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lo que queremos llegar a ser, los puntos principales y los resultados que deseamos obtener.
El Proyecto de Vida, lo puedes tener en tu mente o puedes escribirlo; ya que la consulta a ese
plan nos permitirá dedicarnos a realizar aquello que nos llevará a lograr nuestras metas.
Un Proyecto de Vida puede iniciarse teniendo en claro, lo siguiente:
La visión personal.- es lo que se desea lograr en un tiempo determinado: que bienes materiales
le gustaría poseer; Cuáles son sus deseos respecto a su salud, su estado físico, y todo lo que
tiene que ver con su cuerpo; qué le gustaría aprender; a dónde le gustaría viajar; etc.
La misión personal.- Es la respuesta a la pregunta Quién Soy, Qué Hago, y Porqué estoy aquí.
La administración del tiempo.- Establecer prioridades que pongan de relieve las tareas más
importantes y permitan tomar las decisiones en base a esa importancia.
Como Elaborar Un Proyecto De Vida
La elaboración de un proyecto de vida, debe considerar aspectos tales como: el entorno y
conocimiento de la persona; la búsqueda de información para satisfacer las inquietudes y
posibilidades que nos rodean para alcanzar las metas propuestas; y la flexibilidad, que no debe
faltar, pues los seres humanos poseen múltiples intereses, habilidades y la capacidad de
rectificar, además los resultados no dependen sólo de la persona.
Al definir un proyecto de vida las personas podrán defender lo que piensan, sus intereses y
formarse un carácter menos vulnerable al medio.
1. El punto de partida Mi situación
Mis fortalezas.
Mis debilidades.
2. Autobiografía
¿Quiénes han sido las personas que han tenido mayor influencia en mi vida y de qué manera?
¿Cuáles han sido mis intereses desde la edad temprana?
¿Cuáles han sido los acontecimientos que han influido en forma decisiva en lo que soy ahora?
¿Cuáles han sido en mi vida los principales éxitos y fracasos?
¿Cuáles han sido mis decisiones más significativas?
3. Rasgos de mi personalidad
Enuncie aspectos que más le gustan y que no le gustan con relación a:
Aspecto físico
Relaciones sociales
Vida espiritual
Vida emocional
Aspectos intelectuales
Aspectos vocacionales
4. ¿Quién soy?
¿Cuales son las condiciones facilitadoras o impulsadoras de mi desarrollo?
¿Cuáles son las condiciones obstaculizadoras para mi desarrollo?
¿Cuál será el plan de acción a seguir?
5. ¿Quién seré? Convertir sueños en realidad
¿Cuáles son mis sueños?
¿Cuáles son las realidades que favorecen mis sueños?
¿Cómo puedo superar los impedimentos que la realidad me plantea para realizar mis sueños?
¿Cómo sé que logré realizar lo que quiero?
6. Mi programa de vida
El propósito de mi vida. es...
Analizo mi realidad para realizar el plan de acción: ¿Cuál es mi realidad? ¿Qué tengo? ¿Qué
necesito? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué voy a hacer?
La motivación exige necesariamente que haya alguna necesidad de cualquier grado; ésta
puede ser absoluta, relativa, de placer o de lujo. Siempre que se esté motivado a algo, se
considera que ese algo es necesario o conveniente. La motivación es el lazo que une o lleva
esa acción a satisfacer esa necesidad o conveniencia, o bien a dejar de hacerlo.
Los motivos pueden agruparse en diversas categorías:
En primer lugar figuran los motivos racionales y los emocionales.
Los motivos pueden ser egocéntricos o altruistas.
Los motivos pueden ser también de atracción o de rechazo, según muevan a hacer algo en
favor de los demás o a dejar de hacer algo que se está realizando o que podría hacerse.
La motivación también puede ser debida a factores intrínsecos y factores extrínsicos. Los
primeros vienen del entendimiento personal del mundo y los segundos vienen de la
incentivación externa de ciertos factores.
Factores extrínsicos pueden ser:
El dinero
El tiempo de trabajo
Viajes
Coches
Cenas
Bienes materiales
Todos estos factores pueden incrementarse o disminuirse en el espacio alrededor del
individuo, sin embargo, los factores intrínsecos dependen del significado que le de la persona a
lo que hace. Si bien es cierto, los llamados factores extrínsicos también dependen de esta
interpretación de la persona, éstos pueden cambiarse radicalmente de forma muy rápida
mientras que los intrínsecos requieren de un trabajo de asimilación más adecuado a la mente
del individuo. Los factores intrínsecos tratan de los deseos de las personas de hacer cosas por
el hecho de considerarlas importantes o interesantes.
Existen tres factores intrínsecos importantes. Véase el libro de Dan Pink sobre la motivación.
