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A N I M A L E S D E S C O N O C I D O S R E L A T O S
A C A R O L Ó G I C O S
COMITÉ DE SELECCIÓN
EDICIONES
PRÓLOGO
I.¿QUÉ SON LOS ÁCAROS ?
II. EL FIEL COMPAÑERO DEL HOMBRE
III. NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA
IV. EL TRANSPORTE COLECTIVO
V. MÍRAME Y NO ME TOQUES
VI. LO QUE EL VIENTO TRAJO
VII. LOS QUESOS Y SU "BOUQUET"
VIII. UN MUNDO OCULTO
IX. CAMBIO DE VIDA
X. LAS BOMBAS SUCCIONADORAS DE SANGRE
XI. COSTUMBRES INSÓLITAS
XII. TESTIGOS DE CARGO
XIII. ESTRATEGIA INCREÍBLE
CONTRAPORTADA
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C O M I T É D E S E L E C C I Ó N
Coordinadora Fundadora:
Coordinadora:
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E D I C I O N E S
ISBN 968-16-2860-8
Impreso en México
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P R Ó L O G O
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I . ¿ Q U É S O N L O S Á C A R O S ?
LOS ácaros forman parte del grupo más antiguo, diverso y numeroso
de animales que ha existido desde que apareció la vida en el planeta,
el de los artrópodos. Conviene por lo mismo señalar algunas de las
más importantes características de estos animales, antes de entrar al
tema concreto de los ácaros.
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Clasificación general del phylum Arthropoda
Trilobites
Trilobitomorpha Trilobita
(extinguidos)
Trilobitida
Alacranes, arañas,
Arachnida
vinagrillos,
arañas patonas,
solpugas,
etcétera
Ácaros y
Acarida
garrapatas
Cangrejos,
Mandibulata Crustacea
camarones, jaibas,
langostas,
cochinillas, pulgas
de agua,
cíclopes, etcétera
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Chilopoda Ciempiés
Diplopoda Milpiés
Los miembros de
Pauropoda
estas cuatro
clases se conocen
Symphila
con el nombre
general de
miriápodos
Mariposas,
Insecta escarabajos,
abejas,
hormigas,
chapulines,
piojos,
moscas,
mosquitos,
pulgas, etcétera
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perjudiciales y destructoras de una gran variedad de plantas, así como
de granos y otros productos almacenados. No todos son dañinos, hay
también muchos insectos benéficos, como las abejas productoras de
miel, que reditúan grandes ganancias; o el gusano de seda, que es la
larva de una mariposa, secretora de la delicada substancia con la que
se manufacturan las finas telas de gran valor comercial, y otros más.
Otras pocas especies que también reconoce son las que forman plagas
molestas o dañinas tanto para él y sus animales como para los campos
agrícolas que cultiva; entre estas últimas se encuentran todas las
fitófagas. Todas ellas han recibido diferentes nombres, algunos de los
cuales se usaban ya entre los antiguos mexicanos; así, a las
garrapatas se les designa en varios estados de la República como
''tialajes", "turicatas", "tostoneras", "plateadas", "conchudas",
"tullidoras", etc., y a sus larvas que son mucho más pequeñas,
"pinolillo", "mostacilla", "güinas", etc. Otros ácaros que producen
dermatitis o inflamaciones de la piel, muy molestas para el hombre, se
les conoce con el nombre de "tlalzahuates", "coloradillas", "aradores",
etc.; hay también los "corucos" de las gallinas, las "arañas rojas" de
las plantas, los "ácaros de la sarna", "ácaros de la roña" y algunos
más. Son, sin embargo, muy pocas, en contraste con los miles de
especies que hay y que el hombre común desconoce.
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esAmblyomma longirostre Koch, que en México es parásita del puerco
espín. La mayor parte de los ácaros adultos miden entre medio y dos
milímetros.
Como en todos los artrópodos, su cuerpo está cubierto por una cutícula
quitinosa, muy resistente, que los protege de agentes físicos, químicos
y mecánicos. En algunas partes esta cutícula es más gruesa, y forma
placas que les dan mayor protección. Estas placas sirven asimismo
para la inserción de músculos y son características en determinados
grupos. Aunque esta cubierta les es sumamente benéfica para
proteger su vida, es al mismo tiempo tan rígida que les impide crecer;
por esta razón tienen que deshacerse periódicamente de esta coraza
mediante el proceso de la muda; éste es un momento crítico en la vida
del ácaro y está controlado por secreciones hormonales.
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La alimentación de los ácaros varía mucho entre las numerosas
especies; por eso los quelíceros se han ido modificando, adaptándose,
según el caso, para morder, cortar, raspar, enganchar, aserrar,
despedazar, triturar, picar o succionar.
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Figura 1. Algunos ejemplos de ácaros. (a) Periglischrus vargasi Hofmann,
parásito de murciélagos.(b) Cunaxa capreolus (Berlese), vida libre en el
suelo, depredador. (c) Laminosioptes cysticola(Vizioli), parásito de gallinas.
(d) Caligonella sp., vida libre en el suelo depredador.(e) Tequisistlana
oxacensis Hofmann y Sánchez, parásito de las lagartijas.
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caminan y logran agarrarse o sujetarse a los diferentes sustratos; las
formas acuáticas los utilizan para nadar a manera de remos. Las patas
de algunos machos pueden estar modificadas para poder sujetar a la
hembra durante el apareamiento. Normalmente, las larvas tienen tan
sólo tres pares de patas; el último par aparece cuando la larva se
transforma en ninfa, por lo que ninfas y adultos tienen cuatro pares.
Sin embargo, algunos ácaros muy especializados y pequeños han
reducido sus patas a tan sólo dos pares y en ocasiones a uno, en
estado adulto.
Toda la superficie del cuerpo y las patas está cubierta de sedas de muy
variada forma y de función generalmente táctil, aunque muchas de
ellas son también sensibles a las vibraciones. Gran parte de las
especies son ciegas, pero las hay también con ojos muy sencillos,
llamados ocelos, que generalmente son uno o dos pares, situados en la
superficie dorsal y anterior del cuerpo. Es poco probable que estos
ocelos lleguen a formar imágenes; posiblemente su función se
concrete tan sólo a detectar los cambios en la intensidad de la luz.
La mayor parte de los ácaros ponen huevos, o sea, que son ovíparos;
otros son ovovivíparos, es decir, que ponen huevos, pero llevan
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adentro un embrión ya formado y próximo a nacer; por último, hay
especies vivíparas, que dan nacimiento directamente a organismos ya
formados.
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Algunas especies tienen preferencia por alimentos azucarados, que por
acción bacteriana forman ácidos, como el acético, succínico o láctico;
por ello pueden encontrarse en la leche en polvo, vinos, dulces, col
agria, mermeladas, diversos postres y caramelos, etc. Cuando estos
alimentos son ingeridos por el hombre, y llevan consigo algunos ácaros
vivos, estos animales pueden llegar a colonizar en el intestino,
originando acariasis intestinales. Hay otras muchas acariasis que estos
ácaros de vida libre pueden producir tanto en el hombre como en
diversos animales y que recibirán distintos nombres de acuerdo con el
órgano que invadan.
Los ácaros parásitos son, desde luego, los más especializados, no sólo
por sus modificaciones morfológicas sino por los cambios que han
sufrido en sus ciclos de vida, su fisiología y su comportamiento. Son
los ectoparásitos más frecuentes, numerosos y variados; algunos de
ellos, a lo largo de su evolución, han llegado a invadir cavidades
internas, principalmente las vías respiratorias y muchos viven por un
tiempo bajo la piel. Sus huéspedes preferidos son los artrópodos,
sobre todo los insectos y todos los vertebrados terrestres. Los ácaros
más importantes en este sentido son las garrapatas, parásitos
obligados que se alimentan de la linfa o sangre de un huésped, en
todos los estadios de su ciclo de vida. Bajo estas condiciones, tienen la
oportunidad de actuar también como vectores de numerosos gérmenes
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patógenos, capaces a su vez de originar enfermedades y hasta la
muerte a muchos de sus huéspedes.
