Las concepciones de metáfora han sido numerosas y variadas a través de los siglos, oscilando de lo
general a lo específico. El origen de la palabra puede encontrarse en el Latín metaphora y el Griego
metapherin, las cuales significan “transferir” (Peeks, 1989). Aunque las metáforas tienen posibilidades casi ilimitadas, algunos autores modernos han elegido interpretar el término de una forma más restrictiva. Por ejemplo, Kopp (1971) definió una metáfora como “una forma de hablar en la cual una cosa es expresada en términos de otra, lo cual aporta nuevos puntos de vista sobre el carácter de lo que está siendo descrito” (p. 269). El uso de la palabra hablar de Kopp, sin embargo, parece limitar la definición de metáfora a expresión verbal. Usando la definición de Kopp, el uso de la metáfora terapéutica estaría reservada para individuos que hayan desarrollado las habilidades lingüísticas requeridas para este modo de comunicación. Los niños que no tienen estas habilidades serían considerados incapaces de usar metáforas para expresarse.