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Alfareria Popular de Caulimalca en El Va
Alfareria Popular de Caulimalca en El Va
Resumen
El presente estudio de alfarería popular de Caulimalca se ha llevado a cabo en el año 1973. Se describen
todas las etapas de producción desde la preparación de arcilla hasta la cocción. Todos los recipientes se
producen de los moldes que son de arcilla y constan de dos partes simétricas. La cerámica de Caulimalca
no tiene pintura. La decoración es exclusivamente de relieve y está estampada del molde en la producción
del recipiente. Predomina la combinación de los motivos geométricos. La cerámica de Caulimalca parece
demostrar acusadas relaciones hereditarias con la cerámica prehispánica en su forma y decoración.
Casi todos los motivos decorativos tienen sus correspondientes en la decoración incaica. Las formas de
recipientes demuestran relaciones o con la cerámica de los Incas o también con la cerámica de Chimú.
Abstract
This study of popular pottery of Caulimalca was carried out in 1973. There are described all stages
of production from the preparation of clay till burning. All vessels were made from clay molds consisted
of two symmetrical parts. he ceramics of Caulimalca has no painting. Relief is the exclusive decoration
and it is stamped from mold in vessel production. he geometric pattern combination is predominating.
Caulimalca pottery seems to demonstrate clearly the originate relationships with pre-Hispanic ceramics
in its form and decoration. Almost all adornment patterns have corresponding Inca decorations. Alike,
forms of vessels show resemblance to the Incas ceramics and ceramics of Chimú.
Roma Krzanowska ■ Sociedad Polaca de Estudios Latinoamericanos, ul. Krakowskie Przedmieście 26/28,
00-927 Warszawa, Polska
Andrzej Krzanowski ■ Universidad Jaguellonica de Cracovia, Departamento de América Latina, Rynek
Główny 34, 31-010 Kraków, Polska; correo-e: andrzej.krzanowski@uj.edu.pl
276 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
Figura 1. Ubicación de Caulimalca y otros sitios mencionados de la sierra norte del Perú.
Dibujo de Andrzej Krzanowski.
precio relativamente elevado, les provocan considerables diicultades, sobre las cua-
les expresaron repetidamente su disgusto durante las entrevistas.
La arcilla adecuada para elaborar cerámica se encuentra en lugares estric-
tamente predeterminados en forma de vetas. Como pudimos comprobar es un tipo
de arcilla proveniente de la erosión de la roca magmática, intrusión de tipo andesita.
A pesar de que los aloramientos de andesita se encuentran de forma continua en el
área de Alto Chicama, solamente las proximidades de Coina proporcionan la arcilla
para la alfarería, hecho que puede ser provocado por la aleación de los erosionados
esquistos que están cortados por la intrusión.
De las mismas partes que la arcilla se obtiene la piedra (andesita erosiona-
da), la cual, al haber sido triturada, sirve como temperante de la arcilla.
278 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
Figura 3. Expandiendo la arcilla en una parte del molde. Alrededor de la alfarería se están secando
los recipientes en moldes. Fotografía de Andrzej Krzanowski.
Alfarería popular de Caulimalca en el valle Alto Chicama 279
Figura 4. Alisado de una mitad del recipiente en el molde. En el fondo los recipientes se encuentran
secándose. Fotografía de Andrzej Krzanowski.
externa de los recipientes se alisa, a veces hasta sacar el brillo, omitiendo los sitios
con decoración de relieve que quedan irregulares y porosos tal como salieron del
molde.
1. Formas y usos
Número Porcentaje en la
Tipo de
de Decoración Modos de uso producción total
cerámica
variedades del año 1973
de relieve, raramente
ollas 3 para cocinar 75
ausente
callanas 3 Ausente para tostar y asar 9
ausente, en ocasiones de
Escudillas 4 para comer y lavarse 7
relieve
para guardar los
cántaros 7 de relieve, a veces ausente 5
líquidos
de relieve, raras veces
vasos 4 para beber 2
plástica
para fermentación y
urpus 3 Ausente almacenamiento de 1.5
chicha
para guardar
Tinajones 1 Ausente 0
líquidos o granos
recipientes plástica, raras veces de
10 ? 0.5
igurativos relieve o incisa
plástica, de relieve, de
Otros 4 ? 0
impresión
1.1. Ollas
Figura 7. Tipos de cerámica producidos en Caulimalca: 1-3: ollas; 4: callanas; 5-8: escudillas; 9-15:
cántaros. Las supericies rayadas están cubiertas por decoración en relieve.