Orden Opilioacarida, donde se incluyen los ácaros más primitivos, que muestran todavía características de sus
antepasados.
a) Orden Holothyrida, cuyos representantes se encuentran en Australia, Nueva Zelanda y otras islas de la
región, así como en la región neotropical del continente americano.
b) Orden Mesostigmata. Incluye una gran cantidad de especies, que se agrupan en 77 familias, casi todas con
representantes en México. Hay muchas formas libres que constituyen parte de la fauna del suelo; muchos
individuos son foréticos. Por lo que se refiere a sus hábitos alimentarios, hay una gran cantidad de
depredadores, otros se nutren de desechos orgánicos y hongos. Muchas especies viven como ectoparásitos de
reptiles, aves y mamíferos y otras han invadido el interior del cuerpo, viviendo como endoparásitos.
c) Orden Ixodida, donde se incluyen todas las garrapatas, ectoparásitos por excelencia de todos los vertebrados
terrestres, desde batracios hasta el hombre.
a) Orden Prostigmata. Es uno de los más grandes, con 127 familias y miles de especies, gran parte de las
cuales se encuentran en México. Muchas son depredadoras y viven en el suelo o sobre musgos, líquenes, etc.;
otras prefieren áreas desérticas o la zona de las mareas. Aquí se incluyen también todas las especies fitófagas
que constituyen plagas muy serias de diversos cultivos y de difícil control. Se incluyen asimismo, todas las
especies acuáticas, tanto marinas como de agua dulce. Hay también especies comensales y numerosas
parásitas, muchas de las cuales sólo viven en estas condiciones en su etapa larval, pero llegan a ser un grave
problema en la salud pública.
b) Orden Astigmata, con 65 familias, gran parte de las cuales existen en México. Aquí hay muchas especies de
vida libre que se alimentan de granos, de materia orgánica en descomposición, de hongos y de alimentos
almacenados o procesados. Gran número de especies se han adaptado a vivir entre las plumas de numerosas
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aves; otras son parásitas de insectos, crustáceos y de varias aves y mamíferos; a estos últimos les ocasionan
diversos tipos de sarna; hay también especies endoparásitas de ciertas aves y mamíferos, así como comensales.
c) Orden Oribatida, con 158 familias, gran parte de ellas en México. Son los ácaros más numerosos, frecuentes
e importantes del suelo, que desempeñan un papel esencial en los procesos de descomposición e integración al
suelo de la materia orgánica.
Clase Acarida
Nombres
Subclases Órdenes
comunes
Àcaros
Opiliocariformes Opiliocarida
primitivos
Holothyrida
Ixodida Garrapatas
Coloradillas,
Prostigmata
tlalzahuates,
arañas, rojas,
etcétera.
Acariformes Astigmata
Aradores, ácaros
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de la sarna,
Ácaros del
Oribatida
suelo.
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H O M B R E
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Estos ácaros son tan pequeños que no se ven a simple vista; pueden
medir desde 100 micrones en sus estados juveniles, hasta 400
micrones en su etapa adulta. Su cuerpo es alargado y estrecho, como
el de un pequeño gusano, cubierta su piel con finas estriaciones
transversales. Como todos los ácaros, las larvas poseen tan sólo tres
pares de patas, a diferencia de las ninfas y los adultos que presentan
cuatro pares de patas, sumamente cortas y anchas; sus artejos se ven
como arrugas, y cada pata termina en un par de uñas cortas. Sus
quelíceros son como pequeños estiletes o cuchillitos delgados, por
medio de los cuales cortan las membranas de las células epiteliales
que revisten los folículos, alimentándose de su contenido, así como del
de las glándulas sebáceas; ésto lo van desintegrando por medio de
enzimas digestivas contenidas en su saliva. La abertura genital de la
hembra se halla en el vientre, por detrás del cuarto par de patas; en
cambio, el macho presenta el órgano copulador o pene en posición
dorsal y dirigido hacia delante, de manera que cuando estos ácaros
copulan, el vientre de la hembra tiene que quedar sobre el dorso del
macho.
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de los ojos, párpados y parte inferior de las patas anteriores. Pronto se
acentúa esta caída del pelo, la piel se enrojece y en la cara aparecen
pequeñas pápulas. Con el correr del tiempo, esto se generaliza por
todo el cuerpo, acompañándose de pus sanguinolenta. El número de
individuos es tan grande que pueden encontrarse hasta 200 ácaros en
cada folículo; con frecuencia llegan a atravesar la piel, e invaden
órganos internos y nódulos linfáticos; como el animal se rasca
desesperadamente, esto favorece la invasión de bacterias piógenas,
complicándose el cuadro con infecciones secundarias que pueden
provocar situaciones dramáticas de los animales. Esto es lo que se
conoce en medicina veterinaria como sarna demodécica o sarna
folicular. Las especies que la originan en los distintos animales son las
siguientes: D. caprae (Railliet) en la cabra, D. canis ovis (Railliet) en la
oveja, D. equi (Railliet) en el caballo, D. cuniculi Pfeiffer en el
conejo, D. bovis Stiles en el ganado bovino, D. catiMegnin en el
gato, D. phylloides Csokor en el cerdo, entre otras.
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V E N G A
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género Demodex y producen la sarna demodécica en los mamíferos,
sobre la cual se trató en el capítulo anterior.
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Ante todo, habría que señalar que esta especie ha desarrollado, a lo
largo de su evolución, distintas variedades biológicas o inmunológicas,
las cuales se han vuelto muy específicas en la selección de sus
respectivos huéspedes. Así, la variedad hominis sólo parasita al
hombre, la variedad canis, tan sólo al perro, la
variedad suis, únicamente al cerdo, y de esta manera cada uno de los
mamíferos domésticos es parasitado por su correspondiente variedad.
Todas ellas son iguales en su morfología y ciclos de vida, ya que todas
pertenecen a una misma especie S. scabiei, en lo que difieren es en su
comportamiento y en las reacciones que provocan en los animales que
invaden. Si una de estas variedades infesta a otro huésped que no sea
el suyo, el mismo huésped la rechazará con defensas de su organismo
salvo en el caso de encontrarse enfermo o debilitado. El hombre, por
ejemplo, cuando sus defensas andan bajas por alguna enfermedad o
algún otro motivo, es susceptible de infestarse con dos de las
variedades animales, la del perro y la del caballo; sin embargo, esta
infestación es en general pasajera, tendiendo estos casos a curarse por
sí solos, sin medicamentos, pues el ácaro finalmente no logrará
establecerse en un huésped que no sea el suyo. Sólo en ciertos casos
serios, de intensa inmunodeficiencia, la infestación puede progresar,
pero con otras manifestaciones, transformándose en la llamada sarna
noruega, sobre la cual se hablará más adelante.
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pezones, el pene y el escroto; son mucho menos frecuentes en glúteos
y axilas; sólo en los bebés y en los niños pequeños llegan a invadir la
cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies.
Tres o cuatro días después de haber puesto los huevos, las pequeñas
larvas empiezan a nacer, saliendo del túnel de la madre, para
continuar su desarrollo en otro lugar de la superficie; por regla general
buscan refugio en los folículos pilosos, donde se alimentan; al cabo de
dos o tres días mudan y se transforman en protoninfas, las que poco
después darán origen directamente a los machos, o bien estas
protoninfas se transforman en deutoninfas primero y luego en las
hembras. Desde que salen del huevo, hasta que llegan a su estado
adulto, pasa alrededor de una semana.
Como puede verse, los ácaros están expuestos varias veces durante su
desarrollo; en estos momentos sin protección, muchos pierden la vida;
sin embargo, un número suficiente logra alcanzar la madurez,
manteniendo en esta forma tanto la estirpe como la infestación.
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En Inglaterra, Mellanby (1972) estudió pacientes con sarna que
voluntariamente aceptaron no ser tratados con medicamentos, para
poder estudiar el comportamiento de los ácaros. De esta manera pudo
comprobar que, al contrario de lo que se esperaba, la población de los
parásitos no crecía indefinidamente sino que, llegando a cierto
número, que variaba de 20 a 400 hembras, empezaba a descender o
se mantenía en ese nivel. Varios de estos pacientes se curaron
espontáneamente, otros llegaron a mantener una población baja de
individuos por largo tiempo y otros más mostraron altas y bajas
irregulares en las poblaciones.
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de substancias extrañas, como es la saliva y todos sus componentes,
las secreciones y las deyecciones de los parásitos. Es entonces cuando,
por el prurito, comenzará a rascarse, creando así el medio propicio
para la invasión de bacterias, presentándose con esto infecciones
secundarias, que son las que darán el cuadro típico de la sarna.
Realmente la escabiasis primaria no muestra ninguna manifestación
clínica; las características aparecen con las infecciones secundarias. Ya
para entonces, la persona sentirá un prurito insoportable, que
aumentará durante la noche, no dejándolo dormir; el cuerpo se cubrirá
con una erupción, acompañada de manchas rojizas y pequeñas
pápulas en ciertas regiones. Esta erupción generalizada es una
reacción del cuerpo ante las substancias irritantes de los ácaros; se
presentará en muchas partes donde no haya ácaros. En ocasiones se
llegan a formar vesículas que con el rascado se revientan, produciendo
todo esto aún mayor irritación e inflamación. En casos más serios, que
no son adecuadamente tratados, pueden presentarse infecciones aún
más graves, que requerirán hospitalización del enfermo.
Cuando los ácaros han sido finalmente eliminados del cuerpo del
paciente, las lesiones causadas por ellos pueden persistir durante
mucho tiempo; asimismo, la comezón y la irritación de la piel pueden
continuar durante semanas. En algunos de estos casos conviene tornar
en cuenta los factores psicológicos; hay ocasiones en que la persona
llega a sentir menos prurito cuando se le convence de que ha sido
completamente curada de la escabiasis.
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decir que no se han hecho sensibles a él o que, por el tiempo
transcurrido, han perdido esta sensibilidad. En tal situación, la sarna se
extiende rápidamente y sólo empieza a decrecer su incidencia cuando
los individuos se hacen sensibles a la presencia del ácaro,
combatiéndolo entonces el organismo en forma natural. Estas
fluctuaciones del padecimiento se han presentado en épocas y lugares
donde no había otra forma de combatirlo, más que por la propia
naturaleza.
