba). altura de las asas, donde se representaron motivos
Por otro lado, tendríamos las ánforas de hombro geométricos más variados, como elementos estrella-
marcado, de las que tenemos un cuello con borde de dos, líneas onduladas o triángulos de diversa compo-
uno de estos recipientes tan significativos de esta sición.
etapa cultural (Fig. 7: izquierda). Su presencia en De su valoración por las familias habla el hecho
Osuna revalorizaría el papel de punto intermedio en de que su uso se extendiera a los ajuares funerarios,
las comunicaciones comerciales que debieron fluir cumpliendo la doble función de haber servido a sus
entre la costa atlántico-mediterránea semitizada y los dueños, tanto en vida, como en la muerte, pero
territorios del hinterland indígena del que debió significando con ello que fueron elementos de
formar parte el yacimiento de la Quinta. Esas ánforas prestigio que dignificaban el paso del difunto a la
sirvieron de grandes contenedores para el intercam- otra vida. Es el caso de las ánforas que se fabricaron
bio de productos en ambos sentidos, entre la costa con una superficie recubierta con un acabado de
y el interior, ya fuese vino, aceite, grano y productos engobe rojo, como conocemos en alguna de las
elaborados de la pesca, del que se beneficiaron las tumbas de cámara del horizonte fenicio de la costa
poblaciones foráneas y las autóctonas. La intensidad de Málaga, concretamente en la sepultura nº 1 de
de ese intercambio fue hasta tal punto provechosa, Trayamar (Schubart y Niemeyer 1976: 212, lám.
que desde muy pronto las poblaciones del interior 49c).
empezaron a fabricar directamente estos contenedo- Esta localización del más antiguo hábitat de
res cerámicos, para hacer frente a una demanda cada Osuna representa además, frente a las otras ubicacio-
vez más creciente, tanto de productos y como de nes que estamos destacando, el único sitio de todos
recipientes adecuados para su transporte (Contreras donde menos investigaciones de campo se han
et al. 1983). La presencia de nuestro cuenco trípode realizado hasta el momento. Por eso, la potencialidad
puede ser una evidencia suficiente de fabricación patrimonial en este lugar se presenta, quizás, como
alfarera, en la que las ánforas serían uno de los la más prometedora de las que aún quedan en nuestra
productos que se elaboraron, en mayor medida. localidad. Indudablemente, la ausencia de otros
El tercer elemento recuperado en la Quinta es un acercamientos indagatorios de carácter arqueológico,
vestigio muy fragmentario de un recipiente cerámico salvo los meramente superficiales y la exploración
(pithos) también característico del mismo horizonte de la zona necropolar en el pie de monte de la ver-
cultural (Fig. 7: derecha) que estamos destacando tiente septentrional, hacen de esta parte del yacimien-
(Maas-Lindemann 1986: 235-236, fig. 2,16), pertene- to la que alberga mejores expectativas para alcanzar
ciente al asa de uno de ellos. También este recipiente en un futuro un conocimiento más profundo de la
es un claro contenedor, que se caracteriza por una evolución cultural y cronológica del asentamiento
abertura mucho más desarrollada y una más clara durante, al menos, el último milenio a.C. Incluyendo
separación entre el cuello y el cuerpo de la vasija. el periodo orientalizante, que en este trabajo hemos
Por lo demás, lo realmente peculiar es la presencia querido destacar.