Autonomía: El impulso que dirige nuestras vidas, libertad para tener control sobre lo que
hacemos
Maestría: El deseo de ser mejor en algo que realmente importa
Propósito: La intención de hacer lo que hacemos por servicio a algo más grande que nosotros
mismos
[editar] La Desmotivación
Un término opuesto a motivación, es desmotivación, generalmente definido como un
sentimiento de desesperanza ante los obstáculos, o como un estado de angustia y pérdida de
entusiasmo, disposición o energía.
Aunque la desmotivación puede verse como una consecuencia normal en las personas cuando
se ven bloqueados o limitados sus anhelos por diversas causas, tiene consecuencias que deben
prevenirse.
Para el conferencista, orientador de la conducta y escritor, Renny Yagosesky, la desmotivación
es un estado interior limitador y complejo, caracterizado por la presencia de pensamientos
pesimistas y sensación de desánimo, que se origina como consecuencia de la generalización de
experiencias pasadas negativas, propias o ajenas, y la autopercepción de incapacidad para
generar los resultados deseados.
Desde su punto de vista, la desmotivación puede resultar claramente nociva si se convierte en
una tendencia recurrente o estable, pues tiende a afectar la salud, a limitar la capacidad de
vinculación y a desfavorecer la productividad por cuanto afecta la confianza en uno mismo, el
flujo de la creatividad, la capacidad de tomar riesgos y la fuerza de la voluntad.
Esto es un concepto sumamente amplio, aplicable a todos los campos, desde la biología,
psicología, hasta campos como la economía o la política.
Otro ámbito interesante es el de la Internet, donde gran parte de los marcos que la regulan
han surgido como una forma de autorregulación (estándares de construcción de páginas,
protocolos, etc...), lo que nadie ha impuesto (salvo en algunos países en relación con los
derechos de autor, pero ese es otro polémico tema).
Las emociones son fenómenos psicofisiológicos que representan modos de adaptación a
ciertos estímulos ambientales o de uno mismo.
Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas
guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.
toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las
alternativas o formas para resolver diferentes situaciones de la vida, estas se pueden presentar
en diferentes contextos: a nivel laboral, familiar, sentimental, empresarial (utilizando
metodologías cuantitativas que brinda la administración), etc., es decir, en todo momento se
toman decisiones, la diferencia entre cada una de estas es el proceso o la forma en la cual se
llega a ellas. La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una alternativa entre las
disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial, (aún cuando no se
evidencie un conflicto latente).
La toma de decisiones a nivel individual es caracterizada porque una persona haga uso de su
razonamiento y pensamiento para elegir una decisión a un problema que se le presente en la
vida; es decir, si una persona tiene un problema, ésta deberá ser capaz de resolverlo
individualmente a través de tomar decisiones con ese especifico motivo. En la toma de
decisiones importa la elección de un camino a seguir, por lo que en un estado anterior deben
evaluarse alternativas de acción. Si estas últimas no están presentes, no existirá decisión.
La pobreza y la falta de empleo adecuado, dos caras de una misma moneda, son quizá los principales
problemas sociales del Perú, y han estado en el centro del debate electoral del 2001. La incidencia de la
pobreza aumentó de 42% en 1985 a 55% en 1991. Durante el decenio de Fujimori, la estrategia liberal
privilegió el crecimiento económico, a veces en sectores poco generadores de empleo, como la minería,
con la idea de generar excedentes que permitan una expansión del gasto público social.
Con este aumento del gasto, se combatiría a la pobreza, integrando a los grupos sociales excluidos, en
primera instancia, de los beneficios del crecimiento.
Efectivamente, el gasto social se triplicó entre 1993 y el año 2000, pasando de 1.462 a 4.346 millones de
dólares. Se estima que un 30% del total se dirigió a programas focalizados; es decir, orientados
exclusivamente hacia los pobres. A pesar de tal aumento y del rápido crecimiento del PBI hasta 1997, la
incidencia de la pobreza cayó sólo hasta 51% en dicho año, para elevarse nuevamente hasta 54% en el
año 2000. ¡Diez años después regresábamos al punto de partida y; peor aún, la tasa de pobreza
superaba en 12 puntos el nivel de mediados de los ochenta! Visto desde el lado del mercado de trabajo,
hacia fines de la década, sólo el 15% de la población ocupada laboraba en empresas privadas de 10 y
más trabajadores, mientras que el 53% era independiente urbano o rural.
Aunque no se lograron los resultados esperados, la estrategia de los noventa contra la pobreza no fue
necesariamente un fracaso. Por un lado, el rebrote del año 2000 se dio luego de tres años de shocks
externos y recesión; y quizá sin los programas la situación hubiese sido peor.