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Tampoco es frecuente que el contagio se adquiera a través de objetos
como sábanas, toallas, ropa de vestir, etc., aunque ocasionalmente
puede suceder. Una buena lavada de todas estas prendas acabará con
cualquier ácaro que haya quedado entre ellas. Se trata de un animal
que, desde hace mucho, se ha adaptado a vivir en la piel humana y no
es capaz de sobrevivir por mucho tiempo lejos de ella pues en general
muere al cabo de dos o tres días. En condiciones adecuadas de
temperatura y humedad puede vivir experimentalmente hasta dos
semanas alejado de su huésped. Es muy sensible a las temperaturas
bajas, por lo que en un clima frío procura no alejarse mucho del
cuerpo que lo alberga.
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consideraban la pareja más feliz del mundo. La señora se despidió con
frases de elogio y agradecimiento para con nosotros, como si fuéramos
la causa de su nueva felicidad. Nos quedamos callados por un rato
pensando sobre las vueltas que da la vida por una circunstancia
fortuita que nadie imaginaría; llegamos a la conclusión de que en más
de una ocasión las cosas no son tan negras como parecen y pueden
llegar a un feliz término, considerando, como la señora, que "no hay
mal que por bien no venga".
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insecto levanta el vuelo, transportará al ácaro consigo y ayudará a su
distribución, pero sin que el ácaro lo haya buscado.
3) Hay otros ácaros que, siendo depredadores, o sea, que cazan sus
presas para alimentarse, aprovechan su estancia en el huésped para
nutrirse, comiéndose los parásitos de éste, como pueden ser los piojos
y otros ácaros. En estos casos, se nota la preferencia por subirse a los
animales que lleven los parásitos adecuados a su dieta; este tipo de
ácaros es frecuente encontrarlo en diversas especies de roedores.
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Algunos ácaros esperan que su animal-transporte se pare cerca de
ellos para subírsele; otros, se suben a las plantas y apoyándose en sus
patas posteriores y sosteniéndose con el cuerpo, levantan la parte
anterior de éste, extendiendo sus patas anteriores, para sujetarse al
primer insecto que pase volando cerca de ellos, agarrándose
firmemente a él, mediante sus quelíceros, pedipalpos o patas. Otras
especies que viven en los nidos de sus huéspedes, cazando a otros
habitantes nidícolas, simplemente se suben al cuerpo del huésped, que
los transportará a otras madrigueras.
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señalar que no todos los hipopodios son foréticos. Se distinguen dos
tipos fundamentales:
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como quesos, jamón, leche en polvo, dulces, mermeladas, vinos,
etcétera.
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—La especie Cheyletiella parasitivorax (Megnin), de amplia
distribución, es un ácaro forético de campo; es de hábitos
depredadores y aprovecha la foresia para alimentarse de los
ectoparásitos de su huésped durante el recorrido. Con esto se
establece una relación mutualista (que favorece a ambos) entre el
ratón y el ácaro; el primero favorece al segundo, transportándolo y
proporcionándole alimento, aunque indirectamente; por su parte, el
ácaro beneficia al roedor al liberarlo de sus ectoparásitos.
En ambos casos, los ácaros también pondrán sus huevos en el nido del
insecto, llevándose a cabo su ciclo de vida en forma sincrónica con el
del escarabajo, de manera que cuando la nueva generación de éste
llegue a su estado adulto, emigrará volando a otro lugar, llevando
consigo a la nueva generación también de ácaros foréticos, que serán
hembras ya fecundadas y listas para depositar sus huevos en el nuevo
sitio por colonizar.
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animales pertenecientes a diversas especies, como lo son los
escarabajos por un lado y las moscas por el otro.
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Anoetidae y del género Histiostoma; había representantes de todos los
estadios, desde larvas hasta adultos, machos y hembras. Como se
trataba de ácaros de vida libre, saprófagos, o sea, que se alimentan de
materia orgánica en descomposición y bien conocidos por sus hábitos
foréticos, después de una serie de preguntas al paciente se llegó a la
conclusión de que probablemente algunos de estos ácaros habían
llegado al oído de la persona transportados foréticamente por moscas,
lo cual es muy común, y que, al haber encontrado un medio favorable
para su desarrollo, con bastante alimento disponible (el cerumen) se
habían reproducido abundantemente, colonizando los dos oídos. Al no
tratarse de parásitos, las molestias que sentía el individuo se debían a
reacciones alérgicas, originadas por las deyecciones y secreciones de
los ácaros.
Este hallazgo fue muy interesante, pues era la primera vez que se
encontraban estos ácaros de vida libre bajo tales condiciones,
produciendo otitis en el hombre.
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hacia las radiaciones de longitud de onda corta; el rojo no pueden
verlo y fácilmente lo confunden con el negro; en cambio, el
ultravioleta, que el hombre no es capaz de distinguir, ellas lo ven como
un color. Son mucho menos sensibles en el área de los amarillos, pero
después de entrenarlas durante tres o cuatro horas pueden llegar a
diferenciar el amarillo, el anaranjado y el verde.
Algunas personas se preguntan por qué las abejas visitan las flores
rojas si son ciegas a este color. La explicación de esto es que casi
nunca se presenta sólo el color rojo en las flores; las amapolas, por
ejemplo, que atraen de manera especial a estos insectos, tienen
también algo de azul en su composición, pero lo más importante es
que reflejan los rayos ultravioleta, perfectamente visibles para las
abejas; en este caso, es probable que dichas radiaciones constituyan el
principal elemento de atracción para ellas.
Ahora bien ¿qué provecho han sacado los animales que tienen la
capacidad de distinguir los colores? Esta habilidad puede tener un
importante significado biológico, íntimamente ligado a muchas de sus
actividades diarias; pero todo esto dependerá, a su vez, de la especie
involucrada, del medio en que se encuentre, de las necesidades y
comportamiento de los individuos, etc. En términos generales, esta
habilidad puede estar relacionada con:
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1) La alimentación. Tal es el caso antes señalado de las abejas y otros
insectos que se nutren del néctar y polen de las flores, a las cuales son
atraídos principalmente por el color.
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que contienen alcaloides o compuestos de sabor desagradable para los
depredadores, pero no para ellos. Cuando un depredador trata de
comerse a alguno de estos ejemplares, generalmente lo escupe de
inmediato al percibir el mal sabor; si llega a ingerirlo, puede suceder
que pase por una serie de malestares tales que difícilmente olvide esta
desagradable experiencia; en esta forma aprende a reconocer a dichos
organismos nada apetitosos, respetándolos en el futuro.
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formar imágenes y a ver ciertos colores en forma deficiente; la mayor
parte se concreta a detectar los grados de intensidad de la luz.
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llevó a cabo la inmersión de los frutos removidos de las plantas en
emulsiones concentradas de acaricidas. Sin embargo, como los ácaros
son tan pequeños y están perfectamente resguardados bajo las
brácteas florales, es muy difícil que los acaricidas les lleguen por
cualquiera de los métodos empleados. El caso es que todos los
mecanismos hasta hoy utilizados para acabar con esta plaga han
fallado y el problema ha persistido hasta nuestros días. Se ha logrado
disminuir un poco las poblaciones del ácaro mediante la quema de las
palmas y frutos afectados. Se ha visto también que algunas palmas
toleran más que otras la presencia del parásito, o sea, que tienen
cierta resistencia y, por lo mismo, los daños son menores. Pero el
problema sigue en pie.
Ahora bien ¿cómo y de dónde vino esta plaga? De dónde vino, nadie lo
sabe, pero cómo llegó, sí se tiene una respuesta. Actualmente se sabe
que el principal mecanismo de dispersión de estos ácaros es el viento.
Gracias a su muy pequeño tamaño, los individuos solos o formando
cadenas de varios de ellos sujetos entre sí, pueden quedar
suspendidos en el aire por algunos momentos y ser transportados por
las corrientes del mismo. Se ha podido observar cómo levantan y
extienden al vacío su delgado y diminuto cuerpo, se sujetan a la planta
con los lóbulos que poseen en la parte posterior, dan la cara al viento y
facilitan en esta forma el que sean llevados con las ráfagas de aire.
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La verdad es que los eriófidos se encuentran distribuidos por todo el
mundo; existen tanto en los trópicos como en las regiones templadas y
frías; todos son fitófagos, alimentándose de los jugos y tejidos
jóvenes, incluyendo frutos, de las plantas superiores.
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empiezan a poner espermatóforos después de un día de haberse
transformado en adultos. Ya fuera del cuerpo del ácaro, el semen se
mantiene viable por aproximadamente dos días. Cada macho pone de
20 a 30 espermatóforos al día; mientras dura su vida de adulto, que
será de 20 a 40 días, continuará poniendo espermatóforos, que
pueden llegar a ser más de 600 en total.
Como en los sitios donde viven los eriófidos nunca se han encontrado
restos de materias fecales u otro tipo de excreciones, se piensa que los
productos de desecho, los aprovechan como componentes del corion, o
sea, la cubierta externa que protege al huevo.
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están abriendo para alimentarse de ellas; poco después ponen los
primeros huevos. Esta nueva generación desarrollará otra vez hembras
de tipo normal.
Hay una gran cantidad de plantas que son atacadas por plagas de
eriófidos; las reacciones de estos vegetales a la presencia de los
ácaros pueden variar, según la especie; hay desde una marcada
tolerancia a estos parásitos hasta alteraciones de varios tipos; algunas
de ellas pueden ser tan severas que ocasionen la muerte del vegetal.
