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La salinidad al 5% es óptima para la mayoría de los fermentos. Para una mezcla rápida,
combine 50 g de sal por litro (3 cucharadas en un litro) de agua. Si prefiere una
salmuera menos salada, puede reducir la sal como desee.
Inicie el fermento en un recipiente que pueda liberar CO2 y "respirar". Una vez que
comienza la fermentación, puede dejar que continúe agria durante el tiempo que
desee o puede ralentizar el proceso y refrigerarlo. El agriado puede incluir una
combinación de signos visibles, como pequeñas burbujas y cambios en el sabor del
fermento.
Los fermentos “sin sal” suelen ser muy rápidos y no producen las texturas nítidas de
los fermentos salados. Tampoco se benefician de las propiedades antimicrobianas de
la sal, lo que aumenta el riesgo de crecimiento patógeno.
Las verduras dulces y las frutas fermentan más rápido que las coles, las verduras y
otras verduras de raíz.
Puede fermentar verduras en casi cualquier recipiente: frascos de vidrio, una vasija de
cerámica
• Los alimentos fermentados apoyan la salud del cerebro: nuestro tracto digestivo y el
cerebro están vinculados a través del eje del intestino-cerebro. La evidencia indica
que nuestras bacterias intestinales impactan en el cerebro y los alimentos
fermentados pueden ayudar a mejorar la función cognitiva, proteger el cerebro y el
sistema nervioso, mejorar el estado de ánimo y ayudar con los síntomas de ansiedad
y depresión
En los últimos años, las dietas tradicionales, como la dieta Paleo, han comenzado a
avanzar en la cultura general. Estamos empezando a darnos cuenta de que los
cambios modernos que hemos hecho en nuestras dietas han sido perjudiciales para
nuestra salud, y mirar hacia atrás en nuestra historia es en realidad la manera de
avanzar.