Por otro lado, la pobreza extrema 1 se redujo consistentemente, desde 24 a 15% entre 1991 y el año
2000, resultando en este último año 4 puntos menor que en 1985. Probablemente, la estrategia tuvo
aciertos y debilidades, siendo necesario un balance que permita identificar lecciones para el futuro.
Entre las principales interrogantes que surgen, cabe señalar: ¿Es posible un patrón de crecimiento que
genere más empleo, disminuyendo la necesidad del gasto social como compensación para los grupos
sociales excluidos? ¿Cómo expandir el mercado de trabajo asalariado? ¿Cuál debe ser la mezcla entre un
gasto social de inversión en capital humano (salud y educación) o infraestructura (por ejemplo, caminos
rurales), y un gasto más asistencial (empleo temporal y apoyo alimentario)? ¿Cómo evitar que este
último genere comportamientos perversos de clientelismo o dependencia? En el caso de los programas
de lucha contra la pobreza, ¿qué proporción de pobres no ha sido beneficiada y que fracción del gasto
se ha filtrado hacia grupos no pobres? En definitiva, ¿cuál ha sido el impacto sobre los niveles de vida?
Esta edición de la revista busca contribuir a la discusión de estos tópicos. Los primeros cinco artículos
son resúmenes de investigaciones promovidas por el Consorcio sobre estos temas. El sexto analiza la
difícil relación entre la esfera de la investigación y el mundo real de las políticas sociales.
El estudio de Chacaltana (CEDEP) evalúa el desarrollo e impacto del gasto contra la pobreza a fines de
los noventa. Estima que entre 70 y 80% de los pobres tuvieron acceso a los programas en cuestión.
Aunque lograron una buena focalización geográfica, los programas mostraron altas tasas de filtración
(58%) hacia hogares no pobres. Las iniciativas, en particular las de apoyo alimentario, han estado más
orientadas al alivio que a la superación de la pobreza, sin desarrollar las capacidades ni aumentar los
activos de los hogares pobres.
Además de reducir las filtraciones hacia los hogares no pobres, el autor recomienda incidir en la
adecuación y calidad de la obra o recurso proporcionado, corrigiendo deficiencias en la selección,
ejecución y supervisión de los proyectos.
Aritomi y Díaz (GRADE) muestran que la desigualdad en la distribución del ingreso entre familias se
reduce al incluir las transferencias del Estado en educación, salud y alimentación. Sin embargo, dicha
reducción es pequeña. Además, se observa que el gasto en educación no es siempre progresivo, en
particular en la educación superior. Del mismo modo, el gasto en salud es progresivo en las consultas en
centros y puestos de salud, mas no así en los hospitales.
El trabajo de Tanaka (IEP) subraya que el grado de complejidad de la comunidad es la variable clave para
entender la participación popular en las políticas sociales. Distingue tres niveles de complejidad (baja,
media y alta) a los que corresponden distintos tipos de participación: colectiva generalizada,
intermediación y pluralismo. En los contextos más complejos, la participación supone compromisos con
líderes sociales que actúan como intermediarios entre la población y los agentes externos (Estado,
ONGs), surgiendo la posibilidad de predominio del interés particular de dichos líderes.
Espino (PUCP) explora las razones de las diferencias salariales en Lima. Entre 1991 y 1997, el salario del
20% más rico ha sido unas diez veces mayor que el del quintil más pobre. Parte de esta brecha se debe a
diferencias en el capital humano del trabajador, pero otra parte obedece a la segmentación del mercado
laboral, es decir, a la inserción del asalariado en el sector moderno o tradicional del aparato productivo.
Además, la propia tasa de retorno a la educación es 6 puntos porcentuales mayor en el primero con
respecto al segundo. En ese sentido, las políticas de educación y capacitación son insuficientes para
mejorar los ingresos, si al mismo tiempo no se asegura un entorno favorable al desarrollo del sector
moderno de la economía.
El desempleo urbano en el Perú ha sido casi siempre analizado de manera estática, lo que conduce a
subestimar la gravedad del problema. Díaz y Maruyama (GRADE) lo examinan dinámicamente,
seleccionando un mismo grupo de familias (panel) que son entrevistadas 4 veces en un año. Así, el
porcentaje de la PEA urbana afectada por el desempleo en algún momento del año alcanza 14%, frente
a una tasa de desempleo de 9%, según la definición habitual. La duración media de cada episodio de
desempleo es 13,5 semanas, y alrededor de la mitad de las personas que lo sufren pasan a la inactividad.
Por último, el artículo de Bezanson discute la relación entre los investigadores de las ciencias sociales y
los responsables de las políticas públicas. El autor examina los cambios ocurridos durante las últimas
décadas; las diferencias culturales y de incentivos entre ambos mundos; y concluye identificando "diez
mandamientos" para los investigadores que deseen incrementar su influencia en los procesos de
decisión política.