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también que retrasan la maduración del fruto; a los granos del maíz
pueden producirles un rayado en rojo; suelen, asimismo, causar la
destrucción de los brotes, al iniciar éstos su crecimiento en primavera.
Otros eriófidos originan proliferaciones anormales de las yemas,
agrandamientos de los brotes, porque las partes internas de los
capullos se hinchan por la alimentación de los ácaros, y mueren
después de que éstos se alejan. Casi ningún eriófido penetra en los
tejidos de las plantas, excepto los que levantan ampollas en el envés
de las hojas embrionarias plegadas, dañándolas severamente. Pueden
también propiciar el alargamiento de las ramas y la proliferación de los
brotes, sin que haya hojas o éstas sean cortas y poco desarrolladas, lo
que da el aspecto de escoba; estas malformaciones son muy comunes
en los árboles de mango que crecen en México; es lo que muchos
agricultores denominan "escobas de bruja", más frecuentes en los
árboles jóvenes; en estos casos está también involucrada una especie
de hongo. Asimismo aquí han fallado todos los métodos utilizados para
controlar o erradicar esta plaga.
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No se conoce a ciencia cierta la naturaleza bioquímica de los
compuestos salivales de los eriófidos, que provocan la formación de
agallas en las plantas, como tampoco su mecanismo de acción; sin
embargo, cada especie tiene su propio componente químico, capaz de
provocar en una planta determinada una agalla particular. Varios
autores opinan que una de estas substancias puede ser el ácido
indolacético, que altera el crecimiento de las células epidérmicas; al
recibir el estímulo, estas células comienzan a formar prolongaciones
fibrilares unicelulares (erineo), mientras las células adyacentes
empiezan a agrandarse, formando la agalla.
En México hay una gran cantidad de plantas que son atacadas por
diferentes especies de eriófidos, a los que la gente llama "aradores";
ejemplos de ello los tenemos en muchos árboles como nogales,
sauces, juníperos, pinos, etc.; entre los frutales, a los cítricos
principalmente, causando daños al follaje y a los frutos y se pierde la
vitalidad de los ejemplares. Los árboles de mango, higo, durazno, etc.,
pueden también sufrir daños serios, lo mismo que la ya señalada
palma de coco. En varias especies de solanáceas, como el jitomate,
producen la llamada "canelilla" o "chocolate"; causan daños también a
muchas gramíneas comestibles o silvestres, lo mismo que a diversas
malváceas, rosáceas, liláceas, amarilidáceas, a muchas plantas de
ornato y sobre todo suculentas.
50
V I I . L O S Q U E S O S Y S U " B O U Q U E T "
Los ácaros que viven en el suelo son de una variedad enorme. Desde
el punto de vista taxonómico, pertenecen a muchas familias de cuatro
órdenes principales: Mesostigmata, Prostigmata, Astigmata y
Oribatida. Sus hábitos alimentarios pueden ser muy diversos; una gran
cantidad conserva el hábito primitivo de la depredación, pero muchos
otros son saprófagos, que se alimentan de restos orgánicos vegetales
o animales; gran parte son también fitófagos; se distinguen entre ellos
los que se alimentan de algas, hongos, líquenes, musgos, etc., así
como de granos, fibras, esporas y polen; hay también los que se
nutren de materia fecal y detritos. Una vez más se comprueba la gran
radiación adaptativa que este grupo de animales ha logrado durante su
curso evolutivo.
51
En este capítulo vamos a referirnos a uno de estos aspectos, que es
perjudicial para el hombre y que involucra a muchas especies del
orden Astigmata.
52
esto no es la causa principal de la irritación que provocan. Este tipo de
dermatitis por ácaros o acariasis dérmica es muy conocida entre los
campesinos y granjeros que suelen manejar las semillas almacenadas
en los graneros, las pasturas o cualquier otro producto vegetal que se
suele guardar en las granjas. Casos como éstos son muy comunes en
México, y se han determinado ya diversas especies relacionadas con
estos problemas.
Por otro lado, no es raro que, habiendo esta invasión masiva de ácaros
en los alimentos, algunos de ellos sean ingeridos inadvertidamente por
el hombre; en realidad, son bastantes frecuentes los hallazgos de
estos animales, sea como huevos, larvas, ninfas o adultos en las
materias fecales de los humanos; es más, la ingestión de ácaros con
los alimentos debe ser mucho más frecuente de lo que cualquiera
pudiera sospechar; es posible también que, en la mayoría de los casos
su trayectoria a través del intestino pase inadvertida, ya que no
originan daños aparentes, y así como entraron salgan sin mayores
consecuencias. Sin embargo, en ocasiones su presencia está asociada
a trastornos intestinales como dolor, diarrea, disentería, etc., como los
casos de niños y adultos estudiados por nosotros en Acayucan,
Coatzacoalcos y Minatitlán, todos en el estado de Veracruz, y en los
que se pudo comprobar que el agente causal de estos trastornos era la
especie Suidasia medanensis Oudemans. En algunos de estos casos se
logró confirmar también que la ingestión de los ácaros había sido por
medio de cereales precocidos de harinas de arroz y avena
contaminados. El más notable de ellos fue el de una niña de ocho
meses que, por la persistencia de los ácaros en las heces, la presencia
de todas las fases evolutivas, desde huevos hasta adultos, su
abundancia y el hecho de encontrarse siempre vivos después de
evacuados, sugirió que los ácaros habían colonizado el intestino de la
pequeña, es decir, que se habían adaptado a vivir en este medio, al
parecer favorable para ellos, donde se reproducían y alimentaban
normalmente. Su alimento debe de haber consistido, igual que en el
exterior, de materia orgánica en descomposición contenida en el
intestino, pero no de los tejidos vivos del huésped. Por esta razón, no
deben ser considerados parásitos, sino simplemente comensales
ocasionales. Los síntomas clínicos que provocaron fueron también de
tipo alérgico, como manifestación de intolerancia por parte del
individuo a las secreciones y excreciones de estos animales.
53
irritación del tracto urinario; se han citado igualmente casos de vulvo-
vaginitis. El caso humano más extraordinario es quizá el citado por
Trouessart (1902), quien encontró alrededor de 800 ácaros de la
especieHistiogaster spermaticus, en todas las etapas de su ciclo de
vida, viviendo dentro de un quiste del escroto, que se originaba en el
epidídimo.
54
El hombre, sin darse cuenta por ser una cosa natural, desecha
constantemente una gran variedad de productos de su cuerpo, como
son los de la descamación de la piel, los de la secreción nasal, el
cerumen de los oídos, etc., todos los cuales caen al suelo de las
habitaciones donde vive. Como en la naturaleza todo se aprovecha y
se transforma, gracias a lo cual los elementos pueden circular y ser
aprovechados nuevamente por otros seres vivos, dichos productos de
desecho sirven de alimento a los organismos que viven en el polvo de
las casas, como las especies de Dermatophagoides y otros ácaros;
éstos a su vez son comidos por los depredadores que conviven con
ellos. Algunas especies se alimentan de otros detritos, como las fibras
vegetales; de este tipo son los ácaros que suelen atacar muebles
hechos de junco o alguna otra fibra natural; en un clima húmedo
pueden también alimentarse del moho que crece en estas fibras. Se
establece por lo tanto una verdadera biocenosis o comunidad de
organismos en estos sitios aparentemente inhabitados y de cuya
existencia el hombre común jamás sospecha.
Los ácaros que infestan los productos elaborados por el hombre pasan
también inadvertidos en la mayor parte de los casos; hay, sin
embargo, sus excepciones, pues ciertas personas desde hace mucho
no sólo se han dado cuenta de la existencia de estos animales, sino
que les han sacado tal provecho que les han proporcionado cuantiosas
ganancias. Efectivamente, en algunos países de Europa la infestación
de los quesos por los ácaros no sólo es bien recibida, sino hasta
provocada deliberadamente por el ser humano. Cierto día se descubrió
que dicho alimento adquiría un sabor y un aroma determinados,
después de haber estado infestado durante un tiempo con estos
animales y que este bouquet característico lo hacía apetecible a ciertos
individuos. Fue así como comenzó la manufactura en masa de este tipo
de quesos, que la gente denomina "apestosos", pero que son muy
solicitados por los grandes gourmets.
Los ácaros que infestan quesos lo hacen, unos porque se alimentan de ellos, y
otros, micófagos, porque lo que los atrae son los hongos que generalmente se
desarrollan también en estos productos de la leche y que, de igual manera,
contribuyen a dar al queso su sabor característico. Después de mantener
durante varias semanas o varios meses la infestación del queso por el
conjunto de todos estos organismos, finalmente los eliminan mediante
cambios en la temperatura, y el queso queda limpio de ellos, pero saturado
de sus productos. Esto, según los grandes conocedores, hace del queso un
manjar exquisito. Sin embargo, investigadores que han tenido la oportunidad
de estudiar de cerca el asunto aseguran que las personas que por primera vez
prueban este queso, deben hacerlo en muy pequeñas cantidades, para evitar
trastornos intestinales y que aun quienes, acostumbrados a comerlo,
adquieren en ocasiones cierta sensibilidad con manifestaciones alérgicas.