Dibujo de Roma Krzanowska.
Alfarería popular de Caulimalca en el valle Alto Chicama 285
1.2. Callanas
1.3. Escudillas
Como las callanas, también las escudillas son muy populares. Se utilizan
comúnmente en el hogar para lavarse, comer y preparar la comida.
Las escudillas son de forma hemisférica y tienen un diámetro de 10 a 34
centímetros (Fig. 7: 5, 7). Solo una alfarera las produce de fondo plano, de 20 cm
de diámetro. Entre los tipos de escudillas destaca la cazuela, de 20 a 34 centímetros
de diámetro (Fig. 7: 8), de fondo un poco aplastado y dos agarraderos en dos lados
contrarios del borde.
En general, las escudillas no se decoran. Solo una vez encontramos la deco-
ración de relieve sobre la supericie exterior del fondo de una de las escudillas más
pequeñas (Fig.7: 7).
Alfarería popular de Caulimalca en el valle Alto Chicama 287
Figura 10. Tipos de cerámica producidos en Caulimalca: 1-4: vasos; 5-7: urpus; 8: tinajón.
Dibujo de Roma Krzanowska.
288 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
1.4. Cántaros
1.5. Vasos
1.6. Urpus
Figura 11. Tipos de cerámica producidos en Caulimalca: 1-10: recipientes igurativos; 11-14: otros.
Dibujo de Roma Krzanowska.
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1.7. Tinajones
1.9. Otros
Las piezas agrupadas bajo este membrete no tienen nada que ver con los
tipos que hemos tratado arriba. Solo una de ellas constituye un recipiente (Fig. 11:
11, 13), es decir un cántaro de forma bastante simple. Lo que lo distingue de otros
cántaros ya descritos es una decoración modelada en el cuerpo en forma de un
animal de rasgos felinos. La cabeza, las patas y la cola del animal son bien visibles,
aunque carecen de detalles. Por el contrario, el tronco aplastado del animal está ape-
nas marcado por un engrosamiento alrededor del cuello. En ambos lados el cuerpo
posee también una original decoración de relieve, elaborada con la misma técnica
que en el caso de las ollas y cántaros. No obstante los relieves, insólitamente, aunque
guardan el mismo esquema, no son idénticos. Además, su diseño es distinto de los que
se encuentran en otros recipientes. El cántaro se denomina con el término huaco,
como el recipiente igurativo al que nos hemos referido antes.
Otros géneros de estos ceramios pertenecen a la colección del doctor Kau-
fmann y al momento de este registro ya no se fabricaban. No son recipientes ni
tampoco conocemos su función.
La igurilla (Fig. 11: 11, 13) es una representación simpliicada de la mujer
en un vestido largo y con manos apoyadas en las caderas. Tanto los pechos como
los ojos y los labios −probablemente impresos con un palillo o caña− son bien
distinguibles. En la colección del doctor Kaufmann hay tres piezas de este género,
de tamaños y proporciones diferentes. La más alta mide 17,5 cm., la de altitud
mediana 16 cm, y la más pequeña tiene 10,5 cm. El tronco de la igurilla está lle-
no, mientras que la cónica parte inferior (la falda) está vacía pero cerrada con un
fondo plano. Las proporciones diversas y algunos detalles de modo de elaboración
indican que para la confección de estas piezas no se utilizó moldes. Tanto la técni-
ca de modelar como el uso de impresiones son excepcionales, y hoy en día no son
utilizados en Alto Chicama. Podemos sospechar, y es lo más probable, que dichas
piezas eran juguetes.
El tercer género de esta cerámica inusual es representado por una pieza
que podría ser utilizada como incensario (Fig. 11: 13). Tiene forma de un cono
cortado, abierto arriba, con cuatro aberturas pequeñas que supuestamente ser-
vían para colgarlo.