en ella de cuatro asas opuestas que van directamente Sobre la preservación de los bienes materiales que
desde el borde al hombro, destacándose en este caso aquí pudieran conservarse, debemos entender que
el diseño de un asidero, conformado por tres cilin- al no haber existido excavaciones en época reciente,
dros paralelos, frente a la solución habitual de un asa los contenidos arqueológicos deben ser en esta parte
bífida. Aunque tampoco son desconocidas con la más abundantes que en otras, sin haber tenido que
opción más compleja de asas de cuatro elementos sufrir la carga de pérdida patrimonial que conocemos
conformantes. Es un recipiente muy bien estudiado, en el resto del hábitat y de las necrópolis que se han
cuya cronología encajaría perfectamente con el podido conocer. Por supuesto, sin considerar el
periodo que estudiamos, tartésico u orientalizante, deterioro que haya podido producirse en el subsuelo
parejo al desarrollo vital de los centros productivos por la dedicación de todo este espacio a las labores
y de distribución económicos de la costa meridional agrícolas que, por algunas de las fotos que nos dejara
bajo dominio fenicio. el legado gráfico de Pierre Paris, de principios del
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8. Osuna 1903. P. Paris (segundo por la derecha) junto a algunos de los aficionados a la arqueología durante la excavación
del pozo del Haza de Blanquet, junto a otros curiosos. En el centro y al fondo se aprecia la vegetación adehesada de la cim a
de La Quinta, en contraste con el olivar del Garrotal de Postigo (arriba, izquierda). Detalle del original 2-27 del álbum
fotográfico de P. Paris. © Casa de Velázquez, Madrid.

siglo XX, no deben ser anteriores a esa fecha. En Por contra, aún existe la posibilidad de documen-
realidad, esas imágenes de entonces permiten tar en un futuro los lienzos murarios que pudieron
reconocer un uso parcial de adehesamiento ganadero, circundar este ámbito habitacional y que parecen
que compensaría para la conservación de sus vesti- circunscribirse, al menos, a parte de la ladera meri-
gios pasados, frente a un laboreo mucho más prolon- dional y a la cota media de la vertiente norte de esta
gado y lesivo, como debe suponerse –con razón– en cota topográfica, donde su evidencia superficial es
las otras partes del yacimiento, más cercanas al palpable en algunos sitios de manera intermitente.
núcleo habitado actual. Posiblemente mejor conservada hacia el septentrión,
En consonancia con ello, los procesos erosivos las transformaciones agrícolas que empiezan a
también han debido ser más profundos en las propie- producirse en su cima y la fuerte erosión visible en
dades afectas a esa mayor incidencia de la economía el mediodía hacen peligrar una parte considerable
agrícola, que en este último sitio de la Quinta, donde de su trazado, por lo que debiéramos exigir una
tal tipo de explotación ha sido más corto y menos mayor vigilancia de las autoridades culturales com-
destructivo, al menos en la cima de la cota (Fig. 8). petentes, así como una necesaria intervención
Sí debe indicarse que la presencia en el ángulo arqueológica que, actualmente, no es tan factible en
nororiental de estas alturas de un prolongado espacio otros sitios del yacimiento, en los que sus vestigios
de acumulación de basuras y escombros, hasta hace patrimoniales estarían ya más seriamente comprome-
muy poco tiempo, ha repercutido negativamente en tidos.
la conservación de esa parte del sitio, porque no solo De cualquier modo, la importante extensión
se desarrolló un proceso de desescombro en superfi- superficial que ocupa este entorno arqueológico,
cie, sino que la acumulación se acondicionó con el comprendido por la suma de los pagos de La Carpin-
aterrazamiento artificial mediante maquinaria pesada tería y de La Quinta, permiten abrigar esperanzas
para evitar corrimientos indeseados de los desechos optimistas respecto de futuras y exitosas localizacio-
que iban a acumularse. Por eso, en ese mismo extre- nes patrimoniales en su entorno, que pudieran corres-
mo oriental de la topografía de la Quinta/Carpintería ponder al periodo cultural propiamente orientalizan-
sí pensamos que podría haberse producido alguna te.
pérdida patrimonial que, desgraciadamente, nunca En último término, hemos querido abordar el caso
sabremos valorar, porque tampoco hubo un estudio que indicamos con el número cinco de las leyendas
previo de prevención arqueológica que justificara representadas en nuestra segunda figura, por corres-
y asegurara con suficiencia la imposibilidad de dicha ponder con hallazgos que derivaron de un seguimien-
pérdida. to arqueológico que fue necesario realizar por las
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9. Comparativa de la Cuesta de los Cipreses, entre 2012 (izquierda), poco después de la intervención arqueológica y la
primera mitad del 2021. © Google Earth, 2021.

