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Licenciatura en Derecho
Conforme a la definició n del Có digo Civil para el Estado de Guanajuato, contrato quiere decir:
contrato es el acuerdo entre dos o má s personas para crear, trasferir, modificar o extinguir
obligaciones.
Es uno de los requisitos bá sicos para la existencia del contrato. Es el motivo fundamental por
el que cada contratante se obliga frente al otro. Así, uno se obliga a pagar un precio porque el
otro se obliga a entregar una mercancía; un contratante se obliga a beneficiar a otro, sin
recibir nada a cambio, porque quiere recompensarle un servicio ya efectuado. Los motivos
referidos no tienen relevancia jurídica mientras son lícitos: la causa es el motivo
estereotipado en los grandes grupos de contratos. Cuando el motivo es ilícito o inmoral,
adquiere relieve propio: aparece el concepto de causa ilícita, eclipsando el concepto
estereotipado, y se perfila la nulidad del contrato.
La causa constituye un caso especial entre los elementos esenciales y de validez de los
contratos. La causa es un elemento importantísimo para la creació n de los ya mencionados.
Para el contrato, hay elementos indiscutibles para la creació n, estos son: el consentimiento y
el objeto para la existencia del mismo; la capacidad, la forma, la ausencia de vicios en el
consentimiento y la licitud en el objeto, motivo o fin, por lo que se refiere a la validez. Pero
surge un elemento llamado “causa”, que se reconoce en el derecho francés, de este elemento
se han elaborado distintas teorías: una llamada causalista y la otra anticausalista.
Causa impulsiva: consiste en el fin personal que cada parte se propone al contratar, y
que, por lo tanto, es variable en cada contrato y en cada persona.
Son las razones muy personales, que cada quien tiene al celebrar un contrato, que no
pueden ser idénticos ni siquiera en un contrato especial, porque en la compraventa una
parte comprará para satisfacer una necesidad, otra comprará por gusto, otra para
comerciar, etc.
Causa eficiente: es la fuente de obligaciones que nada tiene que ver con la causa final
ni con la impulsiva.
Definiciones de Domat
La causa de la obligació n de una de las partes se encuentra en la obligació n de la otra parte.
Que en todo contrato bilateral una parte se obliga ú nica y exclusivamente porque la otra e
obliga; que no podemos encontrarle otra causa jurídica a las obligaciones del vendedor para
transmitir el dominio y entregar la cosa, que en la obligació n del comprador de pagarle el
precio, por la independencia o solidaridad que existe en otras obligaciones correlativas.
Doctrina anticausalista
Dice Ernst que la causa se confunde con el consentimiento en los contratos a título gratuito,
porque el animus donandi no es otra cosa que la manifestació n de la voluntad en el que desea
hacer la liberalidad. El consentimiento en todo contrato a título gratuito necesariamente
implica el animus donandi, porque el donante al manifestar su voluntad, lo hace a sabiendas
de que no va a recibir contraprestació n alguna y declarando que en forma gratuita transmite
el dominio de la cosa.
Tesis de Planiol
La causa es falsa: Considera que si una obligació n es causa de la otra, existe una
relació n de causalidad; es decir, que una obligació n es causa y la otra es efecto. Por lo
tanto, en los contratos bilaterales la tesis causalista tiene que admitir que primero
nace una obligació n, que será causa de la obligació n de la otra parte, y que ésta será su
efecto.
La causa es inú til: En los contratos bilaterales, cuando falta la causa, Planiol sostiene
que falta el objeto.
Dice Capitant que por “causa” debe entenderse el fin inmediato que se proponen los
contratantes, y que ese fin no es otro que el cumplimiento del contrato.
También dice que una parte se obliga, no simplemente para que haya una declaració n virtual
de la otra parte para cumplir la obligació n; que fundamentalmente una parte se obliga en los
contratos bilaterales, para que la otra ejecute su prestació n, y no simplemente para que
declare que la va a ejecutar.
La causa en todos los contratos consiste en el fin inmediato que persiguen las partes al
obligarse, y este fin inmediato es el cumplimiento efectivo del contrato. Si el contrato no se
cumple, propiamente la causa que tuvo una de las partes al obligarse ha desaparecido.
Transformació n que sufre la doctrina clá sica de la causa a través de la jurisprudencia francesa
de mediados del siglo pasado.
Formales
Consensuales; y
Solemnes.
1. Los contratos formales sin aquellos en el que el consentimiento debe manifestarse por
escrito, como un requisito de validez , de tal manera que si el consentimiento no se
manifiesta en escritura pú blica o privada, estará afectá ndola nulidad relativa. El
contrato formal es susceptible de ratificació n expresa o tá cita; en la expresa se
observa la forma omitida; en la tá cita se cumple voluntariamente el contrato y queda
purgado el vicio.
2. El contrato consensual es aquel que para su validez no requiere que el consentimiento
se manifieste por escrito, puede ser verbal o tratarse de un consentimiento tá cito
mediante hechos que necesariamente lo supongan, o derivarse del lenguaje mímico,
que es otra forma de expresar el consentimiento sin recurrir a la palabra o a la
escritura.
3. Los contratos solemnes, son aquellos en que la forma se ha elevado, por la técnica
jurídica a un elemento esencial del contrato, de tal manera que si no se observa la
forma, el contrato no existe.
No hay un solo contrato de cará cter patrimonial en que nuestra legislació n civil elija la forma
como elemento esencial del contrato.
El consentimiento en los contrato debe manifestarse por cualquier medio que revele cuá l es la
voluntad de los contratantes. La exteriorizació n de la voluntad es indispensable para que se
forme el consentimiento en los contratos.
Es un elemento de validez en los contratos, que la voluntad se manifieste con las formalidades
que en cada caso exige la ley. Es decir, si la voluntad no se manifiesta con las formalidades
legales, el contrato esta afectado de nulidad relativa. Las formalidades que requiere la ley
suponen siempre el consentimiento expreso; en el tácito no hay formalidades; dentro del
consentimiento expreso, las formalidades suponen que la voluntad se manifiestan siempre en
un documento pú blico o privado por escrito.
En ocasiones, el có digo procesal exige que los contratos consten por escrito, para que puedan
ser debidamente probados, o bien para que se dé entrada a una demanda en que se invoque
un determinado contrato. Si éste no consta por escrito, el juez no debe dar entrada a esa
demanda.
Cuando el có digo civil mexicano exige que el contrato conste por escrito o en escritura pú blica
, siempre es posible purgar el vicio de nulidad, cuando no se observa esa forma, mediante la
ratificació n expresa, cumpliendo con las formalidades omitidas, o por ratificació n tá cita,
cumpliendo voluntariamente con la obligació n.
Purga del vicio de nulidad, cuando no se observa la formalidad prescrita por la ley
Como todo contrato formal, cuando no se otorga vá lidamente está afectado de nulidad
relativa, existe en nuestro derecho la posibilidad de purgar el vicio mediante el cumplimiento
voluntario, por la ratificació n tácita, ratificació n expresa o bien por el transcurso del tiempo,
merced a la prescripció n negativa.
Tanto la ratificació n tá cita como la expresa suponen que el interesado en la nulidad conoce el
vicio; que no obstante que lo conoce, renuncia a la acció n de nulidad y en forma consciente
cumple voluntariamente un contrato nulo, o bien otorga la formació n omitida.
Por lo tanto, si en el cumplimiento voluntario de una obligació n nula existe error, debido a que
se pensó que el contrato era vá lido, este cumplimiento voluntario no viene a purgar el vicio de
nulidad. La manera general de purgar el vicio por el cumplimiento voluntario es ejecutando el
pago o novando la obligació n.
En la novació n se substituye la obligació n antigua por una nueva; pero es preciso que aquel
que ejecuta el pago o celebre la novació n sepa que el contrato es nulo, y que renuncie a la
nulidad cumpliendo voluntariamente
Capítulo IV
De la Novació n
Artículo 1704. Hay novació n de contrato cuando las partes en él interesadas lo alteran
substancialmente substituyendo una obligació n nueva a la antigua.