El último tipo del grupo lo representa un ejemplar (Fig. 11: 14) cuya
función, teniendo en cuenta su forma extraña −un cono irregular, vacío, con
pequeña abertura de un lado− parece imposible de adivinar. Tal vez era una
alcancía o sonajero.
292 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
2. Decoración
motivo 11 11 14
motivo 12 11 3
motivos itomorfos 22 17
motivo 13 (zoomorfo) 1 menos que 1
Figura 12. Recipientes igurativos: toro (altura 14 cm), armadillo (altura 6,5 cm).
Fotografía de M. Doktor.
Figura 13. Huaco (altura 17 cm.) y igurilla (altura 17,5 cm.). Fotografía de M. Doktor.
Alfarería popular de Caulimalca en el valle Alto Chicama 295
también para los motivos zigzagueados del Grupo 5. Como pudimos comprobar,
algunos alfareros no dan importancia a la diferencia entre agudas rupturas de la
línea zigzagueada y suave recorrido de la ondulada y tratan los dos grupos como
idénticos, lo cual podría señalar que esta diferenciación es un hecho bastante tardío
en la evolución de los motivos.
Los motivos itomorfos se dividen en dos grupos (11 y 12). Un pequeño
árbol esquemático (11a) al que a veces se añade algo parecido a una maceta (11 b, c,
g) es un elemento fundamental del Grupo 11. A veces a los ramales del árbol tienen
puntos que pueden imitar lores o frutas. Entre los motivos de este grupo a pesar de ser
casi idénticos, los alfareros de Caulimalca hacen una clara distinción entre las alverjitas
(con puntos), y las palmitas (sin puntos). De este grupo con toda nitidez diieren otros
motivos itomorfos (Grupo 12), llamados lores. Como su aparición en la decoración ha
sido reciente, todavía están ganando la popularidad y se conocen también los autores
que siguen creando sus nuevas variedades. En cuanto a este grupo, lo que destaca es la
representación más realista de plantas (por ejemplo 12 d, e, g).
El único ejemplar de los motivos zoomorfos lo constituye el dibujo esque-
mático de un pájaro (motivo 13). Lo encontramos en un solo molde, perteneciente
a una alfarera, su autora.
Aparte de los motivos arriba mencionados y presentados en la Fig. 14, en
algunos casos descubrimos la presencia de singulares letras del alfabeto, como A,
d, M y N en el diseño. Las letras no tienen ningún signiicado especial, tampoco
son marcas de alfareros13, ni sus iniciales, sino, simplemente, forman otros motivos
ornamentales.
Cada uno de los referidos motivos ornamentales sirve para crear diseños
combinados (registramos 97 en total), cuyos ejemplos presenta la Fig. 15. No se
notó ninguna tendencia consciente en la elección de los motivos al componer los
diseños. Sin embargo, a los autores no les fue posible visitar a todos los alfareros,
con lo cual este número tiene valor aproximado y abarca probablemente la mayoría,
pero no todos los diseños empleados actualmente. Por otro lado, según observamos,
algunos alfareros emplean apenas unos cuantos diseños, mientras que otros mucho
más; algunos los crean a base de dos o tres motivos principales, otros componen
diseños complicados, compuestos de varios elementos. Por consiguiente, podemos
decir, aunque no sin cierto grado de reserva, que los alfareros poseen sus propios
«estilos». También ellos mismos son capaces de indicar el taller del que salió una
pieza decorada de un modo determinado. Cabe mencionar que entre alfareros de
Alto Chicama hay auténticos creadores de nuevos motivos (Fig. 14: 12, 13) y dise-
ños (Fig. 15: 9, 13). Aunque su inspiración tiene origen en los productos fabricados
fuera −como decoraciones de recipientes metálicos o telas impresas− son ellos
quienes introducen e imponen el estilo. No obstante, estos alfareros constituyen
un grupo relativamente pequeño. Un gran número que aplica los motivos y di-
seños tradicionales de modo algo maquinal no sabe explicar el motivo por el cual
298 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
actúa así, o bien sus respuestas son confusas. Por ejemplo, un recipiente llamado
olla de piedra, aunque no destaca ni por su forma ni por la técnica de producción, es
considerado mejor. En su decoración permanece sin embargo un diseño (Fig. 15: 1)
que antes probablemente sería propio de algún tipo especial.