obras que se llevaron a cabo en ese lugar durante que tanto este lugar como La Quinta/Carpintería
1998 y 1999), cuando el Ayuntamiento de Osuna hubiesen coexistido en el periodo cultural que aquí
decidió desdoblar, ensanchar y pavimentar adecuada- nos interesa, con independencia de que la trayectoria
mente el acceso (Cuesta de los Cipreses) que, desde vital de ambos sitios hubiese acabado siendo diferen-
las últimas casas del barrio de La Farfana, conduce te.
hasta la explanada que separa la antigua Universidad Pese a todo, la gran acumulación de vestigios de
de la Colegiata. La afección arqueológica incidió diversas civilizaciones que se han documentado en
particularmente en el flanco derecho de la nueva vía, el primero de esos sitios, gracias a la evidencia
según nos dirigimos desde ese barrio hacia la zona material de la investigación de Cuesta de los Cipre-
monumental. Como puede apreciarse suficientemente ses, apuntarían más hacia nuestra interpretación y
en las imágenes que recogemos, donde mostramos que la gran acumulación de restos de diversas épocas
comparativamente las diferencias existentes en un con la incidencia negativa para la conservación de
lapso de tiempo de casi dos décadas entre 2002 y los más antiguos, por culpa de la sucesiva deposi-
parte del 2021 (Fig. 9). ción, reutilización y remoción de los más antiguos
Aunque la importancia de los hallazgos arqueoló- por los más modernos, explicaría la escasez de
gicos que allí se produjeron debió haber llevado a elementos orietalizantes en los sectores explorados,
la corporación municipal a adoptar un cambio más pero no su ausencia en todo el conjunto del espacio
adecuado y profundo de aquella prevención patrimo- que sigue quedando sin estudiar.
nial, las urgencias políticas del urbanismo local Por otro lado, tampoco todos los elementos
impidieron tan necesaria transformación. Pese a todo, materiales que se han considerado como propios del
el registro estratigráfico alcanzado pasa por ser uno Bronce Final, en los momentos postreros de lo
de los mejor documentados que Osuna dispone hasta prehistórico garantizan por sí mismos (Fig. 10) que
el día de hoy de su pasado (Ruiz Cecilia 2001 y no estemos en época orientalizante. En este sentido,
2015: 421 ss., con casi toda la bibliografía generada vamos a destacar dos elementos que se han dado a
al respecto) y, probablemente, el mejor fechado, por conocer y que pertenecen, uno de ellos claramente
haber permitido obtener las primeras dataciones de a la investigación arqueológica que estamos preci-
cronología absoluta del yacimiento, comprendiendo sando y otro que, pese a ser un hallazgo superficial,
la etapa cultural que estamos destacando (Ferrer et coincide plenamente con los rellenos aequeológicos
al. 2017: anexo). exhumados en los Cipreses y que fueron dados a
Aunque estos autores, que acabamos de citar, conocer en la tesis doctoral de J. I. Ruiz Cecilia,
presuponen en la zona de su excavación, al mediodía como veremos inmediatamente.
y occidente de la ladera media del Cerro de los Empezaremos por la recuperación superficial, que
Paredones, un establecimiento del Bronce Final, corresponde con el fragmento de una fuente de
como posible fundación de la primera localización cerámica a mano y decoración interna de retícula
urbana de la más antigua Osuna y que, más tarde, en bruñida (Fig.10: arriba). Pese a proceder de la expla-
época orientalizante se trasladara la ubicación del nada entre la Colegiata y la Universidad, debe
asentamiento a otro lugar. Nosotros no descartamos relacionarse directamente con los contextos de los
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10. Cuesta de los Cipreses y proximidades. Retículas bruñidas de la explanada de la Colegiata (arriba) y del muro
orientalizante de los Cipreses (centro). Fragmento pintado de tipo Carambolo de la cabaña 2 (abajo). A partir de
originales de Ruiz Cecilia (2015) y de Ferrer et al. (2017).