Artículo 1705. La novació n está sujeta a las disposiciones relativas a los contratos, salvo las
modificaciones siguientes.
Artículo 1707. Aun cuando la obligació n anterior esté subordinada a una condició n
suspensiva, solamente quedará la novació n dependiente del cumplimiento de aquella, si así se
hubiere estipulado.
Artículo 1709. La novació n es nula si lo fuere también la obligació n primitiva, salvo que la
causa de nulidad solamente pueda ser invocada por el deudor, o que la ratificació n convalide
los actos nulos en su origen.
Artículo 1713. Cuando la novació n se efectú e entre el acreedor y algú n deudor solidario, los
privilegios e hipotecas del antiguo crédito só lo pueden quedar reservados con relació n a los
bienes del deudor que contrae la nueva obligació n.
Artículo 1714. Por la novació n hecha entre el acreedor y alguno de los deudores solidarios,
quedan exonerados todos los demá s codeudores, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
1487.
La prescripció n presupone que el interesado conoce el vicio y no intentó la nulidad; que dejó
transcurrir el tiempo necesario para que ese contrato quedará convalidado; que hay, por
consiguiente, una renuncia tá cita de la acció n y que existe el mismo fundamento que en la
ratificació n expresa o tá cita para convalidar retroactivamente el contrato.
Teoría Subjetiva.
Se enfoca en el elemento subjetivo, consiste en la explotació n de la necesidad, ligereza,
inexperiencia o penuria que uno de los contratantes hace al otro. De existir esta situació n se
considera que se actualiza la hipó tesis de la lesió n en los contratos.
Teoría Objetiva.
Esta teoría solo atiende al elemento Objetivo de la lesió n que es la desproporció n entre la
prestació n y lucro obtenido. Los seguidores objetivos de esta teoría consideran la ventaja
patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificació n para que exista la lesió n.
Teoría Mixta.
Comprende los elementos de la lesió n, el objetivo y subjetivo
Ratio jaris: La disposició n reside en la necesidad de proteger eficazmente a los débiles y los
abusos de los má s calificados.
La capacidad y la representación
La capacidad só lo es un elemento que se requiere para que el contrato sea vá lido. Por
consiguiente, la incapacidad es una causa de invalidez que origina la nulidad relativa del
contrato o del acto jurídico en general.
La capacidad no es un elemento esencial de los contratos, toda vez que los celebrados por
incapaces existen jurídicamente; son susceptibles de ratificació n para quedar convalidados
retroactivamente, o bien puede prescribir la ineficacia que los afecta.
La representació n
Esto significa que es la voluntad jurídica del representado, aunque no su voluntad psicoló gica,
la que concurre para la validez del acto jurídico.
Utilidad de la representació n
1. Como un institució n jurídica necesaria en la representació n legal y
2. Como una institució n jurídica prá ctica en la representació n voluntaria.
En la representació n legal es una institució n necesaria, porque no podrían los incapacitados
ejercer sus derechos sin ella y eso sería privació n de la capacidad de goce.
En la representació n voluntaria existe simplemente una utilidad prá ctica en el mandato, para
suplir cierta deficiencia de conocimiento.
En cuanto al dolo, es el que nulifica el contrato y el incidental que carece de efectos en cuanto
a la validez del mismo. Para el primero insistimos que el dolo no es por sí mismo un vicio de
voluntad, sino que só lo se considera como tal en tanto que induce a un error determinante de
la misma.
Se define al dolo como: toda maniobra, astucia, trampa o disimulació n de que una de las
partes se sirve para inducir a la otra a la celebració n de un acto jurídico con el objeto de
procurar, para sí o para un tercero, una ventaja injusta o de perjudicar simplemente a su
contratante sin obtener ventaja alguna.
Requisitos de validez
Un acto jurídico está sustentando por los elementos de existencia, sin embargo son los
elementos de validez los que le otorgan la legalidad.
Dentro de estas definiciones puede entenderse que aú n correctamente conformado, un acto
jurídico solo es vá lido si cumple con los requisitos de validez, de lo contrario se vuelve nulo.