La fuerza de la tradición se releja en el hecho que a la hora de fabricar un
nuevo molde se alisa la supericie interna borrando el diseño impreso y creando así el
espacio para grabar uno totalmente nuevo. Sin embargo, como acabamos de decir, solo
algunos alfareros aprovechan la posibilidad de desplegar la imaginación y dar muestra
de sus habilidades. La mayoría está copiando los diseños antiguos e incluso cuando
componen algunos nuevos, siempre recurren a los mismos motivos tradicionales. El
apego a la tradición parece por tanto aún más fuerte.
Por todo ello, se puede considerar que el origen de estos motivos es remoto.
Si nos ijamos en la cerámica peruana antigua es en la decoración incaica donde
vamos a encontrar los paralelos más exactos. Diez de los once grupos de motivos
«tradicionales» (1-11) que se han especiicado en este artículo son idénticos a los
incaicos. Sin embargo los diseños geométricos de la cerámica inca presentan mucho
más variedades (Fernández Baca 1971). En cuanto a la identidad nos referimos a los
grupos de motivos, pues no todos sus elementos encuentran sus equivalentes más
antiguos. Así, por ejemplo, cada motivo del Grupo 3 aparece en la cerámica incaica,
mientras que del Grupo 5 solo cuatro (Fig. 14: 4a, b, d, i) de los once. Es necesario
indicar que la clasiicación de los grupos de motivos y más aún de los tipos propor-
ciona muchas diicultades. Las publicaciones que clasiican motivos decorativos de
la cerámica incaica a las que tuvimos acceso (Kaufmann Doig 1973) no solo son
deicientes, sino también contienen muchas discrepancias; también la clasiicación
utilizada por los autores en lo concerniente a la decoración de Caulimalca puede
ser discutida14. Por ello, cualquier intento de comparación de estos dos, sobre todo
en cuanto a los tipos de motivos, resulta complicado y su efecto quizás no releja la
realidad. Por otro lado, la falta de equivalentes exactos en la decoración incaica como
en el caso de los populares motivos del Grupo 5, por ejemplo, consiste quizás en su
posible desarrollo independiente, relativamente simple, basado en la adición de pun-
tos. Es posible también que la distinción de las variedades 2c-e sea artiicial y que su
diferencia sea solo aparente, siendo realmente el mismo motivo hecho de manera
más o menos cuidadosa15. Se indica lo anterior, ya que normalmente en las piezas
incaicas decoradas con mucho esmero encontramos únicamente el Tipo 2c.
Es interesante que en la ornamentación incaica falten los equivalentes
del Grupo 8 que, como suponemos, surgieron más tarde o bien provienen de otra
tradición.
El motivo que aparece sobre el recipiente similar a cántaro, llamado huaco,
requiere un tratamiento especial (Fig. 11: 11; 13). Por su disimilitud y la diicultad
que provoca el intento de separarlos, los elementos de este motivo no se han inclui-
do en la Fig. 14. Todo parece indicar que su conjunto no tiene conexión estilística
Alfarería popular de Caulimalca en el valle Alto Chicama 299
3. Producción y comercialización
Casi todas las familias de los 50 hogares de la aldea, sin diferencia en cuan-
to a sexo o edad, se ocupan de la fabricación de los recipientes de arcilla. No es
un trabajo muy difícil, según señalaron nuestros interlocutores, por ello es normal
encontrar a un niño de 10 años elaborando una pieza pequeña. Sin embargo, los
recipientes más grandes requieren una fuerza física y un esfuerzo mayor. Lo mismo
se reiere a los trabajos como el transporte de arcilla y piedra triturada, el desmenuza-
miento, y la elaboración de la pasta. Tal vez la causa sea que los alfareros consideren su
ocupación como pesada. No se puede fabricar la cerámica durante todo el año, es decir,
la cocción satisfactoria solo es posible en los meses de verano (de junio a diciembre),
cuando no hay lluvia.
Es obvio que no todos los talleres de Caulimalca son iguales. Solo algunos
de los alfareros tienen un sitio especial, destinado exclusivamente para su trabajo.