No cabe duda que la gran mayoría de las personas que llegan a ingerir estos
productos ignoran la procedencia y la causa de su aroma; sería interesante
55
analizar su reacción cuando conocieran el origen y la naturaleza real
del bouquet de dichos quesos.
V I I I . U N M U N D O O C U L T O
56
En términos generales, los suelos están formados básicamente de un
sustrato mineral, que se origina al irse fragmentando las rocas que
constituyen la corteza terrestre; este rompimiento provocado por
diversos factores físicos, químicos y biológicos da como resultado
partículas cada vez más pequeñas que, de acuerdo con su tamaño, se
clasifican en diversas categorías, como grava, arena gruesa, arena
fina, limo, arcilla, etc. Los diversos tipos de suelos y sus propiedades
particulares dependerán también de la cantidad de agua y de aire que
contenga este sustrato. Todos éstos pueden considerarse como los
componentes abióticos (sin vida) del suelo. Pero hay otro sumamente
importante, que es el referente a la materia orgánica, cuya
complejidad es extraordinaria. Burges señaló en 1971: "Casi todas las
substancias orgánicas naturales, más pronto o más tarde, van a parar
al suelo." Esto es cierto, ya que toda esta materia de la que están
formados los seres vivos queda incorporada al suelo cuando éstos
mueren. Parte de ella desaparece con relativa rapidez al ser
descompuesta por los microorganismos; otra, que es más resistente,
puede mantenerse en el suelo durante varios años. Al conjunto de
materia orgánica amorfa, o sea, aquella en la cual no se distingue ya
ninguna estructura definida, se le conoce con el nombre de humus,
llamado así porque está compuesto fundamentalmente por las
substancias orgánicas más importantes del suelo que son los ácidos
húmicos. Se llega a este estado mediante los procesos de
humificación, que son muy complejos y en los cuales participan una
gran cantidad de macro y microorganismos edáficos. Vemos pues que,
además de todos los restos vegetales y animales muertos, también
forman parte del suelo una infinidad de organismos vivos, muchos de
ellos microscópicos, que pululan entre los intersticios, poros y
cavidades del mismo. A grandes rasgos se puede decir que la biomasa
del suelo está constituida por un sinnúmero de especies vegetales,
como bacterias, algas y hongos, y de especies animales como
protozoarios, turbelarios, nemertinos, nemátodos, gastrótricos,
rotíferos, anélidos, tardígrados, artrópodos y moluscos.
57
Sigue después el horizonte B, generalmente de color obscuro, por el
material acumulado consistente en óxidos de fierro, arcilla y humus,
que se deslava del horizonte A.
Es claro que las propiedades de los diferentes suelos pueden ser muy
distintas no sólo de un lugar a otro, sino a diversas profundidades y su
evolución estará también íntimamente relacionada con el tipo de
vegetación que sostengan, el clima, la fisiografía, etc. A su vez, la
fauna del suelo participa en una serie de actividades importantes que
ayudan a mantener la fertilidad de los suelos. Existen, además, una
serie de factores que determinan no sólo las características del suelo,
sino también la existencia y distribución de los organismos edáficos,
como porosidad, humedad, volumen de aire, temperatura, pH, textura,
cantidad y calidad de la materia orgánica, salinidad, etc.
58
2) Descomponiendo en forma selectiva materiales como azúcar,
celulosa y hasta lignina.
Los animales habitantes del suelo son tan numerosos y variados que,
aparte del ordenamiento taxonómico, ha sido necesario hacer
agrupaciones ecológicas de ellos, tomando en consideración otros
aspectos, como su situación en el suelo, por un lado, y el tiempo de su
permanencia en él, por el otro.
1) Los epiedafones son los que habitan en la superficie del suelo y que
corresponde a la zona epigea.
3) Los enedafones, por último, son los que existen en una capa más
profunda en que predomina el suelo mineral, conocida también como
zona euedáfica.
59
mayor parte de los suelos son los ácaros en primer lugar, y los
colémbolos en segundo.
60
Los ácaros, según la especie de que se trate, pueden nutrirse de
prácticamente todo lo que sea de origen orgánico. Tomando en cuenta
su tipo de alimentación, pueden agruparse en tres grandes divisiones
que son: los fitófagos, los saprófagos y los zoófagos.
61
Figura 6. Algunos oribátidos de la fauna del suelo. (a) Galumna sp. Vista
ventral. (b) Galumna sp. Vista dorsal. (c) Nothrus sp. (d) Oplophorella sp.
62
encuentran en casi todos los suelos del mundo, aunque ciertas
especies están restringidas a regiones particulares y otras requieren
condiciones de humedad próximas a la saturación. Algunos oribátidos
asociados a biotopos húmedos o a biotopos secos, pueden utilizarse
como indicadores de estas condiciones ambientales especiales.
63
ejemplo, junto con otros animales del suelo, eliminan las raíces
muertas, y proporcionan en esta forma conductos de aeración, drenaje
y transferencia de restos orgánicos.
64
Otros muchos oribátidos xilófagos carecen de enzimas específicas para
digerir la celulosa y demás substancias vegetales, pero en cambio
tienen simbiontes intestinales que se encargan mutualísticamente de
esta función.
Por lo que se refiere a los cambios químicos, necesita conocerse mejor todavía
el potencial enzimático de los ácaros, pero existen ya pruebas de que su papel
como descomponedores primarios es mucho mayor del que se pensaba. "La
abrumadora importancia de los descomponedores en algunas situaciones ha
sido demostrada por Macfadyen (1963), quien calculó que este grupo acapara
mucho más cantidad del flujo energético que la cadena alimentaria
herbívoros/carnívoros en un suelo de pradera." (Wallwork, 1971).
En conclusión, se puede afirmar sin lugar a dudas que las actividades de los
ácaros en las comunidades edáficas favorecen, entre otras cosas, la aeración
del suelo, la distribución vertical de la materia orgánica, el reciclaje de los
elementos, ya que constituyen eslabones fundamentales de las cadenas de
alimentación y, lo más importante, participan activamente en los procesos de
descomposición e integración al suelo de la materia orgánica. Todo ello ocurre
bajo nuestros pies, en este mundo oculto.
65
I X . C A M B I O D E V I D A
LOS ácaros son, sin duda alguna, animales terrestres, igual que los
arácnidos; sin embargo, dentro de la amplia radiación adaptativa que
han sufrido en el curso de su larga evolución, han ido incursionando en
todos los hábitats accesibles a la vida del planeta; en esta forma y
como una adaptación secundaria, han invadido también el agua, no
sólo la dulce, sino también la marina, con tal éxito que actualmente se
cuentan por miles las especies acuáticas.
66
acuático y esto no sólo por lo que respecta a su morfología, sino
también a su comportamiento en general.
Por los estudios que sobre ellos se han hecho, se ha podido comprobar
que estas formas dulceacuícolas derivaron de formas terrestres; como
se verá más adelante, muchos de ellos en su estado larval continúan
actuando como si estuvieran sobre la tierra.
67
forma exuberante en los últimos artejos libres de las patas; sedas y
patas actúan en conjunto como remos, agilitando de manera muy
eficaz la natación de estos animales.
68
muchos escarabajos y chinches, e insectos semiacuáticos, como
numerosas especies de mosquitos, libélulas, mosquitas de un día,
etcétera.
69
parecida, pero en cambio las larvas actúan de manera muy diferente,
de acuerdo con su nivel evolutivo. Hay larvas que no han logrado
adaptarse todavía al medio acuático y se comportan como si
continuaran viviendo sobre el suelo. Así, a pesar de nacer de huevos
que están sumergidos apenas salen de éste, nadan rápidamente hacia
la superficie, donde en forma normal se ponen a caminar sobre la
película de agua, como si fuera la tierra, en busca de su posible
huésped. Estas larvas continúan teniendo respiración aérea; su cuerpo,
de consistencia blanda, no presenta placas muy esclerosadas. Las
ninfas y los adultos de estas especies son muy malos nadadores y
todavía muestran características primitivas. Dichas larvas utilizan
como huéspedes a los adultos aéreos de insectos semiacuáticos, como
muchos mosquitos, chinches, etc., sobre los cuales se suben al ras de
la superficie del agua, cuando éstos abandonan el medio acuático.
Otras de estas larvas pueden atacar a especies totalmente acuáticas,
como ciertos coleópteros y otro tipo de chinches, subiéndose a ellos en
el momento que los insectos salen a la superficie del agua, pero en
estos casos invaden el espacio aéreo que queda por debajo de las alas
anteriores de sus huéspedes; rodeados de esta bolsa de aire
permanecen todo el tiempo que dura su alimentación de manera que
aunque estén sujetos a animales acuáticos continúan viviendo en un
hábitat aéreo.
Por último, hay las especies más evolucionadas, cuyas larvas se han
adaptado a vivir bajo el agua; su aspecto es aplanado dorso-
ventralmente y su cuerpo está cubierto por placas esclerosadas; son
activas nadadoras. Estas larvas localizarán a sus huéspedes en el
fondo del arroyo y entre la masa de agua y se sujetarán a ellos, pero
sin alimentarse, pues estos insectos semiacuáticos se encontrarán en
ese momento en la etapa de ninfa o pupa, como es el caso de las
libélulas, las efímeras y muchos mosquitos. Cuando de estos estados
inmaduros emerjan los adultos, las larvas de los ácaros se pasarán y
sujetarán a ellos, siendo transportados en esta forma al medio aéreo y
terrestre; no será sino hasta entonces cuando los ácaros actuarán
como parásitos; buscarán un sitio adecuado del huésped para
introducir sus quelíceros y empezar a alimentarse de su hemolinfa.