Cipreses, con hallazgos similares (Ferrer et al. radiales hacia el centro del fondo del mismo grosor,
2017),al formar también parte de los depósitos patri- dejando espacios intermedios donde se extiende la
moniales de la propia elevación topográfica de los auténtica decoración, en base a líneas irregulares
Paredones; concretamente de su ladera occidental, que pudieran conformar composiciones en muchas
entendida como prolongación de la parte más elevada ocasiones espigadas o reticulares. Este tipo de
de lo que se analizó en los Cipreses. De igual modo vasos también se encuentran en uno de los fondos
deben entenderse los restos de la ladera septentrional de cabaña analizados en Cuesta de los Cipreses y
de esta misma cota, donde también aparecieron ele- asociadas a los rellenos posteriores de un muro
mentos del Bronce Final que cuadran con los que protohistórico y a los contenidos superficiales
estamos analizando, aunque por falta de espacio no (Ferrer et al. 2017: figs. 7: 15; 16:14-15 y 17:5-6).
trataremos aquí (Ruiz Cecilia 2005 y 2015: 420-421). Tales materiales cerámicos se han relacionado
El caso de retícula bruñida que destacamos (Ruiz siempre con la civilización tartésica, por lo que su
Cecilia 2015:fig. 8.4), corresponde al fragmento de adscripción al Bronce Final no presupone siempre
borde de una típica fuente de labio almendrado al un momento previo al mundo fenicio, puesto que
interior, carena alta y suave al exterior, junto con la coexistencia de estas mismas producciones
decoración bruñida solo interna, aunque es frecuente cerámicas con productos de raigambre fenicia está
un tratamiento general bruñido al exterior. Ese bruñido constatada en muy variados yacimientos andaluces,
solo afecta a ciertas zonas del interior, que forma incluyendo el sitio homónimo de las cerámicas
determinados diseños respecto del resto de la superfi- prototípicas tartésicas de tipo Carambolo. La
cie en esa zona, sin tratar y de aspecto mate. En esta disociación de esa coexistencia en los resultados
ocasión, el motivo decorativo consiste en una banda arrojados por la Cuesta de los Cipreses, con presen-
que contornea todo el borde, de la que salen otras cia de esas producciones alfareras (Ruiz Cecilia
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2015: fig. 8.8) a mano (Fig. 10 abajo), no debe obligar- depende encontrar el mayor número de certezas que
nos a que sigamos hablando solo del momento prehis- completen las áreas más oscuras de la historia de
tórico de fines del Bronce. Los investigadores de los Osuna y de la evolución urbana de un asentamiento
Cipreses incluso caracterizaron los restos de un muro complejo y de tan prolongada trayectoria.
protohistórico que, en realidad, tendría que ser poste-
rior a lo prehistórico, pero que había sido arrasado en
gran medida por la construcción del primer camino CONSIDERACIÓN FINAL
comtemporáneo. Una pérdida infraestructural que hace
abrigar la esperanza de encontrar hallazgos comple- Las muestras patrimoniales de hallazgos orienta-
mentarios con la extensión de lo explorado hasta el lizantes de Osuna, que hemos querido evidenciar
momento. Esa posibilidad deja abierta la esperanza a lo largo de estas líneas, representan una recapitu-
de que se amplíen los hallazgos y que, finalmente, lación suficiente para comprobar la situación de
también aparezcan producciones torneadas de origen este tipo de evidencias materiales en todo el yaci-
fenicio o asimiladas, propias de lo orientalizante, miento arqueológico de la antigua Urso. Junto con
justificando la pervivencia del poblado prehistórico ello, hemos tratado de exponer la potencialidad
hasta al menos ese momento, justificada hasta ahora arqueológica que reúne cada uno de los sitios que
por un único fragmento cerámico gris a torno (Ferrer aún subsisten con recuperaciones históricas de esa
et al. 2017: 94). categoría cultural, en aras de futuras investigacio-
Otra cuestión serían las cuatro fechas absolutas que nes que pudieran desarrollarse con garantías de
ha proporcionado el estudio de los Cipreses, que resultados en tan dilatado campo patrimonial.
