Rachel Williams•
primera de una autora guineoecuatoriana, y una de las primeras obras literarias surgidas después
del colonialismo español: Ekomo es una novela fundacional, marca el comienzo de una literatura
Ekomo es, básicamente, la historia de una mujer, Nnanga, de su marido, Ekomo, y de sus
vidas dentro de su tribu fang en Guinea Ecuatorial. Al principio del libro, la tribu recibe un mal
augurio que dice que dos hombres de la comunidad (un viejo y un joven) van a morir. Después,
Ekomo vuelve de la ciudad donde “se quedó embrujado por una mujer de mala vida” y ahora
tiene la pierna hinchada (Nsue Angüe 2008: 24). Cuando la pierna empeora, Nnanga y Ekomo
tienen que salir del pueblo e ir en búsqueda de un remedio. Al final, no lo encuentran, y Ekomo
se muere a causa de sus heridas. El libro termina con la incertidumbre del futuro de Nnanga,
cuya posición después de la muerte de su esposo está en un estado de fluctuación. Pero el libro
va más allá de una clásica historia de mujer y hombre. Destaca los ritos de la tradición, explora
las cuestiones de vida, muerte, tabúes, amor y religión, y cuenta la cosmogonía del pueblo fang,
todo con el telón de fondo implícito del colonialismo. Entonces no es fácil comprimir la historia
de esta novela en un resumen simple del libro; leer Ekomo es una experiencia única y cada
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Rachel Williams está completando su doctorado en el departamento de lenguas y literaturas
modernas de la universidad de Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos. Este ensayo se
escribió en el marco de un curso de doctorado titulado “Engaging with the Global
Hispanophone”, impartido por Benita Sampedro Vizcaya en el primer cuatrimestre del año 2022.
1 Para las referencias a la novela en este ensayo, usaremos la edición de 2008.
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La sensación de transición está presente en todo el libro, en la trama y también en el
estilo narrativo, así que los lectores se sienten como los personajes de la obra—entre un
momento y el próximo. El libro empieza con la repetición de la frase “entre un poco de sol y un
poquito de sombra”, y quedamos con esta sensación de suspensión hasta el final (Nsue Angüe
2008: 19). Nsue Angüe utiliza su manejo ingenioso de la prosa para mantener este sentimiento,
naturaleza. Ella describe el entorno de los acontecimientos como una pintura de acuarela, algo
que existe, pero es fino y puede ser cambiado en algún momento. El concepto de transición es un
tema central de esta literatura poscolonial, pero en Ekomo no solo es una transición política pero
la muerte de Ekomo está relacionada con el problema de ser mujer en una sociedad patriarcal.
Además, el estilo particular del libro representa un intento por parte de la autora de crear,
como escribe Clelia Rodríguez, “una encrucijada del pareo histórico entre oralidad y textualidad”
(2014: 1057). La novela rezuma tradición oral en todas partes, sobre todo en la voz narrativa de
forma escrita—Nsue Angüe hace referencia irónica a esa tensión en su dedicatoria: “a Nnanga,
mi amiga vieja. Lástima que no sepa leer” (2008: 15). Nnanga nos cuenta su historia desde la
situaciones, la voz de Nnanga retrocede hasta el fondo y deja el espacio para las voces de otros
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que cuentan sus historias en sus propias palabras. A través de la novela, vemos claramente la
interacción y la fusión de la oralidad y la textualidad que crean “una médula textual-oral cuyo
sustento son las experiencias vividas de una mujer fang”, que sirve para cuestionar los valores
conciencia como avispas”. Esta frase viene muchas veces a la mente de Nnanga en la voz de la
vieja Nnanga, y representa algo que Verónica Ñengono Nguema Bindang analiza en su artículo
sobre las mujeres y los espacios tradicionales del pueblo fang. Ella escribe que “cabe destacar la
importancia de las expresiones fraseológicas que aquí se recogen por la carga simbólica y
riqueza cultural que entrañan” (2020: 353). Aunque Ñengono Nguema Bindang hace su análisis
desde una perspectiva sociológica, es claro que Nsue Angüe también consideraba la importancia
de estas expresiones, y las incluyó en su libro para representar la oralidad en la comunidad fang.
su abuela, son dichas por mujeres, algo que Ñengono Nguema Bindang reconoce también:
“refranes del corpus tradicional fang y canciones del folclore que componen las propias mujeres”
(2020: 353). Así, Ekomo representa no solo la importancia de la tradición oral en el pueblo fang,
sino también la importancia de las mujeres a la hora de guardar y preservar esta oralidad.
Es posible considerar a Ekomo como una novela de viaje, con la segunda mitad del libro
siguiendo los pasos y la trayectoria de Nnanga y Ekomo en busca de un remedio para la pierna.
