LA INDUSTRIA

DEL RESCATE
EL CASO DE
MALU LÓPEZ
 Ante todo, Malu Lopez es nuestra amiga, colega y una
histórica militante feminista, referenta de lxs trabajadorxs sexuales
de Mar del Plata. Por más de siete años militó en la ciudad, hasta el
momento de quedar detenida por las políticas anti-trata.
Cada vez que se reaviva el debate por el reconocimiento de
nuestro trabajo, Malu debe enfrentar nuevos ataques hacia su
persona. Sin ir más lejos, a principios del año pasado (2019), la
controversia generada por el lanzamiento del nuevo tema de
Jimena Barón, “Puta”, fue causa suficiente para que Malu sufriese
extensos escraches televisivos y mediáticos, que la retrataron
como una persona horrenda, autora de crímenes aberrantes.
Quienes hemos compartido años de militancia con ella y
conocemos su recorrido y su compromiso repudiamos este
señalamiento anónimo. Señalamiento anónimo que algunos medios
han levantado por internet, y que incluyen acusaciones gravísimas
hacia su persona que ni siquiera figuran en la causa.
Nos convoca a la elaboración de este comunicado no sólo la
defensa de nuestra compañera, sino también la urgencia de
enunciar (solo algunas de) las problemáticas que nos afectan en
nuestra cotidianidad. Para esto no nos basamos en datos
mediatizados ni sensacionalistas, hablamos desde el conocimiento
histórico y la experiencia colectiva.
¿Quién es Malu López?
Malu migró de Jujuy a Mar Del Plata a los 13 años en un
contexto de pobreza. Comenzó a ejercer el trabajo sexual a los 18
años. Siempre trabajó en relación de dependencia, bajo lo que se
1
Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina
conoce como “proxenetas” o “fiolos”. Incluso fue registrada como
víctima de trata en varios allanamientos. A los 44 años, con un par
de amigas cansadas de los maltratos, de la patronal y de la policía,
juntaron plata y se alquilaron una casa en donde conformaron una
suerte de cooperativa, en la cual todas trabajaban y aportaban.
En ese momento, Malu comenzó a militar en Ammar1 Mar del
Plata como referenta y comenzó a obtener visibilidad, a disputar
espacios políticos e irrumpir el discurso abolicionista de la ciudad.
También trabajó para derogar las ordenanzas que nos criminalizan.
Todo esto tuvo como resultado un fuerte ensañamiento por parte de
ciertos sectores feministas de línea abolicionista, que aún hoy
siguen teniendo el monopolio del discurso sobre la prostitución en
esa ciudad.
Los hechos
En febrero de 2015 la cooperativa sufrió su primer
allanamiento, en el marco de los operativos anti-trata. En aquel
momento no se formalizó imputación penal alguna en contra de
ninguna de las mujeres que allí trabajaban y el lugar fue clausurado
como “hotel de pasajeros no habilitado". Durante esos tres años, la
fiscalía trabajó en la construcción de la figura de Malu como una
tratante de personas, tomando como referencia su activismo
político dentro del ámbito local de trabajadorxs sexuales.
Meses antes del segundo allanamiento, que concluyó con la
detención de Malu, ingresó a la cooperativa una persona que se
presentó como y dijo ser una trabajadora sexual autonóma. Expresó
que necesitaba un lugar para trabajar temporalmente, ya que en su
propio departamento no estaba pudiendo hacerlo. Su paso por la
cooperativa duró únicamente dos semanas, y concluyó sin
conflictos ni particularidades. La persona simplemente se marchó.
Al mismo tiempo, su hija comenzó a militar en FUERTSA (Frente de
Unión Enmancipatoria por el Reconocimiento del Trabajo Sexual).
El día 10 de octubre de 2017 la Policía Federal realizó un
allanamiento en la cooperativa. Durante el procedimiento, Malu
López fue separada del resto de las mujeres que estaban en el
lugar, sus dos amigas. Al finalizar el mismo, la llevaron detenida,
mientras que sus compañeras fueron llevadas a declarar y luego
registradas como víctimas dentro del Programa Nacional de
Rescate a Víctimas de Trata de Persona. En su declaración, y hasta
el día de hoy, sostienen que son trabajadoras sexuales autónomas,
que conformaban una cooperativa de gastos, que cada una se
quedaba con el 100% de los pases que realizaban y que aportaban
un monto en concepto de los gastos de alquiler, luz, gas y teléfono.
Sin embargo, como la Ley de Trata2 nos quita nuestro derecho a dar
consentimiento, ellas fueron registradas como víctimas, y Malu fue
acusada de regentear el lugar y ser la proxeneta de sus
compañeras.
Malu fue denunciada en forma anónima. Sólo cuando se
levantó el secreto de sumario supimos la identidad de la
denunciante, esta misma persona que había llegado a la cooperativa
pidiendo trabajar ahí temporalmente y había permanecido en ella
sólo por dos semanas. Teniendo en cuenta la visibilidad que había
logrado Malu en tan poco tiempo y el fuerte avance que estaba
ocurriendo a nivel militancia en una ciudad tan hostil como Mar del
2
Ley 26.364 – Link: bit.ly/2FiUBmt
Plata, resulta más que claro que la infiltración de estas dos
personas en el círculo de Malu fue una estrategia por parte del
movimiento abolicionista. Tenían como objetivo inculpar a Malu y, al
ser ella referenta, frenar también el avance del activismo por el
reconocimiento del trabajo sexual. Una sola denuncia alcanzaba
para judicializarla.
El acuerdo que Malu tuvo que firmar en juicio abreviado -en
una situación de extrema vulnerabilidad psiquiátrica que le impedía
afrontar un juicio oral- fue por “explotación sexual de la
prostitución ajena” únicamente en relación a la persona de la
denunciante, no hay mención alguna de sus amigas. Este es un
acuerdo que Malu tuvo que firmar únicamente debido a que en
nuestro país no está reconocida ninguna forma de organización del
trabajo sexual que involucre a terceras partes, ninguna forma
cooperativa. Es decir, que salvo el trabajo sexual absolutamente
autónomo (que no está penado pero tampoco reconocido), lo demás
es considerado “proxenetismo”, aunque no conlleve ningún tipo de
violencia o coacción.
¿A quién persigue realmente la Ley de Trata?
Según un estudio de Cecilia Varela (investigadora de
CONICET)3, desde que se sancionó la Ley de Trata en el año 2008,
casi la mitad de las personas condenadas por este delito son
mujeres. Es el único crimen en el cual se observan estos
porcentajes. Estas mujeres son, en su mayoría, actuales o ex
trabajadoras sexuales a quienes sostenerse en el mercado sexual
3
“Entre el mercado y el sistema punitivo. Trayectorias, proyectos de movilidad
social y criminalización de mujeres en el contexto de la campaña anti-trata”,
Cecilia Varela (CONICET), 2015. Link: ri.conicet.gov.ar/handle/11336/103158
por su edad y el paso del tiempo les resulta dificultoso. No cuentan,
por supuesto, con obra social ni posibilidades de jubilarse de una
profesión que ni siquiera es reconocida como tal. Una de las pocas
herramientas que tienen para subsistir es la gestión colectiva de un
espacio, encargarse de ciertas tareas (administrativas,
publicitarias, de limpieza) y cobrar por ellas. Muchas de estas
mujeres han sido alcanzadas por el poder punitivo y en muchos
casos condenadas por “trata”.
En los allanamientos realizados en el marco de esta ley,
quienes operan desde el Estado buscan víctimas y victimarixs.
Cuando no los encuentran, como en el caso de quienes trabajan de
manera autónoma y cooperativa, ciertos rasgos les permiten
construir responsables de un delito, aún cuando no los hay. Malu
era la de mayor edad, una activista política que estaba denunciando
en los medios de comunicación los abusos policiales y el despliegue
de las políticas anti-trata que impiden la organización cooperativa
de nuestro trabajo.
El negocio
Las fiscalías suelen abrir este tipo de causas con el objetivo
de figurar primeras en las listas de fiscalías que “combaten la trata”
y en función a eso recibir más dinero. Lxs agentes anti-trata,
polícias e incluso psicólogxs viajan muchas veces en avión para
llegar a los operativos. Viajes y gastos que pueden costearse
gracias a las abultadas ganancias de la industria del rescate. Estas
causas, en su mayoría, suelen terminar en absoluciones o
sentencias de menor peso (esto está desarrollado en el mismo
estudio de Cecilia Varela), como fue el caso de Malu. En realidad,
sólo realizan una parodia de lucha y se llevan presxs a nuestrxs
compañerxs.
Lxs trabajadorxs sexuales sabemos por experiencia propia
que el derecho penal criminaliza a las personas que lo ejercen, en
especial a mujeres de sectores populares. Lejos de buscar
protegerlas, las políticas anti-trata las empujan a un marco de
marginalidad y clandestinidad aún mayor.
La única denunciante del caso de Malu no se presentó en la
última instancia a declarar, instancia en la cual justamente se
debían presentar las pruebas de su acusación. Su hija viralizó hace
poco una serie de tuits, en donde relataba que su madre había sido
tratada por Malu y describía situaciones horrendas por las que
supuestamente le había hecho pasar. Acusó a Malu de haber hecho
desaparecer testigos, de haber ejercido violencias sobre ella y su
madre, e incluso de haber mandado una persona a violarla a mano
armada. Llega incluso a afirmar que Malu captaba jóvenes para la
trata a través de la agrupación Descamisados, la cual había
frecuentado en los años previos a su detención. Este hilo de tuits
fue levantado por varios medios de comunicación digitales, que
obviamente no se molestaron en hacer averiguaciones. Nada de
esto consta en la sentencia, donde no hay prueba ni registro de
estas violencias y amenazas, y tampoco indicio alguno de que Malu
regenteaba una casa. Nada de esto fue siquiera presentado a la
justicia.
Repudiamos el accionar de los medios de comunicación que
reproducen escraches sin consultar los procesos judiciales
pertinentes o chequear fuentes, basándose solo en testimonios
anónimos. Estas situaciones de exposición innecesarias causan
estragos en la salud de Malu y en su familia.
Es un error común y extremadamente peligroso asumir que
la lucha entre el abolicionismo y la despenalización del trabajo
sexual es pareja. No se trata de un debate entre dos sectores de la
población que piensan distinto. El abolicionismo está en el gobierno,
en los puestos de poder, e incluso conforma gran parte del
movimiento feminista hegemónico.
Un ejemplo perfecto de esta diferencia de poder es el
registro que se habilitó desde el Ministerio de Desarrollo Social en
junio de este año. El mismo constaba de un formulario en donde por
primera vez en Argentina lxs trabajadorxs sexuales podíamos
seleccionar nuestra ocupación real, a la espera de poder acceder a
beneficios tan básicos como obra social y jubilación.
Antes de que pudiésemos festejar o siquiera medir las
posibles consecuencias de un registro de estas características, la
página fue dada de baja y un comunicado a través de Twitter por
parte de Gustavo Vera (Director del Comité Ejecutivo de Lucha
contra la Trata y Explotación de Personas) fue emitido. “La
prostitución no es trabajo, el formulario ya fue bajado”.
Existen organizaciones que luchan por derechos tan simples
como estos desde hace más de 20 años. Lo que en décadas de
militancia intentamos construir, el abolicionismo lo bajó en menos
de 12 horas de tuits. No hubo debate, ni discusión, ni intento alguno
de disimular el poder que tienen y lo impunes que son a la hora de
utilizarlo.
Es un hecho que las verdaderas redes de trata de personas
subsisten gracias a la complicidad estatal, a través de las fuerzas
policiales (la mayor institución prostituyente) y de seguridad
fronteriza como son Gendarmería y Prefectura, y teniendo como
cómplice al sistema judicial y penitenciario. Si Malu realmente fuese
4
El trabajo sexual en los códigos contravencionales y de faltas en Argentina -
Link: https://bit.ly/3dgK47F
la proxeneta que los medios y el abolicionismo construyeron, ella
no estaría presa. Si fuese realmente esa persona, ella y su familia
no estarían siendo sostenidas gracias a (y únicamente por) el
colectivo de trabajadorxs sexuales y nuestrxs aliadxs. No nos
veríamos obligadxs a pedir plata ni a organizar rifas y eventos con
el único fin de sostener a una familia destruida por el abolicionismo.
Desde nuestra militancia seguiremos exigiendo el
reconocimiento de nuestro trabajo. Seguiremos peleando por la
modificación de la Ley de Trata, que sigue equiparando trata con
trabajo sexual y nos infantiliza al punto de quitarnos la capacidad de
consentir. Seguiremos luchando por el acceso a derechos laborales
y la legalización de las formas de organización del trabajo.
Seguiremos pidiendo la derogación de los Códigos
Contravencionales que criminalizan la oferta de servicios sexuales
en la vía pública. Códigos sancionados en su mayoría durante la
dictadura militar, y que consideraban como agravantes del delito al
“travestismo” y las ITS4.
Seguiremos exigiendo, ante todo, el respeto a las decisiones
que tomamos sobre nuestras propias vidas, cuerpos y deseos.
Más de ciento cincuenta trabajadorxs sexuales y activistas,
en conjunto con organismos internacionales que luchan por el
reconocimiento del trabajo sexual, adhieren a este comunicado.
Les agradecemos difundir, adherirse, viralizarlo y pedir
justicia por Malu, por todas las putas presas, y por todas las que
sufren violencias por parte del Estado por el único motivo de decidir
sobre sus cuerpos.
 No somos víctimas, somos trabajadorxs sexuales. No Casa Joven Diana Sacayan
pedimos ni necesitamos ser rescatadxs, sólo queremos trabajar Revuelo Disidencia
amparadxs bajo los mismos derechos y obligaciones que cualquierx
trabajadorx. Asentamiento Fernseh
Colectivo Prostitutas Sevilla

¡Basta de criminalizarnos!
#LibertadParaMalu
#TodxsSomosMaluLopez
#TodxsPodemosSerMaluLopez

Adhieren a este comunicado:

CATS (Colectiva Autónoma de Trabajadorxs Sexuales)
Ammar Córdoba
CTA (Central de Trabajadores de Argentina)
Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual Mar del Plata
PLAPERTS (Plataforma Latinoamericana de Personas que Ejercen
el Trabajo Sexual)
OTRAS (Organización de TRAbajadoras Sexuales) Uruguay
OTRAS (Organización de TRAbajadoras Sexuales) España
Emputecidas
Federación LGBT
Mujeres de Moreno
ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de
Argentina)