Todo el tiempo que el insecto semiacuático permanezca en el ambiente
terrestre, con objeto de alimentarse o aparearse, o ambas cosas, los
ácaros continuarán sujetos a él. Más tarde o más temprano los
insectos adultos regresarán al agua, sobre todo las hembras que
deberán ovipositar en ella. Es el momento que las larvas de los ácaros
aprovechan para desprenderse del huésped y caer al agua,
continuando allí su ciclo de vida. Buscarán un sustrato adecuado, que
puede ser alguna de las plantas acuáticas, al cual se fijarán con sus
quelíceros para tranformarse en la protoninfa quiescente y de la cual
emergerá poco después la deutoninfa.
70
Hay insectos acuáticos que cuando se seca el charco en el que viven
son capaces de salir por el tiempo que sea necesario (dentro de ciertos
límites) para buscar otro depósito de agua donde puedan continuar su
ciclo de vida. En varias de estas especies las larvas de ácaros parásitos
prolongan su periodo de fijación al huésped y allí mismo se
transforman primero en proto y luego en deutoninfa, dentro de la
cubierta larval; finalmente, esta cubierta se rompe y sale de ella la
deutoninfa activa, que inmediatamente comienza a nadar y a buscar
su alimento como depredadora; la exuvia o exoesqueleto de la larva
permanecerá unido al cuerpo del huésped, aunque ya no tenga nada
adentro. En caso de que alguno de estos insectos tenga que emigrar a
otro depósito de agua, las deutoninfas, dentro de la cubierta larval, no
saldrán sino hasta que el insecto regrese al agua.
Hay otros casos en que la larva sale del huevo y sin alimentarse se
transformará inmediatamente en protoninfa quiescente, de la cual
emergerá a su debido tiempo la deutoninfa.
71
Al contrario de los dulceacuícolas, los ácaros marinos no son buenos
nadadores, sino que se arrastran por el fondo o se sujetan firmemente
de algún sustrato marino, como pueden ser corales, esponjas, erizos
de mar, diversas conchas de moluscos, etc. Esto lo pueden realizar
gracias a las poderosas uñas con que están provistas sus patas. Esto
hace que las técnicas para colectarlos sean muy diferentes a las
empleadas para la captura de otros ácaros. Si por ejemplo, se les
busca sobre un trozo de coral, será muy difícil localizarlos a simple
vista, pues son tan pequeños y están afianzados con tal firmeza al
sustrato que fácilmente pasan inadvertidos. Para obtenerlos, deberá
ponerse el trozo de coral dentro de una cubeta llena de agua de mar y
agregarse un poco de cloroformo o éter, para adormecerlos. Deberá
esperarse de veinte minutos a media hora, para después sacudir
fuertemente el coral dentro de la cubeta con el fin de que los ácaros
adormecidos se desprendan; este líquido finalmente se filtrará por un
cedazo. El filtrado se observará bajo el microscopio, donde por último
aparecerán los ácaros. Para conservarlos se agregará un poco de
alcohol de 70°.
72
X . L A S B O M B A S S U C C I O N A D O R A S D E
S A N G R E
Los daños más notorios y graves son desde luego los que originan en
el ganado de muchos países. En México, desde hace años, lesionan
severamente la economía del país, calculándose las pérdidas en unos
300 millones de dólares anuales; tan sólo en 1983, se dejaron de
producir más de 54 000 toneladas de carne. El problema ha sido tan
grave que, en 1975, se creó el Fideicomiso Campaña Nacional contra
la Garrapata, con el fin de abatir y de ser posible exterminar sus
poblaciones. Sin embargo, la campaña se hizo a base de productos
químicos y a pesar de que los 13 131 baños garrapaticidas que
existían en 1975 aumentaron a 35 360 en 1983, año en que se disolvió
dicho fideicomiso, el problema de las garrapatas siguió y continúa
vigente.
73
cebras y antílopes, sin haber logrado adaptarse a ningún animal
doméstico. La tercera especie ha logrado sobrevivir gracias a que pudo
adaptarse a los caballos introducidos por el hombre, cuando éste mató
a sus huéspedes originales, las cebras de las montañas, ahora casi
extinguidas; sin embargo, siendo esta especie de costumbres
invernales, está limitada a vivir en las montañas frías del sur de África.
Las especies de Boophilus, en cambio, lograron adaptarse con gran
éxito a los animales domésticos, cuyo progreso y desarrollo ha sido
ampliamente fomentado por el hombre, ayudando con esto de manera
automática al progreso de sus ectoparásitos. Esto, con el tiempo, ha
resultado en el grave problema al cual tiene que enfrentarse hoy día
sin tener muchas esperanzas de poder resolverlo.
74
estos vertebrados, lugares muy adecuados para resguardarse y
reproducirse, teniendo a la mano al huésped, del cual se alimentarían
durante su descanso o sueño. Esta situación ha prevalecido hasta
nuestros días.
75
hasta por ocho de estos estadios; además, después de haber
alcanzado el estado adulto, pueden seguir mudando. La hembra pone
huevos durante meses, con interrupciones de variada duración; en
total llega a depositar entre 300 y 500 huevecillos, los cuales quedan
sueltos o forman pequeños grupos de dos o tres.
76
huevecillos, que quedan aglutinados en masas compactas. Poco tiempo
después, nacen las pequeñas larvas hexápodas, que permanecen
quietas durante algún tiempo y consumen el vitelo que todavía
conservan en su interior. Posteriormente, si algún huésped en potencia
anda por los alrededores, las larvas lo percibirán por el CO2que exhala
con la respiración; de inmediato se subirán a las plantas cercanas y
agarrándose con las patas posteriores, levantarán las anteriores a
manera de antenas para orientarse respecto a la situación del animal
que se aproxima; si éste llega a rozar dichas plantas, las larvas se
agarrarán de él con habilidad asombrosa. Una vez sobre el huésped,
escogerán un lugar adecuado para fijarse y comenzar a succionar linfa,
pues las larvas todavía no son hematófagas. Después de llenarse,
caerán nuevamente al suelo para mudar y transformarse en ninfas, ya
octópodas, que a su vez buscarán otro huésped para nutrirse; de
nuevo, las ninfas repletas caerán al suelo, mudarán y se transformarán
en adultos, los que se subirán al tercer huésped, sobre el cual tendrá
lugar el apareamiento, para repetirse el ciclo.
77
Figura 9. Ciclos de vida de garrapatas ixódidos. A. Con un solo huésped.
Ejemplo: Boophilus sp. B. Con tres huéspedes. Ejemplo: Amblyomma sp. A. a)
Larvas en la punta de las hierbas, dispuestas a agarrarse al huésped que
pace. b) larvas sobre el huésped; después de alimentarse se transforman en
c) ninfas, las que después de alimentarse se transforman en d) machos y e)
hembras; f) hembra fecundada y alimentada, se desprende del huésped y g)
cae al suelo donde oviposita; h) al cabo de algún tiempo eclosionan las larvas.
B. a) Larvas en la punta de la maleza; b) larvas sobre el primer huésped (rana
u otro vertebrado terrestre), del que se alimentan y c) caen al suelo y se
transforman en ninfas; d) ninfas sobre el segundo huésped (ratón u otro
vertebrado terrestre), del que se alimentan y e) caen al suelo para
transformarse en machos y hembras; f) estos adultos se suben a un tercer
huésped (vaca u otro vertebrado terrestre), donde se alimentan, se aparean y
g) la hembra fecundada y alimentada cae al suelo, h) donde oviposita; i)
después de algún tiempo las larvas eclosionan.
78
y se aleja; la hembra efectúa todavía una serie de contracciones del
cuerpo y continúa finalmente su camino.
79
disminución de los glóbulos rojos, que puede llegar a ser hasta de
10%; las lesiones locales suelen presentarse como pápulas
pruriginosas muy dolorosas, que pueden ulcerarse.
Por lo que se refiere al hombre, parece ser que las picaduras de los
argásidos provocan reacciones más intensas que las de los ixódidos.
En gran cantidad de casos, estas toxicosis son producidas por formas
juveniles además de los adultos. Se ha comprobado que especies
de Argas, cuyos huéspedes normales son las aves de corral, cuando
ocasionalmente llegan a atacar al hombre suelen causarle reacciones
graves, con pérdida del conocimiento, aparte del intenso dolor e
inflamación en el lugar de la picadura. Lo mismo se ha dicho de varias
especies de Ornithodoros, que han llegado provocar la muerte de
personas; especialmente temida es la picadura de O. coriaceus, que
ocasiona dolor insoportable y fuerte inflamación local.
80
cerebro o de la médula espinal o cerca de ellas. Parece ser que estos
cuadros sólo los originan las hembras.
81
género Ornithodoros. Ésta es una enfermedad del hombre y roedores,
con amplia distribución en el mundo; se encuentra en países de África,
Asia, Europa y América. En México el agente causal es la Borrelia
turicata, transmitida por Ornithodoros turicata. En estos casos, las
garrapatas actúan también como reservorios naturales del germen,
que puede pasar transovularmente de una generación a otra. La
infección tiene lugar por la picadura de una garrapata, pero el líquido
de las glándulas coxales desempeña un esencial papel, ya que va
saturado de espiroquetas que pueden penetrar por el orificio de la
picadura o también a través de la piel.
82
Muchas cosas más se podrían decir sobre este importante grupo de
parásitos, pero el objetivo de este libro es señalar tan sólo lo
fundamental de cada entidad. Creemos haberlo logrado en lo referente
a estos pequeños pero dañinos animales, que bien pueden
considerarse entre las más efectivas bombas succionadoras de sangre.
X I . C O S T U M B R E S I N S Ó L I T A S
83
sintetiza anticuerpos. En los vertebrados que poseen inmunoglobulinas
se habla de una respuesta inmunológica; en los invertebrados que no
tienen inmunoglobulinas, hay una respuesta de defensa, consistente
en fagocitosis, encapsulamiento, melanización y ciertas respuesta
humorales en el caso de los artrópodos o de otra naturaleza en los
diferentes invertebrados, como la nacarización en los moluscos.
84
A diferencia de los insectos, aquí pueden atacar no sólo uno, sino
múltiples parasitoides a un huésped y son las hembras directamente
las que actúan como tales.
85
simultáneo de los huevos, la parte posterior del cuerpo del ácaro
empieza a abultarse cada vez más, desdoblándose con ello los pliegues
intersegmentales; al cabo de unos 10 días se ve como una bolita
blanquecina, de tamaño completamente desproporcionado al cuerpo, y
llega a alcanzar hasta 2 mm de diámetro. A la capacidad de distender
esta parte de su organismo se le llama fisogastria. En este caso, los
estados de larva y ninfa han sido suprimidos, dando nacimiento
directamente a los adultos. De una hembra pueden emerger desde
unos cuantos hasta cerca de 300 individuos. Esto muchas veces
depende del número de ácaros que estén atacando al huésped, pues
cuando son muchos el número de descendiente será menor. Los
primeros en nacer suelen ser los machos, que siempre son en mucho
menor número que las hembras; mientras éstas aparecen, los machos
caminan sobre el cuerpo distendido de su madre, picando y
succionando substancias de la bolita de vez en cuando, por lo que por
un tiempo viven como ectoparásitos de su progenitora. A medida que
las hembras nacen, van siendo inmediatamente fecundadas por sus
hermanos, que ansiosos por hacerlo las ayudan a salir del cuerpo de la
madre; tanto ésta como los machos mueren poco después y las
hembras se dedican a buscar un nuevo huésped. Hay ocasiones en que
la madre muere antes de que su prole acabe de nacer; sin embargo,
cabe hacer notar que los nacimientos se continúan normalmente.
86
Con frecuencia, investigadores interesados en programas de control
biológico mantienen cultivos de lepidópteros en sus laboratorios, con
fines de experimentación. Cuando en alguno de estos cultivos llegan a
presentarse piemótidos, la infestación crece rápidamente y acaba en
poco tiempo con todos los organismos. La única forma segura de
acabar con esta plaga es quemando todo el cultivo, pues de hecho no
existe ningún acaricida que no afecte en alguna forma también a los
insectos huéspedes.
87
Figura 10. Ácaros parásitos deinsectos. (a) Acarophemax sp.
(b) Pyemotes sp. (c) Hembra dePyemotes sp. con la parte posterior del
cuerpo muy abultada por el desarrollo interno de su prole.
88
Éstos son algunos de los ejemplos más conocidos y mejor estudiados
por diversos investigadores; sin embargo, el lector se asombraría de la
gran variedad de casos diferentes y modalidades que existen en la
naturaleza. Realmente, en el campo de los seres vivos, no pueden
establecerse estereotipos definidos en cuanto a forma, función y
comportamiento, pues la materia viva es tan dúctil y flexible que, por
la casualidad o por la necesidad, es capaz de moldearse y comportarse
de la manera más increíble e insospechable durante el largo curso de
su evolución.
89
X I I . T E S T I G O S D E C A R G O
90
como aradores y coloradillas, no sólo en México sino en varios países
de Latinoamérica. Existen también designaciones locales
como baiburín en Sonora, chek'ech en Yucatán, güinas en Nayarit,
etcétera.
Estos ácaros son sobre todo interesantes por las peculiaridades tan
notables y complejas que muestran en su comportamiento y biología,
algunas de las cuales son realmente únicas en el reino animal.
91
transitorio, que es la larval, pasan luego a los estados de vida libre que
son el ninfal y el adulto. Durante toda su vida la larva no toma más
que una sola alimentación, de un solo huésped, que es cuando puede
infectarse de éste; después, para que la transmisión de las rickettsias
a otro huésped pueda ser efectiva, la larva infectada necesitará
completar su ciclo biológico, pasando por los estados libres de ninfa y
adulto, llevar a cabo la fecundación, luego la oviposición y producir una
nueva generación de larvas, para que éstas, sólo entonces, puedan
transmitir los gérmenes a otros huéspedes vertebrados. Se ha
demostrado plenamente que las rickettsias pasan de la larva a la ninfa,
de ésta al adulto, y luego de la hembra adulta a los hijos, a través de
los óvulos, es decir, se trata de una infección tanto transestadial como
transovular.
Una de las causas del malestar local que estos ácaros originan es una
estructura de aspecto tubular, sumamente pequeña, llamada
estilostoma, que aparece en los tejidos del huésped justo en el sitio
donde la larva se fija a la piel por medio de sus quelíceros para poder
nutrirse y que durante mucho tiempo tuvo intrigados a numerosos
92
investigadores. Después de varias interpretaciones pudo finalmente
comprobarse que el estilostoma es un producto del parásito cuya
función, más que química, es de tipo mecánico, facilitando la ingestión
de los componentes celulares durante el proceso de la alimentación. Se
va formando por la inyección de una secreción de rápido
endurecimiento, transformándose gradualmente en un tubo
alimentador, a través del cual el ácaro vierte la saliva con enzimas de
acción histolítica, para después efectuar la succión del líquido tisular y
de los elementos celulares de los tejidos, todo parcialmente digerido.
Esta materia que se ingiere pasa primero a la cavidad bucal del ácaro y
más tarde al tracto digestivo, donde se completa la digestión del
alimento. Otra función del estilostoma es asegurar la fijación del ácaro
a la piel del huésped al sellar la abertura en el lugar de penetración, lo
que facilita también la fluidez del líquido nutritivo que se va
succionando.
Cuando las pequeñas larvas invaden a una persona, ésta por lo pronto
no se da cuenta y tampoco siente sus picaduras debido al líquido
anestésico que los ácaros inyectan con la saliva. Después de dos a 20
horas de haber introducido sus quelíceros en la piel de la víctima,
empiezan a aparecer pequeñas vesículas, sumamente rojas,
acompañadas de intenso prurito. Tanto la comezón como el
enrojecimiento de la piel pueden persistir por varias semanas,
dependiendo esto de la sensibilidad del individuo y del tratamiento que
se siga. En personas muy susceptibles es frecuente que se presente
fiebre. Pueden aparecer complicaciones más graves debidas a
infecciones secundarias, que se originan cuando se rasca la lesión con
manos sucias. El tiempo que la larva tarda en llenarse varía de tres a
10 horas en el hombre, después de lo cual se desprende, cayendo al
suelo. Para fijarse, seleccionan las partes más blandas del cuerpo, o
donde la piel es delgada y arrugada; tienen especial predilección por la
cintura, donde el cinturón hace presión sobre la piel; de igual manera,
se les suele encontrar en el pubis, en las ingles y en las axilas; cuando
son muy numerosas, pueden invadir todo el cuerpo.
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grandes cambios histoanatómicos en su interior; estas etapas las pasa
siempre en el suelo. Las otras fases de larva, deutoninfa y adulto, son
en cambio estados activos, durante los cuales el animal se dedica a
buscar su alimento, que ingiere con gran voracidad, sea como parásito
en su estado larval, sea como depredador en sus etapas de deutoninfa
y adulto. En este último periodo de su vida se lleva a cabo la
fecundación y poco después la hembra efectúa la oviposición.
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Una vez que el huésped se retira, las larvas que no lograron sujetarse
a él permanecen todavía activas durante unos 20 o 30 minutos más,
regresando después a su inactividad anterior.
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hasta seis meses en salir de su excavación, para continuar después
normalmente su ciclo de vida en el exterior.
Ya se indicó que tanto las ninfas como los adultos son de vida libre y
de hábitos depredadores. Se alimentan de gran variedad de
huevecillos y estados inmaduros de otros artrópodos, principalmente
insectos; uno de sus manjares favoritos son los colémbolos, que
siempre conviven con ellos. Cuando el alimento es escaso o no lo hay,
se vuelven de hábitos caníbales, y se comen entre sí o devoran los
propios huevecillos y estados larvales. Son sumamente voraces.
96
espermatóforo deja de caminar, baja su cuerpo hasta que las placas
genitales quedan en contacto con el suelo, dejando salir una pequeña
masa dúctil que queda pegada al sustrato y que consiste de un
filamento central alargado, flexible y otros dos laterales, en cuyos
ápices se encuentra el saco espermático, de forma esférica; ambos son
translúcidos y blanquecinos. Todo esto sucede en unos cuantos
segundos, pudiendo repetirse a intervalos de dos a tres minutos.
Lipovsky, Byers y Kardos (1957), que son los investigadores que
estudiaron con detalle todo este proceso, citan el caso extraordinario
de un macho que depositó 520 espermatóforos en 34 días; sin
embargo, esto es una excepción, pues normalmente depositan de 1 a
10 en 24 horas.
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En el boletín Vector Ecology Newsletter, de septiembre de 1983, se
publicó un artículo por demás curioso sobre un grupo de científicos del
estado de California, EUA, que participaron en la investigación forense
de un homicidio perpetuado en el condado de Ventura; estos ácaros
tuvieron un papel preponderante en la resolución del caso.
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Las evidencias recopiladas por el equipo de investigación, junto con
fotografías mostrando el aspecto y el tipo de lesiones cutáneas tanto
del sospechoso como de los investigadores, fueron prueba suficiente
para encontrar al procesado culpable de asesinato en primer grado,
siendo sentenciado a cadena perpetua, sin posibilidades de libertad
condicional.
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X I I I . E S T R A T E G I A I N C R E Í B L E
100
alimento, consistente, según la especie, de insectos, polen o frutos; la
minoría es hematófaga. Los sitios más adecuados para su particular
existencia son las cuevas, cavernas, grutas, túneles, sótanos,
desvanes y buhardillas de casas viejas, conventos, monasterios y
demás lugares ocultos y obscuros, donde poco o nada llega a penetrar
la luz del Sol; aquí es donde estos pobres animales, tan repudiados por
el hombre y sobre los cuales circulan las más horripilantes historias y
leyendas, han podido encontrar el refugio apropiado para poder
sobrevivir. Pero lo cierto es que la mayor parte de los murciélagos,
más que dañar, brindan diversos beneficios al hombre, aparte de ser
componentes importantes de los ecosistemas externos; gracias a ellos
se evitan las grandes concentraciones de plagas en los cultivos
agrícolas, salvándose muchas cosechas, debido a la gran cantidad de
insectos que depredan durante la noche; otros, los polinívoros, al
recoger el polen que les servirá de alimento, polinizan una gran
variedad de plantas, que no podrían ser fecundadas en otra forma;
finalmente, los frugívoros, a través de sus heces, ayudan a la
diseminación de las semillas de muchos vegetales. Otro beneficio
importante que se obtiene de los murciélagos es el guano o
murcielaguina, que tiene gran demanda entre los agricultores como
fertilizante, muy rico en nutrimentos.
101
de donde proviene el eco, localizando en esta forma los insectos
voladores, no sólo los de grandes dimensiones, sino también los
sumamente pequeños, que les sirven de alimento y que atrapan al
vuelo con una facilidad asombrosa; en esta forma evitan también
chocar con cualquier objeto que se les atraviese en su camino. El eco
de estos sonidos es percibido por el trago del oído, que es la porción
externa del cartílago del conducto auditivo externo.
Tan pronto como las mariposas perciben los sonidos emitidos por los
murciélagos, cambian rápidamente el curso de su vuelo, zigzaguean o
vuelan en espiral, o simplemente se dejan caer al suelo, mediante el
plegamiento de sus alas; en esta forma logran salirse de las sondas de
ultrasonido o área de caza del murciélago, y escapan de ser
devoradas. Esto lo logran cuando el murciélago se encuentra bastante
retirado de ellas, pues si está muy cerca la escapatoria se dificulta
mucho más y no siempre la consiguen. De cualquier manera, no deja
de ser extraordinario que la vida de la mariposa dependa de tan sólo
dos células auditivas en cada oído. Esta situación se complica aún más
en ciertas ocasiones, cuando la palomilla queda sorda de uno de los
oídos y, sin embargo, sigue reaccionando favorablemente en su
escapatoria del quiróptero.
102
pero sólo las especies del géneroDicrocheles son capaces de penetrar a
la cámara interna del oído, y destruir con ello todas las estructuras del
órgano, incluso las células auditivas. Esto, desde luego, es muy
desfavorable tanto para la vida de la mariposa como para la de sus
simbiontes, pues al quedar sorda la primera no es capaz de detectar a
sus depredadores y, por lo tanto, será capturada por alguno de ellos
con facilidad. Seguramente que esta situación ha causado una fuerte
presión de selección, favoreciendo la unilateralidad de los ácaros en el
cuerpo del lepidóptero. En efecto, en la naturaleza es sumamente raro
encontrar la invasión de los ácaros en los dos oídos; en la inmensa
mayoría de los casos, sólo uno de los dos ha sido parasitado por estos
animales; pero además, se ha demostrado plenamente que, aunque
uno de estos órganos esté destruido por completo, con el oído sano las
mariposas son capaces de detectar y evadir a sus depredadores, y en
esta forma salvan tanto su vida como la de sus parásitos. Para poder
haber llegado a este estado de cosas, el comportamiento de los ácaros
por fuerza debe haber sufrido alguna modificación a lo largo de su
evolución. Este tema, por demás interesante, ha sido ampliamente
estudiado por Treat, investigador estadounidense, que ha dedicado
gran parte de su vida a observar el comportamiento de estos ácaros,
sobre todo el de la especie Dicrocheles phalaenodectes V.M., que vive
como parásito en el oído de más de 70 especies de mariposas
noctuidas. Sus observaciones las ha publicado en numerosos trabajos
entre 1957 y 1975. El relato a continuación es un resumen de ellos.
103
Una vez alimentada, la hembra iniciará la oviposición; los huevos los
pone uno detrás de otro dentro del saco aéreo timpánico, macera un
poco con sus quelíceros el lugar donde los va a depositar, con
intervalos de 2 o 3 horas; en total pondrá unos ocho huevos de
aspecto redondeado, blanquecinos, ligeramente transparentes y
brillantes. Las larvas hexápodas eclosionan al cabo de dos días más o
menos, teniendo las mismas tonalidades de los huevos; después de
alimentarse se transformarán en protoninfas y éstas, llegado el
momento, en deutoninfas, que a su vez darán lugar a las hembras
adultas. En el caso de los machos, que tan sólo constituyen 7% de la
población, se suprime el estadio de deutoninfa, pasando sólo por las
etapas de larva y protoninfa, las que directamente darán origen a los
adultos. Los machos permanecen la mayor parte del tiempo en la
sección más interna del oído; son ovalados y más pequeños que las
hembras; pueden fecundar varias hembras, que en ocasiones son las
mismas hermanas. Con frecuencia son atraídos por las deutoninfas, a
las cuales abrazan, y permanecen así hasta que se transforman en
hembras, ayudándolas incluso a desprenderse de su cubierta ninfal,
después de lo cual las fecundan.
La colonia puede ser mono o politélica, o sea que puede ser fundada
por una o varias hembras. Pronto la descendencia forma una población
de muchos individuos nuevos; pero a pesar de esta explosión del
número de parásitos, no invaden el otro oído; lo que si llegan a hacer
cuando la población es muy numerosa, es emigrar a otros sitios del
tórax, del cuello o de la cabeza de la palomilla, donde también pueden
alimentarse; es éste un momento propicio para buscar nuevos
huéspedes.
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Durante el vuelo de la palomilla en la noche los ácaros suelen bajarse
por el cuello y la cabeza, hasta la proboscis y palpos de la mariposa,
separándose de ella, para quedar en el pasto u otras plantas, sobre
todo flores odoríferas; estos ácaros son fuertemente atraídos por el
olor de ciertas flores y frutos; en estos sitios es donde efectúan el
intercambio de huéspedes; esperan con paciencia la llegada de una
nueva mariposa que visite la flor para abordarla y continuar
normalmente su vida.
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C O N T R A P O R T A D A
Verdaderos animales desconocidos son los ácaros, que forman parte del grupo
más antiguo y numeroso, los artrópodos, que ha existido desde que apareció
la vida sobre la Tierra. Se les califica de desconocidos porque, aunque, los
científicos han calculado que existe más de un millón de especies, que tienen
comportamientos muy diversos y habitan en los lugares más insólitos, es poco
lo que se sabe sobre su biología. Esto se debe seguramente a su tamaño:
muchos de ellos son microscópicos y las formas más grandes son las
garrapatas que, repletas de la sangre ingerida de los animales que parasitan,
llegan a medir 3 cm de longitud.
El promedio de los ácaros mide entre .5 y 2 mm. Los más conocidos son, en
consecuencia, los que se han constituido en plagas para el hombre y sus
animales domésticos y que en México reciben el nombre de "pinolillo",
"corucos", "conchudas" y "turicatas", denominación ésta última que ganó ya
relieve literario, pues aparece en uno de los pasajes más complejos —y
bellos— de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Quién mejor, entonces, que la doctora Hoffmann para contar las maravillas de
estos diminutos animales. Además de mostrar su profundo conocimiento del
tema, la autora comunica sus conocimientos, de manera muy clara, y a la vez
entretenida sobre estos "animales desconocidos" con los que el hombre tiene
contacto diario aun sin saberlo.
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