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Especialmente las economías centralmente planificadas son, a partir de 1989, cada vez más
una concepción teórica antes que una realidad palpable.
economía normativa. La economía positiva, conocida como el enfoque “de lo
que es” ofrece un punto de vista descriptivo y establece relaciones causales
de validez general. “Los salarios vienen incrementándose en términos
reales” o “el sostenido aumento de los productos lácteos llevará a que se
reduzcan las cantidades demandadas” son proposiciones de economía
positiva.
La economía normativa incorpora juicios de valor, por eso se dice que este
enfoque se ocupa “de lo que debería ser”. “El sistema tributario requiere de
una reforma que promueva una mejor distribución del ingreso” o “Sería
necesario aplicar precios máximos a los productos de la canasta básica de
alimentos” son sentencias que entran en el campo de la economía
normativa. Es obvio que este tipo de proposiciones irán en un sentido u otro
en función de posiciones previas asumidas en el campo de la política, la
sociología y hasta la moral. En este sentido, la economía positiva parece
más aséptica desde el punto de vista de que tiene un enfoque más
descriptivo. Sin embargo, más adelante veremos que en ocasiones puede
resultar peligroso considerar determinadas relaciones económicas como
verdades científicas de validez universal, cuando en realidad son producto
de una visión y hasta una intencionalidad política en particular.
Figura 1
pleno empleo de dichos recursos. En general, en Economía se dice que
hay una situación de eficiencia si nadie puede mejorar sin que alguien
empeore. En nuestro caso significa que desde un punto situado sobre la
frontera, no se puede aumentar la producción de uno de los dos bienes sin
disminuir la del otro. Los puntos más allá de la frontera, son puntos
inalcanzables. Con la cantidad de recursos de que dispone la sociedad del
ejemplo, es imposible producir semejante combinación de bienes. En
ocasiones el punto está situado en una posición que marca una cantidad
alcanzable de uno de los dos bienes, pero no simultáneamente con la del
otro bien. Por último los puntos situados al interior de la frontera son
puntos ineficientes. La sociedad no está aprovechando plenamente los
recursos de que dispone. Hay recursos desempleados. Es claramente
observable que a partir del punto F de la fig 2, se puede aumentar la
producción de alimentos sin disminuir la de vestimenta, llegando entonces
al punto D, o se puede aumentar la producción de vestimenta sin disminuir
la de alimentos, llegando al punto C.
Figura 2
El costo de oportunidad
Ahora bien, volviendo a la Fig 1 vemos que si estamos en el punto B,
produciendo 17 unidades de vestimenta y 1 de alimentos, y deseamos
producir una unidad adicional de alimento (llegando a C) debemos resignar
la producción de 3 unidades de vestimenta. Si deseamos una unidad
adicional de alimentos para llegar a D, son 5 las unidades de vestimenta
que deben dejar de producirse y, por último, para llegar a 4 unidades de
alimentos, deberíamos dejar de producir 9 unidades de vestimenta.
Definimos como costo de oportunidad a la cantidad de unidades de uno
de los bienes que debemos dejar de producir para producir una unidad
adicional del otro. El costo de oportunidad de la cuarta unidad de alimentos
es de 9 unidades de vestimenta. Como puede verse, a lo largo de la
frontera de posibilidades de producción, en la medida en que nos movemos
desde A hacia E, el costo de oportunidad es creciente. Del mismo modo, si
fuéramos desde E hasta A, dejando de producir alimentos para producir
unidades adicionales de vestimenta, el costo de oportunidad de la
vestimenta en términos de alimentos sería también creciente.
Crecimiento económico
Hasta el momento, nuestro modelo de frontera de posibilidades de
producción nos permitió introducirnos a los conceptos de eficiencia y costo
de oportunidad. Si bien ese es el principal objetivo de dicho modelo, aún
pueden abordarse algunas cuestiones que pueden ilustrarse con mayor
facilidad en un esquema de frontera. El primero de ellos es el Crecimiento
económico. Desde la política y la sociedad, uno de los principales
mandatos que recibe un gobierno es la promoción del crecimiento de la
economía. Esto no es otra cosa que lograr que año a año, la frontera de
posibilidades de producción se expanda, alejándose del origen. Si nos
ceñimos estrictamente a los supuestos que formulamos al principio,
deberíamos pensar que es imposible hacerlo si la cantidad de recursos es
limitada. Sin embargo, hay recursos como la fuerza de trabajo que
experimentan crecimiento vegetativo. Todos los años se incorporan al
conjunto de trabajadores nuevos individuos en la medida en que alcanzan la
mínima edad laboral –que varía a lo largo de la historia y en función de las
características de cada sociedad- y esas incorporaciones no son
compensadas completamente por aquellos que llegan a la edad de retiro y
dejan la actividad. Esto implica –si queremos una utilización eficiente de los
recursos- que todos los años debe crecer el número de puestos de trabajo.
Más adelante veremos que si aumentamos sólo uno de los factores
productivos mientras los otros permanecen constantes aparecerán
nuevamente los rendimientos decrecientes (doscientos trabajadores
producirán menos del doble de lo que producían cien). Por ello un
crecimiento sustentable está basado en el avance armónico de toda la
dotación de factores.
El papel de la tecnología
Pero, ¿qué pasa cuando todo el recurso disponible está utilizado? Un
ejemplo claro es la tierra cultivable. Su disponibilidad no es infinita. ¿Cómo
aumenta la producción agrícola una vez que toda superficie apta ha sido
cultivada? Mediante la mejora tecnológica. Habíamos comentado
anteriormente que entre los recursos de que disponemos está la capacidad
de “saber cómo” llevar adelante las tareas productivas. Este no es un
proceso estático sino que la producción implica aprendizaje. La ciencia pura
también hace aportes desde el laboratorio, de modo que el progreso del
conocimiento lleva a que cada vez logremos producir más con los mismos
recursos básicos. La mejora tecnológica es, entonces, otro motor del
crecimiento económico. Si quisiéramos representar a través de la frontera
de posibilidades de producción la aparición de una tecnología que permite
aumentar la producción de alimentos, deberíamos partir del gráfico original,
para pasar, en un segundo período a una nueva frontera que muestre el
desplazamiento hacia la derecha del punto D (que, recordemos, representa
la cantidad de ese producto que se obtendría si todos los recursos se
aplicaran a su producción), mientras el punto A permanece inalterado
porque no han ocurrido novedades en el proceso productivo textil.
Figura 4
¿Acumular o consumir?
Otro elemento generador de crecimiento es el aumento del capital
productivo. Si se dispone de mayor cantidad de máquinas y herramientas,
de mejores caminos, usinas energéticas y puertos, la economía estará en
condiciones de expandir la frontera. Pero no podremos contar con estos
bienes si año a año consumimos todo lo que producimos. Para ilustrar este
punto debemos reformular levemente nuestra frontera de posibilidades,
estableciendo que los recursos se aplicarán a la producción de bienes de
consumo por un lado y bienes de capital por el otro. Los bienes de capital
que se obtengan en un período, incrementarán la producción del período
siguiente. De este modo, podría decirse que una sociedad que esté
dispuesta a resignar más consumo presente (al dejar de producir bienes de
consumo para producir bienes de capital), tendrá más posibilidades de
consumo en el futuro.
Figura 5
Figura 6
Figura 7