tampoco cuadrarían con el contenido arqueológico de Sin necesidad de mostrar un cuadro totalmente
su investigación; salvo una de ellas, que arroja una exhaustivo y comparativo de esas potencialidades
datación del año 2830 ± 35 BP, que calibrada nos arqueológicas, lo que sí debemos ratificar es que
llevaría a un margen temporal entre los años 1113-904 esa riqueza patrimonial no solo debe quedar, para
BC, con una calibración de 2 ó, con un 95% de proba- su recuperación y adecuado conocimiento, al albur
bilidad (Ferrer et al. 2017: 114). No obstante, el acento del esporádico interés de los equipos de investiga-
no debería ponerse en la distorsión que, frente a ella, ción que puedan sentirse atraídos por el estudio de
suponen las otras tres dataciones absolutas, que solo nuestro pasado, o por la circunstancia aún más
chocarían si el momento más antiguo de Paredones aleatoria de los muy ocasionales hallazgos casuales
lo fijáramos solo en el Bronce Final. En realidad, más que puedan producirse. Hallazgos que pudieran
nos parece que esas fechas, del tercer milenio antes atraer aquel interés y que terminaran moviendo la
de Cristo, lo que vienen a corroborar es que el origen mecánica legal obligada de prevención y recupera-
humano de Osuna habría que llevarlo a la Edad del ción que las instituciones culturales administran.
Cobre, como ya defendimos razonadamente en su Pero, aquí en Osuna, lamentablemente no solemos
momento (Pachón 2002) y como, también ahora, esa estar, si quiera, en ninguna de esas dos casuísticas
cronología viene a sustanciarlo. En Osuna, además, se da una circunstancia que
En tal sentido, aunque no hayan aparecido elemen- tampoco favorecería, si se llegaran a producir esas
tos materiales propiamente arqueológicos de ese posibilidades como las que planteamos, que se
momento tan antiguo, debe considerarse que las alcanzara un buen puerto. Nos referimos concreta-
muestras para esas dataciones absolutas del tercer mente a que, ni existe, ni ha existido nunca, una
milenio se obtuvieron de restos óseos de fauna, a Comisión de Patrimonio que pudiera ser tenida en
través del análisis del colágeno que conservaban. cuenta a la hora de valorar sus dictámenes técnicos
Huesos de animales que fueron sacrificados tres mil sobre asuntos de competencia patrimonial, que
años a. C., pero que luego pudieron pasar a los rellenos fuesen tenidos en cuenta para actuar consecuente-
del Bronce Final, cuando los habitantes de este mo- mente, en caso necesario, y que las decisiones al
mento removieron hasta la roca natural el terreno respecto no acabaran dependiendo exclusivamente
donde asentaron sus cabañas, dos milenios después. de la voluntad política de turno.