300 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
Notas
1
Originalmente publicado en polaco (Krzanowska y Krzanowski 1976) Un pequeño resumen en
español de este artículo apareció en el libro La cerámica tradicional del Perú (Ravines y Villiger
1989). En la presente traducción se han corregido algunos errores y se han introducido ligeras
modiicaciones en comparación con el texto original. Los autores agradecen a la doctora Marta
Wójtowicz por la ayuda prestada en la traducción y a Gabriel Ramón Jofre por consultar y reinar
la versión inal en español.
2
El doctor Oswald Kaufmann fue fundador del hospital y director de la Fundación Médico-Social.
Mediante actividad caritativa la fundación mantiene el centro rural de salud en La Huaca, en la
vecindad de Caulimalca.
3
El caso excepcional constituye una alfarera de La Fundición, el anexo de Coina.
4
Un dólar estadounidense equivalía a 43,38 soles, en el año 1973.
5
Una medida de áridos, popular en la Sierra Norte. Saco antiguamente era un saco tejido de lana,
hoy en día preferentemente hecho de ibras de nylon, de dimensiones de 80 por 40 cm.
6
En caso de los recipientes grandes se marcan ambos moldes con una raya para que coincidan las
dos partes.
7
Si el recipiente tiene un borde tan pequeño que resulta imposible introducir por este la mano, se le
alisa con una manzana pequeña clavada en un palito.
8
Estos datos son aproximados y se basan en la cantidad de recipientes que se producían durante
nuestras investigaciones de campo y también en repetidas observaciones que llevamos a cabo en
los mercados en Coina y Usquil.
9
Una medida del volumen para líquidos, sobre todo del agua o del petróleo, que equivale a unos 20
litros, popular en la sierra peruana. Para medir se utilizan normalmente latas de aceite del mismo
tamaño, y de aquí viene el nombre.
10
Dado que el recipiente pertenece a la colección del doctor Kaufmann y al momento del registro
y trabajo de campo ya no se producía, no nos fue posible obtener información directamente del
productor.
11
Con este nombre quechua hoy en día se denominan en el Perú ceramios precolombinos, sobre
todo los de función ritual.
12
Qenqu (quechua), línea zigzagueada.
13
Registramos solo un caso de utilización de la marca alfarera. Se marcaba una palmita pequeña en
el cuerpo aún fresco de algunos recipientes, producidos por una familia.
14
En cuanto a un análisis comparativo más amplio no se puede tomar en cuenta el conjunto de 27
motivos incaicos presentado por Kaufmann (1973), pues aparte del hecho de que se tomaron de un
solo tipo de recipientes (aríbalos), sin orden ni intento de clasiicación alguna, constituyen además
apenas una pequeña parte de los existentes. La división de Bonavia y Ravines (1971), basada en los
principios parecidos a los empleados por nosotros en caso de la cerámica de Caulimalca, abarca
19 motivos. Sin embargo, cotejada con una posterior publicación sobre motivos decorativos de
la cerámica incaica (Fernández Baca 1971.) resulta incompleta. El catálogo que Fernández Baca
inserta en su obra contiene probablemente todos los motivos geométricos hasta ahora conocidos:
735 variedades. Ahora bien, este trabajo enorme se caracteriza por deiciencias y ambigüedades en
cuanto a la clasiicación y la explicación del origen de los motivos particulares.
15
Lo cual conirma el hecho de que los alfareros no distinguen entre los respectivos tipos. Todos se
denominan con el mismo nombre, ollas de piedra.
16
Una excepción la constituye el libro de Spahni (1966) en el que describe 4 centros alfareros en el
Perú, de una manera que hasta la fecha se puede considerar más minuciosa.
17
La rapidez de este proceso se pone de relieve, entre otras fuentes, en la obra de R. Ebersole (1968).
18
Los precios de los recipientes de barro dependen casi solamente de su tamaño y oscilan entre 2 y 30
soles, mientras que los precios de los recipientes metálicos entre 100 y 200 soles (en 1973).
304 Roma Krzanowska y Andrzej Krzanowski
Referencias citadas
Valcárcel, Luis E.
1946 Indian markets and fairs in Peru. En Handbook of South American
Indians, volumen II, pp. 477-482. Bureau of American Ethnology,
Bulletin 143. Smithsonian Institution, Washington, D. C.