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RESOLUCIÓN

Aunque la Constitución Nacional Argentina establezca que “la Nación Argentina adopta
para su gobierno la forma representativa republicana y federal” muchas veces podemos
notar que el plano de lo real y concreto dista de lo establecido.

Por un lado, económicamente, nos encontramos con una realidad fiscal en donde se
encuentra en funcionamiento una ley impositiva fundamentalmente centralista. Esta ley es la
de Coparticipación. Aquí se regula que un ente nacional, la AFIP, debe recaudar impuestos a
nivel nacional para luego ser quien redistribuye los ingresos entre las diferentes provincias,
con excepciones de impuestos que afirman aún más las posiciones centralistas o como
vemos en esta particular en esta excepción, “pro porteña”, como son los derechos de
importación y exportación. También podemos ver como la mayor parte de lo recaudado en
todo el país se dirige directamente a este órgano central, distribuyéndose el 43,34% a la
Nación. Demuestra también esta desigualdad en la distribución y la tendencia unitaria del
país el hecho de que la provincia de Buenos Aires sea la mayor beneficiaria del porcentaje
de distribución de impuestos, contando con un 19,93% más un 1,5701%, mientras que
ninguna provincia supera siquiera el 10%.

Por otro lado, a nivel social, podemos ver muchas veces como el termómetro político se
mide en base a la Capital Federal. Medios hegemónicos claramente porteños, muestran la
realidad parcializada. Ante temas de importante coyuntura política y social, las
manifestaciones transmitidas son en Buenos Aires, lo hemos visto desde la reforma del
sistema provisional perjudicando a los jubilados hasta las marchas a favor o en contra de la
Interrupción Voluntaria del Embarazo. Lo que muestra y mide es la temperatura política
frente al Congreso de la Nación.

El cumplimiento del artículo primero de nuestra constitución es una deuda hacia los
argentinos desde la firma de su Constitución hasta el día de hoy.

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