Aún sin más evidencias, esos huesos son un fiel reflejo La que consideramos imprescindible Comisión
de que la Cuesta de los Cipreses ya había sido ocupada resultaría aún más apropiada, cuando comprobamos
por el hombre en la Edad del Cobre. que con la legislación vigente, en materia cultural,
Tan interesantes hallazgos y dataciones en los seguimos permanentemente anclados en una
Cipreses, hace de esta zona un espacio de gran poten- posición poco activa, las más de las veces improce-
cial arqueológico, pero que aún está por determinar, dente y sin avanzar prácticamente nada en la
dada la escasa muestra superficial investigada en un recuperación de los bienes inmuebles que sabemos
área patrimonial muchísimo más extensa. Frente a los se han conservado. No solo de época protohistórica,
otros lugares que hemos venido destacando, la Cuesta sino incluso de tiempos romanos, medievales y
de los Cipreses reúne no solo vestigios ya de época renacentistas que, en muchos casos, resultan en
orientalizante, sino anteriores y posteriores, hasta Osuna bastante más evidentes.
época medieval y moderna, de cuyo conocimiento
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11. Cuesta de los Cipreses. Vistas parciales de las obras en la calzada hacia el sur (izquierda) y hacia el norte (derecha).
© J. A. Pachón, abril de 2021.

Muchas veces, las oportunidades que surgen y únicos responsables de tales deficiencias, porque las
pudieran empezar a revertir esa situación tampoco autoridades patrimoniales, adscritas a la consejería
se suelen aprovechar convenientemente, porque las cultural andaluza, tampoco tuvieron la capacidad
decisiones que debieran tomarse desde las instancias preventiva que cabría esperar de ellas y respaldaron,
apropiadas, para que pudiesen aportar las más califi- de facto, aquel sinsentido.
cadas opiniones técnicas, resultan de imposible Desde aquellos hechos ya han pasado algo más
consideración ante la inexistencia material de las de veinte años, se ha progresado mucho en el conoci-
mismas. Por no hablar de las prisas que embargan miento del pasado de Osuna y cabría pensar que
a los responsables políticos en sus siempre escasos también se había hecho lo propio en las tareas de
periodos de mandato. prevención, custodia y conservación patrimoniales.
En Osuna, el sitio de la Cuesta de los Cipreses se Pero, otra vez, la Cuesta de los Cipreses repite como
ha acabado convirtiendo en un caso totalmente un bucle que no pareciera tener fin, los mismos
paradigmático de cuanto decimos. Cuando, a finales errores de hace tantos años. De nuevo, en 2021, la
de la década de los noventa del siglo pasado, se mejora de la calzada de esa cuesta, levantando el
adecuó ese camino en pendiente hacia la Colegiata asfaltado anterior para sustituirlo por un empedrado
y la Universidad, hubo un par de cosas que se hicie- de adoquines tradicional, ha dejado escapar la opor-
ron, aunque no del todo bien. Por un lado, se realizó tunidad de subsanar los viejos errores de aquella
una simple vigilancia arqueológica, cuando los restos primera intervención y, pese a las estructuras arqui-
emergentes en el lugar de la intervención, incluso tectónicas encontradas, de nuevo se arrincona el
antes de ella, ya hubiesen exigido una auténtica plano cultural de su investigación con otra acción
excavación; pero, por otro, también se utilizó maqui- tan plana y tan poco incisiva como la anterior,
naria para retirar estructuras y sedimentos patrimo- volviendo a sepultar y dejando sin analizar suficien-
niales en una acción inconcebible para lo que debía temente unos elementos constructivos de gran valor
esperarse de una intervención en un BIC a finales patrimonial (Fig. 11). Todo, sin referirnos siquiera
del siglo XX, perfectamente regulada por las leyes a la necesidad de su puesta en valor y conservación.
de patrimonio vigentes. En lugar de tanta preocupación por el remozado
Pese a todo, la participación de los profesionales de la Cuesta de los Cipreses, la prioridad debería
de la arqueología que ‘acompañaron’ aquella inter- haberse centrado en recuperar las construcciones que
vención fueron capaces de extraer una relevante no se estudiaron en los noventa, cuando se hizo
información sobre la gran importancia del sitio (Ruiz aquella calzada. En realidad, tampoco debería pare-
Cecilia, 2001 y 2015: 420 ss.; Ferrer et al. 2017: 81 cernos tan urgente mantener dos vías urbanas prácti-
ss.), complementando positivamente las deficiencias camente paralelas por el mismos sitio: la que se ha
que habían preñado el plan de obras, que desde la renovado y la que discurre unos metros más al oeste,
corporación municipal se había previsto en el lugar. por una cota inferior y dejando ver en su margen
Aunque tampoco es que los munícipes fueran los oriental los frentes de muro de muchas de las estruc-
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turas arquitectónicas que solo podemos seguir Arqueológico Nacional. Zaragoza, pp. 535-538.