En su viaje, la pareja cruza fronteras físicas y espirituales, y la salida del pueblo familiar también
es una ruptura con la vida tradicional. Antes de esta salida, la trama se enfoca en el pueblo de
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centrándose en el abáa. Ñengono Nguema Bindang describe el abáa como “el espacio
consagrado a los hombres, donde se reunían en comunidad para asuntos diversos, lugar de recreo
y descanso. Era la jurisdicción de la palabra” (2020: 358-359). Esta división del espacio está
presente al principio del libro, cuando “en el abáa los hombres discuten...los hombres hablan, las
mujeres callan, escuchan los jóvenes y los niños juegan” (Nsue Angüe 2008: 20). Cada grupo
tiene su propia posición en el abáa y en la comunidad tradicional. 2 Hay una alteración de estas
Nnanga toca el cadáver de su esposo, la transgresión de un tabú dentro de la sociedad fang. Nsue
Angüe juega con los espacios tradicionales del poblado fang para cuestionar sus significados,
De hecho, el viaje de la pareja es casi un paralelo del viaje mítico en la cosmogonía fang,
cuando los antepasados buscaron su propia tierra. En el momento en que la pareja llega al río
Ntem, “el legendario río que hace frontera natural entre nuestra lengua y la de los habitantes de
la otra orilla”, (Nsue Angüe 2008: 200) la narración de Nnanga retrocede y oímos las palabras
directas de su abuela Nnanga contando la historia del río. La vieja Nnanga nos cuenta la primera
parte y luego Ekomo “continuaba con su monólogo” y nos da el resto de esta historia sobre
Afrikara y sus descendientes (Nsue Angüe 2008: 201). Al final de su relato, que también
constituye el diálogo más largo de Ekomo en todo el libro, Nnanga le pregunta “¿quién te ha
contado tantas cosas?” y Ekomo replica “yo también tuve una Nnanga” (Nsue Angüe 2008:
206). Entonces, ese momento no solo representa la importancia de la oralidad en la cultura fang,
2Clelia Rodríguez analiza esta dinámica entre los géneros y el espacio físico en su artículo sobre
oralidad y género en Ekomo (2014).
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sino también demuestra una vez más cómo las mujeres toman la responsabilidad de guardar estas
La novela mantiene una ambivalencia con respecto a los dos mundos en conflicto en la
trama (y en Guinea Ecuatorial). Durante la mayor parte del libro, nos quedamos con Nnanga y su
cultura fang; no vemos mucho de la presencia de los colonos en Guinea Ecuatorial en la primera
mitad del libro, y de verdad solo sabemos el marco temporal debido a una mención pequeña a
Patrice Lumumba y las luchas anticoloniales en el Congo en el primer capítulo. Nsue Angüe
enfoca en las interacciones con la colonización de manera directa. Por otro lado, con el enfoque
en la experiencia de una mujer, vemos también los asuntos que Nnanga tiene con su propia
comunidad; demuestra algunos problemas con la cultura fang, pero no se alaba a la cultura de los
colonizadores tampoco. Como escribe Benita Sampedro Vizcaya, “the novel condemns alike the
insufficiency of both Western medical and religious systems and values, on the one hand, and
their ancestral counterparts on the other, destabilized by colonial intervention” (2015: 177). Con
la ambivalencia, Nsue Angüe rechaza las dos opciones de estereotipos, de la vida antes y después
españoles para el dominio sobre su territorio. Pero la cultura fang tampoco es un mundo ideal
que fuera destruido por la intervención de los colonos. No hay un mundo perfecto, nos dice la
novela, y muchas veces estamos atrapados entre dos (o más) mundos imperfectos, como los
personajes en la novela.
La novela termina en “la frontera entre la vida y la muerte”, (Nsue Angüe 2008: 248) y
quizás todo el mundo habita esa frontera. La obra no nos da soluciones a los problemas que
plantea, pero no es necesario que una obra de ficción haga eso. Es posible hacer una crítica y
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cuestionar por qué la novela propone preguntas y no nos da respuestas, pero eso es parte del
contexto político en el que el libro salió. A comienzos de los años ochenta, el país era nuevo
ahora. Hoy en día tenemos movimientos fuertes del feminismo por todas partes del mundo, pero
en esa década las metas y los métodos de las feministas eran diferentes. Era más importante
conocimiento del feminismo, sobre todo entre las mujeres. Nsue Angüe abrió la puerta para
cuestionar las tradiciones del poblado fang, y teóricas feministas como Ñengono Nguema
Bindang todavía están siguiendo sus pasos hoy en día. Tal vez basta con dejar a un lado las
las tradiciones orales, para que los jóvenes no olviden sus propias historias y culturas. Hizo esto
Ecuatorial (como los bubi y los ndowé) y en el programa de televisión Bia-Ba.3 Pero mantener el
conocimiento no es decir que estas tradiciones son perfectas, o que la gente de Guinea Ecuatorial
necesita seguirlas al pie de la letra hoy en día. Como vemos en la novela Ekomo, se puede
todavía en un momento de transición, ¿cómo abordamos el futuro? Creo que esta es (una) de las
3 Benita Sampedro Vizcaya describe los proyectos de Nsue Angüe en su capítulo “Ekomo’s
Interventions” incluído en el libro African Immigrants in Contemporary Spanish Texts (2015).
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Bibliografía
Ñengono Nguema Bindang, Verónica. “Simbología de los espacios nseng y faa en la tradición Fang:
investigación, ed. Juan Aranzadi y Gonzalo Álvarez de Chillida. Vol. II. Madrid: UNED, 2020:
330-350.
Rodríguez, Clelia. “A Nnanga, mi amiga vieja: lástima que no sepa leer”. Revista Iberoamericana, vol.
Sampedro Vizcaya, Benita. “Ekomo’s Interventions”. African Immigrants and Contemporary Spanish
Texts: Crossing the Straits, ed. Debra Faszer-McMahon and Victoria Ketz. New York: