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1. Siento que este premio me ha sido otorgado, no a mí como persona, sino a mi trabajo:
a una vida de trabajo en la agonía y el sudor del espíritu humano, no en procura de
gloria y menos aún de dinero, sino de crear, a partir de los materiales del espíritu
humano, algo que no existía antes. Por eso, no soy más que un guardián de este
premio. A su parte representada en dinero no será difícil encontrarle una destinación
acorde con el propósito y el significado que le dan origen. Pero querría hacer lo mismo
con el reconocimiento, usando este momento como un pináculo desde donde me
escuchen los hombres y las mujeres jóvenes que ya están dedicados a las mismas
angustias y tribulaciones que yo, entre quienes está aquel que algún día ocupará el
mismo lugar que ocupo ahora.
3. Mientras no aprenda estas cosas, escribirá como si estuviera viendo el final del hombre
e inmerso en él. Me rehúso a aceptar el fin del hombre. Es demasiado fácil decir que
el hombre es inmortal simplemente porque permanecerá; que cuando repique y se
desvanezca el último canipanazo del Apocalipsis con la última piedra insignificante
que cuelgue inmóvil en la agonía del fulgor del último anochecer, que incluso
entonces se oirá un sonido: el de su voz débil e inagotable, que seguirá hablando. Me
niego a aceptarlo. Creo que el hombre no solo perdurará, prevalecerá. Es inmortal,
no por ser el único entre todas las criaturas que posee una voz inagotable, sino porque
tiene un alma, un espíritu capaz de compasión y sacrificio y fortaleza. El deber del
poeta, del escritor, es escribir sobre estas cosas. Tiene el privilegio de ayudar al hombre
a resistir aligerándole el corazón, recordándole el coraje, el honor, la esperanza, el
orgullo, la compasión, la piedad y el sacrificio que han enaltecido su pasado. La voz
del poeta no debe ser solamente el recuerdo del hombre, también puede ser su
sostén, el pilar que lo ayude a resistir y a prevalecer.
A) El poeta debe escribir sobre las verdades universales para ayudar al hombre
a resistir y prevalecer.
B) El hombre es inmortal porque tiene alma, vale decir, bese un espíritu capaz
de compasión, sacrificio y fortaleza.
C) El poeta debe advertir sobre los vicios de la vida a los hombres para que
estos enmienden su actuar.
D) El poeta debe anunciar a los escritores más jóvenes los deberes propios de
su oficio para con el hombre y la sociedad.
E) El hombre hoy vive una tragedia, debido a su angustia por la aniquilación y
por el fin del mundo.
1. Granada ama lo diminuto. Yen general toda Andalucía. El lenguaje del pueblo
pone los verbos en diminutivo. Nada tan incitante para la confidencia y el
arnor. Pero los diminutivos de Sevilla y los diminutivos de Málaga son ciudades
en las encrucijadas del agua, ciudades con sed de aventura que se escapan
al mar. Granada, quieta y fina, ceñida por sus sierras y definitivamente
anclada, busca, a sí misma sus horizontes, se recrea en sus pequeñas joyas y
ofrece en su lenguaje diminutivo soso, su diminutivo sin ritmo y casi sin gracia,
si se compara con el baile fonético de Málaga y Sevilla, pero cordial,
doméstico, entrañable. Diminutivo asustado como un pájaro, que abre
secretas cámaras de sentimiento y revela el más definido matiz de la ciudad.
3. Granada no puede salir de su casa. No es como las otras ciudades que están
a la orilla del mar o de los grandes ríos, que viajan y vuelven enriquecidas con
lo que han visto. Granada, solitaria y pura, se achica, ciñe su alma
extraordinaria y no tiene más salida que su alto puesto natural de estrellas. Por
eso, porque no tiene sed de aventuras, se dobla sobre sí misma y usa del
diminutivo para recoger su imaginación, como recoge su cuerpo para evitar
el vuelo excesivo y armonizar sobriamente sus arquitecturas interiores con las
vivas arquitecturas de la ciudad. Por eso la estética genuinamente granadina
es la estética del diminutivo, la estética de las cosas diminutas.
26. Según el emisor, que la estética granadina sea "la estética de las cosas
diminutas" se debe a
28. ¿Qué quiere decir el emisor con "parece que Granada no se ha enterado de
que en ella se levantan el palacio de Carlos V y la dibujada catedral"?
23. Esta pregunta se refiere a la función que cumple el párrafo dos dentro del texto,
que es presentar los deberes del escritor en el mundo actual. Primero, se señala
la situación actual de la especie humana, su angustia por la posibilidad de su
aniquilación. A partir de esto se señalan sus deberes: respecto a los problemas
del corazón humano, que ha olvidado, señala que "debe aprenderlos de
nuevo. Debe enseñarse a sí mismo que lo más despreciable de todo es tener
miedo". De esta manera, la función del párrafo dos es presentar los deberes del
escritor en el mundo actual. La alternativa correcta es la D.
24. La idea central debe regir todo el texto, en otras palabras, las ideas secundarias
deben estar en función de ella. En este caso, el emisor expone, en primer lugar,
la situación contingente en la que vive la humanidad: el miedo constante a la
aniquilación. En segundo lugar, manifiesta el deber del poeta para con el ser
humano: "La voz del poeta no debe ser solamente el recuerdo del hombre,
también puede ser su sostén, el pilar que lo ayude a resistir y a prevalecer". Y la
forma de ayudarlo es a través de la escritura sobre las verdades universales: el
escritor "tiene el privilegio de ayudar al hombre a resistir aligerándole el corazón,
recordándole el coraje, el honor, la esperanza, el orgullo, la compasión, la
piedad y el sacrificio que han enaltecido su pasado". De esta forma se justifica
la idea central: el poeta debe escribir sobre las verdades universales para
ayudar al hombre a resistir y prevalecer. De otra manera, el poeta solo propicia
la idea del fin del hombre, con lo que alimenta el sentimiento de angustia que
aqueja al hombre de hoy. La alternativa correcta es la A.
25. En esta pregunta se consulta por el propósito del emisor, es decir, por los
objetivos que per-sigue y las motivaciones lo llevan a comunicar un mensaje. El
emisor del texto señala, en el primer párrafo, a los destinatarios de su mensaje:
"los hombres y las mujeres jóvenes que ya están dedicados a las mismas
angustias y tribulaciones que [él]", en otras palabras, su mensaje va dirigido a
los jóvenes escritores y las jóvenes escritoras. Posteriormente da a conocer su
mensaje, cuando señala que "el deber del poeta, del escritor, es escribir sobre
[los grandes temas de la humanidad]. La voz del poeta no debe ser solamente
el recuerdo del hombre, también puede ser su sostén, el pilar que lo ayude a
resistir y a prevalecer." Las otras ideas expresadas en el discurso, como pueden
ser la posibilidad del fin de la humanidad o la negativa del autor a aceptar esta
posibilidad, están subordinadas al mensaje que transmite a los escritores
jóvenes. La alternativa correcta es la B.
26. El texto señala que la imposibilidad de Granada de salir de su casa —no tiene
salida al mar, ni ríos navegables— influye directamente en su estética de lo
diminuto. El que Granada no tenga salidas acuáticas repercute en que "no
tiene sed de aventuras, se dobla sobre sí misma y usa del diminutivo para
recoger su imaginación, como recoge su cuerpo para evitar el vuelo excesivo
y armonizar sobriamente sus arquitecturas interiores con las vivas arquitecturas
de la ciudad". El texto señala explícitamente respecto a esto: "Por eso la
estética genuinamente granadina es la estética del diminutivo, la estética de
las cosas diminutas". Por tanto, esta es la alternativa correcta. La alternativa
correcta es la B.
27. En primer lugar, en el texto se señala el uso del diminutivo por parte de Granada
y las demás ciudades de Andalucía. En segundo lugar, se justifica su uso: "el
diminutivo no tiene más misión que la de limitar, ceñir, traer a la habitación y
poner en nuestra mano los objetos o ideas de gran perspectiva". Pero Granada,
a diferencia de las otras ciudades que utilizan el diminutivo en su lenguaje,
posee una característica particular: es una ciudad sin salida al mar. Mientras
las demás ciudades pueden escapar y enriquecerse de lo que han visto en sus
viajes, Granada se vuelca en sí misma, no puede salir de casa. Este es un rasgo
esencial que conforma la identidad de Granada. Dicha identidad se traduce
en su estética de las cosas diminutas, denominada "estética granadina". De
esta forma, es posible concluir que "la estética de un pueblo se crea a partir de
su identidad social y cultural". La alternativa correcta es la C.
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