imaginando, tras haber sido sepultadas de nuevo en CORZO SÁNCHEZ, R. (1977): Osuna de Pompeyo
su prolongación por el este. Esta vía, que en puridad a César. Excavaciones en la muralla republicana.
sería el auténtico Camino de los Cipreses, frente a Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Serie
su par o Paseo de la Universidad de Osuna, con un
solo sentido podría haber sido la única en conservar- Filosofía y Letras, 37. Sevilla.
se. Incluso con esa reducción continuaría cubriendo CURIÁ BARNÉS, E., FERNÁNDEZ CANTOS, A.,
suficientemente las necesidades de acceso rodado DELGADO HERVÁS, A. y PÁRRAGA, M.
o de desahogo de las alturas monumentales de (2000): «La organización de la producción de
Osuna, que seguirían contando en el flanco opuesto, cerámica en un centro colonial fenicio. El taller
ya al otro lado de la plataforma de la alfarero del siglo VI a.n.e. del Cerro del Villar
Colegiata/Universidad, con la ruta de doble sentido
del Camino de Buena Vista. (Málaga)». IV Congreso Internacional de Estu-
En fin, mientras Osuna no entienda que el patri- dios Fenicios y Púnicos, vol. IV. Cádiz, pp. 1475-
monio es el acervo acumulado por la historia, la 1485.
herencia directa de nuestros antepasados y siga DE LA BANDERA ROMERO, Mª L., ROMO
anteponiendo el cortoplacismo de sus accidentales SALAS, A. S., SIERRA ALONSO, F. y VAR-
gobernantes, haciendo prevalecer sus políticas GAS JIMÉNEZ, J. M. (1989) «Cerro Gordo, un
inmediatas, mirando solo al voto fácil y olvidando yacimiento orientalizante de la sierra sur sevillana
el bien común de nuestros mayores, seguiremos
sufriendo la inmerecida gestión de quienes, sin saber (Gilena, Sevilla)». Habis, 20, pp. 293-306
cuidar lo propio, nos quieren vender la falacia de su ENGEL, A. et PARIS, P. (1906): «Une forteresse
alta capacidad para defender los bienes de todos. ibérique à Osuna. (Fouilles de 1903)». Nouvelles
Ciertamente, la larga trayectoria temporal de esta Archives des Missions Scientifiques, XIII, 4.
villa sevillana, con tan gloriosa historia generada, Imprimerie Nationale. Paris, pp. 357-491.
se merece ya otra política más imaginativa y respe- ENGEL, A. et PARIS, P. (1999): Una fortaleza
tuosa con el pasado. Existe otra memoria histórica,
mucho más atrás que la posterior a julio de 1936, que ibérica en Osuna. Estudio preliminar, traducción
la ética de lo políticamente correcto no puede seguir y facsímil de J. A. Pachón, M. Pastor y P. Roui-
ocultando con gestiones tan poco disculpables como llard. Universidad de Granada, Ayuntamiento de
la que ha afectado al desdoble de la Cuesta de los Osuna y Caja de Ahorros de Granada. Granada.
Cipreses, volviendo a poner en peligro el verdadero FERRER ALBELDA, E., RUIZ CECILIA, J. I. y
bien común que nos dejaron nuestros antepasados. GARCÍA FERNÁNDEZ, F. J. (2017): «Nuevos
datos sobre el Bronce Final en Osuna». Territo-
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